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Oszlak - Apuntes 3-7

Ciencias Politicas (Universidad Nacional del Litoral)

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Formación histórica del Estado en


América Latina: elementos teórico-
metodológicos para su estudio
{Oscar Oszlak}

Estado, nación, estado nacional: algunas precisiones

El estudio de los orígenes y naturaleza del Estado se constituye en el debate por parte de la etnología y la
antropología cultural de si es el Estado constituye o no un principio universal de organización social, si es
posible la existencia de sociedades sin Estado o si su origen se halla o no asociado al surgimiento de
naciones, clases sociales, mercados, etc.
Oszlak afirma que a partir de la existencia de un Estado, se asiste a un proceso de creación social en el que
se originan entidades y sujetos sociales que van adquiriendo rasgos diferenciales. En un sentido ideal-
abstracto, concibe al Estado como una relación social como la instancia política que articula un sistema de
dominación social. Su manifestación material es un conjunto interdependiente de instituciones que conforman
el aparato en el que se condensa el poder y los recursos de dominación política.
Nación implica la existencia de un “mercado”; éste, de relaciones de producción, que remiten a la constitución
de clases sociales generadoras, a su vez, de un sistema de dominación. Este último evoca la noción de
“Estado”, vinculada – en tanto ámbito territorial y referente ideológico – a la idea de “nación”. La existencia de
una nación es el resultado de un proceso. También tiene un doble carácter. El primero se vincula con el
desarrollo de intereses resultantes de la diferenciación e integración de la actividad económica dentro de un
espacio territorialmente delimitado. La segunda implica la difusión de símbolos, valores y sentimientos de
pertenencia a una comunidad diferenciada por tradiciones, etnias, lenguaje, que configuran una identidad
colectiva, una personalidad común que encuentra expresión en el desarrollo histórico.
La construcción de las naciones europeas se produjo después de la formación de los Estados fuertes. La
existencia del Estado presupone entonces la presencia de condiciones materiales que posibiliten la expansión
e integración del espacio económico (mercado) y la movilización de agentes sociales en el sentido de instituir
relaciones de producción e intercambio mediante el control y empleo de recursos de dominación. La economía
en formación va definiendo un ámbito territorial y homogeneizando intereses de clase que le otorgan al Estado
un carácter nacional.

Determinantes sociales de la formación de Estado

Nettl habla de “estatidad” para referirse al grado en que un sistema de dominación social ha adquirido el
conjunto de propiedades – expresado en esa capacidad de articulación y reproducción de relaciones sociales
– que definen la existencia de un Estado.
Este conjunto de propiedades incluye tanto capacidades materiales para controlar, extraer y asignar recursos
sociales respecto de una población y territorio dado, como capacidades simbólicas para evocar, crear e

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imponer identidades y lealtades colectivas entre ciudadanos o sujetos habitantes de una nación determinada.
El desigual desarrollo de estas diferentes capacidades permitirá distinguir y caracterizar a los Estados según
el grado y tipo de “estatidad” adquirido.
Para comprender el proceso de formación estatal en América Latina, se distinguen diferentes atributos del
Estado:
I) Externalizar el poder: se vincula con el reconocimiento de una unidad soberana dentro de un sistema de
relaciones interestatales, cuya integridad es garantizada por otras unidades similares ya existentes.
II) Institucionalizar su poder: imposición de una estructura de relaciones de poder capaz de ejercer un
monopolio sobre los medios organizados de coerción.
III) Diferenciar su control: emergencia de un conjunto diferenciado de instituciones públicas relativamente
autónomas respecto de la sociedad civil, con capacidad para extraer recursos de su contexto.
IV) Internalizar una identidad colectiva: capacidad de emitir desde el Estado los símbolos que refuercen los
sentimientos de pertenencia y solidaridad social, y que aseguren el control ideológico de la dominación.
Es evidente que la mayoría de los países latinoamericanos adquirió como primer atributo de su condición de
Estados nacionales, el reconocimiento externo de su soberanía, producto de las luchas de emancipación
nacional.
La formación del Estado es un gradual proceso de adquisición de los atributos de la dominación política, los
que suponen la capacidad de articulación y reproducción de cierto patrón de las relaciones sociales.
Schmitter propone tres modelos vinculados a diferentes fases del desarrollo histórico, mediante los cuales
podría conceptualizarse la relación entre las dimensiones económicas y políticas del proceso de formación
estatal.
I) Mercantilismo: el legado cultural que España y Portugal transmitieron a sus antiguas colonias, originan
prácticas e ideales contrarios a la modernización económica. La transición del Estado colonial al Estado del
periodo independentista. No consigue eliminar las tradiciones localistas ni la influencia de instituciones típicas
de la colonia, como la Iglesia, las corporaciones de artesanos, las pautas educacionales.
II) Liberalismo: inserción de las economías latinoamericanas en el mercado capitalista mundial. Apertura a
nuevas posibilidades de expansión económica, homogeneidad de una clase dominante consciente de la
oportunidad histórica brindada por una incorporación plena al mercado internacional.
III) Intervencionismo: se tienen más en cuenta los procesos internos a un aparato institucional más
burocratizado, a una sociedad más compleja y a un Estado mucho más interpenetrado con la misma. Este
modelo ubica el proceso de formación estatal en el momento de su definitiva consolidación (1890). Se observa
que los procesos “internos” al Estado tendieron a reforzar su autonomía y su peso institucional.
El legado colonial, la relación dependiente establecida en la etapa de “expansión hacia afuera” y la dinámica
interna propia del Estado nacional explican las características que fue asumiendo el Estado en los países de
la región.

El aparato institucional del Estado

Son los actores concretos – organizaciones burocráticas – que son su objetivación institucional. Aluden a un
conjunto heterogéneo e interdependiente de organizaciones públicas. Las instituciones que componen el
aparato estatal presentan notorias diferencias en términos de autonomía, funciones, tamaño, clientela,
jurisdicción y recursos. El aparato del Estado se manifiesta entonces como un actor social diferenciado y

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complejo, es la legitima invocación de la autoridad del Estado que, en su formalización institucional, pretende
encarnar el interés general de la sociedad.
El origen, expansión, diferenciación y especialización de las instituciones estatales, reflejan intentos de
resolución de la creciente cantidad de cuestiones que va planteando el desarrollo contradictoria de la
sociedad. El crecimiento y diferenciación de instituciones estatales son el ceteris paribus colectivo de
cuestiones y crisis.
Las instituciones estatales tienden a apropiarse de ámbitos. La ampliación del aparato estatal implica la
apropiación y conversión de intereses “civiles”, “comunes”, en objeto de su objetividad.
La expansión del aparato estatal deriva del creciente involucramiento de sus instituciones en áreas
problemáticas de la sociedad, frente a las que adoptan posiciones respaldadas por recursos de dominación,
que expresan variables grados de coerción. Al Estado se le reconoce la potestad para I) invocar un interés
superior de subordinación, y II) extraer los recursos que posibilitarán sus intentos de “resolución” de las
cuestiones planteadas.
Siempre se encuentran respaldados por alguna forma de legitimidad, derivada del papel que el Estado cumple
como articulador de relaciones sociales, como garante de un orden social.

Cuestiones sociales y atributos de la “estatidad”

El proceso de formación estatal es un proceso de adquisición de atributos. Hay una relación de determinación
recíproca entre adquirir ciertos atributos de “estatidad” y resolver ciertas cuestiones sociales.
Las asignaciones de recursos destinados a fortalecer el aparato represivo de los nuevos Estados nacionales
en América Latina, tendieron a disminuir su viabilidad institucional, pero en la medida en que ese
fortalecimiento se tradujo en la creciente legitimación de un poder central, con efectivo dominio territorial y
capacidad para crear un orden estable, aumentaron en el largo plazo las posibilidades de asignar recursos a
apoyar el proceso de acumulación capitalista.
El estudio de las cuestiones que el Estado debe afrontar, tiene varias ventajas. I) permite apreciar los
impactos y repercusiones que ciertas decisiones o políticas relativas a una cuestión tienen respecto de las
otras, II) pensar la acción estatal como parte de un proceso social alrededor del surgimiento, desarrollo y
resoluciones de las cuestiones sociales, III) permite incorporar los cambios producidos en determinados
parámetros (cambios de la demanda externa, disponibilidad y afluencia de capitales del exterior, innovaciones
tecnológicas), IV) alerta sobre el carácter contradictoria del proceso de formación del Estado. Esto se vincula
con la posibilidad de detectar momentos de condensación de las diferentes cuestiones en que su peso relativo
frente a las otras y sus efectos sobre las mismas, varían, V) relaciones sociales en lo que la acción del Estado
se oriente como las políticas estatales, respuestas de diferentes actores sociales, creaciones y
reagrupamientos institucionales, cambios en la extracción de recursos, etc.

Emancipación, organización y Estados Nacionales en América


Latina

El proceso de emancipación constituye un punto común de arranque en la experiencia nacional de América


Latina, pero el acto de ruptura con el poder imperial no significó la automática suplantación del Estado colonial
por un Estado nacional.

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Los aparatos estatales del período independentista estaban constituido por un reducido conjunto de
instituciones locales. A éstos se le fueron superponiendo órganos políticos (Juntas, Triunviratos) y establecer
un poder alrededor del cual poder construir un Estado nacional. La existencia de éste Estado se fundaba en el
reconocimiento externo de su soberanía política.
El fracaso se debió a la escasa integración territorial, derivada de la precariedad de los mercados y agravada
por la interrupción de los vínculos con la vieja metrópoli.
El grupo urbano tendería a consolidarse al mismo tiempo que se integraba con algún subgrupo rural,
creándose las condiciones para la estructuración de un efectivo sistema de poder.
La posibilidad de creación de una economía más integrada sumada a la preservación de ciertas instituciones
coloniales como instrumentos de control político, uniría a la sociedad y al sistema de dominación en un Estado
Nacional.

Cuestiones centrales en la etapa formativa del Estado

En Europa se vivía la era de las nacionalidades. Se producían la extensión de la revolución industrial, la


revolución en los transportes y la demanda de bienes primarios.
Se han estudiado las consecuencias de estos procesos europeos en el desarrollo de la economía y sociedad
en Latinoamérica. Se produjo una expansión del comercio mundial y una disponibilidad de flujo de capitales
que abrieron en América Latina nuevas oportunidades de inversión y diversificación de la actividad productiva.
Se debía instituir un orden estable y la promoción de un conjunto de actividades destinadas a favorecer el
proceso de acumulación. Orden y Progreso: relaciones de producción capitalista en América Latina. El Estado
Nacional aparecía como la única instancia capaz de movilizar los recursos y crear las condiciones que
permitieran superar el desorden y el atraso.
¿Qué significaba la institucionalización del “orden”? Imponer el orden implicaba regularizar el funcionamiento
de la sociedad reprimir los focos de contestación armada. El Estado Nacional debía afrontar una serie de
“desorden” como por ejemplo, enfrentamientos armados, levantamientos de caudillos locales, rebeliones
campesinas. El orden aparecía entonces como una modificación del marco habitual de relaciones sociales.
Los esfuerzos del Estado estuvieron dirigidos a eliminar todo rastro de disconformidad, extendiendo su
autoridad a la totalidad de los territorios. Los nuevos Estados exteriorizaron su presencia como aparatos de
represión y control social.
La cuestión del “progreso”, surgió como la contracara del “orden”. Un Estado capaz de imponer el orden y
promover el progreso era un Estado que había adquirido como atributos la capacidad de institucionalizar su
autoridad, diferenciar su control e internalizar una identidad colectiva.
Los bienes primarios exportables que constituyeron la base de inserción en el mercado internacional. Se
llevaron a cabo obras de infraestructura física (caminos, puentes, ferrocarriles), especialmente en aquellos
países cuya producción (agropecuaria o minera), para ser competitiva, requería un fuerte abaratamiento de
los costos de transporte.
Los Estados latinoamericanos fueron desarrollando sus aparatos de represión, de regulación y de
acumulación de capital social básico.

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