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Así Se Pintó la Revolución

Por: Carlos Cabanillas | A 50 años del golpe de Velasco, el artista Jesús


Ruiz Durand esboza un balance de lo que dejó.

http://caretas.pe/culturales/84288-asi_se_pinto_la_revolucion
Edición 2558: jueves, 27 de septiembre de 2018
‘Pop achorado’ es el término acuñado para describir los afiches de la
Reforma Agraria de Jesús Ruiz Durand (Huancavelica, 1940). Sus
influencias fueron el op art, el pop art de Lichtenstein, el arte cinético, la
propaganda soviética (Ródchenko, Mayakovski), y sobre todo los afiches
cubanos del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria
Cinematográficos). Ahora se dedica al arte multimedia, el arte digital y la
programación. Antes de fin de año sus afiches serán publicados en formato
de libro con textos de Enrique Mayer, Antonio Zapata, Gustavo Buntinx,
Mirko Lauer y Carlín.
Los rostros de Vallejo, Arguedas y el Che Guevara se combinan con
ilustraciones de Superman y la Mujer Maravilla. Son solo pinceladas del
‘artista de la revolución’, del creador del ‘pop achorado’, del Warhol andino
(o Andy-No) que le insufló crítica política al pop art y lúdico color a la gris
dictadura militar. Ruiz Durand venía del mundo de las matemáticas y las
imprentas. “Yo era el único diseñador que se metía en los procesos de
fotomecánica”. Como en esos tiempos no existían las computadoras, la
fotomecánica se encargaba de manipular los fotolitos para cada uno de los
colores de la cuatricomía (cian, magenta, amarillo y negro). “Había que
ampliarlos, solarizarlos, cortarlos, pegarlos, hacerle el invertido, etcétera”,
explica Ruiz Durand. “Se ampliaban las retículas para obtener los granos
grandes”, explica. La cara de Túpac Amaru II, por ejemplo, fue el resultado
de unas 50 imágenes alternadas. Ruiz Durand convertía la ampliadora en
una cámara fotográfica, utilizando unas mesas de luz y algunas lámparas.
El trabajo de ensamblado suponía armar ‘sánguches’ de tramas y
retículas, haciéndoles el positivo/negativo.
Su trabajo en la Dirección de Promoción y Difusión de la Reforma
Agraria (DPDRA) empezó en 1969. De cada afiche se imprimían 50 mil o
100 mil ejemplares. Le decían dentro de tres días hay que pegar un afiche
en el Cusco sobre tal tema y él se encargaba de diseñarlo a tiempo para
el mitin. “El director era Efraín Ruiz Caro, nuestro amigo”. En el equipo
estaban José Bracamonte, Emilio Hernández Saavedra, Carlos Gonzales
y Ciro Palacios. Los textos iban por cuenta de Mirko Lauer, José B. Adolph
y el propio Ruiz Caro. “Cuando se convirtió en Sinamos rompí con Carlos
Delgado y me fui a la Reforma Educativa Peruana con Augusto Salazar
Bondy”, precisa. Ruiz Durand recuerda haber sido criticado por publicar un
texto en la revista Sociedad y Política de Aníbal Quijano, enemigo de
Delgado y crítico de la revolución.

Así fue como llegó al Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo


(INIDE). ¿Por qué fracasó la revolución? Jesús Ruiz Durand se pregunta
y se responde. “A nuestra oficinita venían un montón de campesinos
beneficiados por la Reforma Agraria”, recuerda. “Preguntaban dónde están
las escuelas, por qué no armamos un partido, queremos aprender a
manejar la hacienda. Y ellos les decían cálmense, ya los vamos a llamar”.
Y así, cuenta, se desinfló todo, se desactivó el contacto con las fuerzas
vivas. Y finalmente aparecieron las cooperativas, “que son la organización
perfecta de la corrupción”, agrega. Allí “se democratizó el robo y
desapareció hasta el último tornillo”. Y así se desmontó la revolución, al
punto que hoy hay una nueva concentración de tierras aún mayor. “Es el
nuevo colonialismo”, dice. Y se ríe y sigue pintando.

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