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La anorexia

Actualmente en nuestra sociedad, los estereotipos han generado diferentes

problemas alimenticios que afectan a personas de toda índole social. El deseo de querer

obtener la forma en cómo se nos plantea la belleza, y ser aceptados nos llevan a tomar

decisiones como querer bajar de peso a través de condiciones extremas como es no ingerir

alimentos o suprimir “los que engordan”, generando graves problemas de salud que incluso

podrían llevarnos a la muerte. Entre estos trastornos alimentarios tenemos a la anorexia, que,

si bien muchos hemos escuchado acerca del tema, pocos sabemos en realidad su contenido

principal y las complicaciones que trae consigo.

La anorexia según el DSM-IV (1995) radica en la necesidad de conservar un peso

con contextura delgada y en la preocupación exagerada de no querer aumentar de talla,

generando incluso una percepción de la forma o tamaño del cuerpo diferente a la que se

posee. Las mujeres que padecen de este trastorno sufren de amenorrea así hayan pasado su

primer periodo menstrual. Dentro del mismo, la falta de apetito es rara, por lo que su

etimología se considera equívoca. Sin embargo, Hernández (2005) manifiesta: “La anorexia

es un síntoma definido por la falta anormal de las ganas de comer o, en otras palabras, la

inapetencia”. Justificando que existe una controversia en si la ausencia de apetito está o no

presente dentro de este trastorno, pues debemos tomar en cuenta que cada persona posee

una particularidad, es por esto, que se considera que en algunos casos quien la presenta si

siente deseos de comer, no obstante, por temor no lo hace.

Se debe tomar en cuenta que la mayoría de individuos que presentan anorexia son

de género femenino. Bravo, Pérez y Plana (2000) declaran: “Menos del 10 % de las personas

anoréxicas son del sexo masculino” (p.301). Declarando que es más frecuente dentro de este

grupo porque intrínsecamente la publicidad ubica a las mujeres como objeto, pero no como
sujeto con derechos y un poco más susceptibles por ser seres emocionalmente frágiles.

Aranda (2003) dice: “Varios estudios han dejado patente la idea de que la consumidora

puede sentir un grado de insatisfacción cuando observa modelos estilizadas”. Día a día nos

venden imágenes publicitarias en las que se presentan características corporales que se

plantean como significado de belleza, lo que genera que poco a poco mujeres que presentan

problemas psicoemocionales vayan deteriorando su autoestima.

En el Ecuador la anorexia no se considera un tema relevante, pues no se han realizado

muchas investigaciones a lo largo del tiempo, no obstante, en las pocas indagaciones

elaboradas se ha podido determinar que las adolescentes con un nivel económico medio alto,

son menos propensas que las que pertenecen a uno más bajo o inferior (Moscoso, 2011).

Por lo tanto, las mujeres que tienen más recursos aseguran sentirse a gusto con su cuerpo,

mientras que las que poseen un poco menos no lo hacen, debido a que este grupo social más

elevado presenta una autoestima alta en comparación con el otro, que en su mayoría sufre

de humillaciones y por ende está más susceptibles.

A nivel mundial los medios de comunicación tienen un gran peso, ya que manipulan

significativamente la psiquis del ser humano llevándolo incluso a pensar que la clave del

éxito se basa en una apariencia delgada (Flores y Rosas, 2012). Esto principalmente se da

en las féminas. Debemos recalcar que un gran porcentaje de las personas anoréxicas no

saben las consecuencias que sufren. Vargas (2013) asegura: “Habitualmente no tienen

conciencia de esa enfermedad ni del riesgo que corren con su conducta. Todo su interés está

centrado en perder peso”. Una enfermedad como esta podría causar u ocasionar graves

problemas en su salud, entre estas podemos encontrar: desnutrición, depresión, atrofias

musculares, anemia, insuficiencia cardiaca, osteopenia y baja presión arterial.


La familia es un factor fundamental, ya que los principales riesgos de padecer esta

enfermedad comienzan dentro del hogar, los hijos que no tienen la atención de sus padres y

pasan por problemas familiares como un divorcio o violencia intrafamiliar, son aquellos que

están más propensos debido a factores emocionales, pues posiblemente pudieron a ver

observado maltratos físicos, psicológicos y verbales dentro de su casa; lo que pudo ir

generando baja autoestima durante su desarrollo y haber impulsado a sentir un descontento

con su físico, contribuyendo así a desenvolver un trastorno tan complejo como la anorexia

(Parinango,2005). El ejemplo que proporcionan los padres hacia sus hijos junto con la

educación y el cuidado que les brinden puede ser de suma importancia a la hora de evitar

este tipo de enfermedad, debido a que son seres más seguros que muy rara vez sienten

complejos respecto a su apariencia física, evitando que caigan ante los comentarios de la

gente.

En conclusión, la anorexia es un trastorno alimenticio que puede causar la muerte y

afectar toda una vida, es por eso que se debe tener muy en cuenta; pues no es algo tan simple

como decirlo, tenemos que saber que comer es un verdadero placer siempre y cuando lo

hagamos correctamente y sin excedernos. La vida es bella y puede extenderse con los

cuidados necesarios, no se debe acabar privándose de placeres como la comida, pero

también, debemos comprender que consumirla en exceso podría provocarnos otra grave

enfermedad como es la obesidad; disfrutar la vida es lo mejor, mientras lo hagamos

responsable y conscientemente.

La población sabe algunas cosas acerca de esta enfermedad, pero se han enterado

gracias a lo que escuchan, más no, porque han indagado acerca del tema, y se considera

importante que lo hagan porque la mayoría de personas anoréxicas son adolescente, a causa

de la falta de información, pues los padres no consideran importante socializar trastornos

como este con sus hijos y exponerles lo que ocasionan. Lo importante está en saber apreciar
aquellas cosas que no se notan por fuera, es decir, lo interior como los valores y

sentimientos, que, si bien es cierto que no se ven, podemos notarlos con las acciones y son

mejores que un aspecto físico.

Bibliografía

 DSM IV Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (1995).

Barcelona: Masson, S.A.

 Hernández Díez, Itziar (2005). La anorexia nerviosa y su entorno socio-familiar.

 Bravo, M., Pérez, A., Plana, R. (2000). Anorexia nerviosa: Características y

síntomas.

 Moscoso Salazar, Jaime (2011). Reinventando cuerpos: Construcción de estereotipos

de belleza a partir del ‘peso ideal’. Quito: FLACSO.

 Flores, A. y Rosas, V. (2012). Conductas de riesgo frente a la anorexia en

adolescentes de 12 y 18 años de edad del instituto tecnológico superior “república

del ecuador” ubicado en la ciudad de Otavalo, provincia de Imbabura, durante el

período septiembre 2011 – octubre 2012. Ibarra

 Sánchez Aranda, J (2003). La publicidad y el enfoque de la imagen femenina.

Servicio de publicaciones de la Universidad de Navarra.

 Vargas Baidares, M.J (2013). Trastorno de la conducta alimentaria. Revista médica

de Costa Rica y Centroamérica.

 Parinango Serrano, M.L (2005). Niveles de conducta de riesgo hacía la anorexia

nerviosa en escolares de C.E Parroquial Santa Rosa De Lima – Villa El Salvador.

Lima – Perú.
Integrantes:

Sheila Neuza Cedeño Peláez.

Shely Ninette Peláez Delgado.

Curso:

Primer Semestre de Medicina “A”.

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