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CUENTOS E HISTORIAS IMPROBABLES

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CUENTOS E HISTORIAS IMPROBABLES

MOISES SALINAS FLEITMAN

ESCRITO HACE MUCHO TIEMPO Y POR ALGUIEN

QUIEN CONOCI, PERO QUE SIGO BUSCANDO

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© Moisés Salinas Fleitman

Todos los derechos reservados. Esta obra puede ser


distribuida de manera parcial o en su totalidad con atribución al
autor.

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INDICE DE CUENTOS

AUTOBIOGRAFÍA POSTADOLESSCENTE ...7


UN FINAL FELIZ ...............................................13
LA VIDA ES UN JUEGO ...................................35
AL OTRO LADO DE LA MURALLA...............39
BAILE DE MASCARAS ....................................45
DESDE EL FONDO ............................................49
SERAS UN HEROE... .........................................53
LA 2A GENERACION DEL DESIERTO ..........57
EL ULTIMO DE LOS CANANEOS ..................61
REBELION..........................................................66
EL CAMPO .........................................................69
EL EQUILIBRISTA ............................................77
LA ESPERA ........................................................83
RELATO NOCTURNO.......................................93
SRA. GOMEZ .....................................................99

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AUTOBIOGRAFÍA POSTADOLESSCENTE

1991

Empecé a vivir solo después de los dieciocho anos. Y


muy probablemente inclusive entonces a lo que he llevado se le
puede llamar solo "sobrevida" (Pronombre derivado del
termino supervivencia). Si bien es cierto que he tenido muchas
experiencias, no es eso lo que define hasta que punto realmente
aprovechas tu vida. Lo que cuenta no son las experiencias en
si, sino la calidad con la que las vives. Antes de los dieciocho
anos, yo viví toda mi vida por inercia. Me dejaba llevar
arrastrado por las diferentes corrientes que componían el
océano (mar, o incluso laguna) de mi existir: Mis padres, mis
amigos, mis maestros. Prácticamente un niño modelo.
Repugnante. No recuerdo una sola travesura, una sola vez que
me arriesgara a ser atrapado, una sola vez en la que hiciera algo
que podía haber sido calificado de "malo" por todas o alguna
de esas personas que en mi infancia representaban a la
autoridad. Mi vida oscilaba buscando los caminos de la
seguridad, tratando de hundir y aplacar todos mis instintos,
todas mis pasiones. Jamás estuve en peligro. Jamás estuve
realmente asustado (Alejábame de todo lo que pudiera
asustarme), jamás estuve realmente triste (Nunca perdí nada
querido, pues nunca me arriesgue a querer algo tanto como
para dolerme si lo perdía) y jamás me vi privado de nada de lo
que proponía conseguir. Logré todo lo que quise, siempre. De
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ahí este sentido de seguridad, de que nada es imposible si
realmente se quiere.

Es cuando examinó mi pasado que entiendo por omisión


que es lo que significa vivir peligrosamente. Arriesgarse a
perder en la vida, significa sudar un poco, liberar un poco de
adrenalina, experimentar emociones profundas: terror y no
miedo, dolor, no tristeza, pasión y no amor. Vale mas una
pasión, que cien viajes al rededor del mundo organizados por
"Mundi'Tur". El hombre que vive viaja por el mundo sin saber
a donde va, pero dispuesto a descubrir. El que sobrevive, lleva
un itinerario que le acomoda su vida, reduce riesgos.
En fin, el hecho es que hasta los dieciocho anos, yo no
hice nunca nada que no se supone debería hacer: Fui al colegio
y me escape de clases dos o tres veces en la preparatoria, como
se supone debe de ser, saque buenas calificaciones, fui
miembro de un movimiento juvenil por muchos años, fui guía
del mismo por otros tantos. Jugué Béisbol. Comencé a manejar
a los 16, con permiso y clases de manejo de la AMA (y de mi
MAMA) y nunca robé, realmente me emborraché, o tomé
ninguna clase de drogas. Es redundante decir que nunca hice
nada en contra de la ley. ni siquiera una infracción de transito.
Viajé mucho, salí poco con mujeres, y fui un "buen hijo”.
A los dieciocho anos, por fin hice algo que en ese
momento creí que era diferente, único, atrevido. Me fui de mi
casa por un año a vivir en Israel. Cruce un océano y un mar,
para llegar a un país exótico y desconocido... en un plan
organizado por la agencia judía, bajo el constante cuidado de
uno o mas responsables que vigilaran que no nos
descarriásemos demasiado. Trabaje seis meses en un "kibutz"
(No falte al trabajo ni una sola vez por razones no justificadas)
y asistí a un plan de cinco meses mas en el instituto de
preparación de LIDERES para la diáspora en Jerusalén,
valiente Líder... Después viajé un mes por Europa con tres
amigos. Si bien ese era un cambio, no llevábamos itinerario, y
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vivíamos al día (excepto por los mas o menos 500 dólares que
llevaba en la bolsa y un boleto de tren ilimitado) no quise
tomar el riesgo de viajar con otras de mis amigos a lugares
como Europa Oriental o inclusive China, en donde no contaba
con la protección de la santa "Let's Go Europe" y un boleto de
avión que me podría transportar en un instante a la seguridad
de mi casa si había algún desagradable contratiempo. La
verdad es que en aquellos días yo gozaba de la felicidad del
ignorante. Placida inconsciencia del ser. Al fin y al cabo yo
había sido preparado para ser Líder (Con L mayúscula) así que
nada me podía salir mal.
Pero al volver a México, en 1985, me di ,cuenta de que
algo estaba mal. había una sensación que me oprimía el
corazón (Además del smog) y no podía definir que era. La
verdad fue que me había vuelto tan parte del establishment, era
un estereotipo tan perfecto, que volver a la comunidad de la
cual había salido fue así como un corto circuito entre polos
iguales. Cometí el error de pensar que el problema era el polo
de allá, y no el de acá. Culpar a la comunidad de ser igual a mi
y no yo igual a ella. Así que en un arranque de rebelión (Y
probablemente, al menos al principio, la primera cosa en la que
derramaba mi pasión) decidí cambiar a la comunidad. si era
necesario a fuerza de golpes. Y bien. lo que paso es que el que
cambiado fui yo. Mas bien no cambie, sino que empecé a
darme cuenta del problema. Me hice consciente de que la
comunidad judía de México y yo éramos demasiado iguales, y
que no tenia sentido cambiarla. Entonces cometí otro error. La
solución una vez mas no estaba en mi, sino en la distancia. Me
fui a Israel con la intención de radicarme de forma permanente
ahí. Me fui a Israel para escapar de mi alter-ego.
Si usted no cree en la magia, le exhorto a recapacitar. La
magia no es la posesión de poderes sobrenaturales, sino la
capacidad de transformar las cosas. La magia es la capacidad
de ser creador, de ser creativo. Yo no conocía la existencia de
la Magia hasta que me fui a vivir a Israel. Entre nosotros los
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judíos, al acto de ir a vivir a Tierra Santa se le llama "Aliya" o
ascenso. La raíz viene de la costumbre de peregrinar 3 veces
por año a Jerusalén, que en realidad esta físicamente mas alta
(unos 700m sobre el nivel del mar) que prácticamente todo el
resto del país. Pero las connotaciones simbólicas actuales van
mucho mas allá de la original raíz. Yo no comprendí esto hasta
que me vi. envuelto por la magia de Israel, de Jerusalén. Vivir
en Jerusalén te eleva de sobre ti mismo y esto obliga a mirarte
desde otra perspectiva. Hay que subir por encima de las
piedras, las fijas así como las que vuelan por sobre los
automóviles, para poder ver Jerusalén. Hay que llegar mas alto
aun que Monte Scopus, por sobre las nubes, por sobre la idea
de Dios. Eso es Aliya. Y cuando te miras desde esa
perspectiva, y te ves a ti mismo diminuto, siempre avanzando
por al camino marcado y nunca por sobre la maleza, no tienes
otra alternativa mas que cambiar o enloquecer, o un poco de las
dos. Esa es la magia de Jerusalén, para mi el único lugar del
mundo en el que los términos vivir y sobrevivir se confunden y
mezclan hasta que son una masa informe, separada. En
Jerusalén no existe el absurdo, lonesco solo hubiese sido un
autor descriptivo mas. Pero la realidad siempre es mas fuerte
que el deseo, o mas obstinada cuando menos, y después de
haber estado en un mundo de estudios y academia, en la
universidad de la cual contemplar la maravilla de la vieja
ciudad de Jerusalén se puede llegar a convertir en rutina, la
realidad me obligó a descender a la dura y pedregosa tierra.
Cinco años en Israel dejaron su huella en mi vida. pero era el
momento de pagar.
Uno siempre vuelve a las raíces, y mis raíces eran la
búsqueda de la seguridad así como la comunidad judía
Mexicana, mi Alter-ego. Y cuando llego el momento de
enfrentarme a la verdad, cuando una mañana me desperté con
la conciencia de que era el momento de ir al ejercito, no como
un joven inmaduro de dieciocho anos que es solo vagamente
consciente de lo que lo militar significa. sino como un hombre
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de veinticinco anos pero envejecido a causa de su poco valor
para vivir su vida, uno no tiene mas remedio que volver a las
raíces.
Así que aquí estoy, de regreso cinco anos en mi vida,
pero sin la complacencia que da el no ser consciente de la
realidad. Sentado frente a una maquina de escribir,
carcomiéndome por dentro, sin el valor de verme al espejo por
miedo a ver al cobarde que soy. Se que soy bueno para mi
profesión, y que soy bueno para los estudios. En la
investigación encontré tal vez un vestigio de la pasión a la que
renuncie hace ya muchos anos. Pienso seguir mi camino
académico, tal vez como un pretexto para no voltear hacia
atrás, y tal vez para encontrar el camino de la magia, de la
creación. Probablemente hay algo de ambas. Pero al verme
reflejado en el inmisericordioso espejo de la realidad, me digo
a mi mismo una y otra vez: Note rindas, vuelve, haz lo que
debes de hacer, o mas bien haz lo que quieres hacer, ser yo
mismo....

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UN FINAL FELIZ

1995

Yoel

…llegué entonces esa mañana pálida al pequeño barrio, que


todavía conservaba aquel toqué del sincretismo colonial de
las épocas del mandato Británico y el estilo Otomano, con
sus estrechas callejuelas y sus cientos de avisos de papel
pegados (y ahora también quemados, después de los
bombardeos) en las paredes de dura roca, que todavía no
conocían el concreto y la varilla. Me di la vuelta en uno de
los interminables pasadizos, y caminé hasta el número que
coincidía con aquel que tenía apuntado en ese trozo de papel
periódico. Toqué con débiles golpes en la puerta, y me abrió
un anciano con larga barba blanca y totalmente vestido de
negro, excepto, tal vez, las puntas del chaleco ritual, los
tzitzit, que los Judíos han vestido por generaciones, y que
adivinaba yo existía debajo de la igualmente negra
gabardina. -¿Nu?- Me preguntó. Yo no sabía en que idioma
responder, o preguntar. Finalmente opté por el inglés.
-Busco a la Señora Shoshana Goldstein.
-¿Que no lo sabe? -contestó obstinadamente en Yiddish.
-Saber que? -Pregunté, pero eso era inútil pues ya sabía de
antemano la respuesta.
-Que ella esta muerta.
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-¿Y usted como lo sabe?
-Porque -e inesperadamente, subió el tono de voz y contesto
en hebreo -¡Yo también estoy muerto!

Eitan

Mi padre no se encontraba en casa, mi madre tampoco,


pero ella había salido por poco tiempo. En cambio, yo no
sabía cuando mi padre volvería. Yo no sabía si mi padre
volvería alguna vez. Yo era muy pequeño como para
entender esas cosas entonces, pero los niños comprendemos
muchas veces cosas, sin entenderlas, y así había
comprendido yo cuando mi padre y mi madre se despidieron
con un beso, al ver las lagrimas de mi madre. Y cuando mi
padre me abrazó, al sentir los latidos de su corazón, y al oler
su olor a padre, que esa despedida era para él como cuando
se vá a un lugar sin retorno. También para mi madre era esa
una despedida sin retorno. Lo veía todas las noches cuando
la oía sollozar al escuchar las noticias por el radio, y cada
vez que se ponía tensa y se ausentaba de este mundo cada
vez que un Jeep militar se acercaba a la casa. Finalmente,
mi madre tomó la decisión de que nos fuésemos a vivir con
mis tíos. El estaba malo del corazón, así que mi madre no
aceptó en seguida la oferta que le hiciera mi tía, pero
finalmente lo hizo. Esos fueron días duros para mi, pero los
niños nos adaptamos a todas las circunstancias, y a pesar de
todo seguí saliendo a jugar de vez en cuando con mis
amigos. Las clases, que se habían interrumpido, iniciaron al
fin. Eso fue bueno, pude salir un poco de casa, y aunque en
el colegio el ambiente era también un poco tenso, al menos
podía jugar y olvidarme un poco de la realidad. La
situación en el colegio era, también desde el punto de vista
organizativo, diferente a como tendría que ser normalmente,
se juntaron varios grupos pues varios de los maestros no

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estaban presentes, y eso nos obligaba a estar apretados e
incómodos en clase.

Nadie sabe exactamente como empezó todo, todavía


tendrán que pasar algunos años para que los profesores de
historia puedan desenredar, dilucidar o inventar como es que
la situación llego al punto en que estalló la situación.

Se supone que todo comenzó al iniciarse las tratativas


de paz con el liderazgo de la Organización para la
Liberación de Palestina. Es sabido que entre los de nuestro
pueblo, por cada dos personas hay tres opiniones distintas,
así que era de esperarse que la iniciación de un proceso a la
vez tan esperado y tan temido como platicas de paz con la
OLP levantara grán controversia. Yo, por mi parte, era (y en
cierta medida sigo siendo, a pesar de que los criterios han
cambiado por las circunstancias) un ávido miembro del
“campamento de los palomos,” activista del grupo Paz
Ahora, profesionista soltero y oficial de la reserva en el
ejército (Disuelto hoy, Ejército de Defensa de Israel). Creo,
sin poder asegurarlo con precisión, que el comienzo fue en
aquella manifestación. Aunque la derecha en Israel siempre
ha sido militante, nadie esperaba que un fanático de derecha
hubiese sido capaz de asesinar al primer ministro. El era un
héroe para todo el pueblo, un guerrero, que buscaba la paz.
Pero como muchos otros antes de el, tuvo que pagar el
precio. Pero pronto a la gente eso se le olvido y la traición
fue quedando en el olvido, y finalmente solo paso a ser un
capitulo en los libros de historia.
Tras su muerte, y como mucho esperaban, las
negociaciones se colapsaron. Empezó la segunda Intifada, la
resistencia Palestina. Los Israelíes pensamos que la
situación era manejable, construimos un muro, instalamos
cientos de puestos y retenes en los territorios ocupados. LA
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colonización nunca ceso, a pesar de que evacuamos la franja
de Gaza. Y en las calles de Tel Aviv la vida siguió, y la
gente no quería pensar en que la vida para los Palestinos era
intolerable. Era mas importante pensar en la industria de la
alta tecnología, en la bolsa de valores, en los nuevos
restaurantes del boulevard Rotschild. Finalmente, el
liderazgo moderado Palestino fue derrocado, y ese dia fue el
dia en que los misiles empezaron a llover en Tel Aviv, y en
Hedera, y en Natania…
La reacción del ejercito no se hizo esperar. Es una cosa
cuando los misiles caen en un lugar remoto, una “ciudad en
desarrollo” a la mitad del desierto. Otra cuando caen en la
bolsa de valores y en el boulevard Rotschild, por que
entonces ya no los puedes ignorar. El ejercito retomo Judea
y Samaria con una fuerza sin precedente. Los Palestinos,
que ya esperaban esa respuesta, resistieron y el numero de
muertos fue muy grande. El numero de misiles se redujo
pero no ceso, el gobierno cayo y en las elecciones surgió un
nuevo gobierno de mano dura que prometió acabar
finalmente con el problema Palestino a través de “la
transferencia humanitaria de los Palestinos a territorios en
los países Árabes.” Eso fue intolerable inclusive para
nuestros amigos los Americanos.

Yo creo que el Estado de Israel, el Israel democrático y


con valores humanos en que creía Herzl, Ben Gurion y
Rabin, desapareció aquel dia, en el mismo lugar en el que el
Primer Ministro había sido asesinado. La cada vez mas
pequeña izquierda Israelí llamo a una manifestación mas
para protestar “la transferencia.” Todo empezó como de
costumbre en esas manifestaciones. Cuando todo parecía
tranquilo, yo estaba parado a unos 20 metros del frente de la
manifestación y del orador. Sopló un viento frío,
presagiando la desgracia que estaba a punto de ocurrir.
Hubo un silencio mortal, ni yo ni nadie entiende por que
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tenía que haber en ese momento ese silencio, pués nada
había ocurrido aun, pero fué algo así como parte del guión,
de una tétrica película de suspenso en la que las líneas se
transcriversaron y los actores por error guardan silencio
antes de la tragedia y no después de ella. ¡
¡¡Tractractractrac!!!
Silencio.
¡ ¡ ¡Tractractractrac!!!
Los actores guardan silencio mientras el tiroteo continua
Orador.- Ahhh (se desploma con la cara llena de sangre)
¡ ¡ ¡Tractractractrac!!!
Extras vestidos de policía corren en silencio hacia el
pequeño grupo del que provienen los disparos.
Policía. -¡Alto! (Saca la pistola y hace fuego, la multitud
sigue parada en firmes y en silencio)
Agitador 1.- ¡Mueran los traidores! ¡Izquierdistas
Palestinos! ¡Ahh!(Se retuerce en una mueca de dolor, la
ametralladora Galil cae al suelo en cámara lenta.)

FIN DE LA ESCENA

...Después, solo un grito de dolor al unísono que se levanto


de la multitud. El tiroteo cobro 54 vidas. Una jovencita de
no mas de 15 años que estaba a mi lado cayo muerta. No la
conocía, pero podía haber sido mi hermana (lo era) o aun yo
mismo.
Por cierto, se me olvidaba, desde aquel día ya no
recuerdo bien mi nombre, tampoco recuerdo que fué de mi
país y de mi pueblo. Antes de aquel día los tenía bien
seguros, agarrados con una cadena a mi pecho junto con mi
número de soldado. Desde aquel día se me cayeron, creo
que se fueron por una coladera. En todo caso, ya no me
importa.

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Yoel

Tan pronto como el anciano de negro con la barba


blanca me dijera eso, la puerta se cerró de un golpe. Volví a
tocar y la puerta cedió a la fuerza de mis nudillos, y se abrió
lentamente (un segundo antes yo hubiera jurado que se cerro
perfectamente, pero en ese caso, como en muchos otros, se
lo atribuí a una simple casualidad o a un pequeño engaño de
los sentidos.) Penetré con cautela. El recinto estaba
completamente a obscuras a pesar de haber dejado la puerta
abierta, y haber afuera una claridad deslumbrante. Esperé a
que mis ojos se acostumbrasen a la obscuridad, pero ello no
ocurrió. Finalmente estiré mi mano a la derecha, solo para
sentir un pared lisa y fría, tan fría como si el calor nunca
hubiese llegado a ella. Repetí la operación a la izquierda,
con idénticos resultados. Un pasillo, me dije. Seguramente
conduce a algún salón o escalera. Metí la mano al bolsillos
interior de mi chamarra y extraje una caja de cerillos. Prendí
uno, el cerillo brilló, pero parecía no alumbrar nada. Como
si aquel recinto fuese invulnerable a la luz. Avance unos 20
centímetros antes de topar de frente con una pared idéntica a
sus compañeras laterales. Parecía estar en un armario de
unos sesenta o setenta centímetros por lado. Palpe las
paredes con esperanza de encontrar alguna pista sobre el
lugar y el paradero del anciano. Pasé mi mano de abajo
hacia arriba por todas las paredes, y por el techo que debe de
haber estado a menos de dos metros de altura. Nada, todo
era del mismo material, todo liso como la porcelana y frío
como el hielo, y obscuro, impenetrablemente obscuro. Todo
era tan extraño. Saqué un cigarrillo de los que había traído
conmigo desde Estados Unidos, lo prendí y aspiré
largamente. Mis pensamientos volaron, aquel cuarto, aquel
viejo que sostenía estar muerto, aquella dirección, y el papel
periódico garrapateado a lápiz sobre las letras impresas.

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¿Como había llegado a mi mano? ¿Como había llegado yo
ahí?

Nosotros -Dijo el anciano con una voz grave, poderosa,


y a la cual hubiese sido casi imposible oponerle resistencia
en circunstancias normales- Somos la base y pilar del
judaísmo. ¿Que no ven, necios judíos pecadores, que solo en
nosotros se conserva la esencia, solo nosotros llevamos la
fé? ¿Que no te das cuenta, hermano descarriado, que su
camino (Cualquier otro camino) lleva solo a la destrucción
del pueblo? Nosotros, somos la élite, los 36 sabios que
sostienen al mundo, los que mantienen viva la llama eterna
del judaísmo, y si no fuera por nosotros... ¿A quien se
dirigiría el Mashiaj, nuestro Mesías salvador, cuando todos
ustedes hayan desaparecido? Dices que soy terco,
anticuado, cerrado. Si soy terco, pues solo gracias a 2000
años de terquedad sobrevivió el pueblo judío en la diáspora.
Soy anticuado, porque esa es la manera de conservar pura el
alma, todo su progreso y tecnología solo sirven para
enajenar la mente, e impurificar el cuerpo. ¡Solo llevan al
pecado, como la anticoncepción, la psicología, la física,
todo! Y soy cerrado, si, como la tradición del pueblo judío.
Y sin embargo mis puertas están abiertas para ti, hijo de mi
pueblo, cuando quieras. Pero cerrados hemos sido en la
primera y la segunda diáspora, y cerrados seremos también
pues hemos de sobrevivir a esta tercera diáspora que se
acerca para por fin ver la llegada del Mashiaj.
Yo estaba prácticamente hipnotizado por las palabras
del viejo, del santo que ahora irradiaba luz y esperanza, y
hubiera sido imposible contestarle en circunstancias
normales, solo que ahora ya nada era normal. Yo, el
escritor, el ideólogo, el humanista laico y pacifista no podía
caer en la suave red de seda que se me tendía. Me ofrecían
la respuesta. ¡La maldita respuesta! Pues claro que era fácil
tomarla, cuando uno se la ha pasado toda la vida de
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pregunta en pregunta. ¡¡¡Pero yo no quería la respuesta!!!
Una respuesta prefabricada, tal vez solo un Dios de forma,
no de contenidos. Si Dios es tan omnipotente, la sabiduría y
el pecado deben encontrarse en el corazón, no en los rezos,
no en el papel, ni en los versos del Shema Israel, ni en la
torá, el antiguo libro de Moisés. Todo ello no son mas que
formas. ¡Ser bueno y ser justo esta en nuestro actuar
consiente, en la búsqueda y el cuestionamiento! ¡No en la
respuesta, maldita sea! El que yo no sepa como se creó el
mundo no es razón para que yo deba volverme recto, sin
desviaciones, sin cambios, sin cuestionamientos. El que mis
conocimientos no sean omnipotentes, no es la razón por la
cual yo debo de empezar a creer y a actuar ciegamente,
olvidando mi lado humano, olvidando mi aportación como
individuo, para empezar a actuar conforme a un rito que no
lleva contenidos, sino forma. Que no lleva ni predica más
los valores humanos, que pretende tener todas las
respuestas, que busca el arrepentimiento no como una forma
para mejorar y no volver a cometer los mismos errores, sino
como una forma de alcanzar el perdón. Al diablo si mato a
alguien de una pedrada un sábado, eso no importa, lo que
importa en cuidar el shabat, y después arrepentirse (durante
la semana) para el próximo sábado volver a tirar. ¡Al diablo
con una imagen de Dios que permitió que se asesinaran a
mas de un millón de niños en el holocausto "por culpa de
sus pecados", eso no es cierto, un dios así no es Dios, ¡es un
asesino! Dios no es culpable ni autor de los actos de los
hombres, es, tal vez, la fuerza ordenadora del universo, pero
de ninguna manera tiene algo que ver con lo que yo, o con
lo que el anciano frente a mi, hagan o dejen de hacer. El
castigo y el pecado lo tenemos en la conciencia, no es
designio divino, y pecar no es comer cerdo o viajar en
sábado, sino ser culpable del hambre, de la pobreza, o de la
guerra. No, ellos están equivocados y a pesar de su

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hipnotizante voz, el "santo" no me iba a convencer. No
después de lo que yo había pasado...

Después de la muerte de mi padre durante la guerra, la


situación para mi madre y para mi se torno terriblemente
difícil. Mi padre era el tipo de persona que sabía como
volverse imprescindible, y el problema viene cuando esas
personas ya no están. En un principio si lloré su muerte,
pero poco a poco me fuí acostumbrando (pasa con todo). A
lo que nunca me acostumbré fué a la situación que ello
produjo a mi mama, yo creo que porque en la vida de ella
esto tomaba forma y expresión cada día, con dolor, en este
país que se torno difícil, y que ahora estaba en crisis.
La posible solución se presento en forma de una carta, de un
hermano de mi madre que vivía en Estados Unidos. Le
ofreció que viajáramos allá, y que el se haría cargo de
nosotros hasta que mi madre pudiera conseguir un trabajo, y
radicarse de forma permanente en América. Mi madre no
quiso dejar este país, aquí nació, creció y vivió toda su vida.
Además fue educada a la vieja manera de los Sionistas, y en
realidad creía que con amor y trabajo no solo se podían
franquear todas las dificultades, sino que en la peor de las
situaciones la vida se volvía pasadera y tomaba sentido,
tanto para desecar pantanos, como para una viuda joven con
un hijo en un país en crisis...

¿Acaso era importante saber como es que había llegado


a aquel lugar, en el que me encontraba frente al santo
anciano de barba blanca, y que tenía mas el aspecto de un
tribunal mas que de otra cosa? Al principio me pareció que
si, que tenía que tener sentido. ¿Como había llegado yo ahí?
De pronto, como una luz, me vino a la mente un
pensamiento: Que importa. Que importa ahora como
llegaste aquí, lo que importa es que estas aquí, ahora estas
aquí, y el anciano, que desapareció de la puerta, en aquel
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cuarto, mas bien armario, oscuro y pequeño, estaba frente a
mi. Pareció como si todos mis pensamientos fueran
transmitidos a el, no había necesidad de contestar a sus
argumentos con palabras, solo con pensamientos. Y cuando
dentro de mi un pensamiento era firme y seguro, yo parecía
crecer y alcanzar al anciano en altura y sabiduría, pero
cuando titubeaba, me sentía mas y mas pequeño, y el reía,
con una risa diabólica y paternal, como diciendo, tonto, niño
tonto y travieso, ven con nosotros, eres travieso pero
estamos dispuestos a perdonarte, pues eres nuestro
hermano...
Pero mi enojo era mas fuerte que ellos, tal vez si no hubiera
estado tan enojado, hubiese caído, pero la fuerza interior de
la rabia me impulsaba mas y mas, me hacia soportar la
batalla, al punto que el anciano titubeo y preguntó:
-Porque, Pequeño judío, eres tu judío si no te comportas
como tal. Porque crees que lo eres, cuando el judaísmo para
serlo hay que vivirlo, es una forma de vida, una forma de
comportarse y actuar. ¡¡Tu no eres judío si no actúas como
judío, si no rezas, si no te vistes como tal, comes como tal y
mueres como tal!! ¡Por la ley, tu eres judío, pero en la
realidad no eres nadie!
Y entonces mi rabia fue tal, que las lagrimas me
brotaron de los ojos, la fuerza me llenó el cuerpo, y abrió mi
corazón. Del centro mismo de mi ser, brotó una gota de
verdad pura, de aquella sustancia que une a la naturaleza y
al espíritu, sin orgullo, ni presunción. Pura y cristalina la
gota de amor y sentimiento tomo forma en mi mente, y esa
era la solución. Esa gota, ese amor por la humanidad, esa
libertad y esa creación, esa justicia estaba en mi ser toda
cargada de mi escénica judía. Yo era judío porque me sentía
judío, y porque mi ser estaba cargado de los valores del
judaísmo. El estaba equivocado. El judaísmo no era
respetar las mitzvot, los 613 preceptos de la ley judía; ahí no
estaba el contenido. La esencia del judaísmo esta en los
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valores primordiales, en el propósito básico del
erróneamente llamado “pueblo elegido,” en el Tikkun Olam.
Según esa visión talmúdica, el propósito, la “elección” de
nuestro pueblo no es un halago, o un premio. Es una misión
de reparar a un mundo roto, descompuesto. Y en ese
sentido, yo, el humanista, el escritor, si vivía en todos
aquellos actos en los que luchaba por los valores humanos,
una forma de ser judía.

Hay ocasiones en que la realidad puede mas que


cualquier sentimiento o ideología. Cuando la realidad no es
mas que una pared en que la cabeza choca una y otra vez, y
la cabeza se destroza en vez de que la pared se abra. Aun
Herzl, el visionario padre del sionismo moderno que en
realidad nunca dijo textualmente "Si lo queréis, no será una
leyenda", murió convencido de que contra la realidad a
veces no se puede... Al menos así pensaba mi madre, el día
que acepto que abandonáramos el país "temporalmente"
para ir a vivir a los Estados Unidos. Se negaba a llamar, e
incluso a creer, que lo que nosotros hacíamos tenía algo que
ver con el fenómeno de la "Yerida," una palabra que
significa descenso en Hebreo pero que se refiere a la
emigración de Israel hacia la diáspora. Lo nuestro era una
cosa temporal, Hasta que se estabilizara la situación en el
país y en la familia. El caso es que pronto nos encontramos
en un avión con rumbo a la ciudad de Nueva York, y las
lagrimas de mi madre me dieron a entender, una vez mas,
que pasaría mucho tiempo antes de que yo regresara a mi
país. Tal vez, solo por ello, aprendí a amarlo tanto. Pero el
amor a esta patria volvería a ser un idealismo contra la pared
de la realidad, cuando años después, me di cuenta que nada
valía, pues para el judío ciego y fanático, igual hubiera sido
que no amara mi tierra, pues yo igual era un traidor
izquierdista...

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Eitan

En fin, de que vale servir en el ejercito de Israel, pelear


en 2 de sus guerras, ser herido 2 veces, una en campaña y
otra en una operación de comando, ser oficial, y todo lo
demás que pueda representar mi sionismo. Yo ya no soy
mas sionista. No quiero, ni puedo compartir mi patria con
asesinos. El traidor, asesino del Primer Ministro que fue un
héroe de guerra no solo fue perdonado, sino que ahora es
ministro en un gobierno de emergencia. El gobierno que
glorifica la violencia y que ahora es considerado un paria
entre las naciones, después de que el congreso de seguridad
de las naciones unidas haya pasado una resolución
boicoteando a Israel que ni siquiera los Estados Unidos se
atrevió a vetar. A ellos no les importo. Israel es fuerte, con
la ayuda de dios, venceremos al enemigo. Primero
asesinaron terroristas. Los torturaban, y los mataban. El
pueblo dijo: No importa, al fin son terroristas, y se lo
merecen. Luego asesinaban Palestinos. El pueblo
argumento: Nos odian, son árabes, que importa. Se lo
merecen. Asesinaron niños, y dijeron: Cuando sean
grandes, serán terroristas, igual terminaremos matándolos.
Y al final, nos asesinaron a nosotros, a los Yefei Nefesh, los
ilusos. Son izquierdistas, y terminaran vendiendo la patria,
traidores, se lo merecen. Lo que no se dieron cuenta, es que
desde el primer día, asesinaron su alma. Cuando las ráfagas
cruzaron los cuerpos de los que cayeron con la palabra PAZ
en la boca, los que disparaban eran solo cuerpos, sus almas
ya estaban muertas, y por eso pudieron asesinar a sangre
fría, sin dolor. Ese día empezó la guerra, porque ese día, los
que no fuimos tocados por las balas de plomo, lo fuimos por
las del odio. Y las balas del odio también asesinan el alma.
Por eso yo ya no tengo alma, y por eso voy a asesinarlos a
ellos, a sangre fría y sin dolor...

24
Yoel

Todo se desvaneció como en un sueño, tal como había


llegado. El anciano, el tribunal, y el húmedo sótano
desaparecieron, y yo me encontré en un mercado atendido
por decenas de hombres con gorras negras, delantal blanco y
largos caireles de pelo graso ondulando desde sus sienes.
Aquel papel periódico que tenía antes en la mano había
desaparecido. Lo busque en mis bolsillos, y en mi
chamarra, hasta que llegue a la conclusión de que tan
misteriosamente como había llegado a mi, había
desaparecido. No podía ni por asomo recordar la dirección
en el escrita. Estaba como al principio. El papel llego a mi
cuando cruzaba las ruinas de lo que fue la antigua estación
central de autobuses en la ciudad de Tel Aviv. Un mendigo
ciego pedía limosna, al mismo tiempo que vendía monedas
para teléfonos públicos, que ya no funcionan. Tanto el
mendigo como las monedas parecían tener desde tiempos
inmemorables en aquel lugar, y por un momento pensé que
el hombre debía estar loco, pues en las ruinas de la estación
hacía mas de un año que nadie pasaba con regularidad. El
anciano me llamó, yo estaba a punto de deshacerme de el,
cuando dijo: -¿Usted busca a Shoshana Goldstein, no es
cierto? Mi asombro fue total, pregunte: -¿Usted como lo
sabe? Esa fue una frase a la que me tuve que habituar, pues
no tenía idea de la cantidad de veces que la iba usar, hasta
darme cuenta de que en este país, es inútil tratar de
averiguar como se saben las cosas. Muchas veces
simplemente se saben. Y así me lo hizo saber el anciano.
-Yo se muchas cosas, no en balde se vive hasta llegar a mi
edad.
-¿Sabe usted donde puedo encontrarla?
-Tal vez.
-¿Eso que quiere decir?

25
Por toda respuesta, recibí un recorte de papel periódico
con una dirección garabateada en lápiz, y antes de que
pudiera seguir preguntando, el mendigo había desaparecido.
Mi nueva vida en los Estados Unidos fue
"revivificante". Parecía como si me hubiera despertado de
un largo sueño, con nueva vida y energía. Un niño Israelí
era en el colegio Judío toda una curiosidad. Israel era, para
un niño, y a veces para un adulto también, un sinónimo de
fantasía. Las historias de guerras, Barbudos ortodoxos
vestidos de negro, Árabes con largas cimitarras, desiertos
convertidos en jardines, historias bíblicas, ejércitos
maravillosos, y todo lo demás, era como juntar las mil y
una noches, Julio Verne, Superman y los Boinas Verdes en
una licuadora y hacerlos batido, para después coronarlos con
crema batida y una roja cereza. Un niño Israelí era una
atracción, admirada por unos y odiada, despreciada o temida
por otros. Pero sea como fuere, yo no podía pasar
desapercibido. Especialmente, cuando casi dos años habían
pasado desde la muerte de mi padre, y yo contaba sus
historias y hazañas de heroísmo incalculable, unidas a
relatos fantásticos sobre Israel, el gran país, con seres
mitológicos y tal cantidad de fantasías sobre la tierra santa,
que la leche y la miel de los cabalistas y estudiosos de la
edad media se quedaban cortas frente a los caramelos y
malteadas de mis propias historias. En pocas palabras, Me
volví popular, y reforcé, tanto mi imaginación creativa que
posteriormente me traería fama como escritor, como mi
sionismo, que finalmente me traería todas las desgracias que
en aquella época no podía imaginar.

Eitan

El odio me cegó, y mas al enterarme de que el asesinato


de la manifestación no fue el único incidente, aunque si el
mas grave. Un dirigente del partido de centro, que estaba a
26
favor de la paz, fue encontrado casualmente por un grupo de
esos nuevos fascistas judíos, quienes lo golpearon, lo
amarraron a la defensa del automóvil por las manos, y lo
hicieron correr hasta que cayo. Después lo arrastraron, y lo
abandonaron en un basurero publico. Ahora estaba en
coma, y si salía vivo eso iba a ser un milagro. Se arrojaron
botellas incendiarias contra las oficinas de los partidos de
izquierda, y hubo atentados contra varios dirigentes del
movimiento pacifista. El gobierno rehusó perseguir a los
penetradores, que cada vez se hacían mas fuertes y mas
numerosos. Por mi posición en el ejercito, yo tenía acceso a
los arsenales de varias bases en el centro del país. Me junte
con varios amigos, todos oficiales, y todos traumatizados
por los acontecimientos. Juramos venganza... Estábamos
ciegos, pero la derecha había llegado demasiado lejos. Nos
organizaríamos, iniciaríamos la lucha armada contra los
fascistas, crearíamos una organización, "Luchadores de la
paz" o Lojamei Hashalom, (¿Como violadores por la
virginidad?). Comenzaríamos con un simple atentado:
Asesinar al líder de la extrema derecha...

Yoel

¿Cuanto puede sufrir de antisemitismo un niño Israelí


viviendo en los Estados Unidos? ¿Que experiencias puede
tener que le recuerden su doble condición, la de extranjero
del alma, por judío, y la de extranjero del suelo por Israelí?
No muchas. En realidad, lo único que lo diferencia de un
niño judío americano, es el hecho de que el en realidad es un
extranjero, y que nació en aquella tierra misteriosa, tan
atractiva como repulsiva que puede ser Israel. Pero eso
entre los judíos esta bien visto. Pronto obtuvimos la
ciudadanía americana, lo cual cerró aun mas la poca
distancia que tenía yo con mis demás amigos judíos, al
menos en el papel. No ocurrió en muchos años nada que me
27
volviera a hacer pensar (No en voz alta, al menos) en Israel.
Yo era feliz. Mi madre se había vuelto a casar, y si bien mi
nuevo padre no lleno un vacío al cual de todos modos ya me
había acostumbrado, era un hombre bueno y se preocupaba
por nosotros. Era un judío de buena posición, industrial,
divorciado. Fue un buen apoyo en mis años de
adolescencia, y en algunos momentos, un amigo. Me fue de
gran utilidad cuando empecé a salir con muchachas, tanto
desde el punto de vista económico-material, como desde el
“educativo.” Para cuando yo estaba acabando el secundario,
era ya un americano completo, y no tenía ni la mas mínima
idea de que tan arraigado estaba en mi un sentimiento por
mi patria madre, por Israel, que yo creía ya enterrado...
Para cuando habían pasado tres semanas de búsqueda,
yo estaba desilusionado y deprimido al grado de que ya
poco me importaba el porque de mi viaje a Israel. Para que
comprendan la situación, intentare describir al país. La bolsa
de valores, los restaurantes del boulevard Rotschild, los
puestos de la playa, ya no existían mas. Las nuevas leyes de
modestia obligaban a las mujeres casadas a usar faldas y
cubrir la cabeza con largas mascadas. El sábado, todo era
silencio excepto por el débil murmullo de los rezos que salía
de las sinagogas. Patrullas militares del nuevo y
reconstituido ejercito, Fuerzas Armadas Judías de Israel,
recorrían constantemente las calles. Patrullas informales de
jóvenes con camisas blancas, kipot, y caireles hacían el
trabajo de “policía moral,” asegurándose que mujeres y
hombres no rompieran la ley judía, o halaja. La economía
era precaria como resultado del embargo internacional, pero
se sobrevivía. Los judíos siempre hemos sido hábiles para
encontrar la manera de sobrevivir. La educación era
manejada por los partidos religiosos, no mas necesidad de
estudios seculares, excepto las escuelas manejadas por el
departamento de guerra, en la que se impartían cursos
especializados de tecnología e ingeniería a jóvenes que era
28
ideológicamente compatibles. Los países Árabes
condenaron fuertemente a Israel, pero se mantuvieron al
margen pues temían a un gobierno Israelí extremista, del
cual no dudaban seria capaz de utilizar su amplio arsenal
nuclear si se le empujaba contra la pared.
¿Los Palestinos? Una vez mas los chivos expiatorios de
un conflicto religioso y la falta de apoyo de los países
musulmanes, siguen esperando su país. Internamente, el país
estaba en luchas constantes entre las dominantes corrientes
de derecha, dirigidas por los que alguna vez fueron el
resucitado "Gush Haemunim," la liga de los creyentes ; un
pequeño pero aguerrido grupo de jóvenes de Izquierda, o
que fueron de Izquierda, que no se cansaba de hacer
atentados contra el dominante grupo de derecha, y una
facción de ultra ortodoxos, que apoyaban discretamente al
“establishment” de derecha, pero aprovechaban cada vez
que la izquierda hacia problemas para llevarse alguna tajada
"por debajo del agua". La situación política no era menos
mala. El "Gobierno oficial" era el mando militar del grupo
de derecha, al que la izquierda desconocía, y los ultra
ortodoxos simplemente respetaban, teniendo su mando
propio. Jamás en mi vida hubiera podido imaginar que
aquel que alguna vez fuese mi país iba a estar en aquellas
condiciones, y que yo en el estaría con el único propósito de
averiguar cual fue la suerte de una mujer que fue mi
madre...

Los israelíes siempre han sido gente que supone ser


educada en altos estándares morales. Yo no estoy seguro de
ello, pero al menos en mi caso, antes de iniciar la
universidad, estaba convencido. Eso fué lo que en parte me
llevó a estudiar Filosofía. Por otro lado, la materia me
atraía, y podía darme el lujo de tener una profesión tan poco
lucrativa, gracias a mi padrastro. Fue durante mis estudios
cuando la situación en Israel se empezó a poner mas y mas
29
difícil. Yo leía todos los dais en el periódico, con un fingido
desinterés y una nostalgia oculta que yo mismo no quería
reconocer. La situación política se desarrollaba
paralelamente en dos frentes, para mi contradictorios y tan
poco comprensibles como Israel mismo siempre lo fue para
el mundo. Por un lado, la "Mano Dura", y la represión en
los territorios ocupados. El enojo de la comunidad
internacional, unánime salvo la sabida excepción del
siempre presente apoyo de los Estados Unidos. Por otro
lado, mejoría en las relaciones con la Rusia y el ex bloque
comunista, y hasta una leve moderación de las posiciones
árabes frente al conflicto. Todo anunciaba que algo estaba
por ocurrir, algo importante que solo la necia terquedad del
gobierno Israelí se negaba a reconocer.

Avanzaba lentamente por una pequeña calle de la


ciudad fronteriza de Hedera. Llevaba mas de dos semanas
vagando por el pequeño país sin encontrar rastros de mi
madre. Por supuesto que lo primero que hice al llegar fue
tratar de localizar a mis parientes mas cercanos, a mis Tíos a
los cuales mi madre había venido a visitar a Jerusalén. No
pude dar con ellos. Me dirigí al gobierno, y me encontré
con una arrogante burocracia que después de darme la
sensación de que todo no era mas que un tétrico cuento de
Kafka, simplemente alegó no saber nada de nada. La
esperanza que me había dado el mendigo ciego ya se había
desvanecido completamente a estas alturas, cuando de
pronto lo ví... Era él, estaba ahí, en Hedera, pero ya no era ni
mendigo ni ciego. Me vió y desapareció entre las calles. Lo
perseguí, y lo volví a encontrar como si el mismo quisiese
que lo siguiera, pero sin alcanzarlo. Corría como un diablo,
tenía mucha mejor condición que yo, y sin embargo, reducía
el paso por momentos para que yo no lo perdiese. Salimos
de la ciudad, y después de algunos Kilómetros (Y varias
horas) entró a una aldea árabe. Dudé, pero que importaba
30
ya, así que lo seguí y entré a una casucha cuya puerta estaba
pintada de azul celeste, donde antes que yo, el había
entrado.

Escribí mi primer libro cuando todavía estaba en la


facultad de Filosofía. Mi padrastro financió su publicación.
El libro no dejo ganancias, pero tampoco pérdidas, y lo que
si dejó fué un sentimiento de gran orgullo en mi. Con el
segundo, que fue finalmente publicado por una editorial
comercial, me fue mejor, así como con los subsiguientes.
Me convertí en un autor popular, con novelas de ficción
cargadas de contenidos y valores humanos. Nunca fueron
“best-sellers.” Tampoco fue lo que quise. Me convertí en
pocos años en una figura destacada dentro del circulo
intelectual Norteamericano. Critiqué duramente a mi país
natal por su política de agresión, y me volví en un pacifista
consagrado. Todo parecía ir muy bien, cuando en Israel las
cosas empezaron a tomar su curso fatal. Mi madre se
encontraba en esas épocas de visita con mis tíos, aquellos
que alguna vez nos acogieron en su casa, hace casi veinte
años. Las presiones obligaron a Israel a sentarse en la mesa
de negociaciones, el futuro de los territorios estaba en juego.
Al principio todo parecía ir bien, y nadie previó lo que iba a
suceder...
Penetre a un cuarto iluminado por la escasa luz solar
que se filtraba por las persianas. Era pequeño y mal oliente.
Cinco personas, entre ellas el mendigo, estaban sentadas en
una mesa. Uno de ellos se levantó al entrar yo y me saludó
por mi nombre. Extraño tipo, al preguntarle yo el suyo me
dijo que no tenía ninguno, pero que era el comandante en
jefe de los "Lojamei Hashalom". El grupo de Izquierda
clandestino.
-Sabemos quien es usted- dijo- y necesitamos su ayuda.
-¿Para que?

31
-Apoyo. Usted es un famoso escritor, pacifista. Tiene
contactos. Necesitamos apoyo político y económico. Usted
puede ayudarnos.
-Pero es que yo no vine a Israel a eso...
-Lo sabemos.
-¿Como lo saben? Repetí una vez mas la innecesaria frase, y
la respuesta fue tan solo una mirada del ex ciego-mendigo.
Entonces me di cuenta de quien era yo. Me di cuenta de mi
Identidad y mi Sionismo, de mi nacionalidad, de mi patria y
de mi vida. Si, en ese momento podía haber salido de ahí,
eso era todo, pero decidí no hacerlo, los ayudaría. Si mi
vida valía para algo, para eso era...

Eitan

El escritor por fin había aceptado ayudarnos. A cambio


de ello le dijimos sobre nuestras sospechas a cerca de que su
madre estaba oculta entre los ultra ortodoxos de Jerusalén.
No sabíamos si había ido ahí por propia voluntad, o había
sido raptada, pero lo mas probable es que ahí se encontrara.
Empezamos a platicar, y la conversación pasó del Inglés al
Hebreo. El escritor parecía emocionado, y pronto nos
contagió a todos con su entusiasmo. Paso mas de una hora,
y esto fue nuestro error. Se escucharon gritos y disparos
afuera. La puerta voló en pedazos y el cuarto se inundó de
una súbita luz, brillante, y de balas. Una me dió en el
pecho…

Yoel

Yo estaba asustado. No comprendí lo que pasaba. Una


bala atravesó en el pecho al comandante en jefe, dos mas
también fueron muertos antes de poder reaccionar. El
mendigo y otro tomaron sus rifles y empezaron a contestar

32
el fuego. Sentí dolor. Creo que me desmayé, en todo caso,
todo había terminado, y lo único que acerté a hacer fue a
pensar en una vieja parábola de Kafka que dice mas o
menos así:

Recuerdo cuando el mundo era tan grande- se decía a si


mismo un pequeño ratón- que uno podía correr y correr sin
divisar nada en el horizonte. Luego aparecieron a los lados
esas paredes que se fueron cerrando mas y mas, hasta
formar un corredor, y ahora por fin puedo ver allá adelante
la trampa en la que debo caer...
Todo lo que tienes que hacer, es cambiar de dirección-
Replico el gato que venia tras el, y acto seguido, se lo
comió...

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34
LA VIDA ES UN JUEGO

1987

Yo no tengo nombre. No es que me importe mucho,


pero es interesante saberlo. Al fin y al cabo, ¿Que es un
nombre? Además, las criaturas como yo no necesitan un
nombre. Pero ya que van a escuchar algo sobre mi, digamos
que yo soy "YO". ¿Que qué soy yo? Buena pregunta, pero por
algún lado debemos comenzar. Algunos dicen que yo soy la
conciencia. Otros me llaman Psique, alma, pensamiento...
Algunos incluso piensan que soy Dios, y otros, otros No. Yo
no soy ninguna de esas cosas, yo solo soy "YO". Una cosa si
puedo decir, en mi radican todos los pensamientos, los
sentimientos y las esperanzas, soy el que vive en los sueños. El
que se alimente de deseos y a cambio crea la sensibilidad, la
bondad y el desprecio, la inocencia, el odio y el amor...
En cierta forma, mi historia es la historia de todos los
hombres, una historia de arrogancia que arroja
esporádicamente indicios de sencillez y de calidad humana. Y
es gracias a esos momentos que la vida de los hombres tiene
algún sentido. Son los momentos de lucha por un ideal y de
tranquila complacencia, en que se crea la música y la poesía;
de placentera armonía , de una sensación de plenitud en la que
florece el arte de la vida y en el que compartir los sentimientos
pasa de ser una tediosa rutina a una agradable vivencia, y los

35
momentos de intimidad en que dos almas se funden para
complementarse...
Pero son tan raros los momentos que el hombre se da a si
mismo, que los ha sustituido por juegos. En vez de vivir
nuestro sentimientos de amor y de amistad, de ideal y libertad
y de tantas otras cosas que "YO" llevo dentro de los hombres,
los sustituyen por juegos con valores irreales...Jugamos al
dinero, al matrimonio, al empleo; los mas juegan a la vida y
otros pocos juegan a la muerte y a la guerra...
Jugamos a esconder lo que pensamos y en vez de decir la
verdad, jugamos ridículos juegos de insinuación y engaño. En
vez de decir "Te amo..." se juega a recibir un certificado que no
significa amor y que recibimos de manos de alguien que
muchas veces ni si quiera entiende lo que ello significa, y en
vez de decir "Ven, tu eres mi hermano..." jugamos a crear
instituciones de caridad y...bah, otros tantos juegos en los que
solo buscamos mostrar lo que no creemos y creer en lo que no
sentimos, que seria imposible terminar. Y así, el humano
pierde su vida, jugando. Y de juego en juego, el mundo sigue
su marcha en inexorable camino a una destrucción lenta y
silenciosa, que, finalmente, terminara siendo otro juego...

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38
AL OTRO LADO DE LA MURALLA

1988

La vida era aburrida y monótona para Marcus Spiegler;


la vida es una burda rutina de un ir y venir sin sentido ni fin.
Marcus estaba convencido de que no somos mas que un cruel
accidente de la naturaleza. Si fuésemos como los animales -se
decía- también tendríamos una vida sin sentido, pero al menos
no sufriríamos por ser conscientes de ello.
Sin embargo, para Marcus, en el fondo de su corazón, y
a pesar de que hoy sabemos que el corazón no es mas que una
maquina de bombeo, y que los sentimientos se ubican en el
poco poético tálamo, existía una salida al otro lado del muro.
Pero para hablarles de ello, primero debo explicar que es y cual
es la importancia de tan mentado muro...
Hace muchos, muchos siglos, tantos que ni siquiera los
mas antiguos libros de historia lo registraban, se había
construido un gigantesco muro, que según cuenta la leyenda,
fue puesto ahí por una serie de dioses que querían aislar una
parte del inmenso mundo para su uso personal. Construyeron
un muro tan largo, que hasta hoy en día no se sabe donde
termina, pues nadie tenia el valor de aventurarse lo suficiente
como para averiguarlo; los mas osados habían viajado 40 días
sin encontrar el final hacia ningún extremo, hasta que se vieron
obligados a regresar por la desolación que azota las regiones al
este y al oeste, sobre el muro. Así mismo, los dioses se
39
procuraron un muro tan alto que la cima no podía ser alcanzada
por ningún ser humano, y en realidad tan alta era que había
quien aseguraba que llegaba a las estrellas. En todo caso, si se
le volteaba a ver desde abajo, no se divisaba el final. Por
ultimo, encerraron los dioses del otro lado del muro lo que
juzgaron como el tesoro mas valioso para el hombre, y así
jugaron durante siglos, hasta que un día se cansaron y se fueron
a otros planetas, dejando encerrado su tesoro. Así pues, todo
mundo sabia que del otro lado del muro se encuentra la
libertad.
Algunos habían intentado subir, y dais después, sus
cadáveres eran recogidos al lado del muro, por haber caído al
quedar sin fuerzas. Otros habían subido y jamás habían vuelto.
Se suponía que estos habían logrado cruzar, pero nunca nadie
volvió para afirmarlo o negarlo.
En fin, este era pues, el muro y aquel era Marcus
Spiegler, un hombre al que se le consideraba valiente pues iba
a cruzar el muro...pero, en realidad, ¿que valentía puede haber
en arriesgar la vida, cuando se piensa que esta no es mas que
un ir y venir sin sentido? ¿Que valentía puede tener un hombre
que cree no valer nada sin la libertad; y si es así, acaso no es
valentía, sino simple justicia, arriesgar esta vida sin valor por
tratar de darle alguno? Así pues, me niego a pensar en Spiegler
como un valiente. Para mi no es mas que un justo mas, como
otros tantos, y un apostador que juega a lo seguro; y, que si
pierde, no pierde nada, pero si gana, lo gana todo...
Así es como Spiegler, Marcus Spiegler el justo,
comenzó a prepararse para cruzar la muralla. Comenzó a
entrenarse en escalar grandes montañas, conquisto picos
inescrutables y subió escarpadas laderas, muy escarpadas,
mientras mas, mejor. Por esto se le alababa, peor el sabia que
no era mas que la preparación para alcanzar la cima del muro.
Después, se convirtió en un corredor de largas distancias, era
capaz de correr hasta el imponente océano, a 3 días de
distancia en mula, en tan solo día y medio. Y así esparció su
40
nombre por el mundo, corriendo y escalando se hizo un
hombre famoso y querido por la gente, pero... ¿Que es la fama
y el amor para un hombre que busca la libertad?
Finalmente, se fue al lugar mas recóndito que conoció
en sus largos viajes, en los países del hielo, al norte, con un
anciano que le enseño a vivir largas temporadas con tan solo un
mordisco de pan y un sorbo de agua. Ahí ayuno por 30 noches
con sus dais, ahí se ejercito y fortaleció sus músculos hasta
poder cargar un buey completo, fue capaz por fin de hacer las
mas grandes proezas físicas, y era poderoso. Con su fama, su
amor y poder, podría haber sido el gobernante del universo,
pero... ¿Que es acaso eso, sino solo vanidad, al lado del
hombre que busca la libertad?
También recibió Marcus mucho oro de ricos y nobles
que alababan sus hazañas, pero eso tampoco le importaba, pues
la vida, con oro o sin el, no es mas que una rutina del ir y venir
sin sentido.
Así llego el gran día. Miles fueron los que llegaron de
todos los rincones del país para ver a Marcus Spiegler realizar
su hazaña. Algunos llegaron incluso una semana antes y se
instalaron en burdas tiendas de campaña frente al lugar que
había sido elegido con mucho cuidado por Marcus para realizar
el ascenso. Cientos de miles acudían al lugar, para deleite de
comerciantes, cómicos, prostitutas y ladrones. Nunca en la
historia se había hablado ni se hablaría de algún intento por
cruzar el muro mas importante ni pomposo como aquel.
Incluso, se hablaba ya de levantar una estatua en honor a
Marcus el intrépido en el lugar, proyecto que finalmente se
llevo acabo aunque mucho mas modestamente de lo que
originalmente se pensaba.
En ese momento, para esa gente, no era importante si
Marcus lograría o no cruzar; lo importante era el espectáculo,
la variedad. Incluso me aventuro a pensar que la ascensión
hubiera sido mas exitosa, si en cierto momento de tensión,
Marcus hubiese resbalado y caído ante los ojos emocionados
41
de los miles, y se hubiese destrozado al caer empapando en
sangre y restos humanos a los ocupantes de las primeras filas.
Así es la naturaleza del hombre, pero aun eso era también
vanidad y rutina a los ojos de Marcus Spiegler.
Era de madrugada cuando comenzó el ascenso. Marcus
se agarraba a cada piedra, cada hueco, cada saliente. Cargaba
con varios kilos de pesado equipo y un poco de pan y agua.
Sus pasos eran firmes, subía, amarraba, y seguía subiendo. En
pocos minutos alcanzo gran altura y en unas cuantas horas se
perdió de vista. La mayor parte del publico espero hasta el
anochecer antes de marcharse, pues todavía esperaban saborear
un trágico final. Pero el sueño y el aburrimiento domino a la
mayoría, y solo unos cuantos permanecieron en el lugar la
mañana siguiente. Por ultimo, los comerciantes recogieron sus
puestos y finalmente nadie quedo al lado de la muralla. Nunca
volverían a saber de Marcus Spiegler.
Nueve días con sus noches duro el ascenso. Nueve días
sin descanso ni comida, nueve días de subir y subir sin fin.
Pero Marcus era un hombre que tenia la virtud de la paciencia,
y sabia que no tenia que perder, así que el principio veloz dio
paso a una lenta serie de maniobras, y poco a poco subía
Marcus implacable la muralla. Por fin el noveno día, a eso del
medio día, diviso Marcus el final de la muralla, el muro era,
aun en el final idéntico y monótono todo a su largo, formado de
grandes piedras grises o de color arena, el muro era tan
rutinario a los ojos de Marcus como la vida misma. Al
atardecer llego Marcus a la sima. Apenas ahí se dio cuenta de
lo inútil que era que el muro fuese perforado pues tenia cerca
de mil pasos de espesor. Acampo ahí y descanso por tres días
con sus noches antes de comenzar a bajar por el otro lado. El
muro era tan alto que no se lograba divisar tierra hacia abajo, y
durante el ascenso o descenso era peligroso ver hacia el suelo,
así que le seria imposible ver la diferencia entre un lado y el
otro de la muralla hasta no haber llegado al suelo.

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La impaciencia empezó a carcomer a Marcus por dentro
así que se decidió por un descenso mas rápido, aunque mas
arriesgado. Partió nuevamente al amanecer, dejando correr su
peso a través de la soga, sostenido por una serie de arneses y
poleas. Cuando la cuerda se acababa, la soltaba con un sistema
especial que había aprendido, y la volvía a dejar caer en todo
su largo, repitiendo la misma operación una y otra vez, y así,
durante los dos días que duro el descenso.
Por fin vio tierra, apuro el paso, y era tal su alegría que
olvido todo lo que había pensado, olvido fijarse si había alguna
diferencia, olvido el otro lado, como si nunca hubiese existido.
Llego al suelo y lo mas rápido que pudo se libero de sus
correas y equipo y echo a correr como un niño gritando- ¡SOY
LIBRE! ¡SOY LIBRE! Ningún hombre había ahí para
recibirle, ni fiestas ni comerciantes, ni vitorees ni aplausos,
pero a Marcus no le importaba porque había logrado cruzar el
muro; y por eso gritaba: ¡SOY LIBRE!
Solo un mendigo lo veía, un mendigo que estaba ahí
desde los tiempos mas antiguos y del que cuenta la historia
conoció a los mismísimos dioses, y al tiempo que Marcus
gritaba, el mendigo se lamentaba por el, y pensaba:
-Pobre hombre, debe de estar loco, puesto que todo mundo
sabe que la libertad se encuentra al otro lado de la muralla.

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BAILE DE MASCARAS

1984

El otro día asistí a una fiesta de disfraces. No soy


aficionado a ellas, pero sin embargo es interesante a veces
dedicarse a observar a los diferentes disfraces y a las
personalidades que los portan. Comencemos, pues, querido
lector, a narrar algunos de los personajes que se encontraban en
esa fiesta:
Empecemos por la princesa. Este es uno de aquellos
disfraces que nunca faltan en este tipo de fiestas. Suponen
representar a una dama elegante con buenos modales y
excelentísimas maneras, intelectual y refinada y de
deslumbrante belleza. En realidad, tras de la mascara de la
princesa, encontraremos a una señora gorda y desagradable,
que probablemente es egoísta y envidiosa, y, sin ir mas lejos,
una tonta. Utiliza ese disfraz pues quiere aparentar opulencia,
y no es que esa señora pertenezca a la clase baja, pues esas
personas suelen ser mas humildes, sino que pretende ocultar no
su pobre figura sino su paupérrima alma.
Otro de los disfraces que comúnmente vemos en estos
festejos, es el del payaso. El payaso representa la alegría de
vivir y el gusto por las cosas simples de la vida. Tras el,
encontramos al amargado, al hombre que, por no encontrar su
propia felicidad, es renuente a observar la felicidad ajena, y

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tras su mascara de trágico payaso, sus bromas pesadas solo son
para empañar la alegría del prójimo.
Tenemos también al gigante u hombre fuerte, ambos
tienen la misma raíz. Pretenden mostrar la fuerza y el poder, la
valentía y el coraje, y es que bajo los músculos de cartón o
sobre los zancos de madera encontramos al hombre pequeño,
Infinitamente pequeño al grado de que su miedo es el ser
pisoteado, y que se somete bajo la tiranía de un verdugo por su
miedo a la libertad. Es el que renuncia a ser si mismo, y busca
la seguridad en el fanatismo y la violencia colectiva.
Estos son disfraces simples, que solo pretenden ocultar
la realidad al mostrar el lado opuesto de la moneda. Pero están
los mas elaborados, y, por tanto menos comunes...y mas
peligrosos.
Tenemos por ejemplo al diablo. Este pequeño aprendiz
de Satán busca lograr el efecto contrario a los disfraces
anteriores, el que lo porta es, en realidad un diablillo. Pero si
bien el tipo de diablo que representa es travieso, en realidad
este ser es desalmado y el mal corre por su sangre. Es el
hombre que no le tiene respeto a la vida (La ajena, por
supuesto) y solo busca su provecho personal a costa de los
sufrimientos de los demás.
Tenemos también al pordiosero, es el hombre que si
bien ha tenido "éxito" en la vida, y parece ser un hombre
honrado y cabal, debe su éxito a la mendiga y la limosna que
suplica de gente influyente, y a pago esta dispuesto a vender su
propia sangre al diablo...
Pero entre todos estos, y todos los otros que no he
descrito y que usted debe conocer, se encuentra el peor de
todos, el mas temible: El mil mascaras.
Ese es el líder, el policía o el bandido según convenga,
el soldado y la paloma, el asesino y la víctima, todos al mismo
tiempo o por separado según convenga. El es el que tiene la
mascara perfecta para toda ocasión, y tiene una tras otra en
interminable cadena que son el secreto de su fuerza. El es el
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hipócrita entre los hipócritas, el mentiroso por excelencia, y
aunque nada se compara con su disfraz, es todavía mas
sorprendente lo que se encuentra adentro...porque tras todas
esas mascaras y maquillajes, tenemos que en su interior no hay
nada. El disfraz esta vacío al igual que su portador, y al final,
cuando el nada que hay adentro llega a su fin, cae vacío el
vestuario infinito compuesto de putrefactos gusanos...
Pero, querido lector, tal vez cometo un terrible error al
revelarle yo estas cosas, tal vez usted se traume o tenga un
ataque cardiaco, porque, aun y cuando a veces yo también
entro en el baile, usted es el protagonista principal de esta
fiesta de hipocresías llamada vida. Usted escoja su disfraz. Yo
prefiero mantenerme a raya, y tratar al menos de vivir una vida
sincera y sin mascaras...

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48
DESDE EL FONDO

1990

Estuve pensando varios días como empezar esta


historia. Al fin y al cabo, ahora tengo todo el tiempo del
mundo para pensar. Pensé en hacerlo interesante, en no decir
quien soy, ni donde estoy, ni como llegue aquí, y dejar que
usted lo adivinara. También pensé en hacer de esto una triste y
melancólica novela, o en contar fríamente la historia pasada y
llegar, al final, a decir lo que ocurre hoy. Pero finalmente
decidí ir derecho y al grano. Hoy debería tener al rededor de
veinte años, y digo debería porque hace poco mas de un año
que estoy muerto. Se que me encuentro a unos 3 metros bajo
tierra, y a decir verdad, nunca creí que fuera así la muerte. Yo
prefiero pensar en este lugar como “el fondo.” Creo que eso le
da un sentimiento de profundidad, impenetrable. Sin embargo,
supongo que a esto se referían las creencias populares del
paraíso y el infierno, pues como dije antes, aquí se tiene todo el
tiempo del mundo para pensar, y se recuerdan continuamente
los actos del pasado. La muerte, en ese sentido, no es mas que
el sisifiano ciclo de la vida, una y otra y otra vez.
Yo morí relativamente joven, y mi vida estuvo llena de
buenos momentos, así que no tengo mucho de que lamentarme;
pero para aquellos que murieron con sentimientos de culpa, el
fondo si que debe ser un verdadero infierno. Considero mi
situación algo así como un purgatorio, pues si bien no hay gran

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sufrimiento ni torturas, hay mucha duda y gran
arrepentimiento. Creo que mi vida no fue muy productiva, no
me dejo grandes satisfacciones, y nunca fui nada mas que un
mediocre, un ser ordinario, "normal", probablemente como
usted. Por eso no me siento tan satisfecho al recordar mi vida,
pero tampoco tan desgraciado; Percibo un balance.
Pero sin embargo, hubo un momento de mi vida que supongo y
espero tuvo un sentido de propósito, y fue el final. El final de
mi vida tal vez fue lo único que valió algo mas que un poco de
vanidad, pero fue necesario morir para darme cuenta de ello.
Es irónico, pues mi muerte fue una consecuencia mas de la
arrogancia del hombre, el hombre común, el insignificante,
como lo fui yo, y como probablemente lo sea usted. Yo perdí
la vida como parte de un juego, el juego de la guerra. La razón
por la cual perdí la vida tan joven, es que en mi país, como en
tantos otros, el trabajo sucio de nuestros gobiernos lo llevan
acabo meros adolescentes. Morí atravesado por una bala que
probablemente disparo otro chiquillo como yo. Yo se que esto
seguramente le parecerá contradictorio. ¿Como puedo
considerar mi muerte como productiva, y al mismo tiempo
repudiar lo que la causo? Como consecuencia de mi muerte,
usted, querido lector, puede leer esta historia. Antes de
fallecer, yo era un gran patriota y muy nacionalista; creía que
se debía pagar la muerte da cada uno de los nuestros con la
sangre de 10 enemigos de mi pueblo, consideraba la lucha
como algo prácticamente sagrado. Se necesita estar aquí abajo,
desde el fondo, para darse cuenta de que la muerte de un
muchacho adolescente, es lo mismo para nosotros que para
ellos. Al final, el seguramente siente lo mismo que yo, y las
vidas de ambos tienen el mismo valor. Mi joven enemigo
probablemente amó, y odió, con la misma pasión y la misma
intensidad. Probablemente su madre también lloro cuando lo
bajaron hasta el fondo. Probablemente su hermano también
juro venganza. Pero claro, usted no esta muerto, ni siquiera
tiene una cercana idea de lo que significa perder la vida, usted
50
no ha sufrido los primeros días, incluso meses, pensando en
que la tumba lo bloquea a uno eternamente, y que esta
condenado a la soledad. Pero incluso a eso se acostumbra uno.
Se necesita estar aquí abajo, en este fondo obscuro y solitario
para entender que todos somos iguales, que yo, al igual que el
muchacho quien me disparo, así como aquel al que yo mate
antes de eso, aquí abajo somos iguales. Y lo éramos allá arriba,
solo que allá uno esta ciego, o mas bien cegado por la codicia y
el egoísmo, y eso es una lastima.
Se necesita estar aquí abajo para valorar la vida, la
libertad, para darse cuenta de lo inútil que es vivir por lo
material, pues de eso, aquí, no queda nada, ni siquiera la
memoria; Mi amigo, vivir, no, perdón, morir aquí abajo,
sabiendo que nunca se hizo nada trascendente allá arriba, es
peor que lo que Dante imagino fuesen los dientes de Satanás
mismo. Puede que esta sea una idea un poco compleja para
usted, que si esta vivo, y aun peor si además es un mediocre.
Aquí es donde uno se da cuenta de que vale la pena vivir para
tratar de construir, de crear, de amar, de mejorar. Pero el
acceso a la consciencia sobre lo trascendente es limitado,
amigo de mente practica. Es difícil ver mas allá de lo material
cuando hace tiempo usted decidió que preocuparse por los
demás, especialmente no se les conoce, es de estúpidos; Que
los que tienen poco corazón son los que tienen éxito, y por eso
no hay alternativa y que hay que ser un desalmado. La gran
ironía es que si usted sigue pensando así, entonces, temo que
tendrá razón. En la vida, probablemente será una persona de
éxito, tal vez un profesionista o un gran empresario, vivirá en
una casa cómoda, con un lindo auto, una bella mujer y dos
encantadores hijos, hasta el día en que ellos también tengan
que ver a los ojos a otro adolescente, a través de la mira de un
rifle…

Y si es así, tendremos que esperar hasta que muera para que


cambie de opinión (aquí todos lo hacen). Recuerde que en el
51
fondo, en el físico al igual que en el de nuestro corazón, todos
somos iguales. Si no me cree, ya nos veremos por aquí, entre
los muertos, y entonces, de igual a igual, discutiremos sobre si
el mundo es de los listos...

52
SERAS UN HEROE...

1987

Vamos, dispara, ¡serás un héroe...! Pensaba Johnatan


Greenberg en esos momentos...
Johnatan Greenberg era hijo de una familia judía de
Inglaterra, emigrada de Rusia. Como la mayor parte de las
familias de la comunidad judía, la familia Greenberg era de
clase media alta, así que la niñez de Johnatan fue fácil y
cómoda. Su familia nunca fue tradicionalista, e iban al templo
solo un par de veces al año, (Rosh hashana y Yom Kipur) así
que Johnatan nunca tuvo mucho contacto con la religión judía.
El estudio su primaria en el "Cantenburry Grammar
School" y nunca tuvo problemas con sus compañeros. Su vida
era normal con los demás alumnos, y excluyendo un par de
maestros con los cuales el nunca "pasaba", no tuvo mayores
problemas. Sus problemas comienzan en la secundaria,
algunos de sus compañeros le decían "Judío", "Puerco",
"Usurero", etc.
- Papa, no quiero que me digan "judío"- reclamaba Johnatan a
su padre.
- Tu siempre serás judío, y no puedes dejar de serlo....
Así continuo la vida de Johnatan. Si bien siempre salió
adelante, nunca se iba sin su "judío". Ya no soportaba, No los
soportaba al estudiar, no los soportaba al trabajar, no los
soportaba al hacer el amor...especialmente con Mary. Sus
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padres nunca lo habían aprobado, pero el la amaba, o, al
menos, eso creía.
Finalmente, termina la preparatoria, y empezó a estudiar
la universidad. Ahí tomo una decisión: Dejaría de ser judío.
Se cambio de nombre, John Green, no estaba mal. Se
salió de la universidad, y entro al ejercito. "Ahí nadie sabe que
soy judío" pensó. Además, la idea de armas, uniformes e
insignias... Pronto entro, y las armas se convirtieron en
pesados rifles que destrozaban los brazos al cargarlos en el
entrenamiento, el limpio uniforme era un uniforme de batalla, y
en vez de insignias, estaba cubierto de lodo y sudor. "Al menos
nadie sabe que soy judío" ¿No? No estaba seguro. Pero
efectivamente se dio cuenta de que a veces, sus raciones eran
menores, sus castigos mas difíciles, y sus encargos, los mas
complicados...
"Al fin un poco de acción" reinaba la excitación en el
batallón, que había sido electo para ir a pelear a las Malvinas,
las Falklands. Los subieron a un barco, un destructor, y
después de un viaje de casi 2 meses llegaron a la zona de las
islas. De pronto, el miedo se apodero de los soldados.
Desembarcaron en la playa en medio de la obscuridad, y una
lluvia de balas y granadas. Los "aborígenes con machetes y
palos" que les habían dicho defendían las islas, mas aprecian
soldados con ametralladoras y armas modernas. Johnatan
estaba aterrorizado, temía por su vida, corría, disparaba, de
pronto una explosión...silencio.
Cuando Johnatan despertó, ya era de día. El estaba en
medio de unos matorrales, algo rasguñado, pero aparte de sus
calzones llenos de excremento, nada serio. Empezó a avanzar
y escucho voces, eran argentinos. Se acerco y vio a tres
hombres, dos eran soldados rasos, el otro parecía ser oficial.
Apunto su arma y apretó el gatillo, una mortal ráfaga se abatió
sobre los soldados. El oficial en el suelo, levemente herido, se
que do petrificado al ver caer a sus subalternos. Johnatan se
acerco y apunto el arma contra el pecho del oficial, y se
54
aprestaba a disparar cuando vio algo que lo detuvo. Una
estrella de David pendía del cuello del oficial, "Tu siempre
serás judío, y nunca dejaras de serlo". Vamos, dispara se decía
Johnatan cuando de los labios del argentino brotaron las
palabras "Shema Israel..." Vamos, dispara, serás un héroe...

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56
LA 2A GENERACION DEL DESIERTO

1989

Zamri hijo de Gabor, hijo de Saltiel, hijo de Jurel y su


ascendencia por 400 años, hasta ser hijo de Judá de los hijos de
Israel, era un "Caminante del desierto". Era uno de esos
jóvenes descendientes de un pueblo errante que por 2
generaciones habían vagado sin patria; hijos y nietos de
esclavos. Sin embargo, y a pesar de ser parte de los
"Caminantes del desierto" (Como eran conocidos por casi
todos los pueblos de la zona, desde Edom hasta Filistea)
pertenecía a un pueblo joven (el mayor de ellos no llegaba a los
40) y bien conocido por su valentía y su habilidad para la
guerra. En fin, Zamri era parte de un pueblo, mitad real, mitad
leyenda, y, a decir verdad, se sentía orgulloso de serlo.
Entre las muchas leyendas de este pueblo errante, se
encontraba la de Coraj, un "opositor al régimen que fuese
expulsado del grupo y arrojado a un acantilado, si bien la
historia lo registraría al lado de otros tantos hechos milagrosos.
A pesar de que la leyenda contaba que toda la familia de Coraj
y sus descendientes, habían perecido en trágico final, era bien
sabido que muchos de ellos aun vivían y que reaparecían
periódicamente en la escena política. Uno de estos era
Shmidan, también conocido como hijo de la nada. (En hebreo
moderno se utilizaría otra acepción). Shmidan tenia en común
con Zamri la pertenencia al pueblo "milagroso y elegido", pero
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los distinguía perfectamente la concepción de lo que esa
pertenencia significaba: Para Shmidan, había llegado el
momento de ser un pueblo errante y mediocre, estaba cansado
de caminar por el desierto y no estaba dispuesto a esperar otras
2 generaciones para llegar a la tierra prometida por creer en un
dios que no solo hace 20 años que no había visto (20 años era
su edad) sino que a su juicio era falto de toda esencia por ser
invisible e impalpable. A el se le hacían mucho mas atractivos
los grandes dioses de piedra y madera que la moda marcaba
como actuales, con brillantes adornos de oro y a los cuales
podía tocar y ver (Y mostrar, lo cual no era menos importante)
cuanto quisiera.
De Zamri ya dijimos que estaba orgulloso de su pueblo
y de su cultura. No solo por ser un pueblo que buscaba una
meta mas allá de los "barriles de carne" sino por ser el pueblo
portador del libro, por ser quienes perseguían una meta
espiritual con valores humanos que se resumían en las
Escrituras que Moisés les había traído, y por ser el pueblo que
había salido de Egipto y abandonar la esclavitud para alcanzar
la libertad. Libertad, que bonita palabra, pensaba Zamri, un
concepto como ese no existía en ningún otro pueblo de los que
el conocía. Y solo por eso el estaba seguro de que el pueblo
hebreo era un pueblo diferente; un pueblo elegido para ser
libre.
A la generación anterior de Zamri y Shmidan, les toco
ser testigos de la revolución que posteriormente percutiría al
punto de ser la base para la sociedad en el futuro. A la 1a
generación les toco ser los pioneros de un mundo nuevo y
nuevos valores, fueron ellos los que estuvieron dispuestos a
sacrificar la relativa comodidad de la que gozaban en Egipto
(En aquella época nadie se quejaba por ser esclavo) para una
vida mas dura pero con ideal. Aquellos que crean que todos los
hijos de Israel emigraron a Canaán, son ilusos. Pero aquella fue
la vanguardia, los pioneros de la humanidad que rompieron con
las normas establecidas,(O mas bien, no establecidas).
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Un buen día, llego a Zamri y a Shmidan su turno de salir
como exploradores ante todo el grupo para marcar el camino
de acuerdo a las instrucciones de Josué. Se encontraban pues
Zamri y Shmidan solos, en medio de las dunas de arenas, el
uno con la esperanza en la mirada y el otro con el odio en el
corazón.
-No debemos llegar a Canaán, debemos renunciar a la idea y
ser prácticos; Nunca podremos derrotar a los Caananeos-
Expuso de pronto Shmidan.
-Estas loco, tenemos que llegar, tendremos la oportunidad de
crear una sociedad nueva, con valores nuevos, y ¿piensas
tirarlo todo por el miedo de ser pioneros.?
-No es eso, es simplemente que no veo porque si teníamos
barriles de carne en Egipto debemos sacrificarlo en pos de una
sociedad que lo único que nos da es aire caliente.
-¿Aire caliente?
-Si, todas esas ideas con la que nos inflan la cabeza no son mas
que aire caliente...
Y así siguieron discutiendo Shmidan y Zamri, hijos de
un pueblo que tuvo la oportunidad de ser libre...pero mientras
ellos discutían, el pueblo perdió su camino. Y siguieron
discutiendo eternamente, y eternamente el pueblo, sin
vanguardia que los guiara, siguió vagando por el desierto, y
aunque llego a Canaán, después de 40 años, perdió para
siempre el camino de la libertad.
La 2a Generación perdió el camino de la independencia, y
llevo al pueblo a la nada entre los barriles de carne y la
libertad, después de 60 años de libertad;
FELIZ 60 ANIVERSARIO, 2A GENERACION.

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EL ULTIMO DE LOS CANANEOS

1988

Hace muchos años llego a esta tierra un pueblo que


venia escapando de la esclavitud y la discriminación de que era
presa en Egipto, un pueblo limpio y puro que había
desarrollado una cultura basada en la libertad, pues era lo que
buscaban al huir de Egipto.
Pero este pueblo llego a mi tierra, a nuestra tierra,
reclamándola como suya. Yo no se nada de derechos de tierra,
yo no soy ni escriba ni gobernante, y cuando yo nací ya
vivíamos en esta tierra. A mi nadie me advirtió que esta tierra
era de otros, y si bien, antes había sido habitada por muchos
otros, nunca nadie pensó en que algún día uno de ellos vendría
a reclamarla.
Pero esos son los designios de los muchos dioses que
gobiernan en la tierra, y además, los hebreos, a quienes me he
estado refiriendo todo este tiempo, tienen uno que es muy
poderoso y dicen que es el único, un dios único y sin imagen.
En fin, ayudados por ese extraño pero poderoso dios, los
hebreos llegaron a esta tierra con el fin de vivir en ella, y de
echarnos a nosotros. Nuestros reyes dijeron que no nos íbamos
a rendir, que pelearíamos hasta el ultimo hombre, que aun en
desventaja, no dejaríamos nuestra tierra. Yo era un simple
campesino, tenia mujer y 3 hijos, y nada sabia yo del negocio

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de la guerra, pero cuando el rey llama a defender la tierra,
todos los campesinos salimos a luchar...y a morir.
Tal vez si los hebreos nos hubieran dado oportunidad de
negociar, una vez que estábamos convencidos de que la lucha
era inútil, el final hubiese sido diferente, pero no fue así.
Nos lanzamos a la guerra, y a pesar de nuestra
superioridad numérica fuimos derrotados, sometidos y
prácticamente esclavizados. Casi todos nosotros no éramos
mas que labradores, si los hebreos nos hubiesen dado tan solo
la oportunidad de vivir libres, como antes, también el final
hubiese sido diferente, pero no fue así.
Si mi pueblo fuera un pueblo pesimista, deprimido, y no
le importase su libertad, su cultura y valores; y si para mi
pueblo el odio por el que le roba su tierra, que es su trabajo, su
sustento y su vida, no fuese sagrado, el final hubiese sido
diferente, pero no fue así.
¿Y como fue el final? Pues perdimos la guerra, si. Que
todos los que nos "apoyaban" lo hicieron solo de palabra, y que
los hebreos no nos dejaron otra alternativa que seguir
luchando, fue lo que creo que algunos de nosotros no dejasen
el camino de la sangre. Pero lo mas triste de todo, es que los
hebreos se cansaron de eso, y por tanto, cometieron un error, se
olvidaron de su dios, de su ley y sus valores, dejaron de creer
en la libertad cuando se la quitaron a otros, dejaron de creer en
la paz cuando escogieron el camino de la guerra y el
exterminio para solucionar el problema, y dejaron de creer en
la justicia cuando la única justicia que les asistía era la que a
ellos les convenía.
Nos empezaron a matar, a perseguir como animales.
Corrernos no era suficiente, pues ellos recordaban que alguna
vez, un pueblo al que habían corrido de su tierra volvió para
quedarse. Teníamos que vivir como ratas, escondidos en
agujeros, y muchos de los nuestro se quitaron la vida pues no
podían ver su honor mancillado de tal manera.

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Un día, a mi esposa y a mis hijos los agarraron, yo solo
pude escapar de milagro, e ignoro cual haya sido su suerte.
Estuve solo, escondido por varias semanas en el desierto, y
llorando. lloraba por la destrucción de mi pueblo, de mi gente.
lloraba por que había en el mundo, alguien que en vez de
considerarnos hombres nos creía animales, y lloraba por que
éramos presa del pueblo que al ser perseguido, en vez de
aprender a ser libre, aprendió a perseguir...pero, un momento,
algo aquí esta mal. Algo no concuerda y no se lo que es...
Finalmente fui atrapado. Toda mi vida fui un pobre
campesino, nunca le hice daño a nadie y solo una vez luche por
mi libertad, pero ahora, se me exhibe como "el último de los
cananeos" se me encierra sin juicio por un pueblo que dice
predicar la justicia y... comienzo a reír. ¿Pero es que acaso me
he vuelto loco? En unos minutos seré lapidado, y ¿ahora se me
ocurre reír? Y es que he encontrado la pieza que faltaba, ahora
entiendo porque algo no encajaba en mi razonamiento. Y es
que ya no tengo que llorar por que mi cultura ha sido
exterminada;
El pueblo de la libertad, los hebreos, se encargaran de cuidarla
pues ya no son mas el pueblo de la libertad, sino que desde
ahora, con mi muerte, ellos se han vuelto como nosotros, y no
debo de llorar pues no soy mas el ultimo cananeo.

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REBELION

1986

TAC,TAC,TAC,TAC... se escuchaban los pasos de las


botas sobre nuestras cabezas. Ian temblaba de miedo ( o será
de frío) mientras las sucias aguas nos cubrían hasta la cintura.
Yo no sentía miedo, el miedo era algo que ya había olvidado.
En vez de eso, sentía un odio ciego contra el ruido de esas
botas que no representaban mas que el mal. Era el cuarto o
quinto día desde que había empezado la rebelión, arriba, en el
ghetto. Al principio nadie quería rebelarse, todos tenían una
esperanza. Después, las noticias...miles, no, millones de
nuestros hermanos eran asesinados en cámaras de gas y
después quemados.
Cuando llegaron noticias de que en Varsovia se habían
rebelado, los javerim nos organizamos y decidimos que si
había que morir, cuando menos nos llevaríamos a uno de esos
perros por delante.
De pronto, las botas se detuvieron. El silencio hubiese
sido absoluto, a no ser por el suave murmullo del excremento
corriendo entre nuestras piernas arrastrado por la corriente del
agua, y de vez en cuando, una rata que se nos acercaba y
mordía. Las mordeduras de rata son muy dolorosas... ¿A usted
nunca le ha mordido una rata? No, supongo que no. Pero a
veces nosotros pescábamos a alguna y entonces, en vez de
mordernos, nos la comíamos. Saben a manjar cuando uno
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tiene hambre, y créame, en el ghetto todo mundo tiene hambre.
Se escucharon ordenes militares en la superficie, eran en
alemán. Yo no podía entenderlas pues solo hablo polaco, y
algo de hebreo, pero Ian habla Yiddish, y cuando escucho, las
lagrimas empezaron a brotarle de los ojos.
No es común ver a alguien llorar en el ghetto. Al
principio si, la vida era dura, y muchos lloraban. Al final las
lagrimas ya se nos habían secado, no hay tiempo ni lugar para
llorar, pero aun así, Ian lloraba.
Preferí no preguntarle que había dicho los alemanes
(NAZIS) por temor a que nos escucharan, pero comprendí que
nos buscaban. Yo solo tenia un viejo y oxidado rifle
checoslovaco, también llevaba un par de cócteles Molotov (En
Varsovia los llamaban Matzebol) pero estaban mojados y no se
podían usar. Trate de maldecir, pero no podía hacerlo en
polaco, los polacos nos habían traicionado. No sabia hacerlo
en hebreo, nunca pensé que se pudiese maldecir en hebreo,
hasta ese momento. Yo iba a viajar a Palestina. Estuve a
punto de salir pero empezó la guerra. Cedí mi lugar a una
pequeña niña que no conocía, solo sabia que ella era judía, y
que el miedo y la esperanza se reflejaban en sus ojitos, así que
la deje subir al barco, y yo, me quede.
De pronto, se escucharon mas voces, se corrió la tapa de
la alcantarilla. Corrí, Ian estaba petrificado y no pude hacer
que se moviera, cayo una granada, la explosión, solo atine a
pensar en Palestina, Eretz Israel, hubiese pagado lo que fuera
por estar ahí...

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EL CAMPO

1990

La mediocridad es una tortura cuando se es consciente


de ella, por eso la inconsciencia es una droga para el que no
quiere vivir en un eterno suplicio. Me esta prohibido revelar
tanto mi nombre como la localización del lugar en el que me
encuentro, por ello no me referiré a mi mismo, y al lugar en el
que estoy lo llamare el campo.
El campo es un lugar grande, en su mayoría al aire libre,
cerrado por una doble cerca de alambre y varias torres con
ametrállelas que lo resguardan. Por adentro hay cuatro
divisiones, tres de ellas con hileras de tiendas de lona, y la
cuarta con unos pocos edificios de concreto que en su mayoría
son oficinas. Ahí es donde yo trabajo, en uno de esos edificios.
A mi me gusta considerar que la mía es también una oficina,
pues al fin y al cabo, tiene un escritorio, y en ella realizo mi
trabajo al que considero profesional.
Mi oficina esta dividida en dos cuartos, uno en el que
tengo mi escritorio, un par de sillas, una maquina de café y
decorada en el parco estilo de las instalaciones militares:
mapas, gráficas y algunas fotografías en las paredes. Tiene aire
acondicionado, lo cual es muy importante en el clima caliente y
seco del desierto. Una puerta tras mi escritorio lleva a mi
cuarto de trabajo. Es un poco mas chico que mi oficina, las
paredes son grises revelando el concreto del que están
construidas, y a parte de tener solo una silla y un banco alto, las
principales diferencias entre ambos cuartos son que el de
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trabajo no tiene ninguna ventana, su única iluminación consiste
de un foco de luz ambarina, dentro de una lámpara de cono,
como en las películas, y no tiene ventilación alguna, el aire es
caliente y estancado a solo un paso del infierno.
Marx, el joven Marx, nos hablaba del papel de la
alienación para la eternalización del sistema. Alienación del
hombre a su sociedad, del hombre a su trabajo, del hombre a si
mismo. Alienación es lo contrario de conciencia, y no es el
producto del sistema sino de la mediocridad, pues como Milán
Kundera dice, es mas fácil vivir el la levedad, aun si esta es
mediocre, que en la consciencia. Mi trabajo es muy sencillo,
yo hago preguntas. Yo hago preguntas a los habitantes del
campo, y ellos por supuesto, deben de contestar. Siempre
contestan. Hay varios métodos para hacerlos contestar. No, no
a base de golpes y torturas, yo no hago ese tipo de cosas, mi
trabajo es profesional. Yo no soy un soldado, si bien tengo
uniforme, soy un profesional empleado por el ejercito. La
violencia es trabajo de otros, no mío.
Claro esta que a veces me encuentro en atolladeros, y es
necesario subir el tono para hacerlos entrar en razón, tal vez
una bofetada o dos, pero no mas. De cualquier manera ellos
son unos mentirosos por naturaleza. Cuentan cualquier historia
para tratar de ablandarte el corazón, pero ya se que no son
ciertas. Por ejemplo, el otro día llego un hombre de unos 50-
55 años conmigo, y me contó la siguiente historia: Unos
soldados entraron a su casa, estaban buscando "terroristas", el
tiene un hijo de 6 años. Uno de los soldados se acerco al niño,
le puso su rifle en la cabeza, y grito "BUM". Naturalmente el
niño se puso a llorar, el padre se enojo y trato de golpear al
soldado, entonces los otros lo agarraron, y con la cacha del rifle
el soldado rompió la televisión. El solo dice ganar un par de
centavos diarios. Dice que trabajo 4 años para poder ahorrar lo
suficiente y comprar el televisor. El jura que es inocente, que
no hizo nada, pero los soldados de cualquier manera lo
golpearon y arrestaron. Yo se que no es cierto, si no hubiese
70
hecho nada, el no estaría aquí. Además, ellos siempre son
culpables, si nosotros no sabemos de que, ellos si.
En el ejercito se trabaja con ordenes. Yo no tomo
decisiones, solo recibo ordenes. Esto nos permite trabajar de
forma mas eficaz. Sería mas difícil si los soldados tuviesen que
patrullar las calles bajo su propio criterio, así que lo hacen bajo
ordenes concisas. Freud sostiene que el hombre es agresivo por
naturaleza, solo dale la oportunidad y te lo comprobara.
Cuando estábamos en el comedor, escuche grandes carcajadas
que provenían de la mesa contigua. Me acerque a indagar cual
era la razón de tanta alegría, y me contaron la siguiente
historia: Un muchachito de unos 10 años estaba caminando
por la acera en una de las calles aledañas a la avenida principal
de uno de sus pueblos. Llevaba en la mano una bolsa de papel.
La callejuela era de terracería, las paredes de piedra entre un
color gris y arena eran altas, sin ventanas, y no ofrecían
ninguna salida lateral. Al ver a dos de nuestros soldados, el
muchacho freno en seco, y se disponía dar media vuelta cuando
uno de los soldados le grito. Su actitud era sospechosa y era
posible que el niño llevara algo sospechoso en la bolsa, así que
como había orden de revisar todo objeto sospechoso, había que
revisarla. También podía ser que simplemente se puso nervioso
al ver a dos soldados armados caminando frente a el. No
importa, el hecho es que los soldados se acercaron a el, lo
empujaron contra la pared y le demandaron que abriera la
bolsa. El muchacho, casi llorando, dijo en su idioma que solo
se trataba de una bolsa con cosas del mercado. A pesar de que
uno de los soldados habla su idioma perfectamente, volvieron a
gritar en el nuestro que abriera la bolsa, y lo amenazaron con
sus armas. Entre lagrimas, el niño comprendió a lo que se
referían y abrió la bolsa. Contenía un par de cebollas, otras
verduras, un pedazo de pollo crudo, y unos chocolates. Los
soldados le ordenaron abrir el paquete que contenía los
chocolates, el chico lo hizo, y tendió la caja abierta hacía los
militares. Uno de los soldados lo empujo de regreso hacia el
71
niño, y le ordeno comer. El muchacho no comprendió, y
entonces el soldado tomo un puñado de ellos y se los introdujo
a la boca por la fuerza. El niño los trago, y el soldado
apuntándole con su rifle le ordeno comerlos todos. Una vez
mas el niño comprendió, y empezó a comer, ahogándose entre
el llanto y los dulces. Una vez hubo terminado con la caja, los
soldados continuaron con las cebollas, las verduras y
finalmente el pollo crudo. Dejaron al niño tirado y vomitando,
pobre, no podían arrestarlo, al fin y al cabo no había hecho
nada. Durante todo el final del relato se escucho una carcajada
general en todo el comedor, y a pesar de no haber entendido,
después de un segundo sonreí. Luego comprendí; era muy
cómico, realmente gracioso, y me eche a reír.

A veces no me gusta mi trabajo. Se que es necesario, y


por eso lo hago. Además, a diferencia de los soldados y
oficiales del ejercito regular, yo no soy un militar. Como ya
dije, soy un profesional que trabaja para el ejercito. Si bien es
cierto que uso uniforme, llevo en los hombros fierros de
oficial, y recibo y cumplo ordenes como cualquier otro
soldado, al final yo regreso a mi casa y me quito el uniforme,
mudo la piel como una víbora, y dejo de ser el que era antes.
Soy como un camaleón. En la noche me acuesto al lado de mi
mujer, y entiendo que estoy viviendo dos realidades diferentes.
Nada tiene que ver el mundo del campo con la suave piel de
una mujer y la frescura de unas sabanas limpias. En mi casa yo
soy un académico. Un sabio en el funcionamiento de la mente
humana que escribe artículos en revistas profesionales. En el
campo soy un soldado que recibe ordenes y cree en la
autoridad. En mi casa soy un ente creador, en el campo soy
creyente. Dos realidades separadas, dos yo separados.

Hoy me sucedió algo muy extraño. Me llevaron a uno


de los prisioneros del campo, y me contó la siguiente historia.
Una pareja de soldados estaban caminando por una de las
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calles de la ciudad, cuando lo vieron a el, un hombre de
aproximadamente 30 años de edad. Según los soldados, el los
miro de manera muy "sospechosa". Se le acercaron y le
pidieron sus documentos. El entrego los papeles, y los soldados
lo llevaron a un callejón. Le gritaron, lo colocaron contra la
pared, y uno de ellos le apunto con el rifle a los genitales, puso
el dedo en el gatillo, y disparo. El cargador estaba vacío, y lo
único que se escucho fue el click del arma, pero el cobarde se
defeco en los pantalones. Acto seguido arrojaron sus
documentos a la basura, y lo arrestaron por no tener papeles.
Yo se que ellos nunca dicen la verdad, pero en mi interior, esta
vez le creí. Fue una sensación muy extraña, de empatía, casi
como si el también fuese una persona como nosotros.
Hoy regrese a mi casa, y me enoje con uno de mis hijos. Fue
una tontería, algo sobre el orden de su cuarto. Antes de darme
cuenta, ya lo estaba amenazando. El se asusto y me miro a con
ojos llorosos. Yo no soy así, no en mi casa. Me recordó la
historia del muchachito con los soldados. No pude dormir toda
la noche.
Llegue esta mañana al campo como un hombre acabado.
Cuando entre a mi cuarto de trabajo para interrogar a mi primer
"cliente", vi frente a mi a un hombre como de unos 40 años,
sentado con manos y pies atados, bajo la luz pálida de la
lámpara de cono. Abrí su expediente y vi que tenía en realidad
28 años. Me miro con ojos vidriosos, y sin decir palabra, bajo
nuevamente la vista. Tuve la sensación de estarme mirando
frente a un espejo. La de ver mi imagen reflejada, mi alma, mi
alter ego maniatado y cansado, acabado por la vida. Intente
deshacerme de esa imagen, pero volvió a mi con mas fuerza.
Esta vez tenía mi cara, mi cuerpo, mi uniforme. Era yo. Salí
corriendo a enjuagarme la cara, y me reporte al comandante de
la base. Le explique que me sentía muy mal. Me dijo: "Tomate
el día libre, alguien mas hará tu trabajo".
Cuando volví a mi casa, intente quitarme el uniforme,
pero no pude. Parado en el baño, me trate de desabotonar la
73
camisa, solo para darme cuenta de que no tenía botones.
Intente tomarla del cuello para sacarla sobre mi cabeza, pero
fue inútil, pues no tenía cuello. Lo mismo con mis pantalones
verde olivo, mis botas, mi gorro militar. Todo mi uniforme
estaba pegado a mi mismo. Se había vuelto parte de mi, era yo.
Se había metido en mi vida, en mi piel, en mi alma. La ilusión
se había acabado. No soy dos hombres y no puedo pretender
que la realidad no me afecta. Ahora yo había pasado a ser parte
de la realidad.
Llevo una semana sin ir al campo. Cada vez que pienso en uno
de "ellos", me veo a mi mismo. Yo soy ellos, y ellos soy yo.
Mi esposa esta muy preocupada, no como, no bebo, no hablo,
no duermo. Mi comandante también esta preocupado. Yo no
estoy preocupado, ya no. El campo se metió en mi, y soy
consciente de ello. También se metió en todos los demás, los
soldados, los prisioneros, mi comandante. Ellos están
alienados, por eso no se dan cuenta. Yo soy consciente, soy
consciente de que por meses deje a la mediocridad penetrar
dentro de mi, hasta que me domino totalmente. Casi
totalmente. La mediocridad es una tortura, tortura peor que las
que aplicamos en el campo, e igual que ella, no con golpes ni
violencia, sino mas sutil, mas completa. La tortura de ser
mediocre, de ser creyente. Por eso ya no estoy preocupado,
porque ahora se que la única manera de librarme de este
uniforme que tengo pegado a la piel, es librarme de mi mismo.

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76
EL EQUILIBRISTA

1993

El equilibrio es uno de los grandes temas recurrentes de la


literatura. Algunos ejemplos que me vienen a la mente son
tanto el cuento de Kafka con este mismo nombre, en que el
secreto para mantener el equilibrio era la inmovilidad, como la
obra de Sholem, Tuvie el Lechero ( Popularmente conocida por
el musical El Violinista Sobre el Tejado), en donde Tuvie se
pregunta: ¿Como mantenemos el equilibrio? Y no es para
menos que el tema sea tan tratado en el arte de las letras, pues
como el mismo Tuvie dice: "Podría uno caer y romperse la
cabeza...". En otras palabras, es una cuestión que toca las raíces
mismas de la existencia, del "Ser o no ser", o simplemente, del
ser...
Y es que mantener el equilibrio no es cosa sencilla. A
diferencia del equilibrista circense, que a pesar de tener tan
solo un escaso punto de apoyo cuenta únicamente con su peso
para equilibrar, el equilibrista de la calle, del día a día, o sea
cualquiera de nosotros, (llamémoslo "vulgar", del latín vulgo)
vive una situación mas complicada.
Ante todo, somos un animal social. Vivimos en un hambre
constante de estímulos, en una necesidad de sensaciones de
fraternidad, de reconocimiento, de interacción con los demás
seres humanos. Pero somos al mismo tiempo sujetos que
luchan por diferenciarse, por ser únicos y separados del resto,

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por ser Individuos. Esto ya es un reto para el equilibrista
vulgar, que en su lucha para mantener el equilibrio entre el
individuo y la sociedad, vive como si tuviese a la sociedad
colgada a destiempo y a "des-peso" de uno de los extremos del
travesaño que lo "ayuda" a mantenerse sin caer, y tan solo con
su propio cuerpo como contrapeso en un mal punto de
colocación. Tan difícil y cansada es la tarea de soportar el peso
de toda la sociedad, que para colmo se mete hasta en nuestro
subconsciente, y clama a gritos a través de nuestro Super-yo
que nos dejemos caer, que muchos de nosotros hacemos
precisamente eso, para solo sufrir la suerte de nuestro viejo
amigo Humpty-Dumpty, sin siquiera tener la esperanza de que
a los peones del reino les importe si se nos puede o no rearmar.
(A menos que se este dispuesto a pagar doscientos nuevos
pesos la hora, una o dos veces por semana).
Por si fuese poco, el equilibrista vulgar no solo tiene que
balancearse en esta sola cuerda, sino que tiene que malabarear
entre varios y muy complicados aspectos que conforman su
ser. Cada aspecto representa una cuerda mas, y caer en tan solo
una de ellas puede ser fatal. Algunas de ellas son por
momentos cables como las del circo, y un momento mas tarde
se vuelven hilo de cáñamo, otras se mueven de izquierda a
derecha, de arriba hacia abajo, son rectas y sin previo aviso se
inclinan, volviéndose cuesta arriba, o cuesta abajo. Otras giran
como brocas de un taladro, son tan delgadas que cortan como
navaja de afeitar, tan calientes que queman, o simplemente
están electrificadas. Tan solo como ejemplo expondremos
algunas de ellas:
La cuerda del atrevimiento es una de las mas transitadas. En
esta se trata de mantener el equilibrio entre, obviamente, que
tanto nos arriesgamos, y que tanto la jugamos a la segura. El
que decide inclinarse hacia el lado de la seguridad,
generalmente se vuelve uno del montón, nunca destaca, nunca
hace nada especial de su vida, y puede seguir viviendo
tranquilo. Su vista no pasara del suelo, pero sabrá que no caerá
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en un agujero. El precio es simplemente el seguir siendo
mediocre. Por otra parte, el que arriesga, puede perder su
dinero, su casa, su trabajo, su familia, o de plano su cordura o
su vida. Una vez mas, equilibrio.
La cuerda de la seriedad, de la sobriedad y del recato es una de
las menos arriesgadas, y sin embargo, una de las mas
importantes. Aquel que es serio (y en serio) puede perder la
alegría de la vida. Aquel que tiene la vivacidad y simpleza
infantil, la alegría y el humor en demasía, pierde el respeto
("Es muy poco serio" dice la gente). Es un poco como el libro
El Principio, de Saint-Exupery, si uno lo lee como adulto,
parece tonto y aburrido. Como niño, no se le capta su
profundidad. Es por ello que solo aquellos que son lo
suficientemente adultos como para entenderlo pero
suficientemente niños como para disfrutarlo lo consideran una
gran obra de la literatura. Aquellos que en esta cuerda, guardan
el equilibrio.
Otra cuerda que nos fascina sacudir a nosotros los psicólogos
(¡Si, soy psicólogo, y que!) es la de la razón vas. el afecto.
Érase que se era una época llamada "Moderna", también
conocida como "Edad De La Razón" (Mucho gusto Señora De
La Razón), Ilustrada, etcétera, en la que el ser "racional", o
lógico, parecía iba a ser la solución a todos los conflictos de la
humanidad. Pero llegaron amigos nuestros desde Sartre a
Habbermass y nos dijeron que no, que en este siglo veinte de
nosotros, y ante la evidencia histórica del fracaso de su fracaso,
la modernidad se había acabado. Estábamos en la "Post-
Modernidad", en la era de lo abstracto. Y entonces, esta cuerda
que antes del siglo XIX no existía, y que después de la
Revolución Francesa (Con mayúsculas) aprecia sólida y firme,
comenzó a parecerse mas a una cuerda de saltar que a una
cuerda floja. Y es así que el que hoy en día es racional, se le ve
como frío y seco, mientras que al demasiado afectivo o
imaginativo, como empalagoso, "que vive en las nubes", o de
plano en la luna, o sea lunático.
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Y bien, podríamos continuar con esto durante paginas y
paginas, y hacer de esto una novela, no, mejor una enciclopedia
a la que llamaríamos "La Gran Enciclopedia Mundial del
Equilibrio" (En la compra del tomo I, Abajo a Aterrizar, le
regalamos un paracaídas) en donde vendrían explicadas todas
las cuerdas (Bueno, las que se nos ocurran, y con apéndices
anuales, por supuesto) como la de la Avaricia vas. Esplendidez,
la Sinceridad vas. Hipocresía, el Altruismo vas. Egoísmo, y así,
miles y miles de cuerdas mas en las que el ser humano tiene
que equilibrarse para no caer, y en las que para muchos, el
mejor secreto para no perder el equilibrio es, como en Kafka,
no moverse. Pero para aquellos que puedan levantar la vista,
ver hacia el horizonte, y seguir adelante, solo tengo una cosa
mas que decir: Damas y Caballeros: El mundialmente famoso
Circo de la Vida, tiene el gusto de presentar, a 30 metros de
altura y sin red de seguridad...

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LA ESPERA

1992

Tenía la vista clavada en el blanco aparato, que


permanecía mudo como una piedra, esperando a que
reaccionara como si de eso dependiese mi vida. Al principio no
dude ni por un segundo que seria una cuestión de horas, tal vez
de un día, para que el me llamara. Era obvio, a final de cuentas
el era el que había dado el primer paso, el había tomado la
iniciativa (así es siempre, y así debe de ser) a pesar, claro esta,
de que yo había hecho todo lo necesario para llamar su
atención: Una sonrisa, un roce, una mirada furtiva. Era alto,
moreno, de rasgos muy varoniles. Estaba en una mesa con dos
amigos, sin pareja. Yo me encontraba en la mía, con un grupo
de Amigas del colegio, y me había fijado en el desde que nos
sentamos. Nuestras miradas se cruzaron, y el me sonrió. No
sonreí de regreso, pero deje la mirada fija una fracción de
segundo mas de lo necesario. Sabia que así lo mantendría
interesado. Por un rato, platique con mis amigas de cosas
triviales procurando no volver la vista hacia el. Después voltee.
Efectivamente el me estaba mirando. Volvió a intentar, sonrió.
Esta vez le sonreí de regreso, pero gire rápidamente la cabeza.
Volví a voltear hacia el, y reí con fuerza mientras una amiga
contaba un chiste. Finalmente el se levanto de su mesa y se
acerco. Me abordo con un pretexto cualquiera, algo así como

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"¿No te conozco de alguna parte?" o "¿No eres tu la hermana
de Fulanito?" Ya no recuerdo. Un momento, el teléfono...
Mi corazón late con violencia, estoy enojada y al mismo
tiempo me siento impotente ante la situación. Cuando el
teléfono sonó pensé que era él. Pensé en todo lo que me diría:

"Bueno..."
"¿Alejandra?" Reconozco su voz.
"Si. ¿Quien Habla?" Finjo no saberlo.
"Roberto"
"¿Roberto?"
"Si, del VideoBar del otro día"
"Ah, si, Roberto" Con tono de desinterés.
"¿Como estas?"
"Bien"
"Oye, quería invitarte el viernes a salir"
"No puedo el viernes" Mentira
"¿Y el sábado?"
"¿A donde me invitarías?"
"A tal lugar"
"Puede ser, no se, porque no me hablas el viernes para
confirmar"
"Pero ya quedamos"
"Puede ser, háblame"
"Bueno, adiós, nos vemos el sábado"
"Nos vemos"

Palabras mas, palabras menos. Me acerqué al aparato mientras


mi corazón se aceleraba al ritmo del sonido de su campana:
Ring.......Ring.....Ring...Ring..RingRingRing
"Bueno"
Una fracción de segundo, no mas, son necesarios para
despertar en mi la esperanza, y después, una voz.

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Una voz de mujer.
Pregunta por mi madre, y siento un liquido helado recorrer mis
venas, y me estremezco mientras llamo a mi madre. El fluido
llega a mis ojos, por donde quiere salir en forma de una
lagrima...
Pero no. Quien cree el que es, para merecer una lagrima. Así
son todos, los hombres siempre juegan contigo. Eso es lo que
esta haciendo, jugando.
Pues no habré de tolerárselo esta vez, no mas.
Nunca mas.
Si llama no le contestare el teléfono. Si sus intenciones
hubiesen sido sinceras, si se hubiese sentido atraído hacia mi,
me habría llamado al día siguiente. Esperar tres días significa
que simplemente me quiere para "divertirse". Pues esta vez se
equivoca, no voy a caer en su trampa.
Me imagino su estrategia: Se espera tres o cuatro días, pues
sabe que me siento atraído hacia el. Si no, por que otra razón
habría aceptado bailar con el a la primera. Eso fue un error, le
di 'alas'. Ahora sabe que me siento atraída, y empieza a jugar su
juego. Al tercer día, sabe que estoy pensando en el, deseando
que llame, deseándolo... Por fin llama, me invita a salir. Por
supuesto el esta seguro de que yo aceptare. Me lleva a un lugar
elegante, tal vez a un restaurante, cuenta unos chistes, bebemos
un par de copas de vino, y entonces...
"Eres una mujer muy hermosa, Alejandra" Yo me ruborizo. El
esta preparando el terreno.
"Gracias por el cumplido, pero sabes que no es cierto..."
Miento. Siempre me dijeron que la modestia es una buena
cualidad en una señorita.
"No, no. Es cierto. Yo nunca miento." Otra mentira. Pero no
hay nada que yo pueda decir.
"Sabes" Continua "desde que te vi me sentí atraído hacia ti".
Una pausa.

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La pausa es importante, pues crea expectativa. Por un lado me
baja las defensas con un halago, luego me hace esperar, desear
que diga algo, no se que, pero algo, y finalmente, cuando lo
dice, una cae en la trampa de que lo que dijo era el algo que
estábamos esperando oír.
Yo sonrió, y el sigue:
"Es increíble lo bien que la pasamos juntos... y sabes, es que...
me gustaría estar mas cerca de ti"
Mas cerca de ti. Es su primer lanzamiento, una curva,
engañosa. Es lo bastante vago para que lo mal interprete, pero
lo bastante directo para iniciar su movida. Yo decido dejarlo
pasar, no es mi clase de pichada.
"¿A que te refieres, Roberto?"
"Nada, nada" Es una bola "es solo que me gustaría que hubiera
algo mas entre nosotros que una simple amistad. Quiero llegar
a conocerte mejor, quiero que haya algo especial entre
nosotros."
Me hace dudar. ¿Tal vez me equivoque? ¿Tal vez sus
intenciones son sinceras? Pero eso es lo que el quiere, hacerme
dudar. No, esto también es parte de su juego. Si hubiese
bateado, ¡Zoooom! Strike. El lanzamiento hasta adentro. O mas
bien el "bat". Pero si no, la vieja historia: 'Era solo una bola
amistosa....'.
El desvía la conversación, otra vez, cortés y amable, pero esta
vez me toma la mano. Su mano es fuerte pero delicada. Es
tibia, se siente bien. Lo dejo hacer, y el sigue hablando como si
nada. Me sonríe. Su sonrisa es encantadora, y sus ojos. Pero
todo es parte del plan.
El teléfono vuelve a sonar. Es el, pensé. Dejo que mi madre
conteste. En un segundo me llamara, "Ale, contesta el
teléfono."
"Quien es, Mama"
"Roberto"

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"Dile que no estoy" Eso es, una cucharada de su propia
medicina. Y que me escuche Dile que no estoy.
Espero el grito de mi madre, pero no viene. Silencio. ¿Que
pasa? ¿Porque no me grita? Me acerco al teléfono, y lo levanto
un segundo.
"Julieta, no se te olvide que la junta del comité..."
No es el.
Vuelvo a colgar rápidamente, y me siento desesperada. Tal vez
algo le paso. Tal vez no pudo hablar, salió de viaje, o piensa
que es cortés esperar un par de días. Fue todo tan lindo el otro
día, no puedo creer que el me haga una cosa así al propósito.
Llevábamos hablando un rato. El era a la vez simpático e
interesante. Sus ojos se veían tan hermosos el la tenue luz
anaranjada, y se empezó a escuchar mi canción, esa balada,
tranquilita, llena de amor.
Lo voltee a ver y leyó en mis ojos que quería bailar. Me tomo
de la mano, y sin decir una palabra se levanto y me llevo a la
pista. Puso su mano en mi cintura, y yo le tome del hombro.
Era un hombro fuerte y protector, que ataría mi cabeza como
una almohada en la que se quiere soñar un sueño de hadas.
Nuestras manos, fuertemente entrelazadas, y nuestro cuerpos
meciéndose al ritmo de la suave música. Me sentía en el
paraíso. No resistí cuando me atrajo hacia el, suavemente,
dulcemente. Repose mi cabeza sobre su hombro, como el
sueño realizado, y sentí su pecho rozando el mío. Me deje
llevar por la música. Cerré los ojos, y sentí que volábamos. Me
apretó levemente hacia el, y sentí sus piernas en rítmicos
movimientos junto a las mías, uno, dos...uno, dos. La música
sonaba y me drogaba con un elixir de amor, maravilloso. Sentí
su respiración en mi nuca, y una sensación de tibio calor
estremeció mi cuerpo. El roce de su cuerpo sobre mis pechos
me excitaba, y estaba segura de que el sentía los míos sobre el
suyo, a través de mi ropa y la suya. Ansiaba sentir su piel...
El teléfono otra vez.
Lo conteste casi automáticamente.
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"Bueno" Y entonces me di cuenta de el error que había
cometido.
"¿Ale?" Una voz de hombre. Me puse nerviosa. ¿Como era la
voz de el? Ya no recuerdo.
"Si"
"Esta tu mama, habla tu tío Carlos" Decepción, y alivio.
Es increíble como dos emociones contradictorias pueden vivir
dentro de una. Las mujeres somos seres ambivalentes.
Podemos amar y odiar al mismo tiempo. Esa es nuestra
debilidad.
Y es por eso que debemos ser duras, no dejarnos atrapar
fácilmente. Porque el balance se rompe, y ellos se aprovechan
de nosotras en virtud de nuestro amor. Los hombres no son
ambivalentes. Ellos solo buscan sexo. Sexo o sumisión. Para
que me entiendan mejor, mientras que el alma de la mujer tiene
hambre de romance, el cuerpo del hombre tiene hambre de
sexo. Son sentimientos paralelos. Igual que la seguridad y la
sumisión. Nosotras buscamos seguridad, ellos sumisión.
Seguimos bailando durante un momento, bueno, a mi me
pareció un momento, pero mis amigas se me acercaron y me
empezaron a insinuar que ya era tarde, hora de irnos a casa.
Había en su voz varios sentimientos, reproche por dejarme
"seducir" así por un hombre al que apenas conozco, celos por
haber encontrado un "buen partido" y ellas irse con las manos,
o mejor dicho, las piernas, vacías, y algo de preocupación
porque al ver el reloj me di cuenta de que en realidad se estaba
haciendo tarde.
"Ale, ya vámonos, que venimos todas en el coche de Mónica"
"Si quieres yo te llevo a tu casa" dijo Roberto "por donde
vives"
"No por favor, no te molestes, yo vivo hasta el otro lado de la
ciudad" y le explique mas o menos por donde, en un intento de
que leyese en mis palabras, Si, llévame contigo...
"No por favor, no es molestia, si yo vivo ahí cerquitita" A
pesar de que en realidad vivía bastante retirado.
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¡El Teléfono!
Corrí hacia el aparato, y como si hubiese estado a mil grados
centígrados solté la bocina en cuanto la toque. No, no le voy a
contestar.
Sonó una vez, dos, tres, cinco...
"Ale, contesta" Mi Mama.
Seis. Levanto la bocina.
"Bu..." Click. Colgaron.
Me asalta la duda. ¿Y si era el? ¿Volverá a hablar? Siento un
dolor en el estomago, y una gota de sudor frío se escurre por
mi espalda. Que tonta soy. Además, quien me manda estar
imaginando cosas. Tal vez tiene una buena razón para no
haberme hablado hasta ahora, tal vez esta muy ocupado, en
exámenes, no se, algo. Y fue tan hermoso la otra noche. Tan
Mágico, tan especial...
Le hable a mi Mama y le avise que íbamos a estar otro rato en
el video-bar. "No llegues muy tarde" me dijo. "No te preocupes
Mama, Mónica me lleva a la casa..." mas mentiras. ¿Pero que
importa una mentirita así cuando una siente el amor tocar a la
puerta?
Bailamos otro rato, nos sentamos en su mesa.
"¿A que te dedicas?" Me pregunto.
"Estudio diseño" Es lo que se llama en Ingles Small Talk,
platicar de nada en particular.
"¿En donde?"
"En la Ibero, ¿Que no se me nota el acento?" Imito un acento
que en realidad no tengo necesidad de imitar, y que por demás,
no se parece en nada al que supuestamente debemos tener los
"Chicos Ibero".
"Tengo un amigo que estudia comunicaciones en la Ibero. A lo
mejor lo conoces."
"¿Como se llama?"
"Rolando, Rolando Ruedas"

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"Me suena" No es cierto, a pesar de lo simpático del nombre
"¿Como es el?
Me lo describe, le digo que creo que si lo conozco, a pesar de
no tener idea. La platica sigue así.
De pronto, esa canción tan padre que canta el grupo de moda
empieza a sonar. Lo volteo a ver con cara de suplica. El me
entiende. "¿Bailamos?" algo le dice en un murmullo a sus
amigos, y nos paramos a bailar.
Al terminar la pieza, sus amigos no están. Nos sentamos solos.
Empezamos a platicar de nosotros, de nuestro gustos, de
nuestra vida, de todo. Somos tan parecidos, y sin embargo, tan
distintos en algunos detalles. Eso me gusta. No hay duda de
que me siento atraída hacia el y que el se siente atraído hacia
mi. ¿O si la hay?
La imaginación vuela y el tiempo pasa como si nada tuviera
que ver con nosotros. Estamos en otra dimensión, platicamos,
reímos juntos, nos tomamos de las manos. Pareciera que solo
ha pasado un segundo cuando miro el reloj...
"¡¡¡Mi Mama me va a matar!!!" y me levanto de un brinco.
"No te preocupes, en un minuto estamos en tu casa" Lo dice
con tanta seguridad, que un extraño sentimiento de tranquilidad
me invade.
Subimos a su coche e iniciamos el camino hacia una despedida
no deseada. Casi sin sentirlo, sus dedos se escurren y enlazan
con los míos. Así continuamos en silencio todo el camino hasta
llegar a mi casa. Silencio y Amor. Me embargaba la felicidad y
en ese momento yo no podía pedir nada en el mundo, excepto
que falta...
"Bueno, aquí es, ¿No?"
"Si, ya llegamos." Lo miro con tristeza. Me gustaría que esta
noche no acabe jamás.
"Porque no me anotas tu teléfono y yo te hecho una llamada
para ver si salimos..." La frase queda entrecortada por la
velocidad en la que saco una pluma de mi bolsa, y anoto mi

90
teléfono en un papel. Lo firmo: Ale, y al lado dibujo una carita
sonriente.
Al igual que la carita, el lo ve, y sonríe. El baja del coche y me
abre la puerta. Me levanto, lo miro fijamente a los ojos, y casi
como pedir un deseo... el me abraza con delicadeza, nos
estamos mirando y el tiempo parece haberse detenido. Un
segundo parece un año. El acerca su cara a la mía y... excepto
que falta un beso. Y siento sus labios tibios y húmedos sobre
los míos. Mi corazón empieza a latir con fuerza, y yo me
asusto de mi misma. Me quedo como petrificada. Pasan unos
segundos en los que me siento confundida y finalmente el se
separa de mi. Me empiezo a sentir como una tonta, y me
pregunto ¿Que habrá pensado de mi? Me avergüenzo de haber
deseado tanto que me besara para parecer una inútil cuando por
fin lo hace. Me gustaría volver a abrazarlo y besarlo otra vez,
pero...
"Adiós" es lo único que puedo decir.
"Adiós, yo te hablo" y sonó en sus labios como... no se. Tal vez
solo estoy imaginando. Tal vez era tristeza lo que oí en su voz,
o tal vez no. Tal vez era esperanza. no lo se. Me miro fijamente
por unos segundos en lo que yo entraba a mi casa, sin querer
darle la espalda, sin querer cerrar la puerta. Finalmente subió a
su coche, y se alejo. Se alejo de mi.
Esa noche casi no pude dormir. Estuve pensando en el, en sus
abrazos, en su beso. En mi. Al día siguiente estuve en
expectación todo el día, esperando...
¡¡¡El Teléfono!!!
Corro a contestar y levanto la bocina "Bueno..."

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RELATO NOCTURNO

1994

El leve zumbido fue el que me saco de mi tan profundo


y necesario sueño. Estaba bastante enojado pues para mi de
por si es difícil conciliar el sueño, como para tener que estar
sufriendo esas calamidades nocturnas. Estoy seguro, querido
lector, que a usted debe de haberle pasado ya alguna vez el
tener que enfrentar ese molesto zumbido, y por eso le será fácil
comprender mi inocencia. Cuando me desperté, el reloj
fosforescente de mi cómoda marcaba las 2:45 a.m. y el ruido
intermitente como el de una sirena ensordecida llenaba el
cuarto en todos sus rincones, esta por demás decir que estaba
dispuesto a intentarlo todo en mi desesperación para acallar a
mi molesto enemigo que me había sacado de las agradables
profundidades de los dominios de Morfeo. Inicialmente utilice
tácticas de defensa, los primeros minutos procure ignorar ese
agudo martilleo para volver a captar el sopor, pero la inutilidad
de esa táctica es históricamente consabida. Posteriormente
intente cubrirme con la almohada, mas de 5 minutos procure
encontrar la posición adecuada para al mismo tiempo evitar el
ruidillo y poder respirar, o simplemente lograr la comodidad
mínima necesaria para dormir...todo inútil.
Resignado a mi suerte, tente sobre mi cómoda
esperando localizar la sección de deportes del diario
vespertino, que yo recordaba haber dejado ahí en la tarde...un
93
poco a la derecha...un poco a la izquierda y... ¡BAM! se
sobrevino el desastre, empuje sin quererlo el vaso de agua que
estaba en la cómoda, y eso fue la gota que derramo el vaso (o
mas bien, el empujón que lo tiro).
Decidí que ya era demasiado, que el terrible enemigo
que había penetrado en mi habitación subersticiamente por
alguna rendija que en mi torpe descuido debí haber dejado
abierta, ( o al menos era esa la única explicación plausible a la
presencia de aquel pequeño diablillo) iba a tener que pagar cara
su osadía. La caza iba a comenzar.
Cuando tome esta decisión era consciente de las
ventajas naturales que poseía: fuerza, tamaño, inteligencia...al
fin y al cabo mi sueño había terminado de esfumarse con la
caída del vaso. Era todo un reto el que tenia ante mi...mi honor
tendría que ser saldado ante la afrenta que aquel bichito se
atrevió a cometer. Me levante lentamente y sin ruido, y me
acerque, tratando de evitar los fragmentos de vidrio con mis
pies descalzos, al interruptor de la luz. Encendí la única
lámpara de mi pequeño cuarto, esperando divisar al infame
insecto...una veloz mancha negra paso volando,
descaradamente, frente a mis narices, en actitud de desafío.
Esta vez localice con gran facilidad la mentada sección
deportiva, y anuncie el toque de guerra. Concentre toda la
agudeza de mis sentidos en localizar al enemigo, que
momentáneamente solo producía un silencio absoluto. De
pronto, divise al lado del marco de mi ventana la condenada
mancha negra que se movía con cautela para no ser
descubierta. Y así, con la misma cautela, me acerqué a ella,
levante mi arma, y descargue el golpe mortal. ¡ZAZ! Triste fue
mi desilusión al reiniciarse el torturante zumbido por toda la
habitación. Me propuse afinar mi puntería para el próximo
intento, y tuve que esperar unos segundos a que el insecto
dejara de orbitar al rededor de la recién encendida lámpara y se
posase sobre ella para poder tener una nueva oportunidad.

94
Nuevamente me acerque al objetivo, levanta mi quijotesca
arma y descargue con toda mi furia sobre el animal...
La obscuridad que se hizo fue total, y mi honor estaba
mas mancillado que nunca. Ya era bastante lo que había
causado ese insecto que volvía a zumbar mientras estábamos
nuevamente en la obscuridad que provocase el que yo hubiera
roto el foco... Decidí entonces lo que por muchos es
considerado como un crimen, olvidando las viejas costumbres
y maneras, por no mencionar la conciencia ecológica,
traicionando el honor deportivo de enfrentarse a su enemigo de
igual a igual, aun conociendo las ventajas naturales de las que
era poseedor. Renuncie a todo ello y a todos los valores del
viejo mundo para cometer un crimen sin compasión.
Lo primero que tenia que hacer era salir del cuarto...
debía hacerse rápidamente para que el enemigo no lograse
escapar durante la operación. Abrí un poco el dintel, lo que
dejo penetrar un leve has de luz. Después, rápidamente salí de
un salto de la habitación y me dirigí a grandes zancadas a la
cocina, directamente a aquel armario, permanentemente
cerrado y del que solo yo sabia donde estaba la llave. Lo abrí
con un extraño sentimiento de pesadumbre, como aquel que va
a actuar en contra de sus principios, pues iba a utilizar algo que
siempre había negado siquiera poseer. Antes de ese momento,
siempre creí en el derecho que tenia mi mortal enemigo de
salvarse si era lo suficientemente astuto, también sabia que
llegar a esta "ultima alternativa" podía traer a posteriori
consecuencias negativas para mi propia salud... pero en ese
momento estaba desesperado.
Por un instante, gire los ojos que se posaron sobre la
brillante lata color metálico, reluciente. Estaba cubierta de un
papel amarillo pálido, con grandes letras latinas en idioma
ingles, lo que denotaba su procedencia extranjera. El mortal
dispositivo en la parte superior de la lata se encontraba cubierto
por una tapa de plástico blanco, la cual retire. Coloque mi dedo
índice sobre aquel, y sostuve firmemente la lata. Me acerque a
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mi cuarto y abrí la puerta. En la escena se respiraba el olor a
muerte ante un cuarto semi-obscuro inundado por el halo que
penetraba por la puerta rompiendo la total penumbra. El
zumbido seguía ahí, impasible. Levante la lata, y presione el
dispositivo que libero un rocío con aquel ardiente liquido de la
muerte...15, 20, 30 segundos. Después 30 mas. El zumbido se
volvió intermitente, luego esporádico y al ras del
suelo...finalmente ceso. En la escena podía ver en mi mente a
un hombre que ya no era yo mismo, cabizbajo y con una lata
pendiendo en los inertes brazos, vencedor y al mismo tiempo
vencido, que levanto su voz y grito, mientras una lagrima
rodaba por su mejilla.

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SRA. GOMEZ

I995

I
La alarma del horno sonó una vez mas para avisar a la
Sra. Gómez que el pastel de pollo que estaba preparando para
su marido estaba listo. Normalmente, la Sra. Gómez estaba
muy orgullosa de su pastel de pollo. Siempre lo preparaba con
las verduras mas frescas del mercado. Compraba el pollo
entero y lo desmenuzaba, usando carne blanca y obscura. Lo
sazonaba con su mezcla secreta de especias que había heredado
de su abuela, y lo cubría con varias capas de pasta de hojaldre.
Era realmente una fabulosa receta y por eso ella estaba
orgullosa de su pastel. Normalmente.
Y es que ese día sucedido algo muy extraño. En la
mañana, al recoger el correo, la Sra. Gómez encontró un sobre
que era muy diferente a los sobres con cuentas del banco y
publicidad que ella estaba acostumbrada a recoger todos los
días. Era un sobre con textura, aparentemente muy fino, como
una invitación. El color era casi blanco, pero a la luz se notaba
brillante, mas bien plateado. Al principio, la Sra. Gómez pensó
que sería precisamente eso, una invitación. Pero la carta no
tenia remitente, ni sellos postales, ni dirección. Solamente
decía su nombre escrito en caligrafía en una tinta muy obscura:
“ Marta Esparza de Gómez.”

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La Sra. Gómez tomo la carta con gran curiosidad. ¿Sí
era una invitación, de quien podría ser? Su comadre Juana
acababa de tener un hijo (el cuarto), pero que ella supiera no
estaba planeando ninguna celebración en particular. Además,
su comadre no tenia el dinero como para estar haciendo
invitaciones tan elegantes. A lo mejor era de su primo Ignacio,
que vivía en provincia. Ya tenia mas de un año saliendo con su
novia, y era posible que finalmente hayan decidido formalizar
su relación. Y, aparentemente ella era de buena posición
(razón por la cual, pensaba la Sra. Gómez, su sobrino debe de
quererla, porque la muchacha le parecía fea como un zapato
viejo). Pero si era así, porque la carta no tenia sellos, ni
remitente. No, esta carta debía de haber sido entregada a
mano, y su primo vivía en provincia.
Finalmente, la Sra. Gómez se sentó en la mesa de su
comedor, y se quedó contemplando el sobre. Era un sobre muy
elegante y ella no quería simplemente romperlo, así que debía
de abrirlo con cuidado, con un abre cartas. ¿Pero de donde iba
ella a sacar un abrecartas? Su familia no era pobre, pero si
sencilla. El sueldo de su marido (El Sr. Gómez) como
empleado de escritorio en la compañía de teléfono les
alcanzaba bien para vivir a los dos, pero nunca se habían
podido dar lujos, ni vacaciones, y mucho menos comprar cosas
innecesarias como un abrecartas. Pero ya bien dice el dicho
que el hombre propone, y dios dispone, porque cuando ella se
caso hace 10 años y era apenas una muchacha de 20, ella se
veía en el futuro en una casa llena de chamacos, corriendo y
jugando. Ella se veía ayudándoles a hacer su tarea, recortando
estampitas y pegándolas con pegamento blanco en coloridas
cartulinas. Preparándoles fruta fresca y aguas de sabores, y
también su famoso pastel de pollo… Pero ellos no pudieron
encargar. Trataron, y trataron, pero mes tras mes ella se sentía
frustrada al llegar su periodo. Bueno, ya será para la próxima.
Ella no tenia duda que se su marido la amaba cuando ellos se
casaron. Era dulce, atento, y se preocupaba por ella. Pero con
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cada mes que pasaba sin poder embarazar, su marido se
tornaba mas frío y taciturno. Nada dramático, solo un detalle
aquí, un gesto allá. Ellos no podían pagar la cantidad de dinero
que se necesita para los costosos tratamientos de infertilidad,
así que no les quedaba alternativa mas que seguía tratando, una
y otra y otra vez. Y siempre con el mismo resultado. Al pasar
los años, simplemente dejaron de tratar. Finalmente dejaron de
hacer el amor, excepto por un par de veces al año (“en
ocasiones especiales,” decía él) y aunque él nunca falto a sus
obligaciones y siempre cuido de ella, la llama se apago.
Seguían juntos por fuerza de la costumbre, y por supuesto,
porque en la sociedad en que vivían no se veía de manera
correcta que las parejas casadas se separasen. “Lo que dios
unió…” Incluso había casos en los que mujeres que se atrevían
a dejar a sus maridos eran asesinadas por estos, y las
autoridades simplemente se hacían de la vista gorda o le daban
una leve sentencia al agresor. Pero el marido de la Sra. Gómez
no era así. Si era un hombre “muy macho” en le sentido social
de la palabra, pero nunca había sido violento con ella. En todo
caso, ella nunca podría dejarlo sin su consentimiento, y
definitivamente no tenia el valor de confrontarlo. Así que la
vida seguía su rutina día con día, pastel de pollo a pastel de
pollo, mientras el tiempo pasaba y dejaba su marca en la Sra.
Gómez. Hasta aquella mañana.
Finalmente la Sra. Gómez tomo un cuchillo de la cocina
y con sumo cuidado lo inserto bajo la solapa del sobre. Corto
el sobre de lado, y saco de el una tarjeta, blanca y brillante
como el sobre, con un hermoso grabado de flores que al
pareces eran rosas. La tarjeta estaba en blanco por afuera, así
que con gran excitación la Sra. Gómez la abrió. Por dentro,
solo tenia unas líneas escritas en la misma caligrafía y con la
misma tinta negra azabache que su nombre en el sobre. Decían
así:

No te amo como si fueras rosa de sal,


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topacio o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de sí,
escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo el apretado
aroma que ascendió de la tierra.

P.

Eso era todo. No había mas firma, ni indicación de


quien podía ser el autor de semejante nota. El poema, por
supuesto, era de Pablo Neruda. Ya lo sabría la Sra. Gómez que
en la preparatoria escribió incontables trabajos sobre “Don
Pablo,” y que alimentó sus sueños y sus adolescentes ilusiones
de amor por tantos, tantos años. Y el hecho de que quien
hubiera escrito esta tarjeta haya escogido a Neruda significaba
que la conocía muy bien. ¿O no? ¿Era tal vez solo una
coincidencia? Y la firma. P. No podía recordar a ninguno de
sus ex-novios que empezaran con P. Por mas que pensaba no
conocía a nadie que pudiera haberle enviado esa nota y que la
inicial de su nombre fuese P. La alarma del horno sonó una
vez mas y eso regreso a la Sra. Gómez a la realidad, pero esa
tarjeta había despertado en ella demonios dormidos de pasión y
lujuria que habían existido en ella muchos, muchos años atrás
cuando era joven, rebelde y muy atractiva.

II
La Sra. Gómez esperaba ansiosa a que su marido saliera
al trabajo para poder revisar el buzón y recoger la tarjeta de su
admirador secreto. Quien quiera que fuera, él siempre
esperaba a que el Sr. Gómez saliera a trabajar para dejar la
tarjeta. No importa que tan rápido saliera la Sra. Gómez a la
calle una vez que su marido se encontrase en camino, nunca

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había logrado echarle un vistazo a su platónico amante. Sin
embargo, ya se había formado una imagen de él: Era un
hombre alto, no muy atractivo pero sumamente varonil, algo
maduro pero joven de alma (y por supuesto con muy buen
gusto). Su pelo obscuro tenia apenas unos dejes de gris en las
patillas, y su rostro era de rasgos fuertes y marcados. A veces
junto con la tarjeta le dejaba una rosa, y hace unos días empezó
a hablar de fugarse con él. La Sra. Gómez estaba sumamente
excitada. Sabia que si su marido descubría las cartas (que ella
escondía en un rincón de se armario) estaría en graves
problemas, y eso la asustaba. Pero la excitación y la espera de
recibir aquella nota cada día en la mañana habían inyectado en
ella unas ganas de vivir y un espíritu que hace mucho tiempo
ella sentía haber perdido. Su deseo y su pasión por ese hombre
desconocido le habían dado un nuevo propósito a su vida, y
mientras mas compleja se volvía su imagen mental del
desconocido, mas imperfecto y aburrido se le hacia su marido.
Perdía la paciencia con facilidad y le ponía mucha menos
atención a él. Y sin embargo, él parecía tomarlo todo con
inusual paciencia. A veces sonreía, en un gesto un poco
picarón y un poco burlón. Otras veces simplemente se daba la
vuelta y parecía tomar el mal humor de la Sra. Gómez con
resignación. El Sr. Gómez nunca había sido violento, pero su
carácter fuerte y mandón estaba en contradicción con la actitud
que había tomado hacia su mujer desde que las cartas de P.
habían empezado a llegar.
Por otra parte, P. hablaba cada vez mas a la Sra. Gómez
de huir de su “monótona existencia.” Le decía que él sabia que
ella era mas que en lo que se había convertido, y él hablaba de
recorrer el mundo juntos, de explorar y buscar aventuras, y de
enterrar el pasado. A veces le incluía algún poema de Neruda,
de García Lorca o de Machado. A veces las notas eran
originales, y aunque carecían de la elocuencia de los aedos,
eran sin embargo románticas y apasionadas. Cada vez mas la
Sra. Gómez pensaba en huir con su amante a un país lejano, en
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correr y desaparecer de la vida que había llevado hasta ese día,
renunciar a la sociedad, a las convenciones, a su familia y
sobre todo a su marido, para seguir los impulsos de su corazón
y explorar el mundo. Pero dos cosas se lo impedían. Primero,
su marido. En su fantasía, la Sra. Gómez se había convencido
a si misma que su marido era un tirano que la perseguiría por
toda la faz de la tierra si era necesario con tal de hacerle su
vida miserable. Algún día la alcanzaría si ella se atreviese a
huir, y la mataría a ella, o aun peor, a su amante. Nunca podría
huir sin deshacerse de su marido.
El segundo obstáculo, sin embargo, era el mas difícil de
sobrellevar: P. siempre hablaba de huir, pero ella no tenia
manera de contactarlo (había intentado dejarle notas en el
buzón una vez que su marido salía, pero ahí permanecían hasta
unos minutos antes de que su marido regresara y ella tenia que
removerlas desconsolada). A menos que P. le dijera
exactamente en que lugar y a que hora habrían de fugarse, no
había manera en que pudiera hacerlo. Y así fue como día con
día ella esperaba con emoción la carta que le dijera cuando. La
carta que contuviese el plan, el día, la hora. Eso era todo lo
que necesitaba pues para resolver el problema de su marido,
ella ya había encontrado una solución.

III
La Sra. Gómez se encontraba sumamente nerviosa ese
día. Estaba preocupada pues tenia miedo que el nerviosismo le
indicase a su marido que algo estaba mal, así que estaba
haciendo todo lo posible por parecer calmada. Eran las 7:30 de
la noche, y como de costumbre, el Sr. Gómez llegaba en ese
momento de su trabajo. Esa noche él iba a salir con sus amigos
a su juego semanal de póker, así que después de cenar, él
volvería a dejar sola a la Sra. Gómez. P. debía conocer muy
bien lo que sucedía en su casa. A pesar de que llevara varios
meses escribiéndole a la Sra. Gómez, ella nunca había podido
escribirle a él de regreso. Así que la única explicación que ella
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tenia para explicar como es que P. sabia que los Viernes en la
noche el Sr. Gómez salía a jugar póker con sus amigos a una
cantina local es que debía de estarlos observando. Finalmente
hace tres días su admirador secreto le dio el mensaje que ella
había estado añorando por tantas semanas: “Viernes en la
noche, media hora después de que tu marido salga a su juego,
toma un Taxi al aeropuerto. Yo te estaré esperando con una
rosa roja en la solapa y boletos para salir a París.”
En todo caso, esa noche ella había preparado su famoso
pastel de pollo, que hacia varias semanas no preparaba pues
detestaba la idea de trabajar tantas horas para un hombre al
que, a estas alturas, positivamente aborrecía. Peor hoy era un
día especial, a si que se esmero de sobremanera en prepara su
delicioso pastel de pollo. Como siempre compro todos los
ingredientes frescos en el mercado: las verduras, el pollo, las
especies. Puso todos los ingredientes en la mesa de la cocina y
saco la antigua receta en el libro que había heredado de su
abuela. Siguió todos los pasos al pie de la letra. Todos, eso es,
menos uno. Al mezclar las especies incluyo un polvo
blancuzco que saco de una pequeña botella de vidrio marrón.
Había comprado ese polvo con una hierbera que le había
recomendado su comadre Juana hace varios años. La hierbera
le explico que el polvo era muy bueno para ponerlo en el té
pues era prácticamente insaboro. Se usaba para ayudar a
dormir, pero debía tener mucho cuidado en tomar la dosis
correcta, pues en dosis altas podría provocar un paro cardiaco.
El frasco tenia en la tapa una pequeña cucharilla, y la
curandera especifico nunca tomar mas de una cucharilla diaria.
El frasco contenía dosis para dos meses.
La Sra. Gómez vació todo el frasco en la mezcla de
especies y procedió a probar un poco con la punta de una
cuchara para determinar si el sabor era aceptable. El polvo
blanco le dio a la mezcla un sabor un poco dulzón, pero no era
grave. Estaba segura de que su marido no notaria la diferencia
en el sabor pues comía como un animal y hacia varias semanas
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que no probaba el pastel de pollo, que era su favorito. En todo
caso si él preguntaba algo, ella le diría que tuvo que modificar
la receta pues no encontró alguno de los ingredientes en el
mercado. Finalmente, preparo toda su ropa y efectos
personales en una maleta que escondió debajo de la cama. Se
aseguro de tener consigo todos sus documentos, y se sentó a
esperar a que el guisado estuviera listo y la llegada de su
marido.

IV

Eran las 2:00 de la madrugada, el último vuelo del día


para París hacia mucho que había partido, y la Sra. Gómez
estaba sentada sobre su única maleta en la terminal del
aeropuerto, esperando contra toda esperanza. Se sentía
desolada, engañada, atrapada. No sabia por que su amante no
había aparecido. ¿Era posible que algo le hubiese sucedido en
el último momento? ¿Tal vez algún accidente, una tragedia?
¿O era esto tan solo una cruel broma que había llegado a
trágicas consecuencias? Después de varias horas la Sra.
Gómez no sabia mas que pensar. Estaba simplemente sentada,
mirando al vacío mientras las lagrimas escurrían sobre sus
mejillas. De pronto, inesperadamente, una mano le agarro el
hombro. Su corazón empezó a latir con fuerza y emoción, y
rápidamente volteo esperando ver a su amante. El hombre que
le había tocado era bajito y algo pasado de peso, con una traje
barato, y un bigote mal cuidado. Su tez morena estaba cubierta
de pequeñas gotas de sudor, y no tenia ninguna rosa en la
solapa. Mas aun, venia acompañado de otro hombre, alto y
flaco, que francamente tenia una cara de idiota.
“¿Sra. Marta Gómez?” pregunto. “Si” contesto ella,
dándose cuenta inmediatamente por el tono de extraño que se
trataba de un policía. “Lamento que le traemos malas noticias”
continuo “ su marido tuvo un grave accidente de carro.
Todavía no se saben las causas, pero al parecer tuvo un ataque
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cardiaco y perdió el control de vehículo.” La Sra. Gómez
sonrió irónicamente, y pregunto “¿Como me encontraron
aquí?” Los oficiales se voltearon a ver extrañados. “¿No esta
usted esperando a su marido?” pregunto el mas alto, con una
voz que definitivamente iba con su expresión de idiota. “¿Por
que dice eso?” Pregunto ella. “Bueno, pues su marido tenia en
la bolsa de su saco estos boletos para él y para usted con
destino a París, y una rosa roja. Aquí esta muy claro” dijo
sacando un pedazo de papel “Efectos personales: Boletos de
avión y reservaciones para el Sr. Leopoldo Gómez y Sra. En el
hotel mas fino de París, y tenia una fortuna en efectivo y
cheques de viajero con él” añadió. “Sus amigos nos dijeron
que Don Polo tenia varas semanas planeando este viaje con
usted y que pensaba usar un dinero que tenia ahorrado.” La
Sra. Gómez estallo en una violenta carcajada “¡Polo!” dijo
entre risas. “Yo le llamaba Leo, hace años que no escuchaba a
nadie llamarle Polo.”
Ella continuo riendo histéricamente mientras la llevaban
al auto patrulla.

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