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En este pasaje Jesús se dirigió a la multitud que le seguía, comenzó a corregir la razón
por la que le estaban buscando.
Puede que incluso asistan a la iglesia, pero con frecuencia las verdaderas motivaciones
que les impulsan a hacerlo no tienen nada que ver con una fe verdadera en Jesús.
¿Qué te interesa más: la persona de Jesús, o lo que Él puede hacer por vos? Es casi seguro
que muchos de nosotros estamos más preocupados por lo que nos puede dar, que por
saber quién es Él.
Hay una línea muy delgada entre tratar de usar de manera egoísta a Dios para conseguir
lo que queremos, y el venir con humildad a Él con nuestras luchas y necesidades. Algunos
de los problemas que le traemos son tan complicados y urgentes en nuestras mentes, que
nuestro deseo de que Él actúe de la manera que queremos es mayor que nuestra
disposición de someternos a su voluntad. A veces, lo que llamamos “fe” es, en realidad
solo una creencia exigente.
Las personas buscan a Dios de dos maneras diferentes, una de ellas es la de la
imaginación, la de hacerse un Dios según sus deseos humanos. Esta es un camino en el
que la fe se construye con base en lo que, para su propio provecho egoísta, el hombre
desea creer en su corazón que Dios habría mandado, ofrecido y prometido. La segunda
manera es el de la revelación, el considerar solamente lo que está escrito en las páginas
de la Biblia acerca de lo que Dios en verdad manda, ofrece y promete.
Hoy existe un "nuevo evangelio" que ha elegido la primera opción, es decir, el de la
imaginación, el de las fábulas, ya que esta es una ruta menos exigente y más fácil de
acomodar a los deseos naturales del corazón de las personas. Es un mensaje más fácil de
creer para la mayoría. Por el contrario, el Evangelio bíblico, sólo puede sustentarse en la
revelación de Dios, lo cual es claramente menos popular.