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Web elcomercio
Título Mayo del 68: un legado complicado
Autor José Ragas
Fecha 29.04.2018
Un detalle que pasó casi inadvertido durante la multitudinaria marcha que tuvo lugar
el pasado marzo en Washington D. C. en rechazo a la falta de regulación en la
venta de armas y los tiroteos en escuelas fue la presencia de Yolanda Renee King
como una de las oradoras del evento. Al subir al estrado y participar de la marcha,
Renee King estaba estableciendo un lazo, simbólico y personal, entre las
movilizaciones protagonizadas por su abuelo Martin Luther King —asesinado en
abril de 1968— con las del presente, a cargo de un grupo de adolescentes que
sobrevivieron a uno de los tantos tiroteos que afectan a los centros educativos
norteamericanos. La distancia de medio siglo podría sugerir una desconexión no
solo temporal, sino también de agendas entre ambos eventos. Pero las
movilizaciones que se han producido al menos desde la Primavera Árabe hasta la
fecha sugieren ciertos paralelos y vínculos en los cuales conviene detenerse.
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Marcha por Nuestras Vidas, por ejemplo, congregó a miles de participantes tan solo
en la capital estadounidense, sin contar las que hubo en otras ciudades del país. La
preocupación por el cambio climático y el ataque a la comunidad científica motivó,
en abril del 2017, una marcha mundial en defensa de la ciencia, que se ha repetido
hace unos días. Otras, como la Marcha de las Mujeres —en respuesta a la toma de
mando de Donald Trump de la presidencia norteamericana—, sirvieron para integrar
agendas locales de luchas feministas y de denuncia de abusos contra las mujeres.
El movimiento Black Lives Matter, en repudio a la violencia policial contra la
población afroamericana, podría ser el vínculo más directo con Martin Luther King y
la lucha por los derechos civiles en los años sesenta, pero no es el único, por cierto.
Este artículo no busca establecer (mucho menos forzar) paralelos entre 1968 y el
presente. Lo que intento hacer es, más bien, situar el Mayo del 68 y su legado
desde dos perspectivas complementarias. Primero, descentrar dicho
acontecimiento, que ha sido reducido a lugares específicos (Estados Unidos y
Europa) y a un mes y un año, que lo han convertido en una camisa de fuerza que
impide entenderlo en su complejidad. Y, en segundo lugar, me interesa explorar el
legado de dicho evento en el escenario actual. ¿Ha perdido Mayo del 68 toda
vigencia, o guarda aún algo de su capacidad movilizadora?
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Los estudiantes forman barricadas y desafían a la
policía en las calles de París. 50 años después, estas
protestas siguen siendo modélicas para algunos
movimientos juveniles. [Foto: Libcom.org]
Las condiciones que favorecieron las protestas de fines de los sesenta surgieron de
un escenario global jaloneado por la hegemonía económica y cultural de Occidente;
la expansión de la Guerra Fría luego de la derrota del Eje; la creciente influencia de
diversos núcleos del comunismo, como la Unión Soviética, la China de la
Revolución Cultural, la Revolución cubana, y, finalmente, un proceso de
descolonización en el sur global a través de revueltas, negociaciones con los
antiguos imperios y movimientos de solidaridad trasnacional. Antes que transitar por
vías autónomas, dichos procesos se alimentaron mutuamente, y una de sus crisis
sería precisamente el conjunto de protestas que se dieron en mayo de 1968 y a lo
largo de ese año.
— Los otros 68 —
Como una forma de replantear la direccionalidad norte-sur de Mayo del 68, Tariq Ali
ha propuesto recientemente que este habría comenzado más bien en Vietnam,
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recorriendo el país en medio de su guerra contra el ejército norteamericano, para
desde ahí hacer su entrada en Europa y Estados Unidos.
Más cerca de nosotros, México se convirtió en uno de los núcleos más trágicos del
movimiento del 68. Bajo la influencia de la Revolución cubana y el movimiento
contracultural de esos años —que permitió, por ejemplo, la aparición de bandas
como El Tri—, los estudiantes mexicanos hicieron sentir su voz no solo contra lo
que consideraban un obsoleto sistema universitario, sino contra el autoritario
gobierno del PRI. Desde julio hasta setiembre, las movilizaciones de estudiantes
junto con otros sectores de la sociedad civil fueron creciendo en tamaño e
intensidad, lo que generó intranquilidad en el Gobierno frente a las Olimpiadas que
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se desarrollarían en octubre en Ciudad de México. El fin del movimiento llegó bajo
la forma de una brutal represión, conocida como la Masacre de Tlatelolco, cuando el
2 de octubre el ejército disparó contra los manifestantes. Hasta hoy se desconoce el
número preciso de víctimas. Pudieron ser 200.
— Recordar o enterrar —
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23 de septiembre de 1968. Los
estudiantes son escoltados por soldados
después de ser arrestados en la
universidad tras los enfrentamientos entre
agentes de policía y estudiantes durante
una manifestación en la ciudad de México.
[Foto: AFP]
Como he venido sugiriendo en este breve ensayo, uno de los paralelos que se
pueden hacer entre la coyuntura del 68 y la actual es la referida a la protesta y la
capacidad de movilización. Algo que hemos percibido en los últimos años es la
revitalización de la movilización, desde las marchas pacíficas hasta las protestas
directas, como una forma de reclamo contra la amenaza a nuestros derechos. El
avance del neoliberalismo ha tenido como respuesta la recreación de los sindicatos
y otras formas de agremiación colectivas. La Marcha por Nuestras Vidas, con la que
abría este artículo, ha traído al escenario a una generación más joven que la que
dirigió las tomas de los campus académicos hace 50 años. Miles de personas han
salido a señalar su rechazo a la xenofobia y el extremismo, de manera similar a los
reclamos por los derechos civiles y contra el apartheid en ese entonces.
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un ejercicio nostálgico sino un cuestionamiento para comprender los problemas que
persisten y las opciones que hay para confrontarlos directamente.
Los debates sobre el legado del 68 van a continuar, pero la presencia de los
estudiantes como fuerza social y política está fuera de toda duda. Lo ocurrido en la
Universidad de San Marcos en Lima semanas atrás, con la protesta de un grupo de
estudiantes en torno a la implementación de los Estudios Generales y la
consiguiente toma del campus por parte de la policía, es una muestra del
protagonismo obtenido desde entonces. Mientras escribo, un grupo de estudiantes
ha tomado las instalaciones de las universidades en Francia para protestar contra
Macron y defender el libre acceso a la universidad pública. En un video grabado en
la Universidad de Nanterre se puede apreciar cómo la policía entra fuertemente
protegida a un salón de clases y busca desalojar a los estudiantes a la fuerza. Al
parecer, no todos están dispuestos a dejar que el aniversario pase inadvertido.
MAYO PERUANO
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TESTIMONIOS
“Pero, en el Perú, 1968 fue también el año de Velasco Alvarado. […] ¿Reforma o
revolución? Surgió la sospecha de que, tal vez, la revolución buscada la estaban
haciendo otros. La historia podía estar jugando una mala pasada: despojar a los
jóvenes de sus proyectos, realizar sus ideas antes de tiempo, es decir, antes de que
ellos mismos pudieran ser los protagonistas”. Alberto Flores Galindo, “Generación
del 68: ilusión y realidad”, 1987.
“Esta generación se encontraba por cierto ansiosa y molesta por lo que nuestros
padres habían apoyado. Molesta por el hecho de que uno no podía hablar
abiertamente sobre aquello y que ellos (nuestros padres) no nos decían qué había
pasado. Y también dispuesta a restaurar algo. Creo que mi generación se interrogó
repetidas veces a sí misma en torno a eso”. Activista nacida en 1945. Citada
en Europe’s 1968. Voices of Revolt (2013).