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UN COMENTARIO SOBRE MARCOS 13

Marcos 13:1-2

La profecía de la destrucción del templo —el punto de partida del discurso


escatológico— es en sí mismo profundamente importante, pero su origen e importancia,
como muchos otros elementos del discurso, son fuertemente discutidos, y existe mucha
confusión sobre ellos.
Se hizo la sugerencia que 13:2 es la parte negativa del dicho reproducido en 14:58.
También se ha sugerido que 13:2 está interesado con la abrogación del antiguo
orden de la adoración del templo, sacrificio y pacto, y su remplazo por un nuevo orden
en virtud del sacrificio redentor de Cristo, como Marcos reporta en 15:29 con el
rompimiento del velo del templo.

13:2 es una declaración de la destrucción del templo. Sus paralelos más


sorprendentes están en Lucas 19:44. En Lucas se refiere a la ciudad; en Marcos al
templo.

El sentimiento expresado en 13:1 pudiera ser la expresión de algún discípulo que


el templo jamás sería destruido, mientras que Jesús anuncia que serán destruidos.

En Ezequiel 9—11 el profeta, con detalle característico, describe cómo la gloria


divina primero abandona el templo, que ha sido profanado, y luego la ciudad, así dejando
la ciudad, el templo y la nación a su destino. La profecía de Jeremías en contra del
templo (Jeremías 7:1-20) de igual manera singulariza al templo para destrucción, pero
añade que la gente experimentará la ira de Dios. La profecía se repite en Jeremías 26.
Miqueas 3:12 también está relacionado.
La unión de templo, ciudad y pueblo es comprensible, ya que la destrucción del
templo no se puede lograr sin la devastación de la ciudad, ni de la ciudad sin la ruina del
templo, y en ambos casos la gente sería decimada.
Jesús hijo de Ananus dijo:

Una voz del este,


una voz del oeste,
una voz de los cuatro vientos;
una voz contra Jerusalén y el templo,
una voz contra el novio y la novia,
¡una voz contra toda la nación!

La interpretación de Marcos 13:2, como se relaciona al templo como el centro de


la vida de Israel y el símbolo de la relación de Dios y la nación, está bien fundamentada
en el AT en la profecía. Al romperse la relación de Dios se ocasiona un rechazo del lugar
que sirve como una encarnación visible de la presencia de Dios con su favor al pueblo,
por lo cual es un juicio sobre la nación misma. Y esto está de acuerdo con la profecía de

1
Marcos.
Marcos inicia todo su complejo de profecías con la limpieza del templo, la
maldición de la higuera estéril. El cuestionamiento de la autoridad de Jesús se describe
después. Esto lo lleva a la parábola de los labradores malvados, que expresa que los
judíos están en rebelión contra Dios. Esto lleva inevitablemente al juicio. La narrativa
de las controversias de Jesús termina cuando Jesús deja el templo, expresa su profecía
en su salida. Así el ministerio de Jesús en Jerusalén principia con una señal del juicio
de Dios sobre el templo y termina con una profecía de la destrucción del templo. Jamás
se reporta que Jesús haya regresado a los precintos del templo. Su partida final bien
puede verse como simbólica de la salida de Dios, dejando al templo a su destino.

La profecía de la destrucción del templo es una profecía del juicio de Dios sobre
la nación. Cerca del 90 se le hizo una pregunta a R. Eliezer, recogida en p. Yoma 11, 28c,
57:

¿Fueron las generaciones tardía [al tiempo del segundo templo] más
piadosas que las anteriores [i.e., al tiempo del primer templo]? Respondió:
Que tu testigo, el templo, te dé la prueba. Nuestros padres [al tiempo del
primer templo] habían removido las brazas del techo (vea Isaías 22:8, él
había levantado la cubierta de Judá); pero nosotros hemos roto las paredes
[hasta el piso] (vea Salmos 137:7: Ellos clamaron, tírala, tírala, tírala hasta
el suelo).

Todos los dichos indican que este desastre no es la disolución del universo, sino
que sucede en el plano de la historia.

Marcos 13:3-4

Este pequeño perícope conecta la profecía de v. 2 con el discurso que sigue. La


pregunta inicial tiene que ver con la creación de estos versos. Dos alternativas se han
ofrecido: (1) Que Marcos creó la escena con el propósito de efectuar la transición de la
profecía del verso 2 al siguiente discurso; o (2) si lo compuso en base a la tradición
recibida.
Los exégetas del siglo XX adoptaron la primera opción. De acuerdo a ellos, el
Señor Jesús daba instrucciones privadas a sus discípulos, en particular como respuestas
a preguntas respecto a sus enseñanzas (vea especialmente Marcos 4:10-12; 7:17-23; 9:11-
13, 28-29; 10:10-12). También está en armonía con la naturaleza esotérica de los escritos
apocalípticos (“La ficción de la información secreta... corresponde al estilo apocalíptico”
[G. Hölscher]). Su localidad es ideal para una revelación apocalíptica—una montaña, y
sobre todo el Monte de los Olivos (En la literatura gnóstica y otros escritos apócrifos
hablan de Jesús ofreciendo revelaciones e instrucciones escatológicas en el Monte de
los Olivos). Tiene la impresión del estilo de Marcos (“en el monte”; “preguntaron”; el
orden de las palabras en la oración principal de v. 3 va de acuerdo al uso de Marcos; la
doble pregunta es frecuente en Marcos [1:27; 2:7, 9; 6:2, 3; 7:18; 8:17, 18; 9:19; 11:28;

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14:37]; cuando los fariseos o los discípulos preguntan, Jesús responde en estilo directo
[14 casos]). Además, las preguntas de v. 4 reflejan el contenido del discurso; esto es, han
sido formuladas a la luz de las respuestas ofrecidas en el discurso.
La idea que vv. 3-4 proveían una conexión con el discurso tiene que ver con la
profecía del templo y el corazón del material del discurso sobre la tribulación de Israel
y la parusía del Hijo del Hombre.
Es de importancia notar que si la escena de vv. 3-4 pertenecen a la tradición, el
evangelista Marcos vio un contexto super apropiado para un discurso escatológico en
gran escala: Jesús sentado en los Olivos, con el panorama de Jerusalén, dominado por
su templo, delante de él.
El plural “estas cosas” de v. 4, en lugar del singular, refleja la idea que la ruina del
templo formará parte de un complejo de eventos. La segunda pregunta añade no sólo
la destrucción del templo, sino también la petición por una “señal”. La pregunta
“cuándo” no intenta sacar una fecha, sino un conocimiento de eventos que adviertan a
los fieles cuando se debe esperar la catástrofe, y así escapar de sus horrores.
Existe un paralelo de Marcos 13:3-4 con Daniel 12:6-7 que debe notarse y que
difícilmente es accidental. La primera pregunta mira a la destrucción del templo; la
segunda, mira a la profecía del fin de los tiempos en el discurso que sigue.
Los discípulos, como representantes de los judíos en general, asumen que la
destrucción del templo sólo puede suceder al fin del tiempo; Marcos ha arreglado su
narración de las señales del fin para corregir tal mal entendido. La primera pregunta se
ve cumplida; la segunda es la pregunta del discurso.
Una interpretación más simple de v. 4 es si consideramos las preguntas como
paralelas. La calamidad del templo, como la que se describe en Daniel, denota el día del
Señor sobre Jerusalén y la nación judía. A pesar del lenguaje utilizado con frecuencia
para describirlo, el día del Señor de ninguna manera debe igualarse con el fin del mundo.
La descripción del Día de Jehová en Isaías 34 puede servir como ejemplo (34:4, 8). Este
discurso está dirigido a Edom.
El discurso irá más allá de la pregunta de los discípulos, y más allá de la profecía
que se pedía, porque, aunque la profecía en v. 2 es expuesta sobre el entendimiento de
la destrucción del templo como el día del Señor sobre Israel, el discurso procederá con
la presuposición que el evento realmente importante no es la ruina del templo sino la
venida del Hijo del Hombre.

Marcos 13:5-6, 21-22, 7-8

Las declaraciones agrupadas aquí están unidas por un tema común: son una serie
de advertencias a no ser engañados por los que dicen que el fin del tiempo ya inició y la
parusía del Cristo está inmediatamente a la mano.
La palabra inicial “¡mirad!” es el término más característico del discurso, y más
que ninguno otro señala la naturaleza del discurso. Vuelve a ocurrir cuando se describe
la tarea de la iglesia (v. 9); concluye la sección sobre las señales (v. 23); y es la primera
palabra del párrafo final (v. 33). En san Marcos se encuentra en 4:24; 8:15; 12:38, y sin
el imperativo en 4:12; 5:36; 8:18, 23; 12:14, claramente es un término importante para el

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evangelista. Para ver qué tan importante lo es, Mateo lo cita sólo en el inicio del discurso
en Mateo 24:4; Lucas hace lo mismo y cuando reproduce Marcos 4:24. En san Juan no
ocurre.
T. Geddert, en su estudio, indicó que âëÝðåôå, que tiene el simple sentido de
“mirar”, consistentemente se usa como un llamado para “discernir”. Entonces, el uso
de blepete encaja perfectamente con el propósito de Marcos. Geddert escribe:

Tanto en 13:5 como en 23 âëÝðåôå es un llamado a ver más allá de las


cosas externas y reconocer los engaños que están en la superficie de las
palabras persuasivas y las señales engañadoras.

No sería raro si la palabra no aparecía en el discurso, pero Marcos la añadió para


fortalecer el discurso sin modificar la oración (“que nadie os engañe”), a la misma vez
que sonaba la nota clave del discurso completo. El verso 9 no es reproducido por Mateo.
Todo esto nos hace sospechar que Marcos llama a los lectores a un discernimiento
espiritual y a estar alertas.
Los pasajes vv. 5-6 y vv. 21-22 parecen dobletes.

Verso 6

Los muchos que vienen “en mi nombre” debe entenderse como personas que no
vienen pretendiendo la autoridad de Jesús y representándolo, sino como personas que
dicen que son el mismo Cristo.
La afirmación “yo soy el Cristo”, siendo que se relaciona al Mesías que viene con
su reino casi de seguro conlleva la implicación que los últimos tiempos han llegado y el
fin apocalíptico ha comenzado. Fue precisamente contra esta declaración que 2
Tesalonicenses 2.1-12 fue dirigida. Es comprensible que en el tiempo de Marcos, cuando
los eventos estaban ocurriendo en Palestina, aparecieran muchas voces diciendo que el
fin había llegado, lo cual causaba confusión, agitación y división.
Por eso Marcos separa vv. 6 y 22 y los coloca al principio y al final de la sección
sobre las señales: la actividad de los falsos profetas y “mesías” era el más urgente de los
peligros contra los que Jesús advirtió; la gran mentira tiene que exponerse, y la iglesia
debe volverse sorda a tales personas.

Verso 21

Consideremos v. 21 con una comparación con un logion de Q:

Mateo 24:26 Lucas 17:23


“Así que si os dijeren: Mirad, está en el “Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No
desierto, no salgáis; o mirad, está en los vayáis, ni lo sigáis”
aposentos, no lo creáis”.

La declaración de Mateo alude a la doctrina judía contemporánea del Mesías

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escondido —nacería y sería desconocido hasta el día de su manifestación.
Cualquiera que sea el origen de estos dichos, el mensaje es una advertencia de
ser atraído a seguir a personas que dicen ser el Mesías. Debe observarse que estos
dichos responden a la pregunta: “¿Cómo sabremos que estos son falsos Mesías?” La
respuesta se da: no pueden ser el Mesías de Dios, porque su aparición será tan repentina
como evidente como el relámpago. El verdadero Mesías está escondido pero no en la
tierra sino en el cielo, y la revelación de su presencia es comparable a aquella de la gloria
divina que se hizo conocer en el éxodo y el Sinaí, y que espera el último día.

Verso 22

Mientras que el dicho previo advierte en contra de escuchar a seguidores de


mesías escondidos, este pasaje representa a los pseudo-mesías como operando
abiertamente: ellos y los pseudo-profetas buscan acreditarse a sí mismos al hacer
“señales y prodigidos”. Tan poderosos son las señales y los prodigios que aún los
electos sucumbirían de no ser por la misericordia de Dios. El pensamiento no es
diferente de v. 20: el tiempo se acorta por la misericordia de Dios.
Es instructivo comparar estas descripciones de los pseudo-mesías y los pseudo-
profetas con 2 Tesalonicenses 2:1-12. Como en Marcos 13:6, algunos en la iglesia de
Tesalónica alegarán que el día del Señor ha venido. En nuestro discurso los
pretendientes son pseudo-cristos y pseudo-profetas; en 2 Ts., estrictamente es el
anticristo: él encarna en sí mismo la rebelión en contra de Dios.
La distinción entre pseudo-cristos y pseudo-profetas se sostiene también en
Apocalipsis 13, donde es el falso profeta quien hace las señales y portentos a favor de
la Bestia.

Versos 7-8

Guerras, terremotos y hambrunas son elementos tradicionales en las


representaciones proféticas y apocalípticas del fin y de los tiempos antes de él. En el AT
se ven menos como señales preliminares del fin que como elementos del juicio de Dios
experimentado en el día del Señor (compárese Ezequiel 14:21 con los “cuatro juicios”:
espada, hambre, fieras y pestilencia). En Marcos, la lista de vv. 7-8 es preliminar al gran
desastre que amenaza la ciudad y al pueblo de Dios.
El v. 7 señala guerras. Ellas forman el aspecto más característico en las
descripciones proféticas del día del Señor. Originalmente se hablaba de Dios entrando
en guerra contra los enemigos de Israel. Gerhard von Rad escribió:

En cualquier tiempo o en cualquier lugar cuando grandes complicaciones


políticas se veían en el horizonte, especialmente cuando ejércitos hostiles
se acercaban, un profeta podía hablar de la venida del Día de Yahvé”.1

1
G. von Rad, “The Origin of the Concept of the Day of Yahweh,” JSS 4 (1959): 107.

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El Día del Señor está siempre repleta de imágenes de guerra (cf. Jueces 7-8; Isaías
13; Jeremías 46-51; Ezequiel 7). El lenguaje de Marcos 13:7 es tradicional haciendo eco
de pasajes como Jeremías 51:46 y Daniel 11:44.
Se ha expresado la opinión que, dada la profecía de Marcos 13.2, la declaración
de v. 7 tiene que tener la guerra romana-judía en mente. Se piensa de Daniel 9:26.
Traer a Daniel 9:26 para que ayude a interpretar nuestro texto es inadmisible,
porque no se cita, su lenguaje no aparece por ningún lado. Además, ese pasaje será
utilizado sin lugar a dudas en 13:14. Así que, tenemos que considerar el v. 7 como una
declaración generalizada.
Verso 8 no nos deja lugar a dudas. Combina Isaías 19:2 y 2 Crónicas 15:6. Sin
importar cuándo se piense que Marcos 13 se escribió, el claro que vv. 7-8 tienen en
mente una situación mundial que existe antes de los eventos descritos en vv. 14-20, y
que seguido continuarán.
La exhortación “no os turbéis” parece no referirse al temor de la seguridad de uno
por razón de las guerras, sino del temor que pudiera venir que las guerras indican que
el fin del mundo ha llegado. Esta exhortación contradice el mensaje de los pseudo-
mesías y psuedo-profetas. Es interesante que la expresión a no “turbarse” aparece de
nuevo en 2 Ts. 2:2.
La necesidad de la que habla v. 7 debe entenderse como “si Dios dice que algo
va a suceder, entonces ¡tiene que suceder!” Tal parece que lo que el texto dice es que
el fin no terminará en una baño de sangre.
El propósito de Marcos al incluir vv. 7-8 es tolerablemente claro. El “no os
turbéis” indica algo positivo, pues el cristiano reconoce el señorío de Dios sobre la
historia, aún cuando la historia parece enloquecer. La mano que restringe y juzga de
Dios nunca está eliminada del curso de los eventos mundiales. Son “principio de
dolores”. Es decir, los sucesos contemporáneos tienen importancia escatológica, porque
son los inicios del paso de la era presente y anuncian la llegada de la nueva. Pero son
sólo el “principio”, no el final.

Marcos 13:9-13

Marcos amarra este párrafo con su palabra “mirad”. Lucas no lo tienen y Mateo
lee “guardaos de los hombres” en la sección de 10:17-23.
Marcos 13:9 y 11 están estrechamente relacionados a Q (Lucas 12:11-12 [Mateo
ha unido a Q y Marcos en su versión de 10:17-18]). Marcos 13:10 ha sido insertado por
Marcos aquí; funciona para expander el pensamiento del verso anterior.
Marcos nos ha dejado pistas para entenderlo. El verbo paradidonai, “entregar”,
ocurre al principio de vv. 9, 11, 12. La primera aparición no tiene paralelo en Q (Lucas
12:11-12). En v. 11 tenemos un uso del participio que parece superfluo. Sin embargo, en
v. 12 se encuentra en la fuente que usó Marcos.
El término paradidonai está cargado por el uso cristiano primitivo. Aparece en la
segunda predicción de la pasión (9:31), ocurre no menos de diez veces en la narrativa de
la pasión (14—15), y aparece en la declaración confesional de Romanos 4:25 y en
lenguaje paulino de Romanos 8:12. El término incluye la entrega de Jesús a la muerte

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tanto por Dios Padre como por los hombres. Es muy probable que Marcos desea poner
un paralelo del destino de los discípulos en las manos de gente hostil —por permiso
de Dios— con aquel de Jesús en su pasión.
También se llega a la misma conclusión por el par de dichos de equivalente
significado: (“por causa de mí” y “por causa de mi nombre”, vv. 9 y 13). Por este medio
se muestra que las persecuciones descritas son causadas por el apego de los discípulos
a Jesús. Inevitablemente nos recuerdan los dichos del discipulado en 8:34-38; seguir al
Señor que avanza al Gólgota pide que seamos voluntarios para cargar una cruz
siguiéndole y un valor para confesarle delante de los hombres, sin importar las
consecuencias.
Estas observaciones fueron el fundamento de F. Busch en su obra de Marcos 13:
que el discurso tiene el mismo fundamento de Marcos 9:29—9:1. D. A. Koch desarrolló
este discernimiento para hablar del Hijo del Hombre. En 13:9-13, la orientación de quién
es el Hijo del Hombre como el Crucificado y el Juez tiene el efecto de inspirar a los
discípulos a aceptar su situación de sufrimiento como estando de acuerdo con la
naturaleza y llamamiento de la iglesia.
Existen otras implicaciones más para el contexto donde están vv. 9-13. Al colocar
la thlipsis de la iglesia en conjunto con aquella del mundo (vv. 7-8) y de Israel (vv. 14-20),
Marcos muestra que la iglesia está atada con la humanidad en sus tribulaciones, y debe
sufrirlas no solamente con ellos pero por ellos. Al hacerlo, camina en los pasos de su
Señor. Al sufrir por el nombre de Jesús, la iglesia comparte sus sufrimientos a favor del
mundo. Más particularmente, los sufrimientos de los cristianos, cuando se colocan en
ese contexto, son vistos como entre las señales del kairoi que lleva al fin. Ellos son
provocados por la confesión de Cristo en el testimonio cristiano y llevan a más ocasiones
de Cristo en las cortes. A lo menos aquí hay un aspecto de la importancia de v. 10: cada
tribulación provee una oportunidad para testificar de la fe delante de la gente (así quizás
Lucas 21:13; cf. 1 Pedro 3:15; 4:14-16) y para el avance del evangelio en el mundo
(Filipenses 1:12-14), así presionando hacia adelante al tiempo cuando venga la “plenitud
de los gentiles” (Romanos 11:25). La fe apocalíptica-escatológica provee una
dimensión extra a la urgencia de la misión de los discípulos.

Versos 9-11

El llamado a “mirad por vosotros mismos” contrasta con la apelación con la que
inicia el discurso (v. 5). Allá los discípulos deberían ver a otros, i.e., personas que se
decían ser mesías, no fuese a suceder que fueran desviados y engañados; aquí ellos
deben vigilarse a sí mismos, para asegurarse que no fallan en entender el importe
profundo de su misión al mundo, y por el otro lado que no fallen en su fe y en su tarea.
La relación de vv. 9-11 con el dicho de Q (Lucas 12:11-12) no es fácil de
determinar. Algunos suponen que Marcos tuvo acceso a Q y lo reprodujo en v. 11 y lo
anticipó en v. 9, o que Mateo bebió fuertemente de Marcos 13:9-13.
La evidencia parece indicar que es Mateo quien unió una versión de Q con
Marcos. Es inofensivo sostener que Marcos tuvo una fuente diferente a la de Q.
Los discípulos serán llevados a las varias cortes. Serán “entregados” a los

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concilios judíos (Sanedrín) y golpeados en las sinagogas; i.e., serán tratados como
personas que ofenden a los ju´dios, sujetos a cortes judías, acusándolos de incomodar
la paz y propagar creencias heréticas.
Los “gobernadores y reyes” delante de los que tendrán que aparecer son
procuradores romanos y reyes de Israel. Esto sugiere que se está hablando en el
contexto de Palestina, y el libro de Hechos nos da abundante evidencia del proceso.
Estamos seguros que lo que se dice se puede expander. Aparte de la existencia de
cortes judías en la diáspora Marcos, sin lugar a dudas, tiene en mente la terrible
experiencia de los cristianos en Roma durante la persecución de Nerón.
La oposición sufrida por los discípulos de Jesús ocurrirá “para testimonio a ellos”.
Aunque algunos han propuesto que la referencia es negativa, lo más seguro es que se
está refiriendo a la oferta de las “buenas nuevas del reino”. Para Marcos, este proceso
debe suceder en todos los lugares y en todo el tiempo que quede en esta era; llevará al
arresto y enjuiciamiento de los testigos cristianos, pero en tales ocasiones, lejos de que
silencie la predicación, creará más oportunidad para ello. Como se señala con
frecuencia, las persecuciones de los cristianos ocasiona una renovada proclamación. W.
Harrington escribió:

El sufrimiento cristiano es en sí mismo esa proclamación; al sufrir como


Jesús sufrió ellos le están haciendo presente en el mundo”.

Para Marcos esta profecía se cumplió en toda la historia del progreso de la iglesia
—anticipaba la experiencia de los cristianos en su testimonio desde los días más
primitivos de la iglesia en Palestina hasta la situación actual de la iglesia en Roma. No
hay engaño sobre el sufrimiento. Pertenece al imperativo de la proclamación anunciada
en v. 10, y por ello la ayuda del Espíritu se hace conocer en v. 11. En términos modernos
esta es misión bajo la cruz; es misión colocada en el contexto de 8:34-38.
Aún sin 13:10, vv. 9 y 11 se asume el testimonio. El Espíritu es el Espíritu de la
profecía, y está para inspirar tal testimonio en las tribulaciones de los discípulos como
hace la palabra del Señor efectiva. La inspiración del Espíritu no es para capacitarlos a
demostrar su inocencia sino para empoderarlos a testificar respecto a Cristo por causa
de ellos.
El nuevo aspecto de 13:10 es la extensión del testimonio del evangelio a todas las
naciones, y no sólo a los judíos. El texto habla de primero, pero no en el sentido de un
retardar la parusía. Al contrario, habla de una tarea urgente que debe hacerse antes que
suceda, una tarea que tiene un papel vital en el propósito de Dios para las naciones en
relación a su soberanía salvadora.
Es evidente que Marcos sabe que, aunque el evangelio ha abarcado un enorme
terreno en su tiempo, su Evangelio ayudaría a cualquier hermano que ya está con los ojos
abiertos mirando el cielo esperando la parusía, y lo anima a que predique el evangelio
aún en un mundo hostil.
El papel del Espíritu en el testimonio del discípulo es notable, en parte porque hay
muy poco dichos de Jesús respecto al Espíritu, y en parte por su similitud con v. 11 y la
enseñanza del Paracleto en el Cuarto Evangelio, porque v. 11 encapsula el énfasis básico

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de la tradición joanina (notablemente Juan 15:26-27). El dicho no está desarrollado, pero
está en línea con la tradición profética del AT, y está estrictamente relacionado a las
ocasiones de necesidad especificadas en el texto.
El dicho en Lucas (21:15) es secundario y anticipa el discurso de Esteban (Hechos
6:10). Sin embargo, Lucas se conecta con la promesa de Dios a Moisés en Éx. 4:12-16.

Versos 12-13

J. Wellhausen comentó sobre el v. 12 diciendo: “Desde Miqueas 7, este aspecto


es común en los apocalipsis judíos en la descripción de los ayes mesiánicos”. Sin
embargo, mismo Wellhausen no afirmaba que las familias desaparecerían. Dos cosas:

(1) El conflicto dentro de las familias descritos en 12-13a no representa una anarquía
general en la sociedad por la desintegración de la familia, sino un antagonismo
que se levanta en las familias donde uno o más miembros confiesan a Jesús como
el Cristo (se levanta “por causa de mi nombre”). Esta forma de aplicar Miqueas
7:6 es más fuertemente expresado en los dichos de Q (Mateo 10:34-36//Lucas
12:51-53) donde Jesús indica que vino a traer división. Esto indicaría que Jesús
veía como parte de su misión crear las condiciones apocalípticas descritas por
Miqueas. Jesús sabía que él mismo sería rechazado por los suyos.

(2) Una observación menor es la relación de v. 12 con v. 8. Sin embargo, v. 8 tiene en


mente tribulaciones en el mundo en grande, mientras que vv. 12-13, como vv. 9-
11, tiene la tribulación de los seguidores de Cristo mientras buscan servirle en
una sociedad que los rechaza. Nerón habló de los cristianos como “una clasa
odiada por sus abominaciones, llamados cristianos por el populacho”. Esa
declaración fue seguida por la primera matanza en masa de los cristianos. Por
nada es Marcos el primero que habla en el NT de un odio universal por los
cristianos.

La última parte de v. 13 podría ser un eco de Miqueas 7:7. Habla no de sobrevivir


la persecución sino de la vida en el reino de Dios.
De nuevo, regresamos a Marcos 8:34-38. La perseverancia que gana la vida en el
reino de Dios es aquella que no teme a los que matan el cuerpo pero que temen al que
tiene poder para destruir a ambos en el juicio (Mateo 10:28//Lucas 12:4-5). Es
perseverancia en el camino de Jesús, soportando el peso y la vergüenza de su cruz,
imitando su testimonio sin temor, aún en las tribulaciones, y mirando por el día de su
aparición. Busch termina su libro:

La gran paradoja del capítulo —una posibilidad de vida entre la cruz y la


parusía— ni fue ni es una adivinanza para la iglesia cristiana.

Ellos lo saben mejor para quienes es el corazón latiendo de la existencia de la


iglesia en misión.

9
Marcos 13:14-20

Los dichos de este perícope están unidos por su relación a la aflicción que caerá
sobre Jerusalén y el pueblo judío en Palestina. Hasta ese punto los dichos forman una
unidad original. La inseguridad más grande tiene que ver con vv. 15-16 porque aparecen
en el apocalipsis de Q en Lucas 17:31. Sin embargo, el asunto es de secundaria
importancia porque el dicho encaja mejor aquí que en Lucas. Al tiempo de la parusía no
es posible huir.
El hotan de v. 14 nos recuerda el hotan de v. 7; pero éste introduce eventos que
explícitamente se indica que no son señales que anuncian la profecía de v. 2, mientras
que v. 14 parece que son señales que cumplen esa profecía. Los vv. 15-20 no describen
el proceso por el cual el templo es destruido o los sufrimientos de la gente; sólo enfatiza
la naturaleza temeraria de las agonías. La tribulación de Israel será el clímax del
sufrimiento humano en la historia.
Debe observarse que las declaraciones que hablan más claramente de la
tribulación de la ciudad y la nación, vv. 14 y 19, son ecos de pasajes del AT,
notablemente Daniel, que dibujan la tribulación de Jerusalén e Israel en los últimos
tiempos. No hay ninguna sílaba que indique que el autor sabe de los eventos que
tomaron lugar en la Guerra Judía, mucho menos de la destrucción actual de la ciudad y
templo. El v. 14 está determinado totalmente por la profecía del AT y el discernimiento
profético del que habla. M. Hengel comenta:

La sección de Marcos 13:14-19... no encaja para nada en la situación al


tiempo o después de la destrucción del templo y la ciudad o el tiempo del
sitio, desde julio hasta septiembre del 70. La ocupación y destrucción de
la ciudad había sido precedida desde hacía mucho por una ocupación
gradual de Judea —con la excepción de la fortaleza herodiana y Masada.
Tan temprano como el 68, antes del asesinato de Nerón en junio 9,
Vespasiano ya tenía en su mayor parte a Judea bajo su control y había
aislado a Jerusalén. En ese tiempo una invitación para huir a las
“montañas” del desierto de Judea no hacía sentido, porque los fugitivos se
encontrarían o en las manos de los romanos o de los sicarios en y alrededor
de Masada; estos últimos eran igual de asesinos. Al contrario, la gente
huiría a la ciudad, donde una guerra civil se llevaba a cabo, que sólo
terminó por el avance de Tito.

Es significativo que, de acuerdo al v. 20, el tiempo de la destrucción de la ciudad


no sólo es desconocido sino que está sujeto al control soberano de Dios en el futuro. Lo
vago de la profecía, la falta de clarificación a la luz de los eventos que tomaron lugar
alrededor del 70 d. C., sin mencionar la falta de referencia al hecho que la población huyó
a la ciudad y no lejos de ella, así asegurando su destrucción, combina para cuestionar
el que los exégetas afirmen que Marcos escribió este párrafo después de la destrucción
de Jerusalén.

10
Verso 14

La aparición de la abominación desoladora es la señal para huir. El elemento de


“abominación” es el más desconcertador en el discurso, y tiene una variedad de
explicaciones.
La frase aparece tres veces en Daniel (9:27; 11:31; 12:11). El más importante de
estos es el primero, porque provee el contexto para la aparición de la “abominación”: “Y
por otra semana confirmará [el príncipe que ha de venir] el pacto con muchos; a la mitad
de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador”.
Primera Macabeos provee el trasfondo histórico para esta declaración. Antíoco
Epífanes, al regresar de su conquista de Egipto, entró a Jerusalén y saqueó el templo.
Más tarde envió a un oficial , quien atacó a los judíos, saqueó Jerusalén, y la quemó. Se
dieron órdenes que los sacrificios en el templo deberían cesar y la ley ancestral ya no
fuese observada. Altares, ídolos y los precintos sagrados deberían establecerse, y
“cerdos y otras bestias impuras” deberían ofrecerse en sacrificio. Esto alcanzó su clímax
en el día quince de Kislev, 167 a. C.:

El día quince del mes de Quisleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey
cometió un horrible sacrilegio, pues construyó un altar pagano encima del
altar de los holocaustos. Igualmente, se construyeron altares en las demás
ciudades de Judea... El día veinticinco de cada mes se ofrecían sacrificios
en el altar pagano que estaba sobre el altar de los holocaustos” (1
Macabeos 1:54, 59).

La palabra hebrea siqqus somem para “abominación desoladora” es ambigua.


Siqqus es una cosa o persona detestable, un ídolo comúnmente en el AT. El verbo
samem significa ser desolado, con frecuencia de la devastación de países (cf. Ez. 33:28-
29), pero también ser aplastado (p.e., Jer. 4:9). Es más común que el significado último
del término haya sido adoptado para este contexto, así que “abominación de desolación”
se ha visto como una cosa detestable que causa horror. Después de la narrativa
macabea, la expresión daniélica es vista como denotando un altar pagano, en donde
sacrificios impuros eran ofrecidos a un dios pagano, transformando de esta manera el
templo de Dios en un templo pagano y causando “desolación” —ya sea del espíritu judío
o la deserción del templo. La expresión “abominación de desolación” incluye un juego
de palabras judío. El nombre ba’al samayim significa Señor del Cielo, seguido igualado
con el Zeus Olímpico. Ba’al fre remplazado por el término siqqus (un ídolo) y samayim
(cielo), seguido pronunciado samem, llegó a ser somem, “desolador”. Por lo cual “Señor
del Cielo” llegó a ser “un ídolo detestable que horroriza”.
Pero hay más que la pura expresión. Por un lado, existe evidencia que Antíoco
ordenó no sólo un altar pagano que se pusiera sobre el altar de Jerusalén sino también
una imagen de Zeus hecha a su propia semejanza. Esto se refleja en Daniel 9:27 mismo:

11
Y un horrible sacrilegio se cometerá
ante el altar de los sacrificios,
hasta que la destrucción determinada
caiga sobre el autor de estos horrores.

El ídolo abominable representa a la persona abominable que crea las


desolaciones. Es posible que un pensamiento similar esté considerado en Marcos 13:14,
donde el neutro to bdelygma es seguido por un participio masculino, hestekota, “puesta
donde no debe estar”.
Además, no se justifica que se restrinja el significado de somem a “causar horror”.
El término igualmente da el sentido de causar devastación y ruina. Esto es lo que los
traductores de la LXX tenían en mente cuando tradujeron siqqus somem como to
bdelygma tes eremoseos. El último término deriva de eremoo, que significa desolar, hacer
desolación, traer ruina. Los traductores evidentemente interpretaron la frase hebrea
como denotando una abominación que causa destrucción. El trasfondo profético del AT
virtualmente compele a la inclusión de este pensamiento. El autor de Daniel, como todos
los apocalípticos, continuaron e interpretaron la obra de los profetas. Recordamos que
Daniel 9:27 es la conclusión de una reinterpretación de una profecía de Jeremías, que
declara que Israel sería desolada y serviría a Babilonia por setenta años, y después de
eso sería restaurado (Jer. 25:8-12; 29:10-14). Una y otra vez Jeremías proclamó la
destrucción venidera sobre las ciudades de Israel por causa de sus abominaciones. Vea,
p.e., Jer. 4:1-8; 44:22; y note especialmente 7:30-34:

Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová;
pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi
nombre, amancillándola... la tierra será desolada.

Ezequiel expresó una profecía en una vena similar: “Por tanto, vivo yo, dice Jehová
el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te
quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia... Y te
convertiré en soledad... Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las
naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación,
y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado” (Ez. 5:11-15). Nótese que en este pasaje
los conceptos de abominación, desolación y horror se unen. Que el autor de Daniel tenía
ese prospecto en su visión en su profecía se muestra por el contexto de su primer dicho
sobre la abominación de desolación. Daniel 9:27 está precedida por la declaración: “y
el pueblo [las tropas] de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario;
y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.
Parece indudable que la reinterpretación de la profecía de Jeremías en Daniel
9:24-27 tiene en mente la venida de uno que actúa blasfema y destructivamente,
causando devastación en la ciudad y el templo y horror entre el pueblo. Cualquier
reinterpretación que pudiera estar involucrada en la alusión a este pasaje en Marcos
13:14, debe reconocerse que la noción de horror por razón de la blasfemia y devastación
de la ciudad, templo y tierra, como en Daniel 9:26-27, son retenidas. Esta es la

12
presuposición que las declaraciones que sigue en Marcos 13:15-20, que parece tener en
mente la necesidad de huir de un ejército y una terrible tribulación para la gente. Tiene
una consecuencia importante para nuestro entendimiento de la relación de v. 14 (y por
inferencia, a todo el discurso) a la profecía de v. 2. A través del siglo veinte una línea
continua de eruditos ha sostenido que el curso entero está fuera de relación a la profecía
con la que principia, ya que más tarde declara que el templo será destruida, mientras el
discurso tiene en mente meramente el sacrilegio. Contrario a todas esas
interpretaciones, aparecería que v. 14 tiene en mente un evento blasfemo que incluirá
la destrucción del templo y la ciudad, y será un medio por el cual la profecía de v. 2 será
cumplida. Verso 2, lejos de ser extraño al discurso, es la presuposición.
La nota al lector (“el que lee entienda”) pudiera haber estado en la fuente de
Marcos, pero es mucho más posible que es un paréntesis insertado por Marcos, llamando
la atención a la importancia de entender la importancia de la expresión escritural, tanto
en Daniel como a la luz de sus precedentes en los profetas anteriores. El llamado a
“entender” recuerda las muchas referencias en Daniel a entender los secretos de la
revelación divina (vea especialmente Daniel 8.,15-17; 9:22-23; 11:33; 12:10), pero también
de las alusiones de Marcos al privilegio y responsabilidad de entender las revelaciones
de Jesús (p.e., Marcos 4:11-12; 7:18; 8:17-18); también el Visionario de Apocalipsis hace
llamados a un entendimiento semejante de los misterios apocalípticos (cf. Ap. 13:18;
17;9ss.).
Cuando la abominación aparezca: “los que estén en Judea huyan a los montes”.
Esto es lo contrario de lo que los judíos harían, porque instintivamente tenderían a huir
para refugiarse a la ciudad donde está el templo donde Dios ha “puesto su nombre”, y
que de seguro protegerá. Todo lo contrario, se les dice que huyan a las montañas, que
era una área ideal para fugitivos.
El cambio de persona (de segunda a tercera) sorprende. Pesch encuentra en el
texto confirmación de la creencia que aquí está el oráculo al que Eusebio se refiere en
su reporte de la huida de los cristianos de Jerusalén a Pella en Transjordania: la iglesia
de Jerusalén pasa la directiva a los judíos cristianos en las áreas que rodean el territorio
de Judea. Eusebio escribe:

Toda la iglesia de Jerusalén, habiendo recibido orden por una revelación


divina dada por hombre de aprobada piedad antes de la guerra, se fueron
de la ciudad y habitaron en un cierto pueblo más allá del Jordán, llamada
Pella” (Hist. Ecl. 3.5).

El tema de huir antes de la venida del Señor no es incompatible con el hecho que
el tema aparece con frecuencia en estos contextos (Amós 5:19-20); también debe
recordarse la huida de Matías y sus hijos (1 Macabeos 2:28). El uso que Lucas hace de
Marcos 13:15-16 en Lucas 17:31 claramente tiene en mente el mandato a Lot y a su
familia de huir a las montañas (Génesis 19:17); esta asociación refleja una tipología que
ve a Jerusalén como otra Sodoma, y la destrucción inminente del templo y la ciudad
como un juicio de Dios, comparable a aquella en Sodoma.
Pero no existe seguridad de que tanto podemos creerle a Eusebio. Pesch

13
encuentra apoyo por el hecho que se dice que se huya a “las montañas” cuando
Jerusalén está en una área montañosa. Sugiere que se refiere a las áreas montañosas
de Transjordania. Hengel protesta que Pella no está en áreas montañosas, sino al filo del
Jordán, y que v. 14b es irrelevante al asunto. Otros dos estudios que se han hecho (F.
Neirynck y J. Verheyden) concluyen que el reporte de Eusebio es un juicio teológico y
no un reporte histórico.
El único comentario en todo este debate es que, a la luz de la inseguridad de la
historia de Eusebio no podemos poner nuestra confianza que Marcos 13:14-20 es una
“revelación divina dada a hombres de piedad aprobada allí antes de la guerra”.
A la luz de las consideraciones anteriores, ¿cómo debemos interpretar la
“abominación desoladora” y las consecuencias de su aparición? El problema ha sido
discutido sin fin; ofrecemos las interpretaciones variadas:

1. El punto de vista clásico de la abominación ve aquí una representación del


anticristo. Se pone énfasis en el participio masculino hestekota (“puesto”), sobre
el elemento activo en eremoseos (“uno que crea desolación”), y sobre todo en el
estrecho paralelo con la descripción que Pablo hace del Hombre de Pecado en 2
Tesalonicenses 2:3-12 (una interpretación popular entre los alemanes).

La dificultad mayor de este punto de vista es que Marcos habla de pseudo-mesías


y pseudo-profetas además de la “abominación”, y aún de su venida a la escena
después de la aparición de la abominación, vv. 21-22.

Además, 2 Tesalonicenses parece ser una expansión de la tradición anterior de


Marcos 13 (p.e., que el anticristo se sienta en el templo de Dios, el cual es más
posible que se refiera al templo celestial y no el templo de Jerusalén).

Bien puede ser que Pablo conoce la tradición de Marcos y que ha extendido la
tradición con la ayuda de Daniel 11, o que pudiera ser un concepto paralelo.
Como un instrumento de destrucción, la abominación puede ser vista por Marcos
como un anticristo, algo parecido a 2 Tes. 2:7 y 1 Juan 2:18; pero los autores de
ambas obras deben de haber visto las manifestaciones contemporáneas de
oposición al Cristo de Dios como predecesores del último anticristo, no la realidad
final misma.

2. Desde la antigüedad se ha creído que la abominación profetizada se refería al


levantamiento de un ídolo en el templo, como lo hizo Antíoco. Ha sido defendida
desde el tiempo de Jerónimo, recordando que Adrián levantó una estatua de
Júpiter en las ruinas del templo. Más recientemente ha sido popular ver la
abominación a la luz del intento abortivo de Calígula de colocar una estatua de
sí mismo en el templo de Jerusalén en el 40 d. C.

3. Otra interpretación largamente establecida de la abominación en Marcos 13:14


es la identificación con las fuerzas destructivas y desoladoras romanas. Esta

14
interpretación es tan antigua como Lucas 21:20. Se puede ver como natural
—algunos dirían inevitable— a la luz de la conexión entre vv. 2 y 14, junto con los
versos 15-20 que siguen. Algunos intérpretes piensan que la expresión “no debe”
estar se refiere a la Tierra Santa, no al templo.

Sin embargo, es difícil explicar si una interpretación así se referiría a cualquier


ejército en sí mismo. Recordemos que tenemos un participio masculino: “parado
donde él no debe estar”.

4. Aunque es tentador poner todas estas interpretaciones en una sola, la pregunta


es si una profecía debe encontrarse una correspondencia exacta entre la profecía
y una manifestación histórica. El NT ve con frecuencia las profecías antiguas no
como cumpliéndose de una manera literal, y mucho menos en la literatura
apocalíptica, que muestra un interés especial en la reinterpretación de las
profecías.

Por ejemplo, la profecía de Ezequiel de un río que fluye con aguas vivas (47:11-12)
en Juan 7:37-38 y Apocalipsis 22:1-2. En Ezequiel el río fluye del templo hasta el
Mar Muerto; en Juan 7:37 brota de Cristo al creyente; en Apocalipsis 22 fluye del
trono de Dios y el Cordero a través de la calle de la ciudad de Dios. Sin embargo,
en ambos pasajes del NT, el río representa la vida del reino de Dios (interpretada
en Juan 7:39 como mediada a través del Espíritu Santo).

Hemos visto que la profecía respecto a la abominación desoladora en el libro de


Daniel era en sí misma el profucto de la meditación sobre escritos anteriores del
AT, y de allí una nueva aplicación profética a la situación de su tiempo se hizo.
Lo mismo que hizo Daniel con las profecías antiguas, hizo Cristo con Daniel.

Si es así, necesitamos ser cautelosos al interpretar el significado preciso de


Marcos 13:14. Dos cosas permanecen: algo o alguien o incluso una acción que es
abominable a Dios, y algo que produce horror y destrucción entre la humanidad.

Versos 15-16

Se menciona la necesidad de huir urgentemente. Lucas hace que los dichos se


coloquen en un contexto con respecto a la parusía (Lucas 17:31), en el así llamado
apocalipsis de Q. La aplicación a la parusía difícilmente puede ser original. Pero en
Marcos, se habla vívidamente de la ocasión. Marcos 13:16 recuerda Génesis 19:17.
Obsérvese que en Apocalipsis 11:8 a Jerusalén se le nombra Sodoma “espiritualmente”.

Versos 17-18

Estos versos continúan el tema de la huida en tiempo de guerra en Palestina; se


unen por la expresión de compasión para aquellos en dificultades particulares en tal

15
situación. La situación de mujeres embarazadas cuando avanza un ejército es
dificultosa. Por eso el llamado a orar que no sea en invierno.

Versos 19-20

Con frecuencia se ha dicho que la thlipsis (“tribulación”) de “aquellos días” (v. 19)
no se refiere a la tribulación de los judíos en Palestina sino a la de los cristianos en Roma.
Se apoya esta interpretación en la expresión “hasta este día”, i.e., los días de Marcos,
y la frase “por causa de los escogidos” de v. 20, que se cree se refiere a los cristianos.
Contrario a esta interpretación, tenemos que conceder que todo el texto de vv. 14-
20 se refiere a los judíos y su tribulación cuando cayó la ciudad y se destruyó el templo.
Lane expresa:

Es característico de los oráculos de juicio expresarse en un lenguaje que


es universal y radical. La intención es indicar que a través de los eventos
humanos Dios interviene poderosamente para modificar el curso de la
historia (Mark, 471).

El lenguaje de v. 19, como también de Daniel 12:1 que cita, usa expresiones
tradicionales para denotar una tribulación severa, no simplemente de Israel sino de otros
pueblos también. Lo vemos en Apocalipsis 8:6—11:19 y 16:1-21. Citan a Éxodo 9:18 que
dice: “yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que
se fundó hasta ahora”. La plaga de langostas se expresa con términos más fuertes: “en
tan gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después” (Éxodo 10:14).
Igualmente en Éxodo 11:6 de los primogénitos. Josefo utiliza el mismo lenguaje.
También se encuentra en el lenguaje de Platón.
La importancia del lenguaje para Marcos es su reconocimiento de la naturaleza
escatológica de la tribulación de Jerusalén. El uso del lenguaje daniélico categoriza la
calamidad sobre Israel como el día del Señor sobre la ciudad y el pueblo que rechazó la
palabra de Dios y al Mesías que envió Dios.
El lenguaje de acortar los días (v. 20) tiene analogías en la literatura apocalíptica
pero no verdaderos paralelos. El pensamiento es de la misericordia de Dios sobre una
nación desobediente que todavía contiene un remanente fiel.
La segunda parte del verso enfatiza y explica la primera: Dios no permitirá que su
pueblo sea exterminado, no importa qué tan pecadores y rebeldes han sido; él mismo
intervendrá para que el fin llegue pronto y las agonías de aquellos días permita que los
fieles sobrevivan. Marcos, como Pablo, era un judío (cf. Romanos 11:1).

Marcos 13:23

Esta declaración, que está truncada en Mateo (24:25) y se omite en Lucas, forma
una contraparte estrechamente relacionada al inicio del discurso y la pregunta que lo
inició. El “mas vosotros mirad” de v. 23a balancea la primera palabra del discurso,
“mirad” (v. 5); la expresión “os lo he dicho antes” corresponde a la petición de v. 4ª

16
“dinos”; y “todo” de v. 23 responde a “todas las cosas” de v. 4 al final. Siendo que el
dicho sigue inmediatamente a las advertencias en contra de los pseudo-mesías y
pseudo-profetas de vv. 21-22, el “mirad” de v. 5 introduce las primeras advertencias en
contra de tales personas, es claro que v. 23 es el miembro final de la inclusión que
sostiene toda la sección del discurso vv. 5-23.
A la luz de la pregunta de los discípulos en v. 4, el dicho indica que todo lo que
necesitaban aprender se les ha dicho (¡a diferencia de todo lo que les hubiera gustado
saber!). Se les ha dicho de los eventos en el mundo que no debe causarles pánico (vv.
7-8), de falsos mesías y falsos profetas que pudieran engañarlos (vv. 6, 21-22), de
persecuciones por razón de su confesión de Jesús el Cristo (vv. 9, 11-13), de su tarea de
declarar las buenas nuevas del reino de Dios, a pesar de la oposición que
experimentarán (v. 10), y del cumplimiento terrible de la profecía de v. 2 y una indicación
de la señalar que forma su preludio (vv. 14-20). Con v. 23, por tanto, una conclusión de
la respuesta a los discípulos en relación a la profecía de v. 2 se llega. Este punto pudo
haber sido una conclusión genuina.
La última palabra del propósito de Dios para el mundo, sin embargo, no se ha
dicho en vv. 5-22. La profecía de v. 2 pronunció la destrucción del templo y del pueblo
de Israel, pero se tiene mucho que decir más allá de las descripciones del Día del Señor,
y el mensaje de Jesús está interesado en el “más allá”. Por tanto, es impensable que la
palabra de Dios a través de Jesús concluya con la palabra de juicio en vv. 14-20 y la
advertencia de los falsos mesías y pseudo-profetas. Se tiene que decir más de la
destrucción, y de hecho, eso es lo que sigue en la descripción de la parusía del Señor.

Marcos 13:24-27

La primera observación que debe hacerse sobre esta descripción de la parusía es


que es un fragmento. Como muchos otros elementos en el discurso, tal vez circuló en
algún tiempo como una unidad, y luego en temprana fecha se agrupó con dichos
similares. Por tanto, es virtualmente seguro que las dos frases iniciales: “Pero en
aquellos días, después de aquella tribulación”, fueron añadidas en algún punto de su
desarrollo de la tradición para conectar con el contexto anterior.
Una sugerencia que merece considerarse es que la primera frase “en aquellos
días” fue añadida antes de Marcos, y que el evangelista se vio obligado a insertar la
segunda frase para evitar malos entendidos cuando se colocó en el presente lugar. Esto
es muy posible dado que la expresión “en aquellos días” es una expresión común en el
AT para los últimos días.2 Esa expresión no necesariamente se refiere a un punto preciso
en el tiempo o a un evento particular. Sin embargo, cuando Marcos ordenó el párrafo en
su contexto presente, la frase temporal se podría confundir. Por tanto, era necesario
añadir la segunda frase para aclarar que la parusía no está representada como el punto
álgido de la tribulación de Israel; sucederá sólo “después de aquella tribulación”.
El reconocer el origen secundario de las dos frases es muy importante para la
interpretación del discurso. Aparte de la distinción entre la redacción de Marcos y la

2
Por ejemplo: Jeremías 3:16-18; 5:18; 31:29; 33:15-16; 50:4; Joel 2:29; 3:16; 3:1-3; Zac. 8:23.

17
tradición que tenía a su disposición sobre un asunto muy importante, arroja luz sobre su
entendimiento de la tradición, y posiblemente sobre la fecha del discurso. Mientras que
el texto deja la impresión que la parusía se espera sucederá “en aquellos días” de
tribulación, la redacción de Marcos tiene un propósito completamente diferente; en v. 7
ha dicho claramente que “el fin no es todavía”, i.e., no viene con la guerra. También
enfatizó que la predicación a todas las naciones se hará antes que venga el fin.

Versos 24-25

Es claro que este pasaje consiste de recuerdos de las descripciones del AT sobre
el día del Señor. Es menos una serie de citas que una amalgama de alusiones, sacada
de pasajes bien conocidos de los profetas. Verso 24 refleja lenguaje usado en Isaías
13:10; v. 25ª es un eco de Isaías 34:4; v. 25b parece mezclar Isaías 34:4 con Joel 2:10 y
3:15-16. Tal tejido de alusiones del AT es único en la tradición de los dichos de Jesús;
los textos detrás de Marcos 13:24-25 ofrecen exactamente la intención que deseaba.
La idea misma es de vital importancia. La combinación de recuerdo del Día del
Señor en conjunto con v. 26 sirve para subrayar la naturaleza de la parusía como una
teofanía. Es virtualmente imposible hablar de una teofanía sin recordar el lenguaje en
el que el AT lo pone. La expresión “serán conmovidas” no aparece en ninguno de los
pasajes citados arriba, pero es un término estándar en las descripciones del AT de la
teofanía (p.e., Jueces 5:5; Amós 9:5; Miqueas 1:4; Isaías 64:11; Habacuc 3:6; Nahúm 1:5;
Salmos 18:7; 114:7; Job 9:6).
Aunque la amalgama de textos es singular en Jesús, la idea no. Considérese
Lucas 17:23-24, donde se compara la venida del Hijo del Hombre a un relámpago (p.e.
Éxodo 19:16; Habacuc 3:11; Salmos 18:13-15; Zacarías 9:14-16).
Algunos han interpretado este pasaje de una manera equivocada. H. E. Tödt
escribió, por ejemplo:

En el mismo momento en que la tierra se está disolviendo en medio de


convulsiones cósmicas, el Hijo del Hombre aparece con gran poder y gloria
y ordena a sus ángeles a rescatar a sus electos de la desolación.

Estos conceptos no conocen el pensamiento judío. Una comparación entre Isaías


34 y Habacuc 3 sería suficiente. Los cielos arriba y la tierra abajo son dibujados como
en terror y confusión ante el abrumador poder del Señor de los ejércitos cuando entra en
el mundo para actuar en juicio y salvación. Ninguna de las descripciones de la teofanía
en el AT anuncia la destrucción del universo a la venida de Dios. Lo mismo aplica a
las descripciones de la teofanía en el NT, excepto tal vez Apocalipsis 20:11, pero ni
siquiera esa es una excepción.
Que los cielos y la tierra quieren huir de aquel que se sienta en el trono pero no
tienen a donde ir vívidamente expresa la idea básica teofánica del terror del universo
delante de la aparición del Creador. En todos los eventos, cuando el lenguaje de la
teofanía se usa en relación a la parusía, no existe ninguna sugerencia que el Hijo del
Hombre viene para destruir al mundo; la función de este lenguaje mitológico antiguo es

18
puramente señalar la gloria del evento y colocarlo en su propia categoría: representa la
intervención divina para el juicio y salvaicón.
En estas figuras tenemos que ver con las metáforas cósmicas que describen un
contenido teológico.

Verso 26

En vista de las citas a Daniel en vv. 14 y 19, esta declaración invita una
comparación con Daniel 7:13 y Marcos 14:62. Lo interesante es que tanto Daniel 7:13
como Marcos 14:62 hablan de las nubes del cielo, esto no aparece aquí.
La tercera persona plural de “ellos verán” indica que la venida del Hijo del
Hombre es un evento universal, experimentado por todos, no sólo por los seguidores de
Jesús o por sus oponentes.
En el contexto del discurso, 13:26 también representa un avance sobre Daniel 7:13,
porque el Hijo del Hombre que está “viniendo” es el Mesías Jesús, por lo cual la venida
significa su regreso. El Hijo del Hombre que no fue reconocido, rechazado y finalmente
asesinado viene a terminar la obra estableciendo la soberanía de Dios que principió en
su ministerio. En el discurso, colocado como está inmediatamente antes de la narrativa
de la pasión, la parusía del Hijo del Hombre gana una importancia única que no se podría
haber tenido en ningún apocalipsis judíos, incluyendo Daniel.
El Hijo del Hombre viene en las nubes, y no con las nubes, como en Daniel. El
dicho aquí indica una teofanía (cf. Éxodo 34:5).
Ni Daniel 7:13 [14] ni Marcos 14:62 declaran que la venida del HH es con gran
poder y gloria, como Marcos 13:26, pero la idea está presente en ambos pasajes. Si se
leen los pasajes, en realidad, tenemos un ejemplo interesante de un concepto singular
expresado y representado en tres diferentes maneras.
Marcos 13:26 habla que Jesús, el representante del reino de Dios en su ministerio,
regresa como el representando del reino de Dios en gloria teofánica. Una teofanía
siempre viene del cielo al mundo de la humanidad. Viene para lograr los propósitos de
Dios.
Pero, ¿con qué propósito? ¿Para juicio o salvación? Muchos se inclinan a hablar
de salvación: reúne a los elegidos de Dios. Si juicio se usa en términos neutrales, sería
aceptable; pero si se usa en términos de condenación, no. Se puede decir justamente
que, dado el contexto de todo el discurso, el HH viene con el propósito de liberar al
pueblo de Dios, pero eso no se puede imaginar sin algún ejercicio de juicio. Pero ya sea
por accidente o diseño, el discurso está en silencio respecto al juicio.

Verso 27

El clímax de la descripción de la parusía es la reunión de los “electos” a la orden


del HH, incuestionablemente para que participen en el reino de Dios. Esto representa
el cumplimiento en una nueva clave de la antigua esperanza de la reunión de los
dispersos de Israel como se declara en Isaías 11:12; 27.12-13; 60:1-9. El lenguaje de
donde viene primariamente es Zacarías 2:6 y Deuteronomio 30.3, posiblemente con Isaías

19
43:6 en mente, pero también un punto de vista no expresado que los ángeles de Daniel
7:10 están a disposición del HH.
El lenguaje es demasiado breve. ¿Se tiene en mente la resurrección del pueblo de
Dios? ¿Es una doctrina de reunión de los vivos que esperan en Dios con los fieles
resucitados? Pablo saca de esto su enseñanza en 1 Tesalonicenses 4:15-17. Pero no se
nos dice nada de resurrección.
No se nos dice quienes son los “electos”. Es interesante notar que Zacarías 2:6
tiene una declaración extraordinaria en v. 11: “Y se unirán muchas naciones a Jehová en
aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti”. La unión de los judíos con
los gentiles en el AT es un pensamiento poco común. Quizás lo que se está mirando es
la unión de los electos de todas las naciones junto con los penitentes de Israel en una
sola comunidad bajo el señorío y comunión con el HH. Si esa es la única tarea del HH en
su parusía que Marcos menciona, eso pudiera ser porque se veía como de suprema
importancia; a través de su parusía, el HH llega a ser el Cristo en absoluta perfección.

Marcos 13:28-29

Tenemos una pequeña parábola. Ha sido considerada auténtica, aunque


recientemente ha sido vista como creación de Marcos o fuertemente redactada por
Marcos.
La expresión “De la higuera aprended la parábola” se considera como una
transición creada por el evangelista. El lenguaje es fuertemente marcano. Las parábolas
de Jesús no tienen este encabezado. Algunos sugieren que la parábola iniciaba: “El
reino de los cielos es semejante a un árbol”. La parábola debe haber hecho mención de
la higuera, porque es su reverdecer al que se hace mención. Lagrange señaló que la
mayoría de los árboles en Palestina están siempre verdes.

La higuera, que es muy común y que principia antes de la vid, aunque


después del almendro, en verdad da la señal de primavera, por si el frío en
ocasiones sorprende a los almendros en flor, no regresa cuando las hojas
de la higuera aparecen.

El “estas cosas” del v. 29 se refieren a las señales cósmicas de vv. 24-25.

El “está cerca” está aquí sólo en Marcos. En los dichos de Jesús en Mateo y
Lucas ocurre sólo en sus versiones de esta parábola, excepto en Mateo 26:18.
Difícilmente se puede decir que es un término clave en la proclamación escatológica
cristiana (se encuentra en Filipenses 4:5; Apocalipsis 1:3; 22:10; cf. también Romanos
13:11-12), pero la idea del término era muy importante. Su presencia central en la
proclamación de Jesús está firmemente demostrada, tanto en declaración como en
parábola (cf. Marcos 1:15; 14:42).
¿Qué tan cerca está este pensamiento de Santiago 5:8 y 5:9?

El propósito principal de la parábola de la Higuera es la comparación entre la

20
aparición de las hojas de la higuera como un anuncio del verano y los eventos que sirven
como anuncios de la parusía o reino de Dios. La parábola pertenece al mismo tipo de
parábolas en Marcos 4. Los estudiosos ahora reconocen que aquellas tres parábolas
dibujan al reino de Dios como un proceso iniciado en y a través del ministerio de Jesús,
y que en ellas hay un contraste entre sus inicios y su fin. Cada parábola hace una
contribución distintiva al entendimiento del reino.

La parábola de la semilla creciendo secretamente enfatiza el crecimiento de la


semilla “por sí misma”. Aplicada al reino de Dios significa que ya se ha sembrado y
terminará en una cosecha de juicio y reino de Dios porque detrás de la semilla el Dios
Todopoderoso está.

La parábola de la semilla de mostaza contrasta el principio con el fin del proceso


del crecimiento. Presupone que Dios preside la conexión entre el inicio y el fin. Sólo Dios
da el crecimiento. La parábola ilumina que el reino de Dios es un evento singular, de
inicio y fin, y cualquier cosa que esté en medio. El reino de Dios siempre está activo en
su soberano trabajo obrando juicio y salvación.

La distintividad de la parábola del Sembrador está en su representación del reino


de Dios iniciado y continuado frente a la resistencia a la palabra del reino. La palabra
encuentra obstáculos y oposición de muchas clases, todas las cuales son inevitables.
Un sembrador tiene que enfrentar aves, espinos y cardos, gente caminando entre la
siembra, tierra superficial y sol caliente; pero a pesar de todo, el campesino trabaja
confiado que habrá cosecha, y que será buena. La enseñanza es que el reino de Dios
opera en un mundo caído —esa es la razón de ser: el reino de Dios es la soberanía
salvadora de Dios. Así que, cuando el Cristo de Dios vino a inaugurar no podía menos
que estar consciente de la oposición y el sufrimiento como actos inevitables de la misión
del reino, y buscaba asegurar a sus seguidores que lo reconocieran, lo aceptaran, pero
que estuvieran confiados que Dios lograría sus propósitos.

La parábola de la Higuera manifiesta el mismo orden fundamental de pensamiento


que las parábolas de Marcos 4.

Jeremias objetó a que Marcos relacionó la parábola a “los horrores del fin”, como
los describe, porque piensa que la señal de la higuera anuncia la salvación. Dice:

Sus retoños, brotando con vida de la muerte... anuncian el verano. De la


misma manera, dice Jesús, el Mesías tiene sus anuncios. Considera las
señales: la higuera que parecía muerta está ahora vestida de verde, sus
retoños brotan, el invierno ha pasado, verano está a las puertas, aquellos
destinados a la salvación despiertan a la nueva vida (Mateo 11:5), la hora
ha venido, el cumplimiento final ha principiado.

La interpretación de Jeremias requiere modificación en dos aspectos:

21
(1) Jeremias no ha tomado en consideración el tiempo futuro del v. 29. Esta
observación indica que existe un cambio fundamental de énfasis en la parábola
que la distingue de las parábolas de crecimiento en general. Concediendo que
el reino de Dios ha sido inaugurado a través del ministerio de Jesús, el énfasis de
la parábola está totalmente en el futuro. La estructura de la parábola habla de
eventos que apuntan al acercamiento del reino perfecto de Dios que sucederá al
tiempo de la parusía del Señor.
(2) Jeremias ha eliminado el pensamiento del juicio de Dios al pensar que “verano”
indica un reino de Dios sin juicio.

También debemos considerar un eslabón interesante entre la parábola de la


Higuera y la maldición de la higuera estéril (11:12-14). La parábola nos recuerda que
Jesús hizo su salida final del templo. W. R. Telford escribe:

El que la higuera se secara en capítulo 11 tenía como intención en nuestro


punto de vista verlo como una señal escatológica prefigurando el juicio
inminente del pueblo judío, pero en particular en su templo. En capítulo
13, los discípulos, y por tanto los lectores, se les invita a ver el brote de la
higuera como una señal prefigurando un evento escatológico, i.e., la venida
de la Era tanto de bendición como de juicio. Aquí, entonces, Marcos quizás
está reflejando los dos lados diferentes del simbolismo de la higuera
escatológica, esto es, su secarse como una señal de juicio, su florecer como
una señal de bendición (a lo menos para los cristianos).

La parábola de la Higuera es muy importante para el entendimiento del discurso.


Hahn la consideró como una “clave genuina del discurso”. De hecho, la consideró como
“la cristalización del núcleo” del discurso alrededor de la cual el discurso se formó.
Beasley-Murray no lo piensa así, porque cree que v. 2 es el origen del discurso. Pero es
verdad que el curso de la historia entre la iniciación del reino de Dios a través de Jesús
y su consumación en la parusía es vista como “un tiempo escatológico”, sujeto a la
soberanía de Dios, de tal manera que los eventos en el mundo más amplio, en la iglesia
y en Israel deben verse como señales del reino de Dios. V. K. Agbanou expresó esta
convicción con este dictamen:

El tiempo de la iglesia constituye la señal premonitora de la venida de


Cristo.

Esta declaración está correcta, pero el discurso tiene una visión más amplia,
porque toma en consideración los eventos turbulentos entre las naciones, la tribulación
de Israel y de la iglesia.

¿Por qué las señales son tan negativas? Dos razones:

(1) El discurso explica la profecía de la destrucción del templo y la pregunta de los

22
discípulos sobre las señales del fin. La profecía representa el juicio de Dios sobre
el rechazo del pueblo de su palabra, su Mesías, su reino y sus proclamadores.
Mientras Marcos escribe, el cumplimiento se está viendo.

(2) Los seguidores de Jesús están experimentando las consecuencias de ser la iglesia
del Mesías crucificado. Al predicar el evangelio, ellos participan de los “ayes del
Mesías” de una manera nunca anticipada por los apocalípticos judíos. Ellos
comparten de su sufrimiento para que el mundo conozca las bendiciones del
reino.

En ambos aspectos el discurso es verdadero al mensaje y destino de Jesús.


Parado en la tradición de los profetas de Israel, Jesús declaró el juicio de Dios sobre el
pueblo rebelde (cf. Mateo 10:34-36// Lucas 12:51-53; Mateo 10:14-15// Lucas 10:10-12;
Mateo 11:21-23// Lucas 10:13-15; Lucas 13:1-5, y 6-9, ¡otra parábola de la Higuera!).
También habló de su destino de sufrir rechazo y muerte en el servicio del reino (Lucas
12:49-50; Marcos 8:31; 9:31; 10:45; 14:22-25) y del propio sufrimiento de sus discípulos
(Marcos 8:34-37).

Al final de los años sesentas no había nada que los cristianos en Roma necesitaran
más que saber que Dios obraba su propósito en el mundo, en Palestina y en la iglesia del
imperio. Se acercaba el tiempo de persecución más terrible que la iglesia ha conocido
y probablemente vaya a conocer. Esos sufrimientos, en el lenguaje de Jeremias, “los
horrores del fin”, y a través de la parábola de la Higuera, se les anima a que reconozcan
las señales de la presencia y victoria inminente del reino de Dios. A los que participan
de los sufrimientos del Cristo, la parábola de la Higuera es “la clave del discurso”. Con
esa convicción ellos continuaron fielmente proclamando a todos el reino de Dios que vino
en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, quien será revelado en la parusía.

Marcos 13:30

Es interesante que, en contraste a la amplia variedad de interpretaciones que hay


de Marcos 9:1 y Mateo 10:23, la mayoría de los exégetas a través de los siglos hasta el
día presente han visto a Marcos 13:30 como relacionado a los eventos que llevan e
incluye la parusía. La interpretación del dicho en relación a la caída de Jerusalén no se
adoptó ampliamente sino hasta el tiempo de la Reforma protestante, bajo la influencia
de Calvino. Lutero y Swinglio permanecieron la idea tradicional, como los intérpretes
en la Contrarreforma. Desde entonces, ambos puntos de vista se han promulgado lado
a lado, la mayoría creyendo la interpretación tradicional.
La palabra “generación” (genea) denota algo más que los contemporáneos de
Jesús. Se pensaba en términos de la “generación” de la iglesia, de la nación judía o de
la humanidad.
Fue Reimarus quien atrajo atención de lo ilegítimo que es interpretar genea de esa
forma. Y actualmente los eruditos creen que así debe ser. Esta diferencia nos presenta
varios puntos de discusión: si es un dicho auténtico de Jesús, o de una fuente

23
apocalíptica, o una modificación de un dicho en la tradición de Jesús, o un dicho
atribuido a Jesús por algún profeta cristiano; y el alcance del dicho: si se refiere al fin de
la historia o a eventos significativos antes del fin.

El dicho está introducido por “de cierto os digo”. Esta forma de hablar es
característica de Jesús. Jeremias decía que no tiene paralelos en la literatura judía y es
así una marca de la voz auténtica de Jesús (ipsissima vox Jesu). Desafortunadamente
no se puede utilizar este criterio en cada caso particular. Esa manera era peculiar de
Jesús, así que cualquiera que quisiera imitarlo, usaría esas palabras. Eso es lo que dicen
los estudiosos de Marcos 9:1.
La expresión “esta generación” no debe causar dificultad. Seguido se utiliza en
los labios de Jesús en los Evangelios, pero es raro en otras partes del NT (Marcos 8:12a
y 12b; 8:38; 9:19; Mateo 11:16 par.; 23:39 par.; 11:30; 17:25. Además de Hechos 2:40;
Hebreos 3:10). En los dichos de Jesús parece tener dos connotaciones: por un lado
siempre significa sus contemporáneos, y siempre conlleva la nota de crítica. Jeremias
concuerda, pero curiosamente descuenta Marcos 13:30.
Esto desconcierta. Las otras cuatro ocasiones en Marcos donde “esta generación”
ocurre se conforma al patrón en los otros Evangelios (Marcos 8:12a, 12b, 38; 9:19). Así
que no hay razón para leerlo de otra manera en Marcos 13:30. Parece que esta lectura
es la más fácil en el mismo escrito de Marcos.
El logión declara que esta generación “no pasará”. La pregunta que arde en
Marcos es ¿qué significa “hasta que todo esto acontezca”. Se reconoce casi en general
que “todo esto” se refiere al contexto inmediato y el más remoto. La expresión aparece
en v. 29.

Tal vez Lucas 11:49-51// Mateo 23:34-36 sea, de todos los paralelos, el más
cercano y pudiera iluminar nuestro texto. Dice en la versión de Lucas:
49
Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y
apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, 50para que se
demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha
derramado desde la fundación del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta
la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que
será demandada de esta generación.

Es interesante que los estudiosos no nos ofrecen alguna opinión de dónde termina
lo que la Sabiduría de Dios dice. Dos versiones que usan comillas lo reducen a v. 49.
Esta interpretación indica que el dicho de la Sabiduría es caracterizar lo obtuso de la
gente en su rechazo de los mensajeros de Dios, el cual lleva a un juicio de Dios sobre esa
generación. Esto indicaría que “esta generación” se refiere a la generación que sería el
clímax del mal de rechazar a los mensajeros de Dios, porque están rechazando la
suprema revelación. Así que, ellos sufrirán la ira de Dios en su totalidad. Sin embargo,
el lenguaje de Mateo está más cerca al de Marcos.
Si Marcos 13:30 es una variante de los dichos de Q, su significado es evidente. En

24
la intención de Jesús se relaciona a la destrucción que caerá a la nación de Israel en el
futuro cercano, sobre la generación contemporánea de Jesús. Si Marcos tiene esto en
mente, el significado sería específicamente a la ruina del templo y todo lo que está
relacionado a eso dentro del discurso.
Pero Marcos ha colocado el dicho después de la descripción de la parusía en vv.
24-27. ¿Creía Marcos que la parusía sucedería en el tiempo de aquella generación? La
mayoría de los eruditos así lo creen. Pero consideremos las siguientes observaciones:

(1) La importancia de la conexión con el dicho en Q. Eso apuntaría que Jesús veía la
catástrofe que venía sobre Israel como el día del Señor.
(2) En la literatura profética del AT el día del Señor sobre una ciudad o gente significa
un acto de Dios en juicio, no el precursor inmediato del reino de Dios.
(3) Es Marcos mismo que puso 13:32 en este contexto. Cuando se ve en sí mismo,
el significado del verso no tiene ambigüedad: el tiempo del fin, por tanto, de la
parusía y la consumación del reino de Dios, es desconocido a toda la humanidad,
incluyendo al Hijo.
(4) La interpretación de v. 30 como si afirmara que el tiempo del fin caerá dentro de
la generación del tiempo de Jesús significa que Marcos tiene una contradicción
de intereses. Si Marcos escribe durante la guerra judía del 68 d. C., la generación
de Jesús y los apóstoles está casi terminando. Eso significaría que él ya está
esperando la parusía. Pero es precisamente a lo que se está oponiendo Marcos.
Está tratando de contrarrestar la fiebre escatológica de sus contemporáneos, y de
los falsos profetas en particular.

Por tanto, la solución mejor del problema que Marcos nos presenta al unir vv. 30-
32 es que considera v. 30 relacionado al cumplimiento de la profecía de v. 2 y las señales
en el discurso relacionadas con ello. Su pertinencia es a los dichos del juicio y la
tribulación de Israel.

Marcos 13:31

A este dicho, en general, se le ha considerado como un dicho aislado, colocado


aquí para hacer auténtica la enseñanza dada dentro del discurso. El que propuso que
Marcos 13 era un pequeño apocalipsis lo consideró como la conclusión del discurso
(Colani).
Aunque es posible que v. 31 estaba conectado al v. 30, es mucho más probable
que los vv. 30-32 son unión que Marcos hizo. Todos están de acuerdo que v. 32 no era
parte del discurso original, y que v. 30 se añadió porque tiene la misma frase “no
pasarán”, y porque hace más firme la conclusión del v. 30.
Si se nota, v. 30 y v. 32 no se relacionan en nada, pero el v. 31 los une a ambos.
Pero esto ayuda pensar que los tres versos estuvieron independientes uno del otro.

25
¿Cómo se relaciona con el dicho encontrado en Q (Mateo 5:18//Lucas 16:17)?

Mateo 5:18 Lucas 16:17


Porque de cierto os digo,
que hasta que el cielo y la tierra Pero es más fácil que el cielo y la tierra
pasen (parelthe), pasen (parelthein)
ni una jota ni una tilde que una tilde de la ley
pasará de la ley, se frustre.
hasta que todo se haya cumplido.

Aquí tenemos una fuerte aseveración de la permanencia de la ley en relación al


cielo y la tierra, ya sea que signifique que la ley continúa en toda su fuerza hasta que el
cielo y la tierra desaparezcan y sean remplazados por la nueva creación (Mateo), o que
la validez de la ley es tan firme como la firmeza de la creación (Lucas). No nos interesa
esa discusión aquí, pero el hecho que se dan en términos similares, tiene qué
enfrentarse.
Lambrecht consideró largamente este asunto y concluyó que Marcos 13:31
depende de Q.
El dicho, de una manera pintoresca, representa la autoridad y continuación de la
ley de Dios, y el lenguaje no debe presionarse demasiado. Pero también es verdad que
Marcos no está interesado en proveer una declaración apocalíptica respecto del futuro
del universo sino una afirmación de la autoridad de las palabras de Jesús.
¿Qué es lo que está prefigurado que son más permanentes que el cielo y la tierra?
Por un lado, se puede considerar que Marcos tiene en mente todo el discurso, pero con
referencia particular a v. 30. Por el otro lado, nada en el contexto demanda un contexto
escatológico. Bien pudieran utilizarse en referencia a todas las palabras del emisario de
Dios. Lohmeyer expresa la convicción de esto así:

La eternidad de estas palabras está fundamentada en el pensamiento del


Hijo del Hombre como el cumplidor escatológico... En lo que habla todo
está comprendido porque él las habla; és el consumador porque él es el
maestro de estas palabras imperecederas, él es el maestro porque él es el
consumador.

Marcos 13:32

Existe un acuerdo que este logion es un dicho independiente en la tradición que


le debe su presente posición a Marcos.
La expresión “pero de aquel día y de la hora, nadie sabe... [sólo] el Padre” tiene
varios paralelos en la literatura apocalíptica judía. La referencia tiene que ser a la
parusía, mencionada en vv. 24-27, y a la parábola de la Higuera.
La expresión produce expectativa del fin, pero excluye calculaciones, porque los
tiempos están en las manos de Dios. Ambrozic escribió:

26
El reino está cercano, su venida dentro de la vida de esta generación, pero
nadie sabe el momento de su llegada; por tanto, los hombres tienen que
estar continuamente alertas.

La expresión “aquel día” o “aquella hora” son expresiones comunes en la Biblia


y siempre tienen una nota de urgencia. Considérese para efecto a Ezequiel 30:2-3:

¡Ay de aquel día!


Porque cerca está el día,
cerca está el día del Señor;
día de nublado, día de castigo de las naciones será.

Lenguaje similar se ve en Sofonías 1:7-13; 3:11-20; Zacarías 9.14-16; 12:1-13:6; 14:4-


5; mientras que Isaías 27 tiene ejemplos de oráculos separados que comienzan con la
frase “en aquel día” sin necesidad de ampliación o explicación.
Es importante decir que los términos hebreos “día” y “hora” se usan virtualmente
de manera sinónima en los contextos escatológicos en los profetas del AT. Es
sorprendente que las tres palabras “día”, “hora” y “tiempo” (kairos) aparezcan
sucesivamente en Marcos 13:32-33.
Jesús jamás hubiera dicho que ni él ni nadie más conocían alguna cosa sobre la
naturaleza del último día, porque su carácter como revelación de juicio y salvación del
reino de Dios es básico a su proclamación. Lo que se dice es una ignorancia del tiempo.
La intención primaria de v. 30, como vimos, no es poner una fecha sino declarar
la destrucción que los contemporáneos de Jesús no pueden escapar. Con esto queremos
decir que, v. 32 no debe subornidarse a v. 30.
¿Cómo debemos tomar el pensamiento que Jesús no sabe cuándo sucederá el
último día? ¿Es su ignorancia aplicada a su ignorancia del fin “absoluta”?
En sí el texto ni implica un retraso de la parusía ni una expectativa a largo plazo.
En otras palabras, Jesús no sabe si será pronta o más tarde —¡simplemente no sabe
nada al respecto!
Algunos nos piden que distingamos entre la expectativa que Jesús atesoró
respecto a la venida del reino de Dios y la enseñanza que dio relativa a ella. Jesús
expresa una esperanza que inspira exhortación para estar listos para ella, no una
enseñanza que declare el tiempo.
Sabemos que Jesús, en las parábolas del reino, en general asume que la incursión
de la soberanía salvadora de Dios en el ministerio de Jesús se mueve a un clímax para
el cual sus contemporáneos tienen que prepararse. En contraste, la iglesia moderna ha
perdido por completo el sentido de la expectativa cercana; es difícil para nosotros
objetivamente, y aún más, simpateticamente, ponernos en los zapatos de nuestros
ancestros. Tal vez el dicho bien conocido de William Temple es verdad:

Si el cristianismo es la religión final, la iglesia todavía está en su infancia.


Dos mil años son sólo dos días. La apelación a la ‘iglesia primitiva’ guía
mal; nosotros somos la iglesia primitiva.

27
Tenemos que reconocer que vivimos en una época que refleja un mundo diferente.
Aquel fue un mundo dominado por la expectativa de un nuevo mundo, y se veía a las
puertas del juicio divino y la gloria del futuro. Esa expectativa no domina nuestro
mundo. Nosotros vivimos en un mundo dominado, no por la expectativa, sino por el
dogma.

Jesús abrió los ojos de sus oyentes al futuro, no en la forma de enseñanza


sino de advertencia, consolación, promesa. Es un “mensaje profético que
no intenta instruir sobre el punto del tiempo sino atraer atención a la
importancia de la hora, el kairos de la decisión, la presión del escatón (R.
Schnackenburg).

Marcos levanta un asunto agudo la relación de los conceptos “el Hijo”, “el Hijo de
Dios”, y el “Hijo del Hombre”. Aparte de su contexto en el discurso escatológico, el
dicho es escatológico en contenido; es una expresión apocalíptica que excluye el
reconocer apocalíptico respecto al tiempo del fin. Uno espera que la declaración
respecto a la venida del fin hubiera sido en relación al Hijo del Hombre, y no del Hijo.
Varios intentos se han hecho, de hecho, de relacionarla con la doctrina del “Hijo del
Hombre”. Estas ideas se relacionan con Marcos 8:38 y 14:61.
En Marcos 12:6 aparece el título “hijo”, pero es difícil demostrar que se refiere a
Jesús. Mateo 11:27 se usa el término de manera absoluta. 1 Tesalonicenses 1:10 se une
el término “Hijo” a la parusía. 1 Corintios 15:24-28 incluye los mismos pensamientos.
En el lenguaje joanino “el Hijo”, “el Hijo de Dios” y el “Hijo del Hombre” aparecen
juntos. Los tres términos se intercambian en Juan 5:19-29. Muchos son los que piensan
que el título “Hijo de Dios” está enraizado en el título “Hijo de Hombre” y que fue en el
contexto apocalíptico donde surgió. Pero hay que comentar que, decir que todos los
títulos de Jesús brotan de un contexto apocalíptico es reducir demasiado la base de la
cristología. El concepto de “Hijo de Dios” tiene raíces profundas en el AT. Tenemos que
recordar, también, que Jesús se dirige a Dios como Abba. Así que tenemos que
reconocer que los conceptos tienen diferentes raíces, pero que era posible que se
relacionaran en el proceso interpenetrándose.
El título “Hijo de Dios” encuentra su aplicación primaria en la nación de Israel en
Éxodo 4:22-23: Israel es el primogénito. En el mensaje de Natán a David, 2 Samuel 7:14,
el rey será llamado hijo de Dios. Esto encuentra eco en Salmos 89:26-27. En Salmos 2:7
el lenguaje se aproxima al punto de vista oriental que el rey es hijo de Dios. Esta
corriente de pensamiento afloró en Qumran quienes pensaban que el Mesías era Hijo de
Dios. Esto demuestra que el concepto tiene que haber sido muy conocido al tiempo de
Jesús.
Respecto a Jesús mismo, no podemos olvidarnos su modo característico de
dirigirse a Dios como Abba, y la implicación que esto tiene para su entendimiento de su
relación con Dios. De seguro es una expresión de su experiencia de Dios, de su
entendimiento de Dios, y de su relación con Dios. No se puede divorciar de su relación
con Israel como el pueblo de Dios, siendo que ambos eran electos y amados de Dios y
llamados a un servicio obediente. Porque estar en una relación con Dios y estar al

28
servicio de Dios van juntos en la historia de Israel, como Éxodo 19:4-6 ilustra. Así que:

Estatus, comisión y autoridad permanecen unidos en esta declaración de


la relación del Hijo al Padre, y permanece firmemente puesto dentro de la
tradición israelita. Dado el contexto del mensaje y ministerio de Jesús en
Israel, la limitación severa de la autoridad del Hijo en Marcos 13:32 es
sorpresiva, y sin embargo armoniosa con ese mensaje y ministerio que
objeta la autenticidad de los dichos. Es raro que éstos tomen en
consideración la importancia escatológica de “Hijo” e “Hijo de Dios”, o la
relación de ambos al “Hijo del Hombre”, o el elemento fundamental de
obediencia y subordinación en la noción de “Hijo” dentro de Israel.

Lo que Jesús está diciendo es que sólo Dios sabe porque sólo Dios tiene el poder
de determinar ese día. Este pensamiento corresponde a Marcos 10:40 y Hechos 1:7.
Pero Marcos 13:32 añade un pensamiento: es la parte del Hijo dejarlo en las manos del
Padre, porque la marca del Hijo es mantener una obediencia sin reservas al Padre.

Marcos 13:33-37

Es un punto de vista que el párrafo que concluye el discurso es un apéndice


libremente apegado, en gran parte por la forma diferente en que Mateo y Lucas
concluyen sus versiones del discurso. Sin embargo, por un lado, Harman reconoce que
el material hortatorio estuvo vinculado con elementos esenciales del discurso en la
tradición pre-Marcana, aunque no tan estrechamente unido como el otro material.
Dupont, por el otro lado, protesta en contra de la disminución frecuente que ve como
profundamente significativa para el propósito del discurso; el pasaje demuestra que el
tiempo es corto, y que es necesario sobre todo mantener vigilancia. De acuerdo a esto:
“Estos versos arrojan luz sobre la interpretación que el evangelista le da al discurso
tomado en su totalidad”.
¿De dónde ha venido todo este material? Gaston lo describe como “pura
parénesis”, casi cada frase se puede encontrar paralelos en las epístolas del NT así como
en las parábolas de Vigilancia: “Parece que tanto las exhortaciones de las epístolas y
esta sección de Marcos dan eco al lenguaje de las parábolas sin ser tales ellas mismas”.
Vincent Taylor encuentra en este pasaje “un eco homilético de varias parábolas”.
Lambrecht es más específico: considera que este pasaje tiene puntos de contacto con
cuatro parábolas: Los Siervos Vigilantes (Lucas 12:35-38), el Ladrón en la Noche (Lucas
12:39-40//Mateo 24:42-44), el Buen y Mal Siervo (Lucas 12:42-46//Mateo 24:45-51), y los
Talentos//Minas (Mateo 25:14-30//Lucas 19:12-27). Siendo que estas parábolas ocurren
en varios contextos en Mateo y Lucas, Lambrecht siente que la única explicación
razonable para el texto de Marcos es que es una combinación secundaria de ellas:
“Marcos conocía estas parábolas de Q; con fragmentos de ellas —palabras e ideas— ha
creado una parábola secundaria”. Los contactos no se pueden negar, pero la extensión
hasta la que Marcos es responsable para crear la parábola es incierta. Hay mucho qué
decir a favor del punto de vista que, tomando en cuenta todos los elementos

29
redaccionales de Marcos 13:33-37, tenemos una parábola auténtica en vv. 34-36, provista
con una introducción en v. 33 y una exhortación a manera de resumen en v. 37. El
paralelo más cercado en la tradición de los Evangelios a vv. 34-36 es la parábola de los
Siervos Vigilantes de Lucas 12:36-38. Con toda probabilidad las dos parábolas han
venido a la tradición como variantes de una sola parábola y ha sido editada de manera
diferente por los dos evangelistas.

Verso 33

No hay razón para postular un vínculo con v. 32. La base de la apelación se da en


v. 33b. Se admite que v. 33 es transicional. Quizás tenemos una introducción
redaccional para introducir la parábola de v. 34. El blepete es característica de Marcos;
establece el tono de todo el párrafo, enfatiza la apelación de v. 33 y une al discurso previo
completo. Encaja perfectamente a la parábola de vv. 34-36.

Versos 34-36

Jülicher la consideró una “mescolanza distorsionada y confusa de temas”.


Beasley-Murray no cree que es así. Dupont ha declarado correctamente: “Los primeros
elementos de v. 34 presentan un parecido inconfundible con el inicio de la parábola de
los Talentos”.
El resto de la parábola tiene afinidades con los Siervos Vigilantes de Lucas 12:36-
38. Lucas está probablemente correcto cuando representa al amo como yendo a un
banquete y regresando la misma noche. En el caso de Marcos “yéndose lejos” indica un
viaje más largo; con esto, la autoridad que los siervos reciben es consonante, pero no en
relación a la persona que queda como velador.
La declaración de Marcos del tiempo en términos de una cuádruple división de la
noche, de acuerdo a la costumbre y enumeración romana, está unida a una variante
tardía de una triple división de la noche dada en Lucas (12:38). Lo que el verso está
señalando es que no se puede calcular el resgreso del amo y lo repentino de éste, como
v. 36 enseña. Esta parábola da un eco genuino de la enseñanza de Jesús, como aquella
contenida en la parábola del Ladrón (Mateo 24:43-44//Lucas 12:39-40), en la parábola de
las Diez Vírgenes (Mateo 25:1-13), y en el Apocalipsis de Q (Lucas 17:24, 26-30). Existe
buena razón para ver el corazón de la parábola como un recuerdo auténtico de la
enseñanza de Jesús.
¿Cuál es la intención de la parábola? Dod y Jeremias veían la parábola como una
de las parábolas de crisis. Para Dodd era básico considerar que en la enseñanza de
Jesús la crisis fue precipitada por el ministerio de Jesús, cuya proclamación del reino de
Dios fue rechazado por la nación en su totalidad. Jeremias sigue a Dodd, excepto que
permite su uso para la crisis última del futuro. Si la parábola fue dirigida a la multitud,
fue un llamado a estar preparado para la calamidad venidera, que descendería sobre
ellos como el diluvio de Noé; pero es probable que tenía en mente a los escribas,
llamándoles a no dormir cuando la crisis llegara.
La conexión con el episodio de Getsemaní ha sido un factor en la interpretación

30
cristiana muy antigua. De hecho, v. 33 contiene una variante grande al añadir “velad y
orad”. Algunos manuscritos eliminan “y orad”. Cuando esta lectura se adopta, el
paralelo consiste de un llamado a permanecer alertas y a no dormir en un estado de
estupor espiritual. La narrativa del Getsemaní indica que los discípulos se durmieron
cuando debieran haber estado alertas con su maestro. Como Dupont señala, el
Getsemaní ha llegado a ser una ilustración a “velar” de 13:36. No justifica, por supuesto,
que la parábola se interprete a la luz de la experiencia del Getsemaní.
El evento que está en mente en la parábola del Portero está unido al gran tema
de la proclamación e instrucción de Jesús, es decir, la venida del reino de Dios y el juicio
que lo acompaña. Dupont comenta:

Si entendemos propiamente la intención de Jesús en estas parábolas, no


tienen como intención dar un entendimiento del papel que Jesús tendrá en
el último día en virtud de su posición como Hijo del Hombre, ni de la
función futuro que se le dará cumplir, sino a la importancia de la misión
que él en la actualidad logra. Dar el verdadero sentido al ministerio de
Jesús es reconocer en él el primer acto de la venida del reino de Dios, la
señal precursora del juicio que decidirá la admisión al reino.

Beasley-Murray protesta por la distinción que Dupont hace entre la inaguración


y consumación del reino. En toda la instrucción de Jesús relativa al reino es Dios quien
actúa en y a través de él para establecer el reino, ya sea en su ministerio o en el futuro
anticipado. El dicho de Q en Lucas 11:20//Mateo 12:28 es un ejemplo crucial del
entendimiento de Jesús de su papel en el reino de Dios: “Si yo por el dedo de Dios echo
fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha venido sobre vosotros”. El poder
liberador de la soberanía salvadora de Dios, operativa a través del poderoso Espíritu de
Dios, es el medio por el cual Jesús hace sus exorcismos y es victorioso sobre Satanás, y
así trae el reino de Dios entre la humanidad. Él es el instrumento a través del cual la
soberanía salvadora de Dios está obrando en el mundo. O, como en nuestra terminología
comúnmente usada, él es el Portador del reino de Dios, su Representante, su Mediador.
Cuando Mateo reemplazó la pequeña parábola del Portero con el Apocalipsis de
Q (Mateo 24:37-42), las parábolas del Ladrón (24:43-44), el Siervo Fiel y el Siervo Infiel
(24:45-51), las Diez Vírgenes (25:1-13), y la de los Talentos (25:14-30), y trajo todo a un
clímax en la visión del último juicio (25:31-46), sólo estaba elaborando el significado
esencial de la parábola marcana, porque la misión de Jesús fue y es ser agente de Dios,
en quien Dios actuó, actúa y actuará para cumplir su voluntad redentora en su totalidad.
La confesión cristiana: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo”
(2 Corintios 5:19) es verdad aquí.
La diferencia entre la venida de Dios en el servicio humilde de Jesús y en la
parusía al final es entre escondido y manfiesto. Pero la teofanía del Padre y del Hijo son
una. La venida de Dios para la consumación de su reino toma lugar en la venida del Hijo
del Hombre. El regreso del amo de la casa en la parábola de Marcos 13:34-36, pues, se
actualiza en la parusía del Cristo.

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Verso 37

El “todo” de v. 37 aplica estrictamente a los doce discípulos, pero parece que


Marcos lo aplica a todos sin restricciones. V. 37 contrasta a v. 3. En el discurso dirigido
a los discípulos se dirige a toda la iglesia. El fin está cerca, pero es incalculable; por
tanto, todos deben estar “despiertos”.
¿Qué significa esto para la iglesia? Esencialmente la actitud de estar alertas
espiritualmente, i.e., estar listos para Dios a cada momento para rendirle lo que Pablo
llama obediencia de la fe (Romanos 1:5). Es lo opuesto de la actitud de los discípulos en
Hechos 1:10 que están mirando al cielo, clavados para ver a Jesús. Las parábolas de
mateo 24-25 que reemplazan a la de Marcos sugieren que estar alertas espiritualmente
se expresa en servicio fiel en la casa del Amo, un uso diligente de los talentos que se nos
han dado, y hacer las obras de Dios y su Cristo en alimentar a los hambrientos, dar de
beber al sediento, dar la bienvenida al extraño, ministrar a los enfermos y visitar a los
que están en prisión. Esto está indicado en la inclusión de la cláusula de Marcos: “dio
autoridad a sus siervos, a cada uno su obra” (13:34). Schmithals correctamente observó
que “vigilar” por el Señor es una búsqueda activa, que, a la luz de v. 10, incluye la tarea
de todos los siervos del Señor de trabajar en su propia forma en proclamar el evangelio.
Así concluye el discurso con una expresión de una expectativa de lo cercano,
calificada con el reconocimiento que los tiempos de la historia divina-humana están en
las manos de Dios. Es una expectativa de lo cercano que inspira servicio del reino en el
espíritu de aquel a través de quien el reino vino y viene. Tal expectativa se define de
manera final por Pesch como:

la actitud escatológica de aquellos por quienes toda la soberanía de Dios


en la soberanía de Jesucristo y, como Jesús mismo, en su Espíritu, capacita
para percibir los poderes de la soberanía de Dios, y ocasionar que la
soberanía de Dios alcance a los seres humanos en su poder sanador —y al
mismo tiempo esperar su cumplimiento de Dios a través de Jesucristo... Se
logra y se hace concreta en la forma del seguimiento cargando la cruz
(Marcos 8:34-38), en el sendero que está libre de ansiedad porque es una
confianza radical en Dios y su Hijo Jesucristo en el poder del Espíritu Santo
(13:9-11), un camino que lleva a la muerte y a la prometida esperanza-por-
la-resurrección en Jesucristo.3

3
R. Pesch, Naherwartungen, Tradition un Redaktion in Mk 13. Düsseldorf, 1968, 201-2.

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