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NEUROÉTICA

Neuroética (II): circuitos morales en el cerebro patológico


Luis C. Álvaro-González

Servicio de Neurología y Comité Introducción. La moralidad es el conjunto de normas y valores que guían la conducta. Se mantienen en muy diferentes
de Bioética Asistencial. Hospital
Universitario de Basurto.
culturas y permiten alcanzar altos logros sociales. Asientan en circuitos neuronales propios. Su lesión o alteración funcio-
Departamento de Neurociencias. nal generará alteraciones o cambios en la conducta moral.
Universidad del País Vasco/Euskal
Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Objetivo. Describir las disfunciones morales, su puesta en marcha y los mecanismos operativos en diferentes lesiones y
Bilbao, Vizcaya, España. patologías neurológicas.
Correspondencia: Desarrollo. Las patologías de la moralidad se deben a la lesión estructural de diferente grado (destructiva prefrontal; mi-
Dr. Luis Carlos Álvaro González.
croscópica en amígdala/corteza prefrontal en las psicopatías), a la disfunción de mediadores (hiperfunción dopaminérgi-
Servicio de Neurología. Hospital
Universitario de Basurto. Avda. ca en trastornos de la conducta de parkinsonianos con algunos tratamientos o en toxicomanías) o a trastornos genéticos
Montevideo, 18. E-48013 Bilbao (mutaciones de COMT o MAO en ciertas sociopatías). Actúan por mecanismo excitatorio, inhibitorio o mixto en los circui-
(Vizcaya).
tos morales emocionales (temporales) y cognitivos (prefrontales). Las topografías y mecanismos explican la diferente ex-
E-mail: presividad clínica.
luiscarlosalvaro@yahoo.es
Conclusiones. El conocimiento de las alteraciones de la conducta moral refuerza los conocimientos anatómicos y fisiológi-
Aceptado tras revisión externa: cos de la moralidad en la población sana. Es un factor que contribuye a la elucidación de las variaciones éticas intercultu-
26.06.13.
rales y al pujante desarrollo reciente de la neuroética, que, por su complejidad, se beneficia de aportaciones de diversos
Cómo citar este artículo: territorios de la neurocultura.
Álvaro-González LC. Neuroética (II):
circuitos morales en el cerebro Palabras clave. Autismo. Demencia frontotemporal. Enfermedad de Parkinson. Neuroética. Psicopatías. Sociopatías.
patológico. Rev Neurol 2014; 58:
268-76.

© 2014 Revista de Neurología

Introducción ros meses de vida humana. Además, son universa­


les, de modo que existen en diferentes momentos y
Las conductas morales y su desarrollo más avanza­ culturas, con rasgos básicos comunes e invariantes.
do, los códigos éticos y las leyes, permiten y mejo­ Esta universalidad habla de origen evolutivo y ge­
ran la vida en sociedad. Se trata de formas evo­ nético. Se confirma en paradigmas o modelos expe­
lucionadas de comportamiento. En su origen, se rimentales ensayados en grupos humanos hetero­
constituyen a partir de respuestas emocionales bá­ géneos. Las respuestas morales básicas son muy
sicas, generadas merced al binomio placer-dolor, rápidas, sin influir lugar o cultura, de modo que son
traducido a bueno-malo en el plano moral. Los estí­ producto de un fondo emocional que implica la ac­
mulos emocionalmente competentes desencadenan tivación de zonas profundas temporales, funda­
primero una respuesta que es en esencia emocio­ mentalmente amígdala e ínsula [3,4].
nal, expresada en cambios motores y de conducta, Cuando a la respuesta moral se le añade un com­
endocrinos y de neuromediadores, todos ellos en el ponente reflexivo, se hace más elaborada. El pensa­
soma corporal. Estas emociones entrañan una mar­ miento enlentece la respuesta, a la vez que la con­
ca corporal propia, generadora del sentimiento, con vierte en más interesada y beneficiosa para el indivi­
éste del pensamiento y, finalmente, de la respuesta duo y el grupo. Estamos, pues, en presencia de un
moral, más avanzada que la emocional [1]. desarrollo avanzado, que también se demuestra en
Las respuestas emocionales básicas se encuen­ diferentes paradigmas y modelos con carácter uni­
tran presentes en diferentes especies y fueron des­ versal. En este caso, las zonas activadas son funda­
critas ya por Darwin [2]. En cambio, las respuestas mentalmente las prefrontales, ventromediales, dor­
morales son propias de especies más avanzadas, ca­ solaterales y cingular anterior. Se trata de respuestas
paces de convivencia en grupo y, con ello, del esta­ utilitaristas, que pueden relacionarse con la filosofía
blecimiento de normas de conducta y de actos soli­ de Stuart Mill. Buscan optimizar el bien común,
darios. Estas respuestas aparecen desde los prime­ grupal. Por el contrario, las respuestas más rápidas y

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emocionales serían más deontologistas, kantianas, Disfunciones morales en el cerebro


en el sentido de primar la evitación de daño a terce­ patológico: enfoque clínico
ros como criterio o guía básica de acción [5]. El que
se implemente uno u otro tipo de respuesta depen­ Lesiones de la corteza prefrontal
derá, sobre todo, del tipo de estímulo [6,7].
Un elemento fundamental en las conductas mo­ La corteza prefrontal es la región cerebral de desa­
rales son las neuronas espejo. Descritas por Rizzo­ rrollo filogenético más tardío y avanzado. Es la más
latti, se demostraron inicialmente a nivel frontal en genuinamente humana, y su funcionamiento está
monos. Se activan en idénticas zonas en observa­ vinculado a las conductas sociales, de ahí que, por
dor (pasivo) y observado (activo), de modo que per­ un lado, su falta de desarrollo en la infancia se aso­
miten replicar conductas motoras y, con ello, el cie a incapacidad para la interacción social, y que,
aprendizaje. Luego se demostraron en humanos. A por otro, su lesión adquirida, en adultos, sea res­
continuación, se confirmó su existencia en otros ni­ ponsable de conductas carentes de empatía y valo­
veles: en el lóbulo parietal inferior y en áreas tem­ res, ajenas a las normas de los códigos morales im­
porales posteriores e insulares. Las parietales infe­ perantes en la sociedad del sujeto paciente.
riores permiten conocer la intencionalidad de actos Las lesiones adquiridas son típicas de formas fron­
motores, no sólo su réplica; las insulares hacen po­ tales de demencia frontotemporal, también de trau­
sible el contagio emocional: la simple visión de ac­ matismos, aneurismas de comunicante anterior, in­
tos con contenido emocional se replica en el obser­ fartos cerebrales anteriores o tumores frontobasales
vador [8]. Estamos, por tanto, en el territorio de la y mediales, especialmente meningiomas de lento
empatía y la teoría de la mente, uno de cuyos sus­ crecimiento. El cuadro clínico es característico y
tratos serían las neuronas espejo temporales poste­ nos resulta familiar a los neurólogos. En estos ca­
riores e insulares. Su importancia se demuestra en sos, la lesión dominante es en la corteza prefrontal
clínica en el autismo: existe una inactivación de ventromedial (CPFVM). Esta estructura está muy
neuronas espejo producida por la corteza prefron­ emparentada con emociones sociales y con emo­
tal. De este modo se explica la moralidad peculiar ciones básicas, de ahí que, al lesionarse, los pacien­
de estos pacientes, incapaces de evaluar las respues­ tes pierdan habilidades emocionales de ambos ti­
tas emocionales de sus congéneres [9,10]. pos: son incapaces de mantener normas sociales de
Por afinación cultural se llega a los códigos éti­ conducta (decoro, aseo, puntualidad, respeto, or­
cos, entendidos como conjuntos de normas y valo­ den, etc.) y de expresar emociones básicas (ver­
res que abraza una cultura en un momento deter­ güenza, turbación, compasión, etc.). En cambio, sus
minado. Comparten valores universales (derecho a capacidades cognitivas se mantienen intactas: tie­
la vida, protección de los débiles, transmisión de la nen preservada la memoria, las funciones visuoes­
propia cultura), a la vez que difieren en determina­ paciales, las práxicas o las de razonamiento lógico y
dos aspectos según el lugar y momento. Esta varia­ abstracción. Este contraste se confirma en la histo­
ción entre culturas y el desarrollo de valores, fruto ria clínica, al mantener esas funciones en la esfera
de la interacción biológica y cultural, hace que la personal, doméstica o laboral, o en diversos tests de
neurociencia cognitiva moral resulte altamente inteligencia, en los que la puntuación es similar a la
compleja [11]. Requiere aportaciones de la psicolo­ de los controles [13]. Tampoco sorprende que en
gía evolutiva, la antropología, la psiquiatría y la pruebas diseñadas para evaluar la capacidad de ra­
neurología clínica [12]. Es en este último aspecto en zonamiento moral o resolver problemas sociales,
el que queremos incidir: en la descripción de pato­ también éstos se mantengan [14]: lo hacen tanto los
logías neurológicas en las que se produce disfun­ pasos sucesivos como el resultado, las soluciones
ción moral. Pueden actuar por mecanismo ya inhi­ alternativas o la visión de las consecuencias de los
bidor, como en la demencia frontal, ya excitador, dilemas planteados [15,16]. Por tanto, lo que se de­
como ocurre en las disfunciones morales de algu­ muestra es que en estos pacientes existe una inca­
nos parkinsonianos [1,6]. pacidad para resolver problemas sociales de conte­
La clínica neuropsiquiátrica y su expresividad en nido ético en la vida real, mientras que en el labora­
forma de alteraciones de la conducta moral supo­ torio se mantiene intacta esta capacidad resolutiva.
nen una aportación más al conocimiento de los cir­ La paradoja comienza a resolverse cuando a es­
cuitos morales y su funcionamiento. Complemen­ tos pacientes se les muestran imágenes con estí­
tan los estudios neurofisiológicos en población nor­ mulos emocionalmente competentes, tales como
mal y los procedentes de otros territorios de la neu­ caras o escenas con sufrimiento, y se miden las res­
rocultura. Pasamos a su análisis. puestas de conducción cutánea galvánica: son anor­

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malmente bajas comparadas con las de controles, fondo de interacción social alterado, tanto en el ho­
aun reconociendo de modo adecuado la expresivi­ gar como en la escuela. Son incapaces de controlar
dad facial y el sufrimiento. Este mismo fenómeno sus impulsos, solitarios, sin relaciones estables y
se pone de manifiesto con mayor precisión en la con necesidad de educación especial. Al terminar la
prueba de la apuesta de Iowa [17]: se trata de un escolarización y las ayudas psicosociales, su situa­
test en el que se disponen cuatro barajas a las que ción se agrava de nuevo: no establecen contactos
se van adjudicando puntuaciones de recompensa o humanos, son expulsados de trabajos y con fre­
castigo económicos, en sucesivas propuestas que cuencia delinquen. En los tests neuropsicológicos,
obligan a seleccionar y a aprender cuál es la que da todas las esferas de inteligencia son normales. En
más premio y castigo, de modo que el sujeto pueda cambio, las respuestas a los dilemas morales y a los
realizar ajustes y predicciones que le lleven a un tests de interacción social más elementales fallan.
resultado final de ganancia económica. Al compa­ Este dato no se recogía en los pacientes con lesio­
rar controles con sujetos con daño de la CPFVM, nes adquiridas en la edad adulta, que resuelven esos
éstos mostraron una tendencia a volver sobre se­ dilemas con facilidad, de modo que sólo se demues­
lecciones previas y un resultado final de bancarro­ tran los fallos al recurrir a las pruebas más ecológi­
ta, frente a la ganancia de los controles. La prueba cas, como el test de Iowa. De este modo, puede
simula la vida real con más exactitud, como estra­ concluirse que, mientras que los adultos conocen
tegia de aprendizaje, tanteos, elecciones y capaci­ las reglas que violan, aunque muestren una conduc­
dad de diferir la recompensa. Si se completa con ta social desestructurada, los jóvenes ni siquiera al­
respuestas de conducción cutánea galvánica, se de­ canzan a aprender y asimilar las reglas de interac­
muestra que los pacientes tienen sistemáticamente ción social [14,17,21].
una menor amplitud de respuesta inmediata –tan­ La idea clave de estos estudios es que las lesiones
to a premio como a castigo–, pero, sobre todo, una de la CPFVM dan lugar a alteraciones graves de las
falta de respuesta anticipatoria [14]. Este hallazgo relaciones sociales, y ello independientemente de la
está en la base de la hipótesis del marcador somáti­ edad de adquisición, de la uni o bilateralidad y de
co, debida a Damasio: presupone que en las deci­ otras variables, como el sexo; estudios más recien­
siones complejas interviene no sólo el razonamien­ tes muestran un aumento del efecto en lesiones del
to frío y calculado, sino también señales emociona­ lado derecho y en varones [22,23]. El mecanismo
les –los marcadores somáticos– que dirigen la de­ propuesto implica una alteración de emociones y
cisión, sea de modo consciente o no consciente sentimientos básicos. Los sujetos serán incapaces
[18]. Los pacientes con lesiones de la CPFVM ca­ de asociar relaciones sociales elementales de apren­
recerían de marcadores somáticos, que son los que dizaje, o el resultado de éstas, con una respuesta
permiten diferenciar los conflictos bueno-malo o emocional. La consecuencia es una falta de apren­
recompensa-castigo a través del contraste con si­ dizaje social básico y una deprivación del reperto­
tuaciones o vivencias previas similares. Permítase­ rio de respuestas emocionales de interacción.
nos añadir que, más recientemente, esta misma
teoría ha permitido analizar decisiones económi­ El cerebro en trastornos de
cas de impacto [19]. Cuando la lesión de la CPFVM la personalidad y sociopatías
se asocia a daño de la corteza prefrontal dorsolate­
ral, como en algunas demencias frontotemporales, Los términos ‘moral’ (del latín moralis) y ‘ético’ (del
la alteración emocional y moral suele coexistir con griego êthikos) hacen referencia al consenso social
deficiencias cognitivas [13]. Finalmente, si lo aso­ sobre maneras y costumbres dentro de un grupo
ciado al daño de la CPFVM es el área más medial y social, que haría aceptables unas formas de com­
posterior frontoorbitaria, resultan características portamiento y no otras. A partir de ese consenso, se
las alteraciones en el aprendizaje por contingencia establece un razonamiento lógico y deductivo que,
invertida, es decir, en la capacidad de predicción en el trascurso de los siglos, extrae principios que
de situaciones adversas y en la toma de medidas intentan ser de aplicación universal. Aquí tienen
para prevenirlas [20]. cabida, junto con las costumbres sociales, la deon­
Cuando la lesión de la CPFVM surge en la pri­ tología filosófica, las religiones o la legislación [1].
mera época de la vida, entre los primeros días y los Pues bien, en todas las culturas y momentos han
7 años, el cuadro clínico es ligeramente diferente. existido sujetos que han violado sistemáticamente
Las lesiones descritas pueden ser uni o bilaterales. las normas de convivencia aceptadas por ese grupo.
Explorados ya adultos [21], los pacientes muestran Carentes de conciencia moral, la ruptura de las cos­
también una inteligencia normal, que destaca en un tumbres sociales se llevaría a cabo sin sentido de

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culpa o vergüenza, primando el interés propio e in­ adultos, probablemente mediados por áreas tempo­
mediato. Por tanto, son individuos que actúan con rales extralímbicas, capaces de sustituir la normal
absoluta frialdad, crueles e incapaces de controlar función de la amígdala. Ello sugiere la normalidad
sus impulsos. de los mecanismos de la teoría de la mente en las
La perversión de las fuerzas e inclinaciones mo­ psicopatías, hallazgo en principio sorprendente por­
rales, del temperamento y de los impulsos admite que esos mecanismos explican, en parte, la lectura
grados: desde formas de desadaptación social pro­ empática de los sentimientos de terceros. Muy pro­
pias de los trastornos de personalidad, hasta las for­ bablemente, hay que buscar factores diferentes de
mas extremas de violencia y delincuencia de las psi­ los mecanismos morales para entender esta para­
copatías y sociopatías. En la práctica, la falta de va­ doja experimental: en concreto, los relacionados
lores morales y la ausencia de empatía en estos gru­ con el conocimiento social, la información contex­
pos son muy similares a las de los pacientes con le­ tual y las motivaciones básicas, que sí se verían
siones de la CPFVM que describíamos arriba. No afectados en psicópatas, debido a lesiones o disfun­
obstante, se trata de sujetos que se caracterizan por ciones de la corteza orbitofrontal, del polo tempo­
ese perfil de conducta desde la infancia, sin que se ral anterior o del sulco temporal superior [7].
reconozca una relación directa con ninguna de las En contraste con los psicópatas, los sujetos au­
etiologías citadas. La similitud de conductas hace tistas o con síndrome de Asperger muestran una
plausible la hipótesis de lesiones estructurales mi­ incapacidad evidente para la lectura de emociones
croscópicas o de disfunciones en la CPFVM o en de terceros, que incluyen la interpretación emocio­
otras áreas de los circuitos morales. La hipótesis se nal por la vista, indicativos de un deterioro de los
ha investigado aceptando como real el concepto de mecanismos de la teoría de la mente [27].
sociopatías. Pueden cuantificarse a efectos de in­
vestigación y de perfil con escalas específicas [22, Enfermedad de Parkinson y circuitos de recompensa
23], que evalúan tanto la falta de empatía y remor­
dimientos como las conductas anómalas y su pobre A comienzos del siglo pasado, se había descrito a
control. los pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) co­
Los psicópatas han demostrado de modo con­ mo ‘dedicados con entereza al trabajo e incapaces
sistente una doble alteración: por una parte, en los de sucumbir a las influencias negativas del tabaco y
procedimientos de modificación o reversión de del alcohol. En este sentido, la enfermedad puede
respuestas ante nuevos desafíos o situaciones; y, contemplarse como un distintivo de conducta res­
por otra, una incapacidad para la lectura y com­ petable’ [28]. Investigaciones más recientes han de­
prensión de emociones básicas, como el miedo o el mostrado la entereza moral de estos pacientes y su
enfado-rechazo en terceros [24,25], de modo que mecanismo potencial: al compararlos con contro­
son incapaces del aprendizaje normal de los nue­ les, se observaba un hipometabolismo en la corteza
vos desafíos, aunque los reconozcan como tales, de prefrontal, en concreto en la dorsolateral [29]. No
suerte que la búsqueda del beneficio inmediato les obstante, el estudio no excluye que se trate de un
condena a una estrategia perdedora en el medio o rasgo premórbido de la personalidad, ni demuestra
largo plazo, al igual que sucedía en las demencias tampoco que el hipometabolismo descrito sea cau­
frontales con el test de juego de Iowa citado más sal e implique determinismo.
arriba. Esta discapacidad apunta a una alteración Las técnicas de imagen funcional se han utiliza­
de la corteza prefrontal. En cambio, la incapacidad do para investigar la toma de decisiones, los proce­
para identificar emociones básicas es más específi­ sos cognitivos, el control de impulsos y los procesos
ca de los sujetos con sociopatías, y es indicativa de de recompensa en la EP [29-32]. Con ellas, se han
lesión o disfunción de la corteza límbica, funda­ podido conocer muchos de los efectos secundarios
mentalmente de la amígdala [10]. No sorprende ocasionados sobre la personalidad de los pacientes
que se haya demostrado disminución del volumen con EP por los tratamientos, particularmente por
de la sustancia gris en ésta y en la CPFVM en psi­ los agonistas dopaminérgicos. En el 20% de los pa­
cópatas. cientes así tratados se observa aumento de la im­
Sin embargo, existen datos de investigación me­ pulsividad y de las conductas de recompensa, aun­
nos congruentes, como, por ejemplo, el hallazgo de que menos de una cuarta parte de estos pacientes
que los psicópatas sean capaces de leer la mente en percibía estas conductas como negativas. Dado que
los ojos [26,27]. Al ser incapaces de leer expresio­ se trata de consecuencias como juego patológico,
nes faciales de miedo o enfado, ese dato apuntaría a búsqueda sexual que puede llegar a la violación,
mecanismos compensatorios en las psicopatías de compras compulsivas o ingesta desmedida, se en­

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tiende su trascendencia y la obligación clínica de su toadministración de altas dosis de levodopa puede


búsqueda selectiva, en aras de prevenir repercusio­ haber pensamientos autodestructivos y conductas
nes catastróficas en la vida de estos pacientes. hipomaníacas [33,34]. El manejo de estos trastor­
Las dificultades de control de impulsos derivan nos se centra en reducir la dosis de levodopa/ago­
de la falta de oscilaciones en la liberación de dopa­ nistas, y en el síndrome de desregulación en medi­
mina, que, en condiciones naturales, acompaña a das similares a las de cualquier adicción.
las conductas con resultado negativo (castigo, caída El síndrome de desregulación se asocia con alte­
de dopamina) o positivo (recompensa, ascenso de raciones de tipo sensibilización en el estriado ven­
dopamina) en controles. La estimulación dopami­ tral, que resulta capital en los procesos de recom­
nérgica continua impediría la caída de dopamina pensa [32]. En el juego patológico existiría esa mis­
que se precisa para aprender de las consecuencias ma alteración y, además, una alteración en la corte­
negativas de las conductas, lo que conduciría a za orbitofrontal en la resonancia magnética funcio­
patrones mantenidos y perjudiciales de conducta, nal [35]. Se correlaciona con asunción indebida de
como los citados arriba [30,31]. Este mismo factor riesgos y confirma la idea de una afectación en la
puede condicionar las respuestas a participación en capacidad de decisión y evaluación de situaciones
ensayos clínicos, dado que las dificultades de apren­ en estos pacientes. Su desregulación moral, implíci­
dizaje derivadas de que el paciente se encuentre en ta en las conductas descritas, supone, por tanto, de­
fase on u off terapéutica pueden introducir un sesgo terminismo biológico, que afecta su capacidad de
en la decisión, que debe evaluarse [28]. libre voluntad.
Las alteraciones de conducta citadas pueden En la EP se conoce la existencia de un potente
considerarse conductas pseudoadictivas del tipo efecto placebo [36]. Se debe a la liberación de do­
trastorno del control de impulsos, caracterizadas pamina endógena en el estriado. Dado que la me­
por una incapacidad para frenar impulsos o tentati­ joría clínica consecutiva a este efecto puede ser
vas repetitivas que puedan resultar perjudiciales entendida como una forma de recompensa, las se­
para el paciente o su entorno (personal, familiar, ñales de la dopamina implicarían a las vías meso­
económico o profesional). Son más frecuentes en límbicas, que describimos más abajo; por tanto, de
varones –sobre todo el juego y sexo patológicos–, modo similar a lo que ocurre en el efecto placebo
en jóvenes y en pacientes con EP con discinesias o en la depresión o en el dolor [37,38]. Este efecto es
con historia personal o familiar de abuso de sustan­ más frecuente e intenso cuanto más invasivo es el
cias [33]. Dentro de este mismo grupo de trastor­ procedimiento terapéutico, lo que debe evaluarse a
nos del control de impulsos se incluyen, asimismo, la hora de introducir nuevas terapias. Estos datos
el llamado punding y el síndrome de desregulación apuntan a la necesidad de brazos blancos o sham
de dopamina. El punding consiste en la realización en ensayos de terapias intervencionistas en la EP
compulsiva y repetitiva de actos mecánicos que [39], aunque no todos los autores comparten esta
causan fascinación al sujeto; aunque carezcan de opinión [40].
propósito, su interrupción frustra al paciente, si
bien, y a diferencia de los trastornos obsesivos com­ Circuitos mesolímbicos y hormonas
pulsivos, no experimenta pensamientos intrusivos.
Fueron descritas originalmente en intoxicaciones Tanto la dopamina como las vías dopaminérgicas
por metanfetamina (tweaking). Varían dependien­ de recompensa son comunes en las situaciones re­
do del ambiente del sujeto (coleccionismo, monta­ lativas a la EP descritas y en los casos con rasgos
je-desmontaje, vaciado-relleno de contenedores do­ psicopáticos desde la infancia [41], así como en las
mésticos, ciertas formas de aficiones, etc.) [34]. El conductas antisociales adquiridas (tras lesión) o en
síndrome de desregulación de dopamina consiste los trastornos obsesivos compulsivos más graves
en un uso excesivo de medicación dopaminérgica, [42]. En todos ellos se anticiparía una liberación de
que es progresivamente mayor y superior a la dosis dopamina en circuitos de recompensa, de modo si­
óptima requerida por el enfermo. Reúne criterios milar a lo que ocurre en las adicciones a drogas: se
de adicción, puesto que el uso se mantiene a pesar crearía así una falsa expectativa de un mundo me­
de los efectos adversos (motores, de conducta o fí­ jor que el real. En cualquiera de esas situaciones, el
sicos). Los pacientes recurren al engaño o a la fuer­ sujeto se vería forzado a la búsqueda de la compen­
za para obtener la levodopa o derivado, su retirada sación generada por la dopamina, de modo que su
causa síntomas emocionales negativos y síntomas libre voluntad de decisión estaría limitada [43].
de dependencia física (dolor, sudoración o palpita­ En relación directa con la moralidad, la persona­
ciones), y son frecuentes las recaídas. Con la au­ lidad antisocial puede contemplarse como una hi­

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pomoralidad (impulsividad, agresividad, falta de Los mediadores químicos pueden verse afecta­
remordimientos, frialdad, etc.), en tanto que el tras­ dos por trastornos genéticos, que generan un des­
torno obsesivo compulsivo puede entenderse como equilibrio de neurotransmisores, y por esta vía al­
una forma de hipermoralidad (rigidez de conducta, gunas formas de personalidad antisocial. En este
orden meticuloso, remordimientos excesivos, de­ sentido, el papel de los genes en la criminología,
pendencia). En la primera se ha demostrado un hi­ ampliamente debatido desde Lombroso y que im­
pometabolismo de áreas frontales, sobre todo de la pregnó la sociología, psicología y literatura de fina­
CPFVM, en algunos casos también del polo tempo­ les del siglo xix y comienzos del xx [46], se ha reac­
ral y del caudado. En el caso de los trastornos obse­ tivado en los últimos años al ahondar en los conoci­
sivos compulsivos, el hipometabolismo es del puta­ mientos genéticos: a los genes se les llega a atribuir
men, pero asociado a hipermetabolismo de la cor­ el 45-81% de la etiología de los trastornos antiso­
teza prefrontal. ciales [47], por delante de los factores ambientales.
Los rasgos de impulsividad y búsqueda de placer Los mecanismos más conocidos son los ligados al
de la personalidad antisocial son mediados por la catabolismo de catecolaminas, vía monoaminooxi­
dopamina, mientras que rasgos opuestos, como el dasa (MAO) y catecol-O-metiltransferasa (COMT):
aplanamiento de conducta o la reducción de la libi­ su descenso llevaría a un incremento de noradrena­
do, lo son por la serotonina. De ahí que en las per­ lina y serotonina, que conduciría a un pobre control
sonalidades antisociales se halle un aumento de los de impulsos y agresividad. En el caso de la MAO,
metabolitos de dopamina y un descenso de los de cuyo gen se localiza en el cromosoma X, su dele­
serotonina en el líquido cefalorraquídeo. El mismo ción ya demostró conductas agresivas en ratones
patrón se repite en el juego patológico; en cambio, [48]; en humanos, se han encontrado también mu­
en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo, el taciones puntuales en familias con larga historia de
patrón licuoral de esos metabolitos es el opuesto: psicopatía [49]. Con la COMT, la predicción se ha
descenso de los metabolitos de dopamina y aumen­ probado de modo muy similar: ratones desprovis­
to de los de serotonina. Cuando se analizan media­ tos (knock-out) del gen COMT eran agresivos [50],
dores en el cerebro, este patrón inverso es especial­ y familias con el alelo COMT Met se asocian igual­
mente patente en el caudado [42-45]. mente a agresividad en varones [51].
La vía más importante de los circuitos de recom­ La actividad hormonal en el cerebro tiene efecto
pensa es la que va de la corteza orbitofrontal al es­ directo sobre los circuitos morales, especialmente
triado ventromedial, y de aquí al pálido. Es una vía el cortisol, activo a través del eje hipotálamo-hipó­
de predominio unidireccional rostrocaudal, con fisis-adrenal, y la testosterona, implicada en el eje
fascículos segregados. Desde el estriado al pálido hipotálamo-hipófisis-gonadal. Se sabe desde fecha
existen tres vías y fascículos: una indirecta, con re­ reciente que el descenso de cortisol plasmático y el
levo subtalámico (pálido externo); otra directa (pá­ ascenso de testosterona (cociente testosterona/cor­
lido interno), y una tercera más difusa, desde la cor­ tisol alto) es un marcador muy fiable de agresividad
teza prefrontal a los estriosomas. Las tres vías se [52]. En este sentido, el cortisol, a través de la secre­
encuentran ya diferenciadas desde sus orígenes ción de hormona adrenocorticotropa, está vincula­
corticales. Desde el pálido, la vía de salida y retorno do a la activación de áreas emocionales: corteza
a la corteza se hace con relevo talámico. Esta última prefrontal, corteza cingular anterior, ínsula y amíg­
vía, talamocortical, es excitatoria. De igual modo lo dala. La hipoactivación de las dos primeras áreas
es la corticoestriatal, mientras que la estriadopali­ sería indicativa de escasa respuesta a situaciones
dal sería inhibitoria, y del globo pálido al tálamo traumáticas, por lo tanto de frialdad y crueldad,
también inhibitoria [42]. En este complejo y delica­ propia de las psicopatías. La acción estaría media­
do equilibrio de excitación-inhibición intervienen da, precisamente, por la escasa secreción de hor­
varios neurotransmisores: los más importantes son mona adrenocorticotropa y cortisol en el eje hipo­
la dopamina, la serotonina, el glutamato y el ácido tálamo-hipófisis-adrenal. La hiperfunción del otro
gamma-aminobutírico. Su desequilibrio, por exce­ eje, el hipotálamo-hipófisis-gonadal, y de su pro­
so de dopamina, haría que disminuyera el normal ducto hormonal, la testosterona, generaría conduc­
tono inhibidor estriadopalidal, de modo que la ex­ tas agresivas, en exceso interesadas y utilitaristas,
citación llevaría a conductas de recompensa de carentes del más mínimo sentido moral [52]. Es
fondo hipomoral. La situación inversa ocurre cuan­ probable que la mayor prevalencia de psicopatías
do el mediador dominante es la serotonina, que ha­ en varones se relacione con este factor, o con poli­
ría prevalecer el tono inhibidor y explicaría rasgos morfismos COMT y MAO de momento poco co­
de aplanamiento de conducta [45]. nocidos [53].

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L.C. Álvaro-González

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los aspectos relativos a la neurología de lo ético. The neural basis of human moral cognition. Nat Rev Neurosci
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Hemos visto que las decisiones morales implican 5. Greene J. Emotion and cognition in moral judgment: evidence
unos circuitos o vías bastante bien perfilados. Su from neuroimaging. In Changeux JP, Damasio AR, Singer R,
descripción ha permitido profundizar en el conoci­ Christen Y, eds. Neurobiology of human values. Berlin:
Springer-Verlag; 2005. p. 57-67.
miento del desarrollo evolutivo de nuestra especie, 6. Adolphs R, Tranel D, Damasio AR. The human amygdala
que ha alcanzado una organización social tan com­ in social judgment. Nature 1998; 393: 470-4.
pleja y ventajosa gracias, precisamente, a esa capa­ 7. Pessoa L. On the relationship between emotion and cognition.
Nature 2008; 9: 148-58.
citación moral. Existe en otras especies [54], aun­ 8. Rizzolatti G, Sinigaglia C. Las neuronas espejo: los mecanismos
que no llegue al nivel de desarrollo ni a las ventajas de la empatía emocional. Barcelona: Paidós; 2006.
9. Rizzolatti G, Craiguero L. Mirror neuron: a neurological
evolutivas de la nuestra. approach to empathy. In Changeux JP, Damasio AR, Singer R,
Por otra parte, las disfunciones morales alcanzan Christen Y, eds. Neurobiology of human values. Berlin:
a diversas patologías. Algunas eran conocidas desde Springer-Verlag; 2005. p. 107-23.
10. Rosenbaun RS, Rabin JS. The frontal lobes and mental state
antiguo, y el perfil clínico resulta muy revelador, tal attribution. In Levine B, Craik FI, eds. Mind and the frontal
como ocurre en la demencia frontotemporal o en las lobes: cognition, behavior and brain imaging. New York:
lesiones del lóbulo frontal de diverso origen. Otras, Oxford University Press; 2012. p. 123-52.
11. Gazzaniga M. The ethical brain. New York: Danna Books; 2005.
en cambio, son de desarrollo más reciente. Así ocu­ 12. Damasio A. En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción
rre con las conductas disfuncionales y de bajo perfil y los sentimientos. Barcelona: Destino; 2011.
moral de pacientes parkinsonianos bajo ciertas for­ 13. Apostolova L, De Kosky ST, Cummings JL. Dementias:
neurodegenerative dementias. In Daroff RB, Fenichel GM,
mas de tratamiento. Es previsible que la investi­ Jankovic J, Mazziotta JC, eds. Bradley’s neurology in clinical
gación pueda extenderse a otras áreas: desde afecta­ practice. Philadelphia: Elsevier Saunders; 2012. p. 1537-67.
ción extrapiramidal no parkinsoniana (coreas, dis­ 14. Damasio H. Disorders of social conduct following damage
to prefrontal cortex. In Changeux JP, Damasio AR, Singer R,
cinesias, síndromes tardíos, etc.), hasta campos en Christen Y, eds. Neurobiology of human values. Berlin:
apariencia tan distantes como los trastornos de per­ Springer-Verlag; 2005. p. 36-46.
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16. Platt G, Platt JJ, Shure MB. The problem-solving approach
En el otro extremo, trastornos a caballo entre lo to adjustment. San Francisco: Jossey Bass Publishers; 1976.
neuropsiquiátrico, lo médico-legal y lo sociológico, 17. Bechara A, Damasio AR, Damasio H, Anderson SV.
como los trastornos de personalidad más graves Insensitivity to future consequences following damage
to human prefrontal cortex. Cognition 1994; 50: 7-15.
(psicopatías) y las diversas sociopatías, merecen una 18. Damasio AR. The somatic marker hypothesis and the
consideración especial, al haberse demostrado que possible functions of the prefrontal cortex. Phil Trans Royal
algunos de ellos tienen en su origen una alteración Soc London (Biol) 1996; 351: 1431-20.
19. Bechara A, Damasio AR. The somatic marker hypothesis: a
genética bien identificada. Cambios hormonales o neural theory of economic decision. Games Econom Behav
disfunciones de neurotransmisores de otros oríge­ 2005; 52: 336-72.
nes pueden explicar la alteración moral tan grave 20. Fellows LK, Farah MJ. Ventromedial frontal cortex mediates
affective shifting in humans: evidence from a reversal learning
que afecta a estos sujetos [57]. En esta situación, paradigm. Brain 2003; 126: 1830-7.
puede llegar a cuestionarse la voluntariedad de sus 21. Anderson WW, Bechara A, Damasio H, Tranel D, Damasio AR.
acciones delictivas y abrir un debate que traspasa el Impairment of social and moral behavior related to early
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campo estrictamente clínico. 1032-7.
Finalmente, existen campos heterogéneos con 22. Hare RD. The Psychopathy Checklist-revised. Toronto:
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espacio para la reflexión y la investigación neuroé­ 23. Hart SD, Ford AE, Hare RE. Performance of criminal psychopaths
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Neuroethics (II): moral pathways in disordered brain

Introduction. Morality is made out of rules and values that guide human behavior. They barely change among different
cultures and result in top social accomplishments. Specific moral pathways are available for this purpose in the brain.
Their lesion or dysfunction will produce changes or alterations in moral behavior.
Aim. To describe the process and mechanisms of moral dysfunctions under different lesions and neurological disorders.
Development. Moral pathologies are the result of either different structural lesions (destructive of the prefrontal cortex;
microscopic involvement of the amygdala/prefrontal cortex in psychopathies), or neurochemical involvement (dopaminergic

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hyperfunction in Parkinson patients under certain treatments, or in some drug-dependences) or genetic alterations (point
mutations of COMT or MAO enzymes in certain psychopathies). This activity is due to excitatory, inhibitory or mixed
mechanisms. They operate at different levels of the moral circuits, as much emotional (temporal lobe) as cognitive ones
(prefrontal lobe). The underlying topography and operating mechanisms can explain the different clinical expressivity.
Conclusions. The knowledge of the disordered moral behaviors improves the background of information about the moral
circuits that operate in healthy control groups, in anatomical and also in physiological terms. By this means, ethical
variations among different cultures might be elucidated. This contribution is also paramount for the huge current progress
of neuroethics, which is highly complex and influenced by distinct areas of the neuroculture.
Key words. Autism. Frontotemporal dementias. Neuroethics. Parkinson’s disease. Psychopathies. Sociopathies.

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