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LA GLORIA CARACAS.
SEMINARIO DE TEOLOGIA
NUEVO TESTAMENTO
Integrantes
Amable Noguera
Gladys Giménez
Carlos Piñero
Karina Morillo
Sara González
Alexandra Venegas
TRASFONDO HISTÓRICO DEL NUEVO
TESTAMENTO
Sectas o partidos
Entre las sectas o partidos en tiempo de Jesús se nombran: Los fariseos,
los saduceos, y los zelotes.
Los fariseos
eran una fuerza poderosa en Judea. Una secta bastante respetada por el
pueblo, constituida principalmente por laicos, aunque entre ellos había
sacerdotes. Después de la segunda destrucción del Templo, los fariseos
se establecieron dentro del judaísmo rabínico. Se caracterizaban por su
estricta observancia de la Ley, eran gente religiosa y piadosa.
Los saduceos,
Los esenios.
Los zelotas,
EL SANEDRIN
Equilibrio de poderes
En el siglo primero, Judea era una provincia del Imperio romano. Aun así,
los judíos gozaban de cierta libertad, pues era práctica habitual de Roma
conceder bastante autonomía a los pueblos sometidos. Por eso, los
procuradores romanos no solían entrometerse en las labores de los
tribunales locales, y así evitaban los problemas que pudieran surgir
debido a diferencias culturales. Como su objetivo era mantener la paz y
ganarse la lealtad de los súbditos locales, les permitían conservar sus
propias costumbres y gobernarse prácticamente por sí mismos. Aparte
de nombrar y destituir al sumo sacerdote —que era el presidente del
Sanedrín— y de recaudar impuestos, los romanos solo intervenían en los
asuntos judíos cuando su propia soberanía e intereses lo exigían. De igual
modo, parece que se reservaban el derecho de ejecutar la pena capital,
como se evidenció en el caso del juicio de Jesús (Juan 18:31).
Jurisdicción y autoridad
El Sanedrín era muy respetado por los judíos, y los jueces de los
tribunales inferiores estaban obligados a acatar sus sentencias bajo pena
de muerte. Las competencias del tribunal supremo tenían que ver
principalmente con los requisitos del sacerdocio y los asuntos
relacionados con Jerusalén y su templo, así como con la adoración que
allí se realizaba. En sentido estricto, la jurisdicción civil del Sanedrín se
limitaba a Judea. No obstante, como estaba considerado la máxima
autoridad en la interpretación de la Ley, sus decisiones tenían peso moral
en todas las comunidades judías. Recordemos, por ejemplo, que el sumo
sacerdote y su consejo ordenaron a los líderes de las sinagogas de
Damasco que colaboraran en la detención de los discípulos de Cristo
(Hechos 9:1, 2; 22:4, 5; 26:12). Del mismo modo, es de suponer que los
judíos que viajaran a Jerusalén para las fiestas llevarían de vuelta a casa
las noticias de las últimas sentencias del Sanedrín.
Situación económica
La economía de Palestina no era nada boyante. Una fuente de ingresos
era la agricultura: trigo y cebada, higueras, viñas y olivos. Los bienes
que este capítulo producía eran escasos. Judea tenía un suelo pedregoso
y estéril; sólo en Galilea había valles fértiles, y las lluvias eran siempre
escasas, inciertas e irregulares. El nombre bíblico dado a la tierra -"que
mana leche y miel"- era un título pomposo nada más. La pesca queda
reducida al lago de Genesaret. Se cría ganado mayor en Galilea, mientras
al sur abundan los corderos, que se vendían en gran cantidad para los
sacrificios.
Clase media. En ella hay que incluir a los sacerdotes, que vivían con
austeridad, pues no todos los judíos eran tan religiosos como para pagar
los diezmos. También están los pequeños comerciantes y artesanos,
propietarios de una tienda o taller; no eran asalariados, pero vivían con
estrecheces. Un tercer grupo, que vivía con más desahogo, estaba
formado por industriales y obreros relacionados con la vida del templo.
Los gentiles (los que no eran judíos) y los pecadores públicos (publicanos,
prostitutas, adúlteras, etc.) eran discriminados por motivos morales-
religiosos.
VIDA RELIGIOSA
el templo
El centro espiritual de la religión seguía siendo el templo de Jerusalén,
edificio grandioso reconstruido con magnificencia y suntuosidad por el rey
Herodes. Era el lugar de mayor fuerza convocatoria: hasta los judíos que
vivían fuera de su tierra sabían que en aquel espacio sagrado Yavé se
hacía más cercano.
Cada mañana y cada tarde los sacerdotes hacían las ofrendas del incienso
y del cordero, y miles de creyentes acudían allí para unirse a la plegaria
de sus representantes. En las grandes solemnidades, y sobre todo en la
de Pascua, la ciudad se abarrotaba de forasteros y peregrinos, y los
atrios de la gran explanada, que rodeaban el santuario, hervían de fervor
religioso.
Las sinagogas,
a diferencia del templo, que era único, abundaban por todas las regiones,
aun fuera de Palestina. Eran lugares de culto e instrucción. Los
sábados y días festivos había reuniones mañana y tarde. Se leía la Biblia,
que podía comentar cualquiera de los presentes, y se recitaban los salmos
y otras plegarias atesoradas por la piedad israelita. Así se mantenía
encendido el fuego de las tradiciones históricas, que formaban la entraña
del pueblo. y la esperanza en la venida del Mesías, alimentada con la
lectura de los profetas, aleteaba sobre todos como un sueño de bendición.
No tuvo Jesús relación alguna con los esenios. Él vivió en medio del
mundo, en contacto continuo con la gente. Algunas veces se retiraba a la
soledad y al desierto, pero sólo para hacer oración. Y el amor universal,
valor dominante en el mensaje de Jesús, nada tiene que ver con el odio
de los esenios a los que estaban fuera de su comunidad. Es posible que
Juan Bautista se educara con los esenios.