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Universidad de los Andes

Núcleo Universitario “Rafael Rangel”


Departamento de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables
Unidad Curricular: Espíritu Emprendedor
Trujillo, estado Trujillo.

Integrante:
Jailene A. Nava M.
C.I. 26591815
Carrera:
Contaduría Pública
Profesora:
Maria Ysabel Briceño
Sección: 01
Junio, 2019
Espíritu emprendedor
El espíritu emprendedor surge desde la prehistoria, en el momento
que el ser humano decide llevar a cabo una idea, tomar decisiones y asumir
consecuencias. Una de las primeras actividades efectuadas fue la creación
de un instrumento de caza, luego el ser humano evolucionó dedicándose a
la agricultura, alfarería y pesca, explorando su ambiente en busca de
comercializar sus productos (Tun, 2015).

El concepto de espíritu emprendedor está ligado al manejo de


empresas y sus negocios, conjuntamente con esto a conceptos de
innovación y desarrollo. Por el cual se puede definir como el conjunto de
habilidades, conocimientos, valores y actitudes que debe reunir un hombre
para llevar una empresa al éxito. Es importante que una empresa sea
manejada con espíritu emprendedor ya que reside en la ambición de
alcanzar el éxito y estar en constante crecimiento o evolución.

Los emprendedores son definidos como individuos con visión


empresarial que manifiestan una conducta y orientan su comportamiento al
desarrollo y surgimiento del espíritu emprendedor interno, generando y
aprovechando ideas innovadoras, desarrollándolas como oportunidades de
negocio, comprometiendo su tiempo y esfuerzo en investigar, crear y
moldear esas ideas en negocios para su propio crecimiento y beneficio,
detectando éxitos donde otros ven fracasos o problemas y cuya fuente es
la innovación, con talento y creatividad de bienes y servicios (Ibarra, 2000).
Entre los tipos de emprendedores podemos encontrar:
emprendedores por necesidad que son quienes llevan a cabo una idea de
negocio porque no encuentran alternativas para la subsistencia personal y
familiar, y los emprendedores por oportunidad donde son aquellos que
detectan un área de vacancia en el mercado que creen que pueden cubrir
y capitalizar (Lebendiker, s/f).
Normalmente percibimos al emprendedor como un individuo capaz
de descubrir y aprovechar oportunidades, teniendo en cuenta que una
oportunidad es una posibilidad única que se presenta en un momento
determinado, de hacer o aprovechar algo para obtener un beneficio
(Christiansen, s/f)
La concepción del emprendedor como alguien capaz de descubrir y
aprovechar oportunidades es la que ha prevalecido a lo largo de los años.
En esta concepción del hecho emprendedor la oportunidad se establece
como el origen de la acción emprendedora y cobra relevancia en los últimos
tiempos la visión de que la oportunidad puede ser en realidad la
consecuencia de la acción emprendedora, más que su origen (Mateu,
2014).
Existen dos tipos de oportunidades, según Vainrub (2006) “estas
pueden ser estructurales (por la idiosincrasia de un segmento del mercado)
y coyunturales (producto de una gran catástrofe natural)”. Las
oportunidades normalmente no vienen de la forma que esperamos o
deseamos, requieren de mucho entrenamiento y esfuerzo mental para
reconocerlas, aprovecharlas y no desperdiciarlas. Muchas personas dejan
pasar las oportunidades ya que presentan diversos riesgos implícitos y
temen enfrentarse con la incertidumbre.
Para lograr de una manera exitosa el aprovechamiento de las
oportunidades es necesario contar con una buena personalidad
emprendedora caracterizando el perfil del emprendedor en función de sus
habilidades, competencias y capacidades adquiridas. Este perfil se obtiene
a partir de ciertos rasgos en común que poseen y desarrollan los
emprendedores y provienen de una perspectiva psicológica y de otra no
psicológica.
Entre los rasgos psicológicos tenemos: La motivación al logro, donde
según McClelland (1961) “este rasgo está asociado con el impulso de
sobresalir, el logro en relación con un grupo de estándares y la lucha por el
éxito”; el control interno se puede definir como “la creencia generalizada de
que una persona puede controlar su propio destino” (Rotten,1966) y por
ultimo encontramos la propensión al riesgo, esta hace referencia a la
necesidad de adoptar conductas arriesgadas por parte del emprendedor,
quien a mayor riesgo va en busca de mayores recompensas.
Para los rasgos no psicológicos podemos incluir: edad y género,
estos constituyen un indicador que permite tener una idea general respecto
a las posibles tendencias de empresario; en cuanto a la experiencia laboral,
se ha demostrado que los emprendedores que se han desempeñado en el
campo laboral, presentan mayor ventaja con respecto a los que nunca han
vivido experiencias de este tipo; otro de los rasgos no psicológicos es la
infancia, haber tenido una infancia dura, turbulenta, con escasez de
recursos económicos y otras limitaciones, es factor motivante que hace que
el emprendedor se preocupe y busque la manera de no vivir más dicha
situación (Veciana, 1988); antecedentes familiares, existen evidencias
empíricas que demuestran que los grandes empresarios descienden de
familias en la que algunos de sus miembros fueron auto empleados.
Con respecto a la actitud emprendedora se puede considerar como
la capacidad de crear o iniciar un proyecto y que está íntimamente
relacionada con los rasgos psicológicos de un individuo. La actitud se
puede definir como un estado de disposición mental organizado, que ejerce
una influencia directa en el comportamiento de una persona en su día a día,
es una característica que puede variar y que además no se puede observar
de manera directa (Badia, 2018).
La actitud cuenta con tres componentes:
 El componente cognitivo: expresa que la actitud está estructurada
por las percepciones y creencias hacia un objeto, así como también
por la experiencia que nos ha dado a conocer y que tenemos sobre
este.
 El componente afectivo: se enfoca en la parte emocional de la
personalidad; se encuentra integrado por el estado de ánimo, los
sentimientos, las emociones, los afectos y la parte instintiva del ser
humano.
 El componente conductual: es aquel que puede ser directamente
observado por cualquier persona, pese a que ésta no participe para
nada en el proceso de comunicación.
En este trabajo voy a plasmar mi experiencia personal donde pude
observar y conocer mi perfil emprendedor a través de un test que realicé
basado en las 10 características del comportamiento emprendedor
definidas por McClelland, donde los puntajes más bajos son las
características que debo reforzar, valiéndome de aquellas que tienen un
puntaje superior para así establecer un equilibrio y contar con un manejo
equitativo de todas estas para lograr resultados óptimos y eficientes. Como
podemos observar, en el siguiente grafico están expuestos los puntajes
acerca de mi perfil emprendedor.

Perfil Emprendedor
25

20

15

21 21 20
10 19 19
18 18
16 15
13
5

0
Como visualizamos los puntajes más bajos fueron: persuasión y
redes de apoyo y planificación sistemática y seguimiento, esto debido a que
me cuesta trabajar en equipo ya que siempre tengo dudas de que las
demás personas realicen las actividades requeridas de una manera
adecuada; también se me dificulta de alguna manera el liderazgo por lo que
me cuesta trabajo tomar ciertas decisiones que beneficien a todo el equipo,
esto parte también de que en ocasiones no cuento con la autoconfianza
suficiente y esta me hace dudar en todas mis decisiones, es de gran
importancia contar un buen nivel de persuasión para lograr de una manera
efectiva la toma de decisiones.
En cuanto a la planificación, esta se me dificulta debido a que es muy
limitada la exactitud con la que pueden ocurrir los hechos planeados, aparte
de esto me gusta actuar en momento, tratando de mejorar cada día sin
pensar en lo que pueda llegar a pasar en el futuro ya que estoy trabajando
lo mejor posible en el presente, obviamente si establezco algunas metas
que debo concretar en el futuro como por ejemplo graduarme y ser
Licenciada en Contaduría Pública.
Algunos de los puntajes más altos fueron: cumplimiento y búsqueda
de información, esto es como consecuencia de que me gusta ser puntual
en cuanto a las actividades que tengo pendiente por ejecutar e incluso
cuento con una agenda para que ninguna se me pase por alto; antes de
enfrentarme a cualquier situación me gusta recolectar información para
saber a qué debo atenerme y hasta que puntos puedo llegar.
El perfil de un buen emprendedor se obtiene a partir de ciertos
rasgos en común que poseen y desarrollan, en mi caso en cuanto a los
rasgos psicológicos me encanta salir adelante y luchar por el éxito, y en
ocasiones tomo mayores riesgos para obtener mayores recompensas.
Para los rasgos no psicológicos considero que la experiencia laboral
si representa cierta ventaja, cuando comencé a trabajar sentí motivación a
la hora de emprender y vi más real la idea poder llevar a cabo mi propio
negocio; Con referencia a la infancia este también es un factor fundamental,
ya que en mi caso tuve muchas limitaciones económicas, dado esto
siempre he querido sacar adelante a mi familia y darles una mejor calidad
de vida.
Continuando con la temática del trabajo, Todo emprendedor
necesita motivación antes de emprender y a lo largo de su vida empresarial.
Al principio la motivación es imprescindible para iniciar el proyecto con
ganas e ilusión, y después dicha motivación ayuda a mantener esa actitud
emprendedora para cumplir los objetivos marcados y no desfallecer en el
camino (Villalba, 2015)
El autor Stoner (1996) define la motivación como “Una característica
de la Psicología humana, incluye los factores que ocasionan, canalizan y
sostienen la conducta humana. Lo que hace que las personas funcionen”.
La motivación es uno de los aspectos psicológicos que se relaciona más
estrechamente con el desarrollo del ser humano, en otras palabras,
motivación es el impulso que tiene el ser humano de satisfacer sus
necesidades.
El proceso de emprender arranca en el momento en que se tiene
una idea y se toma la decisión de llevarla a cabo pero, a partir de ahí surgen
una serie de dudas y miedos que al principio parecen muy difíciles de
resolver como lo son: financiamiento, presupuestos, estrategia de
marketing, entre otros. La falta de experiencia y de recursos al principio
suele ser también un desventaja importante, por eso es fundamental una
experiencia previa y un buen estudio de mercado. Los riesgos a afrontar
son muchos, al principio es muy difícil saber con certeza si el negocio va a
salir bien, se podrían hacer estudios y análisis para hacer una estimación
pero nada ni nadie garantiza que la idea se convertirá en un negocio
exitoso.
El autor Slocum (2009) señala que “La motivación es un estado
psicológico que se representa siempre que las fuerzas internas y externas
estimulan, dirigen o mantienen los comportamientos”.
Las fuerzas internas de un emprendedor consideran las
características humanas, tales como: la necesidad de realización personal,
vocación innovadora, integridad y responsabilidad social, orientación al
reconocimiento y recompensas, visión optimista, armonía organizacional y
autonomía. También habla de la personalidad emprendedora, de los
atributos de un emprendedor, sus motivaciones y atributos intelectuales.
Todos los emprendedores perciben que mediante la concreción de
proyectos experimentan una fuerza interior relacionada con el sentido de la
realización personal.
Las fuerzas externas exponen que son todos aquellos aspectos del
entorno o del medio ambiente que influyen en la acción emprendedora. La
armonía entre el negocio y el comportamiento sociocultural de la población
garantiza la supervivencia del proyecto emprendido. Algunas de las fuerzas
externas que inciden en las actitudes emprendedoras son: aspectos
políticos económicos, el contexto sociocultural y tecnológico, la cultura
laboral y los contextos organizacional, familiar y educacional.

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