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Desde que concebí la idea de este ensayo, intuía que el tema de la religiosidad andina y
su relación con el cristianismo había sido tratado ya de manera amplia y profunda desde
presentimiento. Incluso en un momento me vi ante tanta y tan rica lectura que fue difícil
ponerle un alto para poder ordenar todas las ideas con cierta coherencia y elaborar un
¿Para qué embarcarse en una temática ya abordada previamente y desde enfoques mucho
más cercanos y profundos de los que podría yo pretender? Esta pregunta también me
rondó durante todo este tiempo como un escrúpulo que me cuestionaba y confundía y,
sin embargo, que nunca me ganó la voluntad de continuar con este trabajo. Si bien mi
relación personal con los pueblos indígenas se ha construido en espacios cortos y, a pesar
mío, se ha distanciado aún más en estos días, esta motivación continúa en pie.
No obstante, todavía no puedo responderme con claridad. Pero este tema aborda una
relación que me mueve en el interior y que me llama constantemente desde que los
evangelización. Esa es la raíz vivencial de una vocación de servicio a los que menos
con esa experiencia fundante que me permitió descubrir y construir un nuevo enfoque
acerca de la vida.
Es por esta vía personal por donde he ido encontrando luces. Implica primero
indígena como espacio donde concretar mi vocación de servicio; en especial cuando esa
Segundo que, a partir del «sentir y gustar» de este trabajo, puedan ir también surgiendo
Hablar de cristianismo en la región andina implica una acercamiento entre dos mundos
culturales distintos. Por lo tanto, es necesario considerar previamente nociones que nos
sean útiles en el momento de reconocer los componentes intrínsecos de cada uno de esos
enfoques y no juzgar esa convergencia desde una mirada monocultural y con conceptos
Definir y profundizar mejor el concepto de cultura puede ser un buen inicio, sin afirmar
que sea el mejor, pero que ayuda a evitar ambigüedades que afectan el acercamiento a la
relación entre la fe cristiana y los pueblos andinos. Cultura, desde las ciencias sociales,
definición se aleja de otras más simplistas y deficientes, usadas en frases como «persona
con cultura» para referirse acerca de alguien con medianos conocimientos o buenos
ejemplos.
Partimos de este concepción pues la religión es uno de los productos fundamentales que
1 NB: BENÍTEZ, Lilyan y GARCÉS, Alicia, Culturas ecuatorianas: ayer y hoy, Ediciones Abya-Yala, 5ª
edición, Quito, 1990.
conforman la cultura de un pueblo. Varios autores la definen como una amalgama de
incertidumbre que les produce lo desconocido y que les ayuda a enfrentarse con lo
último como un referente para poder mantener una estabilidad individual -psicológica- y
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grupal -sociológica- frente a lo que está más allá de sus capacidades de control .
manifestaciones religiosas; tantas y tan distintas como colectivos hay en el mundo. En tal
propia raíz. No es posible separarla del conjunto de las expresiones de los pueblos como
si fuera algo distinto o sin ninguna relación aparente. Es un producto que responde a una
negación del sentido de la trascendencia como fin del ser humano -ateísmo- o en una
Como resultado, nos encontramos con que ninguna religión es «...una entidad
2 NB: VARIOS autores, Mito, rito, símbolo. Lecturas antropológicas, Instituto de Antropología Aplicada,
Quito, 1994.
3 Esta aproximación antropológica hacia la religión y la religiosidad es de hecho lejana e impersonal para
quien tiene una experiencia viva y de cercanía con Dios. Sin embargo, desde la fe cristiana, es posible ir
entendiendo este proceso al creer en un Dios que se hace presente en la historia recurriendo a los propios
medios humanos. En todo el Antiguo Testamento hay numerosos ejemplos de las respuestas que los
israelitas fueron encontrando a misterios como la creación, la muerte, el conocimiento, el mal (Gn 1-11),
que a su vez son espacios donde Dios va iluminando en la fe.
4 ESTERMANN, Josef, Apu Taytayku. Implicaciones Teológicas del Pensamiento Andino,
http://chakana.nl/index.php?module=11&item=109, 12 de junio de 2008.
es este entorno producido por el ser humano a través de su historia donde la comunidad
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cree y ama .
nos permitan distinguir claramente entre los términos religión y religiosidad. Se optó, en
general, por hablar de religiosidad para acercarnos más al aspecto vivencial que la gente
andina tiene al respecto de esta dimensión humana, alejándonos hasta cierto punto de la
religión.
globalización.
En tal sentido, es posible asimilar mejor el hecho de que el hombre y la mujer de los
Andes no conciben a Dios como una realidad trascendente y absoluta, es decir como un
ente que existiera fuera del conjunto de relaciones que forman el universo, simplemente
porque no es posible concebir la trascendencia en sí misma como «algo» más allá del
mundo. Esta idea tampoco implica que Dios pertenezca al universo como un elemento
chakana9, supremo. Esta concepción difíciles de aceptar desde la doctrina clásica, puede
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acercarse más al panenteísmo de San Agustín, Juan Escoto y la mística cristiana .
resulta menos complicada que para un andino, pues el enfoque más individualista reduce
la relación religiosa solamente entre Dios y el ser humano. Al estar todo en relación con
todo, no se da la división platónica entre el mundo celestial y el terrenal, sino que cada
ser pertenece a la misma dimensión. En tal sentido «...todos los elementos cósmicos
oran y se comunican con lo divino, y éste está en permanente relación con todo11».
Esto no quita que el ser humano posea en realidad una posición privilegiada en este
No es posible continuar con la figura de Jesucristo sin antes mencionar al menos otro
aspecto clave para la teología andina: la gracia divina. Para la racionalidad andina, una
lo religioso, así como en lo ético. Toda acción tiene que tener una respuesta
del cual Dios es su responsable último (Pachakamak14). «La verdadera gracia divina
consiste en la oferta de este orden cósmico justo, en la garantía del equilibrio universal
función específica del ser humano en mantener y perfeccionar este orden y este
equilibrio15».
Justicia cuadra mejor al runa que la imagen misericordiosa del Nuevo Testamento; si
bien no hablamos de una justicia de la venganza, sino de una del equilibrio, coherente
con la concepción relacional del universo y que exige de Dios, como relación eterna, una
sensibilidad profunda para con la existencia de cada ser. Esta idea desemboca también
en otro atributo: un Dios «creador» no es verosímil. Algo que comienza y termina tiene
sentido desde la perspectiva lineal del tiempo; pero para la visión temporal cíclica
reordenador del espacio tiempo -Wiracocha-, a partir del caos -pachakutiy16-, lo cual no
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deja de recordarnos a la narración bíblica de la creación .
Al conocer la idea de Dios sensible y cercano al ser humano resulta más lógico
13 Ni el quichua ni tampoco el aymara registran dentro de su vocabulario original alguna palabra para
«gracia» o «gracias». Cualquier término usado actualmente es un neologismo adaptado del español.
14 De pacha, espacio-tiempo y kamana-kamay, vigilar, cuidar, velar por.
15 ESTERMANN, Josef, Las cruces verdes en las puntas de los cerros, Op. cit.
16 Según la tradición incaica, Wiracocha es el Dios supremo que reordena el mundo luego de un
pachakutiy, una especie de crisis universal que implica renovación.
17 Gn 2, 5 ss.
pueblos. Un Dios que siente e incluso sufre concuerda con su idea de divinidad.
Concepción que se reforzó además por compartir esa historia de injusticia que llevaba al
dolor. De tal suerte, que en una analogía espontánea con el siervo de Yahvé, el runa
reordenamiento del estado de las cosas y, en tal sentido, de esperanza. Así, más que la
acompaña cercanamente en la vida. Noción que concuerda con la experiencia del Abba
cristiana andina, que incluso, se separa de la imagen del propio Jesucristo para
entenderse como una entidad independiente. Esto se explica en el hecho de que la cruz
que ubicada en las puntas de los cerros, relacionaba a las dimensiones del uray pacha y
de tortura romana y siglos más tarde arma de subyugación psicológica para la conquista
la vida plena, que incluso invita a una reflexión política y ética19, frente a la opresión y
Por último, podemos hablar del sentido de la encarnación, como la unión de las
dimensiones humana y divina en un mismo ser: algo tan sobrenatural para la mentalidad
18 En la cosmología andina se comprende al mundo dividido en tres dimensiones: uray pacha, kay pacha y
uku pacha, que forman una sola realidad cíclica en la que se desarrolla la vida. Aunque no son categorías
equivalentes a la división entre cielo, tierra e infierno del pensamiento cristiano, se las tomó de esta
manera con fines evangelizadores.
19 NB: ESTERMANN, Josef, Las cruces verdes en las puntas de los cerros, Op. cit.
pero que no genera extrañeza en el runa, para quien esa división no existe, y por lo tanto
palabra, ni su testimonio histórico frente a la opresión; sino más bien en «...su lugar
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topológico, o mejor dicho: teológico » lo que recuerda más a la teología cósmica de
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Juan .
Como fruto del Vaticano II, se presentó la propuesta de una evangelización inculturada,
que reconozca las semillas del Verbo en los pueblos como punto de partida para propagar
la Buena Nueva. En cierto sentido, esta intención reconocía que uno de los grandes
problemas en la historia del cristianismo había sido presentarse como único y absoluto:
que incluso ayudó a oprimir durante tanto tiempo. Es entonces donde se encuentran las
limitaciones de las semillas del verbo, pues se advierte el error de buscar «semillas»
en un momento histórico determinado? Incluso Jon Sobrino S.J., que basa su teología en
Iglesia misma24».
los pueblos andinos donde el Hijo se ha encarnado en esta propia realidad. La acción
runa como para quien comparte y convive en entornos culturales próximos se inicia por
en nuestra historia. Lo que implica también para quien ha sido educado en la doctrina
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clásica el abrir corazones y mentes a las diferencias que podamos encontrar .
No está demás aclarar que en ningún momento se desvaloriza la Buena Noticia de Jesús,
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la reflexión apunta a la pretensión del cristianismo de ser el medio único hacia Dios .
Como se ha visto, la experiencia del mundo andino apunta a encontrar a Dios en todas
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las cosas . Los pueblos andinos tienen la capacidad intrínseca de asumir la experiencia
23 SOBRINO, Jon, S. J., Jesucristo liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth, Editora
Vozes Ltda, Petrópolis y Editorial Tiolla S. A., Madrid, 2ª ed., 1993, p. 32.
24 Id.
25 «Sería, hoy por hoy, dar una respuesta a una pregunta extranjera, a una pregunta formulada con
conceptos de una cultura ajena. (...) aceptar dar una respuesta a las "preguntas - afirmaciones" de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el Sr. Cardenal Ratzinger», SUNYOL, Miguel, S.
J., Op. Cit.
26 SUNYOL, Miguel, S. J., Op. Cit.
27 Id.
28 NB: IRRAZÁVAL, Diego, Op. Cit.
29 Rom 11, 18.
30 Col 3,11c.
cristiana en consonancia con lo propio. Por supuesto, tampoco se plantea una especie de
En efecto, el centro sobre el cual convergen con naturalidad las creencias, formas y
cristiana como andina; lo cual es perceptible en la relación que tiene con la tierra y con
la gente, en la preocupación por la estabilidad de los ciclos vitales, por la compañía a los
5.- Conclusiones
Este ensayo se inició con la presentación de nociones previas sobre cultura, religión y
religiosidad, necesarias para trabajar con una visión que no se encasille a una sola
general a la concepción de Jesucristo entre los pueblos andinos y cómo han ido
Como conclusión, se puede afirmar que la religiosidad cristiana andina pudo encontrarse
31 NB: MESTERS, Carlos O.C., Con Jesús a contramano en defensa de la vida, edición digital incluida en
el DC Fe y Vida 2007, recopilación de José Luís Caravias S.J.
con bases concretas de convergencia con el mensaje profundo de Jesucristo. El centro del
testimonio de vida de Jesús fue la celebración de la vida y en tal sentido halla total
clásica o del purismo indigenista para poder participar de una experiencia de encuentro
Bibliografía:
ESTERMANN, Josef, Las cruces verdes en las puntas de los cerros, Gracia y Cruz
en la dinámica de la esperanza de los pueblos originarios andinos,
www.iseatbolivia.org/pdf/sitios_de_informacion/cetela.pdf.