Sei sulla pagina 1di 5

La resistencia Indígena: Dinastía de Vilcabamba

Ubicación: Vilcabamba es una ciudad ubicada en la ceja de montaña al noroeste


de la ciudad del Cuzco, entre los ríos Urubamba y Apurímac, en el valle de
Chontamayo.
¿Quiénes eran?: La dinastía de Vilcabamba constituyó siempre en un
peligroso núcleo de resistencia indígena, un territorio independiente dentro del
imperio conquistado, cuya influencia siempre se temió que suscitara un
levantamiento general contra los españoles.
Por eso el poder político de los conquistadores se abocó a una tarea
impostergable: la aniquilación de los líderes Incas de Vilcabamba, a quienes
propios y extraños consideraban aún “señores naturales del Perú”
¿Quiénes formaron parte de esta dinastía?
 Manco Inca (1533- 1536) fue sapa inca / (1537- 1544) fue inca de
Vilcabamba
 Sayri Túpac (1544 - 1558) inca
 Titu Cuis Yupanqui (1558 - 1570) inca
 Túpac Amaru I (1570 - 1572) inca
Primer inca: Manco inca
La resistencia de Vilcabamba, inició con Manco Inca, hijo de Huayna Cápac.
Fue nominado Zapa Inca pizarrista al poco tiempo de morir Túpac Huallpa
(Toparpa).
Los españoles lo vieron como un aliado y colaborador beneficioso para su
conveniencia. Al haber visto que Manco inca sobrevivió a la feroz represión de
los generales de Atahualpa contra la nobleza cuzqueña. Por lo que fue recibido
con gran cortesía por Francisco Pizarro cuando se presentó en el campamento
en Jaquijahuana. Ya que este buscaba el apoyo de la legítima aristocracia
cuzqueña y para ello no vaciló en dejar en manos de Manco Inca
a Calcuchimac, uno de los generales de Atahualpa.
Manco inca lo hizo Con la condición de que Pizarro lo coronara como soberano
y fue así como accedió a ayudarlo a combatir a las fuerzas de Quizquiz, que
pretendían reconquistar la ciudad imperial. La campaña llegó hasta el norte de
Jauja, a donde se habían replegado las tropas quiteñas, y Manco Inca combatió
allí al lado de Hernando de Soto, venciendo definitivamente a sus rivales.
Al retornar al Cuzco, Manco Inca se dio con la sorpresa de que la actitud de los
españoles había cambiado totalmente y el trato amistoso había sido
reemplazado por violaciones, saqueos, robos, torturas y humillaciones. El mismo
Manco Inca fue encadenado tres veces, debiendo pagar con oro su rescate y
entregar su hermana a Gonzalo Pizarro. Con el engaño de traerle a Hernando
Pizarro unas estatuas de oro de los incas, Manco Inca logró salir del Cuzco.
Consiguió reunir un gran ejército de 40 mil soldados naturales y paralelamente
logró que el Huillac Umu y Paullu Inca, su hermano y rival en el proceso
sucesorio, acompañarán a Almagro en su expedición a Chile.
A fines de mayo de 1536, Manco Inca y sus tropas, que sumaban 10 mil hombres,
cercaron el Cuzco, incendiaron tejados y cortaron las fuentes de abastecimiento
de la ciudad. Algunas fuentes llegan a afirmar que las tropas incaicas sumaban
200 mil personas.
Después de meses de cercar el cuzco, el escenario más importante de la lucha
fue la fortaleza de Sacsayhuamán. Siete días estuvieron inmovilizadas las tropas
españolas en el Cuzco, luego de lo cual Hernando Pizarro decidió pasar a la
ofensiva y atacar la fortaleza de Sacsayhuaman. En dos intentos y a costa de
numerosas vidas, logró desalojar a las huestes incaicas.
Manco Inca se refugió inicialmente en Calca y luego, considerando que debía
reorganizar su ejército, se repelió a Ollantaytambo. Pese haber sido roto el cerco
del Cuzco, los choques entre ambas facciones se sucedían diariamente y
Hernando Pizarro sabía que la única manera de terminar con la rebelión era
capturando a su líder. Con este fin armó una nueva expedición formada por 60
jinetes y 30 soldados de a pie, seguidos de miles de indios auxiliares indígenas.
Cerca de Ollantaytambo dividió a su ejército para efectuar un ataque por dos
flancos, pero grande fue su sorpresa cuando Manco Inca, en una hábil maniobra,
dejó aislados a ambos ejércitos.
La batalla fue una verdadera carnicería en donde llevaron la peor parte los
auxiliares indígenas de los españoles.
Después de esa derrota Hernando Pizarro fue sucesivamente hostigado tanto en
la ciudad del Cuzco como en sus alrededores, a donde salían las huestes
hispanas en busca de alimentos, y así hubo choques en Canchis, Jaquijahuana,
Chincheros en donde sucesivamente fueron derrotados los españoles.
Astutamente Manco Inca aprendió el manejo de las armas occidentales, gracias
a las instrucciones de prisioneros de guerra españoles y en los siguientes
combates se le vio montado a caballo.

En marzo de 1537 retornó Diego de Almagro de su fracasada expedición a Chile


y trató de llegar sin éxito a un acuerdo con el inca rebelde. En realidad el objetivo
de Almagro era ganarse el apoyo de Manco Inca y expulsar a los Pizarro del
Cuzco.
Estando Manco Inca en Ollantaytambo tuvo noticias del fracaso del cerco de
Lima y de cómo sus capitanes eran derrotados en la sierra central; consideró
entonces prudente retirarse a Vilcabamba, desde donde emprendió una guerra
de guerrillas, asolando las caravanas que transitaban entre Cuzco y Lima.
A fin de contener dichos ataques los españoles se vieron en la necesidad de
fundar la ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga.
Con el correr de los años, Manco Inca desplegó una política más flexible y dio
albergue a españoles almagristas que huían de la represión de los Pizarro.
En 1544 murió asesinado en su refugio de Vilcabamba por los almagristas a los
que generosamente había hospedado.
Cabe resaltar que Manco Inca y la coya Curi Ocllo tuvieron dos hijos: Sauri Túpac
y Túpac Amaru. Además, Manco había tenido un hijo llamado Titu Cusi
Yupanqui. A la muerte de Manco Inca estos tres hijos estaban llamados a
suceder a su padre.
Después de la muerte de Manco Inca con este valiente esfuerzo que empezó, la
resistencia continuó en manos de sus sucesores, conocidos como los incas de
Vilcabamba (por ese el lugar que les sirvió de refugio)
El asesinato de Manco Inca no marcó el fin de la resistencia incaica a los
españoles.
Segundo inca: Sayri Túpac
Sayri Túpac fue el segundo de los incas de Vilcabamba. Se calcula que tendría
diez años de edad cuando Manco Inca, su padre, fue asesinado por los
almagristas en 1544.
El poder fue asumido interinamente por Atoq Supa, quien probablemente fue un
familiar del pequeño, y mantuvo la decisión de seguir combatiendo a los
españoles con ataques esporádicos a las caravanas que transitaban entre Cuzco
y Lima.

A los 23 años asumió sus funciones Sayri Túpac y empezó negociaciones con
el gobierno español. Primero buscó establecer relaciones con Pedro La Gasca,
quien solo le ofreció unos cuantos terrenos, entonces prefirió quedarse en su
reducto hasta poder lograr un mejor convenio.
Entre 1550 y 1556 El acuerdo llegaría con el virrey Andrés Hurtado de Mendoza,
a través de la intermediación de Juan de Betanzos. Este relata en sus crónicas
que tras una breve negociación aceptó diecisiete mil castellanos de renta, una
encomienda en el valle de Yucay (Valle Sagrado o de Urubamba) y tierras
encima de la fortaleza del Cusco, para que edificara su morada. A cambio debía
abandonar la lucha en la selva de Vilcabamba, cristianizarse y reconocerse como
vasallo del rey de Castilla. En julio de 1557 dejó para siempre el reducto de
Vilcabamba, siendo conducido en andas junto con su esposa Cusí Huarcay,
acompañado de un grupo de trescientas personas.
El 5 de enero del 1558 hizo su ingreso a la ciudad de Lima, Los cronistas indican
que el Inca entró a la Plaza de Armas cargado en unas andas de oro,
acompañado de 500 indios nobles. El virrey y la audiencia salieron a recibirle.
Entró al palacio virreinal y allí declaró que su propósito era someterse a la
autoridad del rey, con el objeto de evitar más derramamiento de sangre. Al día
siguiente el arzobispo de Lima, fray Jerónimo de Loayza, invitó al Inca a comer,
al finalizar se leyó una real provisión en la que se otorgaba al Inca una serie de
tierras, indios y rentas.
Poco después Sayri Túpac decidió regresar a la sierra para establecerse en el
Cuzco. Estando ya allí fue bautizado junto con su mujer. Meses después de
haber llegado a esa ciudad, decidió trasladarse a vivir al valle de Yucay.
Parecía quedar así resuelto el problema para los españoles que generaban los
herederos del Tahuantinsuyo refugiados en Vilcabamba, pero a los tres años de
la salida Sayri murió, al parecer envenenado en 1560 por el cacique principal del
pueblo de Yucay, Francisco Chilque, si bien nunca se le pudo probar tal hecho.
Titu Cusi Yupanqui toma el control de la resistencia incaica, aunque en realidad
lo venía haciendo desde que su hermano se había bautizado.

Tercer inca: Titu Cusi Yupanqui

Al abdicar Sayri Túpac, el gobierno de Vilcabamba quedó en manos de Titu Cusi


Yupanqui. En realidad, a quien correspondía el trono era a Túpac Amaru pero
tenía fama de incapaz y fue recluido en la Casa de las Vírgenes del Sol en calidad
de sacerdote.

Titu Cusi Yupanqui tomó contacto con el mundo español desde pequeño. Fue
apresado en Vilcabamba y llevado al Cuzco cuando tenía sólo cuatro años de
edad. En esta ciudad aprendió el idioma de los conquistadores y fue educado en
la religión cristiana. Cuando tenía ocho años su padre lo hizo raptar y fue
trasladado a Vilcabamba. Allí fue testigo de la muerte de Manco Inca a manos
del español Gómez Pérez. Desde ese momento buscó vengarse de alguna
manera de los españoles.

Ya en el poder Titu Cusi Yupanqui se reveló como un gran, militar y un hábil


político. Entre sus principales obras tenemos:

- Reinició la guerra de guerrillas contra los españoles. Las tropas del Inca
atacaron Yucay y Tambo. Además, se dieron constantes ataques a los
encomenderos del Cuzco y Apurímac.

- Tomó contacto con las poblaciones de Chile y Tucumán (región en la actual


Argentina) para coordinar esfuerzos y preparar un gran levantamiento. Este
debía llevarse a cabo en 1565 y, supuestamente, involucraría un área bastante
extensa que iba desde Quito hasta Chile y Tucumán. En esta conspiración
colaboraron pueblos que antiguamente habían sido enemigos de los cuzqueños,
como los habitantes de Jauja y Huancayo. Este movimiento fracasó.

- Tuvo vínculos con el movimiento del Taki-Onqoy, el cual propiciaba la vuelta de


las huacas tradicionales y la necesidad de apartarse de todo lo occidental.

Aunque el Inca realizó una serie de acciones en contra de los españoles, también
mantuvo negociaciones con ellos, sobre todo con el gobernador Lope García de
Castro, con quien llegó a firmar el tratado de paz y justicia o capitulación de
Acobamba en 1566. En virtud de este tratado se permitió el ingreso de
misioneros a Vilcabamba.

Murió en 1570, posiblemente por una pulmonía, envenenado por el misionero


Diego Ortiz, que al ser encontrado culpable fue torturado y ajusticiado
posteriormente. Los españoles y mestizos que se encontraban en Vilcabamba
también fueron ajusticiados y nuevamente comenzaron las hostilidades.

Tercer inca: Túpac Amaru I

Heredó el gobierno al morir su hermano Titu Cusi Yupanqui. Cuando éste murió,
los indios sacaron a Túpac Amaru de la Casa de las Vírgenes del Sol y lo
proclamaron Inca.
Desde 1569 gobernaba el Perú el virrey Francisco de Toledo, hombre dispuesto
a poner orden en el virreinato, y eso incluía acabar con la resistencia de
Vilcabamba. Según el virrey, los Inca de Vilcabamba eran tiranos, rebeldes y
traidores.
Toledo organizó una expedición militar contra Vilcabamba en 1572. Las tropas
salieron desde el Cuzco y, luego de una serie de enfrentamientos con los
naturales, lograron entrar en Vilcabamba, aunque no hallaron al Inca. Este fue
capturado días más tarde cuando se encontraba huyendo hacia la selva. El Inca
fue conducido al Cuzco, y entró a esa ciudad sin llevar ninguna cadena. Una vez
que el Inca desfiló por la plaza fue llevado ante la presencia del virrey Toledo.
Este lo trató severamente y ordenó que lo encerraran en la fortaleza de
Sacsayhuamán. Al Inca se le abrió un juicio en el que se le acusó de la muerte
de varios españoles y un mestizo. Se le encontró culpable y fue condenado a la
degollación. Estando prisionero se negó a conversar con el virrey, pues decía
que Toledo era sólo un yanacona del rey, y que un Inca como él no podía
rebajarse a eso.
A los pocos días Túpac Amaru fue sacado de la fortaleza y conducido a la plaza
del Cuzco. Los cronistas indican que la ciudad estaba repleta de gente, y algunos
mencionan que tanto españoles como indios pidieron a Toledo que perdonase
la vida al Inca. El virrey siguió con sus planes e hizo caso omiso a estos pedidos.
Cuenta el cronista Garcilaso que cuando los indios vieron que el Inca estaba
próximo a la muerte sintieron mucha pena y dolor por lo que comenzaron a gritar
y llorar causando un ruido ensordecedor. Los sacerdotes que estaban con el Inca
le mandaron a éste callar a los indios. El Inca hizo una señal y todos los indios
callaron. Los españoles, incluido el virrey, se sorprendieron de la obediencia que
le profesaban los indios al Inca. Esto debió terminar de convencer al virrey de la
necesidad de la ejecución del Inca, pues inmediatamente un criado de Toledo,
siguiendo órdenes de éste, dispuso la ejecución de Túpac Amaru. El Inca fue
degollado y su cabeza levantada para que fuera vista por la multitud reunida en
la plaza del Cuzco. Su cuerpo fue enterrado en la Catedral del Cuzco y la cabeza
clavada en una picota en plena plaza. Ante el culto que los indios empezaron a
rendir al Inca, las autoridades decidieron retirar la cabeza de la plaza y enterrarla
junto al cuerpo.

De allí surge el mito de inkarri.

El mito de Inkarri: fue martirizado y decapitado por los españoles, quienes


enterraron su cabeza en el Cusco. Pero la cabeza de Inkarri está viva y le está
creciendo de nuevo el cuerpo debajo de la tierra. "Cuando el cuerpo de Inkarri
este completo, él volverá". Los pobladores andinos pensaron que este Inca era
Túpac Amaru I, decapitado por el gobierno del Virrey Francisco de Toledo (1570),
y que algún día resucitaría, y vino aquel día: 4 de noviembre de 1780 en el cusco,
los pobladores vieron a José Gabriel de Condorcanqui (descendiente de los
últimos incas de vilcabamba, su linaje provenía de Juana Pilco Huaco, hija de
Túpac Amaru I) el Inkarri resucitado, le denominaron Túpac Amaru II.

Potrebbero piacerti anche