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CIUDADANO

JUEZ DEL JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA DE JUICIO DEL TRABAJO


DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TACHIRA.
SU DESPACHO.-

Yo, MARTHADANIELA FERNANDEZ PADILLA, venezolana, mayor de edad,


titular de la cédula de identidad Nro. V. 21.085.075, abogada en ejercicio inscrito
en el I.P.S.A. bajo el Nro. 241584, asistiendo en este acto al ciudadano NELSON
JESUS LOAISA BOHORQUEZ, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula
de identidad Nro. V- 5.657.840, domiciliada en la Avenida Principal Barrio Bolívar
Carrera 25, casa Nro 1, San Cristóbal, Estado Táchira, ante usted acudo para
exponer y, consecuencialmente, solicitar lo siguiente:

ACTUACION

Interpongo ACCION DE AMPARO CONSTITUCIONAL de conformidad a


lo establecido en el artículo 1,2, 5 de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos
y Garantías Constitucionales, por violación a los derechos constitucionales
contenidos en el artículo 26, 49, 51 y 143 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

ACTO LASIVO

Mi representado, se encuentra ejerciendo su derecho a la posesión,


disfrute y goce de un local comercial, ubicado en la carrera 9, entre calle 13 y 14,
sector Plaza Garbiras, Nº 13-37, en San Cristóbal, Municipio San Cristóbal del
Estado Táchira; del cual ocupa desde hace 22 años, en cumplimiento de un
contrato verbal de arrendamiento, celebrado con la propietaria del bien inmueble
MARIA CELARIA CONTRERAS CONTRERAS, venezolana, mayor de edad,
titular de la cedula de identidad Nro. V- 3.309.579.

El día domingo 03 de marzo del año en curso, en horas de la mañana, mi


representado con su empleado el ciudadano JUAN VICENTE PADRON
OLIVARES, venezolano, mayor de edad, titular de la cedula de identidad Nro.
V- 14.547.288; pasaban a retirar materiales y herramientas para la entrega de
un trabajo de carpintería a un cliente el día lunes, se dan por enterados que han
sido colocados candados en la puerta del establecimiento, ajeno a los de
seguridad que mi representado usa, cotidianamente. Sin previo conocimiento y
hasta el momento no hemos sido notificado de cuales fueron los motivos, que
con lleva a la ciudadana MARIA CELARIA CONTRERAS CONTRERAS a
realizar esta actuación.

PRECISIÓN CONTEXTUAL DE LA CONTROVERSIA

El ciudadano NELSON JESUS LOAISA BOHORQUEZ en cumplimiento


de sus deberes como inquilino del local comercial, desde hace 22 años,
realizando los pagos puntuales; presume esta actuación indecorosa por parte de
la propietaria, es para hacer presión al aumento del canon de arrendamiento que
no se ha fijado por acuerdo de ambas partes.

A principio del mes de enero de 2019, la propietaria les informa que el


aumento del canon de arrendamiento pasaría de TRES MIL BOLIVARES
SOBERANOS CON CERO CENTIOS (Bs S 3.000,00) a la cantidad de
DOSCIENTOS CINCUENTA MIL PESOS COLOMBIANOS (COP 250.000) o en
su defecto CIEN DOLARES AMERICANOS (USD 100). En respuesta, mi
asistido a ese aumento, considerándolo abrupto e ilegal; le presenta una
solución, el canon de arrendamiento sea aumentado periódicamente a llegar a
un precio idóneo y en bolívares soberanos, ya que es la moneda de curso legal.

En los meses sucesivos hasta el actual, se ha cancelado el canon de


arrendamiento a su debido tiempo, en el mes de enero el monto de TRES MIL
BOLIVARES SOBERANOS CON CERO CENTIMOS (Bs S 3.000,00) y en el
mes de febrero el monto de CUARENTA MIL BOLIVARES SOBERANOS CON
CERO CENTIMOS (Bs s 40.000,00), a través de dos transferencias bancarias,
se encuentra reflejado en los anexos.

De ningún modo, mi representado no se está oponiendo a la entrega del


local o al aumento del canon de arrendamiento y a un nuevo contrato escrito de
arrendamiento, apegado a las directrices que impone la ley y que como partes
interesadas podemos llegar. O en caso de la propietaria me notifique por escrito
la solicitud de desalojo del local comercial, haciendo respetar y cumplir las
prórrogas legales correspondientes a mis 22 años de inquilino.

DE LA COMPETENCIA
DE LA ADMISIBILIDAD DE LA ACCIÓN DE AMPARO

La presente Acción de Amparo Constitucional no esta inmersa en ninguna


de la causal de inadmisibilidad del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo Sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, pues la lesión es real, efectiva, tangible,
ineludible presente y continuada.

En ningún momento ha consentido mi asistido ni de forma expresa o


tácita, pues en todo de momento sea esperado y apercibido respuesta de la
situación vulnerada, pues violenta normas de orden público; así mismo la serena
y pacífica jurisprudencia que ha establecido que la violación constitucional es
contraria al orden público o a las buenas costumbres cuando la lesión “revista tal
gravedad que constituya un hecho lesivo de la conciencia jurídica ” ( Sala de
Casación Civil, fecha 28/06/1995) y nuestra Sala Constitucional ha reiterado en
sentencia del 01 de Marzo de 2001 (Caso instalación de Sala de Bingo en el
Municipio Baruta) :

“…Del texto del citado requisito de admisibilidad contemplado en la norma


parcialmente transcrita, se desprende que el lapso de seis (06) meses allí establecido
admite excepciones, toda vez que el mismo es susceptible de ser ignorado, cuando el
hecho gravoso implica una lesión al orden público o de las buenas costumbres, es
decir, que el tiempo que transcurra desde el momento en que se ha verificado la
conducta lesiva, no hace que opere inexorablemente la caducidad de la acción, en
aquellos supuestos en que la amenaza de la violación implica de violación implica un
lesión a derechos individuales de rango constitucional, derivadas del ejercicio de
potestades públicas de los órganos del Estado y cuya tutela es debida en todo
momento, para mantener la vigencia y el respeto de los derechos y garantías
constitucionales”…
En este sentido en una interpretación integral del artículo 27 de la Constitución y
el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, conforme a la doctrina nacional consideramos que la vía de
acceso a la jurisdicción constitucional en el amparo no es, por tanto, la
subsidiariedad, sino la discrecionalidad constitucional. En efecto porque no es
posible determinar a priori cuando es admisible o procede el amparo, siendo que
la admisibilidad o procedencia de éste, garantizados por el artículo 27
constitucional, son tópicas y, por tanto, determinadas por el problema para el que
se exige tutela constitucional. Por ello se debe tener en cuenta la idoneidad de
la vía ordinaria para impugnar los supuestos de injurias constitucionales de los
órganos administrativos (José Manuel Delgado Ocando, Notas sobre el sentido
y alcance del numeral 5 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales venezolanas, Frónesis, Instituto de
Filosofía del Derecho Dr. J.M. Delgado Ocando, Luz, Vol.15, Nº 1, 2008.).

CARÁCTER DE LA ACCIÓN DE AMPARO

La Acción de Amparo constituye un medio especial y extraordinario de


protección inmediata a las violaciones de los Derechos Constitucionales. Lo que
se persigue con esta acción es el restablecimiento inmediato de la situación
jurídica infringida. Esto es posible gracias al carácter de brevedad, sumariedad,
concentración y orden público del procedimiento previsto en la Ley Orgánica de
Amparo y en la doctrina de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia (caso José Amando Mejía, de fecha 01-02-2000) para su tramitación.

Esta Acción procede aun cuando existan vías judiciales ordinarias, tal y
como la doctrina nacional viene aceptando en forma pacífica. En este sentido se
pronuncia Gustavo Linares Benzo al calificar el Amparo como una Acción
extraordinaria (El proceso de Amparo en Venezuela, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, 1993). Por el carácter extraordinario de la Acción de
Amparo, no puede pretenderse degradarla a la condición de un medio supletorio
subsidiario, sólo admisible en ausencia de las acciones ordinarias. Esta acción
procede aún cuando existan vías judiciales ordinarias.

La doctrina de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en


su evolución ha interpretado progresivamente este principio y en tal sentido
respecto al agotamiento previo de las vías ordinarias a la interposición del
amparo constitucional ha establecido que:

“…la parte actora puede optar entre el ejercicio de la acción de amparo y la vía de la
impugnación ordinaria, no obstante para ello debe poner en evidencia las razones por
las cuales decidió hacer uso de esta vía –amparo- ya que de lo contrario se estarían
atribuyendo a este medio procesal los mismos propósitos que el recurso de apelación,
la cual no ha sido en ningún momento la intención del legislador” (sentencia de Nº 30,
de 25 de enero de 2001).
La doctrina de la Sala Constitucional implica que la determinación de la
necesidad del otorgamiento del amparo, aún cuando existan otras vías, recae en
el ámbito de la más amplia apreciación del juez, puesto que pueden existir otros
recursos, pero si se trata de impedir un daño irreparable o de difícil reparación,
sólo la brevedad del amparo puede garantizar el restablecimiento inmediato de
la situación jurídica infringida.

Así mismo resulta igualmente pertinente hacer mención del fallo Nº 462
del 06-04-01 de la Sala Constitucional, por medio del cual estableció la
necesidad de restablecer de inmediato la situación jurídica infringida, de aquellos
casos en los cuales una relación jurídica privada, administrativa, estatutaria o
legal, o de desconocimiento, errónea aplicación o falsa interpretación de la ley,
reglamento, resolución o contrato, transgreda el núcleo esencial de los derechos
fundamentales, al expresar:

“…la lesión será directa cuando toque ese núcleo, sea que la situación en que se
origine la lesión acontezca con ocasión de una relación jurídica privada, administrativa,
estatutaria o legal, o del desconocimiento, errónea aplicación o falsa interpretación de
la ley, reglamento, resolución o contrato, que atente directamente contra el núcleo del
derecho o garantía constitucional. No se trata del rango del acto, sino del efecto que
sobre los derechos y garantías fundamentales ejerce la violación del acto, en relación
con la situación jurídica de las personas y la necesidad de restablecerla de inmediato
si ella fuere lesionada…”.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en el caso del
Circuito Teatral de los Andes, ha sostenido la procedencia de la tesis de la
discrecionalidad constitucional al establecer:

“….ante la evidencia de que el uso de los medios judiciales ordinarios en el caso


concreto y en virtud de su urgencia, no dará satisfacción a la pretensión
deducida….así en lo relativo a que la acción de amparo puede proponerse
inmediatamente, esto es, sin que hayan sido agotados los medios o recursos adjetivos
disponibles, el mismo procede cuando se desprenda de las circunstancias fácticas o
jurídicas que rodean la pretensión, que el uso de los medios procesales ordinarios
resulta insuficiente al restablecimiento del disfrute del bien jurídico
lesionado…”(sentencia de 28-09-01).
También invocamos una decisión del Juzgado Superior Primer en lo
Contencioso-Administrativo de la Región Capital, en el caso de Convencaucho
vs. Cadivi y el Ministerio del Poder Popular para la Economía y Finanzas, en la
que se adoptó esta tesis del carácter extraordinario del amparo y la
discrecionalidad constitucional aplicada al caso concreto, y se admitió y tramitó
el amparo constitucional aún existiendo vías procesales ordinarias (sentencia Nº
02.2009, de 12-01-09).

En el caso que nos ocupa, y ante la evidente y flagrante violación de los


Derechos constitucionales denunciados, la vía más idónea y acorde con la
protección constitucional es la Acción autónoma de Amparo prevista en el
artículo 2 de la Ley Orgánica de Amparo. Esto es así en el presente caso porque
esta es la forma procesal que garantiza un proceso expedito y un
restablecimiento de la situación jurídica infringida en forma inmediata, ante la
injuria constitucional en la que está incurriendo la ciudadana MARIA CELARIA
CONTRERAS CONTRERAS, venezolana, mayor de edad, titular de la cedula de
identidad Nro. V- 3.309.579, propietaria del bien inmueble.

VIOLACION DE NORMAS CONSTITUCIONALES

Principio Constitucional de la Seguridad Jurídica

En relación a este principio fundamental del Derecho, se dice que es


preciso garantizar a cada ciudadano una protección eficaz que lo ponga al abrigo
de toda posible prepotencia de los otros miembros del cuerpo social y de una
hipotética arbitrariedad del que detenta el poder.

En esta sintonía juegan los conceptos de seguridad y de certeza. Es decir,


por una parte, se hace necesaria la objetiva garantía de la protección y, por la
otra, debe darse el conocimiento de que esta garantía existe, porque existen
todos los condicionamientos y medios jurídicos que permiten asegurarla.

Por tanto, podemos decir que en la comunidad hay seguridad jurídica


cuando el ordenamiento jurídico garantiza realmente el ejercicio de los derechos
de los miembros del cuerpo social, y lo garantiza eficazmente porque tiene a su
servicio un buen sistema de policía para mantener el orden público, una buena
administración de justicia con magistrados competentes cumplidores de su
deber, una adecuada organización administrativa que garantice el recto
funcionamiento del Estado de Derecho, y unos buenos órganos de gobierno
competentes y eficaces.

Si todo eso lo conocen sus miembros y saben que realmente existe esa
protección jurídica, entonces no solamente están realmente protegidos, sino que
tienen la convicción de que están realmente protegidos, de que efectivamente
está asegurada su vida y protegidos sus derechos. Tienen certeza jurídica.
Certeza jurídica quiere decir que el ciudadano tiene conciencia de que puede
ejercer sus derechos y de que estos serán respetados y efectivos, porque hay
un poder social legítimo y eficaz que garantiza lo que está establecido por el
ordenamiento jurídico.

El maestro Luis María Olaso al hablarnos de la seguridad jurídica sostenía


que la misma supone un estado de confianza, de saber a qué atenerse, que
aquellas garantías engendran en los individuos. Es lo que se ha denominado
certeza jurídica que presupone objetivamente la seguridad jurídica.( Introducción
al Estudio del Derecho, Ucab, Caracas l979).

Por eso se dice que la seguridad jurídica en este sentido subjetivo, como
situación de quien psicológicamente la vive, se resuelve en dos componentes
vivenciales: El saber o certeza de que hay ciertas normas que disponen tales y
cuales conductas de modo impersonal y objetivo, y de que el orden así previsto
es generalmente observado. La expectativa o confianza que deriva de ese
conocimiento y consiste en la fundada expectativa de una continua y prolongada
vigencia del orden jurídico.

En este caso, mi representada vive una angustiosa incertidumbre por el


comportamiento omisivo y violación a poder ejercer la posesión al bien inmueble
que tiene arrendado desde hace 22 años; al no haberme informado sobre esos
candados colocados arbitrariamente e impedirme el uso del local comercial,
materiales y maquinaria.

Principio Constitucional de la Confianza Legítima

Siguiendo la orientación de la Dra. Hildegard Rondón de Sansó diremos


que la noción de confianza legítima alude a la situación de un sujeto dotado de
una expectativa justificada de obtener una decisión favorable a sus intereses,
normalmente planteada ante el Estado.(El Principio de Confianza Legítima en el
Derecho Venezolano, IV Jornadas Internacionales de Derecho Administrativo
Allan Brewer Carías, Funeda, Caracas 1998).

Esta figura, de origen en la dogmática alemana, constituye la base de una


nueva concepción de los vínculos de los poderes públicos y de autoridad en
general poseen frente a los ciudadanos y entre los órganos del Poder Público,
cuando a través de su conducta, revelada en sus declaraciones, actos y doctrina
consolidada, se pone de manifiesto una línea de actuación que la comunidad o
sujetos específicos de ella, esperan se mantenga.

En el caso que aquí estamos planteando esta confianza legítima se


manifiesta en la expectativa de obtener un comportamiento adecuado y
razonable, una respuesta de la ciudadana MARIA CELARIA CONTRERAS
CONTRERAS, previamente identificada.

OBJETO TUTELADO

Derecho al Libre Desenvolvimiento de la Personalidad y del Cargo


Dentro de las disposiciones generales del Título III de la Constitución,
conseguimos una serie de libertades fundamentales que constituyen derechos
individuales de relevante importancia, entre ellos el derecho al libre
desenvolvimiento de la personalidad y a la capacidad jurídica contenida en el
artículo 20, que no es más, tal y como lo señala Ambrosio Oropeza, (La Nueva
Constitución Venezolana de 1961, Caracas, 1971, Segunda Edición, pág. 249),
que la consagración del antiguo principio de que todos tienen la facultad de hacer
o no hacer lo que no perjudique a otro, perjuicio que es preciso entender no sólo
en el sentido de no dañar a determinada o a determinadas personas, sino a los
grupos sociales que integran la comunidad y, desde luego, al Estado, que es
entre ellos el fundamental y primero. En resumen, este derecho se concreta en
el dicho de que el respeto del derecho de los demás es el límite de nuestro
derecho, pudiendo hacer lo que tengamos a bien, siempre y cuando no dañemos
al prójimo.

El referido artículo 20 establece:

"Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin


más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y
social".
El artículo transcrito, consagra, en un primer término, el derecho a la
personalidad y a la capacidad, conceptos jurídicos que permiten señalar a
determinado individuo o grupo como sujeto de derechos y obligaciones,
permitiéndole el ejercicio pleno de sus derechos y la posibilidad de exigirlos por
los medios judiciales existentes. Este mismo artículo contiene el principio clásico
de la libertad de la persona humana, la cual puede desarrollarse y desenvolverse
con la única limitación que impone el orden público y el derecho a los demás.

La Corte Primera de lo Contencioso-Administrativo, en sentencia del 6 de


Diciembre de 1989, señaló lo siguiente:
"El libre desenvolvimiento de la personalidad no sólo supone la facultad de escoger la
esfera profesional, económica, social y espacial en la cual ha de actuarse, sino que
implica la libertad acordada al hombre por la norma de afirmarse por sí mismo; de
hacer sus propias escogencias, de trazar su propia vida, con las únicas limitaciones
que en ella se establecen. Es la consagración más absoluta del pensamiento liberal.
La extensión de esta norma es de tal magnitud que sólo puede medirse su eventual
infracción a través de los límites que ella fija; pero al mismo tiempo esta amplitud
obliga al eventual denunciante de su violación a precisar con todo cuidado y
detenimiento cuáles son los hechos que la determinaron. "
La conducta de la propietaria del bien inmueble donde se encuentra
ubicado el local comercial; está impidiendo el acceso y el desarrollo de la
actividad de mí representado dicho sitio, donde esta las maquinarias,
herramientas y maderas de primera calidad. Razón por la cual no han podido
cumplir con los clientes, que demandan el trabajo del ciudadano NELSON
JESUS LOAISA BOHORQUEZ.

Derecho de Petición y Oportuna Respuesta

En cuanto al Derecho de Petición la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, mediante sentencia de fecha 02 de agosto de 2002
estableció:

“Al respecto, el derecho de petición y de oportuna respuesta, establecido en el artículo


51 de la Constitución de la República de Venezuela, determina la obligatoriedad a la
que están sujetos los entes públicos de solventar aquellas peticiones formuladas por
los particulares, al disponer:
“Artículo 51. Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante
cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que
sean de la competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada
respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o sancionadas conforme a
la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo respectivo”.
Respecto a este principio, la Sala Constitucional en decisión N° 2073/2001
(caso Cruz Elvira Marín), señaló el contenido y alcance del derecho de petición
y oportuna respuesta que tienen los particulares ante los Entes Públicos, cuando
estableció:
“La disposición transcrita, por una parte, consagra el derecho de petición, cuyo objeto
es permitir a los particulares acceder a los órganos de la Administración Pública a los
fines de ventilar los asuntos de su interés en sede gubernativa. Asimismo, el artículo
aludido, contempla el derecho que inviste a estos particulares de obtener la respuesta
pertinente en un término prudencial. Sin embargo, el mismo texto constitucional aclara
que el derecho de petición debe guardar relación entre la solicitud planteada y las
competencias que le han sido conferidas al funcionario público ante el cual es
presentada tal petición. De esta forma, no hay lugar a dudas, en cuanto a que la
exigencia de oportuna y adecuada respuesta supone que la misma se encuentre
ajustada a derecho, pero no implica necesariamente la obligación de la Administración
de acordar el pedimento del administrado, sino sólo en aquellos casos en que el marco
jurídico positivo permita al órgano de la Administración tal proceder, sobre la base de
las competencias que le han sido conferidas.
Desde la óptica anotada, la petición es ciertamente un derecho fundamental, pero no
supone que pueda dirigirse cualquier planteamiento ante cualquier autoridad pública;
del cual pretenda derivarse un supuesto «derecho a acordar lo pedido», cuando la
solicitud que ha sido planteada excede el ámbito objetivo de potestades y facultades
del órgano que está llamado a responderla, en este caso, denegándola.”
Así pues, debe esta Sala ratificar que el derecho de petición y oportuna
respuesta supone que, ante la demanda de un particular, la Administración se
encuentra obligada a resolver el caso concreto o indicar las razones por las cuales se
abstiene de tal actuación. Asimismo, es menester señalar que el único objetivo lógico
de la acción de amparo constitucional contra la violación del derecho de petición y a
obtener oportuna respuesta, es el de obligar al presunto agraviante a dar curso a la
solicitud planteada y a emitir un pronunciamiento, sin que ello implique
necesariamente una respuesta favorable.
…. (omisis) …. En tal sentido, debe advertir la Sala que el amparo constitucional es un
mecanismo jurisdiccional destinado a la protección exclusiva de derechos y garantías
constitucionales, cuya finalidad es restituir al ciudadano en el disfrute de sus derechos
fundamentales o evitar o prevenir una amenaza contra los mismos, por lo que ante la
existencia de una situación jurídica infringida, los efectos del amparo constitucional no
pueden ser constitutivos, sino solamente restitutorios o restablecedores de esa
situación que fue infringida en forma idéntica o en aquella que más se le asemeje.
(Resaltados del Tribunal)

No permite a mi asistido ejercer su derecho a la posesión y coartando el derecho


al trabajo. Ambos reconocidos por la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, en su contenido se plasman de la siguiente manera:

Artículo 87 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: Toda persona


tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado garantizará la adopción de las
medidas necesarias a los fines de que toda persona pueda obtener ocupación
productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice el pleno
ejercicio de este derecho
DERECHO A LA DEFENSA Y A LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA
El artículo 49 de la Constitución contiene la consagración de dos
derechos: el derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho a la defensa y
debido proceso, en todo estado y grado del proceso. El citado artículo 49
establece:

"El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y,


en consecuencia: 1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en
todo estado y grado del proceso..."
El artículo 26 constitucional por su parte establece:
“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia
para hacer valer sus derechos e intereses……; a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia….idónea….y expedita, sin dilaciones indebidas,….”.
Para José Araujo Juárez el derecho a la tutela judicial efectiva como
colofón del derecho a la defensa y debido proceso, consagrado en el artículo 46
constitucional, garantiza que el ordenamiento jurídico procesal no admita
supuestos de indefensión.(Los derechos fundamentales y los medios de
protección procesal, Funeda-Ejv, Caracas, 1997).

El maestro Jesús González Pérez nos enseña que el derecho a la


efectividad de la tutela jurisdiccional no constituye en modo alguno una conquista
del Estado Social de Derecho. No es algo que derive del modelo de Estado que
dice adoptar la constitución. Sino algo consustancial a todo Estado. El derecho
a la justicia existe con independencia a que figure en las declaraciones de
derechos, constituciones y leyes de cada Estado. Las garantías que debe
contener la regulación del proceso responde a una finalidad, según González
Pérez: que las partes puedan defenderse. Y nos atrevemos a añadir que nunca
pueda producirse indefensión, ya que la misma vulneraría el derecho a la tutela
judicial efectiva. (El Derecho a la Tutela Jurisdiccional, Editorial Civitas, Madrid
1989).

El juez de la Constitución al referirse al derecho a la tutela judicial efectiva


prevista en el artículo 26 de la Constitución ha señalado:

“…..la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela consagra el derecho a la


tutela judicial efectiva (Art. 26), que no se agota, como normalmente se ha difundido,
(i) en el libre acceso de los particulares a los órganos de administración de justicia
para defenderse de los actos públicos que incidan en su esfera de derechos, sino que
también comporta, (ii) el derecho a obtener medidas cautelares para evitar daños no
reparables por el fallo definitivo; (iii) derecho a asistencia jurídica (asistencia de
letrados) en todo estado y grado del proceso; (iv) derecho a exponer las razones que
le asistan en su descargo o para justificar su pretensión; (v) oportunidad racional para
presentar las pruebas que le favorezcan y para atacar el mérito de las que lo
perjudique; (vi) obtener un fallo definitivo en un tiempo prudente y, otra garantía, hoy
por hoy más necesaria ante órganos o entes contumaces a cumplir con las decisiones
judiciales, (vii) el derecho a obtener pronta y acertada ejecución de los fallos
favorables (Sala Constitucional, sentencia número 2762 de 20-11-01).”(subrayado
nuestro)
La lesión a este derecho es notoria en el caso que nos ocupa porque mi
representada está desasistida en su círculo de garantías jurídicas, ya que la
ciudadana MARIA CELARIA CONTRERAS CONTRERAS

SOLICITUD DE MANDAMIENTO

En vista de la situación planteada y ante la violación de los derechos


constitucionales denunciados, solicitamos a este Juzgado que de acuerdo al
artículo 32 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, emita mandamiento de amparo constitucional a favor de mi
representada en forma breve, restableciendo la situación jurídica infringida, en
los siguientes términos:

a) Se ordene a la ciudadana MARIA CELARIA CONTRERAS


CONTRERAS, la restitución del bien inmueble, con la apertura del
local comercial, obstrucción de los candados. Ya que infiere tal
actuaciones en de los derechos de posesión legitima devenga por el
arrendamiento del local comercial y del ejercicio del derecho al trabajo.
b) Que se advierta a la MARIA CELARIA CONTRERAS CONTRERAS
que el no cumplimiento de este mandamiento es un desacato judicial.

DOMICILIO PROCESAL.

Para todos los efectos de este proceso indicamos como domicilio procesal,
según el artículo l74 del Código de Procedimiento Civil, la siguiente dirección:
Avenida España, Edificio Orquimaira piso 4, de la Ciudad San Cristóbal del
Estado Táchira

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