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, 30 de octubre de 2018
Doctor
FRANKLIN PÉREZ CAMARGO
Magistrado Tribunal Administrativo Sección Tercera
E.S.D.
RADICACIÓN: 25-000-23-36-000-2018-00546-00
MEDIO DE CONTROL: CONTROVERSIAS CONTRACTUALES
DEMANDANTE: CONSORCIO ESTUDIOS TÉCNICOS URBANO
DEMANDADO: ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTA D.C. – SECRETARÍA
DISTRITAL DEL HÁBITAT
ACTUACIÓN: SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR – SUSPENSIÓN
PROVISIONAL DE LAS RESOLUCIONES N° 321 DEL 9 DE
JULIO DE 2018 Y LA RESOLUCIÓN N° 630 DEL 4 DE
OCTUBRE DE 2018.
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2. El objeto del contrato 536 de 2016 es: ADELANTAR LOS ESTUDIOS (TÉCNICOS,
JURÍDICOS Y URBANOS) NECESARIOS PARA LA ETAPA PREVIA DE LOS
PROCESOS DE LEGALIZACIÓN URBANÍSTICA Y APOYAR EL PROCESO DE
ACOMPAÑAMIENTO SOCIAL DE LOS MISMOS.
3. El valor del contrato se pactó en una suma global, que incluye todos los gastos en
que deba incurrir el contratista para el cumplimiento del mismo, de acuerdo con la
oferta presentada por el CETU que hace parte integral del contrato (según la
consideración 5 del contrato que denota la integralidad del mismo).
11. La falta de traslado al consultor del informe final emitido por la Subdirección de
Barrios de la SDHT del 11 de mayo de 2018 (radicado interno 3-2018-02011), y con
alcance del 13 de junio de 2018 (radicado interno 3-2018-02821) en donde la
Subdirección se acoge al porcentaje de valoración del contrato presentado por el
interventor en oficio radicado 1-2017-103432, que es del 35.52%. Porcentaje este
que obedece a lo recibido hasta el 7 de noviembre de 2017, y no valora, entre otros
elementos, los documentos radicados por el consultor desde entonces y hasta abril
de 2018 en la SDHT.
12. Que, de manera irregular, la SDH, declaró unilateralmente el incumplimiento del
contrato de consultoría N° 536 de 2016, hizo efectiva la cláusula penal pecuniaria
y afectó la póliza única de cumplimiento del contrato, desconociendo lo establecido
en el artículo 14 de la Ley 80 de 1993, que no otorga la facultad de hacer uso de
facultades excepcionales en este tipo de contratos a las entidades públicas.
13. Que así mismo, la entidad pese a conocer de la existencia del presente proceso
judicial, en el cual se debate la liquidación del contrato y el incumplimiento de la
misma entidad contratante, procedió a seguir con el procedimiento sancionatorio,
y profirió una resolución en sede de reposición cuando ya no tenía competencia
para pronunciarse toda vez que, la demanda ya había sido admitida y notificada
por el órgano judicial competente.
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14. Que, la Resolución que declaró el incumplimiento Resolución N° 321 del 9 de julio
de 2018, es violatoria del debido proceso, del derecho a la defensa y contradicción,
ya que, luego de las intervenciones de la defensa del Consultor y de la empresa
aseguradora, la SDH practicó una prueba solicitándole concepto a la interventoría
sobre los argumentos de defensa, sin que se le diera oportunidad al contratista de
controvertir dicho informe, es decir se permitió una réplica a la intervención de la
defensa sin que se garantizara el derecho a la contradicción.
15. Que la resolución N° 630 del 4 de octubre de 2018, es incongruente toda vez que,
en su parte resolutiva no confirma ni revoca la resolución N° 321 del 9 de julio de
2018 que declaró el incumplimiento e impuso la sanción con la cual se viola el
derecho al debido proceso del contratista.
16. Que, con violación al debido proceso, la SDH, decreto, práctico e incorporo al
expediente una prueba adicional en segunda instancia con violación al debido
proceso, toda vez que, bien como se puede observar en la Resolución N° 630 del 4
de octubre del 2018, página 38, con oficio C004-CE190-SDHT-20181002, cuya
referencia es “Respuesta de la interventoría al recurso de reposición a la Resolución
321 del 9 de julio de 2018 presentado por CETU en la CETU en la sesión de 24 de
septiembre en la audiencia iniciada el 8 de febrero de 2018”, comunicación de la
cual nunca se le notificó a mi representada, violando con todos los principios de la
prueba y del debido proceso, lo cual se constituye en una causal de nulidad de los
actos administrativos acusados.
La Secretaría Distrital del Hábitat de conformidad con lo establecido en los artículos 13,
14 de la Ley 80 de 1993 no posee competencia para imponer sanciones unilaterales en
contratos de consultoría, toda vez que, el artículo 14 del estatuto contractual no prevé que,
en los contratos de consultoría pueda hacerse uso de facultades excepcionales.
Es claro que entre las partes se pactó una clausula penal y que esta podía ser declarada
directamente por la Entidad Pública contratante directamente, sin embargo, dicho pacto
de ninguna manera puede sobrepasar lo establecido por la Ley materia de incumplimiento
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contractual, pues la “autonomía de la voluntad” no habilitad al pacto de cláusulas no
permitidas por la Ley.
1 “La teoría de la autonomía de la voluntad no se contenta con esta exaltación de la voluntad soberana creando las relaciones
jurídicas. Ella enseña que esta voluntad sólo debe limitarse por motivos imperiosos de orden público (art. 6 Cod. Civ.), que estas
restricciones deben reducirse al mínimo, que los intereses privados libremente discutidos concuerdan con el bien público y que
ninguna injusticia puede nacer del contrato, puesto que las obligaciones se asumen libremente.” PLANIOL y RIPERT “Droit Civil
Français”, Tomo VI, pág. 21. Ob. Cit. BERCAITZ, Miguel Ángel “Teoría General de los Contratos Administrativos”, Ed. Depalma,
1980, 2ª edición, pág. 27 y 28.
2 “El principio de legalidad de las prerrogativas de poder público es por consiguiente una constante en nuestro derecho… una vez
establecida la necesidad de un texto legal que autorice el ejercicio de la prerrogativa de la administración contratante hemos de
abordar el análisis del fundamento y de la naturaleza de las cláusulas excepcionales.” BENAVIDES, José Luis “El Contrato Estatal”,
Ed. Universidad Externado de Colombia, 1ª edición, pág. 334.
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a su cargo y asegurar la inmediata, continua y adecuada prestación,
podrán en los casos previstos en el numeral 2 de este artículo, interpretar
los documentos contractuales y las estipulaciones en ellos convenidas,
introducir modificaciones a lo contratado y, cuando las condiciones
particulares de la prestación así lo exijan, terminar unilateralmente el
contrato celebrado.
3.3. Es por ello que de la lectura del texto anterior, se tiene que el contrato de
consultoría no está contenido en ninguno de los grupos identificables a partir de la
citada regulación normativa, esto es: i) en los que se entienden pactadas las
cláusulas exorbitantes; ii) en los que las partes pueden estipularlas expresamente,
y iii) en los que no resulta o deviene procedente su estipulación, por expresa
prohibición legal.
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En consecuencia, frente a un número plural de contratos estatales de diversa
índole, no existe regulación expresa por cuanto no se encuentran mencionados en
el citado artículo 14 ibídem.
“En este contexto, y por exclusión, surge un cuarto grupo, constituido por
todos aquellos negocios jurídicos que no pertenecen a ninguno de los grupos
anteriores. Tal es el caso del contrato de consultoría, de comodato, de
leasing, etc., los cuales no están incluidos en ninguno de los tres grupos a
que alude expresamente la ley, de manera que, frente a ellos, es menester
precisar el régimen a que deben sujetarse desde el punto de vista de las
cláusulas excepcionales. Esta situación genera, necesariamente, el siguiente
interrogante: ¿es posible pactar las cláusulas exorbitantes en los contratos
que pertenecen a este cuarto grupo? Para la Sala la respuesta debe ser
negativa, por las siguientes razones: De un lado, porque, como se ha visto,
este tipo de poderes requiere, cuando menos, autorización legal para su
inclusión y posterior utilización, debido a la naturaleza que tienen estas
prerrogativas -por su carácter extraordinario e inusual, en relación con el
derecho común-, y, de otro, porque el legislador es el único que puede
disponer competencias para la expedición de actos administrativos en
desarrollo de los contratos estatales, actos que, como es sabido, constituyen
el mecanismo de ejercicio de las exorbitancias contractuales. De este modo,
en ejercicio de la autonomía de la voluntad privada no es posible constituir
este tipo de poderes, en contratos en los que la ley no ha impartido
autorización expresa, o excluirlos en los que el legislador los ha previsto
como obligatorios.”3
Queda claro entonces, como desde viaja data, el Consejo de Estado ha establecido de
manera clara, que en los contratos de consultorías no es posible hacer uso de ninguna
potestad excepcional al derecho común, por cuanto no se encuentra habilitado por la Ley
a ninguna Entidad Pública para su utilización.
Así mismo, no pueden ser de recibo las aseveraciones de la Entidad demanda, según la
cual la Ley 1474 de 2011 habilito a las Entidades Públicos para hacer uso de potestades
excepcionales en todo tipo de contratos; pues dicho cuerpo normativo en ninguna manera
modifico el artículo 14 de la Ley 80 de 1993, la anterior no es más que la interpretación
amañada de los funcionario de la Entidad para dar apariencia de legalidad a una actuación
irregular, queriendo justificar lo injustificable.
3 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 30 de noviembre de 2006, exp. 30832, M.P. Alier E. Hernández Enríquez.
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Ahora bien, conviene traer a colación también el carácter excepcional de la posibilidad de
declarar unilateralmente el incumplimiento contractual, para imponer multas o hacer
efectivas las cláusulas penas estipuladas en los contratos.
Dicho carácter excepcional no solo resulta del artículo 14 de la Ley 80 de 1993, sino de la
misma codificación establecida en el código civil, el cual no prevé esta posibilidad. Y sobre
la particular sebe hacer una nueva aclaración y es que, una cosa es la posibilidad legal
establecida en el código civil y de comercio de pactar multas y cláusulas penales y una muy
distinta la posibilidad de declarar unilateralmente el incumplimiento contractual e
imponer multar y hacer efectiva las cláusulas penales pecuniarias de manera unilateral,
estas últimas por supuesto, se encuentran reservadas al juez del contrato.
Es por ello que, la sanción unilateral impuesta por la SDH al CETU, resulta improcedente
desde todo punto de vista a la luz de la legislación colombiana, en cuantos los fundamentos
jurídicos de la improcedencia de la declaratoria de incumplimiento y la efectividad de la
cláusula penal pecuniaria, es clara desde el punto de vista legal y jurisprudencial la falta
de competencia de las partes contratantes en el presente caso para imponer sanciones de
forma unilateral ante un presunto incumplimiento de una de las partes, en aquellos
contratos estatales en los cuales autoriza su utilización.
4 Artículo 1602 del Código Civil. Los contratos son ley para las partes. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
5 “La exorbitancia entonces, dentro del contexto analizado, proviene de la ley y no de la voluntad de los implicados, pues el imperio
de una de las partes, acompañado de jurisdicción, competencia y decisión previa obligatoria sobre la otra, no puede provenir de
la autonomía de un pacto, sino de expresa habilitación legal.” PALACIO JARAMILLO, María Teresa. Revista de Derecho Público
n.º 17. Aspectos controversiales de la contratación estatal. Cláusulas excepcionales. Bogotá, Uniandes, 2004, p. 104.
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En el ordenamiento jurídico colombiano se encuentra que el Estatuto General de la
Contratación Estatal –Ley 80 de 1993, modificada por la Ley 1150 de 2007-
estableció que únicamente las entidades públicas sometidas en su actividad
contractual a sus disposiciones pueden pactar a su favor, bajo el cumplimiento de
ciertos requisitos, las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación,
interpretación y modificación unilaterales, de sometimiento a las leyes nacionales,
de caducidad, de reversión 6 y de imposición unilateral de multas 7 ,
determinación que excluye de entrada el pacto de cláusulas
excepcionales en contratos celebrados entre particulares o en contratos que
no se encuentren sometidos a las reglas establecidas en el Estatuto
General de Contratación Estatal.
6 Artículo 14. De los medios que pueden utilizar las entidades estatales para el cumplimiento del objeto contractual. Para el
cumplimiento de los fines de la contratación, las entidades estatales al celebrar un contrato:
(…)
2o. Pactarán las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación, interpretación y modificación unilaterales, de
sometimiento a las leyes nacionales y de caducidad en los contratos que tengan por objeto el ejercicio de una actividad que
constituya monopolio estatal, la prestación de servicios públicos o la explotación y concesión de bienes del Estado, así como en
los contratos de obra. En los contratos de explotación y concesión de bienes del Estado se incluirá la cláusula de reversión.
Las entidades estatales podrán pactar estas cláusulas en los contratos de suministro y de prestación de servicios.
En los casos previstos en este numeral, las cláusulas excepcionales se entienden pactadas aún cuando no se consignen
expresamente. (…)
7 De conformidad con lo establecido en el parágrafo del artículo 17 de la Ley 1150 de 2007, la cláusula penal y las multas podrán
hacerse efectivas de manera unilateral por las entidades estatales. Esta norma señala: Artículo 17. Del derecho al debido
proceso. El debido proceso será un principio rector en materia sancionatoria de las actuaciones contractuales. En desarrollo de lo
anterior y del deber de control y vigilancia sobre los contratos que corresponde a las entidades sometidas al Estatuto General de
Contratación de la Administración Pública, tendrán la facultad de imponer las multas que hayan sido pactadas con el objeto de
conminar al contratista a cumplir con sus obligaciones. Esta decisión deberá estar precedida de audiencia del afectado que deberá
tener un procedimiento mínimo que garantice el derecho al debido proceso del contratista y procede sólo mientras se halle
pendiente la ejecución de las obligaciones a cargo del contratista. Así mismo podrán declarar el incumplimiento con el propósito
de hacer efectiva la cláusula penal pecuniaria incluida en el contrato. Parágrafo. La cláusula penal y las multas así impuestas, se
harán efectivas directamente por las entidades estatales, pudiendo acudir para el efecto entre otros a los mecanismos de
compensación de las sumas adeudadas al contratista, cobro de la garantía, o a cualquier otro medio para obtener el pago,
incluyendo el de la jurisdicción coactiva.
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“…Sin embargo, al reexaminar el asunto, nuevamente la jurisprudencia viró para
concluir que, en atención al principio de legalidad que rige estos poderes, carecía la
Administración Pública de competencia para introducir multas en el
contrato como cláusulas excepcionales al derecho común y para imponerlas
unilateralmente porque la ley vigente no establecía la facultad del Estado
para incluir como cláusulas excepcionales la de multas o la penal pecuniaria, sin
perjuicio de que en ejercicio de la autonomía de la voluntad se pudieran pactar, pero no
como cláusulas excepcionales y de imposición unilateral, dado que para ello deberá
acudir al juez del contrato a efectos de solicitar su imposición; este criterio se adoptó por
la Corporación en Sentencia de 20 de octubre de 2005, la cual sustentó así:
Por lo tanto, aunque la sentencia en cita reconoce la viabilidad de que las partes de un
contrato estatal pacten las multas y la cláusula penal para apremiar o sancionar el
incumplimiento del contratista, no admite la posibilidad en vigencia de la Ley 80 de 1993
de que la Administración las imponga unilateralmente y declare el incumplimiento del
contrato para hacer efectiva las multas o cláusula penal. Es decir, bajo la Ley 80 de 1993
-original- no es posible la imposición y el decreto unilateral de las multas por las
entidades públicas, por carecer de la atribución legal de una competencia expresa que
las habilitara para el ejercicio de ese poder sancionatorio y exorbitante”.
“Conviene, entonces, afirmar que, aunque el tema de las multas no tuvo un tratamiento
uniforme en cuanto su tipicidad legal, esto es, acerca de su procedencia e imposición como
facultad exorbitante, no cabe ya duda sobre su existencia y la posibilidad de ejercerla con
ese carácter por la Administración en materia de contratación pública, pues, pese a que se
origina en la voluntad de las partes en tanto debe pactarse una estipulación en tal sentido,
tiene un tratamiento excepcional para su aplicación y cobro en virtud de la
citada ley, en la que se privilegió los principios de legalidad, igualdad y debido proceso”.
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1.2.- Perdida de competencia temporal para la toma de decisión de un
contrato terminado cuya liquidación se ha demandado.
Así mismo, se incurrió en dicha causal toda vez que, para el nuevo de julio de 2018 fecha
en la cual se expidió la primera decisión Resolución 321, ya se encontraba admitida la
demanda y notificada mediante estado electrónico a la demandada y si bien no se había
notificado personalmente, si tenían conocimiento de dicha situación y así se les hizo saber,
a la vez que, para la expedición de la segunda decisión aquí demandada, Resolución N°
630 del 4 de octubre de 2018, si se encontraba notificada personalmente la demanda y por
tanto no se podía seguir adelante con el procedimiento.
Toda vez que, es el juez administrativo el competente para conocer todas las controversias
del contrato para su liquidación, y toda vez que desde las pretensiones se formuló el
incumplimiento de la Entidad contratante, menos aún le asiste razón a la Entidad en
declarar el incumplimiento del contrato.
Las normas sobre competencias para la expedición actos son orden público y no solo es
aplicable en instancias jurisdiccionales, sino también en el nivel administrativo, por lo
cual exige un control de aquellos eventos en los cuales éstas se transgreden, comoquiera
que la incompetencia se constituye en la más grave ilegalidad.
En ese orden de ideas, la jurisprudencia sobre la materia ha sido clara y precisa al exponer
las consecuencias de la falta de competencia en materia de contratos del estado.
8 Nota original: La legalidad ha sido definida por Georges Vedel como “la cualidad de lo que es conforme a la ley. La legalidad
expresa así la conformidad al derecho y es sinónimo de regularidad jurídica” Cfr. VEDEL, Georges, Derecho Administrativo,
traducción de la sexta edición francesa, Biblioteca Jurídica Aguilar, Madrid, 1980, p. 219.
9 Nota original: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 16 de febrero de 2006;
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mientras que la competencia constituye la excepción, comoquiera que la
misma se restringe a los casos en que sea expresamente atribuida por el
ordenamiento jurídico a las distintas autoridades, lo cual se explica si se tiene
en cuenta que ‘la incompetencia está entronizada en beneficio de los intereses
generales de los administrados contra los posibles abusos o excesos de poder
de parte de los gobernantes; por esta razón, el vicio de incompetencia no
puede sanearse”.
“Es por ello que la terminación unilateral a cuya aplicación obliga el artículo
45 de la Ley 80, mal podría ejercerse en casos distintos a los expresamente
previstos en esa norma legal.” 11
Por todos los argumentos antes dicho, la Entidad demanda no posee competencia para la
declaratoria unilateral de incumplimiento e imponer o hacer efectividad la cláusula penal
pecuniaria pactada en contrato, lo que genera trasgresión a la ley, por tanto, configura
causal para decretar, como lo ha hecho la jurisdicción en casos similares, la suspensión de
actos administrativos que hacen uso de facultades excepcionales en contratos no
autorizados por la ley, como lo es el contrato de consultoría.
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tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o
de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público
sin dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que
se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser
juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso.
En este orden de ideas, el Derecho al debido proceso como derecho fundamental contiene
un conjunto de prerrogativas en relación con garantías que tutelan diferentes intereses,
entre las que nos interesan por no habérsele dado cumplimiento en la actuación que
conllevó a las decisiones que se refutan:
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decisión, como también en la segunda decisión. Dicha actuación desconoce el
trámite señalado en la norma señalada, que por ser norma de procedimiento, se
constituye de orden público y de obligatorio cumplimiento.
Así, con la Expedición de las Resoluciones 321 del 9 de julio de 2018, la Entidad
demandada incorporó en la primera decisión como prueba para sancionar y declarar
incumplimiento, el pronunciamiento del interventor posterior a los descargos del
contratista y del garante, tal como se aprecia en la página 18 de dicha resolución, sin que
se conozca a la fecha el oficio o comunicación formal mediante el cual se comunicaron y
mucho menos sin habérsele otorgado oportunidad para su contradicción.
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servicio. Sin embargo, la Sala precisa, que demostrar la causal de
desviación de poder implica llevar al juzgador a la convicción plena de
que la intención de quien profirió el acto se alejó de la finalidad del buen
servicio y se usó con fines distintos a los previstos por la norma. Cuando
se invoca este vicio, necesariamente la prueba ha de encontrarse en circunstancias
anteriores a la determinación que se acusa, pues se trata de establecer,
precisamente, la intención del funcionario que expide el acto, que es previa a la
toma de la decisión. Se puede concluir, que el clima laboral no era precisamente el
más favorable, pues circundaban diferentes situaciones que impedían el desarrollo
normal de la Corporación, tales como, la suspensión del Director General, las
medidas que tomó el nominador en aras de conocer en qué condiciones se
encontraba la entidad y la exclusión del cuerpo directivo en la toma de decisiones.
En efecto, lo que se demostró a lo largo del plenario, fue que precisamente, esa falta
de confianza infundada ocasionó el despido del actor, pues si bien era cierto que la
entidad no estaba cruzando por el mejor momento, también lo es, que el nominador
encargado no buscó ningún acercamiento con algunos de sus subdirectores y
asesores en aras de encontrar estrategias tendientes a cumplir con los fines
propuestos por la entidad. Son estas capacidades, no solamente profesionales, las
que se encuentran inmersas en estos cargos directivos, pues se debieron buscar
arreglos pacíficos y gerenciales tendientes a adecuar el equipo de trabajo” 12
En este caso, se tiene que la Entidad demanda inicialmente inició un proceso a fin de
imponer una multa, modificó el contrato de interventoría con el único fin de que esta
promoviera el procedimiento para declarar el incumplimiento contractual cuando desde
antes había manifestado, que no las causas de la no terminación del contrato de
consultoría no obedecían a hechos imputables al contratista. Impusieron una sanción sin
competencia y desconociendo totalmente la jurisprudencia reiterada del Consejo de
Estado de vieja data y las disposiciones legales, amparándose en una interpretación
absurda del artículo 86 de la Ley 1474 de 2011, según para la SDH, esta norma ha
modificado el artículo 14 de la Ley 80 de 1993.
En lo que tiene que ver con el debido proceso administrativo, la jurisprudencia específicamente ha considerado que: “El derecho
al debido proceso administrativo se traduce en la garantía que comprende a todas las personas de acceder a un proceso justo y
adecuado, de tal manera que el compromiso o privación de ciertos bienes jurídicos por parte del Estado a sus ciudadanos no
pueda hacerse con ocasión de la suspensión en el ejercicio de los derechos fundamentales de los mismos. Es entonces la garantía
consustancial e infranqueable que debe acompañar a todos aquellos actos que pretendan imponer legítimamente a los sujetos
cargas, castigos o sanciones como establecer prerrogativas (Sentencia T-1263 de 2001). Si bien la preservación de los intereses
de la administración y el cumplimiento de los fines propios de la actuación estatal son un mandato imperativo de todos los
procedimientos que se surtan a este nivel, en cada caso concreto debe llevarse a cabo una ponderación que armonice estas
prerrogativas con los derechos fundamentales de los asociados” (Sentencia T-772 de 2003). De la aplicación del principio del
debido proceso se desprende que los administrados tienen derecho a conocer las actuaciones de la administración, a pedir y a
controvertir las pruebas, a ejercer con plenitud su derecho de defensa, a impugnar los actos administrativos y, en fin, a gozar de
todas las garantías establecidas en su beneficio. [Subrayas fuera de texto original]
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administración de justicia y transgrede los principios de igualdad, imparcialidad,
publicidad, moralidad y contradicción que gobiernan la actividad administrativa.”
Así, los actos administrativos expedidos por las autoridades no pueden encontrarse
motivados en fundamentos que se basan en aplicación de criterios de forma discrecional
o errónea como se dio en el caso bajo estudio. En ese sentido, la Sentencia SU - 917/10
del Magistrado Ponente JORGE IVÁN PALACIO PALACIO, consagra que:
Por último, como lo ha sostenido la Corte Constitucional, el control ante las actuaciones
groseras de las autoridades administrativas, es el instrumento que tienen los asociados
para enfrentar y someter la arbitrariedad que en este caso deja como consecuencia directa
la imposibilidad del accionante para ejercer su derecho de contradicción inherente al
derecho fundamental del debido proceso.
Según el artículo 31 de la Ley 80 de 1993, modificado por el artículo 218 de la ley 1474 de
2011, establece que los actos administrativos sancionatorios deberán publicarse en el
SECOP e inscribirse en el Registro Único de Proponentes llevado por la Cámara de
Comercio y al inscribirse tal decisión irregular y arbitraria atentaría contra el buen
nombre de las empresas consorciadas. Además, que impediría en gran medida el concurso
de contratos en el sector privado y una posible inhabilidad a la luz del artículo 90 de la Ley
1474 de 2011, en consideración a que las decisiones atacadas como es el incumplimiento
contractual, se encuentra previsto como causal de inhabilidad en determinadas
condiciones.
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V. PETICIÓN.
VI.- PRUEBAS
Le ruego a su Señoría tenga como pruebas las aportadas con he escrito de presentación
de la demanda y de la reforma de la demanda.
Cordialmente,
_____________________________________
FREDY JOSÉ AGÁMEZ BERRÍO
C.C. 80.074.480 de Bogotá
T.P. 161.932 del C.S.J.
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