Sei sulla pagina 1di 16

Bogotá D.C.

, 30 de octubre de 2018

Doctor
FRANKLIN PÉREZ CAMARGO
Magistrado Tribunal Administrativo Sección Tercera
E.S.D.

RADICACIÓN: 25-000-23-36-000-2018-00546-00
MEDIO DE CONTROL: CONTROVERSIAS CONTRACTUALES
DEMANDANTE: CONSORCIO ESTUDIOS TÉCNICOS URBANO
DEMANDADO: ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTA D.C. – SECRETARÍA
DISTRITAL DEL HÁBITAT
ACTUACIÓN: SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR – SUSPENSIÓN
PROVISIONAL DE LAS RESOLUCIONES N° 321 DEL 9 DE
JULIO DE 2018 Y LA RESOLUCIÓN N° 630 DEL 4 DE
OCTUBRE DE 2018.

FREDY JOSÉ AGÁMEZ BERRÍO, mayor de edad, domiciliado en la ciudad de Bogotá


D.C., identificado con la cédula de ciudadanía Nº. 80.074.480 de la ciudad de Bogotá D.C.,
portador de la tarjeta profesional de abogado Nº. 161.932 del Consejo Superior de la
Judicatura, en mi calidad de apoderado de CONSORCIO ESTUDIOS TÉCNICOS
URBANOS en adelante CETU, identificado con el NIT: 901.039.622-9 – 8, conformado
por I0 INGENIERÍA LTDA., identificada con NIT. 900058869 – 8 en proporción del
95% y PEBEL, identificado con el Nit.:900.923.211-3 en proporción del 5%, y estando
dentro del término establecido n el artículo 173 de la Ley 1437 de 2012. me permito
solicitar a su señoría procesa a decretar las medidas cautelares en virtud de lo previsto en
el artículo 229 a 233 de la Ley 1437 del 2011, con el fin de que se decrete, de conformidad
con el numeral 3 del artículo 230 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo, la suspensión provisional de la Resolución N° 321 del 9 de
julio de 2018 y la resolución N° 630 del 4 de octubre de 2018, expedida por la Secretaría
Distrital del Hábitat, mediante la cual haciendo uso de facultades excepcionales al derecho
común, declaró el incumplimiento del Contrato, hizo efectiva de manera unilateral la
cláusula penal pecuniaria y declaró la efectividad de la póliza de cumplimiento del
Contrato de Consultoría Nº. 536 de 2016, firmado entre las partes del presente
proceso.

I.- HECHOS, OMISIONES U OPERACIONES ADMINISTRATIVAS


INFRACTORES QUE DAN LUGAR A LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS
CAUTELARES DE SUSPENSIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO
DEMANDADO.

1. El 29 de diciembre de 2016 fue suscrito el Contrato de Consultoría No. 536 entre el


CETU y la SDHT.

1
2. El objeto del contrato 536 de 2016 es: ADELANTAR LOS ESTUDIOS (TÉCNICOS,
JURÍDICOS Y URBANOS) NECESARIOS PARA LA ETAPA PREVIA DE LOS
PROCESOS DE LEGALIZACIÓN URBANÍSTICA Y APOYAR EL PROCESO DE
ACOMPAÑAMIENTO SOCIAL DE LOS MISMOS.

3. El valor del contrato se pactó en una suma global, que incluye todos los gastos en
que deba incurrir el contratista para el cumplimiento del mismo, de acuerdo con la
oferta presentada por el CETU que hace parte integral del contrato (según la
consideración 5 del contrato que denota la integralidad del mismo).

4. El plazo de ejecución se fijó en seis meses.

5. El 29 de diciembre de 2016 fue suscrito el Contrato de Interventoría No. 532 entre


el CONSORCIO JHER DYGT y SDHT.

6. El 06 de enero de 2017 se firma el acta de inicio del contrato de Consultoría 536 de


2016 entre CETU y la SDHT.

7. El 06 de enero de 2017 se firma el acta de inicio del contrato de Consultoría 532 de


2016 entre el CONSORCIO JHER DYGT y SDHT.

8. El 04 de Julio de 2017 se firma la prórroga 1 del contrato de Consultoría 536 de


2016 entre el CETU y la SDHT por cuatro meses, renovándose la fecha de
terminación al 05 de noviembre de 2017.

9. El 04 de agosto de 2017 se firma la prórroga 1 del contrato de Consultoría 532 de


2016 entre el CONSORCIO JHER DYGT.

10. El 05 de septiembre de 2017 se firma la prórroga 2 y la modificación 1 del contrato


de Interventoría 532 de 2016 entre el CONSORCIO JHER DYGT y la SDHT.

11. La falta de traslado al consultor del informe final emitido por la Subdirección de
Barrios de la SDHT del 11 de mayo de 2018 (radicado interno 3-2018-02011), y con
alcance del 13 de junio de 2018 (radicado interno 3-2018-02821) en donde la
Subdirección se acoge al porcentaje de valoración del contrato presentado por el
interventor en oficio radicado 1-2017-103432, que es del 35.52%. Porcentaje este
que obedece a lo recibido hasta el 7 de noviembre de 2017, y no valora, entre otros
elementos, los documentos radicados por el consultor desde entonces y hasta abril
de 2018 en la SDHT.
12. Que, de manera irregular, la SDH, declaró unilateralmente el incumplimiento del
contrato de consultoría N° 536 de 2016, hizo efectiva la cláusula penal pecuniaria
y afectó la póliza única de cumplimiento del contrato, desconociendo lo establecido
en el artículo 14 de la Ley 80 de 1993, que no otorga la facultad de hacer uso de
facultades excepcionales en este tipo de contratos a las entidades públicas.
13. Que así mismo, la entidad pese a conocer de la existencia del presente proceso
judicial, en el cual se debate la liquidación del contrato y el incumplimiento de la
misma entidad contratante, procedió a seguir con el procedimiento sancionatorio,
y profirió una resolución en sede de reposición cuando ya no tenía competencia
para pronunciarse toda vez que, la demanda ya había sido admitida y notificada
por el órgano judicial competente.

2
14. Que, la Resolución que declaró el incumplimiento Resolución N° 321 del 9 de julio
de 2018, es violatoria del debido proceso, del derecho a la defensa y contradicción,
ya que, luego de las intervenciones de la defensa del Consultor y de la empresa
aseguradora, la SDH practicó una prueba solicitándole concepto a la interventoría
sobre los argumentos de defensa, sin que se le diera oportunidad al contratista de
controvertir dicho informe, es decir se permitió una réplica a la intervención de la
defensa sin que se garantizara el derecho a la contradicción.
15. Que la resolución N° 630 del 4 de octubre de 2018, es incongruente toda vez que,
en su parte resolutiva no confirma ni revoca la resolución N° 321 del 9 de julio de
2018 que declaró el incumplimiento e impuso la sanción con la cual se viola el
derecho al debido proceso del contratista.
16. Que, con violación al debido proceso, la SDH, decreto, práctico e incorporo al
expediente una prueba adicional en segunda instancia con violación al debido
proceso, toda vez que, bien como se puede observar en la Resolución N° 630 del 4
de octubre del 2018, página 38, con oficio C004-CE190-SDHT-20181002, cuya
referencia es “Respuesta de la interventoría al recurso de reposición a la Resolución
321 del 9 de julio de 2018 presentado por CETU en la CETU en la sesión de 24 de
septiembre en la audiencia iniciada el 8 de febrero de 2018”, comunicación de la
cual nunca se le notificó a mi representada, violando con todos los principios de la
prueba y del debido proceso, lo cual se constituye en una causal de nulidad de los
actos administrativos acusados.

III.- CONSIDERACIÓNES, FUNDAMENTOS DE DERECHO Y CONCEPTO DE


VIOLACIÓN

1.- VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY E INCOMPETENCIA DE LA


SECRETARÍA DISTRITAL DEL HÁBITAT PARA ADELANTAR EL
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONATORIO E IMPONER
SANCIONES DE MANERA UNILATERAL EN EL CONTRATO DE
CONSULTORIO N° 536 DEL 29 DE DICIEMBRE DE 2016.

La Secretaría Distrital del Hábitat de conformidad con lo establecido en los artículos 13,
14 de la Ley 80 de 1993 no posee competencia para imponer sanciones unilaterales en
contratos de consultoría, toda vez que, el artículo 14 del estatuto contractual no prevé que,
en los contratos de consultoría pueda hacerse uso de facultades excepcionales.

La declaratoria unilateral del incumplimiento contractual, la efectividad unilateral de la


cláusula penal pecuniaria, no son potestades previstas en nuestra legislación civil y
comercial y por tanto, son potestades excepcionales al derecho común y toda vez que,
dicha potestad excepcional debe seguir el principio general del derecho según el cual las
normas que establezcan reglas de excepción deben interpretarse y aplicarse de manera
restrictiva, al no estar autorizados mediante ley de la republica su utilización en este tipo
de contratos, la entidad estatal no se encuentra facultada para utilizar en contratos de
consultorías cláusulas excepcionales.

Es claro que entre las partes se pactó una clausula penal y que esta podía ser declarada
directamente por la Entidad Pública contratante directamente, sin embargo, dicho pacto
de ninguna manera puede sobrepasar lo establecido por la Ley materia de incumplimiento

3
contractual, pues la “autonomía de la voluntad” no habilitad al pacto de cláusulas no
permitidas por la Ley.

Así lo ha entendido el Consejo de Estado, entre otras, mediante la sentencia del 1 de


diciembre de 2008 Radicado 35827. Magistrado Ponente Enrique Gil Botero, concepto
que será ampliado en la Solicitud de Medida cautelar de Suspensión Provisional de los
actos administrativos.

3.2. Desde esa perspectiva, el principio de legalidad se erige como baluarte


orientador, ya que de conformidad con lo establecido en el artículo 6 de la
Constitución Política, los servidores públicos sólo pueden ejercer las funciones que
explícitamente están contenidas en la ley y, por lo tanto, son responsables por la
extralimitación en el ejercicio de sus funciones.

De otro lado, el principio de legalidad de la actuación administrativa, parte del


hecho de que toda potestad o facultad pública debe estar previamente consignada
o habilitada por la ley. Por consiguiente, en el caso concreto, es evidente que el
principio de la autonomía de la voluntad, es entendido como la posibilidad con que
cuentan las partes de un negocio jurídico de emitir, expresar y fijar libre y
voluntariamente los actos jurídicos privados1.

3.3. En consecuencia, es el principio de legalidad el que, en el caso concreto, debe


marcar la pauta a efectos de determinar si los actos administrativos demandados
controvierten, prima facie, el ordenamiento superior, concretamente los
postulados normativos contenidos en los artículos 29 superior, y 14 de la ley 80 de
19932.

3.4. Como se aprecia, en el asunto sub examine, de la simple comparación de los


actos demandados frente a las disposiciones contenidas en el artículo 14 de la ley
80 de 1993, se evidencia una trasgresión del ordenamiento jurídico, por cuanto, el
contrato de consultoría no es de aquellos en los cuales la norma haga referencia en
relación con la obligatoriedad o facultad de pactar la potestad exorbitante de la
caducidad.

En efecto, el artículo 14 del Estatuto de Contratación Pública, dispone:

“Para el cumplimiento de los fines de la contratación, las entidades estatales


al celebrar un contrato:

“1o. Tendrán la dirección general y la responsabilidad de ejercer el control


y vigilancia de la ejecución del contrato. En consecuencia, con el exclusivo
objeto de evitar la paralización o la afectación grave de los servicios públicos

1 “La teoría de la autonomía de la voluntad no se contenta con esta exaltación de la voluntad soberana creando las relaciones
jurídicas. Ella enseña que esta voluntad sólo debe limitarse por motivos imperiosos de orden público (art. 6 Cod. Civ.), que estas
restricciones deben reducirse al mínimo, que los intereses privados libremente discutidos concuerdan con el bien público y que
ninguna injusticia puede nacer del contrato, puesto que las obligaciones se asumen libremente.” PLANIOL y RIPERT “Droit Civil
Français”, Tomo VI, pág. 21. Ob. Cit. BERCAITZ, Miguel Ángel “Teoría General de los Contratos Administrativos”, Ed. Depalma,
1980, 2ª edición, pág. 27 y 28.
2 “El principio de legalidad de las prerrogativas de poder público es por consiguiente una constante en nuestro derecho… una vez

establecida la necesidad de un texto legal que autorice el ejercicio de la prerrogativa de la administración contratante hemos de
abordar el análisis del fundamento y de la naturaleza de las cláusulas excepcionales.” BENAVIDES, José Luis “El Contrato Estatal”,
Ed. Universidad Externado de Colombia, 1ª edición, pág. 334.

4
a su cargo y asegurar la inmediata, continua y adecuada prestación,
podrán en los casos previstos en el numeral 2 de este artículo, interpretar
los documentos contractuales y las estipulaciones en ellos convenidas,
introducir modificaciones a lo contratado y, cuando las condiciones
particulares de la prestación así lo exijan, terminar unilateralmente el
contrato celebrado.

“En los actos en que se ejerciten algunas de estas potestades excepcionales


deberá procederse al reconocimiento y orden de pago de las compensaciones
e indemnizaciones a que tengan derecho las personas objeto de tales
medidas y se aplicarán los mecanismos de ajuste de las condiciones y
términos contractuales a que haya lugar, todo ello con el fin de mantener la
ecuación o equilibrio inicial.

“Contra los actos administrativos que ordenen la interpretación,


modificación y terminación unilaterales, procederá el recurso de reposición,
sin perjuicio de la acción contractual que puede intentar el contratista,
según lo previsto en el artículo 77 de esta Ley.

“2o. Pactarán las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación,


interpretación y modificación unilaterales, de sometimiento a las leyes
nacionales y de caducidad en los contratos que tengan por objeto el ejercicio
de una actividad que constituya monopolio estatal, la prestación de
servicios públicos o la explotación y concesión de bienes del Estado, así como
en los contratos de obra.

“En los contratos de explotación y concesión de bienes del Estado se incluirá


la cláusula de reversión.

“Las entidades estatales podrán pactar estas cláusulas en los contratos de


suministro y de prestación de servicios.

“En los casos previstos en este numeral, las cláusulas excepcionales se


entienden pactadas aun cuando no se consignen expresamente.

“Parágrafo.- En los contratos que se celebren con personas públicas


internacionales, o de cooperación, ayuda o asistencia; en los
interadministrativos; en los de empréstito, donación y arrendamiento y en
los contratos que tengan por objeto actividades comerciales o industriales
de las entidades estatales que no correspondan a las señaladas en el
numeral 2o. de este artículo, o que tengan por objeto el desarrollo directo de
actividades científicas o tecnológicas, así como en los contratos de seguro
tomados por las entidades estatales, se prescindirá de la utilización de las
cláusulas o estipulaciones excepcionales.”

3.3. Es por ello que de la lectura del texto anterior, se tiene que el contrato de
consultoría no está contenido en ninguno de los grupos identificables a partir de la
citada regulación normativa, esto es: i) en los que se entienden pactadas las
cláusulas exorbitantes; ii) en los que las partes pueden estipularlas expresamente,
y iii) en los que no resulta o deviene procedente su estipulación, por expresa
prohibición legal.

5
En consecuencia, frente a un número plural de contratos estatales de diversa
índole, no existe regulación expresa por cuanto no se encuentran mencionados en
el citado artículo 14 ibídem.

Así las cosas, frente a esos precisos negocios jurídicos, la jurisprudencia de


la Sala ha puntualizado:

“En este contexto, y por exclusión, surge un cuarto grupo, constituido por
todos aquellos negocios jurídicos que no pertenecen a ninguno de los grupos
anteriores. Tal es el caso del contrato de consultoría, de comodato, de
leasing, etc., los cuales no están incluidos en ninguno de los tres grupos a
que alude expresamente la ley, de manera que, frente a ellos, es menester
precisar el régimen a que deben sujetarse desde el punto de vista de las
cláusulas excepcionales. Esta situación genera, necesariamente, el siguiente
interrogante: ¿es posible pactar las cláusulas exorbitantes en los contratos
que pertenecen a este cuarto grupo? Para la Sala la respuesta debe ser
negativa, por las siguientes razones: De un lado, porque, como se ha visto,
este tipo de poderes requiere, cuando menos, autorización legal para su
inclusión y posterior utilización, debido a la naturaleza que tienen estas
prerrogativas -por su carácter extraordinario e inusual, en relación con el
derecho común-, y, de otro, porque el legislador es el único que puede
disponer competencias para la expedición de actos administrativos en
desarrollo de los contratos estatales, actos que, como es sabido, constituyen
el mecanismo de ejercicio de las exorbitancias contractuales. De este modo,
en ejercicio de la autonomía de la voluntad privada no es posible constituir
este tipo de poderes, en contratos en los que la ley no ha impartido
autorización expresa, o excluirlos en los que el legislador los ha previsto
como obligatorios.”3

Queda claro entonces, como desde viaja data, el Consejo de Estado ha establecido de
manera clara, que en los contratos de consultorías no es posible hacer uso de ninguna
potestad excepcional al derecho común, por cuanto no se encuentra habilitado por la Ley
a ninguna Entidad Pública para su utilización.

Así mismo, no pueden ser de recibo las aseveraciones de la Entidad demanda, según la
cual la Ley 1474 de 2011 habilito a las Entidades Públicos para hacer uso de potestades
excepcionales en todo tipo de contratos; pues dicho cuerpo normativo en ninguna manera
modifico el artículo 14 de la Ley 80 de 1993, la anterior no es más que la interpretación
amañada de los funcionario de la Entidad para dar apariencia de legalidad a una actuación
irregular, queriendo justificar lo injustificable.

1.1.- EL CARÁCTER EXCEPCIONAL DE LA FACULTAD PARA DECLARAR


UNILATERALMENTE EL INCUMPLIMIENTO DEL CONTRATO Y HACER
EFECTIVA LA CLÁUSULA PENAL PECUNIARÍA.

3 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 30 de noviembre de 2006, exp. 30832, M.P. Alier E. Hernández Enríquez.

6
Ahora bien, conviene traer a colación también el carácter excepcional de la posibilidad de
declarar unilateralmente el incumplimiento contractual, para imponer multas o hacer
efectivas las cláusulas penas estipuladas en los contratos.

Dicho carácter excepcional no solo resulta del artículo 14 de la Ley 80 de 1993, sino de la
misma codificación establecida en el código civil, el cual no prevé esta posibilidad. Y sobre
la particular sebe hacer una nueva aclaración y es que, una cosa es la posibilidad legal
establecida en el código civil y de comercio de pactar multas y cláusulas penales y una muy
distinta la posibilidad de declarar unilateralmente el incumplimiento contractual e
imponer multar y hacer efectiva las cláusulas penales pecuniarias de manera unilateral,
estas últimas por supuesto, se encuentran reservadas al juez del contrato.

Es por ello que, la sanción unilateral impuesta por la SDH al CETU, resulta improcedente
desde todo punto de vista a la luz de la legislación colombiana, en cuantos los fundamentos
jurídicos de la improcedencia de la declaratoria de incumplimiento y la efectividad de la
cláusula penal pecuniaria, es clara desde el punto de vista legal y jurisprudencial la falta
de competencia de las partes contratantes en el presente caso para imponer sanciones de
forma unilateral ante un presunto incumplimiento de una de las partes, en aquellos
contratos estatales en los cuales autoriza su utilización.

Ha tenido suficiente desarrollo jurisprudencial la naturaleza jurídica de la facultad de


imponer unilateralmente sanciones al contratista incumplido, y en dicho sentido, el
Consejo de Estado no ha dudado en declarar dicha facultad como excepcional en las
normas de derecho común, es decir, que no se encuentran previstas en la legislación civil
y comercial.
Al respecto ha sostenido el Consejo de Estado:

“Las cláusulas exorbitantes o excepcionales son estipulaciones que confieren


derechos u obligaciones que en el marco de las leyes comunes o comerciales no
podrían ser consentidas libremente por el desequilibrio o desigualdad que podrían
generar en las relaciones contractuales, en las cuales, en principio, prima el estado
de igualdad y la autonomía de la voluntad de las partes. Estas cláusulas o poderes
excepcionales suponen que una de las partes en la relación contractual se ponga en
una posición más privilegiada o dominante, ya que, al ser ajenas a los principios
de libertad contractual, igualdad y autonomía de la voluntad, resultan
convirtiéndose en imposiciones que no son objeto de negociación o acuerdo
voluntario entre las partes.

Debido a que las cláusulas o poderes excepcionales o exorbitantes suponen una


imposición y el quebrantamiento de la igualdad entre las partes contratantes, su
fuerza vinculante no encuentra su sustento en el acuerdo voluntario que constituye
ley para las partes 4 , como sucede en los contratos sometidos estrictamente al
derecho común, sino que proviene de la ley o de una norma superior que autoriza
y confiere esa facultad a un sujeto determinado bajo el cumplimiento de ciertos
requisitos previamente definidos5.

4 Artículo 1602 del Código Civil. Los contratos son ley para las partes. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
5 “La exorbitancia entonces, dentro del contexto analizado, proviene de la ley y no de la voluntad de los implicados, pues el imperio

de una de las partes, acompañado de jurisdicción, competencia y decisión previa obligatoria sobre la otra, no puede provenir de
la autonomía de un pacto, sino de expresa habilitación legal.” PALACIO JARAMILLO, María Teresa. Revista de Derecho Público
n.º 17. Aspectos controversiales de la contratación estatal. Cláusulas excepcionales. Bogotá, Uniandes, 2004, p. 104.

7
En el ordenamiento jurídico colombiano se encuentra que el Estatuto General de la
Contratación Estatal –Ley 80 de 1993, modificada por la Ley 1150 de 2007-
estableció que únicamente las entidades públicas sometidas en su actividad
contractual a sus disposiciones pueden pactar a su favor, bajo el cumplimiento de
ciertos requisitos, las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación,
interpretación y modificación unilaterales, de sometimiento a las leyes nacionales,
de caducidad, de reversión 6 y de imposición unilateral de multas 7 ,
determinación que excluye de entrada el pacto de cláusulas
excepcionales en contratos celebrados entre particulares o en contratos que
no se encuentren sometidos a las reglas establecidas en el Estatuto
General de Contratación Estatal.

La facultad para declarar incumplimiento, imponer multas y hacer efectiva la cláusula


penal pecuniaria en forma unilateral por parte de la administración en los contratos
estales, constituye una facultad exorbitante y extraña al derecho común. Y en tales
circunstancias, para su imposición en forma unilateral, requiere no solo el acuerdo de
voluntades para ser pactadas en el contrato, sino también de autorización legal para su
imposición en forma unilateral por una de las partes.

En este sentido, el Consejo de Estado ya en multiplex decisiones ha dejado en


forma clara, la imposición unilateral de sanciones por parte de la
administración constituye el uso de una faculta excepcional a las normas de
derecho civil y comercial y que por tanto su imposición debe obedecer a un
mandato legal y expreso, toda vez que, es un principio de derecho que las
normas exceptivas tiene aplicación restrictiva y por tanto su utilización legal
solo es posible en los casos taxativamente autorizados en las normas legal,
sin lugar a interpretaciones analógicas o extensivas.

En ese orden de ideas, sobre la naturaleza jurídica de la faculta de imposición unilateral


de las multas el Consejo de Estado, en sentencia del siete (7) de octubre de dos mil nueve
(2009), Expediente 250002326000199501699-01 (17.936). C.P. RUTH STELLA
CORREA PALACIO, sentó la siguiente posición.

6 Artículo 14. De los medios que pueden utilizar las entidades estatales para el cumplimiento del objeto contractual. Para el
cumplimiento de los fines de la contratación, las entidades estatales al celebrar un contrato:
(…)
2o. Pactarán las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación, interpretación y modificación unilaterales, de
sometimiento a las leyes nacionales y de caducidad en los contratos que tengan por objeto el ejercicio de una actividad que
constituya monopolio estatal, la prestación de servicios públicos o la explotación y concesión de bienes del Estado, así como en
los contratos de obra. En los contratos de explotación y concesión de bienes del Estado se incluirá la cláusula de reversión.
Las entidades estatales podrán pactar estas cláusulas en los contratos de suministro y de prestación de servicios.
En los casos previstos en este numeral, las cláusulas excepcionales se entienden pactadas aún cuando no se consignen
expresamente. (…)

7 De conformidad con lo establecido en el parágrafo del artículo 17 de la Ley 1150 de 2007, la cláusula penal y las multas podrán
hacerse efectivas de manera unilateral por las entidades estatales. Esta norma señala: Artículo 17. Del derecho al debido
proceso. El debido proceso será un principio rector en materia sancionatoria de las actuaciones contractuales. En desarrollo de lo
anterior y del deber de control y vigilancia sobre los contratos que corresponde a las entidades sometidas al Estatuto General de
Contratación de la Administración Pública, tendrán la facultad de imponer las multas que hayan sido pactadas con el objeto de
conminar al contratista a cumplir con sus obligaciones. Esta decisión deberá estar precedida de audiencia del afectado que deberá
tener un procedimiento mínimo que garantice el derecho al debido proceso del contratista y procede sólo mientras se halle
pendiente la ejecución de las obligaciones a cargo del contratista. Así mismo podrán declarar el incumplimiento con el propósito
de hacer efectiva la cláusula penal pecuniaria incluida en el contrato. Parágrafo. La cláusula penal y las multas así impuestas, se
harán efectivas directamente por las entidades estatales, pudiendo acudir para el efecto entre otros a los mecanismos de
compensación de las sumas adeudadas al contratista, cobro de la garantía, o a cualquier otro medio para obtener el pago,
incluyendo el de la jurisdicción coactiva.

8
“…Sin embargo, al reexaminar el asunto, nuevamente la jurisprudencia viró para
concluir que, en atención al principio de legalidad que rige estos poderes, carecía la
Administración Pública de competencia para introducir multas en el
contrato como cláusulas excepcionales al derecho común y para imponerlas
unilateralmente porque la ley vigente no establecía la facultad del Estado
para incluir como cláusulas excepcionales la de multas o la penal pecuniaria, sin
perjuicio de que en ejercicio de la autonomía de la voluntad se pudieran pactar, pero no
como cláusulas excepcionales y de imposición unilateral, dado que para ello deberá
acudir al juez del contrato a efectos de solicitar su imposición; este criterio se adoptó por
la Corporación en Sentencia de 20 de octubre de 2005, la cual sustentó así:

"...Según se observa, ni en ésta, ni en ninguna otra disposición de la misma Ley 80,


se establece la facultad del Estado para incluir como cláusulas excepcionales la de
multas o la penal pecuniaria, de donde se infiere que la derogatoria que se hizo del
Decreto 222, incluyó así mismo la de estas dos figuras como potestades
excepcionales del Estado. No obstante lo anterior, no quiere ello decir que las partes,
en ejercicio de la autonomía de la voluntad no las puedan pactar, tal y como se
manifestó en precedencia y fue establecido por esta Sala mediante providencias de
4 de junio de 1998 y del 20 de junio de 2002, pero lo que no puede hacer, y en este
sentido se recoge la tesis consignada en éstas mismas providencias, es pactarlas
como potestades excepcionales e imponerlas unilateralmente, pues según se vio,
dicha facultad deviene directamente de la ley y no del pacto o convención contractual
y, a partir de la ley 80, tal facultad fue derogada. Por tanto, cuando quiera que
habiendo sido pactadas las multas o la cláusula penal conforme a la
legislación civil y comercial vigente, la administración llegare a percibir
un incumplimiento del contrato, deberá acudir al juez del contrato a
efectos de solicitar la imposición de la correspondiente multa o cláusula
penal, en aplicación de lo previsto por el artículo 13 de la Ley 80 de 1993,
pues, se insiste, carece el Estado de competencia alguna para
introducirlas en el contrato como cláusulas excepcionales al derecho
común y, de contera, para imponerlas unilateralmente."

Por lo tanto, aunque la sentencia en cita reconoce la viabilidad de que las partes de un
contrato estatal pacten las multas y la cláusula penal para apremiar o sancionar el
incumplimiento del contratista, no admite la posibilidad en vigencia de la Ley 80 de 1993
de que la Administración las imponga unilateralmente y declare el incumplimiento del
contrato para hacer efectiva las multas o cláusula penal. Es decir, bajo la Ley 80 de 1993
-original- no es posible la imposición y el decreto unilateral de las multas por las
entidades públicas, por carecer de la atribución legal de una competencia expresa que
las habilitara para el ejercicio de ese poder sancionatorio y exorbitante”.

“Conviene, entonces, afirmar que, aunque el tema de las multas no tuvo un tratamiento
uniforme en cuanto su tipicidad legal, esto es, acerca de su procedencia e imposición como
facultad exorbitante, no cabe ya duda sobre su existencia y la posibilidad de ejercerla con
ese carácter por la Administración en materia de contratación pública, pues, pese a que se
origina en la voluntad de las partes en tanto debe pactarse una estipulación en tal sentido,
tiene un tratamiento excepcional para su aplicación y cobro en virtud de la
citada ley, en la que se privilegió los principios de legalidad, igualdad y debido proceso”.

9
1.2.- Perdida de competencia temporal para la toma de decisión de un
contrato terminado cuya liquidación se ha demandado.

Así mismo, se incurrió en dicha causal toda vez que, para el nuevo de julio de 2018 fecha
en la cual se expidió la primera decisión Resolución 321, ya se encontraba admitida la
demanda y notificada mediante estado electrónico a la demandada y si bien no se había
notificado personalmente, si tenían conocimiento de dicha situación y así se les hizo saber,
a la vez que, para la expedición de la segunda decisión aquí demandada, Resolución N°
630 del 4 de octubre de 2018, si se encontraba notificada personalmente la demanda y por
tanto no se podía seguir adelante con el procedimiento.

Toda vez que, es el juez administrativo el competente para conocer todas las controversias
del contrato para su liquidación, y toda vez que desde las pretensiones se formuló el
incumplimiento de la Entidad contratante, menos aún le asiste razón a la Entidad en
declarar el incumplimiento del contrato.

Ahora bien, en concordancia con lo establecido en los artículos 237 a 239, en


consideración a que la demanda sobre la liquidación del contrato se encontraba admitida
y notificada conforme a la ley, y al haber expedido la administración un acto
administrativo sancionatorio que impedía la liquidación del contrato, no queda otro
camino que igualmente demandar los actos irregularmente expedidos, a través de la
reforma a la demanda presentada y solicitar sus suspensión provisional, circunstancia que
sin duda evita la indefinición y el vaivén a la demandante que bien podría convertirse en
una negación al derecho de acceso a la administración de justicia, al dejar por fuera de la
jurisdicción un acto administrativo expedido luego de demandada la liquidación del
contrato.

Las normas sobre competencias para la expedición actos son orden público y no solo es
aplicable en instancias jurisdiccionales, sino también en el nivel administrativo, por lo
cual exige un control de aquellos eventos en los cuales éstas se transgreden, comoquiera
que la incompetencia se constituye en la más grave ilegalidad.

En ese orden de ideas, la jurisprudencia sobre la materia ha sido clara y precisa al exponer
las consecuencias de la falta de competencia en materia de contratos del estado.

“En virtud del principio de legalidad 8 , principio básico en un Estado de


derecho, las competencias de cada uno de los órganos y autoridades de la
Administración Pública deben encontrarse asignadas por la Constitución
Política o la ley de manera expresa, tal como lo ordena la Carta en sus
artículos 4, 6, 121 y 122, lo cual impone que toda actuación de dichos órganos
se encuentre sometida al imperio del derecho, presupuesto indispensable para
la validez de los actos administrativos.

La jurisprudencia de la Sección Tercera 9 ha enseñado que la competencia


constituye el primero y más importante requisito de validez de la actividad
administrativa, asumiendo que la incompetencia configura la regla general

8 Nota original: La legalidad ha sido definida por Georges Vedel como “la cualidad de lo que es conforme a la ley. La legalidad
expresa así la conformidad al derecho y es sinónimo de regularidad jurídica” Cfr. VEDEL, Georges, Derecho Administrativo,
traducción de la sexta edición francesa, Biblioteca Jurídica Aguilar, Madrid, 1980, p. 219.
9 Nota original: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 16 de febrero de 2006;

Consejero Ponente: Ramiro Saavedra Becerra; Expediente: 13414.

10
mientras que la competencia constituye la excepción, comoquiera que la
misma se restringe a los casos en que sea expresamente atribuida por el
ordenamiento jurídico a las distintas autoridades, lo cual se explica si se tiene
en cuenta que ‘la incompetencia está entronizada en beneficio de los intereses
generales de los administrados contra los posibles abusos o excesos de poder
de parte de los gobernantes; por esta razón, el vicio de incompetencia no
puede sanearse”.

Igualmente ha puntualizado sobre el vicio de incompetencia lo siguiente10:

“La actividad contractual de la Administración no escapa al principio de


legalidad, toda vez que en este ámbito sus actuaciones también deben
someterse a claras y precisas competencias que se encuentran atribuidas por
la ley, normas de orden público y de obligatorio cumplimiento, máxime
cuando se trata del ejercicio de prerrogativas que detenta la entidad estatal
contratante; así pues, las facultades que por atribución legal ejercen las
entidades del Estado cuando se relacionan con los particulares, mediante la
contratación, requieren definición legal previa y expresa de la ley, puesto que
es la propia ley la que establece los límites a la autonomía de la voluntad.

“Es por ello que la terminación unilateral a cuya aplicación obliga el artículo
45 de la Ley 80, mal podría ejercerse en casos distintos a los expresamente
previstos en esa norma legal.” 11

Por todos los argumentos antes dicho, la Entidad demanda no posee competencia para la
declaratoria unilateral de incumplimiento e imponer o hacer efectividad la cláusula penal
pecuniaria pactada en contrato, lo que genera trasgresión a la ley, por tanto, configura
causal para decretar, como lo ha hecho la jurisdicción en casos similares, la suspensión de
actos administrativos que hacen uso de facultades excepcionales en contratos no
autorizados por la ley, como lo es el contrato de consultoría.

2.- VIOLACIÓN AL DEBIDO PROCESO, EXPEDICIÓN IRREGULAR DEL


ACTO ADMINISTRATIVO DEMANDADO CON DESCONOCIMIENTO DEL
DERECHO DE AUDIENCIA Y DEFENSA.

El derecho constitucional al debido proceso, se encuentra consagrado en nuestra


constitución, como un derecho fundamental aplicable a toda actuación judicial y
administrativa, compuesto por diferentes valores éticos como garantía democrática en
nuestro estado de derecho. Puntualmente consagra el respectivo derecho:

ARTICULO 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones


judiciales y administrativas. Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes
preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con
observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio. En
materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará
de preferencia a la restrictiva o desfavorable. Toda persona se presume inocente
mientras no se la haya declarado judicialmente culpable. Quien sea sindicado

10 Sentencia de 16 de febrero de 2006, Exp. 13414, M.P. Ramiro Saavedra Becerra.


11CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia de agosto 29 de 2007. Exp.
15.324. C.P. Mauricio Fajardo Gómez.

11
tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o
de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público
sin dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que
se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser
juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso.

(…)” (Subrayado y Negrillas fuera de texto).

El Derecho al debido proceso ha sido desarrollado de manera amplia por la jurisprudencia


nacional, así por ejemplo en la Sentencia C-371/11 siendo Magistrado Ponente LUÍS
ERNESTO VARGAS SILVA, consagra la Corporación “(…) ha explicado que el derecho al
debido proceso se descompone en varias garantías que tutelan diferentes intereses ya
sea de los sujetos procesales, o de la colectividad a una pronta y cumplida justicia. Entre
ellas, el artículo 29 de la Constitución, en forma explícita consagra tanto el principio de
celeridad, como el derecho de contradicción y controversia probatoria. (…) En
desarrollo de estos principios, de un lado los procesos deben tener una
duración razonable y, de otro, deben establecer mecanismos que permitan
a los sujetos procesales e intervinientes controvertir, en condiciones de
igualdad, las pruebas presentadas, así como los argumentos de hecho y de
derecho que se aduzcan en su contra.”

En análogo sentido en la Sentencia C-610/12 del Magistrado Ponente LUIS ERNESTO


VARGAS SILVA, en tratándose de las finalidades perseguidas en la garantía del Debido
proceso Administrativo, argumentó: “(…) Mientras el primero busca la resolución de
conflictos de orden jurídico, o la defensa de la supremacía constitucional o del principio
de legalidad, el segundo tiene por objeto el cumplimiento de la función
administrativa en beneficio del interés general. Esta dualidad de fines hace que
el procedimiento administrativo sea, en general, más ágil, rápido y flexible que el
judicial, habida cuenta de la necesaria intervención de la Administración en diversas
esferas de la vida social que requieren de una eficaz y oportuna prestación de la función
pública. No obstante, paralelamente a esta finalidad particular que persigue cada uno
de los procedimientos, ambos deben estructurarse como un sistema de
garantías de los derechos de los administrados, particularmente de las
garantías que conforman el debido proceso”. (Subrayas y negrillas fuera de
texto)

En este orden de ideas, el Derecho al debido proceso como derecho fundamental contiene
un conjunto de prerrogativas en relación con garantías que tutelan diferentes intereses,
entre las que nos interesan por no habérsele dado cumplimiento en la actuación que
conllevó a las decisiones que se refutan:

1. La observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio, dado


que en el caso que nos ocupa y dado que posterior al debate probatorio establecido
en audiencia y según lo establecido en el artículo 86 numerales “b” y “c” de la Ley
1474 de 2011. En tal sentido, dichos numerales, no establece que luego de las
intervenciones de la defensa y aseguradora, la Entidad contratante solicite
pronunciamiento a la interventoría sobre los argumentos precisamente de la
defensa. Es decir, se sorprendió al consorcio consultor con un nuevo procedimiento
que tramitado a sus espaldas y que fue usado en su contra tanto en la primera

12
decisión, como también en la segunda decisión. Dicha actuación desconoce el
trámite señalado en la norma señalada, que por ser norma de procedimiento, se
constituye de orden público y de obligatorio cumplimiento.

2. Ritualidad en el acervo probatorio, desconocimiento del trámite para decreto


y práctica de pruebas dentro de un procedimiento y pos su puesto desconocimiento
total, de la posibilidad de decretar pruebas en segunda instancia. No se justifica,
como el equipo jurídico de la Entidad acusada, desconoce un principio elemental
como lo son las oportunidades probatorias y la posibilidad decretar nuevas pruebas
de oficio. La entidad, no decretó los oficios de la interventoría ni en la primera
decisión ni en la segunda decisión y mucho menos las incorporó a la actuación,
simplemente de una manera arbitraria las utilizó para violentar el derecho a la
defensa a hacerlas fundamento de su decisión.

3. Garantía del derecho de contradicción, derecho a todas luces vulnerado


cuando toma como fundamente de sus decisiones dos conceptos de la
interventoría, uno en cada decisión, a espalda de la contratista y su asegurador, no
les dio oportunidad para conocerlo y controvertirlo, no dio traslado de dicho oficio
que hasta esa fecha se desconocía que se iba a usar como fundamento de la decisión
un nuevo pronunciamiento de la firma interventora.

Así, con la Expedición de las Resoluciones 321 del 9 de julio de 2018, la Entidad
demandada incorporó en la primera decisión como prueba para sancionar y declarar
incumplimiento, el pronunciamiento del interventor posterior a los descargos del
contratista y del garante, tal como se aprecia en la página 18 de dicha resolución, sin que
se conozca a la fecha el oficio o comunicación formal mediante el cual se comunicaron y
mucho menos sin habérsele otorgado oportunidad para su contradicción.

Posteriormente en el trámite del recurso de reposición, resuelto mediante la Resolución


N° 630 del 4 de octubre de 2018, se consideró una prueba adicional de la cual no se dio
traslado ni oportunidad al contratante para su defensa, oficio de la Interventoría N° C004-
CE190-SDHT-20181002, citado en la segunda resolución.

Dichas actuaciones denotan un total desconocimiento del derecho procesal


administrativo, del derecho de defensa y contradicción consagrado en el artículo 29
constitucional.

3.- DESVIACIÓN DE PODER

Es importante precisar, lo que el Consejo de Estado ha señalado en relación a la desviación


o abuso de poder, que es bien aplicable en su totalidad al caso que ahora nos ocupa:

“El fenómeno de desviación de poder se puede presentar, aun en los actos


administrativos de naturaleza discrecional, pues tal prerrogativa no puede
ejercerse de manera arbitraria o exceder los lineamientos previstos en el
ordenamiento jurídico; por consiguiente, además de los requisitos objetivos que
legalmente se exigen, es preciso que el retiro esté inspirado en razones del buen

13
servicio. Sin embargo, la Sala precisa, que demostrar la causal de
desviación de poder implica llevar al juzgador a la convicción plena de
que la intención de quien profirió el acto se alejó de la finalidad del buen
servicio y se usó con fines distintos a los previstos por la norma. Cuando
se invoca este vicio, necesariamente la prueba ha de encontrarse en circunstancias
anteriores a la determinación que se acusa, pues se trata de establecer,
precisamente, la intención del funcionario que expide el acto, que es previa a la
toma de la decisión. Se puede concluir, que el clima laboral no era precisamente el
más favorable, pues circundaban diferentes situaciones que impedían el desarrollo
normal de la Corporación, tales como, la suspensión del Director General, las
medidas que tomó el nominador en aras de conocer en qué condiciones se
encontraba la entidad y la exclusión del cuerpo directivo en la toma de decisiones.
En efecto, lo que se demostró a lo largo del plenario, fue que precisamente, esa falta
de confianza infundada ocasionó el despido del actor, pues si bien era cierto que la
entidad no estaba cruzando por el mejor momento, también lo es, que el nominador
encargado no buscó ningún acercamiento con algunos de sus subdirectores y
asesores en aras de encontrar estrategias tendientes a cumplir con los fines
propuestos por la entidad. Son estas capacidades, no solamente profesionales, las
que se encuentran inmersas en estos cargos directivos, pues se debieron buscar
arreglos pacíficos y gerenciales tendientes a adecuar el equipo de trabajo” 12

En este caso, se tiene que la Entidad demanda inicialmente inició un proceso a fin de
imponer una multa, modificó el contrato de interventoría con el único fin de que esta
promoviera el procedimiento para declarar el incumplimiento contractual cuando desde
antes había manifestado, que no las causas de la no terminación del contrato de
consultoría no obedecían a hechos imputables al contratista. Impusieron una sanción sin
competencia y desconociendo totalmente la jurisprudencia reiterada del Consejo de
Estado de vieja data y las disposiciones legales, amparándose en una interpretación
absurda del artículo 86 de la Ley 1474 de 2011, según para la SDH, esta norma ha
modificado el artículo 14 de la Ley 80 de 1993.

Según lo expresa el Magistrado MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO en Sentencia C-


012/13, la vulneración de un debido proceso administrativo [en concordancia con la
Sentencia SU.917/10 13 “(…) supone también la violación del derecho de acceso a la

12 CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO.


SECCIÓN SEGUNDA. SUBSECCIÓN B. Consejero Ponente: DR. VÍCTOR HERNANDO ALVARADO ARDILA. Bogotá D. C.,
veinticuatro (24) de marzo de dos mil once (2011). Radicación número: 19001-23-31-000-2004-00011-01(1587-09). Actor:
ALBERTO JOSÉ TORRES. Demandando: CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL CAUCA
13 En sentencia SU - 917/10 del Magistrado Ponente JORGE IVÁN PALACIO PALACIO se afirmó:

En lo que tiene que ver con el debido proceso administrativo, la jurisprudencia específicamente ha considerado que: “El derecho
al debido proceso administrativo se traduce en la garantía que comprende a todas las personas de acceder a un proceso justo y
adecuado, de tal manera que el compromiso o privación de ciertos bienes jurídicos por parte del Estado a sus ciudadanos no
pueda hacerse con ocasión de la suspensión en el ejercicio de los derechos fundamentales de los mismos. Es entonces la garantía
consustancial e infranqueable que debe acompañar a todos aquellos actos que pretendan imponer legítimamente a los sujetos
cargas, castigos o sanciones como establecer prerrogativas (Sentencia T-1263 de 2001). Si bien la preservación de los intereses
de la administración y el cumplimiento de los fines propios de la actuación estatal son un mandato imperativo de todos los
procedimientos que se surtan a este nivel, en cada caso concreto debe llevarse a cabo una ponderación que armonice estas
prerrogativas con los derechos fundamentales de los asociados” (Sentencia T-772 de 2003). De la aplicación del principio del
debido proceso se desprende que los administrados tienen derecho a conocer las actuaciones de la administración, a pedir y a
controvertir las pruebas, a ejercer con plenitud su derecho de defensa, a impugnar los actos administrativos y, en fin, a gozar de
todas las garantías establecidas en su beneficio. [Subrayas fuera de texto original]

14
administración de justicia y transgrede los principios de igualdad, imparcialidad,
publicidad, moralidad y contradicción que gobiernan la actividad administrativa.”

Así, los actos administrativos expedidos por las autoridades no pueden encontrarse
motivados en fundamentos que se basan en aplicación de criterios de forma discrecional
o errónea como se dio en el caso bajo estudio. En ese sentido, la Sentencia SU - 917/10
del Magistrado Ponente JORGE IVÁN PALACIO PALACIO, consagra que:

“La discrecionalidad que excepcionalmente otorga la ley nunca es


absoluta, con lo cual se evita que se confunda con la arbitrariedad y el
capricho del funcionario. La discrecionalidad relativa atenúa entonces la
exigencia de motivación de ciertos actos, aun cuando no libera al funcionario
del deber de obrar conforme a los principios constitucionales y legales
que rigen la función administrativa y podrían dar lugar a la nulidad
de actos por desviación de poder o por las causales previstas en el
artículo 84 del CCA.” [Subrayas y negrillas fuera de texto original – entiéndase
causales del hoy vigente C.P.A.C.A, Ley 1137 de 2011]

Por último, como lo ha sostenido la Corte Constitucional, el control ante las actuaciones
groseras de las autoridades administrativas, es el instrumento que tienen los asociados
para enfrentar y someter la arbitrariedad que en este caso deja como consecuencia directa
la imposibilidad del accionante para ejercer su derecho de contradicción inherente al
derecho fundamental del debido proceso.

IV.- URGENCIA Y NECESIDAD DE QUE SE DECRETEN LAS CAUTELAS


SOLICITADAS

De conformidad con lo establecido en el artículo 231 numeral 4 literal “a”, de no llegarse


a decretar la suspensión provisional, de dichos actos administrativos generarían un mayor
perjuicio a los ya sufridos por la empresa I0 Ingeniería LTDA., como miembro del
Consorcio Estudios Técnicos Urbanos, empresa que se encuentra en restructuración de
pasivos como se probó según certificado de existencia y representación aportado en la
demanda. A la fecha la entidad pese a reconocer un porcentaje de ejecución del contrato,
se ha negado al pago del mismo, con el agravante que, la SDH decidió anular los
certificados de disponibilidad presupuestal y registros presupuestales del contrato, con
los que se supone que debería sufragar los gastos del contrato en el porcentaje ejecutado.

Según el artículo 31 de la Ley 80 de 1993, modificado por el artículo 218 de la ley 1474 de
2011, establece que los actos administrativos sancionatorios deberán publicarse en el
SECOP e inscribirse en el Registro Único de Proponentes llevado por la Cámara de
Comercio y al inscribirse tal decisión irregular y arbitraria atentaría contra el buen
nombre de las empresas consorciadas. Además, que impediría en gran medida el concurso
de contratos en el sector privado y una posible inhabilidad a la luz del artículo 90 de la Ley
1474 de 2011, en consideración a que las decisiones atacadas como es el incumplimiento
contractual, se encuentra previsto como causal de inhabilidad en determinadas
condiciones.

15
V. PETICIÓN.

En consideración a los anteriores fundamentos, comedidamente le solicito al H.


Magistrado decretara la Suspensión provisional de las Resoluciones N° 321 del 9 de julio
de 2018 y la resolución N° 630 del 4 de octubre de 2018, mediante las cuales se declaró el
incumplimiento del contrato de consultoría Nº. 536 de 2016 celebrado entre la Secretaría
Distrital del Hábitat de Bogotá D.C., y el Consorcio Estudios Técnicos Urbanos, se hizo
efectiva la cláusula penal pecuniaria y se afectó la póliza del contrato en su amparo de
cumplimiento.

VI.- PRUEBAS

Le ruego a su Señoría tenga como pruebas las aportadas con he escrito de presentación
de la demanda y de la reforma de la demanda.

Cordialmente,

_____________________________________
FREDY JOSÉ AGÁMEZ BERRÍO
C.C. 80.074.480 de Bogotá
T.P. 161.932 del C.S.J.

16

Potrebbero piacerti anche