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Schmitter
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Philippe C. Schniitter ' ¿Continúa el siglo del corporativismo?
sivo" entonces podrá. tener muy poca o ninguna iitilidad para fines
de comparación sistemática. Esto no equivale a decir que de alguna
inanera debamos obligar a que quienes empleen este concepto dejen,
de hacer declaraciones evaluativas, o hasta de expresar enkrgicas
reacciones normativas a sil papel y consecuencias. En la actualidad,
he estudiado varios sistemas corporativistas y llegado abiertamente
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Philippe C. Scliniitter , ¿Continúa el siglo del corporativisnio?
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22 Philippe C. Sclimiiter ' .. ¿continúa el siglo del corporativismo?
subtinidades corporativas, sino construidos sobre una gran variedad . .. -.. Otra tendencia. más en la revivida discu
de "órganos" qrie iban desde las c u h s yfrulias de la ciudad antigua
de Fuste1 de Coulange,ll Iiasta las órdenes "metálicas" de excelencia
moral de la ciudad ideal cle Platón,l2 los tres a cinco sistemas de varios
regímenes antiguos,iJlas falanges de Fourierl4 o lasr&giorisde Robert
LaFont,ls y las comunidades autónomas plurales de Percival y Paul
Goodman o Gar Alperovitz.~GSi aceptamos que una característica
especial del corporativisnio moderno (a la vez, en la ideologia y la
práctica) afecta el papel de las asociaciones dc interesesfitr~ci~~nales,
eiitoiices no es más que uiia de las muchas unidades estructurales
posibles; por ejemplo, familiares, territorial-comunitarias, inorales,
religiosas, "produccionistas", etc., qiie pueden intervenir en el esta-
blecimiento de u i i "Estado orgánico". Subrayar esta macrocaracte-
rística coritribi;ye niuy poco a especificar las relaciones concretas de
autoridad, influencia y represeiitación, salvo para diferenciarlas de Existen dimensiones iiiteresantes y sobresalientes de las sociedades,
nociones no menos vagas del "Estado mecánico".
Ida relación del corporativismo en las políticas de interés con un i .::
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coi1 cl gobicrno auioriiario. V6asc cl capíiulo linal dc mi obra It~rcrcsi.Con;licr atid
tipo global específico de régirnen político es una cuestión mucho mhs Po~iricalClrorrge ir1 Brnzil (Sianforcl, 1971); taiiibi611,"Pailis to Political Dcvclopmeni
complicada (y, en mi opinióii, más interesante). Por razones que in L:iiin Anlerica", cn Procecditig O[ 11ic Anicricati Academy, xxx, núni. 4 (IY72),
espero llegar611a ser obvias en el transcurso de este ensayo, me ha
parecido más útil definirlo conio un sistema general, coinpleto y
observable de representación de intereses que es "coinpatible" con
diversos tipos de régimen, es decir, con diferentes sistemas de paríi-
dos, variedades de ideología gobernante, niveles de movilización
política, gaiiias diversas de pollticas piiblicas, etc. Entonces, trataré
dc especificar distintos sirbtipo.~de i.epreseiitación corporativa que
Philippe C. Schmitter
en y por sí mismas, pero no parecei! tener ninguna asociación directa Es obvio que una definición tan elaborada es una descripción de
con el fenómeno en el cual recomiendo que enfoquemos nuestra tipo ideal,zJuna ~oiistrucciónheurística y Iógico-analítica compuesta
atención con el concepto de corporativismo. de una gran variedad d e elementos teórica e hipoteticamente inter-
En el estado actual de anarqula nominalista Que prevalece en
nuestra disciplina, es absurdo pretender que los estudiosos se adscri-
ban de alguna manera a una particular conceptualización, desdeiíeii
los otros usos del término y, en adelante, convengan no estar de
acuerdo sobre las bases de una definición lexicográfica común. Casi
todo lo que podemos esperar de un análisis introductorio como este
son unos cuantos apuntes para un empleo más específico y limitado .~9,investigación así detallada de tiasta qué punto un sistema determina-
del concepto corporativismo, y advertir al lector que mucho de lo que
recientemente se ha escrito acerca del mismo y de lo que después $e
analizará en este ensayo quiza no sea de ninguna relevancia miitua.
pcndiciites de un todo orgAnico. La metáfora de Madison fue más. Mucho iniis difícil de especificar en términos de las dimeilsiones
niecanicista y niás diiiániica. Por consiguiente, se mostraba menos componentes que hemos estado utilizando para las otras tres, debido
optimista ante la idea de limitar y ordenar las fuentes de cualquier a su naturaleza radical y utópica, es la alternativa sindicalista. Apenas ,
facción, fiiese desde arriba por imposición, o desde abajo por elimi-
naci6n. I a s corporativistas, de cualquier índole, expresan SLIcorifian-
za en que un "estadista ilustrado" (o un "Estado ilustrado") podrh
ganarsc, controlar o coordinar no s61o "aquellas dist!iiciones niás
frívolas y fantasiosas (que) han sido suficientes para desatar pasiones
hostiles y encender los conflictos más violentos", sino también "la
fuente de disensión más común y duradera. .. la diversa y desigual
distribiición de la propiedad".zs ! .(si iio especificidad) en discusiones recientes sobre la participación y
Eii suma, tanto los pluralistas como los corporativistas reconocen,
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Philippe C. Schrnitter
estatal suele estar asociado con sistemas políticos'en que las subuni-
dades territoriales están estrechamente subordinadas al poder buro-
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diez o doce años despiiés el corporativismo floreció en todos esos
paises? ¿Por que Suecia, Dinamarca, Suiza y los Países Bajos adop-
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: taron tratados internos de "paz social" entre las asociaciones princi-
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pales de empresarios y trabajadores durante los treinta y luego competencia entre economías nacionales, expansión del papel de las
avanzaron rdpida y crecientemente hacia un coi.porativismo social políticas públicas y racionalización de la toiiia de decisiones dentro
generalizado, durante los cuarenta y cincuenta, mientras otros países del Estado, para asociar o incorporar más estrechamente en el
como Finlaridia, Noruega y Bélgica avanzaban en forina menos
segura, vacilante, y otros mas, como Francia, Gran Bretaña, Irlanda
y E3tado Unidoshan mostrado siempre más resistencia a las tenta-
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Philippe C. Schmitter
! nombre del interes nacional ylo público. Aparte de algunas referen- En suma, mientras intentamos conjuntar especulativamente al
nas hipótesis sobre los contextos en que surge esta respuesta cor
cias vagas al eventual surgimiento de una "conciencia corporativista"
(su equivalente al "hombre nuevo soviético"), nuestro teórico tran-
qiiilamente se olvida de especificar el mecanismo politico por el cual
la presencia autoritaria del Estado puede "diluirse", dejando tras de
sí esos supuestos agentes autónomos de la toma de decisiones des- corporativisino social.
ceiitralizada. Probableniente el caso más obvio de esta hipocresía Afortunadaniente existe una excepcióii interesante: Miha'il Ma-
iioilesco. Manoilesco fue una especie de Salazar fracasado (manqu4).
pr~xioió~ica haya sido Portugal, aunque sólo fuera porque Oliveira
! Salazar repetida y (en apariencia) sinceramente expresara su fervien- Profesor de economía política (aunque ingeniero de formaci6n) y
niinistro de 'comercio e industria diiraiite un corto periodo en su
T te oposición al estatismo e incluso a cualquier foriiia de intervención
económica gubernamental, al tieinpo que presidía la creación de uno
Rumania natal," escribió Lc siEcle dic curpornlisme y su complemen-
l de los aparatos estatales más altamente burocratizados, centraliza- to, Le parti unique, desputs de que fue interrutnoida su carrera
política, y Ins publicó en París. En la primera obra no sólo plaiiteó su
dos y minuciosamente regulados que pueda observarse.
i Si resulta difícil confiar en semejantes teóricos con respecto al predicción acerca del futuro inevitable del corporativismo, sino qiie
Estado, tampoco podemos esperar que sean totalmente sinceros al apoyó su posición en una argumentación compleja, si bien esquemá-
habIar de la relación del corporativismo con el capitalismo y con tica, cuyos elementos resultan asombrosamente modernos.66
intereses de clase específicos. Uno de sus temas predilectos -hoy Manoilesco empieza por afirmar (a pesar de otros teóricos corpo-
rativistas) que su concepción de este sistema de representación de
proclamado de manera un tanto menos ruidosa- es que el corpora-
n parcial liara los fascistas:Botiai, ~orioloito, Para una brcvc descripción de sil papel cn relaciljn con la política rumana vease
a Ugo Spiriio quc hasta IIcg6 a sugerir que las Andrcw Janos, "Thc One-Party Stnic and Social Movilizaiion: East Europe bciween
individuos y al Estado como las bases para la thc Wars", en S. Huniingion y C. H. Moore (comps.),nota 43, pp. 213-214. . '
andoasiun pequeño cscfindaloen el Congreso M En el siguicnic rcsumcn de su argumcniacicín no citar6 cspccílicas referencias
1932. Copilolicmo e cotporali~mo,3a. cdición dc página, salvo cn cl caso dc ciias dirccias, ya quc los clcmciitm dc su psicidn por lo .
bras dc Spiriio
. sc. han vuclio c cdiiar recicnte- gcncral se encuentran (lispcnos,y los.hesinictizado libremcnie.Todas las citas son de
la edición cle 1936.
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Pliilippe C. Schmitter ¿Continúa el siglo del corporativislno?
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disminución;de )as]&jtades localesy regional'es, la razón esencial de
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52 Philippe C. Schmitter
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54 Philippe C. Schmitter
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Táciicninente Iiablaiido, Manoilesco observa que a corto plazo "el
Ante la actiial ausencia de estudios de caso comp
i, 1 mejor riiodo de vencer el antigonisrno de clases es reconocerlo"; es
decir, iricorporar representaciones "separadas pero iguales" (parifai-
fácil evaliiar los méritos de la prototeoría de Manoilesco sobre el
surgimiento del corporativismo estatal, o
re) de propietarios y obreros dentro de la misma corporación, pero a
. muy general parece existir una correspon
I la larga ya no será iiecesario proporcionar ni siquiera un semejante ::
equilibrio simiilado, dada la ya prevista desaparición de la identifica- ,
.
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..-...:... capitalismo periférico, tardío y dependiente; concienci
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..... sarro110 relativo; resentimiento contra el estatus inte
ci61ide clase [1936: 198-1991. - ;-
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Pliilippe C. Schniitter i,Continúii el siglo del corporñtivismoY