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La Psicología como disciplina tiene ramas y especialidades que dan cuenta de multiplicidad de

preguntas que cambian según el enfoque desde donde se formulan. Dada la complejidad de la
realidad actual, los profesionales de las Ciencias humanas y de la Salud nos vemos abocadxs a
recurrir a otras ciencias para nutrirnos y retroalimentarnos, algunxs con la precaución de no
caer en eclecticismos, aunque ahora más que nunca vale la pena defender la unidad de las
ciencias y la contribución que hacen, trabajando conjuntamente, para la expansión del
conocimiento. No obstante, en el contexto colombiano a la Psicología se le demanda de
manera especial el logro del bienestar de los sujetos y de la sociedad, y al no cumplir las
expectativas, la disciplina ha caído en una especie de descrédito y por ello la presente
ponencia pretende dilucidar la vigencia de los aportes de la Psicología y quizás, en general, de
las Ciencias humanas, en tiempos en que prima la posverdad y no se logran tramitar de
manera colectiva los conflictos. Ésta es pues, una aproximación al debate sobre la
normalización y el disciplinamiento de los cuerpos en el marco de la posverdad y la circulación
de información, en contraposición a la libre construcción de conocimientos. Se examina la
vigencia de la noción de individualidad desde escenarios inevitablemente colectivos, en los que
se están dando grandes cambios culturales en que priman posiciones anti-intelectuales que
nos revelan que la ignorancia vale tanto como el saber. El objetivo del presente ejercicio es
posibilitar otro tipo de perspectivas desde las teorías críticas de los “márgenes”, en respuesta a
las ficciones propagandísticas que nos demuestran que la racionalidad es solo una de las
dimensiones de lxs sujetxs y que se hace uso constante de las emociones de las masas para
que ciertas ideas adquieran valor en dinámicas de mercado desmembradas de toda autoridad.
Se acepta la tesis de Foucault, según la cual los grupos de poder determinan lo que es la
verdad aunque dicha verdad no es absoluta; también, se acepta su noción sobre micropoder
argumentando que el poder está presente en cada parte del entramado social. Se hace alusión
a la posmodernidad y la validez del conocimiento frente a la información, en un esquema en
que el sujetx parece no cumplir ningún papel, aunque se rescata la imagen de colectividad
propuesta por Gramsci. Por último, se pretende hacer un análisis sobre la desidealización del
conocimiento y la funcionalidad de la verdad en escenarios permeados por el conflicto como
es el caso de Colombia.

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