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Aunque comparte con la leyenda y el mito su carácter tradicional, esas otras historias
fantásticas, que explican el origen de algo, no siempre incluyen una moraleja. Aunque
es similar al cuento es su forma narrativa, a diferencia de éste la fábula es
explícitamente didáctica.
Características de la fábula
1. Origen
La fábula es un género muy antiguo.
Durante la era clásica grecorromana las fábulas fueron muy comunes, especialmente
las del griego Esopo, autor de muchas de las que aún leemos.
Su ejemplo fue seguido por los romanos Horacio y Flavio Alviano, lo cual demuestra
que era un género con mucho éxito en Occidente.
En el Renacimiento la fábula alcanzó un punto muy elevado, sobre todo por parte de
autores como el francés Jean de La Fontaine.
3. Tipos de fábula
Dependiendo de su naturaleza, las fábulas pueden clasificarse en:
Estructura
La fábula clásica presenta una estructura doble, que consiste en una oposición
fundamental, principal, entre dos personajes cuyas posiciones subjetivas suelen ser
opuestas, paradójicas o retadoras. Por ejemplo, puede tratarse de un hambriento y
un ricachón, un avaricioso y un pedigüeño, etc.
6.Elementos narrativos
La fábula comprende muy pocos elementos narrativos, ya que se trata de un relato
generalmente simple y directo. Sus elementos son:
Personajes: Generalmente son pocos. Como mínimo son dos, cuyas posiciones,
como dijimos antes, son encontradas.
Ambientación: Un lugar, generalmente descrito de modo muy sucinto.
Narrador: Es quien cuenta el relato y al final resume la moraleja.
Esta relación, sin embargo, no siempre queda muy clara, a diferencia de la moraleja
de la fábula, que es explicitada al final por el narrador.
8.Importancia de la fábula
La fábula es un género muy tradicional en la historia de la lectura. Junto a la parábola
y la leyenda, es una de las formas de relato que preservan para las nuevas
generaciones algún tipo de enseñanza o advertencia concreta.
Es probable que los primeros métodos de enseñanza (sobre todo cívica, moral o
religiosa) consistieran entre otras cosas en fábulas y relatos semejantes. Así, el infante
podía memorizar y comprender el contenido educativo de una manera simple y
amena, a menudo involucrando animales cotidianos.
Qué es una fábula y sus características
Cuando eras pequeño, seguramente te hayan contado más de una vez la historia de
la zorra y las uvas o la de la tortuga y la liebre; también habrás escuchado cientos de
veces la expresión "matar a la gallina de los huevos de oro". Ahora quizá te estés
preguntando qué tienen en común todas ellas: son fábulas. La fábula es un relato
literario que se caracteriza, principalmente, por ser breve, sencillo y, especialmente,
por tener como protagonistas a los animales.
Las fábulas cumplen una función eminentemente didáctica, puesto que tienen
como objetivo transmitir una enseñanza, conocida como moraleja, al final de la
historia. En esta lección de un Profesor te explicamos detalladamente qué es una
fábula y cuáles son sus características principales.
Para saber qué es una fábula tenemos que saber que, como hemos dicho
anteriormente, la fábula consiste en una breve composición literaria, sencilla de leer
y entender puesto que, por lo general, está destinada a los más pequeños.
Parecida a un cuento para niños, la fábula esconde un propósito muy específico, que
consiste en transmitir una enseñanza moralizadora a través del relato.
Esta verdad que se desvela al final de la historia se llama moraleja y está presente
en todas y cada una de las fábulas. Algunas de las fábulas más conocidas son, por
ejemplo, "El cuervo y la zorra" o "La cigarra y la hormiga". Ambas pertenecen al
fabulista griego Esopo cuya obra escrita en la Antigüedad Clásica sigue teniendo
vigencia hoy en día.
La fábula es un texto narrativo, en ella se relata una historia ficticia, escrita en prosa o
en verso. Sus personajes a menudo son animales que actúan o personifican seres
humanos. Su principal propósito es dejar una enseñanza y lo hace a través de
la moraleja que a menudo suele aparecer al final del texto.
Como todo texto narrativo, las fábulas presentan una estructura con un principio,
un desarrollo y un desenlace.
El ratón que estaba cerca lo oyó gemir su desconsuelo y corrió hasta donde estaba y
comenzó a roer la cuerda hasta que le devolvió la libertad al león. Se sentó a su lado y
le habló:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no
has previsto lo que te sucedería a ti?
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de
los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.
El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo
siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de
noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición
del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir
así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos
en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a
tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y
felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del
enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quién de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no
podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos,
absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para
calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de dinero
de este modo de vida.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir
a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas
a cambio de dinero, pero son incapaces de arreglar los suyos.
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se
metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente
al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando
la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo
creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando
trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la
mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.
- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando
los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.
Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo
más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el
mejor vestido para asistir a las fiestas.
Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno
a uno.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche
al suelo, regando su contenido.
Y así todos sus planes acabaron en un instante.
Moraleja:
La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su
aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una
pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se
habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba
por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se
acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha
comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
Moraleja: Quién quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el
tiempo.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.
Las ranitas y el tronco tallado
Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado
que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían
gran respeto por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer
tanto ruido para no molestar al tronco.
Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese
momento las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que
ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían
pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el
lago.
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no
cesaba de pregonar que ella era el animal más veloz del bosque, y que se pasaba el
día burlándose de la lentitud de la tortuga.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la
carrera.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho ha sido el
responsable de señalizar los puntos de partida y de llegada. Y así empezó la carrera:
No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó,
vio con pavor que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un
sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga
había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse
jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza y de vanidad, es
un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es
mejor que nadie.
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y
que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros
objetivos.
Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando
se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se
pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse
entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su
siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que
aprendáis la lección!-
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a
ayudarme? ¡No me hagas reír!.
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía,
le dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que
hacían temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que
había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:
- No te preocupes, yo te salvaré.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león
pudo salvarse. El ratón le dijo:
- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento.
Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron
amigos para siempre.
MORALEJA:
- Ningún acto de bondad queda sin recompensa.
- No conviene desdeñar la amistad de los humildes.
El caballo y el asno
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo; arrastrada por la corriente, se encontró
a punto de morir ahogada.
Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia; desprendiendo
del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó.
La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le
devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la paloma.
Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga, que se
encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su arma.
El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga pudo
devolver el favor a su amiga.
En una mañana de otoño, mientras una zorra descansaba debajo de una plantación de
uvas, vio unos hermosos racimos de uvas ya maduras, delante de sus ojos. Deseosa
de comer algo refrescante y distinto de lo que estaba acostumbrada, la zorra se levantó, se
remangó y se puso manos a la obra para comer las uvas.
Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos de lo que
ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos
no conseguían ni tocarlos.
Había muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó carrera y saltó otra vez, pero
el salto quedó corto. Aún así, la zorra no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a
saltar y nada. Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas.
Cansada por el esfuerzo y sintiéndose incapaz de alcanzar las uvas, la zorra se convenció
de que era inútil repetir el intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una
profunda frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar a las uvas.
Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba
por allí, había observado toda la escena y se sintió avergonzada. Creyendo que había
hecho un papel ridículo para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo:
- Yo habría conseguido alcanzar las uvas si hubieran estado maduras. Me equivoqué al
principio pensando que estaban maduras, pero cuando me di cuenta de que estaban aún
verdes, preferí desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un
paladar tan refinado como el mío.
Y así fue, la zorra siguió su camino, intentando convencerse de que no fue por su falta de
esfuerzo por lo que ella no había comido aquellas riquísimas uvas. Y sí porque estaban
verdes.
Moraleja: Si hay algo que de verdad te interesa, no desistas. Esfuérzate y persevera
hasta conseguirlo.