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¿Qué es una fábula?

Se conoce como fábula a una narración ficcional, de tipo literario, generalmente


breve, escrita en prosa o en verso. Los personajes tienen un valor arquetípico o
tradicional y, además de personas, pueden ser objetos animados o animales. Dentro
del relato, objetos, animales y personas pueden comunicarse entre sí…

La fábula es un subgénero de la literatura narrativa (relato). Se trata de narraciones


educacionales, ejemplarizantes, que transmiten un mensaje de tipo ético, tradicional
o moral. El destinatario más usual de las fábulas son los niños.

Por eso, su objetivo es pedagógico o ilustrativo: educar al lector mediante situaciones


ficcionales o fantásticas en las costumbres, vicios o virtudes que se consideran
fundamentales en una comunidad humana específica, o acaso en toda la humanidad.

La enseñanza de la fábula se encuentra generalmente resumida al final del relato, y


suele ser más o menos explícita. No debe confundirse este género con otros géneros
didácticos como el sermón, la parábola o los apólogos.

Aunque comparte con la leyenda y el mito su carácter tradicional, esas otras historias
fantásticas, que explican el origen de algo, no siempre incluyen una moraleja. Aunque
es similar al cuento es su forma narrativa, a diferencia de éste la fábula es
explícitamente didáctica.

Además: Géneros literarios

Características de la fábula

1. Origen
La fábula es un género muy antiguo.

Los arqueólogos han encontrado ejemplos en tablillas de arcilla de la


era mesopotámica.

En ellas se cuentan historias de animales astutos, malagradecidos o prepotentes, lo


cual indicaría que ya se empleaban con el mismo sentido educativo.

Durante la era clásica grecorromana las fábulas fueron muy comunes, especialmente
las del griego Esopo, autor de muchas de las que aún leemos.
Su ejemplo fue seguido por los romanos Horacio y Flavio Alviano, lo cual demuestra
que era un género con mucho éxito en Occidente.

En la Edad Media la fábula continuó escribiéndose. Los autores generalmente eran


anónimos (temerosos de la inquisición) o bien se trata de creaciones colectivas.
Abundaban también las traducciones del árabe o de otros idiomas.

En el Renacimiento la fábula alcanzó un punto muy elevado, sobre todo por parte de
autores como el francés Jean de La Fontaine.

2. ¿Cómo está compuesta?


La fábula tradicional se compone de tres partes:

 Inicio. En donde se presenta a los personajes, sus rasgos definitorios y los


puntos iniciales del relato: la ubicación geográfica, temporal, social, etc. Suele
ser muy breve.
 Complicación. El desarrollo de la trama aquí conduce a una situación
problemática, ya sea moral o éticamente, derivada de las características o de
las acciones iniciales de los personajes. Usualmente aparece aquí un desafío,
una oportunidad o una disyuntiva.
 Desenlace. El término de la fábula, sea feliz o infeliz, donde se producen las
consecuencias de la elección tomada en la complicación y, por último, se
enuncia la moraleja o enseñanza final del relato.

3. Tipos de fábula
Dependiendo de su naturaleza, las fábulas pueden clasificarse en:

 Agonales. Consisten en un relato de confrontación de conductas u opiniones


entre los protagonistas, o entre el protagonista y el antagonista. A medida que
transcurren se premiará a un personaje y se castigará al otro, estableciendo
así la enseñanza.
 Mitológicas. Son las fábulas que recogen el contenido religioso o místico de
una cultura o grupo humano específico, es decir, su mitología. Pero a diferencia
de los relatos épicos, se centran en pequeñas anécdotas que demuestran sus
valores culturales.
 De animales. Tienen como protagonistas a seres del reino animal, a los que
se les provee de rasgos humanos (habla o inteligencia) y se los ubica en
situaciones posibles de la vida cotidiana de las personas.
4. La moraleja
Se llama moraleja o enseñanza a la lección de vida que el lector obtiene una vez
finalizada la lectura de la fábula (o de muchos cuentos infantiles). Es una lección
generalmente moral o ética.

La moraleja invita a seguir ciertas conductas y razonamientos, pero juzga o


desaconseja otras, consideradas negativas o reprobables. Suele estar enunciada por
el narrador de la fábula y expuesta por lo general de un modo explícito al lector.

Estructura
La fábula clásica presenta una estructura doble, que consiste en una oposición
fundamental, principal, entre dos personajes cuyas posiciones subjetivas suelen ser
opuestas, paradójicas o retadoras. Por ejemplo, puede tratarse de un hambriento y
un ricachón, un avaricioso y un pedigüeño, etc.

Se trata, pues, de dos personajes que se encuentran siempre en desigualdad social:


un alta y otra baja. Luego, gracias a un evento imprevisto (survenant), dichas
posiciones suelen invertirse, para que cada uno de ellos aprenda una lección al
ponerse en los zapatos del otro.

Esta estructura de la fábula es llamada de «doble reenvío» por el semiólogo


canadiense Christian Vandendorpe en su libro Aprender a leer las fábulas (1989) y es
sumamente común, sobre todo en las fábulas populares, en las que se puede apreciar
una enseñanza moral muy clara.

6.Elementos narrativos
La fábula comprende muy pocos elementos narrativos, ya que se trata de un relato
generalmente simple y directo. Sus elementos son:

 Personajes: Generalmente son pocos. Como mínimo son dos, cuyas posiciones,
como dijimos antes, son encontradas.
 Ambientación: Un lugar, generalmente descrito de modo muy sucinto.
 Narrador: Es quien cuenta el relato y al final resume la moraleja.

7. Diferencias entre fábula y leyenda


La leyenda es también un relato cargado de advertencias, que se disimulan o se
atribuyen a elementos generalmente sobrenaturales, mágicos o místicos. En algunos
casos inspira al lector cierto temor, respeto o visión sobre conductas o elementos que
en su cultura se consideran tradicionalmente inapropiadas.

Esta relación, sin embargo, no siempre queda muy clara, a diferencia de la moraleja
de la fábula, que es explicitada al final por el narrador.

Las leyendas no necesariamente narran situaciones claramente imaginarias ni los


protagonistas son siempre animales. Su característica principal es que acuden al
tiempo remoto o en una época ya olvidada. La fábula, en cambio, no aspira nunca a
ser tomada como real.

8.Importancia de la fábula
La fábula es un género muy tradicional en la historia de la lectura. Junto a la parábola
y la leyenda, es una de las formas de relato que preservan para las nuevas
generaciones algún tipo de enseñanza o advertencia concreta.

Es probable que los primeros métodos de enseñanza (sobre todo cívica, moral o
religiosa) consistieran entre otras cosas en fábulas y relatos semejantes. Así, el infante
podía memorizar y comprender el contenido educativo de una manera simple y
amena, a menudo involucrando animales cotidianos.
Qué es una fábula y sus características
Cuando eras pequeño, seguramente te hayan contado más de una vez la historia de
la zorra y las uvas o la de la tortuga y la liebre; también habrás escuchado cientos de
veces la expresión "matar a la gallina de los huevos de oro". Ahora quizá te estés
preguntando qué tienen en común todas ellas: son fábulas. La fábula es un relato
literario que se caracteriza, principalmente, por ser breve, sencillo y, especialmente,
por tener como protagonistas a los animales.

Las fábulas cumplen una función eminentemente didáctica, puesto que tienen
como objetivo transmitir una enseñanza, conocida como moraleja, al final de la
historia. En esta lección de un Profesor te explicamos detalladamente qué es una
fábula y cuáles son sus características principales.

Qué es una fábula

Para saber qué es una fábula tenemos que saber que, como hemos dicho
anteriormente, la fábula consiste en una breve composición literaria, sencilla de leer
y entender puesto que, por lo general, está destinada a los más pequeños.
Parecida a un cuento para niños, la fábula esconde un propósito muy específico, que
consiste en transmitir una enseñanza moralizadora a través del relato.

Esta verdad que se desvela al final de la historia se llama moraleja y está presente
en todas y cada una de las fábulas. Algunas de las fábulas más conocidas son, por
ejemplo, "El cuervo y la zorra" o "La cigarra y la hormiga". Ambas pertenecen al
fabulista griego Esopo cuya obra escrita en la Antigüedad Clásica sigue teniendo
vigencia hoy en día.

Características de una fábula

Las características principales de una fábula son las siguientes:

 El género: La fábula pertenece al género literario. Suele estar escrita en prosa,


pero también puede aparecer en verso. Son composiciones que se caracterizan
por su brevedad y finalidad didáctica.
 La estructura de la narración: Escrita de forma sencilla y amena, la fábula
comienza con la presentación de una situación inicial de carácter problemático
entre dos o tres personajes, la cual, en algunas ocasiones puede solucionarse
mientras que en otras no. Para concluir el relato, la fábula termina con una
enseñanza moral denominada moraleja.
 Los elementos de la narración: Existe un narrador que cuenta los hechos
que acontecen de forma cronológica y empleando, generalmente, la tercera
persona. Tanto los personajes que intervienen en la fábula como el tiempo en
el que esta se desarrolla son indeterminados; es decir, no se ubican en una
época concreta.
 Los personajes: Los protagonistas de una fábula suelen ser, en la mayoría
de los casos, animales u objetos inanimados, a los cuales se les atribuye
cualidades y comportamientos humanos.
 Los temas: Los más recurrentes son aquellos que son motivo de crítica y, por
tanto, deben evitarse, como por ejemplo, la arrogancia, la mentira, la avaricia,
la vanidad, la envidia... etc.; esto es, los vicios humanos. En ciertas ocasiones
también aparecen las virtudes en contraposición a los defectos antes
nombrados.
 La moraleja: Detrás de cada fábula se esconde sutilmente una crítica hacia
ciertos comportamientos y actitudes propias del ser humano que en la fábula
aparecen disimulados a través de personajes humanizados. La moraleja es la
lección o pauta de conducta que concluye la fábula. Esta puede estar contenida
en una sola frase o bien tratarse de una estrofa completa, la cual suele ser un
pareado; esto es, una estrofa de dos versos que riman entre sí. También es
posible que en algunas fábulas, la moraleja no esté presente sino que se infiera
de manera implícita a través de la lectura previa del relato.

Ahora ya sabes qué es una fábula y cuáles son sus características.


La fábula
1- ¿Qué es la fábula?

La fábula es un texto narrativo, en ella se relata una historia ficticia, escrita en prosa o
en verso. Sus personajes a menudo son animales que actúan o personifican seres
humanos. Su principal propósito es dejar una enseñanza y lo hace a través de
la moraleja que a menudo suele aparecer al final del texto.

La fábula utiliza la personificación, que es un recurso que consiste en atribuir


cualidades humanas a los animales o sea ellos sienten, piensan, y actúan como
personas.

Como todo texto narrativo, las fábulas presentan una estructura con un principio,
un desarrollo y un desenlace.

Lee esta fábula que nos dejará una enseñanza de solidaridad.

"El ratón y el león agradecido".

Se hallaba un día durmiendo un león y un ratón


empezó a retozar encima de su cuerpo.

De pronto, el león se despertó y atrapó al ratón,


lo tomó con fuerza y cuando ya iba a comérselo,
el ratón le pidió que lo soltara y le prometió que
si le perdonaba la vida,
le pagaría cumplidamente. El león se echó a
reír y dejó marchar al ratón.

Poco tiempo después el rey de la selva vivió una


situación complicada: mientras dormía
plácidamente, fue atrapado por unos cazadores que lo ataron a un árbol con una cuerda.

El ratón que estaba cerca lo oyó gemir su desconsuelo y corrió hasta donde estaba y
comenzó a roer la cuerda hasta que le devolvió la libertad al león. Se sentó a su lado y
le habló:

-En otra ocasión te burlaste de mí, porque no esperabas mi agradecimiento; bueno es


que ahora sepas que también los ratones somos agradecidos.

“Los más pequeños también pueden ayudar a los más grandes”.


El Adivino

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le


acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que
habían robado todo lo que había en su interior.

El adivino levantándose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y


suspirando, para ver lo que había sucedido.

Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:

-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no
has previsto lo que te sucedería a ti?

El adivino no supo qué responder.

Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de
los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.
El congreso de los ratones

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo
siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de
noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición
del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir
así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos
en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a
tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y
felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del
enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quién de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no
podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos,
absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para
calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de dinero
de este modo de vida.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir
a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas
a cambio de dinero, pero son incapaces de arreglar los suyos.

El lobo con piel de oveja

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se
metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente
al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando
la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo
creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
El niño y los dulces

Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando
trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la
mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

Fábula de la lechera para los niños

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y


empezó a hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando
los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo
más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el
mejor vestido para asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno
a uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche
al suelo, regando su contenido.
Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Moraleja:

No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,

que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro,

mira que ni el presente está seguro.

La cigarra y la hormiga. Fábula sobre el esfuerzo

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su
aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una
pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.

- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo


mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería


– le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se
habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba
por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se
acercó a pedirle ayuda.

- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha
comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.


- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué
hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol - contestó la cigarra.

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno -

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.

Moraleja: Quién quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el
tiempo.

Preguntas para la comprensión de texto para los niños

1. ¿Qué hacía la cigarra mientras la hormiga trabajaba?

2. ¿Qué consejos da la hormiga a la cigarra?

3. Con la llegada del invierno, ¿qué ayuda pide la cigarra a la hormiga?

4. ¿Cuál fue la respuesta de la hormiga a la cigarra?, ¿harías lo mismo?

5. ¿Qué has aprendido de este cuento?

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.
Las ranitas y el tronco tallado

Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado
que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían
gran respeto por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer
tanto ruido para no molestar al tronco.

Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna


tribu que ya no habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver
bien de que se trataba, solo podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha
autoridad.

Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese
momento las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que
ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían
pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el
lago.

Moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es sólo digno de risa.


La liebre y la tortuga. Fábula para niños sobre el esfuerzo

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no
cesaba de pregonar que ella era el animal más veloz del bosque, y que se pasaba el
día burlándose de la lentitud de la tortuga.

- ¡Eh, tortuga, no corras tanto! Decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:

- Liebre, ¿vamos hacer una carrera? Estoy segura de poder ganarte.

- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.

- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la
carrera.

La liebre, muy engreída, aceptó la apuesta prontamente.

Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho ha sido el
responsable de señalizar los puntos de partida y de llegada. Y así empezó la carrera:

Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó


atrás, tosiendo y envuelta en una nube de polvo. Cuando empezó a andar, la liebre
ya se había perdido de vista. Sin importarle la ventaja que tenía la liebre sobre ella,
la tortuga seguía su ritmo, sin parar.

La liebre, mientras tanto, confiando en que la tortuga tardaría mucho en alcanzarla,


se detuvo a la mitad del camino ante un frondoso y verde árbol, y se puso a descansar
antes de terminar la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga
seguía caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.

No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó,
vio con pavor que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un
sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga
había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse
jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza y de vanidad, es
un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es
mejor que nadie.

Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y
que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros
objetivos.

Preguntas para practicar comprensión de texto con los niños:

1. Quién era la más veloz del bosque, ¿la tortuga o la liebre?

2. ¿Por qué la liebre se burlaba de la tortuga?

3. ¿Quién se ha quedado dormida debajo de un árbol?

4. ¿Cómo la tortuga ganó la carrera?

5. ¿Qué aprendió la liebre con la tortuga?

6. Y tú, ¿qué has aprendido con ese cuento o fábula?


El león y el ratón. Fábula sobre el valor

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando
se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se
pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse
entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su
siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:

-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que
aprendáis la lección!-

El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:

- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente


agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –

- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a
ayudarme? ¡No me hagas reír!.

Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía,
le dejó marchar.

Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que
hacían temblar las hojas de los árboles.

Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que
había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:

- No te preocupes, yo te salvaré.

Y el león, sin pensarlo le contestó:

- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.

El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león
pudo salvarse. El ratón le dijo:

- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento.
Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron
amigos para siempre.

MORALEJA:
- Ningún acto de bondad queda sin recompensa.
- No conviene desdeñar la amistad de los humildes.

El caballo y el asno

Un hombre tenía un caballo y un asno.


Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada al asno.
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo,
suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que
cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
MORALEJA: Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente
te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
La paloma y la hormiga

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo; arrastrada por la corriente, se encontró
a punto de morir ahogada.
Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia; desprendiendo
del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó.
La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le
devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la paloma.
Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga, que se
encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su arma.
El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga pudo
devolver el favor a su amiga.

La zorra y las uvas

En una mañana de otoño, mientras una zorra descansaba debajo de una plantación de
uvas, vio unos hermosos racimos de uvas ya maduras, delante de sus ojos. Deseosa
de comer algo refrescante y distinto de lo que estaba acostumbrada, la zorra se levantó, se
remangó y se puso manos a la obra para comer las uvas.
Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos de lo que
ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos
no conseguían ni tocarlos.
Había muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó carrera y saltó otra vez, pero
el salto quedó corto. Aún así, la zorra no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a
saltar y nada. Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas.
Cansada por el esfuerzo y sintiéndose incapaz de alcanzar las uvas, la zorra se convenció
de que era inútil repetir el intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una
profunda frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar a las uvas.
Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba
por allí, había observado toda la escena y se sintió avergonzada. Creyendo que había
hecho un papel ridículo para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo:
- Yo habría conseguido alcanzar las uvas si hubieran estado maduras. Me equivoqué al
principio pensando que estaban maduras, pero cuando me di cuenta de que estaban aún
verdes, preferí desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un
paladar tan refinado como el mío.
Y así fue, la zorra siguió su camino, intentando convencerse de que no fue por su falta de
esfuerzo por lo que ella no había comido aquellas riquísimas uvas. Y sí porque estaban
verdes.
Moraleja: Si hay algo que de verdad te interesa, no desistas. Esfuérzate y persevera
hasta conseguirlo.

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