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El proceso
I. Concepto
Fairén Guillén señala que existen varias formas de resolver un proceso in-
tersubjetivo. Tenemos la auto tutela o auto defensa que hace una persona de un
derecho afectado por otro. Lo resuelve mediante una acción directa resumido
en el brocardo “hacerse justicia por su mano”(131). La autocomposición por el
cual las partes en disputa deciden llegar a un entendimiento sin intervención
de tercero. Y por último la heterocomposición por la que las partes encomien-
dan a un tercero imparcial que dirima sobre el conflicto. La heterocomposi-
ción que es un medio para resolver controversias tiene dos modalidades que
son el arbitraje y el proceso(132). El proceso deviene asi en el único medio pa-
cífico e imparcial para resolver conflictos intersubjetivos.
El proceso analizándolo técnicamente según Bauman es una relación ju-
rídica que se desarrolla y modifica desde un acto procesal a otro. Existen de-
rechos y deberes entre todos los intervinientes, especialmente entre el tribu-
nal y la parte activa y pasiva, y entre el Ministerio Público y el imputado(133),
es decir, el proceso involucra en su interior las relaciones que tienen entre sí
los sujetos procesales.
Clariá dice que entre todas las partes se advierte un actuar coordinado y
sucesivo, que incide en un objeto común y está orientado por una misma fina-
lidad. Esa unidad no se altera por la diversificación de intereses ni por los dis-
tintos matices de la actividad. La labor es convergente, y se muestra en una
continuidad de actos, concatenada y progresiva, que en forma sistemática re-
gula el Derecho Procesal Penal objetivo y que esto es lo que se conoce por
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(134) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Rubinzal Culzoni, Argentina, 1993, p. 209.
(135) BAUMAN, Jürgen. Ob. cit., p. 271.
(136) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Ob. cit., p. 210.
(137) LEVENE, Ricardo. Ob. cit., p. 207.
(138) FAIRÉN GUILLÉN, Víctor. Ob. cit., p. 43
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(142) GIMENO SENDRA, Vicente. Lecciones de Derecho Procesal Penal. Editorial Colex, Madrid, 2001,
p. 65.
(143) FAIRÉN GUILLÉN. Ob. cit., p. 23.
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V. Requisitos objetivos
La fundamentación fáctica, la jurídica y la petición. La parte fáctica vie-
ne determinada por la atribución al acusado de la comisión de un hecho puni-
ble(146) que debe ser un hecho histórico y subsumible en tipos penales.
El título de condena o fundamentación jurídica o se resume en la califica-
ción legal del hecho punible atribuible al acusado y la acumulación de la pe-
tición civil, esto es, la reparación que debe solicitarse como consecuencia del
daño causado a la víctima.
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(149) MORAS MOM, Jorge R. Manual de Derecho Procesal Penal. 6a edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
2004, pp. 39-40.
(150) Ibídem, p. 39.
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Capítulo IV
Sistemas procesales
I. Sistema acusatorio
En el desarrollo de la sociedad y en la medida que fueron surgiendo con-
flictos, para darle solución a estos se estructuraron modelos procesales para la
aplicación de la pena. ¿Cómo se construyó cada sistema? Pues a partir de cómo
se concebía el proceso. Montero Aroca sobre esto dice que la forma de proce-
so: “(…) da respuesta la distinción entre dos sistemas procesales penales, a los
que se denominan sistema acusatorio y sistema inquisitivo, pero la distinción
misma está basada en la incomprensión histórica y en un grave error concep-
tual, que arranca de no precisar lo que es un verdadero proceso”(45). Para ade-
lantarnos diremos que para este procesalista solo debe considerarse como pro-
ceso el inserto en el sistema acusatorio.
Montero delinea los contornos del sistema procesal acusatorio señalan-
do que es posible que en algún momento histórico primitivo, en el que se te-
nía una noción privada del delito y en el que no se establecían diferencias en-
tre los procesos civil y penal, se concibiera este segundo como una contien-
da entre partes, situadas en pie de igualdad, frente a un tercero imparcial, que
debía responder al ejercicio de un derecho subjetivo por el acusador contra el
acusado. En esta situación el acusador era el ciudadano ofendido por el delito
que afirmaba su derecho subjetivo a que al acusado, al que imputaba ser autor
del delito, se le impusiera una pena.
Estima que el proceso acusatorio se ponía en marcha únicamente cuando
se daban los siguientes presupuestos:
2. El particular presentaba una acusación.
(45) MONTERO AROCA, Juan. Derecho Jurisdiccional. Tomo III, 10ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia
2001, p. 14.
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indiens, suivies d’une notice sur Les Védas. Tr. y notas: A. Loiseleur-Deslongchamps. París: Garnier
Frères. 1909.
<http://www.laneros.com/attachments/codigo-de-manu-completo-pdf.111749/> [Fecha de consulta: 12
de enero de 2015].
(51) FERRAJOLI. Ob. cit., pp. 564 y 565.
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(53) FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal. 6ª edición, Trotta, Madrid, 2004,
pp. 564 y 565.
(54) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Rubinzal Culzoni, Argentina, 1993, p. 116.
(55) Se juzgaba sin esperar que haya acusador y someter al tormento al imputado para que confiese.
(56) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Ob. cit., p. 122.
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fallo por cuanto solo fundamentaba la acusación. Era obligatoria para los crí-
menes y facultativa para los delitos. Concluida la instrucción, el juez pasaba
los autos a la Cámara de Consejo (la que después fue Cámara de Acusación)
que dictaminaba sobre la elevación a juicio. La fase de juicio, que se la llama-
ba “instrucción definitiva”, era acusatoria; se realizaba ante las Cortes de As-
sises permanentes y los jurados populares; el acusador era público y el ofen-
dido solo ejercía la acción civil. La prueba del debate se valoraba conforme a
la íntima convicción y el fallo debía ser después fundamentado por los jueces
técnicos(57). Este Código concilió el procedimiento acusatorio del llamado “De-
recho intermediario” (periodo revolucionario) y el procedimiento inquisitivo
del Antiguo Régimen siendo el aspecto más problemático el juez instructor he-
redero del Teniente Criminal del Antiguo Régimen y fue concebido original-
mente como un auxiliar del Poder Judicial con calidad de oficial de la policía
judicial y controlado por el fiscal, quien le entregaba los casos a instruir. Sus
poderes jurisdiccionales en Francia aumentaron y solo con el Código de Pro-
cedimiento Penal de 1958 obtiene su independencia del Ministerio Público(58).
Una de las criticas es la duplicidad de investigaciones que realiza la Fiscalía y
el juez instructor por lo que en Francia plantearon su eliminación. Esto se ve
también en el modelo de 1940 en los que un testigo repite su declaración en la
fiscalía, luego en la fase instructora y finalmente en el plenario.
Siguiendo el sistema mixto, Austria dicta un Código en 1873, España en
1882 y Noruega en 1887, como también la llamada Ley Constans (Francia) de
1897. Estos cuerpos legales facilitan en general, durante la instrucción, la in-
tervención de la defensa, imponen la defensa técnica y reconocen el derecho
a no declarar del imputado.
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