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El área del Tunal Grande visto desde el sureste de Zacatecas.

consideraciones entorno a su patrón de asentamiento

Amanda Ramírez Bolaños


Proyecto Arqueológico Cerro de los Remedios

Introducción
El extremo sureste de Zacatecas, ha recibido un poco de más atención durante estos
últimos años. Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta el momento, tanto en
esta región como en áreas vecinas, muestran una distribución importante de
asentamientos prehispánicos de diversas características, reflejados tanto en la cultura
material, como las modificaciones que hicieron estos grupos en el paisaje. Estas
investigaciones han ampliado los datos proporcionados por Joaquín Meade (1947),
Octaviano Cabrera (1957), Beatriz Braniff (1961a y 1961b), entre otros, que en la década
de los años 60´s sugirieron la existencia de un área arqueológica llamada “El Gran Tunal”.

Este trabajo de carácter descriptivo tiene el objetivo de dar a conocer las


características de algunos sitios arqueológicos localizados en el sureste de Zacatecas,
principalmente en los municipios de Villa García y Pinos, producto de varios
reconocimientos arqueológicos de superficie y delimitaciones realizados por el Proyecto
Atlas Arqueológico del Estado de Zacatecas del año 2002 al 2007 (Ramírez, 2002; Ramírez
y Torreblanca, 2003; Ramírez y Llamas, 2006), haciendo énfasis en el patrón de
asentamiento.

Área de Estudio
El área que abordaremos en este trabajo está compuesta por parte de los municipios de
Villa García y Pinos los cuales forman parte del sureste del Estado de Zacatecas (Fig.1). En
términos generales, estos municipios presentan cierta homogeneidad, ya que se
encuentra dentro de la provincia fisiográfica Mesa Central, específicamente en la

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subprovincia Llanos de Ojuelos-Aguascalientes, donde dominan los pisos rocosos
(Secretaría de Programación y Presupuesto, 1981:81), y se caracteriza por un sistema de
elevaciones rocosas formadas por una litología compleja y un extenso sistema de mesetas
(Consejo de Recursos Minerales, 1992:13).

Fig. 1 Mapa del Estado de Zacatecas que muestra la región sureste en achurado y los municipios a
los que se hace referencia en éste trabajo.

El Sureste de Zacatecas es atravesado por las Regiones Hidrológicas “Lerma-Chapala-


Santiago” (No. 12) y “El Salado” (No.37), que a su vez están divididas en cuencas y
subcuencas intermedias, de la primera destacan algunos afluentes del Río Grande
Santiago que abastecen una parte de la región y la cuenca del Río Verde Grande, mientras
que la segunda, está constituida por una serie de cuencas cerradas de diferentes
dimensiones que en muchas ocasiones carecen de corrientes superficiales permanentes
(Secretaría de Programación y Presupuesto, 1981:29-31). En esta región predomina el
clima seco y semiseco templado que corresponden a los climas Bs del sistema de
Koeppen-García (Toledo, 1997:119), el cual presenta lluvias en verano, estas

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características provocan 5 tipos de vegetación: matorral desértico micrófilo, matorral
crasicaule, matorral desértico rosetófilo, pastizal natural y vegetación halófita. Lo anterior
hace posible observar algunos ejemplares de nopal (Opuntia sp), huizache (Acacia
sp),mezquite (Prosopis sp), uña de gato (Acacia sp), gobernadora (Larrea sp),) mezquite
(Prosopis sp), pasto (Stripa sp) y pasto natural (Distichlis spp) (Op. cit. p.84).
Resultados de los Reconocimientos arqueológicos de Superficie
Hasta ahora, la región sureste de Zacatecas ha sido abordada a través de reconocimientos
arqueológicos de superficie y solo se ha excavado de manera parcial el sitio arqueológico
Buenavista (Fernández, 2001), localizado en el municipio de Ojocaliente. Hasta el
momento se ha llevado a cabo el registro y verificación de 41 sitios arqueológicos en esta
región (Ramírez, 2010:96), en la cual es posible observar sitios arqueológicos con
evidencias de arquitectura, algunos conformados por concentraciones de material
arqueológico y sitios con manifestaciones gráfico- rupestre, cuyas características
corresponden a los elementos identificados por Beatriz Braniff para el área del Tunal
Grande (Braniff,1961a;1961b;1998). A continuación mencionaremos algunos rasgos
generales de los sitios arqueológicos:
Sitios con evidencia de estructuras
Este tipo de sitios son en su mayoría de tipo habitacional, siguiendo un patrón disperso. Se
localizan tanto a pie de monte como en la cima de cerros y mesetas de poca elevación,
donde la elección de estos lugares parece corresponder a fuentes de abastecimiento de
agua. Las dimensiones de estos sitios arqueológicos varían de las seis a las 133 has. Dentro
de este tipo de sitios observamos los cimientos de estructuras de hasta medio metro de
altura, los cuales se conforman por una o dos hiladas de piedra manufacturados con
materias primas locales, como la riolita. Se observan también algunas con escalinatas y
accesos bien definidos en las habitaciones, además de calzadas de piedra y pequeños
montículos (Ramírez, 2010).
En el municipio de Villa García registramos varios sitios con este tipo de características, tal
es el caso de los sitios arqueológicos Presa Montoro, Cerro de los Indios y El Salto, los
cuales tienen la particularidad de localizarse en la cima y a pie de monte del mismo macizo

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montañoso (Fig. 2) y presentar evidencias de 50 estructuras de planta cuadrangular,
rectangular (Figs. 3-8) y circular (Fig. 9) de diferentes tamaños construidas con rocas y
lajas de riolita, además de material arqueológico disperso. Las dimensiones de las
estructuras varían de los 3 x 3 m. a los 6 x 6 m. y normalmente se localizan en áreas que
permiten la visibilidad entre sitios.

Fig.2 Vista Noroeste del macizo montañoso Fig.3 Estructura de planta rectangular,
donde se localizan los sitios en mención. localizada en el sector norte del sitio Presa
Montoro.

Fig. 4 Estructura de planta rectangular, Fig. 5 Estructuras de planta rectangular,


sector sur del sitio arqueológico Presa localizada en el sitio arqueológico Cerro de los
Montoro. Indios, la cual muestra evidencias de saqueo.

Fig.6 Estructura de planta rectangular, sitio Fig. 7 Apilamiento de rocas que conforma una
arqueológico Cerro de los Indios. estructura de planta rectangular, en el sitio
arqueológico El Salto.
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Fig. 8 Alineamiento sur de una de las Fig. 9 Estructura de planta circular localizada
estructuras localizadas en el sitio en el Sector Norte del sitio arqueológico
arqueológico El Salto. Presa Montoro.

En la mayor parte de las estructuras de planta cuadrangular y rectangular se observan


pequeños escalones en los extremos sur, suroeste y oeste, que constituyen los accesos a
las mismas, conformados por una o dos hiladas de piedras colocadas de manera
horizontal, algunas de las cuales presentan lajas dispuestas de forma vertical a manera de
pequeñas alfardas (Figs.11 y 12).
El patrón de distribución de los alineamientos o evidencias de estructuras es disperso y
está determinado por las condiciones del terreno y por el acceso a las fuentes hídricas, a
pesar de esto, en muchos de los casos existe una orientación de las estructuras a los
puntos cardinales. Las topoformas locales tienen una suave pendiente, condiciones que
permitieron el uso de espacios, tanto en la parte superior de los cerros y mesetas, como
en las laderas, sin necesidad de modificar mucho el terreno. La configuración interna de
los sitios está conformada por la distribución de dos o cuatro estructuras entorno a
espacios abiertos (Fig. 13).

Fig. 11 Escalones localizados en el extremo Fig. 12 Hileras de escalones limitados por


oeste de una de las estructuras. lajas a manera de alfardas. 5
Fig. 13 Croquis de dos estructuras
localizadas en el sector norte del sitio
arqueológico Presa Montoro, cuyos
accesos convergen en un espacio abierto.

En esta región es posible apreciar también una asociación directa de sitios que presentan
evidencias de estructuras con sitios con manifestaciones-gráfico rupestres. Tal es el caso
del sitio arqueológico Cerro de los Indios, el cual se localiza a 600 metros en dirección
noreste con respecto al sitio Presa Montoro. En la ladera sur del macizo rocoso donde se
localiza el sitio Cerro de los Indios hay un nicho con pintura rupestre en donde se muestra
una escena con 5 figuras antropomorfas elaboradas en pintura de color rojo, las cuales
fueron registradas por el arqueólogo Daniel Valencia en el año de 1992 (Valencia,
1994:56-57) (Fig. 14).
A pocos kilómetros de distancia, se localiza el sitio registrado como Cueva Montoro, en
donde también se observan evidencias de estructuras, un frente rocoso con pintura
rupestre con motivos antropomorfos y un abrigo rocoso con petrograbados circulares

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cubiertos con pintura de color. El abrigo tiene 4 metros de ancho en la entrada, 3.40
metros de alto desde la línea de goteo y 3.20 metros aproximadamente de profundidad,
en cuyo interior hay cerca de 150 petrograbados circulares de diferentes diámetros y
profundidades dispersos en las paredes y piso del abrigo rocoso (Fig.15, 16 y 17).

Fig. 14 Pintura rupestre, sitio arqueológico Fig.15 Vista sureste del abrigo rocoso con
Cerro de los Indios. petrograbados, sitio Cueva Montoro.

Fig.16 Vista del interior del abrigo, donde se Fig.17 Detalle de los petrograbados.
aprecian los petrograbados circulares
cubiertos de pintura de color rojo.

Dentro del material arqueológico detectado en superficie en esta región, destacan los
artefactos de lítica, como lascas, navajas, raspadores y raederas manufacturados en sílex,
sílex lechoso, riolita y jasperoide, así algunos fragmentos de navajillas prismáticas de
obsidiana. Existen también fragmentos de cerámica de color anaranjado, café y rojo, y la
presencia de tiestos tipo Valle de San Luis Polícromo, el cual es diagnóstico de la Fase San
Luis (350-400 d.c. y 700-800 d.c.) dentro de la subárea del Gran Tunal (Braniff, 1992:149).

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En el municipio de Pinos también se observa un patrón de asentamiento muy similar al de
los sitios de Villa García, observado específicamente en sitos arqueológicos La Vaquita,
Santa Elena, El Machucado, El Refugio y El Cerrito1. Estos sitios se localizan a pie de monte
y en la cima de las estribaciones de la Sierra de Morenos (Fig. 18), en la parte superior de
cerros, cañadas o mesetas aisladas cerca de arroyos intermitentes y escurrimientos de
agua, cuya parte baja es utilizada actualmente para la agricultura de temporal o pastoreo.
En las estribaciones de la sierra de Morenos se localizan tres de los sitios arqueológicos de
mayor tamaño hasta ahora registrados (Santa Elena que ocupa una superficie de 133.3185
has.; El Cerrito de 44 has., El Refugio con 14 has y La Vaquita con 31 has.).
El patrón de asentamiento se compone por estructuras de planta cuadrangular y
rectangular de diferentes dimensiones, la mayoría orientadas a los cuatro puntos
cardinales (Fig. 19) y en algunos casos de planta circular, las cuales están conformadas por
una o dos hiladas de lajas de riolita dispuestas verticalmente (Fig.20) que se distribuyen
sobre terrazas naturales y culturales (Fig. 21). Estos conjuntos de estructuras forman áreas
habitacionales que están asociadas a zonas de terrazas, las cuales están dispuestas
alrededor de los cerros en diferentes niveles.
En las laderas de los cerros y partes inferiores se encuentran las áreas de sustentación de
los asentamientos inmediatas a los arroyos y escurrimientos de agua, lo que es
evidenciado por la presencia de pozas y morteros inmuebles por destino. En el sitio
arqueológico El Refugio, existen una serie de senderos y alineamientos que sugieren la
existencia de calzadas2 que sirven para acceder a los diferentes niveles del sitio (Figs. 22 y
23).

1
En el Cerrito, Beatriz Braniff Cornejo (1961b) realizó los únicos pozos de sondeo
reportados para el municipio de Pinos, cuando realiza una serie de investigaciones en los
estados de San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas, bajo los
auspicios de la National Science Foudation (Kelley,Taylor y Armillas, 1961; Kelley, 1963).
2
Entendemos como calzadas, cuando el relleno y el firme del camino sobre el que se
asienta el arroyo de circulación, sobresale de la superficie del terreno circundante al ser
elevado artificialmente por ambos costados, debido a la edificación de muros de retención o
por el acomodo de rellenos constructivos (piedra o tierra) en las depresiones bajas de la
topografía natural. (Medina, 2000:11).

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1

Fig. 18 en donde se muestra la Sierra de Morenos y la distribución de sitios


arqueológicos indicados mediante óvalos de color azul; (1) El Refugio; (2)
Santa Elena, (3) El Machucado, (4) El Cerrito. Imagen tomada de Google
Earth, 2007.

Fig. 19 Vista sur de una estructura de planta Fig. 20 Detalle de alineamiento conformado por
rectangular, la cual está orientada a los cuatro dos hiladas de piedra. Sitio arqueológico Santa
puntos cardinales. Sitio arqueológico El Elena.
Refugio.

Fig. 21 Terraza localizada en el sitio


arqueológico La Vaquita.
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Fig. 22 Alineamiento de roca que sugiere Fig. 23 Croquis de planta dos de las
la existencia de una calzada, localizada estructuras y la calzada que se localiza en la
en la cima de un lomerío. Sitio cima del lomerío, donde se encuentra el sitio
arqueológico El Refugio. arqueológico. 3
En el Cerrito, se detectaron restos de pisos (Fig. 24) y muros de adobe (Fig. 25) entre las
estructuras, lo que nos hace suponer que los alineamientos de piedra sirvieron de
cimiento para los muros y techumbres de materiales perecederos. Lo anterior, en virtud
de las evidencias detectadas en el sitio arqueológico El Cóporo, relativamente cerca del
sitio arqueológico El Cerrito, el cual se localiza a 40 km. de distancia en línea recta y
dirección sur de este último, en donde el sistema constructivo presente se conforma por
la disposición de rocas de riolita apiladas de manera lineal, conformando muros verticales.
En este asentamiento el uso de adobe es generalizado y era utilizado en el interior de los
conjuntos, dividiendo espacios, o en el exterior como muros de contención (Llamas, 2009).

3
Masa de barro mezclado a veces con materia orgánica fibrosa, moldeado en forma de
bloque y secado al aire (Villalobos, 2006:30).

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Fig. 24 Restos de pisos Fig. 25 Restos de adobes localizados a un costado de un
localizados a un costado de un pozo de saqueo.
pozo de saqueo, en el sector
noreste del sitio arqueológico.

También se observaron amontonamientos de piedra a manera de pequeños montículos


en la cima de las elevaciones donde se localizan los sitios arqueológicos La Vaquita y El
Cerrito, lo que sugiere que podrían tratarse de pequeños montículos, ahora destruidos.
Dentro del material cerámico observados en este tipo de sitios arqueológicos, destaca el
tipo Valle de San Luis policromo presente en la mayoría de los asentamientos descritos,
principalmente en los sitios como Santa Elena (donde se detectó la mayor cantidad de
este tipo cerámico) y El Cerrito (Figs. 26 y 27), elemento mediante el cual, y con base en
las fases establecidas por Braniff (1992:149) nos remiten a una temporalidad dentro de los
Periodos Clásico Tardío y Epiclásico (600-900 d.C.) que es hasta el momento la única fecha
considerada para esta región del sureste zacatecano.

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Figs. 26 y 27 donde se muestran fragmentos del tipo cerámico Valle de San Luis, provenientes del
sitio arqueológico Santa Elena.

Sitios con concentraciones de material


Este tipo de sitios se localizan tanto en las cimas de los cerros como a pie de monte. En el
caso de los sitios con material arqueológico de tipo cerámico, observamos una
predisposición por ocupar áreas aledañas a fuentes de abastecimiento de agua, por lo que
podrían tratarse de sitios con evidencias de estructuras ahora inexistentes debido a
factores de afectación antropogénicos. Tal es el caso de sitios como Montoro 1 y Cuesta
de San Martín 1. Registramos también algunos sitos donde predominaba la presencia de
materiales arqueológicos líticos de la clase tallada, en artefactos destinados al corte,
raído, desgaste y percusión directa, manufacturados con materias primas locales, como en
el caso del sitio arqueológico Los Campos. En el sitio arqueológico Mesa de los Chivos,
registramos una concentración de microlascas y desecho de talla: raspadores abultados,
tajaderas, raederas y puntas de proyectil, manufacturados en riolita, cuarzo y pedernal, lo
que nos siguiere que en este sitio se llevaron a cabo actividades de manufactura y
reavivamiento de herramientas líticas.
Sitios con manifestaciones gráfico-rupestre
La mayor parte de los sitios donde se observa pintura rupestre se localizan en las
estribaciones de sierras y cerros, como la Sierra de Morenos y la Sierra de Villa García,
específicamente en frentes rocosos, bloques rocosos disgregados, abrigos, nichos y
cuevas. Se detectaron sitios arqueológicos con evidencia de estructuras, asociados a
conjuntos de pintura rupestre y petrograbado, tal es el caso de los sitios Santa Elena,
Cerro de los Indios, El Salto, El Cerrito (Fig.23) y El Machucado. Existen también sitios con

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pintura rupestre y petrograbado sin relación aparente a evidencias de estructuras y con
nula o escasa presencia de material arqueológico asociado. Dentro de esta categoría se
incluyen los sitios de Jaltomate (Fig. 24) y Cuesta de San Martín (Fig. 25)
La pintura rupestre se encentra de forma más generalizada que el petrograbado, y
predomina el uso de tonalidades ocre (rojo, anaranjado), siguiéndole en frecuencia el
blanco y el negro. Las técnicas empleadas fueron el delineado y la tinta plana, y los
motivos representados son antropomorfos (Fig. 26), antropo-zoomorfos y geométricos
(Fig. 27) principalmente.

Fig. 23 Vista frontal del uno de los conjuntos Fig. 24 Panel de pintura rupestre con motivos
de pintura rupestres localizado en el sitio geométricos localizado en el sitio
arqueológico El Cerrito. arqueológico Jaltomate.

Fig. 25 Abrigo rocoso con pintura rupestre localizado en el sitio arqueológico Cuesta de San Martín.

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Fig. 26 Motivos antropomorfos localizados en Fig. 27 Motivos geométricos, elaborados
uno de los paneles del sitio arqueológico mediante la técnica del delineado. Sitio
Cuesta de San Martin. arqueológico Cuesta de San Martín.

Consideraciones Finales
La información recuperada a través de los reconocimientos arqueológicos de superficie
realizados en los municipios de Villa García y Pinos, Zacatecas, nos permitió agrupar los
sitios arqueológicos detectados en cuatro grandes grupos: sitios habitacionales, sitios con
arquitectura mayor, sitios donde se observan huellas de manufactura y reavivamiento de
herramientas líticas, y sitios con manifestaciones gráfico-rupestre. El patrón de
asentamiento nos habla de la predilección por la parte superior y laderas de cerros y
mesetas de poca elevación para el establecimiento de grupos humanos que
probablemente dependían de una economía basada en la recolección, la caza y la
agricultura, la cual era desarrollada en las partes bajas y planas adyacentes a los ríos,
arroyos y fuentes de agua intermitentes, en donde se pudieran implementar pequeños
sistemas de regadío. Este patrón predomina en los sitios tanto habitacionales, como con
arquitectura mayor, mientras que los sitios donde se observan huellas de manufactura y
reavivamiento de herramientas líticas se localizan principalmente en las laderas de los
cerros y al interior de los valles.
Los sitos con manifestaciones gráfico-rupestre, pueden localizarse tanto a pie de monte
de sierras de poca elevación, como en la parte superior de cañadas. Se observa cierta
homogeneidad en la pintura rupestre de los sitios pertenecientes a los municipios en
mención, la cual se traduce en las técnicas de manufactura y la predilección de

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tonalidades ocres para representar motivos antropomorfos, zoomorfos y elementos
arquitectónicos, principalmente.
El patrón de asentamiento de los sitios con evidencias de estrcturas, parece corresponder
a la distribución reportada por Beatriz Braniff (1961c) y Ana María Crespo (1976) para los
sitios del Tunal Grande, los cuales están localizados en las laderas de los cerros o en áreas
llanas, cerca de los cauces de los ríos o aguajes, y se caracterizan por arquitectura muy
simple, pues no parece incluir basamentos para templos, y solo se han encontrado hiladas
de piedra y adobe para cuartos rectangulares que tienen pisos de barro apisonado, sin
estuco.
Lo anterior, es también observado en el Valle del Río Lagos, donde el patrón de
asentamiento se conforma principalmente por unidades habitacionales de grupos
sedentarios, disperso en las cimas y laderas propicias para el establecimiento humano, el
cual estuvo condicionado por la cercanía a recursos hídricos (Araiza, 2000:171).

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