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Problema de Investigación
1
Dato extraído del documento de la División de Política Comercial e Industrial del Ministerio de Economía,
Fomento y Turismo De Chile, El Cooperativismo en Chile, julio 2014.
2
Clasificación de cooperativas que han informado regularmente durante 5 años su situación societaria y
contable.
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Obtenido a partir de datos facilitados por Daes, octubre 2016.
Desde la mitad del siglo XX se identifican tres momentos importantes en el
cooperativismo: auge, contracción y resurgimiento. Observando los momentos de mayor
auge del cooperativismo, entre las décadas de los cuarenta y sesenta y, contracción de
éste, entre las décadas de los setenta y ochenta, se entiende que estas etapas están
fuertemente correlacionadas con el contexto social, es decir, que en un primer momento,
el auge cooperativo tenía respuesta en el escenario político de gobiernos reformadores y
a la efervescencia social, además del proyecto de desarrollo industrial nacional. De igual
modo, la etapa de contracción, respondió al escenario político con el gobierno de Salvador
Allende (1970-1973) en primer lugar y, luego con la Dictadura Militar (1973-1990), como
además con las profundas reformas económicas que impuso el Régimen Militar, que
buscaban liberar el mercado, y posterior crisis económica que el país y el cooperativismo
padecieron (1982-1983). Por último, desde el retorno a la democracia en los noventa,
hasta la fecha, se ha visto un bajo crecimiento en el sector cooperativo, el cual a partir del
nuevo milenio comienza a crecer a un ritmo acelerado, lo que podría denominarse como
resurgimiento.
En esta última etapa vale mencionar aspectos que son clave para entender por qué el
contexto de este periodo resulta adverso para el desarrollo del cooperativismo. En primer
lugar, se observa un rol distinto del Estado, ya no como protagonista de las directrices
económicas, sino que como señala José Luis Coraggio “[...] le corresponde por lo menos el
de proveer el marco favorable para que los agentes promotores de las redes económico
sociales incentiven y demuestren las posibilidades existentes […]” (Coraggio, 2004, p.83),
esto visto materializado en las políticas públicas, las cuales han favorecido principalmente
al desarrollo de la empresa tradicional por otras formas alternativas de empresa. Por otra
parte, las leyes vigentes de ese momento no daban respuesta a las necesidades del sector,
dándose una prolongada discusión de la Ley 19.832, la que buscaba modernizar la
naturaleza de las cooperativas para así facilitar sus actividades e insertarlas dentro de una
economía de libre mercado. A su vez, se reconoce una posición desde el sector público y
privado, que legitiman la empresa tradicional como única forma viable dentro de la
economía formal, y tal como señala Jean-Louis Laville “[…] la economía de mercado torna
invisible o invalida otras formas y lógicas económicas […]” (Laville, 2009, p.59), esto
genera una tensión con sectores que proponen otras formas de organización económica,
siendo una de ellas las cooperativas, expresando un conflicto de intereses y de visiones de
mundo. Por último, a nivel social, se encuentra que “La concepción individualista posesiva
del hombre como un ser egoísta, guiado por la racionalidad mercantil, cuya relación básica
a la realidad es la de propiedad […]” (Vergara, 2001, p.436), es el eje central del modelo,
en donde se estructura la exaltación del individuo, prevaleciendo lo individual a lo
colectivo.