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El sistema de la psicología objetiva creado por John B. Watson, que él mismo bautizó con el
nombre de “conductismo”, es sin duda alguna la más influyente de las escuelas
norteamericanas, y la que más controversias ha suscitado.
El interés fundamental de la posición de Watson reside en dos postulados, una positiva y otra
negativa. En lo que respecta a lo positivo, propuso una psicología completamente objetiva.
Quería aplicar las técnicas y los principios de la psicología animal –en su primer trabajo de
campo- a los seres humanos.
Por otra parte, el aspecto negativo aparece en las invectivas watsonianas contra los conceptos
mentalitas. Watson atacó la psicología introspectiva de Titchener, y lo que consideraba
inadecuado en el funcionalismo de Angell; según Watson, Angell había conservado un prejuicio
interaccionista, por cuanto aceptaba todavía los datos de la introspección.
Auguste Comte fue quien creo el positivismo. Todas las variedades del positivismo destacan la
importancia del conocimiento positivo. Según Comte sólo el conocimiento social,
objetivamente observable, puede ser válido; la introspección, que depende de una conciencia
privada, no puede ofrecer un conocimiento válido. La psicología tradicional sería la última fase
de la etapa teológica. Afirmó que: “Para poder observar, vuestro intelecto debe hacer una
pausa en su actividad, esa misma actividad que queréis observar. Si no podéis observar; si
podéis, no habrá nada que observar. Los resultados de semejante método son proporcional a
su carácter absurdo”.
Comte destacaba dos tipos de estudio de las funciones afectivas e intelectuales: 1) determinar
con precisión las condicionamientos orgánicos de las cuales dependen, y 2) observar la
secuencia conductual.
La psicología Animal
La teoría dio un gran impulso al estudio de la psicología animal, que a su vez ha sido quizás el
factor más importante entre los que llevaron a Watson a formular su psicología conductual.
Darwin ejerció una gran influencia sobre los intelectuales ingleses, pero su teoría enfrentó al
mismo tiempo una fuerte oposición, particularmente de parte del clero y los teólogos. Una de
las objeciones fundamentales atacaba el supuesto darwiniano de la continuidad mental entre
el hombre y los animales inferiores. Lo más efectivo para responder a esta objeción, era
demostrar dicha continuidad, tal como ya lo había hecho el propio Darwin en el caso de la
continuidad física. Y esa demostración requería una psicología animal. Por lo tanto, una
manera de defender la teoría de Darwin consistió en mostrar la presencia de la mente en los
organismos infrahumanos (por contraposición a la tradición cartesiana) y su continuidad con la
mente humana.
El mismo Charles Darwin comenzó la defensa. Una tesis fundamental era que la conducta
emocional del hombre era el resultado de la herencia de conductas que en algún momento
fueron útiles para los animales. George John Romanes asumió luego su defensa.
Para Morgan, el factor explicativo fundamental eran los hábitos, más que la inteligencia;
destacaba la importancia del aprendizaje por ensayo y error. Suponía que el aprendizaje
humano y el subhumano eran continuos. Los experimentos de laboratorio llevados a cabo más
tarde por Thorndike guardan una estrecha relación con el trabajo de Morgan, tanto en su
contenido como en su perspectiva.
La psicología animal es el de Jacques Loeb. Loeb, un biólogo alemán, llegó a los Estados Unidos
en 1891 y pasó allí la mayor parte de su carrera profesional. A él se debe la amplia aceptación
del concepto de tropismo, o movimiento forzado, como factor explicativo de la conducta
animal. En un tropismo, la respuesta es una función directa del estímulo, y en este sentido es
forzada. Según Loeb, toda la conducta de las formas animales inferiores era tropista, y también
lo era una proporción considerable de la conducta de las formas superiores.
Mencionamos también la escuela reflexología rusa, iniciada por I.M. Sechenov y desarrollada
por Pavlov y Bechterev.
John Broadus Watson (1878-1958) nació cerca de Greenville, en Carolina del Sur. Desde edad
temprana demostró su rebeldía, que se manifestó posteriormente en el carácter iconoclasta
de su conductismo.
Definición de la psicología
Para Watson la psicología era: “La parte de la ciencia natural cuyo objeto de estudio es la
conducta humana, las acciones y verbalizaciones, tanto aprendidas como no aprendidas, de las
personas”.
El conductismo de Watson tenía dos objetivos específicos: predecir la respuesta, conociendo el
estímulo, y predecir (en realidad, postdecir) el estímulo, conociendo la respuesta. Los términos
estímulo y respuesta representaba para Watson conceptos más amplios que los reconocidos
por sus definiciones usuales.
Estimulo significa para nosotros cualquier objeto del ambiente en general o cualquier cambio
en los tejidos del mismo debido a la condición fisiológica del animal. Respuesta significa para
nosotros cualquier cosa que el animal haga.
Postulados
3) Ante todo estímulo efectivo hay una respuesta inmediata de algún tipo; toda
respuesta obedece a algún tipo de estímulo. Hay entonces un escrito determinismo de causa y
efecto en la conducta.
Hay siempre informes objetivos sobre movimientos musculares o secreciones glandulares que
se dan en el tiempo y el espacio; estos deben ser, al menos en principio, analizados
cuantitativamente, y las unidades de descripción son las relaciones estímulo-respuesta,
aunque pueden ser unidades de escala bastante grandes –como es el caso de “construir un
rascacielos”- y no meramente “contracciones musculares”.
Principios de conexión
Aquí Watson adoptó en un principio la antigua versión del asociacionismo: las leyes de
frecuencia y recencia, con prescindencia del “efecto” que había agregado Thorndike. Encontró
el “efecto” las viejas actitudes mentalistas, aunque, como hemos notado, es posible una
interpretación estrictamente objetiva y operacional. Watson decía que la respuesta de éxito
debe siempre acaecer y dar término a la conducta.
Principios de selección
Uno de los problemas del conductismo es la amplitud cada vez mayor de lo estímulos a los que
responde un individuo.
Por lo tanto, Watson sostuvo que la selectividad de la respuesta y del estímulo suficiente
depende solamente de las conexiones E-R innatas y adquiridas. La selección no constituye un
problema aparte. Los antiguos conceptos mentalistas de intención y valor son eliminados
como explicaciones.
La solución puesta por Watson para el problema mente-cuerpo está en el núcleo de lo que se
ha dado en llamar conductualismo radical o metafísico. No obstante, coincidimos con el punto
de vista más débil –al cual Watson y otros conductitas adhirieron a veces- que no existe hasta
el presente ningún método mediante el cual se pueda estudiar la mente de un modo objetivo y
directo.
Muchos conductistas declarados, sin embargo, sintieron la necesidad de adoptar una posición
más positiva. No querían estudiar la consecuencia o la mente, y por lo tanto quería negar su
importancia; esto sólo podían hacerlo si aceptaban cierta posición adecuada sobre el problema
mente-cuerpo. En primer lugar, un punto de vita epifenomentalista según el cual la conciencia
no tendría eficacia causal y por lo tanto sería de poco interés para la ciencia; esto sólo podían
hacerlo si aceptaban cierta posición adecuada sobre el problema mente-cuerpo. En primer
lugar, un punto de vista epifenomenista según el cual la conciencia no tendría eficacia causal y
por lo tanto sería de poco corporales, y sería de poca importancia.
Weis también aceptaba la realidad de los procesos conscientes, aunque sólo como
epifenómenos. Sostenía que “la conciencia es una experiencia puramente personal y no tiene
ningún valor o validez científicos, a menos que se exprese en alguna.
Weis también aceptaba la realidad de los procesos conscientes, aunque sólo como
epifenómenos. Sostenía que “la conciencia (la totalidad de nuestra sensaciones, imágenes y
afectos) es una experiencia puramente personal y no tiene ningún valor o validez científicos, el
habla y otra forma de representación”.
Este punto de vista reduce por completo la mente a las funciones fisiológicas, y representa así
una posición conductista real.
Los conductistas sostenían que lo importante en la introspección eran los estímulos, y no sus
presuntos correlatos conscientes. La introspección es simplemente una manera de informar lo
que se ha aprendido, por medio del lenguaje.
Por último, insistían los conductistas, el principios de conservación de la energía puede aplicar
al punto de vista epifenoménico.
El conductista radical se volvió entonces hacia un escrito monismo físico, de acuerdo con el
cual lo mental es simplemente una descripción del modo en que funcionan los sucesos físicos,
y la conciencia no tiene una existencia independiente o particular.
Aunque el trabajo inicial de Watson se relacionó con problemas animales, el mejor ejemplo de
su programa conductista experimentalmente es probablemente la investigación de
condicionamiento y reacondicionamiento de las respuestas emocionales en los niños.
Representa el mejor ejemplo de la técnica de condicionamiento aplicada por los conductistas
clásicos.
Watson inició el estudio comparativo de niños muy pequeños, en un esfuerzo por identificar
con precisión el tipo y variedad de las conductas congénitas y presumiblemente heredadas.
Observó “casi diariamente” a varios cientos de niños a lo largo de sus primeros 30 días de vida,
y a una cantidad menor durante períodos prolongados de la primera infancia. El resultado fue
un catálogo del “equipo innato del ser humano joven”, según las propias palabras de Watson.
La conclusión de Watson fue que no hay una diferencia fija de respuestas para cada mano,
hasta tanto el uso social comienza a establecer el predominio de una de ellas.
Es esta una de sus contribuciones mejor conocidas, dentro de la fase del programa de
investigación. Watson encontró que el miedo era producido por sonidos fuertes y pérdidas
súbitas del apoyo, la cólera por los impedimentos al movimiento corporal, y el amor por las
cosquillas, las palmaditas, las caricias y el acto de mecer.
La palabra conductista no implica los aspectos secundarios del pensamiento de Watson. Sin
embargo, gran parte del ataque al conductismo se ha orientado a estos puntos secundarios, a
los que muchas veces se confunde con características fundamentales.
La teoría del desarrollo del lenguaje cumple un papel clave en el pensamiento conductista. En
un primer momento, el aparato vocimotor del bebé humano produce, de modo natural,
muchas sílabas separadas.
En todo esto, insiste el conductista, no hay más que conexiones y reconexiones cerebrales; no
son necesarios los sucesos mentales.
Watson extendió esta interpretación al pensamiento que sería una conducta implícita o
encubierta. Esta consiste en tendencia a los movimientos musculares o las secreciones que no
se pueden observar directamente mediante las técnicas usuales pero que desempeñan un
papel importante en la activación o mediatización de otras conductas, más manifiestas.
Watson sostenía una teoría del pensamiento esencialmente periférica, poniendo el énfasis en
las reacciones musculares y en las tendencias a ellas, otros conductistas llevaron el supuesto
de una progresiva supresión de las acciones musculares a su conclusión lógica. Esto dio por
resultado una teoría central del pensamiento, que implica solamente estados cerebrales.
Watson mismo desarrolló un visionario programa de progreso social, una ética experimental
basada en el conductismo. Se manifiesta particularmente al final de su Behaviorism;
“Pienso que el conductismo establece las bases para una vida más sana. Debe ser una ciencia
que prepare a los hombres y mujeres para la comprensión de los principios fundamentales de
su propia conducta. Debe hacer desear a los hombres y mujeres el reordenamiento de sus
propias vidas, y especialmente la crianza saludable de sus hijos”.
Albert P. Weiss fue asistente de Max Meyer, quien a su vez se había trasladado desde la
Universidad de Berlín para fundar el laboratorio de psicología de la Universidad de Missouri,
en 1900. Meyer como uno de los primeros objetivistas, cuya “psicología del otro” precedió al
conductismo de Watson. Para Weiss, la conducta era un último reductible a términos físico-
químicos. La psicología, por lo tanto, era una rama de la física. El primer capítulo del capítulo
del libro se titula “Los elementos fundamentales” y consiste en un análisis de la estructura de
la materia, la naturaleza de la energía, el concepto de la fuerza, etc.
Edwin B. Holt. Su influencia más importante ha sido el haber servido de estímulo para la
combinación conductista de intencionismo y teoría cognitiva, realizada por Tolman. Fue un
neorrealista filosófico que intentó integrar las partes esenciales de los movimientos
conductistas y psicoanalítico “dinámico”.
Karl S. Lashley fue alumno de Watson. Fue un importante psicofisiólogo, y sólo en pocas
ocasiones se aventuró en problemas sistemáticos. Se lo conoce mejor por su trabajo sobre la
experimentación cerebral de ratas, que demostró los límites de la localización.
Desarrolló una gran cantidad de principios de acción cerebral sobre la base de su trabajo de
extirpación. Lashley se desplazó de un marco referencial estímulo-respuesta a otro de teoría
de campo, en parte como consecuencia de la significación teórica de sus propios hallazgos
sobre las funciones cerebrales.
Z. Y. Kuo fue un psicólogo chino que recibió su preparación en los Estados Unidos. Adoptó una
posición extremadamente ambientalista, mucho más radical que la de Watson. Todos los
supuestos instintos debían explicarse sobre la base de la estructura heredada y de las
influencias ambientales. A diferencia de Watson, Kuo pensaba que la explicación básica de los
cambios de conducta era la continuidad de esta última, y no el condicionamiento.
No creía que hubiera tendencias conductuales directas de carácter innato, más allá de as que
resultan estrictamente de los factores estructurales.
Conductistas Contemporáneos
Hay cuatro hombres, sin embargo, que han servido de puente entre Watson y el presente.
Estos cuatro hombres son E.C. Tolman, E.R. Hull y B.F. Skinner. Además señalemos el papel
importante de autores tales como C.H. Graham y W.R. Garner, que aplicaron las nociones
básicas a la psicología experimental de la percepción visual y D.O. Hebb y R.C. Davis, que
hicieron lo propio en el campo de la psicología fisiológica.
Los ataques dirigidos contra Watson y su rama del conductismo alcanzaron a todos los
aspectos del sistema.
Conductismo metodológico
Una objeción inmediata fue que la formulación extrema de Watson dejaba fuera de la
psicología muchos de sus componentes importantes.
La aceptación del “informe verbal” por parte de Watson no era satisfactoria. Woodworth
criticaba a Watson su intento de ocuparse de los fenómenos de las postimágenes e imágenes
consecutivas de un marco estrictamente objetivo.
Un ataque más amplio y vigoroso vino de McDougall, quien, como hemos indicado, afirmaba
que haber puesto y utilizado antes que Watson el experimento estrictamente conductista. 1)
las relaciones funcionales de las experiencias conscientes; 2) la exactitud del informe verbal, y
3) la significación del informe verbal.
Watson solía argüir que, a pesar de sus objeciones, McDougall y Woodworth deben hacer uso
de la conducta como dato. Toda vez que su metafísica los hace tratar de usar de usar alguna
otra cosa, se meten en problemas; y vemos que quienes procuran usar la conciencia como
dato básico se implican inútiles sobre lo que encuentran allí. La conciencia es una herramienta
para los científicos, no un objeto de estudio.
Watson quería aceptar el informe verbal a discriminatorio cuando era exacto y verificable y
desecharlo cuando era inverificable. La administración del informe verbal fue una concesión
dañosa, porque hizo pensar lo que era el conductismo pedía solamente cambios de nombres y
una reforma de los procedimientos científicos.
En época aún más reciente, O’Neil ha procurado establecer la posición conductista respecto de
la conducta mediante una relación entre el conductismo y el realismo en la filosofía, y
efectivamente demuestra con éxito que la conciencia no constituye un problema para los
conductistas radicales, aunque tal vez siga siendo para los demás.
Otra línea de crítica metodológica incluye el cargo de que Watson abandonó su propósito de
limitarse a lo observable, al incluir las tendencias implícitas de conducta, que no eran
directamente observadas, aunque en teoría eran observables. La repuesta a la objeción es
similar a la anterior.
E.C. Tolman, otro conductista, formuló una vigorosa crítica. Tolman encuentra en la conducta
manifiesta una intencionalidad que Watson no aceptaba.
Conductismo metafísico
La mayor parte del ataque crítico se reorientó entonces hacia el argumento esencialmente
metafísico que descartaba el interaccionismo y negaba no ya la utilidad científica sino la
existencia misma de la mente.
Los primeros ataques contra la posición conductista extrema provinieron tanto del campo
conductista como del no conductista.
El conductista Hunter expresaba sus dudas sobre la posición radical, al concluir que “la mera
negación de la ´conciencia´ exista no puede disfrutar de una aceptación duradera entre los
psicólogos.
La réplica del conductismo consistiría probablemente en señalar que es difícil para cualquiera
decir como atribuye significados a palabras tales como pensamiento y emoción.
En primer lugar, se dijo, resulta paradójica la situación de un determinista estricto que intenta
decir a la gente lo que debe hacer. Una argumentación emparentada con ésta es la que se
refiere al supuesto de una estricta interpretación E-R de la conducta, interpretación a la que se
considera mecanicista y por lo tanto de un valor explicativo dudoso en problemas prácticos.
El determinismo requiere sólo que los acontecimientos se produzcan acuerdo con algún tipo
de ley natural, y en consecuencia, no es necesariamente mecanicista.
El conductista diría también que la existencia de dificultades prácticas como las que menciona
McDougall, no anula el determinismo ni prueba el libre albedrío.
Finalmente, el conductista tomaría nota de un error de los que defienden el libre albedrío. A
menudo se ha involucrado el principio de Heisenberg como una prueba de que el libre albedrío
existe para el ser humano, ya que presumiblemente existe para el electrón. La conclusión del
conductista sería que no hay al presente una base científica realmente sólida que autorice a
aplicar el principio de Heisenberg a los problemas psicológicos.
Otros dos aspectos de la posición individual de Watson sufrieron fuertes ataques. Uno fue su
ambientalismo. El segundo punto de ataque se centra en el empleo que hizo Watson del
término E-R. Sus definiciones eran demasiado aleatorias y elásticas y se presentaban con
facilidad a una cierta dosis de flexión post hoc para explicar los resultados.
La razón primordial fue que los psicólogos norteamericanos estaban deseosos de abandonar
los sofocantes confines del estudio introspectivo.
McDougall sugirió dos factores adicionales. En primer lugar, el conductismo sería atractivo
porque a algunas personas les atrae todo lo extraño y absurdo. En segundo lugar, hubo
quienes –especialmente los que estaban bien informados- se ligaban al conductismo por un
sentimiento de lástima ante lo que consideraban esfuerzos desencaminados de Watson.
Incluso la oposición metafísica extrema de Watson, que a nuestro entender era innecesaria,
fue en cierta medida una aportación. Así como el gran esfuerzo de Titchener por desarrollar el
estructuralismo wundtiano constituyó un ensayo completo de esa rama de la psicología,
también la insistente elaboración watsoniana de la cuestión mente-cuerpo ayudó a señalar
que el problema era científicamente infructuoso.
La contribución del mismo Watson, como señala Boring, se apoya fundamentalmente en sus
condiciones de “polemizador dramático y líder entusiasta”. Bergmann llegó a decir de Watson:
“Desde mi punto de vista, el papel de Watson consistió ante todo en completar y consumar,
fue el más grande de los funcionalistas, aunque cronológicamente no haya sido el último”.
Bergmann pensaba que la contribución más importante de Watson era su insistencia en que
no existen mentes interactuantes. Estamos de acuerdo, pero la afirmación de Bergmann
debería ser mejor explicada, pues tanto podría significar que 1) no hay mentes que interactúan
con los cuerpos, como que 2) no hay mentes que se interactúen directamente unas con otras.
Margaret Washburn consideraba la conciencia un concepto útil y la introspección un método
útil.