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HISTORIA DEL CRISTIANISMO

El cristianismo se origina a partir de la reinterpretación mesiánica y universalista


de las tradiciones israelitas (judaísmo).
Se distinguen por ser los creyentes en la resurrección de Cristo y en su mensaje
de amor fraterno.
En las primeras comunidades se distinguen dos grupos:
1) Judeocristianos (comunidad de Jerusalén): seguían leyes judías
(Torá, como la circuncisión);
2) Cristianos helenistas, (comunidad de Antioquia (Siria) y Corinto
(Grecia)) formadas por judíos de la diáspora, para ellos no era importante seguir la ley
judía (Torá). Es el caso de san Esteban lapidado en el 36 (primer mártir).

La creencia en la segunda venida (Parausía) de Cristo hizo que los cristianos no


se dotasen de un sistema estable y surgieran muchas comunidades con diferentes
creencias.
La expansión del cristianismo helenístico supondrá la organización en obispos
(pues no era tan clara que la segunda venida fue inminente). De este modo se inició la
tarea de unificar la doctrina. El primer problema era decidir entre una iglesia judía o
universal, lo que suponía seguir o no las normas judías, y así poder evangelizar a los
gentiles (aquellos que no tienen pasado judío). Esta cuestión se discutió en el concilio
de Jerusalén (48), en el que se acepto la teoría de los cristianos helenistas
representados por Pablo de Tarso, frente a la de los judeocristianos representados por
Santiago. [testigos de Jehová aceptan la norma judía de no absolver sangre].
De este modo la iglesia se convirtió en universal y evangelizadora, y
rápidamente se propagó por el Mediterráneo, de tal forma que ya en siglo II los
cristianos con pasado no judío superaban en número a los judíos cristianos.
Pero la división interna en el cristianismo no desapareció, y persistieron [lo
cual ha sido constante durante toda la historia del cristianismo] gran cantidad de grupos
que interpretan de forma diferente la figura de Jesús y su mensaje [¿si sólo hay un dios
como puede ser Jesús dios?]. Pero dado el carácter universal que pretendía tener el
cristianismo se buscó llegar a una doctrina oficial, rechazando las otras como herejías
que en ocasiones provocaron cismas (rupturas).
La doctrina oficial se unificaba y establecía en las reuniones entre obispos,
llamadas concilios ecuménicos (significa universal). Es especialmente importante el
concilio de Nicea (321), convocado por Constantino I, que pretendía recuperar la
unidad de la Iglesia quebrantada por la aparición del arrianismo (decía que Jesús no
era dios). Se acepto el dogma de la santidad de Cristo. Esta fue la primera vez en la que
un credo fue aceptado con carácter universal por todas las iglesias. Pero las diferencias
continuaron y se sucedieron los concilios. Uno de especial relevancia es el de
Calcedonia (451), en el que se acuñó las doctrinas de la Santísima Trinidad.
A los autores de estos dogmas de la iglesia anteriores al siglo VII son conocidos
como padres de la iglesia o apostólicos, y este periodo se le llama Patrística. Se puede
destacar a Clemente I de Roma (fue el tercer Papa del 92-101), san Ignacio de Antioquia
(35 a 107, quien fue condenado a ser devorado por las bestias salvajes. Fue el primero
en utilizar el término de «Iglesia católica» y en insistir sobre la virginidad de María),
etc. Destaca sobre todos ellos san Agustín de Hipona (354-430).

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En cuanto a la relación con el estado (Imperio Romano), se pueden distinguir
varios periodos.
1. Persecución: Las causas de esta hostilidad hacia los cristianos no eran
siempre las mismas y, por lo general, la oposición y las persecuciones tenían causas
muy concretas. Pero en general se pueden destacar:
a) Hostilidad de los judíos- consideraban a los cristianos traidores
b) Odio de paganos- responsabilizaba de cualquier desastres
c) Oposición de los cristianos a reconocer la autoridad estatal.

Debido a estas causas los cristianos fueron perseguidos hasta el siglo IV (hasta el
año 303). En el siglo I fueron perseguidos por Nerón (54-68, en el año 67 murió san
Pedro). En el siglo II fueron perseguidos por Trajano (250) y Marco Aurelio (161-180),
aunque sólo cuando había una denuncia. En el siglo III sufrieron diversas
persecuciones por Septimo Severo, Máximo Tracio, Decio, Valeriano y Diocleciano (que
fue la última y más cruel de las persecuciones)
En el 313 los emperadores Constantino y Licinio (occidente) promulgaron el
Edicto de Milán que permitía la práctica del cristianismo. Y en el 324 el cristianismo se
convierte en la religión oficial, pero dejando libertad religiosa.
En el año 330, Constantino decide trasladar la capital del Imperio a Bizancio,
que pasa a conocerse por Constantinopla (actual Estambul), de forma que los centros
del cristianismo oriental (Constantinopla, Jerusalén, Antioquía y Alejandría),
comienzan a desvincularse progresivamente de la centralización del cristianismo
occidental en el papa de Roma.
2. Religión oficial: En el año 380, el emperador Teodosio, promulga el Edicto
de Tesalónica, por el cual el cristianismo se convirtió en religión oficial y se
prohibieron todas las otras religiones. El motivo fundamental era que el cristianismo
podía servir de aglutinante a un imperio de muchas culturas (dado su mensaje universal)
y porque terminó por justificar el poder del emperador como intermediario entre dios y
los hombres.
De esta forma, se hizo más fácil ser cristiano que no serlo. Como resultado, los
cristianos comenzaron a sentir que se estaba rebajando el grado de exigencia y
sinceridad de la conducta cristiana y que el único modo de cumplir con los imperativos
morales de Cristo era huir del mundo, y ejercer una profesión de disciplina cristiana
como monje. Así aparece la llamada vida monástica, como es el caso de san Antonio
Abad (251-356) que crea la primera colonia de ermitaños. Hay que destacar también a
San Pacomio que fundó el primer monasterio en Egipto hacia el 350, a San Basilio que
elaboró la regla para dirigir la vida monacal (pobreza, obediencia y castidad) y a san
Benito de Nursia que en el 529 fundó en Nápoles la orden de los benedictinos.

El año 395 en la que se produce la división del Imperio Romano, al dejar


Flavio Teodosio la parte oriental a su hijo mayor Arcadio y la parte occidental a su hijo
Honorio. El último emperador del imperio occidental fue Rómulo Augustulo, depuesto
el 476 por Odoacio. Esta época se caracteriza por las migraciones germánicas
progresivamente cristianizadas y el crecimiento del poder del papado, debido a la
ausencia de un poder fuerte. Poco a poco se van creando reinos germánicos
autónomos, que deberán hacer frente a la amenaza islámica. El Islam es una religión,
también de origen judío, que aparece a partir de las enseñanzas de Mahoma (570-632),
que durante los siglos VII y VIII realizó una importante expansión territorial. Los
principales centros cristianos de oriente son conquistados (636, Siria; 638, Jerusalén;
643, Alejandría), y en varias ocasiones Constantinopla es asediada. En el 711 comienza

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la conquista de la península Ibérica, y llegan hasta Francia, donde en el 732 fueron
derrotados por Carlos Martel. Ante esta amenaza pocos años después los cristianos se
unieron sus fuerzas en el llamado Sacro Imperio Romano, en el que el emperador
Carlomagno era la cabeza temporal y el papa León III la espiritual.
La estrecha relación entre papa y emperador, llevo a los emperadores a poder
decidir sobre el nombramiento de obispos y abades que administraban gran extensión
de terreno. El papado reaccionó para evitar que la iglesia se convirtiera en un títere del
poder secular. El papa Gregorio VII impuso la prioridad de la Iglesia sobre los poderes
seculares (reforma gregoriana, 1075), excomulgando al emperador Enrique IV por no
aceptar esta medida. Por el mismo motivo el papa Inocencio III excomulga al rey Juan
sin Tierra. Bonifacio VIII prohibió en 1296 el cobro de tasas al clero sin consentimiento
expreso papal, lo que generó un importante conflicto con Felipe IV de Francia, que
llegaría a atacar el palacio papal. Todo ello conduciría al final al llamado “cisma de
occidente” de 1378, en el que se elegiría dos papas: Urbano VI y Clemente VII (se
trasladó a Aviñón). En el concilio de Constanza (1414-1418) se cesaron los dos papas
y se eligió a Martín V, aunque el papado no recuperaría jamás la autoridad anterior.
La cooperación entre Iglesia y Estado se mantuvo, no obstante, para enfrentarse
al enemigo islámico. De este modo, no sólo se defendieron los territorios europeos sino
que se intentaron recuperar los territorios perdidos. La primera cruzada la organizó
Urbano II el año 1095, consiguiéndose tomar Jerusalén el 1099. Un siglo más tarde se
perdió su control. Se organizaron ocho cruzadas. La última fue la de san Luís en el
1270.
Una de las misiones de las cruzadas era defender el cristianismo oriental. Pero
este cristianismo no admitía la autoridad eclesiástica del papa, además de tener muchas
diferencias litúrgicas y doctrinales, dado que no había sufrido las influencias de los
pueblos germánicos. Por ejemplo, la iglesia oriental no aceptaba el filioque (la
expresión y del Hijo): “Creo... en el Espíritu Santo... que viene del Padre y del Hijo”,
no admiten el pan sin levadura, y sí admiten el matrimonio de los sacerdotes. Estas y
otras discrepancias llevaron a que en 1054 se produjera la ruptura entre las dos iglesias,
formándose la iglesia católica (significa universal) y la ortodoxa (significa correcta
creencia).
En 1204 las tropas de la cuarta cruzada saquearon Constantinopla, confirmando
la escisión entre ambas iglesias. En 1453, Constantinopla cayó en manos de los turcos,
aunque la religión ortodoxa se había extendido ya por los pueblos eslavos. En 1965 las
mutuas excomuniones fueron anuladas por el papa Pablo VI y el patriarca Antenáforas I.
Durante este periodo la iglesia ortodoxa, menos sujeta a la autoridad papal,
había sido más rica en controversias teológicas, mientras que la occidental había estado
dominada por el pensamiento agustiniano. A partir del siglo XI se advierte un
movimiento de renovación en la iglesia occidental. Lo que supone la aparición de
nuevas ordenes religiosas (cluniacenses, cistercienses, cartujos, dominicos 1170,
franciscanos 1209: estas órdenes suelen ser más activas y dedican menos tiempo a la
oración). Estas ordenes fundarán las primeras escuelas, que posteriormente se
convertirán en escuelas catedralicias en las que aparecerán pensadores tan importantes
como San Alberto Magno, san Buenaventura, san Anselmo y, sobre todo, santo Tomás. A
este periodo se le conoce como Escolástica.
Además de estas discusiones teóricas proliferan numerosas herejías (cáltaros,
valdenses,...) que llevan a la creación de la Inquisición en el 1231.

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