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En cuanto a la relación con el estado (Imperio Romano), se pueden distinguir
varios periodos.
1. Persecución: Las causas de esta hostilidad hacia los cristianos no eran
siempre las mismas y, por lo general, la oposición y las persecuciones tenían causas
muy concretas. Pero en general se pueden destacar:
a) Hostilidad de los judíos- consideraban a los cristianos traidores
b) Odio de paganos- responsabilizaba de cualquier desastres
c) Oposición de los cristianos a reconocer la autoridad estatal.
Debido a estas causas los cristianos fueron perseguidos hasta el siglo IV (hasta el
año 303). En el siglo I fueron perseguidos por Nerón (54-68, en el año 67 murió san
Pedro). En el siglo II fueron perseguidos por Trajano (250) y Marco Aurelio (161-180),
aunque sólo cuando había una denuncia. En el siglo III sufrieron diversas
persecuciones por Septimo Severo, Máximo Tracio, Decio, Valeriano y Diocleciano (que
fue la última y más cruel de las persecuciones)
En el 313 los emperadores Constantino y Licinio (occidente) promulgaron el
Edicto de Milán que permitía la práctica del cristianismo. Y en el 324 el cristianismo se
convierte en la religión oficial, pero dejando libertad religiosa.
En el año 330, Constantino decide trasladar la capital del Imperio a Bizancio,
que pasa a conocerse por Constantinopla (actual Estambul), de forma que los centros
del cristianismo oriental (Constantinopla, Jerusalén, Antioquía y Alejandría),
comienzan a desvincularse progresivamente de la centralización del cristianismo
occidental en el papa de Roma.
2. Religión oficial: En el año 380, el emperador Teodosio, promulga el Edicto
de Tesalónica, por el cual el cristianismo se convirtió en religión oficial y se
prohibieron todas las otras religiones. El motivo fundamental era que el cristianismo
podía servir de aglutinante a un imperio de muchas culturas (dado su mensaje universal)
y porque terminó por justificar el poder del emperador como intermediario entre dios y
los hombres.
De esta forma, se hizo más fácil ser cristiano que no serlo. Como resultado, los
cristianos comenzaron a sentir que se estaba rebajando el grado de exigencia y
sinceridad de la conducta cristiana y que el único modo de cumplir con los imperativos
morales de Cristo era huir del mundo, y ejercer una profesión de disciplina cristiana
como monje. Así aparece la llamada vida monástica, como es el caso de san Antonio
Abad (251-356) que crea la primera colonia de ermitaños. Hay que destacar también a
San Pacomio que fundó el primer monasterio en Egipto hacia el 350, a San Basilio que
elaboró la regla para dirigir la vida monacal (pobreza, obediencia y castidad) y a san
Benito de Nursia que en el 529 fundó en Nápoles la orden de los benedictinos.
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la conquista de la península Ibérica, y llegan hasta Francia, donde en el 732 fueron
derrotados por Carlos Martel. Ante esta amenaza pocos años después los cristianos se
unieron sus fuerzas en el llamado Sacro Imperio Romano, en el que el emperador
Carlomagno era la cabeza temporal y el papa León III la espiritual.
La estrecha relación entre papa y emperador, llevo a los emperadores a poder
decidir sobre el nombramiento de obispos y abades que administraban gran extensión
de terreno. El papado reaccionó para evitar que la iglesia se convirtiera en un títere del
poder secular. El papa Gregorio VII impuso la prioridad de la Iglesia sobre los poderes
seculares (reforma gregoriana, 1075), excomulgando al emperador Enrique IV por no
aceptar esta medida. Por el mismo motivo el papa Inocencio III excomulga al rey Juan
sin Tierra. Bonifacio VIII prohibió en 1296 el cobro de tasas al clero sin consentimiento
expreso papal, lo que generó un importante conflicto con Felipe IV de Francia, que
llegaría a atacar el palacio papal. Todo ello conduciría al final al llamado “cisma de
occidente” de 1378, en el que se elegiría dos papas: Urbano VI y Clemente VII (se
trasladó a Aviñón). En el concilio de Constanza (1414-1418) se cesaron los dos papas
y se eligió a Martín V, aunque el papado no recuperaría jamás la autoridad anterior.
La cooperación entre Iglesia y Estado se mantuvo, no obstante, para enfrentarse
al enemigo islámico. De este modo, no sólo se defendieron los territorios europeos sino
que se intentaron recuperar los territorios perdidos. La primera cruzada la organizó
Urbano II el año 1095, consiguiéndose tomar Jerusalén el 1099. Un siglo más tarde se
perdió su control. Se organizaron ocho cruzadas. La última fue la de san Luís en el
1270.
Una de las misiones de las cruzadas era defender el cristianismo oriental. Pero
este cristianismo no admitía la autoridad eclesiástica del papa, además de tener muchas
diferencias litúrgicas y doctrinales, dado que no había sufrido las influencias de los
pueblos germánicos. Por ejemplo, la iglesia oriental no aceptaba el filioque (la
expresión y del Hijo): “Creo... en el Espíritu Santo... que viene del Padre y del Hijo”,
no admiten el pan sin levadura, y sí admiten el matrimonio de los sacerdotes. Estas y
otras discrepancias llevaron a que en 1054 se produjera la ruptura entre las dos iglesias,
formándose la iglesia católica (significa universal) y la ortodoxa (significa correcta
creencia).
En 1204 las tropas de la cuarta cruzada saquearon Constantinopla, confirmando
la escisión entre ambas iglesias. En 1453, Constantinopla cayó en manos de los turcos,
aunque la religión ortodoxa se había extendido ya por los pueblos eslavos. En 1965 las
mutuas excomuniones fueron anuladas por el papa Pablo VI y el patriarca Antenáforas I.
Durante este periodo la iglesia ortodoxa, menos sujeta a la autoridad papal,
había sido más rica en controversias teológicas, mientras que la occidental había estado
dominada por el pensamiento agustiniano. A partir del siglo XI se advierte un
movimiento de renovación en la iglesia occidental. Lo que supone la aparición de
nuevas ordenes religiosas (cluniacenses, cistercienses, cartujos, dominicos 1170,
franciscanos 1209: estas órdenes suelen ser más activas y dedican menos tiempo a la
oración). Estas ordenes fundarán las primeras escuelas, que posteriormente se
convertirán en escuelas catedralicias en las que aparecerán pensadores tan importantes
como San Alberto Magno, san Buenaventura, san Anselmo y, sobre todo, santo Tomás. A
este periodo se le conoce como Escolástica.
Además de estas discusiones teóricas proliferan numerosas herejías (cáltaros,
valdenses,...) que llevan a la creación de la Inquisición en el 1231.