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GENESIS 4

(7 estudios)

Índice……………………………………………………………1

Escuela Bíblica………………………………………………2

Caín y Abel Blue Letter Bible… ..................... 14

Una mala actitud contamina un sacrificio


Reflexiones bíblicas, pastorales y teológicas…19

¿Por qué a Dios no le agradó la ofrenda de Caín?


Discipulado Cristiano…...................................23

Dos hombres - Dos ofrendas… ...................... 26

El amor de Dios hacia Caín… ......................... 35

Caín y Abel estudio de la Biblia… ................... 43

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Escuela Bíblica
https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=14 Estudio bíblico de Génesis 3:14-4:5
https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=15 Génesis 4:6-5:22

Génesis 3:14-4:5
Concluíamos el programa anterior con el comienzo del alejamiento de Adán y Eva de su Creado
r. En los versículos siguientes podemos ver las consecuencias de aquella gran tragedia y a Dio
s actuando como juez frente al ser humano. Pero también podemos contemplar a Dios empeza
ndo a desarrollar su propósito para el futuro. Leamos el capítulo 3:14,
"Y el Señor Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que to
dos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y pol
vo comerás todos los días de tu vida."
En aquel tiempo, la serpiente no era una criatura que se arrastrase, Debió ser bastante diferent
e a como la imaginamos hoy, hasta que cayó bajo el juicio de Dios quien pronunció, en efecto, u
n juicio sobre Satanás, que tuvo graves consecuencias para el hombre. Leamos el versículo 15:
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; ésta te herirá e
n la cabeza, y tu le herirás en el calcañar."
Este versículo es importante, por ser la primera profecía de la venida del Mesías, el Salvador de
l mundo. Voy a leerlo otra vez, aclarándolo un poco más.
"Y pondré enemistad entre ti (es decir Satanás) y la mujer, y entre tu simiente y su simien
te; ésta (es decir Cristo) te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el talón."

Esta es una declaración sumamente importante. El pensamiento predominante no se centra en


la victoria final sino en una lucha prolongada e incesante. Se había iniciado una larga lucha entr
e el bien y el mal, que es lo que encontramos precisamente en el resto de las Sagradas Escritur
as.

Siglos más tarde y durante su vida en la tierra, el Señor Jesucristo, hablando a los judíos incréd
ulos, se refirió a esta lucha con estas palabras del Evangelio según S. Juan, capítulo 8:44,
"Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un h
omicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en é
l. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza porque es mentiroso y el padre de
la mentira."
El "diablo" es Satanás. El Señor Jesucristo hizo una distinción entre los hijos de Dios y los hijos
de Satanás. El apóstol Juan menciona otra vez este conflicto en su primera carta, capítulo 3:10,
con estas palabras:
"En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica
la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano."
Aquí hay un conflicto, una lucha, y la realidad de que hay dos simientes en este mundo. Habrá
una victoria final, pero la lucha será prolongada y continua. Cada ser humano debe enfrentarse
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con la tentación y tiene que vencer su propia batalla. Antes de que Jesucristo viniese, se podía
alcanzar la victoria a través de la obediencia de la fe.

Después de la venida de Cristo, hemos de identificarnos con El, también por medio de la fe par
a poder vencer. Por ello, la pregunta crucial es,

¿qué significa ser salvo?


Significa estar en Cristo, es decir, unido a Cristo.

Entre los órdenes de la creación --los ángeles, el ser humano y los animales-- a estos últimos n
o se les dio la opción de elegir, pero el hombre y los ángeles, sí pudieron elegir. En este relato v
emos la elección realizada por el ser humano, quien tomó una decisión, y ha sido hecho respon
sable de ella.

Observemos que el último versículo del pasaje que comentamos, Génesis 3:15, habla de la sim
iente de la mujer y no de la simiente del hombre. Porque aquí se encuentra, al menos, una insin
uación del nacimiento virginal de Cristo. y la promesa de la llegada de un Salvador.

Cuando Dios fue al jardín del Edén buscando al hombre, le preguntó. ¿dónde estás? Hay libros
de religión que hablan de la historia de la búsqueda de Dios por parte del hombre. Esta no es la
actitud de Dios. La salvación es la búsqueda del hombre por parte de Dios.

El hombre se ha apartado, se ha alejado de Dios. Y Dios fue a buscarle, llamándole con aquella
s palabras: "¿dónde estás?" Este llamado ha sido descrito así:
● Es el llamado de la justicia Divina, que no puede pasar por alto el pecado.
● Es el llamado del dolor Divino, que se lamenta por el pecador.
● Es el llamado del amor Divino, que ofrece redención por el pecado.

Esta búsqueda, llevada a cabo por Dios, está narrada por todas las Sagradas Escrituras. Por ej
emplo, el apóstol Pablo escribió en su carta a los Romanos capítulo 3:11:
" . . . no hay quien busque a Dios". El Señor Jesús dijo a sus discípulos: "Vosotros no me
escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros.",

tal como dice el apóstol Juan en su Evangelio, capítulo 15:16. Y en cuanto a nosotros, creo que
podríamos repetir con él, las palabras de su primera carta, capítulo 4:19, "nosotros le amamo
s, porque El nos amó primero". Dios busca al ser humano y le ofrece salvación. Pero tendrá l
ugar una larga lucha.

Después del juicio proferido por Dios contra Satanás, leemos acerca del juicio sobre aquella pri
mera pareja de seres humanos, en el versículo 16:
"A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz lo
s hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti."

Este es el juicio sobre la mujer. Ella dará luz con dolor a los hijos. Es interesante observar que a
quello que trae alegría en la vida y produce la continuidad de la familia humana, vendrá por me
dio de sufrimiento.

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Los versículos 17 al 19 continúan con la declaración de juicio de Dios:

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"Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del ár
bol del cual te ordené, diciendo: No comerás de él, maldita será la tierra por tu causa; co
n trabajo comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y abrojos te producirá, y com
erás de las plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelva
s a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás."

El juicio sobre el hombre comienza con la tierra que, hasta ese momento, había sido una fuente
de bienestar, pero que ahora forma parte del juicio de Dios. Más allá de estos juicios, diferente
s para la mujer y el hombre, Dios le anuncia al hombre, y por extensión al género humano, que
le sobrevendrá la muerte.
¿Qué es la muerte?
En un sentido físico, es la separación que se produce en la persona, del espíritu y alma,
del cuerpo.

El libro del Eclesiastés dice, en el capítulo 12:7:


"Entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo d
io".
Al final, el hombre deberá presentarse ante Dios, sea salvo o esté perdido.
Pero Adán no murió físicamente el día en que comió del fruto prohibido, sino hasta que pasaron
más de 900 años.
Lo realmente importante fue que murió espiritualmente en el momento en que desobedeció.
El se separó de Dios y la muerte es separación, Cuando el apóstol Pablo escribió su carta a los
Efesios y les dijo que estaban muertos "en sus pecados "no quería decirles que estaban muert
os físicamente, sino espiritualmente, es decir, que estaban separados de Dios.

Y en aquella maravillosa parábola del hijo pródigo, que se encuentra en el Evangelio según Luc
as, capítulo 15, nuestro Señor relató la historia de aquel joven que abandonó a su padre. Cuand
o, arrepentido, regresó, el padre le dijo al hermano mayor: "porque este hijo mío estaba muer
to y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado".

Aquel joven, había estado muerto, no físicamente, sino que había estado separado de su padre.
Estar separado del Padre que está en los cielos, equivale sencillamente a estar muerto.

En otra ocasión y tal como lo relata el Evangelio según Juan capítulo 11:25, el Señor Jesús dijo
: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá". Una vez más,
el término "muerte "significa muerte espiritual, o sea, separación de Dios.

El ser humano murió espiritualmente en el momento en que comió de aquel fruto. Y este es el
motivo por el cual se alejó de Dios y procuró cubrirse con las hojas de la higuera.

A partir de aquí comienza a presentarse la historia de la redención. Leamos los versículos 20 y


21: "Y el hombre le puso por nombre Eva a su mujer, porque ella era la madre de todos l
os vivientes. Y el Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió."
Con respecto al versículo 21, es evidente que para obtener las pieles de animales, éstos debie
ron ser sacrificados. Creo que éste es el origen de los sacrificios y que así se lo explicó Dios al
hombre.

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Dios rechazó las hojas de la higuera y les hizo ropas de pieles. Cuando ellos salieran del jardín
del Edén, recordarían un sacrificio de sangre. Y contemplarían, además, lo que más tarde en la
historia sería una realidad.

El Tabernáculo era un santuario transportable que acompañaría a los israelitas en el viaje por el
desierto hasta la tierra prometida. Dios había ordenado que Moisés colocase en el interior de di
cho santuario y sobre el propiciatorio o tapa del arca --que estaba en el lugar santísimo-- dos qu
erubines en ambos extremos, con sus rostros vueltos hacia abajo y sus alas desplegadas, cubri
endo el lugar donde se encontraba la sangre derramada del sacrificio.

Este sacrificio era el medio para llegar a Dios.

De aquellas hojas de higuera y del hecho de que Dios les vistió con pieles de animales, extraem
os 4 grandes lecciones:

1) El ser humano debe tener una vestidura adecuada con la que cubrirse, para acercarse a Dios
pues no puede llegar a Dios en base a sus buenas obras. El ser humano tiene que presentarse
ante Dios tal como es, o sea, como un pecador.
2) La cobertura de las hojas de higuera, al ser ropa preparada por las manos del hombre, era y es
inaceptable; Dios no la toma en consideración.
3) Dios proporciona la ropa para cubrir esa desnudez.
4) La vestidura idónea, la cobertura adecuada para acercarse a Dios, es provista solamente por
medio de la muerte del Señor Jesús.

El ser humano debe tener un sustituto que se interponga entre sí mismo y la ira de Dios. Y esta
es una verdad importante para ser considerada por el hombre moderno para quien, lo más difíci
l es colocarse en la adecuada posición de pecador delante de Dios.

Y la manera en que recibimos la salvación es cuando nos colocamos ante El, tal como somos, e
s decir, como pecadores. Proseguimos leyendo los versículos 22 y 23:
"Entonces el Señor Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros,
conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también
del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y el Señor Dios lo echó del huerto del Ed
én, para que labrara la tierra de la cual fue tomado."

Debemos dar gracias a Dios que El no permitió que el hombre viviese eternamente en el pecad
o, ni que nosotros tampoco quedásemos en esa situación.

Este capítulo 3 termina con el versículo 24 que dice:


"Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espad
a encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del árbol de la vida.
"
Esto no significa que Dios puso una especie de barricada para bloquear el camino a la vida. Est
e camino permanece abierto para que el ser humano pueda volver a Dios. Pero hoy en día ese
camino no pasa por el árbol de la vida. La salvación nos llega a través de un sacrificio. Y cu
ando aquel hombre expulsado del jardín recordase su pasado, podría contemplar la sangre del

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sacrificio.

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Antes de comenzar la lectura del Capítulo 4Conviene recapitular las principales lecciones.

En Génesis capítulo 3 tenemos las raíces u orígenes del pecado y


en el capítulo 4, los frutos del pecado.

Alguien podría preguntarse si el pecado es realmente malo.


El ser humano no estaba simplemente sufriendo de una especie de envenenamiento por haber
comido del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Este capítulo 4 nos revela la magnitud de lo que verdaderamente le había sucedido al hombre.

Por su incredulidad y desobediencia se había apartado de Dios, y había pecado de tal mane
ra que trajo el juicio de Dios sobre sí mismo y sobre su descendencia.

Porque tú y yo tenemos la misma clase de naturaleza, la misma naturaleza que nuestro antepa
sado tenía. Y es que Adán nos ha transmitido una naturaleza bastante mala, lo que se encuentr
a revelado en la historia de los dos primeros hijos de Adán y Eva.

Génesis 4:1-5
Comenzamos la lectura con el relato del Nacimiento de Caín y
Abel Leamos entonces el primer versículo:
"Y el hombre conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: He adquiri
do varón con la ayuda del Señor."
Esto revela que Adán y Eva, naturalmente, no anticiparon que la lucha entre el bien y el mal iba
a ser prolongada. Cuando Caín nació, al comprobar Eva que el Señor le había enviado un niño
, y como Dios había dicho que la simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente, debió pe
nsar que había llegado el momento del cumplimiento de tal promesa. Pero Caín no era esa pers
ona. No era, en absoluto, un salvador. Era un asesino. Pasaría mucho tiempo hasta que llegase
el Salvador. Es así que por miles de años se ha venido desarrollando esta lucha entre la simien
te de la mujer y la simiente de la serpiente.
Pasamos ahora a los versículos 2 y 3:
"Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de
la tierra. Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del frut
o de la tierra."
Aquí, la frase "al transcurrir el tiempo" realmente significa "al final de los días", lo que podría r
eferirse al Día del Reposo, el día en que Dios había descansado.
La expresión "Caín trajo "indica un lugar designado. Ellos estaban trayendo una ofrenda para Di
os a un lugar señalado para adorar. Esto implicaría que lo estaban haciendo debido a una revel
ación que habían recibido, porque si vamos a la epístola a los Hebreos capítulo 11:4, leemos
"Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimon
io de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, t
odavía habla."
¿Y cómo pudo Abel haber ofrecido algo por la fe? El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos,
capítulo 10:17, dice: Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo." Dios tenía
que haber revelado Su Palabra acerca de este asunto, pues de otra manera el joven Abel no ha
bría podido venir a ofrecer el sacrificio por la fe. El otro joven, Caín, no vino con esa actitud.
El texto dice que él trajo una ofrenda del fruto de la tierra. No había nada de malo en el fruto, ni

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creo que

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haya traído del fruto que le sobraba sino que habrá presentado como ofrenda al Señor el mejor
fruto y el más delicioso que pudo recoger.
Y el relato continúa con los versículos 4 y 5:
"También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de l
os mismos. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero a Caín y su ofrenda n
o miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó."
Sobre este joven, leemos algo en la epístola de Judas, que no el discípulo que traicionó a Jesús
sino otro con el mismo nombre. En el versículo 11, hablando de los falsos maestros que enseñ
aban doctrinas erróneas, dice que ". . . han seguido el camino de Caín". Y ¿cuál era el camino
de Caín?

En primer lugar, cuando él trajo su ofrenda a Dios, no vino con fe, sino por iniciativa propia. Y l
a ofrenda que presentó negaba la maldad de la naturaleza humana, excluyendo el sacrificio con
derramamiento de sangre que señalaba al Redentor que habría de venir al mundo.

Dios requiere que el ser humano, pecador por naturaleza, venga con una actitud de fe en la obr
a de Cristo en la cruz, y no simplemente presentando ante Dios las obras que ha realizado con
su propio esfuerzo.

En segundo lugar, la ofrenda de Caín estaba negando la realidad de que el hombre estaba se
parado de Dios. El joven actuó como si todo estuviese bien en su relación con Dios. Mucha gen
te habla, hoy en día, sobre la paternidad universal de Dios, es decir, que Dios es el Padre de to
dos, y de la fraternidad universal del hombre, que todos somos hermanos. Esto no es así. Noso
tros no nacemos siendo ya hijos de Dios. Esto no es lo que Jesucristo dijo. Escuchemos sus pro
pias palabras en el evangelio según Juan, capítulo 1:12.
"A todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a
los que creen en su nombre."
El hombre está separado de Dios. Caín se negó a reconocer esta verdad, así como muchos se
niegan a admitirla en la actualidad.

La tercera realidad que la ofrenda de Caín ignoró, fue que el ser humano no puede ofrecer obr
as a Dios. Caín pensó que sí podía. La epístola del apóstol Pablo a Tito expresa esta idea con c
laridad cuando dice, en el capítulo 3:5,
"El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a
su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Es
píritu Santo."
La diferencia entre Caín y Abel no consistía, en una disparidad de carácter, sino en las ofrenda
s que trajeron.

Los dos jóvenes tenían los mismos antecedentes, la misma herencia genética y habían sido for
mados en el mismo ambiente. No había pues, entre ellos, ninguna diferencia. La diferencia la e
stablecían las ofrendas que presentaron.

También en la época actual, la ofrenda que los seres humanos presentan hace una distinción e
ntre ellos. Y ningún cristiano adoptará la actitud de afirmar que él es mejor que las otras person
as.

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Después de todo, lo que le convierte a él en un cristiano es el haber reconocido que es un peca
dor, como todos los demás y que ha necesitado una ofrenda, un sacrificio, Alguien que ocupó s
u lugar y murió por él.
En su carta a los Romanos, capítulo 3:25, el apóstol Pablo dice de Cristo:
"A quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe. . ."

Además, en la misma carta , en el capítulo 10:3, escribiendo sobre los israelitas de su tiempo, di
jo;
" . . . desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se so
metieron a la justicia de Dios."
Esta es una imagen de muchísimas personas hoy en día, que están intentando agradar a Dios
por medio de su religiosidad, vinculándose a una iglesia o haciendo méritos a través de cualqui
er otra actividad.

La justicia de Dios solo te puede ser concedida y atribuida por medio de Jesucristo, y ya que ne
cesitas una justicia perfecta, El es el que te la provee. Dice también Pablo, en el capítulo 4:25,
"el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado por causa de n
uestra justificación."
O sea que El fue resucitado para que nosotros pudiésemos ser justificados. El ocupó nuestro l
ugar. El apóstol Pablo continúa diciendo en su segunda carta a los Corintios:
"Al que no conoció pecado, (Dios) le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hecho
s justicia de Dios en El."
y añade, en su carta a los Filipenses, capítulo 3:8-9,
" . . . a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de
la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de l
a fe."

La justicia de Caín era su propia justicia.


La de Abel, se basaba en la fe en un sacrificio que se proyectaba hacia el futuro sacrificio de Cri
sto.

Es así que hemos visto a Caín y Abel venir juntos a adorar a


Dios. Abel fue aceptado a causa del sacrificio que presentó p
or la fe.
En cambio, la ofrenda de Caín, no fue aceptada por Dios.
Esto representa dos maneras muy contemporáneas de acercarse a Dios, intentando agradarle.

Génesis 4:6-5:22
Proseguimos con el relato de la vida de Caín y Abel, que habíamos interrumpido cuando cada
uno de ellos presentó su ofrenda a Dios.
Él (Dios) había mirado con agrado a la ofrenda de Abel y no a la ofrenda de Caín.

En las siguientes palabras de Dios, vemos que El estaba dando a Caín una segunda oportunida
d. Leemos el capítulo 4:6 y 7:
"Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu se
mblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la pue

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rta y te codicia, pero tú debes dominarlo."

¿Por qué estaba Caín enfadado? Estaba lo suficientemente airado como para asesinar a su her
mano. Detrás de un crimen premeditado siempre hay cólera.

El Señor dijo que si alguien estuviese enojado con su hermano sin motivo, es como si fuese cul
pable de homicidio. Detrás del enojo hay celos, y de tras de los celos, orgullo. Y en el orgullo es
piritual no existe ningún sentido del pecado.

El apóstol Santiago en su carta, en el capítulo 1:15, lo expresa así:


"Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz al pecado; y cuando el pecado es con
sumado, engendra la muerte."
El enojo de Caín le llevó al crimen, pero detrás de esto estaban sus celos y su orgullo.
Y Dios trató con él de la siguiente manera. Le dijo: si haces bien, ¿no serás aceptado? La pregu
nta estaría mejor traducida por la expresión "¿no alcanzarás la excelencia?" El hijo mayor siem
pre ocupaba un lugar de preeminencia y este joven debió pensar que iba a perder ese privilegio
.
Dios le dijo que si actuaba correctamente, no había motivo para que lo perdiese. Y actuar bien h
abría consistido en presentar ante Dios lo que Él había aceptado de Abel, es decir, un sacrificio
y el reconocimiento de que él era un pecador.

Pero Caín continuaba dominado por la cólera.


Observemos la frase "el pecado yace a la puerta". Algunos la han interpretado como queriend
o decir que una ofrenda por el pecado yacía en la puerta.

Es decir que un pequeño cordero estaba dispuesto en la puerta. En un sentido, podía ser cierto,
pero no creo que en este pasaje haya una referencia a la ofrenda por el pecado.

Hasta este momento y más tarde, en realidad hasta la época de Moisés, por lo que puedo dedu
cir de las Sagradas Escrituras, no existía aún la ofrenda por el pecado.

Las instrucciones referentes a la ofrenda por el pecado se encuentran en el libro de Levítico, en


cuya primera parte se habla de 5 tipos de ofrendas, que oportunamente estudiaremos, una de l
as cuales es la ofrenda por el pecado.

Esta ofrenda no surgió hasta la entrega de la ley a Moisés. En su carta a los Romanos, capítulo
3:20, el apóstol Pablo dice que
". . . por medio de la ley viene el conocimiento del pecado".
Las ofrendas que se ofrecieron hasta ese tiempo y, concretamente en la época que nos ocupa,
eran las llamadas "ofrendas encendidas". Abel, y posteriormente Noé, Abraham y Job, ofrecie
ron estas ofrendas.

En ellas, el animal era totalmente consumido por el fuego en al altar. Prefiguraban a Cristo en s
u sacrificio en la cruz ocupando nuestro lugar, como ofrenda a Dios que El acepta por nuestros
pecados.
Es obvio que Caín no se daba cuenta de cuán vulnerable era ante el pecado. Cuando Dios le di

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jo que el pecado yacía a la puerta, creo que le dio a entender que el pecado era como una besti
a salvaje agazapada para abalanzarse sobre él apenas cruzase la entrada.

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Por tal motivo, Caín necesitaba ofrecer un sacrificio por el pecado que resultase aceptable par
a Dios, un sacrificio que apuntase a Cristo.
Son significativas las palabras de la 1 epístola de Juan capítulo 3:12,
"No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató ? Por
que sus obras eran malas, y las de su hermano justas."

Repito la expresión, "si no haces bien, el pecado yace a la puerta". Hacer bien hubiera sido t
raer la clase de ofrenda que Abel había traído.

En realidad, Dios estaba protegiendo a Caín. A pesar de ello, vemos que él no aprovechó esta o
portunidad y continuamos leyendo los versículos 8 y 9;
"Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en e
l campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor dijo a Caín:
¿Dónde está tu hermano Abel? Y el respondió: No se. ¿Soy yo acaso guardián de mi herm
ano?"
Esta fue una respuesta insolente porque, francamente, el tuvo muy poca consideración por su
hermano o por su Dios.
Estaba tratando de ocultar su acción eludiendo toda responsabilidad.

Pero, las Sagradas Escrituras dicen, en el Evangelio según Mateo, capítulo 10:26,
". . . nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse."

Esto es algo que debieran pensar detenidamente aquellos que tengan pecados secretos.

Sería mejor ocuparse de ellos porque, de todas maneras, algún día saldrán a la luz en la prese
ncia de Dios. El ya los conoce, así que sería mejor contárselos directamente. Leamos el versícu
lo 10;
"Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierr
a."
El escritor de la epístola a los Hebreos utiliza esta declaración en su capítulo 12:24;
"Y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada, que habla mejor que la de
Abel."
La sangre de Abel "hablaba", es decir, proclamaba que se había cometido un crimen. En cam
bio, la sangre de Cristo nos habla de redención y proclama que hay salvación. Vemos ahora el
castigo de Dios, en los versículos 11y 12:
"Ahora, pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la s
angre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y err
ante serás en la tierra."

Aún en nuestro tiempo, hay como una maldición sobre la tierra que hace que ésta pierda su ferti
lidad, a causa del pecado del ser humano. En algunas de las regiones más exuberantes del mu
ndo, hay multitudes que mueren de hambre. El lograr que la tierra produzca en abundancia, req
uiere gran esfuerzo e ingenio por parte del hombre.

Ciertamente, esta situación nos recuerda a la sangre de Abel, clamando desde la misma tierra,
sangre derramada por el asesinato cometido por un hermano. El versículo 13 nos da la respues

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ta de Caín; "Y Caín dijo al Señor: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo".

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Si tal castigo era más de lo que podía soportar, ¿por qué no cambió su rumbo, volviendo a Dios
para confesar su pecado, dejándose alcanzar por la misericordia de Dios?

Es cierto que su carga era demasiado pesada como para poder sobrellevarla, pero Dios estaba
proveyéndole un Salvador. Solo tenía que volverse y acercarse a Él. No obstante, vemos que e
n el versículo 14, continúa diciendo:
"He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y ser
é vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará."
Caín dijo que a partir de ese momento había de permanecer escondido del rostro de Dios y, por
supuesto, esto es exactamente lo que sucedió.

Pero observemos que Dios iba a protegerle, lo cual era extraño. Pues Dios estaba realmente pr
otegiendo a un asesino. Leamos el versículo 15:
"Entonces el Señor le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufr
irá venganza. Y puso el Señor una señal sobre Caín, para que cualquiera que le hallase, n
o le matara."
No sé en qué consistió aquella marca. Ha habido mucha especulación al respecto y no quisiera
añadir la mía. Lo que queda claro es que Dios protegió a Caín. En aquella época aún no se
había promulgado ninguna ley. Caín era un pecador pero, al no existir leyes referentes al crime
n, no era un infractor.

Fue un gran pecado que no hubiese presentado una ofrenda aceptable para Dios, lo cual había
revelado que su forma de actuar, sus obras, eran malas. Y él puso en evidencia que tenía un
a naturaleza mala, matando a su hermano.

Después de la tragedia, Caín se alejó de la presencia de Dios y fundó una civilización que se de
sarrolló totalmente separada de Dios. Es así que Los hijos de Caín establecieron una civilizació
n sin Dios

Leemos los versículos 16 y 17:


"Y salió Caín de la presencia del Señor, y se estableció en la tierra de Nod, al oriente del
Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad y
la llamó Enoc, como el nombre de su hijo."

Algunos se preguntarán aquí, de donde surgió esta mujer para Caín. En base al capítulo 5:4, do
nde se resume la vida de Adán, el texto dice que engendró hijos e hijas. Seguramente aquella
mujer fue una de las hijas de Adán y Eva.

Vemos también el comienzo de la vida urbana. Desde entonces, los seres humanos han estado
haciendo lo mismo. Creando grandes comunidades urbanas. Las ciudades, a pesar de su gran
influencia económica y aparente prosperidad, han llegado a convertirse en uno de los problema
s más complejos para el hombre actual.

Entre ellos cabe citar la marginación de grandes sectores y, en muchos casos, un descenso de
la calidad de vida. Sin embargo, las grandes concentraciones urbanas continúan creciendo. Pro
seguimos leyendo los versículos 18 y 19:

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"A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Met
usael engendró a Lamec. Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de una era Ada, y e
l nombre de la otra, Zila."
Este es el comienzo de la civilización Cainita y el principio de la poligamia, la práctica de tener
más de una mujer. Lamec llevó a cabo aquello que era contrario a la intención de Dios y a lo qu
e Él ha preparado para el ser humano, como puede verse en Génesis capítulo 2:22 y 24. En ni
ngún lugar de la Biblia encontramos bases para la práctica de la poligamia.

Si leemos e interpretamos los relatos sobre este asunto, observamos que se presentan datos hi
stóricos sobre los casos de poligamia --como en este pasaje Bíblico-- pero en ningún caso se la
recomienda ni se la aprueba. Es más, en el Nuevo Testamento tanto las enseñanzas del Señor
como las de las cartas apostólicas aprueban y recomiendan el matrimonio monogámico.

Proseguimos leyendo los versículos 20 al 24:


"Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado.
Su hermano se llamaba Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan la lira y la flauta. Y
Zila a su vez dio a luz a Tubal-caín, forjador de todo utensilio de bronce y de hierro; y la
hermana de Tubal-caín era Naama."
En este párrafo vemos que apareció el primer constructor de tiendas. Recordamos aquí que el
apóstol Pablo en los primeros tiempos de la historia de la iglesia, construía tiendas.

Además se menciona a Jabal como el primer criador de ganado. Luego leemos acerca de Jubal
, el primero de los músicos, y de Tubal-caín, el primero de los artesanos.
A continuación, en los versículos 23 y 24, el relato vuelve a mencionar a la familia de Lamec. Di
ce así:
"Y Lamec dijo a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz: mujeres de Lamec, prestad oído a mi
s palabras, pues he dado muerte a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por
haberme pegado. Si siete veces es vengado Caín, entonces Lamec lo será setenta veces
siete."
Aquí Lamec se comparó con Caín para justificar el haber matado, justificándose por haber obra
do, según dijo, en defensa propia. No sabemos si sus dos esposas tuvieron algo que ver con es
tos graves incidentes, ni si él estaba de esta manera defendiendo a una de ellas. El creyó que s
ería vengado hasta setenta veces siete veces. Esto nos recuerda que el Señor le dijo a Simón P
edro que debería perdonar a su enemigo esa misma cantidad de veces.
Este capítulo 4 finaliza con otra referencia a Adán y Eva, en los versículos 25 y 26:
"Y conoció Adán otra vez a su mujer; y ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Set, po
rque, dijo ella: Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, pues Caín lo mató. A Set le na
ció también un hijo; y le puso por nombre Enoc: Por ese tiempo comenzaron los hombre
s a invocar el nombre del Señor."
Aquí tenemos un detalle significativo en la última frase. No sabemos a raíz de qué, los seres hu
manos comenzaron a invocar el nombre de Dios.

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Llegamos entonces en nuestra lectura, al
Capítulo 5
Tema: sección final de la biografía de Adán; la emocionante historia de Enoc; y la genealogía d
e Enoc hasta Noé.
En esta primera sección del libro del Génesis, que se extiende del capítulo 1 hasta el 11, tenem
os el relato de eventos de alcance mundial. En primer lugar, la creación, luego la caída y despu
és el diluvio, en los capítulos 5 al 9. El capítulo 5 presenta el libro de las generaciones de Adán
hasta Set, La línea de Caín, que ya fue dada, se interrumpe ahora y será mencionada otra vez,
solamente cuando se cruce con la línea divina. Este es el esquema que se seguirá en el libro d
el Génesis.
En cierto sentido, el capítulo 5 es uno de los capítulos más desalentadores y pesimistas de toda
la Biblia. El motivo es que, sencillamente, da la impresión de estar caminando por un cementeri
o, Dios le había dicho a Adán, cuando le advirtió con respecto al árbol del conocimiento del bien
y del mal, como dice en el capítulo 2:17: "porque el día que de él comas, ciertamente morirás".
Y todos los que murieron eran los hijos de Adán. Eso mismo dijo el apóstol Pablo en su primera
carta a los Corintios, capítulo 15:22: ", en Adán todos mueren." Procedemos, pues, a leer el
Capítulo final de la biografía de Adán
Comenzando con los primeros 2 versí
culos:
"Este es el libro de las generaciones de Adán. El día que Dios creó al hombre, a semejanza de
Dios lo hizo. Varón y hembra los creó, y los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron cread
os." Observamos que Dios, al varón y a la hembra, los llamó Adán, como abarcando en el nom
bre del primer ser creado las dos partes indispensables de una misma creación.
La extraña expresión "El libro de las generaciones de Adán" ocurre solo otra vez, al principio de
l Nuevo Testamento, y allí será "El libro de la genealogía de Jesucristo". Hay estos dos libros, a
sí como ya hemos visto que hay dos líneas, dos simientes, y que están una contra la otra. La lu
cha entre la línea de Satanás y la línea de Cristo, la línea aceptada, será larga. La línea que est
amos siguiendo en este momento de nuestro estudio es la línea de Set, y es a través de esta lín
ea que, finalmente, Cristo vendrá.
Sigue diciendo el versículo 3:
"Cuando Adán había vivido ciento treinta años, engendró un hijo a su semejanza, conforme a s
u imagen, y le puso por nombre Set."
Y cuando Adán tenía 130 años, ¿qué edad tenía, realmente? En otras palabras, cuando Dios cr
eó a Adán, le creó con 30 años de edad, o 14, o 45? No sabemos y cualquier opción sería una
especulación. Y si El le creó con una cierta edad, ¿tenía Adán verdaderamente esa edad? Por
supuesto, Dios pudo crearle con cualquier edad. Lo cual podría responder preguntas sobre la e
dad de la tierra. Cuando algunos atribuyen a ciertas rocas una edad de millones de años, no po
drían saberlo con exactitud. Quizás cuando Dios las creó, lo hizo con una determinada edad de
varios millones de años. En este pasaje lo importante y lo que el texto simplemente nos dice es
que, cuando Adán había estado en la tierra por 130 años, engendró un hijo a su semejanza. Ad
án había sido creado a semejanza de Dios, pero su hijo Set fue engendrado a semejanza de Ad
án. Y el relato sigue recapitulando la vida de Adán. Leemos en los versículos 4 y 5:
"Y los días de Adán después de haber engendrado a Set fueron ocho cientos años, y engendró

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hijos e hijas. El total de los días que Adán vivió fue de novecientos treinta años, y murió."
Ahora sí que tenemos la sensación de estar cruzando un cementerio. Adán engendró hijos e hij
as, y después vemos que vivió 930 años. Y después, ¿qué sucedió? Murió.
A partir del versículo 6 hasta el 20, tenemos la genealogía de los hijos de Set, hasta Jared. Par
a no aburrir con una larga lista de nombres y con la repetición de un esquema semejante para c
ada uno de ellos, llamaré tu atención hacia un detalle importante que es común a todos.
Más adelante, en el versículo 8 leemos lo que le ocurrió a Set. Murió. Había tenido un hijo llama
do Enoc, y ¿qué fue de él? En el versículo 11 se nos dice que murió. Y él había tenido un hijo, q
ue fue Cainán, Y ¿qué le sucedió al anciano Cainán? En el versículo 14 se nos informa que tam
bién murió. Había tenido también un hijo, Mahalaleel, y ¿ qué le ocurrió? El versículo 17 declara
que murió. Su hijo, de nombre Jared, según el versículo 26, también murió. Pero antes de mori
r, Jared tuvo un hijo llamado Enoc. Y aquí tenemos
La emocionante historia de Enoc
Para lo cual leemos los versículos 21 y 22:
"Y Enoc vivió sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y Enoc anduvo con Dios trescient
os años después de haber engendrado a Matusalén. Y engendró hijos e hijas."
Y a Enoc, ¿qué le sucedió? ¿Murió? No, no murió. En nuestro próximo programa continuaremo
s comentando la vida de este personaje extraordinario. En medio de un capítulo ciertamente os
curo aparece un punto brillante. Su vida, iluminada por la presencia de Dios, me recuerda aquel
las palabras del Evangelio según Juan, capítulo 8: 12, pronunciadas por Jesucristo, en un mund
o envuelto en tinieblas:
"Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vid
a."

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Caín y Abel Blue Letter Bible
https://www.blueletterbible.org/Comm/guzik_david/spanish/StudyGuide_Gen/Gen_04.cfm
1) Caín asesina a Abel.

El nacimiento de Caín.
Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de
Jehová he adquirido un varón.

Ahora Adán conoció a Eva, su mujer: Esta es la primera mención específica del sexo en la Bi
blia. El término “conoció” o “conocía” es una forma educada de decir que tenían relaciones sexu
ales y el término se utiliza a menudo en la Biblia, en este sentido (Génesis 4:17, 4:25, 38:26, Ju
eces 11:39, 1 Samuel 1:19)

Hay poder en esta forma de referirse al sexo. Muestra los altos e interpersonales términos en que
la Biblia ve la relación sexual. La mayoría de los términos y frases que la gente usa para referirse
al sexo, hoy en día son ásperas o violentas, pero la biblia ve el sexo en una forma de saber uno
del otro en una relación comprometida. “Conocer” indica una acción que contribuye a la unión y l
a construcción de una relación de una sola carne.

No tenemos ninguna razón para creer que Adán y Eva no tenían relaciones sexuales antes de est
o. Adán y Eva eran ciertamente capaces de tener relaciones sexuales antes de la caída, porque n
o hay nada inherentemente impuro o inmundo en el sexo.

Y dio a luz a Caín, y dijo: “He adquirido un hombre del Señor”: El nombre de Caín, básicamente,
significa, “lo tengo” o ” Aquí está”, es probable que el pensamiento de Eva era que Caín fue la sem
illa que Dios prometió, el libertador que vendría de Eva (Génesis 3:15). Tiene sentido en que Eva d
ijera: “Tengo al hombre del Señor”.

En circunstancias normales, los padres quieren las cosas buenas para sus hijos. Se preguntan si s
us hijos están destinados a la grandeza. Adán y especialmente Eva, tenían estas expectativas por
Caín, pero la esperanza de los padres fue más allá de las expectativas. Adán y Eva esperaban qu
e Caín fuera el Mesías prometido de Dios.

Eva pensó que tenía en sus brazos al Mesías, el Salvador de todo el mundo, pero lo que en realid
ad sostenía en sus brazos era un asesino.

Un hombre del Señor: Eva tenía fe para creer que el pequeño bebé que sostenía sería un hombr
e. Nunca ningún bebé había nacido antes. Es posible que Adán y Eva se preguntaran si sus desce
ndientes serian completamente maduros, como lo hicieron.

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(2-5) El nacimiento de Abel y las ofrendas de Caín y Abel.
Después dio a luz a su hermano Abel. Fue Abel pastor de ovejas y Caín, labrador de la tie
rra. Pasado un tiempo, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo t
ambién de los primogénitos de sus ovejas, y de la grasa de ellas. Y miró Jehová con agra
do a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda, por lo cual Caín
se enojó en gran manera y decayó su semblante.

Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra: Vemos que la agricultura y la domest
icación de animales se practicaba entre los primeros seres humanos. Adán y sus descendientes no
gastaron decenas de miles de años de vida como habitantes de la cueva de cazadores-recolector
es.

Caín trajo una ofrenda del fruto de la tierra al Señor: Podemos suponer que Caín trajo su ofren
da al árbol de la vida, porque querubines guardaban el árbol de la vida (Génesis 3:24), y losqu
erubines están siempre asociados con el lugar de residencia o lugar de encuentro con Dios (Éxod
o 25:10-22). Caín y todos los demás en la tierra en ese momento, probablemente, se reunieron co
n Dios en el árbol de la vida, donde los querubines estaban.

El Señor miró a Abel con agrado y su ofrenda, pero no miro con agrado a Caín ni su ofrenda
suya: Abel trajo una ofrenda de sangre (el primogénito de su rebaño) y Caín trajo una ofrenda d
e la vegetación (el fruto de la tierra). Muchos asumen que esta era la diferencia entre sus ofrenda
s, pero las ofrendas de grano eran aceptables ante Dios (Levítico 2), aunque no una expiación par
a el pecado.

“La palabra para ofrenda, Minjá, se utiliza en su sentido más amplio, que abarca cualquier tip
o de regalo que puede traer el hombre…. Ninguno de los dos sacrificios se hace específicamen
te por el pecado. Nada de lo dispuesto apunta en esa dirección. “(Leupold)

El escritor a los Hebreos hace claro por qué la ofrenda de Abel fue aceptada y la ofrenda de Caín
fue rechazada: Por la fe Abel ofreció más excelente sacrificio que Caín (Hebreos 11:4). La ofrend
a de Caín fue el esfuerzo de la religión muerta, mientras que la ofrenda de Abel se hizo en la fe, e
n el deseo de adorar a Dios en espíritu y en verdad.

Y Abel trajo también de los primogénitos de su rebaño y de su grasa: Esto muestra que la of
renda de Abel fue muy especial. La grasa del animal fue premiado como “de lujo”, e iba a ser entr
egado a Dios cuando el animal fue sacrificado (Levítico 3:16-17; 7:23-25). La quema de grasa en
el sacrificio delante de Dios se llama un aroma agradable para el Señor (Levítico 17:6).

La ofrenda de Caín era sin duda más agradable estéticamente, Abel habría sido un caos sangrient
o. Pero Dios estaba más preocupado por la fe en el corazón que con la belleza artística.

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En este caso, es un cordero por hombre. Más tarde, en la Pascua, será un cordero por familia. Lu
ego, en el Día de la Expiación, era un cordero para la nación. Por último, con Jesús, había un Cor
dero que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).

Aceptada. . . no aceptada:
No sé cómo precisamente, Cain y Abel sabían que sus sacrificios fueron aceptados o no aceptado
s. Al parecer, por lo que es obvio había cierta evidencia externa.

Hay ejemplos bíblicos de tener un sacrificio aceptable consumido por el fuego de Dios (Jueces 6:2
1, 1 Reyes 18:38, 1 Crónicas 21:26, 2 Crónicas 7:1). Tal vez un sacrificio aceptable llevó a los quer
ubines a el árbol de la vida, fue consumido por el fuego del cielo o de las espadas de fuego de los
querubines (Génesis 3:24).

Caín se enojó mucho y decayó su semblante: La ira de Caín, sin duda, tenía sus raíces en el or
gullo. No podía soportar que su hermano fuera aceptado delante de Dios y el no. Incluso es posibl
e que esto fuera del conocimiento público, si Dios consumía el sacrificio con el fuego, indica su ace
ptación.

La epidemia del pecado se está convirtiendo en algo peor. Caín comete los pecados más sofisti
cados, el orgullo espiritual y la hipocresía.

(6-7) La advertencia de Dios a Caín.


Entonces Jehová dijo a Caín:— ¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu semblan
te? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la p
uerta, acechando. Con todo, tú lo dominarás.

¿Por qué estás enojado?¿Y por qué ha decaído tu semblante? Dios trata con Caín en término
s de confrontación amorosa en lugar de la afirmación automática. Dejó en claro que iba a ser acep
tada si lo hacía bien. Por supuesto, Dios sabía las respuestas a esas preguntas, pero quería sabe
rlo de Caín y detener lo que estaba sucediendo dentro de sí mismo.

Sino lo haces bien, el pecado está a la puerta: Dios advirtió a Caín sobre el poder destructivo d
el
pecado. Caín se puede resistir al pecado y encontrar la bendición o puede ceder a pecar y ser
devorado.

Y el deseo es para ti, pero tú debes gobernar sobre él: Debemos prevenir que el pecado nos do
mine,
al permitir a Dios que nos domine en primer lugar. Sin Dios como nuestro maestro, vamos a ser escla
vos del pecado.

(8) Caín asesina a Abel.


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Caín dijo a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el ca
mpo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.

Y dijo Caín a su hermano Abel: El sentido es que Caín planea tomar por sorpresa a Abel, teniendo
con él una conversación agradable. Esto demuestra que Caín cometió un asesinato premeditado y
por lo tanto claramente ignore la salida de escape de Dios.

Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató: Ningún ser humano había muerto o había sido
asesinado antes, pero Caín vio cómo los animals fueron matados para el sacrificio. El extinguió la
vida de Abel de la misma manera.

El curso descendente del pecado ha progresado rápidamente. Ahora el esperado redentor es un as


esino y el segundo hijo es la víctima de asesinato. El pecado no fue ”cortado de raíz” y no podía ser
contenido.

Dios se enfrenta aCaín.


(9)Las preguntas de Dios a Caín.

Entonces Jehová preguntó a Caín:— ¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió:—No


sé.
¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?

¿Dónde está tu hermano Abel: ¿Dios sabia la respuesta a esta pregunta? Él le preguntó a Caín,
porque quería darle la oportunidad de confesar su pecado y comenzar a hacer lo correcto después
de hacer el mal. ¡Que inútil era para Caín mentirle a Dios! Era una locura para él pensar que Dios no
sabía dónde estaba Abel o que en realidad podía ocultar su pecado de Dios.

Soy yo acaso guarda de mi hermano? Esta respuesta de Caín es famosa. El hecho del asunto es
que se supone que él iba a ser el guardián de su hermano, pero era el asesino de su hermano y él lo
asesinó por la más baja de las razones. Abel no había herido a Caín de ninguna manera. La furia
asesina de Caín se inspiró exclusivamente por el celo espiritual.

Judas 11advierte sobre el camino de Caín, que es la incredulidad, la religión vacía que conduce a los
celos, la persecución de los verdaderamente santos y la furia asesina.

No hay mayor maldición sobre la tierra que la religión vacía, vana, aquellos que tienen una apariencia
de piedad, pero niegan el poder de Dios(2 Timoteo3:5).

Muchos están muertos de miedo de “humanismo secular” o de ateísmo, pero la religión muerta envía
a más gente al infierno que cualquier otra cosa.

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(10-12) La maldición de Dios a Caín.
Jehová le dijo:— ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tier
ra. Ahora, pues, maldito seas de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre
de tu
hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar sus frutos; errante y extranjero serás en
ella.

La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra: La idea de la sangre clama a Dios
desde la tierra se repite en la Biblia. Números 35:29-34 describe cómo la sangre de los asesinos
impunes contamina la tierra.

La sangre de Abel habló y habló para juicio. La sangre de Jesús habla también pero de cosas mejore
s, de la gracia y del pecado que ha sido juzgado (Hebreos 12:24).

Ahora pues, maldito seas de la tierra: La maldición de Caín fue la maldición de Adán que se
amplifica con respecto a él. Si sacar el pan de la tierra sería difícil para Adán (Génesis3:17-18), sería
imposible que Caín (quien era un agricultor). Si Adán fue arrojado del Edén (Génesis3:24),Caín no
encontraría lugar de descanso en toda la tierra (un fugitivo y un vagabundo serás en la tierra).

(13-15) Caín se queja de la severidad del juicio de Dios.


Entonces Caín respondió a Jehová:— Grande es mi culpa para ser soportada. Hoy me echas
de la tierra, y habré de esconderme de tu presencia, errante y extranjero en la tierra; y sucede
rá que
cualquiera que me encuentre, me matará. Le respondió Jehová:— Ciertamente cualquiera que
mate a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo
matara
cualquiera que lo encontrase.

Mi culpa es demasiado grande para ser soportada! Caín no se sentía mal por su pecado, pero
sólo de su castigo. Muchos son como él.

“Uno de los más claros signos del pecado es nuestro deseo casi innato para excusarnos a nosotros
mismos y de quejarnos si se juzga de alguna manera.” (Boice)

“Una de las consecuencias del pecado es la que hace que el pecador se lástima a el mismo por lo
que hizo en lugar devolver a Dios. Uno de los primeros signos de vida nueva es que el individuo toma
partido por Dios contra sí mismo. “(Barnhouse)

Ciertamente cualquiera que mate a Caín siete veces será castigado: Era tan significativo el juicio
de Dios contra Caín, que Dios no quería que Caín fuera asesinado por los demás. Esto es
posiblemente debido a que la población de la tierra se encontraba en condiciones precarias de todos

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modos.

El Señor puso una señal a Caín: Por lo tanto, Dios le puso una marca de identificación y protección
a Caín. A pesar de la especulación de algunos, nadie sabe realmente lo que era esta señal en Caín.

Caín y sus descendientes.


(16-17) Caín se aleja y se casa.
Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. Conoció
Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, a la cual dio el nom
bre de su hijo, Enoc.

Y conoció Caín a su mujer: No sabemos de dónde consiguió Caín a su mujer. Génesis 5:4 dice que
Adán tuvo varios hijos e hijas. Obviamente, Caín se casó con su hermana. A pesar de casarse con
una hermana estaba en contra de la ley de Dios según el Levítico18:09, 18:11, 20:17, 27:22 y
Deuteronomio (que incluso prohíbe el matrimonio de una media hermana), esto fue mucho antes de
que Dios hablara esa ley a Moisés y al mundo.

Aquí, la necesidad exigía que los hijos de Adán se casaran con sus hijas. Y en este punto, la “reserva
genética” de la humanidad era lo suficientemente pura como para permitir el matrimonio cercano, sin
perjuicio de la endogamia. Pero a medida que una corriente pueda quedar más contaminada es mayor
lo que recibe la fuente, llegó un momento en que Dios decretó que ya no fuera el matrimonio entre
parientes cercanos, debido al peligro de la endogamia.

Incluso Abraham se casó con su media hermana Sara (Génesis20:12). Dios no prohíbe este tipo de
matrimonios hasta el tiempo de Moisés (Levítico 18:9).Casarse con un hermano o una hermana no
estaba prohibido hasta que Dios lo prohibió.

Y edificó una ciudad: Aquí vemos el comienzo de la industria y de la urbanización y que es


fuertemente centrada en el hombre (y llamó el nombre de la ciudad después del nombre de su
hijo), no centrada en Dios. La caída de la raza humana continúa para tomar velocidad.

(18-22)Las generaciones que le siguen a Caín.


A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael; Mehujael engendró a Metusael, y Metusael

engendró a Lamec. Lamec tomó para sí dos mujeres: el nombre de la una fue Ada, y el nomb
re de la otra, Zila. Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crí
an ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan
arpa y flauta. También Zila dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro,
y a Naama, hermana de Tubal-caín.
A Enoc le nació Ira : La imagen es de rápido avance. Las generaciones venideras hicieron
rápidamente el progreso en áreas tales como la fundación de una ciudad(Génesis4:17),la

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construcción de viviendas, la música, las artes y la metalurgia.

La idea de que la humanidad avanzara rápidamente en realidad va en contra dela mayoría delas
teorías modernas, pero la arqueología sólo puede evaluar sobre la base delo que se conserva y por
lo tanto es más bien especulativo.

Methishael engendró a Lamec: El nombre de Lamec puede significar “Conquistador”, Él era el


séptimo desde Adán del lado de Caín. La arrogancia de Lamec(Génesis4:23-24) es un contraste
con Enoc, que fue el séptimo desde Adán en la línea de Seth(Judas 14).

Lamec tomó para sí dos mujeres; Lamec fue el primer bígamo en la historia, va contra el plan
original de Dios de un hombre y una mujer para ser una sola carne(Génesis 2:24, Mateo19:4-8). Los
nombres de sus esposas e hija muestran el énfasis en su corazón:

Ada significa “placer, ornamento o belleza”,


Zillah significa “sombra”, probablemente refiriéndose a una cubierta de lujo de cabello.
El nombre de su hija fue Naama, que significa “belleza”.

La cultura de Lamec estaba comprometida con la belleza física y externa.

(23-24)Lamec alardea y se jacta.


Un día, Lamec dijo a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mis
palabras: A un hombre maté por haberme herido y a un joven por haberme golpeado. Si siet
e veces será vengado Caín, Lamec lo será setenta veces siete.

He matado aun hombre por haberme herido: La manera en que Lamec se jacta de asesinar a
otro y la forma en que cree que puede prometer un castigo más grande que Dios, muestra una
degeneración progresiva entre la humanidad. Las cosas van cuesta abajo rápidamente, una
verdadera autonomía.

Si Caín será vengado siete veces, Lamec setenta veces siete: Todo esto es una imagen de
humanismo. La ciudad es la ciudad de Caín, El enfoque de Lamec son sus hermosas esposas y la
percepción de su fuerza. Pero a pesar dela jactancia de Lamec, ni él ni sus descendientes se han
oído hablar de nuevo en la Biblia. Él no llegó a nada.

(25-26) Seth nace de Adán y Eva.


Conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set, pues dij
o:
Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo
, al
que puso por nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehov
á.

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Y Adán conoció a su mujer, y ella dio a luz un hijo: Adán y Eva tuvieron muchos niños que no
están específicamente mencionados, pero Seth es digno de mención porque ”reemplaza” a Abel y
fue aquel a quien sería transferida la promesa de un libertador de la simiente de la mujer (Génesis
3:15). fue aquel a quien la promesa de un repartidor de la semilla de la mujer (Génesis 3:15) sería
transferido.

Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del Señor: Aun en los días malos, la
adoración de Dios no era desconocida. Algunos han llamado Génesis 4:26 ″el primer renacimiento,”
porque es el primer indicio de un resurgimiento espiritual después de una clara disminución.

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Génesis 4,1-16 :::
Una mala actitud contami
na un sacrificio
https://drdavidramos.wordpress.com/2012/11/11/genesis-41-16-una-ofrenda-que-agrada/

Publicado el 11 de noviembre de 2012 por ministeriosb


etania Notas de Predicación
Proclamación de la P
alabra Segundo Servi
cio
Domingo 11 de Noviembre de
2012 Dr. David E. Ramos
Cita Bíblica: Génesis 4,1-4; 12-16
1 El hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda de
l Señor, he tenido un hijo varón!» 2 Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó
a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. 3 Tiempo después, Caín pr
esentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. 4 Abel también presentó al Señor lo mejor de
su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofr
enda, 5 pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.
12 Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.13—E
ste castigo es más de lo que puedo soportar —le dijo Caín al Señor—. 14 Hoy me condenas al
destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugiti
vo, y cualquiera que me encuentre me matará.15—No será así —replicó el Señor—. El que mat
e a Caín, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no
fuera a matarlo quien lo hallara. 16 Así Caín se alejó de la presencia del Señor y se fue a vivir a
la región llamada Nod, al este del Edén.
Introducción:
La palabra en esta mañana ha sido de parte de Dios para nosotros en que son nuestras actitud
es las que nos hacen perder todas las cosas que hemos obtenido. En esa misma línea tomarem
os esta mañana esta cita bíblica.
Conociendo el carácter de Caín
Si contemplamos las escrituras en la vida de Nabal en el mensaje anterior, ahora tomamos la vi
da de Caín para trazar y conocer el carácter de Caín que lo llevaron al destierro. Después de ha
ber gozado de una buena tierra ahora andará errante, lejos de la tierra que se le había dado y le
jos de la presencia de Dios. No hay nada más trágico para la vida de una persona que estar lejo
s de la presencia de Dios.
Report this ad
Caín, un hombre que esta en lo que Dios le ha dado, pero sale errante y lejos de toda bendición
de Dios y su presencia. Pero ¿Qué es lo que nos lleva a despreciar un día los caminos de Dio
s?
¿Cómo alguien lo puede hacer sin pensarlo y con tanta facilidad? Es que no podemos tener en
poco lo que Dios nos ha dado en esta vida, no podemos dejar lo que Dios nos da solo porque la
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s personas nos miran mal, o porque no creemos que sirva para algo.
No importa el lugar que tengamos
Génesis 4,1-2
1 El hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda de
l Señor, he tenido un hijo varón!» 2 Después dio a luz a Abel, hermano de Caín.
Comparemos estos versículos ¿Por qué de Caín se dicen cosas buenas y de Abel no se dice n
ada? Eva se goza del nacimiento de Caín pero de Abel no se dice nada. De Caín se hace fiesta
, aun el nombre significa: con la ayuda de Dios. Cuantas veces estas cosas marcan la vida de la
s personas, marcan la manera en como una persona se mira a si mismo, sin embargo vamos a
ver en esta palabra que el camino de éxito no depende de que si cuando nacimos nos vieron co
n ojos de alegría o con ojos de desprecio. Nace Caín y todos dicen “Gloria a Dios” Nace Abel y
ni saben que significa el nombre.
Génesis 4,2
Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. 3 Tiempo de
spués, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra
Caín no solo es el primero en nacer sino en tener el privilegio de llegar delante de Dios con sus
ofrendas, el problema ahora es que el ser humano se equivoca y llegamos a pensar que por est
ar en la posición de primeros así será para siempre, pero no será así sino que podemos llegar a
perder las cosas y así como muchos piensan como pueden ser los segundos en todo y que los
miraban de menos, y se amparan a justificar actitudes de fracaso en su vida.
La biblia nos enseña que de ninguna manera los que han nacido de primero están destinados
al éxito y que los que nacen de segundo no tienen esperanza. Nadie debe de vivir pensand
o que solo por tener buenos lugares se le excluye de tener unas buenas actitudes, y nadie debe
de pensar que solo por ser despreciados deben de vivir en la pereza y en la desgracia como si
para eso han nacido. Estos son los dos extremos que debemos de evitar porque cada día
debemos de estar revisando nuestra condición, porque será esto lo que determinará nuestro f
uturo.
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Dios se agrada de lo externo porque se agrada de lo interno
Génesis 4,4
4 Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa
. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, 5 pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. P
or eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.
Lo externo, la ofrenda, el agrado de Dios por la ofrenda es porque Dios se agradó con la perso
na. El agrado de Dios por la persona hace que Dios vea también lo que esa persona presenta.
El agrado de Dios no depende de las cosas que se presentan, la aceptación o el rechazo de la
s cosas que presentamos depende de como esta persona se presenta a Dios. Cada quien deb
e de ofrendar a Dios que pertenezca al campo que se mueve, conforme a lo que Dios lo haya p
rosperado debe de presentar a Dios, por eso el problema no es que uno presento verduras y ot
ro carne sino la persona. Abel tenia una actitud al presentarse delante de Dios, este no llego pri
mero. Por eso no importa nuestro lugar de llegada sino cuales son las actitudes que guardamo
s delante de Dios al presentarnos a él. Dios miro con agrado a Abel y cuando aprobó a Abel, ap
robó lo que le presento. Agradamos al Señor al honrarlo
Levítico 19,5
5»Cuando le ofrezcan al Señor un sacrificio de comunión, háganlo de tal manera que el Señor lo
acepte de buen grado.

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Si examinamos el libro de levítico veremos como Dios pide del pueblo que cada ofrenda sea ac
eptable para él.
Levítico 23,2
que les dijera a los israelitas: «Éstas son las fiestas que yo he establecido, y a las que ustedes
han de convocar como fiestas solemnes en mi honor.
Cuando comenzamos a ver en todo este pasaje lo que pide Dios es honor para él. Por eso lo qu
e yo haga para Dios tiene que ver con su honor, no si tengo animo o no para hacerlo. Lo que m
arca al darle el honor a Dios es que se merece él. Es que no se trata solo de traer, sino ¿que es
lo que el se merece? Cuando nos preguntamos que es lo que se merece él, nuestra respuesta
será todo lo que tengo se lo merece. Cuando venimos a su casa y nos preguntamos que es lo q
ue debemos de darle la respuesta será todo pero al darle debemos de dar algo que sea conside
rable para él, con gratitud y entrega.
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No honramos a Dios al ver al hombre
El problema de muchos es que a la hora de servir a Dios y de darle vemos al hombre y no a Dio
s, decimos: “Como esta de líder el, llegaré tarde” y ya no tomamos el servicio a Dios para él, to
mamos actitudes que no honran a Dios. En todo esto esta de por medio el honor de Dios, cuand
o acatamos una orden de un líder lo hacemos porque de allí depende el honor de Dios y para h
onrar a Dios hay que obedecerle. El tema no es el honor del hombre sino el de Dios, pero tene
mos el problema de darle a Dios como le que estuviéramos viendo al al hombre, aquí es donde
empezamos a caer en la ligereza, en la comodidad y en la superficialidad, entonces nada es ag
radable para Dios, porque a él no le gusta que hagamos las cosas sin tomar en cuenta si le agr
ada o no. Esto es lo que le pasaba a Israel, a veces no le agradaban decisiones de Aarón o de
Moisés, y hasta a Dios le querían decir lo que debía de hacer, seguramente Aarón o Moisés no
tenían las cosas que querían pero Dios los había escogido.
No importa el tipo de ofrenda, importa la actitud.
Génesis 4,4
4 Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa.
No se trataba de que tipo de ofrenda se le presentaba, de si era animal o vegetal sino de la man
era en que se las presentó. Abel le presentó a Dios lo mejor de su rebaño. Aquí el problema no
es lo que le daremos a Dios sino de la manera en que se las traemos. No es que Caín no le llev
ara a Dios una ofrenda sino la clase de ofrenda que le daba. El problema no es que no le haga
mos nada a Dios sino de la manera en que se lo hacemos, lo hacemos de tan mala gana y con
actitudes que en nada agradarían ni a una persona, mucho menos a Dios. Si condicionamos nu
estro servicio a las cosas que vemos o a las cosas que nos pasan, entonces todo eso que poda
mos hacer será en vano y si nadie nos toma en cuenta el servicio y otros se llevan el crédito de
las cosas que hacemos no tiene que reducir nuestro servicio porque un día Dios nos levantará y
honrará.
Nuestras acciones revelan lo que hay dentro del corazón.
Caín quizá llego primero porque quería ser reconocido y al no obtener lo que de verdad esperab
a se enoja. Las personas al no recibir lo que anhela se enojan y dejan aventado su servicio. La
gente tiene muchas veces intereses, por eso debemos tener mucho cuidado porque mientras b
uscan sus intereses actuaran de una manera pero al no alcanzar esto descubrirán su corazón.
Lo bueno de todo esto es que Dios no se deja llevar por las apariencias. ¿Cuales eran las int
enciones de Caín?
¿Qué pretendía realmente? porque al ver que Dios no se había agradado de él hubiera reflexio

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nado y se hubiera humillado, pero no, este estaba enojado con todos, en el fondo de todo
su corazón había una mala actitud en la manera de ver las cosas con respecto a Dios. Lo que
nos hace falta son actitudes correctas para servir a Dios.
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Dominar el pecado es cuestión de honrar al Señor
Génesis 4,6
1 Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? 7 Si
hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha,
como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»
¿Como queremos andar? Errantes y perdidos y lejos de la presencia de Dios o queremos camin
ar con Dios. Para todo esto no hay que dejarnos dominar por el pecado, Dios dice que lo podem
os dominar, y si el lo dice entonces si se puede. Si decimos que no se puede es porque tenemo
s pereza espiritual, es porque nos hemos acomodado a esas cosas. Si Dios dice que si se pued
e entonces debemos de hacerlo, porque el no miente y para esto hemos recibido la palabra y el
Espíritu. Lo que sucede en todo esto es que no hay esfuerzo sincero de agradar a Dios no hac
emos la lucha de ser mejores y agradar a Dios así, no podemos eliminar aquello que desagrada
a Dios si no luchamos, para dominar algo hay que luchar, pero solo nos dejamos ir y no peleam
os solo nos dejamos ir, como vamos a obtener dominio si no peleamos y al final el mayor proble
ma es que no agradamos a Dios, en que ya no le damos el honor a Dios que se merece. Los qu
e no lo honran andan lejos de su presencia y errantes.
Digamosle a Dios ahora que queremos honrarle, pero hay que ser humildes, hay que reconocer
cuando hemos fallado a lo que él quiere de nosotros. Si hemos perdido la capacidad de luchar
volvamos a retomarlo, el dice: “Tu puedes dominarlo” y si él lo dice es porque así se hace.
Amen

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¿Por qué a Dios no le agradó la ofrenda de Caín?
https://discipuladocristiano.org/2016/09/07/por-que-a-dios-no-le-agrado-la-ofrenda-de-cain/

2 septiembre, 2016 Fede Sinopoli Reflexiones

Hay algo que me trajo dudas durante mucho tiempo, y me costó bastante llegar a entender. ¿Por qué la
ofrenda de Caín fue rechazada? ¿Qué diferencia había con la de Abel? ¿No parece injusto este trato? L
eí varios comentarios al respecto, y si bien muchos intentaban acercarse a una explicación que resultara
razonable, la realidad es que ninguna terminaba de satisfacerme. Es como que tenían algo de sentido,
pero aun así sentía que tendría que haber algo más. Finalmente, la respuesta me la dio la misma Biblia.
Veamos este pasaje…
Génesis 4:3-5 – Al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. También A
bel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grasa de los mismos. El Señor m
iró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y su ofrenda. Caín se enojó
mucho y su semblante se demudó. (NBLH)

¡Y vaya que Caín se puso como loco! A tal punto que su cara cambió rotundamente. Seguramente lo veí
amos feliz, por haber llevado una ofrenda al Señor, pero ahora estaba envuelto en un ataque de furia, ha
sta tal punto que terminó agarrándoselas con el primero que tenía a mano, que en este caso fue Abel.

Dios, es su soberanía, sabía que la consecuencia de su rechazo a la ofrenda de este hombre traería ap
arejado el primer asesinato cometido en la historia de la humanidad. Siendo así, debe haber habido un
motivo verdaderamente importante para no aceptar tal ofrecimiento.

En primer lugar, debemos hacernos una pregunta fundamental: ¿Por qué ofrecieron una ofrenda en hon
or a Dios? Si bien no sabemos la edad que tenían estos hombres, sí podemos ver que habían pasado v
arios años desde el incidente del huerto del Edén.

La Biblia no nos da detalles de lo ocurrido en ese período de tiempo, aunque hay algo que parece evide
nte: Dios les dio instrucciones a los hombres. No tiene sentido creer que Caín y Abel dieron una ofrenda
porque sencillamente se les ocurrió hacerlo. Quizás uno de los dos podría haber llegado a tener la idea,
pero el hecho de que los dos lo hicieron parece ser indicio de que había un mandato de por medio.
Desconocemos si éste tuvo alguna instrucción particular respecto al tipo de ofrenda y al modo de ofrece
rla, aunque todo indica que la orden de dar ofrendas existió.

De hecho, como vemos en los siguientes versículos de este pasaje, el Señor hablaba con voz audible co
n las personas en aquel tiempo. Y lo hacía habitualmente, ya que de lo contrario Caín se hubiera sorpre
ndido al oír su voz.

Finalmente, la expresión «Caín trajo» parece apuntar a un lugar concreto señalado para la adoración a
Dios. Una vez que entendimos este mandato de llevar una ofrenda a Dios, es tiempo de analizar las disti
ntas teorías que se fueron planteando respecto a por qué Dios rechazó la ofrenda de Caín:

1 Por la cantidad de la ofrenda: Este pasaje nos indica que Abel dio hasta las grasas de los
corderos que ofreció. La Reina Valera lo traduce como «lo más gordo» de ellas. Está claro que la
ofrenda de este hombre fue generosa. No tenemos detalles respecto a lo que dio Caín, pero por
su reacción posterior es claro que esperaba que ésta fuera aceptada. Es decir, que también trajo
una ofrenda

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abundante. Si hubiera sido tacaño en esto, inmediatamente lo hubiera reconocido posteriormente
y no hubiera quedado decepcionado.

2 Porque no dio lo mejor: Otro detalle que tenemos de la ofrenda de Abel apunta a que dio los
primogénitos de sus ovejas. Es decir, apartó lo primero, lo mejor que tenía para Dios. Una vez
más, no tenemos información respecto a lo que dio Caín, pero no tenemos motivos para creer que
haya llevado frutas en mal estado o cosas así.
3 Porque la ofreció de mala gana: La ofrenda de Caín, aunque equivocada, fue sincera. Él quería
agradar a Dios y quería que ésta fuera aceptada; sólo que equivocó el camino.
Tendemos a analizar a este hombre a la luz de lo que haría después, por lo que pensamos que él nunca
tuvo la intención de obedecer al Señor. La realidad es que, si no hubiera intentado agradarle, ni siqu
iera hubiera dispuesto de su tiempo y del fruto de su trabajo como ofrenda a Dios. Él quería acercars
e al Señor, pero algo le faltaba…

Entonces, ¿por qué fue mejor la ofrenda de Abel que la de Caín? Veámoslo en la Biblia…
Hebreos 11:4 – Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimon
io de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía h
abla. (NBLH)

En este pasaje, popularmente conocido como la lista de «los héroes de la fe», encontramos que la difere
ncia no estuvo en la ofrenda en sí, sino en la fe que acompañaba el ofrecimiento. Siendo así, ¿de dónde
sacó Abel su fe?

Es importante analizar esto a la luz de Romanos 10:17, que nos indica que la fe es por el oír el Evangeli
o. Es decir, tanto Caín como Abel debían conocer, sea por medio de Dios o de sus padres, que el ser hu
mano había caído en pecado y que debía pagar un precio por ello, el cual es la muerte (Romanos 6:23).

Sin embargo, el Señor, en su inmensa gracia, ofreció un plan de redención, que en ese momento estaba
enfocado en la simiente prometida. A tal punto Adán y Eva se aferraron a esta promesa, que Génesis 4:
1 nos muestra que cuando la mujer dice «he adquirido varón», estaba pensando en que ese niño sería q
uien derrotaría a Satanás. Claramente la historia mostró que no fue así, pero aún así es indudable la fe
que hubo en Adán y Eva luego de la caída, la cual se fue trasmitiendo de generación en generación por
toda la línea de descendencia de Set-

Considerando todo esto, vemos que Dios les mandó a que presentaran ofrendas por sus pecados, como
sombra de la gran ofrenda que sería entregada en la cruz del Calvario muchos generaciones después.

Eso implicaba que ellos reconocieran la realidad del hombre, su realidad, y la de la caída. Implicaba que
reconocieran que merecían la muerte, y que sólo por medio de un sustituto podrían volver a tener paz p
ara con Dios.

A juzgar por la manera de actuar de Caín, quien dio de lo que tenía a mano, es decir, del fruto de su trab
ajo como agricultor, Dios no debe haberles indicado que debían ofrecer un cordero. ¿Qué sentido tendrí
a sino llevar frutos, cuando el Señor había pedido otra cosa?
Sí les debe haber dicho que debían ofrecer una ofrenda como representación de quien tomaría su lugar
en la muerte que ellos merecían por su maldad.

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Es ahí, donde por fe, Abel comprendió qué tipo de ofrenda tenía que dar; no es que de la nada se le ocu
rrió matar a un animal; debe haber habido algún indicio de parte de Dios para ello. El problema fue que
Caín no lo entendió.

A pesar de haber fallado, vemos que Dios intenta animarlo para que aprendiera diciéndole: «Si haces bie
n,
¿no serás aceptado?” (Génesis 4:7). Esto nos lleva a entender que sin dudas Caín había recibido el me
nsaje de parte de Dios que implica que la humanidad debe pagar por el pecado y que es incapaz de salv
arse a sí misma.

Sólo que no logró asociar esto con aquel que vendría a llevar los pecados de todos. En lugar de hacer a
un lado su orgullo, reconocer su error, arrepentirse y creer, Caín escogió no cambiar su actitud para ser
aceptado, sino que se dejó dominar por su pecado.

En conclusión, el problema no estuvo en la ofrenda en sí ni tampoco en la actitud de Caín a llevarla. El i


nconveniente se centraba en que este hombre no había entendido el verdadero propósito de la ofrenda,
sino que religiosamente se dedicaba a obedecer. No estaba mirando a Cristo cuando la ofrecía y por ello
su ofrenda no fue agradable a Dios.

Fede Sinopoli
Miembro de la Iglesia Asamblea Cristiana de Villa Devoto. Discípulo de Jesús, busco cada día aprender un poquito m
ás de él, disfrutando de esta aventura de vivir como hijos del creador. Me encanta que Papá me desaf
íe a hacer nuevas cosas para su gloria, y es un placer que podamos crecer juntos en el Señor median
te este blog.

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DOS HOMBRES – DOS OFRENDAS
(SERMÓN #36 DEL LIBRO DE GENESIS)
por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 16 de Diciembre de 2007

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya” (Genesis 4:4
-5).

Ambos Caín y Abel nacieron y fueron criados en el mismo ambiente, y con la misma heredad. Ambos na
cieron en un mundo caído, fuera del Huerto de Edén. Tenían la misma herencia, y varios comentaristas
clásicos hasta piensan que eran gemelos. Esto lo basan en que Adán conoció a Eva solamente una vez
antes de que estos jovenes nacieran.

Ambos tuvieron la misma naturaleza caída que su padre Adán. Ambos nacieron en estado de pecado, y
eran “por naturaleza hijos de ira” (Efesios 2:3).
Pero nuestro texto nos dice que “Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caí
n y a la ofrenda suya.”
La palabra Hebrea “agrado” significa “mirar con favor” (traducción de Strong, numero 8159). El Dr. Keil d
ijo,
“La razón por la diferencia en el recibimiento de las dos ofrendas era el estado de mente hacia Di
os con que las dos dichas ofrendas fueron traídas…No, de hecho en que Abel trajo una ofrenda s
angrienta y Caín una sin sangre”
(traducción literal de C. F. Keil, Ph.D., Commentary on the Old Testament, William B. Eerdmans Publishing Company, reimpreso en 1973, tomo
I, p. 110).

Esto es cierto en parte. El “estado de mente” de ellos de verdad era diferente. Pero hay más en ello, por
que Dios no solamente “miró con agrado a Abel,” sino también “a su ofrenda.” Y Dios no solamente “no
miró con agrado a Caín” sino que tampoco “miró con agrado” y “a la ofrenda suya.”

Entonces debemos decir que Abel fue visto con “agrado” por ambas razones (Abel y su ofrenda), y Caín
no fue mirado con agrado por ambas razones (Caín y su ofrenda). Abel y su ofrenda fueron mirados con
agrado por Dios. Caín y su ofrenda no fueron mirados con agrado por Dios. Yo creo que debemos distin
guir con cuidado el hecho de que hubo algo aceptable en ambos Abel y su ofrenda, y algo inaceptable e
n Caín y la ofrenda suya.

No veo cómo podemos lidear completamente con Genesis 4:4-5 sin hacer esa distinción. Entonces, vea
mos a estos dos hombres (Caín y Abel) y a sus ofrendas.

I. Primero, Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda.


La mayoría de los comentaristas han notado que Dios “miró con agrado” (o “le tuvo respeto”) primero a
Abel y luego a su ofrenda. “Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y
miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Genesis 4:4).

¿Qué había en Abel que Dios lo miró con agrado? No podía haber sido algo en su propio carácter porqu
e era un pecador caído tal como su hermano. La respuesta se halla grabada en Hebreos 11:4,
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“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (Hebreos 11:4).

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Dios vio la fe de Abel. Es por eso que Dios lo miró con agrado. Esa es la doctrina fundacional
de nuestra creencia Protestante y Bautista – la salvación por fe sola.

“Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).

Ese verso no dice que Abraham creyó “cosas sobre” Dios. Dice que “Creyó Abraham a Dios.” W. E. Vine
dijo, “El objeto de la fe de Abraham no era la promesa de Dios…su fe descansaba en Dios Mismo”
(traducción literal de W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words, Fleming H. Revell Company, edición de 1966, tomo II, p. 71)
.

Siempre me ha gustado lo que escribía el Dr. M. R. DeHaan. Él hacía las cosas claras y simples. El Dr.
DeHaan dijo, “Caín no era ateo. Él creía en Dios tanto como Abel. Pero aunque Caín creía en un Dios, n
o creyó a Dios” (traducción literal de M. R. DeHaan, The Days of Noah, Zondervan Publishing House, reimpreso en 1971, p. 22).
Cuando vemos las conversiones famosas de la historia, vemos que todos creyeron en Dios antes de ser
convertidos. Eso fue cierto del Apóstol Pablo, de Agustín, de Lutero, de Bunyan, de Whitefield, de Wesl
ey, de Spurgeon – todos ellos.

Todos creían en la existencia de Dios antes de tener la fe que salva – antes de que su fe reposara en Di
os en Cristo. Como lo dice un viejo himno,

Mi fe ha hallado un lugar de reposo,


No en credo ni en artefacto;
Yo confío en El que para siempr
e vive, Sus llagas rogarán por
mí.
(traducción literal de “No Other Plea” por Eliza E. Hewitt, 1851-1920).

Esa fue la principal sobre Abel. No solamente creía en la existencia de Dios. Él no descansaba en algun
“artefacto” ni en “credo.” Él confiaba y reposaba en “El que para siempre vive” Mismo. Tal como fue con
Abraham, que “creyó a Dios, y le fue contado por justicia,” también fue con Abel. Él fue aceptado en bas
e a Su fe, que reposaba en Dios Mismo.

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Genesis 4:4).

Dios miró favorablemente a Abel, que confió en Él por fe. Pero la Biblia luego dice, “Y a su ofrenda.” Dio
s también miró favorablemente la ofrenda de Abel. Eso también es muy importante. Abel ofreció algunas
de sus mejores ovejas. Dios miró favorablemente al sacrificio de aquellas ovejas. ¿Por qué? Porque la
ofrenda de Abel reflejaba hacia atrás al sacrificio que ocurrió cuando Dios le hizo las túnicas de piel para
los padres de Abel (Genesis 3:21). Así, el sacrificio de Abel miraba hacia eso. También, el sacrificio de
Abel miraba hacia adelante – hacia el sacrificio de Cristo en la Cruz, hacia

“el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Así, el sacrificio de sangre de Abel miraba hacia atrás a las túnicas de piel, y hacia delante a Cristo sobre
la Cruz.

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Genesis 4:4).

¡Salvo por la sangre del Crucificado!


Rescatado del pecado y una nueva obra comenza
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da, Canta alabanza al Padre y alabanza al Hijo,

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¡Salvo por la sangre del Crucificado!
(Traducción literal de “Saved by the Blood of the Crucified One” por S. J. Henderson, 1902).

II. Segundo, Jehová no miró con agrado a Caín y a su ofrenda.


Por favor lea Genesis 4:5 terminando con la palabra “suya,” de pie y en voz alta.

“Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya” (Genesis 4:5).

Se puede sentar. Primero, se nos dice que Dios no miró con agrado (o con favor) a Caín. ¿Qué tenía de
malo Caín? Yo creo que Hebreos 11:4 lo pone en claro.

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (Hebreos 11:4).

Caín creía en la existencia de Dios, pero no tenía fe en Dios. Nosotros sabemos que él creía en la existe
ncia de Dios porque Genesis 4:3 dice que él “trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.”

También sabemos que Caín tuvo una larga conversación con Dios en los versos que siguen. Así queda
claro que Caín creía en Dios, pero él no confiaba en Él por fe. Entonces, segundo, Dios no miró con agr
ado la ofrenda de Caín. Eso es claro y plano en el verso cinco,

“Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya” (Genesis 4:5).

Dios no miró con agrado a la ofrenda de Caín “del fruto de la tierra.” ¿Por qué no? Debe ser obv
io para cualquiera que ha leído la Biblia que Dios no le tuvo agrado a la ofrenda de Caín porque
no era un sacrificio de sangre. El Dr. DeHaan dijo,
Recuerda, Caín no era ateo…Caín era evidentemente serio, sincero y muy religioso antes del a
sesinato de su hermano... Hay motivo de creer que la ofrenda que Caín trajo era muy bella. Con
sistía del “fruto de la tierra” (Genesis 4:3). Representaba mucho amor y sudor y trabajo producir
estos frutos. Ahora haz el contraste de ello con la ofrenda de Abel. Era un cordero...sangriento,
una ofrenda cruda – un cordero sangriento, repugnante y desagradable. La ofrenda bella de Ca
ín, y bonita que era, no servía de nada y fue rechazada por Dios porque él ignoró la sangre. La
religión de él era la de incredulidad [en la Sangre] (traducción literal de DeHaan, ibid., p. 23).
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (Hebreos 11:4).
¡Por la fe! ¿Fe en qué? Fe en el Cristo venidero, que “murió por nuestros pecados conforme a l
as Escrituras” (I Corintios 15:3).

“Y sin derramamiento de sangre no se hace rem


isión” (Hebreos 9:22).
¡Era tan cierto en el día de Caín y Abel como lo es hoy! ¡Nada ha cam
biado! “Y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”
(Hebreos 9:22).

¿Por qué rehusó Caín traer un sacrificio de sangre? ¡Porque él no creía que era necesario! ¿Qu
é puede estar más claro en los versos que hemos leído del cuarto capitulo de Genesis? ¡Caín p
ensaba que él no necesitaba un sacrificio de sangre! ¡Pero estaba equivocado!
Si esperas ser salvo, tienes que venir a Dios mediante el sacrificio de Sangre de Su Hijo, el Señ
or Jesucristo. Tú tienes que ser quebrantado y humillado, y darte cuenta de que lo que has esta
do trayendole a Dios es tus propias obras humanas, que estás tratando de complacer a Dios po

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r lo que

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tú haces. En vez, tienes que confiar en Cristo, el “Cordero que fue inmolado desde el principio d
el mundo,” manifestado en la tierra a su tiempo, “entregado por el determinado consejo y anticip
ado conocimiento de Dios” (Apocalipsis 13:8; Hechos 2:23).
Cristo estaba retratado en el sacrificio sangriento que Abel trajo. Las obras humanas de justicia
propia estaban retratadas en el sacrificio sin sangre de Caín.
Oh, esta noche te ruego, no te vayas “en el camino de Caín” (Judas 11). No trates de ser salvo
por aprender cosas acerca de Dios en Cristo. No trates de ser salvo por hacer cosas religiosas.
Sí, tú sí debes venir a la iglesia. Sí, tú sí debes leer la Biblia y orar. Pero ninguna de esas activi
dades religiosas te pueden salvar.
Tú tienes que humillarte. Tú tienes que ver que eres un pecador perdido. Tú tienes que dejar tu
s propias buenas obras y tus planes de hacer alguna buena cosa para Dios. Todo eso es basur
a ante los ojos de Dios. Tú tienes que ser humillado. Tú tienes que ser traído a Jesús. Tú tienes
que descansar en Él por fe. Tú tienes que ser capacitado para tener fe en Él
“que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis
1:5). Tú tienes que ser capacitado para cantar con sinceridad verdadera,

¡Vengo ya Jesús! ¡Vengo hacia Ti!


Lávame en la sangr
e que Fluyó, Jesús po
r mi.
(Traducción libre de “I Am Coming,
Lord,” por Lewis Hartsough, 1828-
1919).

Oh, como oro que seas convencido de tu pecado, y luego confíes en Jesús. Él te ama. Confía e
n Él. Él no te rechazará. Él te vestirá en Su justicia y limpiará tu pecado con Su Sangre. “Cree e
n el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). ¡Oh, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás
salvo”! Y luego asegúrate de estar aquí con nosotros para el banquete Navideño el Domingo e
n la noche del 23 de Diciembre. Que Dios te bendiga por causa de Jesús. Amen.

EL BOSQUEJO DE
DOS HOMBRES – DOS OFRENDAS
(SERMÓN #36 DEL LIBRO DE GEN
ESIS)
por Dr. R. L. Hymers, Jr.
“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrend
a suya” (Genesis 4:4-5).
(Efesios 2:3)
I Primero, Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda, Genesis 4:4;
Hebreos 11:4; Romanos 4:3; Genesis 3:21; Juan 1:29.
II. Segundo, Jehová no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya, Genesis 4:5; Hebreos 11:4; Genesis 4:3; I Corintios 15:3
;
Hebreos 9:22; Apocalipsis 13:8; Hechos 2:23; Judas 11;
Apocalipsis 1:5; Hechos 16:31.

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por Dr. R. L. Hymers, Jr.
Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los An
geles la Tarde del Sabado, 1 de Marzo de 2008
“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Ab
el trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con
agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó
Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has e
nsañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hic
ieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de
él. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el ca
mpo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Ab
el tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué
has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito
seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuand
o labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caí
n a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu
presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que
me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siet
e veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquier
a que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de
Edén” (Genesis 4:3-16).

HISTORIA INTERIOR!
(SERMÓN #37 DEL LIBRO DE GENESIS)

Mucho se ha escrito sobre este pasaje de la Escritura. Algunas cosas son de ayuda y otras no.
Creo que debemos ver las Escrituras más de cerca, y si lo hacemos, creo que ellas revelan la h
istoria por dentro, los motivos verdaderos tras la batalla trágica entre dos hermanos atrapados e
n el conflicto de las eras – ¡y lo que eso significa para nosotros hoy! Yo creo que el mejor modo
de explicar este conflicto es verlo como una pelicula, tipificando dos clases de gente – aquellos
que son convertidos y los que no son convertidos. Con esa vista Bíblica, pondré a Caín y a Abel
en contraste. He aquí tres maneras en las cuales ellos eran diferentes.
I. Primero, Abel tenía fe y Caín no.
Los versos cuatro y cinco dicen que
“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrend
a suya” (Genesis 4:4-5).
¿Por qué miró con agrado Dios a Abel pero no a Caín? La respuesta se da en Hebreos 11:4,
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio
de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Hebreo
s 11:4). Aquí debemos tener cuidado. Esto no quiere decir que Caín era ateo, ni siquiera que e
ra agnóstico. La Biblia hace muy claro que Caín creía en Dios. Dios le habló a Caín en los vers
os seis y siete. Caín aun tuvo una conversación con Dios en los versos nueve a quince. Estos
versos aclaran que Caín creía en Dios, y hablaba con Dios en oración, y recibía conocimiento
sobre las cosas espirituales de Dios. Sin embargo se nos dice,
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio

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de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Hebreo
s 11:4). La palabra Griega traducida “fe” aquí es “pistis.” Significa “creencia, apoyo en” Dios (St
rong). Es una cosa creer en Dios, pero otra es apoyarse en Dios.
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19

Y ellos creen mucho más que eso. En los cuatro Evangelios leemos de nuevo que ellos creen q
ue Jesús es el Hijo de Dios. Pero he aquí la diferencia: apoyarse en Cristo no es lo mismo que
creer cosas acerca de Él. Tú dices, “Pero yo creo que Cristo murió por mi pecado.” Muy bien, lo
s demonios creen eso. ¿Pero has venido tú a Cristo? ¿Te has apoyado en Él? ¿Has confiado e
n Él?
Sí, Caín creía en Dios. Pero no confiaba en Él. Él no se apoyaba en Él. De hecho, ¡tuvo una dis
cusión con Dios! Así que allí tienes el primer contraste – Abel se apoyaba en Dios, pero Caín no
. Él se apoyaba en sí mismo. Mientras la persona se apoye en sí misma nunca será convertida.
Un viejo canto lo dice bien:

Me abandono a mí mismo, y todo lo que


sé, Ahora lávame y más blanco que la ni
eve seré.
(Traducción de “Whiter Than Snow” por James Nicholson, 1828-1896).

La persona tiene que dejar sus propios pensamientos y razones, y reposar en Dios en Cristo so
lo. Ese es el gran tema de la Reformación: la justificación por fe sola. Abel fue justificado por fe.
Caín no.
II. Segundo, Abel trajo una ofrenda de sangre, y Caín no.
A mí me cuesta entender por qué eso no parece estar claro hoy día. Hasta el Dr. Ryrie dice,
Una ofrenda sin sangre era perfectamente adecuada, Lev. 2:1, 4, 15, 16 (traducción de Charles
C. Ryrie, Ph.D., The Ryrie Study Bible, nota de Genesis 4:3).
¡A mí me parece que un especialista en dispensaciones como el Dr. Ryrie debería entender que
las “ofrendas de comida” de los Judíos en Levitico no tienen nada qué ver con los sacrificios en
Genesis! Todo lo que tienes que hacer es volver unas cuantas páginas de la Biblia y ver que:
“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció ho
locausto en el altar”
(Genesis 8:20).
¿Debemos de suponer que Noé inventó el sacrificio de sangre? Claro que no. Abel
“trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con
agrado a Abel y a su ofrenda; pero no...a Caín y a la ofrenda suya” (Genesis 4:4-5).
¿Qué podría estar más claro que eso? Dios miró con agrado a la ofrenda de sangre de Abel, pe
ro no a la ofrenda de vegetales de Caín. Aunque no estoy de acuerdo con todas las notas de L
a Biblia Anotada de Scofield, lo que dice sobre la ofrenda de sangre de Abel me parece Bíblico
y razonable, Este tipo se destaca por medio del contraste con el sacrificio incruento de Caín, qu
ien ofreció el fruto de sus propias obras, y este tipo proclama, en la infancia misma de la raza h
umana, la verdad fundamental de que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” Hebr
eos 9:22; 11:4 (La Biblia Anotada de Scofield, nota de Genesis 4:4).
¡Todo esto fue discutido y acordado durante el conflicto Modernista/Fundamentalista hace cien a
ños!
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¿Por qué debemos repasar este campo otra vez? Yo no veo otra posible razón a menos que se
a una revelación de la apostacía de nuestro día. El Dr. W. A. Criswell dijo que había
un medio prescrito de adoración, por ejemplo, por sacrificio, y Abel dio evidencia de su fe por ob
ediencia a la voluntad revelada de Dios. En esta primer acto grabado de adoración formal, la ofr
enda de Abel fue de “los primogénitos de sus ovejas.” “De lo más gordo de ellas” sugiere una of
renda primordial. La ofrenda de Abel era aceptable, y la ofrenda de Caín no era aceptable (v.5).
Este capitulo no se enfoca en los hombres solamente sino también en las diferencias de sus of
rendas. La ofrenda de Caín era (1) sin sangre (vea Hebreos 9:22), (2) la obra de sus propias ma
nos (vea Tito 3:5), y (3) un producto de la tierra maldecida (vea 3:17). Abel, sin embarg
o,presentó “más excelente sacrificio”..., vea Hebreos 11:4 (traducción literal de W. A. Criswell, P
h.D.,
The Criswell Study Bible, nota de Genesis 4:4).
Repito, ¡Abel tuvo ofrenda de sangre y Caín no! Este tipo señala a Jesucristo,
“a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romans 3:25).
Abel tuvo sus pecados lavados, limpiados en la Sangre
“del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis
13:8) en el plan y propósito de Dios Todopoderoso.
“Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Roma
nos 5:9).
El pecado de Abel fue lavado, limpio por la preciosa Sangre de Cristo, de la cual su “más excele
nte sacrificio” (Hebreos 11:4) era una sombra o tipo. Así que mi pregunta para ti esta noche es e
sta:
¿A Jesús veniste por limpieza ya?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero?
¿Confías por completo en Su gracia ya
?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero?
¿Eres tú, lavado hoy,
En la sangre del Cordero que limpia el alma?
¿Son tus ropas blancas?
¿Cuál la nieve son?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero? (Trad
ucción de “Are You Washed in the Blood?”
por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).
Pero hay un punto más que quiero sacar del cuarto capitulo de Genesis.
III. Tercero, Caín resistió la convicción del Espíritu de Dios, mientras que Abel no.
Se implica que cuando Dios convenció de pecado a Abel él no resistió. Pensar que Abel fue sal
vo porque era bueno es un error. Nadie es salvo por ser bueno. La madición de Dios cayó sobre
Adán y Eva cuando se rebelaron contra Dios en el Huerto de Edén. El Apóstol Pablo lo hizo cla
ro cuando dijo,
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
El veneno del pecado de Adán lo heredaron ambos de sus hijos, según ese verso. Y así fue que
Abel reconoció su pecado, cuando él le llevó aquel sacrificio de sangre a Dios. Fue entonces, y
solo entonces, que Cristo lo podía llamar “Abel el justo” (Mateo 23:35). Convencido de pecado,
Abel se lanzó sobre el Cristo preencarnado, y sus pecados fueron para siempre lavados de los
libros de cuentas de Dios, en el Cielo (Apocalipsis 20:12-13).
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Mas no fue así con Caín. El Espíritu de Dios reprendió su cor
azón. “Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya”
(Genesis 4:5).
Pero cuando el Espíritu de Dios puso convicción profunda en su corazón, Caín se rebeló con
enojo. “Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”
(Genesis 4:5).

Se le llenaron los ojos de enojo y su semblante se puso decaído.


“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?” (Genesis 4:6-7).
Oh, Dios le dio una oportunidad de arrepentirse y venir, ¡y ser limpiado por la Sangre! Yo creo q
ue Dios le dio una cantidad de oportunidades de volverse del pecado y ser limpiado por la Sang
re eterna de Jesús. Sin embargo vez tras vez, como en un cuarto de consejo después de un ser
vicio, Caín resistió las palabras convincentes que Dios le hablaba a su corazón. Vez tras vez, él
entristecía al Espíritu. Vez tras vez, él resistía la convicción de Dios.
“Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).
Mas cuando el Espíritu de Dios vinía a Caín, él se ponía a la defensiva. Él rehusaba oír las pala
bras de advertencia,
“Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta” (Genesis 4:7).
¡Como un león listo para cazar, el pecado espera dominarte, Caín! Pero no sirve de nada. Él sa
cudió todas estas palabras punzantes y de convicción. Caín por dentro discutía su escape, guar
daba su justicia propia, rechazaba los pensamientos y las palabras convictantes que Dios le ha
blaba.
¿Por qué resistía Caín la salvación? Parecía ser tan
fácil. “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?” (Gen
esis 4:7).
Todo lo que Caín tenía que hacer era venir por fe en la Sangre. ¿Por qué no lo hizo? Te daré el
testimonio de nuestro diácono, Dr. Christopher Cagan. Yo creo que el testimonio del Dr. Cagan
ilumina lo que tenía de malo Caín. Igual que Caín, el Dr. Cagan creía en Dios, mas él decía, “Y
o no estaba listo para creer en Jesucristo...no quería que Él interfiriera con mi futuro...no estaba
dispuesto a someterme a Él. Yo batallé interiormente con pensamientos de Cristo por dos años
más” (traducción literal de C. L. Cagan, Ph.D., From Darwin to Design, Whitaker House, 2006,
p. 17). Al fin el Dr. Cagan se rindió, vino a Cristo, y fue limpiado por Su Sangre. Lastimosament
e, Caín resistió la salvación hasta que fue demasiado tarde.
¡Al fin! Llegó el día y la hora en que Dios lo dejó en sus propios caminos. Y en aquel día, cuand
o Dios lo dejó, los poderes del Infierno le cayeron encima y controlaron por completo su mente
y su corazón.
Judas jugaba con el pecado de igual modo. Él se robaba el dinero de la bolsa. Él rechazaba la p
redicación de Cristo, su capitán. Él salió de la cena de Pascua, “era ya de noche” (Juan 13:30).
Después de toda la predicación que había oído, y de todo el compañerismo que había tenido co
n Cristo y con los Discípulos, después de todas las palabras de advertencia que había escucha
do, y todas las convicciones que seguramente su corazón había sentido, ¡Judas salió de noche
y traicionó al Hijo de Dios!
¿No es la experiencia de Caín un tipo de lo que Judas haría después? ¿No demuestra esto le h
echo de que él, tal como Judas, ahora ya estaba literalmente controlado por Satanás?

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“Y entró Satanás en Judas...fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la gua
rdia, de cómo se lo entregaría” (Lucas 22:3-4).
Y lo que Caín le hizo a Abel estuvo muy cerca de lo que Judas le hizo a Cristo, una paralela, y c
reo que fue un tipo de ello. El Dr. Merrill F. Unger dijo sobre Caín,
Los celos, la ira, y el odio [ahora] rugían en su pecho y crecieron a tal grado que los poderes de
moníacos lo sobrecogieron y lo llevaron al primer homicidio (traducción literal de Merrill F. Unge
r, Ph.D., Th.D., Unger’s Commentary on the Old Testament, Moody Press, 1981, tomo I, p. 25).
“Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el camp
o, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató” (Genesis 4:8).
Y de un modo u otro, a cierta hora, todo aquel que rechaza la salvación por medio de la Sangre
, lo sepa o no, caerá bajo el control demoníaco y romperá compañerismo con el pueblo de Dios.
Entonces se dirá,
“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían p
ermanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”
(I Juan 2:19).
Oh, yo advierto al que ha tomado el Evangelio ligeramente, tú que has rechazado la convicción
del Espíritu de Dios, tú que has rehusado venir a Jesús, aquel día viene y viene pronto. Entonce
s se dirá de ti, que fuiste como Caín,
“No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque s
us obras eran malas, y las de su hermano justas” (I Juan 3:12).
Y Caín ya estaba tan endurecido en el pecado que fue echado “de la tierra” (Genesis 4:14), y se
hizo “errante y extranjero en la tierra” (Genesis 4:12). Y ahora Caín no quería tener nada qué v
er con las cosas de Dios.
“Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén” (Genesis
4:16).
La tierra de “Nod” significa la tierra de “vagancia.” Si Dios te deja, vagarás por el mundo sin Él.
Condenado para siempre, vagarás las calles, vivirás una vida quebrantada, y morirás una muert
e sin Cristo. Y entonces se dirá,
“¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de
Caín” (Judas 11).
¡He aquí, mientras todavía hay tiempo! Mientras Dios todavía le habla a tu corazón y a tu m
ente. “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4:10).
Humillate y ven a Jesús. Ven a Él y se lavado limpio por Su Sangre mientras todavía hay tiempo
, antes de que los vientos ahulladores del juicio te arrojen a las calles oscuras de la condenació
n, a una eternidad sin Cristo en el Infierno. Humillate ante la vista de Dios. Ven a Cristo antes d
e que sea eternamente demasiado tarde, y te hayas ido en el camino de Caín.
(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Int
ernet en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español.

(SERMÓN #37 DEL LIBRO DE GENESIS)


por Dr. R. L. Hyme
rs, Jr. (Genesis 4:3
-16)
I. Primero, Abel tuvo fe y Caín no, Genesis 4:4-5; Hebreos

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11:4; Santiago 2:19.
II. Segundo, Abel trajo una ofrenda de sangre y Caín no, Genesis
8:20; Genesis 4:4-5; Romanos 3:25; Apocalipsis 13:8; Romanos
5:9; Hebreos 11:4.
III. Tercero, Caín resistió la convicción del Espíritu de Dios,
mientras que Abel no, Romanos 5:12; Mateo 23:35;
Apocalipsis 20:12-13; Genesis 4:5, 6-7; Juan 16:8; Genesis
4:7; Juan 13:30; Lucas 22:3-4; Genesis 4:8; I Juan 2:19; 3:12;
Genesis 4:14, 12, 16; Judas 11; Santiago 4:10.

El amor de Dios hacia Caín


Rafael Pérez
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Ab
el trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con
agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó
Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿por qué te has e
nsañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hic
ieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de
él.Génesis 4:3-7
Seleccioné este título para este estudio a pesar de reconocer sus debilidades. El amor de Dios
se expresa en las Escrituras en dos manera distintas: un atributo comunicado de su carácter, po
siblemente el fundamental («Dios es amor1», y una disposición favorable suya hacia determina
das personas («por su gran amor con que nos amó2»). El caso de Caín entra dentro del primer
o, pero no en el segundo: no fue amado por Dios de una manera especial, sino general, al igual
que lo son todos los hombres3. Cuando lo escribí (mayo pasado) no le di un título específico, si
no solamente el tema: ‘la gracia común en el libro de Génesis’, pero el tema también era mucho
más general que su alcance: Caín y sus hijos. Preferí el actual, aunque con esta salvedad.
Propósitos de este estudio
Cuando el avance del hombre sobre la tierra sucede de espaldas a Dios, cualquier recurso que
potencialice sus capacidades (conocimientos, herramientas, innovaciones) potencializará tambi
én la expresión de la maldad que está en él.
Este es un estudio acerca de la doctrina de la gracia común en el libro de Génesis. El primer pr
opósito del mismo es (1) mostrar cómo la gracia común de Dios se hace evidente muy tempran
o en la historia del hombre, en especial, justo después de la primera evidencia de su gracia esp
ecial en el protoevangelio (Génesis 3). La evidencia está en el trato de Dios con Caín a pesar d
e que sabemos que este «era del maligno4» y la forma en que prosperaron materialmente Caín
y los suyos a pesar de haber salido de la presencia de Jehová5. Entiendo que rastrear esta do
ctrina hasta la historia más temprana puede aportar a la teología sistemática, pero propongo ta
mbién que desde el libro mismo (específicamente Génesis 4) se puede exponer esta doctrina, a
lgo que podría aportar a la teología bíblica. El segundo propósito es más práctico que el primero
: (2) demostrar que la gracia común puede ser el punto de partida para una aproximación cristia
na a la cultura (la ciudad, la tecnología y las artes), partiendo de la siguiente premisa: cuando el
avance del hombre sobre la tierra sucede de espaldas a Dios6, cualquier recurso que potencial
ice sus capacidades (conocimientos, herramientas, innovaciones) potencializará también la exp

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resión de la maldad que está en él (será directamente proporcional a esta7), pero no por ello de
beríamos inferir que estos recursos o el avance mismo que pudieran producir son inherentemen
te malos. Se evidenciará que el pecado no estaba en el ingenio, en la creatividad o en los medi
os desarrollados por los cainitas, sino en la naturaleza caída que heredamos todos los hombres
desde Adán y en su decisión particular de administrar la creación de espaldas a su creador. Pr
etendo demostrar que cualquier expresión del desarrollo humano tiene su origen en la mayordo
mía de la creación (Génesis 2), pero que a consecuencia del pecado, las obras de los hombres
—a diferencia de las obras de Dios8— siempre son imperfectas y propensas a la corrupción. Si
endo así, concluiré que en vez de abstraernos de la cultura (generalizando cualquier avance co
mo algo malo) o abrazarla sin mayor cuestionamiento,
podemos participar en ella con precaución y cumplir así una mejor mayordomía9.

Mayordomía de la creación
Dios creó los elementos constituyentes del desarrollo humano pero colocó al hombre para que
sea el agente del mismo por medio de su gestión: combinando los elementos, investigando las l
eyes que rigen el mundo natural y usando ese conocimiento para su bienestar.
Génesis puede ser dividido en tres partes principales: (I) la creación y su perfección (capítulos 1-
2),
(I) la caída y sus consecuencias (3-11) y (III) el plan de redención y su instrumento (11-50). El primer
capítulo de Génesis describe la creación y su perfección, en su contexto eterno —«en el
principio»— y su desarrollo temporal, con seis días de creación. Al final de cada día de creación
se hace una evaluación de su resultado con el estribillo recurrente «y vio Dios que era bueno»,
pero al final de la creación (sexto día) el estribillo crece para afirmar «y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera», lo que evidencia que la obra de Dios en sus
inicios no tuvo falta, que era perfecta. Al final del bloque vemos a Dios delegando en el hombre
la responsabilidad de administrar la creación —fructifíquense, multiplíquense, llenen la tierra,
sométanla y dominen— (Génesis 1:28), de forma que podemos entender que Dios creó los
elementos constituyentes del desarrollo humano pero colocó al hombre para que sea el agente
del mismo por medio de su gestión: combinando los elementos (dados por Dios), investigando
las leyes que rigen el mundo natural (establecidas por Dios) y usando ese conocimiento para su
bienestar (permitido por Dios), esto es la cultura, la ciencia y la tecnología. En la segunda sección
del libro, constituida por los capítulos que van del tres al once, se describe la caída del hombre y
sus consecuencias sobre toda la creación: separación de Dios, diferentes castigos (que afectaron
toda la creación), conflictos familiares, asesinato y ciclos recurrentes de perversión y piedad. Sin
embargo, aún después de la caída y el castigo el hombre conservó su lugar como administrador
de la creación de Dios, su gestión siguió su curso, y esa es la base (localizada en Génesis) de la
doctrina de la gracia común. Todo este avance de la cultura, las artes y la tecnología evidencia
que el hombre ha estado administrando la creación de Dios, pero la forma en que lo ha estado
haciendo también evidencia que su corazón va «de continuo al mal».
Introducción a la doctrina
Por muy buenos que sean en apariencia estos actos de los hombres no regenerados parten de
una intención incorrecta (su propia gloria en vez de la gloria de Dios) y carecen de cualquier val
or salvífico.
La gracia común puede definirse como la expresión del amor de Dios hacia todas sus criaturas
de forma universal y gratuita sin importar la condición o la respuesta de estas. Se diferencia en
varios aspectos de la gracia especial, que es la única que opera para salvación: en su origen (u
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na tiene su origen en la mayordomía de la creación otorgada a Adán y la otra en los méritos obt
enidos por Cristo10), en su acceso (en una es universal y en otra particular), en su alcance (el d
e una es temporal y el de la otra eterno) y en su aplicación (una se aplica administrando los rec
ursos que Dios ha provisto en la creación y la otra se aplica por la fe). Al presentar esta doctrina
desde Génesis no pretendo atribuir virtud a los hechos de los hombres caídos o sugerir que se
an dignos de recompensa, pues sabemos que por muy buenos que sean en apariencia estos ac
tos de los hombres no regenerados parten de una intención incorrecta (su propia gloria en vez d
e la gloria de Dios) y carecen de cualquier valor salvífico al no proceder de fe11. El fin del estud
io de la gracia común no es celebrar a los hombres, sino, hacer manifiesta la bondad de Dios y
dar gloria al nombre de aquel «que hace salir su sol sobre malos y buenos12». Lo que reconoce
mos es que Dios ha aumentado sus misericordias y extendido su paciencia, que permite temp
oralmente hasta la
prosperidad del impío13, pero que tarde o temprano su gracia común dará paso a su justicia
—ambos atributos de su carácter— y el malvado, que experimenta hoy su amor, mañana tendr
á su justa recompensa.
Toda la gracia en el libro de Génesis
Al igual que otras doctrinas bíblicas (trinidad, justicia, redención), la doctrina de la gracia de Dios
—común y especial— alcanza su desarrollo a lo largo de toda la revelación de Dios, pero tiene
sus raíces en el libro de Génesis y su mayor expresión con la encarnación de Cristo. Las raíces
pueden no verse a simple vista (están debajo de la superficie), pero con un poco de esfuerzo h
ermenéutico podremos encontrarlas. Toda la gracia de Dios comienza a manifestarse en Génes
is: la gracia común principalmente en las dos primeras partes del libro —(I) la creación y su perf
ección y (II) la caída y sus consecuencias—, que son los capítulos del 1-11 (llenando de bienes
inmerecidos a hombres pecadores y extendiendo su paciencia); y la gracia especial del capítulo
12 en adelante, que componen la tercera parte —(III) El plan de redención y su instrumento— (
levantando desde Abram una nación especial con la promesa de que «haré de ti una nación gra
nde, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición14», «y serán benditas en ti to
das las familias de la tierra15»). Aunque hay evidencia de una manifestación más frecuente de l
a gracia común en las dos primeras partes del libro y de la gracia especial en la tercera, en cad
a una de ellas se pueden encontrar rastros de una gracia y de la otra: la gracia especial ya era
prevista después de la caída—primera parte del libro— y la gracia común en la preservación de
Ismael y Egipto —tercera parte del libro—. Frecuentemente se pasa por alto el gran despliegue
de la gracia común de Dios que se hace evidente en la segunda parte del libro; la forma en que
esto sucede es viendo Génesis 3-11 solamente como un prolegómeno al nacimiento de la naci
ón de Israel y a la historia de la redención (Génesis 12-50).
El amor de Dios no comenzó a manifestarse con el pueblo de Israel ni se circunscribe a ellos, si
no que le precede y trasciende.
Espero hacer evidente con este estudio que el amor de Dios no comenzó a manifestarse con el
pueblo de Israel ni se circunscribe a ellos, sino que le precede y trasciende. Ciertamente fue Is
rael el instrumento usado para canalizar la gracia especial que opera para salvación, pero su gr
acia común ha estado disponible desde antes. Solamente por citar la evidencia más antigua [G
énesis 4]: Dios persuadiendo a Caín al ver cómo decayó su semblante ante el reconocimiento q
ue obtuvo su hermano (para que reconsiderara su accionar y fuera cauto ante la asechanza del
pecado) [V6-7], Dios confrontando a Caín después de que este cometiera asesinato contra su
hermano [V9-12], Dios perdonando la vida a Caín (en vez de pagarle conforme a sus obras), Di
os protegiendo la vida de Caín (para que nadie lo matara) [V15], Caín formando familia (instituci
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ón creada por Dios) [V17a], Caín y sus descendientes participando —de espaldas a Dios— de l
a mayordomía de la creación y logrando gran «prosperidad» material: edificación de ciudades [
V17b], avances en las técnicas agricultura [V20], música [V21], herrería [V22] y poesía [V23-24]
. Vemos que así como aumentaban los recursos materiales aumentó de forma progresiva su m
aldad, pero fueron, también por la gracia común, temporalmente tolerados por Dios en su pacie
ncia hasta el punto en que la tierra y toda carne que había sobre ella llegó a corromperse y llen
arse de violencia a causa de ellos (Génesis 6). Limitaré el estudio a los cainitas, pero el mismo
hilo de argumentación podría extenderse hasta la torre de babel (gran avance de la tecnología
y también de la soberbia), Abimelec (rey de los filisteos, ajeno al pueblo de Dios, pero aun así
Dios le habló en sueño para que no pecara tomando para sí una mujer ajena), Ismael (de quien
hizo Dios una nación grande a pesar de no ser el hijo de la promesa) y Egipto (pueblo preserva
do por Dios por medio de José para que no muriera de hambre). Expresiones de la Gracia
Común en los Cainitas
Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció
Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad y llamó el nombre de l
a ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Me
hujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. Y Lamec tomó para sí dos mujeres
; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue p
adre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cu
al fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice d
e toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. Y dijo Lamec a sus
mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: que un varón mataré po
r mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setent
a veces siete lo será.Génesis 4:16-24
La gracia común se ilustra perfectamente en el relato de la vida de los cainitas. Paradójicament
e, a las vidas de Set y Enós, en cuyos días «los hombres comenzaron a invocar el nombre de J
ehová16», y a la de Enoc, que caminó con Dios y Dios le transpuso17 —primero en no ver mue
rte— las Escrituras les dedican cortas menciones, pero a los descendientes de Caín, hombres p
olígamos, soberbios, vengativos y violentos, se le dedica la mayor parte del capítulo cuatro de G
énesis, con descripciones pormenorizadas de sus oficios, carácter y obras. Puedo inferir desde
aquí que al parecer fue la intención de Dios primero mostrar su amor hacia todos los pueblos (c
on los cainitas como vívido ejemplo) y luego seleccionar un pueblo especial (Israel) como su ins
trumento para demostrar que su escogencia no fue por su virtud o superioridad, sino que simple
mente eran un medio para el fin más alto y global que se la anunció a Abram (bendecir a todas l
as familias de la tierra). Eso es consistente con la advertencia que les hizo Moisés antes de que
fueran entrados a la tierra prometida: «porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehov
á tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están so
bre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha esco
gido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos18». En lo adelante, que es
el cuerpo de este estudio, veremos las diferentes expresiones de la gracia común en Génesis 4
: la reprensión de Dios, la edificación de ciudades, el establecimiento de familias, el desarrollo t
ecnológico, las artes y la paciencia de Dios
(I) Caín ha faltado doblemente ante Dios, pero Dios toma la iniciativa de buscarle, clara
evidencia de su gracia común.
La reprensión.La reprensión puede parecer un castigo, pero al analizar los hechos desd
e la perspectiva más amplia se capta un panorama distinto: es una amorosa expresión d
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e Dios, en su gracia, a fin de detener el rápido avance del pecado. El creador de los cielo
s y la tierra estaba siendo adorado por los hombres con aquello que él mismo les había p
rovisto: animales y plantas. Abel ofrece al creador lo mejor de lo que ha recibido de él: de
los primogénitos de las ovejas y lo más gordo de ellas. Caín ofrece una ofrenda «regular
19». Abel y su ofrenda son mirados con agrado, no así Caín y su ofrenda. Entonces el cr
eador discierne una peligrosa emoción que se ha anidado en el corazón de Caín: e
stá enojado
—contra Dios— y ha decaído su semblante. Le ha añadido el enojo a su falta de devoció
n, pero el Creador toma la iniciativa: le anima a hacer las cosas de manera diferente para
ser reconocido, le advierte sobre el peligro del pecado (que está a su asecho) y le da es
peranza al afirmar que él podía dominarlo20. Caín ha faltado doblemente ante Dios, pero
Dios toma la iniciativa de buscarle, clara evidencia de su gracia común21.
(II) La maldad no está en la ciudad, sino en el corazón del hombre, la ciudad solamente
amplifica sus efectos.
La edificación de ciudades. La primera ciudad que aparece en las Escrituras fue edifica
da por Caín, con el agravante de que lo hizo en oposición a la voluntad de Dios22 (adicio
nal a ser maldito y ver disminuida la capacidad de producción de la tierra, su castigo habí
a sido ser errante y extranjero23), pero no debemos inferir por esto que la ciudad y la vid
a urbana sean malas en sí mismas. Ciertamente se puede demostrar que cualquier cong
lomerado humano tiende a acelerar el avance del pecado y que la experiencia humana, c
uando sucede en un contexto de menor aglomeración y agitación, tiende más a la reflexi
ón y a la espiritualidad (de ahí el beneficio del reposo y los períodos de retiro) pero la ma
ldad no está en la ciudad, sino en el corazón del hombre, la ciudad solamente amplifica s
us efectos. La vida rural no es más piadosa que la vida urbana, su apariencia de piedad r
adica solamente en la falta de oportunidad, tanto en el campo como en la ciudad, a un rit
mo acelerado o a un paso más lento, «todo designio de los pensamientos del corazón» d
e los hombres irá naturalmente «de continuo solamente el mal24».
Las ciudades, literalmente, tienen más de la imagen de Dios por centímetro cuadrado qu
e cualquier otro lugar de la tierra. —Timothy Keller
El establecimiento de los hombres en ciudades está muy relacionado con el florecimiento
de la cultura y desde Génesis podemos inferir que esto era algo ya previsto por Dios, pu
es al castigar a Caín le fue quitado este beneficio. Que Dios castigara a Caín haciendo d
e él un hombre errante y extranjero es evidencia de que la permanencia y el arraigo en lu
gares determinados son vistos por Dios como privilegios deseables. Hay una serie de pr
oyectos de edificación en los que la soberbia estuvo presente (la ciudad de Enoc que edi
ficó Caín y la torre de Babel, por ejemplo25, pero concluir desde allí en que todo proyect
o de construcción de ciudades está ligado al pecado sería un error de atribución. La torre
de babel, por ejemplo, surgió como un proyecto pecaminoso de los cusitas —descendie
ntes de Cus, hijo de Noé— pero la ciudad misma en la que se estaba erigiendo la torre (
Babel) fue edificada previamente por Nimrod, «vigoroso cazador delante de Jehová26»:
el proyecto inicial (edificar babel) no ameritó la intervención de Dios, pero el proyecto pos
terior (edificar allí una torre que llegue al cielo) fue el detonante para la dispersión de las
naciones. Concluimos entonces en que la edificación de ciudades como tal puede ser vis
ta como una provisión de la gracia común de Dios hacia el hombre con el fin de permitir e
l progreso material, pero que a consecuencia de la caída tenemos que ser sabios y estar
advertidos de su incidencia en el aumento del pecado. En otros tiempos, una imagen ne

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gativa sobre la ciudad produjo el ascetismo y el monacato, pero a la luz de la gracia com
ún los creyentes podemos tener una perspectiva positiva de la ciudad, como afirma Timo
thy Keller: «Las ciudades, literalmente, tienen más de la imagen de Dios por centímetro c
uadrado que cualquier otro lugar de la tierra27».
(III) La familia fue una provisión de Dios al hombre y aún después de la caída, por su gracia
común seguimos participando de ella.
La familia. Al salir de la presencia de Dios Caín no se abandonó a la promiscuidad sexu
al, sino que dio continuidad a la primera institución creada por Dios (la familia) y lo hizo e
n los términos de Dios: se unió a «su mujer28» —un hecho formal y exclusivo—, no fue u
n fornicario ni un polígamo. Pero al vivir los hombres alejados de Dios rápidamente la ins
titución misma del matrimonio se comenzó a desvirtuar: Lamec, un descendiente de Caín
, se unió a dos mujeres. Pero el hecho mismo de que las uniones matrimoniales (aún con
la poligamia) al parecer fueran la forma común en que se establecieron los cainitas, evid
encia cierto sentido moral en las obras de estos primeros hombres, algo que dista mucho
de otras posiciones no bíblicas que ven las uniones matrimoniales como un invento
moderno. La familia fue una
provisión de Dios al hombre y aún después de la caída, por su gracia común seguimos p
articipando de ella. Aún autores seculares y seguidores de la corriente evolucionista señ
alan que la familia constituida por un hombre, una mujer y sus hijos es un fenómeno pres
ente casi en cualquier sociedad, sin importar su nivel de avance29.
(IV) La tecnología. Caín fue labrador de la tierra, pero fue Jabal, un descendiente suyo, quien heredó
el oficio de su antepasado y desarrolló la cultura agrícola. Tubal-caín fue artífice de toda obra de
bronce y de hierro, lo que permitió el desarrollo de herramientas. La ciencia estudia la creación
de Dios para entender las leyes que rigen su funcionamiento y la tecnología aplica el avance
científico para mejorar la calidad de vida de los hombres. No tenemos certidumbre de cuál fue el
avance concreto que logró Jabal para llegar a ser «padre de los que habitan en tiendas y crían
ganados30» (quizás se trató de formas de cultivo o técnicas para aumentar el rendimiento de la
tierra o gestión del ganado, asuntos muy útiles, pues la productividad original de la tierra había
sido disminuida a consecuencia del pecado) o el nivel de desarrollo de los avances logrados por
Tubal-Caín, pero cualquiera que haya sido, tuvo su origen en estudiar la creación y aplicar dicho
conocimiento, y eso nos lleva a nuestro hilo de argumentación: por la gracia común el hombre
administra la creación y obtiene con ello grandes beneficios. Más tarde en la historia la agricultura
tuvo que ser regida por Dios (Levíticos), pues hombres dominados por el pecado al tener
conocimientos (siguiendo el ejemplo de Jabal) y herramientas (siguiendo el ejemplo de Tubal-
Caín) podrían explotar la tierra innecesariamente a un punto tal que destruirá completamente la
creación31.
(V) Las artes. Históricamente los cristianos hemos tenido cierto resquemor al relacionarnos con las
artes plásticas y la música, una especie de guerra fría en la que las toleramos32, pero no
abiertamente. Esto se evidencia en que evitamos asumir el arte como algo que puede producir en
nosotros un deleite lícito y hacemos de ella solamente un utilitario como acompañamiento a la
adoración a Dios33. Así como el hombre por la gracia común de Dios desarrolló la agricultura en
tiempos de Jabal (algo que tiene un fin práctico en la alimentación, pero también espiritual, en la
presentación de ofrendas de adoración) eventualmente cultivó también la música en tiempos de
Jubal. Este gran avance tuvo que haber elevado significativamente su calidad de vida, pues a las
duras jornadas de trabajo agrícola para su alimentación —consecuencia de la caída—, jornadas
en las que probablemente transcurría su día, ahora se le agrega la distracción y el esparcimiento
que trajeron la lira y la flauta de Jubal. La música y las artes no son malas en sí mismas, tampoco
son exclusivas para acompañar la adoración a Dios, sin embargo, sabemos que a consecuencia
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del pecado, al igual que otras expresiones de la gracia común de Dios, las mismas tienen cierta
tendencia ser usadas para la maldad. Esto se hizo evidente rápidamente en los cainitas: Lamec,
el padre de Jubal, compuso un poema en el que deja ver su carácter y el espíritu de su tiempo:
«y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: que
un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec
en verdad setenta veces siete lo será34». Las artes no son malas en sí mismas, sino solamente
un medio al servicio de lo que está en el corazón del hombre. Son un regalo de Dios en su gracia
común, pero evidencian el carácter de quien las produce; así, estos eran los temas de los poemas
de los hijos de Caín: violencia, venganza, poligamia y soberbia. (Un bajadero común al problema
de la música ha sido cultivar entre los creyentes la música instrumental, pero aún en este campo
tenemos que ser cautos, pues es común entre quienes ejecutan y disfrutan de la música clásica,
aún sin usar palabras, se dejen ver la soberbia, el ego y diferentes expresiones de la
pecaminosidad; evidencia de que el pecado no está en las artes, sino en quienes la producen y
consumen.)
(VI) La paciencia de Dios. Ya hemos visto diferentes expresiones de la gracia común de Dios en la
vida
de los cainitas (la reprensión de Dios a Caín, la edificación de ciudades, el establecimiento de fa
milias, el desarrollo tecnológico y en el florecimiento de las artes), pero su expresión más grande
no está en ninguna de las anteriores, sino en su paciencia. Ni Caín ni sus descendientes merecía
n ser parte de la creación de Dios; tampoco lo merecía su antepasado Adán ni los setitas, que au
nque «comenzaron a
invocar el nombre de Jehová35» eventualmente se corrompieron como el que más —corrupción
que algunos atribuyen a la influencia de los hijos de Caín pero que no tiene otro origen más claro
que su propia naturaleza caída—; todos estos hombres vivieron muchos años de espaldas a Dio
s, pasaron diez generaciones de Adán hasta Noé (Adán, Set, Enos, Cainan, Mahalaleel, Jared, E
noc, Matusalén, Lamec y Noé) antes de que el creador resolviera soberanamente borrar de la tie
rra al hombre que había creado (Aproximadamente 1,100 años después de la caída). Eso es mu
cho tiempo de paciencia, esa es una profunda mirada al amoroso carácter de Dios, esa es la ma
yor evidencia de la gracia común. Con razón dijo el profeta —otro pecador—: «por la misericordia
de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias36».
Conclusión
En el cuerpo del estudio se ha expuesto que la doctrina de la gracia común encuentra su origen
—al igual que casi todas las otras— en el libro Génesis, pero que se hace especialmente evide
nte en Génesis 4 (con la vida de los cainitas). Se expuso también que antes de que el plan de r
edención se comenzara a hacer concreto en la promesa dada a Abram —instrumento para la gr
acia especial— ya el amor de Dios había sido manifiesto a justos y a injustos, sin ninguna caus
a meritoria más allá que la propia naturaleza amorosa del creador. Concluimos pues en que est
a es una doctrina con fuerte asidero Escritural y que el propósito de la manifestación de esta gr
acia común —que podría parecer vano, ya que ya que no tiene ningún efecto salvífico— no es o
tro que comunicar la gloria del creador por medio de los agradables rasgos de su carácter. Lueg
o de probar Su gracia, Caín y los suyos siguieron estando muertos en sus delitos y pecados, pe
ro la gloria de Dios se hizo manifiesta para ellos y para todos nosotros: salió Su sol «sobre justo
s e injustos37». En esto, el hombre encuentra algún deleite, pues como afirmó Jonathan Edwar
ds38:
Él, al buscar la gloria y la felicidad de sus criaturas, se busca a sí mismo, esto es, así mismo dif
undido y expresado (en lo cual se deleita, así como se deleita en su propia belleza y plenitud), É
l busca la gloria y la felicidad de ellas.Jonathan Edwards
Créditos de la imagen: Caín y Abel, Mateo Orozco.

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1. 1 Juan 4:8 [ ]
2. Efesios 2:4 [ ]
3. Juan 3:16 [ ]
4. 1 Juan 3:12 [ ]
1. Génesis 4:16 [ ]
2. La separación entre la generación de Caín y Dios se hace dramáticamente palpable
en Génesis 4:16: «Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod,
al oriente de Edén». [ ]
3. Un ejemplo de cómo el avance de la tecnología potencializa la maldad es la Torre de
Babel (Génesis 11): «les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de
mezcla», «y dijeron: vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue
al cielo». Pasar de la piedra al ladrillo permitió proyectos de mayor envergadura,
oportunidad que avivó en ellos la soberbia. [ ]
4. Así evaluó Dios mismo sus obras en Génesis 1:31: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y
he aquí que era bueno en gran manera». [ ]
5. La mayordomía de la creación puede ser un buen principio rector para evitar por un lado
el ascetismo (abstraerse del mundo) y por el otro la mundanalidad (participar sin
condición). [ ]
10. Génesis 1:28-10 [ ]
11. Romanos 14:23 [ ]
12. Mateo 5:45 [ ]
1. Salmo 37 [ ]
2. Génesis 12:2 [ ]
3. Génesis 12:3 [ ]
4. Génesis 4:26 [ ]
5. Génesis 5:24 [ ]
6. Deuteronomio 7:6-7 [ ]
7. Las Escrituras no afirman que una ofrenda fuera superior a la otra en forma material, sino
que se limitan a destacar la dedicación intencional de Abel al traer su ofrenda. Por eso me
refiero a la ofrenda de Caín como «regular», en el sentido de que no tuvo la misma
dedicación que la ofrenda de Abel. [ ]
8. Génesis 4:7 puede ser de difícil interpretación en Reina-Valera 1960, pues da la idea de
que Caín se enseñorearía de Abel —no que podría enseñorearse del pecado—. En NVI
queda mucho más claro, pues armoniza la primera parte del versículo (peligro del pecado)
con la exhortación (no dejarse vencer): «si haces lo malo, el pecado te acecha, como una
fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo». Otra traducción posible es
Biblia de Las Américas: «el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo».
[]
9. Así lo expresa John Stott en su libro Cristianismo Básico: «Nunca podemos tomar a Dios
por sorpresa. Nunca podemos anticiparnos a Él. Él da siempre el primer paso; está “en el
principio”. Antes que el hombre existiera, Dios actuó. Antes que el ser humano tratara de
buscarle, Él ya le había buscado. La Biblia no muestra al hombre tanteando para
encontrar a Dios, sino a Dios yendo en pos del hombre». [ ]
10. El castigo era ser errante. [ ]
11. Génesis 4:12 [ ]
12. Génesis 6:5 [ ]

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13. Las estructuras de gobierno de estas ciudades no quedan del todo claras, pero al parecer,
se trataba del gobierno de un hombre sobre sus iguales a cambio de algún servicio social
como la protección (seguridad). Un ejemplo de esto es Nimrod: un vigoroso cazador que
llegó a reinar en la tierra de Sinar. Aquí se manifiesta otra expresión de la gracia común
(Dios permitiendo a los hombres gobernar) y la pecaminosidad en que eventualmente
derivó (hombres llegando eventualmente a dominar a otros: Egipto. [ ]
14. Génesis 10:9 [ ]
15. Keller, Timothy (2013). Iglesia Centrada, cómo ejercer un ministerio equilibrado y centrado
en el evangelio en la ciudad. Zondevan. [ ]
16. Es muy significativa la semejanza entre Génesis 2:24 y Génesis 4:17 [ ]
17. Lévi-Staruss, C.; Spiro, M.E. & Gough, K. (1956). Polémica sobre el Origen y la
Universalidad de la Familia. Barcelona. Cuadernos Anagrama. [ ]
18. Génesis 4:20 [ ]
19. Este aspecto de la gracia común en el libro de Génesis podría ser el punto de partida
para una posición bíblica —no materialista ni panteísta— sobre la ecología. [ ]
20. Esto puede ser tomado como una generalización necesaria, pues retrata más íntegramente
la realidad evangélica latinoamericana (principal audiencia de esta investigación), influida
directa o indirectamente por el Fundamentalismo Cristiano del Siglo XIX. Lo que ha
sucedido más frecuentemente es un movimiento pendular de acercamiento y alejamiento
hacia las artes plásticas. Las iglesias que vienen de tradiciones más clásicas (reformadas,
luteranas, anglicanas) han apreciado más el arte y más consistentemente. [ ]
21. Se podría argumentar aquí que no todos los Salmos (a pesar de que están en las
Escrituras por inspiración de Dios y persiguen un buen propósito dentro de la revelación
de Dios) fueron
escritos para ser utilizados en el culto a Dios, siendo muchos de ellos expresiones artísticas
de la alegría, esperanza o desasosiego —emociones— de quienes los escribieron (David, Lo
s Hijos de Coré, Asaf, Moisés, Salomón) ; expresiones que en muchos casos expresan más
el carácter caído (imperfecto) del compositor que el carácter perfecto de Dios. Esto evidencia
que el propósito de la música va más allá que su uso en el culto a Dios; por la gracia común
también puede tener un fin más terrenal. [ ]
34. Génesis 4:23-24 [ ]
1. Génesis 4:26 [ ]
2. Lamentaciones 3:22 [ ]
37. Mateo 5:45 [ ]
38. Edwards, Jonathan. (2009). El fin por el cual Dios creó al mundo. Editorial Unilit. [

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GENESIS 4: Caín y Abel

Luego de haber salido del Jardín del Edén, Adán y Eva tuvieron dos hijos.
(Génesis 4:1-2) Y el hombre conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: He adquirido
varón con la ayuda del SEÑOR. (2) Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caí
n fue labrador de la tierra.

Evidentemente sus padres les hablaron de Dios, ya que ambos decidieron presentar una ofrenda al Seño
r. (Génesis 4:3-5) Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR una ofrenda del fruto de l
a tierra.
(4) También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el
SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, (5) pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se
enojó mucho y su semblante se demudó.

Cada uno presentó el producto de su trabajo. Pero, ¿por qué una ofrenda fue aceptada y la otra no? Alg
unos dicen que Abel ofreció lo mejor (la grosura de los primogénitos), mientras que Caín sólo presentó a
lgunos frutos. Esta explicación tiene sentido…pero quiero que veamos esta situación desde otra perspec
tiva, pues hay un mensaje más profundo…

Caín y Abel estaban dando una ofrenda a Dios como una forma de congraciarse con Él. Querían acercars
e a Dios, pues ellos también habían quedado fuera de esa relación cercana que un día había gozado Adá
n. Dios aprovechó esa oportunidad para enseñarles (a ellos, y también a nosotros) la forma correcta de a
cercarse a Él.

Ofrenda de Abel: Sangre


Abel ofreció un sacrificio animal, lo cual implica derramamiento de sangre.
Dios aceptó esta ofrenda porque esa era la única forma en que el hombre puede recibir perdón.
(Hebreos 9:22) Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay
perdón.

El sacrificio de Abel estaba apegado a lo que Dios iba a revelar más tarde como la forma de acercarse a É
l. Si nos acercamos a Él con pecado, morimos. Pero si al acercarnos, alguien muere por nosotros, entonc
es podremos reconciliarnos con Dios sin morir.
(Levítico 17:11) Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer e
xpiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.

(I Pedro 1:17-20) Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, c
onducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; (18) sabiendo que no fuisteis redimidos d
e vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, (19
) sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. (20) Porque El
estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiem
pos por amor a vosotros.

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Ofrenda de Caín: Frutos
La ofrenda de Caín eran los frutos de la tierra, que representan las obras. Dios quería hacernos saber qu
e no podemos acercarnos a Él y tratar de ganar su favor con nuestra propia “justicia”. Las buenas obras n
o nos salvan, sino sólo el sacrificio sustituto, es decir, la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, el único j
usto.
(Rom. 3:20-26) Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues por
medio de la ley viene el conocimiento del pecado. (21) Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha s
ido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; (22) es decir, la justicia de Dios por medio de la fe e
n Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; (23) por cuanto todos pecaron y no alcan
zan la gloria de Dios, (24) siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que
es en Cristo Jesús, (25) a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la
fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos
anteriormente,
(26) para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene f
e en Jesús.

¿Cómo considera Dios nuestras propias obras de justicia?


(Isaías 64:6) Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras j
ustas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.

REACCIÓN DE CAÍN
Al dar una ofrenda a Dios, uno debería buscar quedar bien con Él. Tal vez esa era la intención original de
Caín, pero luego salió a luz dónde estaba su corazón. La Biblia dice que él “se enojó mucho y su semblant
e se demudó ” (4:5).

Si Caín hubiera estado interesado en agradar a Dios, hubiera cambiado sus frutas por ovejas, y se las hub
iera ofrecido al Señor. Pero evidentemente él estaba más interesado en hacer lo que quería, que en agra
dar a Dios.

Aún así, Dios le dio la oportunidad de recapacitar y arrepentirse.


(Génesis 4:6-7) Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu sem
blante? (7) Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia,
pero tú debes dominarlo.

En Su misericordia, Dios le advirtió que el pecado estaba a la puerta, pero aún estaba a tiempo para cerr
ar la puerta. Si él quería realmente agradar a Dios, debía poner sus ojos en el Señor, y no es sus propios d
eseos y emociones.

Pero, en lugar de arrepentirse, Caín le dio rienda suelta a sus emociones.


(Génesis 4:8) Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el ca
mpo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.

En lugar de cerrar la puerta al pecado, como Dios le había advertido, la abrió por completo.

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(Proverbios 17:19) El que ama la transgresión, ama la contienda; el que alza su puerta, busca la destrucció
n.
De nuevo, en Su misericordia, Dios le dio a Caín la oportunidad de confesarse y arrepentirse.
(Génesis 4:9) Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy y
o acaso guardián de mi hermano?

En lugar de arrepentirse y humillarse ante el Señor, Caín se llenó de orgullo, y esa fue la causa de su caí
da. (Proverbios 16:18) Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu.
(Proverbios 18:12) Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la h
umildad.
(Mateo 23:12) Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.

Todos fallamos. Aún así, Dios está dispuesto a perdonarnos. Pero para recibir Su gracia, debemos ser hu
mildes y arrepentirnos.
(Santiago 4:6-10) Pero El da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los h
umildes. (7) Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. (8) Acercaos a Dios,
y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vu
estros corazones. (9) Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en trist
eza. (10) Humillaos en la presencia del Señor y El os exaltará.

CASTIGO DE CAÍN
Ya que no se arrepintió, Dios castigó a Caín.
(Génesis 4:11-12) Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la
sangre de tu hermano. (12) Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás
en la tierra.

Caín era un hombre de la tierra, labrados. Pero a partir de ese momento, la tierra iba a colaborar con él.
De ser un hombre sedentario, se vería forzados a ser nómada.

Aun ante esto, Caín no se humilló ante Dios, sino que le reclamó con orgullo:
(Génesis 4:13-14) Y Caín dijo al SEÑOR: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. (14) He aquí,
me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en
la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará.

En ese momento, Caín quería morir, porque ya no podría hacer lo que tanto amaba: trabajar la tierra. Pe
ro Dios le dijo que no iba a morir con su vergüenza delante de él. ¡Tal vez así tendría tiempo para arrepe
ntirse! (Génesis 4:15) Entonces el SEÑOR le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete vece
s sufrirá venganza. Y puso el SEÑOR una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matar
a.

¿Acaso no hay muchas personas como Caín? Cuando les va mal, le reclaman a Dios. No aceptan el castig
o de sus malas decisiones, pero tampoco quieren obedecer a Dios. En su soberbia, creen que Dios está a
su servicio, y no reconocen que Él es Dios, y es a Él a quien debemos servir y obedecer.

La historia se repite…pero que el mal ejemplo de Caín no se replique en nuestra vida.

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Ofrendas agradables y ofrendas desagradables
Génesis 4:1-7 (RVC)

“Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por la voluntad del Señor he adquirido un varón.
Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel era pastor de ovejas y Caín cultivaba la tierra. Andando el tiempo, sucedió
que (vs.1-3a):

I. Ofrendas agradables
1. “Y Abel también llevó algunos de los primogénitos de sus ovejas, de los mejores entre ellas. Y el Señor
miró con agrado a Abel y a su ofrenda”

II. Ofrendas desagradables


1. “Caín llevó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra” (v. 3b) “…pero no miró con agrado a Caín ni a su
ofrenda. Y Caín se enojó mucho, y decayó su semblante” (v.5)

Este pasaje bíblico relata que Abel llevó al Señor lo mejor de lo que tenía, y eso agradó al Señor. Se puede inferir que Abel
escogió su ofrenda y la llevó de manera generosa. Es posible que Abel pensara que el Señor es digno de merecer lo mejor
que tienen sus hijos y dárselo con desprendimiento de corazón.

En contraste Caín llevó una sola ofrenda del fruto de la tierra, pero quizás no lo hizo con alegría, ni con generosidad,
posiblemente la acción de ofrendar le resultaba pesado.

Hoy, ¿con quién nos identificamos? ¿Con Abel que entregó una ofrenda con corazón generoso? ¿Es nuestra ofrenda dada
con alegría? O con Caín, que ofrendó pero lo hizo por obligación quizás, con tacañería, con tristeza? ¿Qué ofrendamos?
¿Ofrendamos nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestra vida en sacrificios vivos, santos, agradables a Dios? ¿Nos enojamos
como Caín cuando la ofrenda de nuestro prójimo es mejor que la nuestra, no en el sentido de más cantidad, sino de ver
que lo hace con alegría de corazón?

Nuestro Trino Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo nos guíe y enseñe a dar ofrendas que le agraden.
Y que hagamos lo bueno, no para recibir alabanza de otros, sino para agradar a Dios.

Isabel Mamani Oño


La Paz, Bolivia
(RVC: versión bíblica Reina Valera Contemporánea)

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