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JESÚS Y EL JUDAÍSMO. E.P. SANDERS. EDITORIAL TROTTA, 2014.

Harvey concluye que las curaciones de Jesús (no los exorcismos) se corresponden con las
profecías de Isaías sobre la nueva era, mientras que los exorcismos (que no se esperarían
según la profecía de Isaías) manifiestan el alivio que esperaban los contemporáneos de
Jesús con la llegada de la nueva era. La posesión demoníaca no formaba parte de la
cosmovisión de Isaías, pero en el judaísmo del siglo I se percibía como parte de los
problemas humanos. Así pues, las curaciones y los exorcismos apuntan hacia la misma
dirección: la nueva era.1

El argumento de que Jesús realizó conscientemente curaciones que, aun «no teniendo
precedente alguno en [su] propia cultura», fueron configuradas según Is.35:5 ss., se
complementa con el razonamiento posterior de que Jesús modeló su vida pública en
muchos aspectos importantes según Is.61:l. 2

PARA SANDERS LAS SEÑALES MILAGROSAS NO ERAN SIGNO DE LA


LLEGADA DEL REINO: Y sigo teniendo presente que la literatura judía posterior no
indica que los judíos considerasen normalmente los milagros como un signo de la llegada
del fin.3

¿JESÚS UN MAGO?: Afirma Smith que comprendemos mejor a Jesús si lo consideramos


un mago. Parte de la prueba consiste en una lista de paralelos entre los milagros de Jesús y
los de los magos paganos, en particular de Apolonio de Tiana.4

Smith señala que los propios evangelios contienen pruebas de que Jesús era un mago. En el
relato sobre Belcebú Jesús responde a la acusación de que expulsa los diablos por el poder
del príncipe de los demonios.5

El relato evangélico más chocante, según mi punto de vista, es la versión marcana de la


historia, Mc.3:20-30. Marcos no tiene un paralelo a Mt.12:28, y su relato termina con lo
que parece ser otra versión de una defensa contra la acusación de curar con la ayuda de un
demonio.6

SEGÚN M. SMITH COMENTA: De ello parece deducirse que los exorcismos realizados
por Jesús estaban acompañados de un comportamiento anormal por su parte. Los magos
que quieren doblegar a los demonios suelen pronunciar a gritos sus hechizos, gesticulando
y rivalizando en furia con el poseído.7

1
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 239.
2
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 240.
3
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 243.
4
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 244.
5
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 245.
6
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 246.
7
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 246.
SEGÚN E.P. SANDERS: Pienso que Smith se excede al catalogar a Jesús como «mago».
El título «profeta», al menos por ahora, es probablemente un término más adecuado.8

LÍDERES O PROFETAS QUE APARECIERON PROMETIENDO REALIZAR


ALGUNAS SEÑALES: Más o menos por los años en los que vivió Josefo, encontramos a
un tal Teudas que prometió dividir las aguas del Jordán; a un personaje desconocido que
prometió maravillas y signos a quienes le siguieran al desierto, y el llamado el Egipcio,
quien afirmaba que a una orden suya caerían las murallas de Jerusalén. No estamos seguros
qué pretendían ser todos estos personajes. Según Josefo, Teudas y el Egipcio afirmaban ser
profetas, y esto nos vale como designación general. Mediante los signos que prometían
intentaban probar sin lugar a dudas que ellos eran lo que decían ser, y que Dios actuaba
realmente a través de ellos. Los signos prometidos por Teudas y el Egipcio, que evocaban
el éxodo y la conquista, pretendían casi con toda certeza ser señales escatológicas. Las
acciones que prometían realizar debían interpretarse como signos del Reino, no porque los
milagros en sí mismos remitieran al éschaton sino por los acontecimientos que evocaban.
No tenemos forma de saber si Teudas o el Egipcio pensaban si el Reino era una realidad
futura o si «estaba irrumpiendo» mediante sus acciones. Pero estos signos, como otros,
pretendían probar genéricamente que quien los realizaba decía la verdad y actuaba con el
poder otorgado por Dios.9

LOS MILAGROS ERAN COMUNES: Los milagros eran tan comunes, tan diversos, tan
normales entre los hombres sagrados, los pretendientes mesiánicos, los magos y lo
relacionado con los templos, que no podemos extraer de ellos conclusiones seguras para
explicar a qué tipo social se ajustaba mejor Jesús o cuál era realmente su propósito.10

LOS MILAGROS COMO PRUEBA DE SU POSICIÓN COMO PORTAVOZ DE


DIOS: Aunque por sí mismos los milagros no determinan su propio significado, es
totalmente razonable admitir que los seguidores de Jesús, y quizá él mismo [es decir,
Jesús], los consideraron como prueba de su posición como verdadero portavoz de Dios,
dado que este tipo de inferencia era bastante común en el ámbito mediterráneo.11

PROPÓSITO Y SIGNIFICADO DE LOS MILAGROS DE JESÚS: 1) Es razonable


pensar que tanto él como sus seguidores consideraron sus milagros como un testimonio de
que era un verdadero mensajero o agente de Dios. 2) Los milagros, como propuso Smith,
contribuyeron sin duda alguna y en gran medida a su capacidad de atraer a la
muchedumbre, lo cual nos ayuda a explicar por qué fue ejecutado. 3) La gente «de fuera»
vio probablemente en Jesús un charlatán, un mago.12

8
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 252.
9
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 253.
10
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 254.
11
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, pp. 254-255.
12
SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Madrid: Editorial Trotta, 2004, p. 255.
LA FIGURA HISTÓRICA DE JESUS. E.P. SANDERS. VERBO DIVINO, 2000.

En el mundo moderno, los milagros de Jesús han desempeñado un papel fundamental en la


evaluación del cristianismo. Algunos han considerado los milagros obviamente ficticios y
han concluido que el cristianismo está basado en un fraude, mientras que otros encuentran
en ellos la prueba de que Jesús era más que meramente humano, el Hijo de Dios
encarnado.13

Hoy en día, el número de quienes en los países industrializados no creen que haya
verdaderos milagros se sitúa en algún punto intermedio entre "muchos" y "la mayoría"; en
el mundo antiguo, la mayoría de la gente creía en los milagros, o al menos en su
posibilidad. Jesús no era, en absoluto, el único a quien se le atribuían milagros.14

LOS JUDÍOS NO PENSABAN QUE LOS MILAGROS EVIDENCIARA UNA


POSICIÓN SUBLIME DE PARTE DE QUIÉN LOS REALIZABA: No existía ninguna
expectativa en absoluto de un venidero Hijo de Dios. Como otros pueblos antiguos, los
judíos creían en los milagros, pero no pensaban que la capacidad para hacerlos demostrase
la posesión de una condición sublime. La combinación de los títulos "Mesías" e "Hijo de
Dios" con la capacidad de obrar milagros es cristiana: es el resultado de asignar ambos
títulos a Jesús, que en su día fue conocido como taumaturgo.15

¿COMO SE HAN DE ESTUDIAR LOS MILAGROS, SEGÚN E.P. SANDERS?: Los


milagros de Jesús se han de estudiar a la luz de los demás milagros de su época, no en el
contexto de la doctrina cristiana posterior, según la cual Jesús era tanto humano como
divino.16

LOS MILAGROS Y LA MAGIA EN EL MUNDO ANTIGUO.

LOS MEDICOS EN LA ANTIGÜEDAD: En aquel entonces, lo mismo que hoy, la gente


esperaba milagros especialmente en caso de enfermedad y otras dolencias físicas. A
menudo buscaban curación en cualquier parte antes que en la profesión médica. Había
médicos, pero en general su reputación no era buena. Los evangelios cuentan la historia
de una mujer que "había sufrido mucho con los médicos y había gastado todo lo que tenía
sin provecho alguno, yendo más bien a peor" (Mc.5:2).17

1) Podían rogar directamente a Dios o, en el mundo pagano, a uno de los dioses… La


oración es extremadamente barata, y quienes rezaban de manera regular descubrían que a
veces era eficaz: algunas enfermedades se curaban, y si la gente rezaba siempre pidiendo la
curación cuando estaban enfermos, sus oraciones alguna vez serían atendidas. La ayuda

13
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 155.
14
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 155.
15
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 156.
16
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, pp. 156-157.
17
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 158.
divina se buscaba a menudo de manera privada; a veces, públicamente. El dios griego
Asclepio, especializado en curar, tenía santuarios por todo el mundo mediterráneo.18

Aunque los pueblos antiguos conocían el fraude y la falta de honradez en las pretensiones
religiosas, y a menudo recelaban de las historias fantásticas, no trazaban la línea entre
verdad y ficción exactamente donde nosotros la pondríamos. No consideraban imposible
que las fuerzas espirituales influyeran en el mundo físico de maneras tangible, y esta
idea entrañaba que los cuentos sobre milagros podían desarrollarse en los círculos de
personas sinceras y honradas. Hoy en día, mucha gente considera las fuerzas espirituales y
los milagros exactamente de la misma manera y no acepta los criterios de la ciencia médica.
Por lo tanto, todavía hay historias de curaciones milagrosas, muchas de las cuales proceden
de Lourdes y otros lugares de peregrinación religiosa… Las historias de milagros eran
comunes en el mundo antiguo y que debemos dudar antes de etiquetarlas como
"verdaderas" o como "deliberadamente falsas".19

Los judíos del siglo I, también rezaban a su Dios pidiendo la curación. Muy pocas
oraciones individuales han llegado hasta nosotros, pero la naturalidad con la cual los judíos
se dirigían a Dios buscando la curación se ve en 2 Cor.12:7-9, donde Pablo cuenta que
sufría de un "aguijón en la carne", algún tipo de dolencia física que no describe, y que
intentó librarse de él orando a Dios. Cabe suponer que los judíos buscaban normalmente
la ayuda divina en toda clase de dificultades, y especialmente cuando sufrían alguna
dolencia o lesión.20

2) Había otros taumaturgos, además de Dios o los dioses. Del mundo griego nos ha
llegado un sustancioso relato sobre Apolonio de Tiana, filósofo itinerante, reformador del
culto y sanador. Existía la creencia general de que tenía el poder de curar, y especialmente
de expulsar demonios.21

Los judíos eran especialmente conocidos como taumaturgos. Según Josefo, heredaron la
sabiduría de Salomón, de manera que sabían cómo realizar curaciones, especialmente
expulsiones de demonios. La enfermedad y el comportamiento irracional a menudo se
atribuían a la posesión demoníaca, y quienes sabían expulsar demonios estaban muy
solicitados. En una población en la cual los mentalmente inestables vivían con sus
parientes, no en hospitales psiquiátricos, mucha gente seguía a los que expulsaban
demonios.22

Hanina ben Dosa, un sanador famoso, vivió en Galilea aproximadamente una generación
más tarde que Jesús [Siglo I d.C.]. La curación más famosa que se le atribuye guarda
estrecho paralelo con la curación del siervo del centurión por parte de Jesús (Mt 8,5-13). El
hijo del gran fariseo, Gamaliel, estaba enfermo con fiebre. Éste mandó a dos de sus
discípulos de Jerusalén a Galilea para pedir a Hanina que fuera a curar al muchacho.

18
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 158.
19
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 159.
20
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, pp. 159-160.
21
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 160.
22
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 160.
Hanina, en vez de eso, subió al piso de arriba y oró. Bajó y les dijo a los discípulos que se
fueran a casa, pues la fiebre había desaparecido… Los discípulos anotaron el día y la hora
de la oración de Hanina, volvieron a Jerusalén y descubrieron que desde esa hora el
muchacho estaba curado.23

A mediados del siglo I a.C., vivió el famoso "Honi, el trazador de círculos". Honi fue
especialmente conocido por rezar con éxito pidiendo la lluvia. Palestina suele padecer
sequía, y las oraciones para obtener la lluvia eran una característica de la piedad común.
Dichas oraciones iban a menudo acompañadas de ayunos, con los cuales se pretendía
llamar la atención de Dios sobre el sufrimiento humano y convencerle para que lo aliviara
enviando la lluvia. Las oraciones y ayunos comunitarios a menudo eran eficaces; es decir,
finalmente las lluvias llegaban. Aunque la colectividad entera rezaba y ayunaba, algunos
individuos, como Honi, tenían un éxito especial cuando recurrían a Dios.24

También sabemos de Honi por Josefo. Según éste, Honi (Onías en griego) era muy
conocido como el hombre que, en una sequía, había rezado para que lloviera y cuya oración
había sido atendida por Dios.25

No mucho después de la muerte y resurrección de Jesús, a principios de los años cuarenta,


Teudas reunió seguidores en el desierto y les prometió que marcharían hasta el río Jordán y
que las aguas se dividirían, lo que a él lo convertiría en una especie de segundo Moisés.
Más tarde, un profeta de Egipto, conocido simplemente como "el Egipcio", prometió a sus
seguidores que caminarían alrededor de la muralla de Jerusalén y que ésta caería, lo que a
él lo convertiría en un segundo Josué. Ninguno de los dos planes fue puesto a prueba, pues
en ambas ocasiones los romanos mandaron tropas para detener a la multitud. Teudas y
varios de sus seguidores resultaron muertos, lo mismo que muchos seguidores del Egipcio,
aunque éste escapó.26

Honi, como muchos otros, oró pidiendo lluvia, mientras que Teudas y el Egipcio
prometieron acontecimientos sobrenaturales que afectaban al agua (el Jordán) o a la piedra
(las murallas de Jerusalén). Como Teudas y el Egipcio tuvieron seguidores, es evidente que
la gente consideraba creíbles sus promesas. Al parecer, todos coincidían en que Honi podía
rezar con éxito para obtener la lluvia. Los judíos presuponían en todos estos casos que un
individuo era capaz de influir en Dios, el cual, por supuesto, podía hacer lo que desease.27

3) La gente podía intentar conseguir milagros directamente de Dios (o, en el mundo


grecorromano, de uno de los dioses) o de un individuo especialmente piadoso o dotado.
Estos individuos se denominan habitualmente "carismáticos": tenían un especial poder
espiritual o una aptitud especial para influir en Dios. Quizás debamos referirnos a ellos

23
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 161.
24
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 161.
25
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 162.
26
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 162.
27
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 163.
como "autónomos", que se gobiernan a sí mismos, pues se relacionaban directamente con
Dios y no eran empleados de un gobernante ni de un templo.28

Existía también una tercera fuente potencial de milagros, los magos, que cabe pensar que
constituían un gremio de taumaturgos. Los magos no eran carismáticos ni autónomos; esto
es, no obraban milagros a causa de su relación especial con un dios, y sus técnicas
habituales no eran de su propia invención. Hanina, como acabamos de ver, sabía que, si su
oración era fluida en su boca, Dios respondería positivamente a ella. Ésa era su propia
piedra de toque, basada en su experiencia de oración a Dios. Los magos eran diferentes:
seguían reglas.29

LA VISIÓN QUE SE TENIA HACIA LOS MAGOS ERA NEGATIVA: Mucha de la


magia practicada en nombre de individuos concretos era negativa: era "magia negra".
Tenían una reputación desagradable, y los gobernantes de vez en cuando trataban de
reprimirlos. La carrera de mago no era de las que las buenas familias codiciaban para sus
hijos, aunque se basaba en una cosmovisión ampliamente sostenida.30

Los magos eran una fuente potencial de curación: podían mezclar diversas sustancias,
aplicarlas a las partes del cuerpo que había que curar, decir los conjuros correctos y obrar
milagros de sanación. Que todas estas prácticas mágicas eran conocidas en el judaismo
palestinense del siglo I está claro por una historia de Josefo.31

SE VIVIA PERMANENTEMENTE EN LA CREENCIA DEL MUNDO


ESPIRITUAL: De la lectura de todas estas historias, curaciones realizadas por Dios o por
un dios, milagros obrados por individuos carismáticos o por magos podemos concluir que
los pueblos más antiguos no tenían la rígida separación entre "mundo natural" y
"sobrenatural" que hoy es común, aunque no universal. Desde su punto de vista, el cosmos
estaba poblado por espíritus buenos y malos que podían entrar a voluntad en el mundo
de la percepción sensorial. Algunas personas podían dominar dichos espíritus. La creencia
general en un mundo poblado por poderes espirituales se puede ilustrar fácilmente citando a
Pablo: "Para que ante el nombre de Jesús doble la rodilla todo lo que hay en los cielos, en la
tierra y en los abismos, y toda lengua proclame que Jesucristo es Señor" (Flp.2:10-11).32

Aunque la creencia en espíritus y demonios estaba generalizada, y pese a que la


mayoría de la gente, tanto judíos como gentiles, creía que los mediadores humanos podían
animar a los poderes espirituales a intervenir en el curso normal de los acontecimientos,
había protestas racionalistas.33

CICERÓN (106-43 A.C.) Y SU PROTESTA RACIONALISTA: Pues nada puede


ocurrir sin causa; nada ocurre que no pueda ocurrir, y cuando lo que podía ocurrir ha

28
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 163.
29
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 163.
30
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 163.
31
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 164.
32
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 164.
33
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 165.
ocurrido, no se puede interpretar como un milagro. Por consiguiente, los milagros no
existen... Nosotros, por tanto, sacamos esta conclusión: lo que no podía ocurrir nunca ha
ocurrido, y lo que podía ocurrir no es un milagro" (De Divinatione 2:28).34

En tiempos de Cicerón, sin embargo, muy pocos aceptaron este racionalismo riguroso. La
inmensa mayoría de la gente creía en las fuerzas espirituales y pensaba que algunos seres
humanos especialmente selectos podían enfrentarse a su poder, dominarlo o manipularlo.35

LA HISTORIA DE LA HIJA DE JAIRO (MC.5:22-42): Hay dos cuestiones interesantes


en relación con la historia de la hija de Jairo. Una es si el narrador pretendía o no que el
lector creyera que la niña estaba realmente muerta. ¿Se ha de tomar en su sentido aparente
la afirmación de Jesús de que no estaba muerta, sino solamente inconsciente? No existe una
respuesta clara a esta pregunta, pero parece que el autor de Marcos no se atreve a decir que
la niña estaba muerta.36

EXPRESIONES ARAMEAS QUE PUEDEN SER INTERPRETADAS COMO


PALABRAS MÁGICAS: La segunda cuestión es la función de la expresión talitha qümi.
Es simplemente el equivalente arameo de "niña, levántate". ¿Se ha conservado sólo
porque eso es lo que realmente dijo Jesús? ¿O el autor de Marcos lo puso dentro de su
evangelio en griego como una palabra extranjera de poder, algo así como el conjuro de
un mago? Tampoco en este caso es clara la respuesta. Jesús, ciertamente, hablaba arameo,
pero eso no explica por qué el arameo aparece en los evangelios en griego en unos pocos
casos y no en muchos otros. Así, el autor sin duda quiso establecer algún tipo de idea, pero
no podemos estar seguros de cuál. Las palabras extranjeras concentran la atención en el que
habla, y por tanto en su poder, pero poco más que esto podemos decir.37

Hay dos ejemplos en Marcos en los cuales Jesús realiza una acción física además de
dirigirse y tocar a la persona. Traen a Jesús un sordo que además tenía un impedimento
para hablar. Él lo llevó aparte, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva.
Luego, levantó los ojos al cielo y le dijo: "effatha", "ábrete" en arameo, y el hombre se
curó (Mc.7:31-37). En Betsaida le trajeron un ciego. Él lo sacó de la aldea, le echó saliva en
los ojos y le impuso las manos. El hombre recuperó parcialmente la vista: podía ver
hombres, pero "como árboles que caminan". Jesús volvió a ponerle las manos sobre los
ojos, y recuperó la vista completamente (Mc.8:22-26).38

Aquí tenemos algunas técnicas que recuerdan "la magia". La palabra aramea de Mc.7:34
está en un contexto de manipulación física que la hace sonar como un conjuro. Merece la
pena notar que ninguna de estas historias se encuentra en Mateo ni en Lucas, aunque éstos
recogen la mayoría de las historias de milagros de Marcos. Puede ser que los autores

34
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, pp. 165-166.
35
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 166.
36
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 167.
37
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 167.
38
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, pp. 167-168.
posteriores vieran que los relatos de Marcos tendían a la magia y que por eso los
omitieran.39

NOTA AL PIE DE PAGINA: Como hemos señalado antes, en Juan no hay expulsiones
de demonios. El cuarto evangelio, sin embargo, sí que revela el presupuesto de que los
demonios pueden poseer a las personas. Según Juan, algunos pensaban que Jesús estaba
poseído por un demonio. Para los demonios en el cuarto evangelio, véanse Jn 7:20; 8:48-
52; 10:20 ss.40

La expulsión de demonios era, pues, una especialización: algunos líderes religiosos


expulsaban demonios, pero no todos. Considero tremendamente probable que Jesús fuese
considerado un exorcista eficaz.41

Mateo suprimió las referencias de Marcos al uso de saliva por parte de Jesús, y es
posible que hayan desaparecido de la vista otros elementos mágicos o semimágicos. Pienso
que podemos estar bastantes seguros de que inicialmente la fama de Jesús fue el resultado
de sus curaciones, especialmente de las expulsiones de demonios.42

¿GERASA O GADARA?: La historia es extraña se mire por donde se mire. Es, con
mucho, la expulsión de demonios más espectacular atribuida a Jesús, y combina tal
expulsión con "la naturaleza", los cerdos. Uno de sus detalles la hace inverosímil. Gerasa
está a unos 48 kilómetros al sudeste del mar de Galilea y no hay ninguna gran masa de agua
en sus alrededores. Mateo traslada la escena a Gadara, a unos nueve kilómetros del mar,
pensando quizás que eso reduce el problema, aunque un salto de nueve kilómetros es tan
imposible como uno de 48. No sé cómo explicarme la historia en el sentido de encontrar en
ella un núcleo histórico.43

Quizás Jesús no hizo en realidad muchos milagros espectaculares, y por tanto es normal
que no fueran muchos los que le siguieron persuadidos a ello por los milagros. De ahí se
seguiría que la tradición cristiana aumentó e intensificó las historias de milagros para
hacerlas muy impresionantes.44

La pregunta que se hacían los contemporáneos de Jesús acerca de sus obras era si quien
actuaba a través de él era Dios o no. Los enemigos de Jesús no le consideraban
sospechoso de fraude, sino de curar invocando poderes demoníacos. Quienes creían que
expulsaba demonios por el Espíritu de Dios, naturalmente pensaban que era representante
de Dios en un sentido u otro.45

39
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 168.
40
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 172.
41
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 175.
42
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 176.
43
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 177.
44
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 179.
45
SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 2000, p. 182.

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