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1.

JUICIO ARBITRAL

1.1 ¿Qué Es Un Juicio Arbitral?

Un juicio arbitral es una forma de resolver un litigio sin acudir a la


jurisdicción ordinaria.

Las partes, de mutuo acuerdo, deciden nombrar a un tercero


independiente, denominado árbitro, y que será el encargado de resolver el
conflicto.

1.2 Antecedentes

1.2.1 Roma

Los principales antecedentes del compromiso arbitral, provienen del


Derecho Romano, pues en Roma se permitía a las partes que determinadas
controversias fueran resueltas no por autoridad judicial, sino por uno o varios
árbitros designados por aquellas. Sin embargo, tal y como lo menciona Sánchez
Medal esto no obligaba al cumplimiento de la decisión del árbitro, por lo que para
que fuera eficaz se recurría a varios medios, entre ellos a la promesa mutua de
ambas partes de pagar una cantidad en caso de que alguna de ellas no
obedeciera la decisión que emitiera el árbitro y fue de esta doble promesa que
recíprocamente se hacían las partes “compromissio”, de donde surge el nombre
de compromiso.

Otra manera de dar cumplimiento a la decisión consistía en que las partes


entregaban o depositaban la cosa disputada para que fuera devuelta a aquella
parte que resultara favorecida por la decisión del árbitro. Por otro lado había
también una regla general, la cual permitía que todos los conflictos en materia

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civil pudieran someterse a la decisión arbitral, pero estaban excluidos los asuntos
de orden público. Entre otras cosas el árbitro no tenía la obligación de aceptar el
cargo, pero una vez que lo hacía quedaba obligado a conocer del asunto y emitir
un fallo, además tenía la opción de excusarse en caso de que surgiera una
enemistad entre él y las partes, etc.

1.2.2 Antecedentes En México

El arbitraje en México, tiene su principal antecedente en las Siete Partidas


de Alfonso X, el cual es el ordenamiento que influyó en gran medida en el derecho
mexicano, y por su puesto en el arbitraje. 1

Al igual, que las Partidas, los diferentes consulados establecidos en


México durante la colonia, influyeron en gran medida, así pues la principal
ordenanza es el de las Ordenanzas de Bilbao, proveniente del consulado del
mismo nombre establecido en 1511.

Otros autores, opinan que los antecedentes más importantes del arbitraje,
son la Nueva Recopilación de 1567 y la Novísima Recopilación de 1805.

Sin embargo las Partidas además de tener mayor influencia, tuvieron


mayor vigencia hasta finales del siglo XIX, mientras al mismo tiempo fueron
apareciendo diferentes códigos federales y locales.

Las Partidas datan del año 1265, sin embargo se considera que no fue
sino hasta 1348 cuando alcanzaron la fuerza legal para ser aplicadas al derecho
castellano.

Las Siete Partidas están formadas por siete apartados, de ahí nace su
nombre. La tercera partida es la que regula específicamente al arbitraje, en los
títulos IV y XVIII; en este último se estipula el compromiso arbitral y el

1
Gómez Lara, Cipriano. Derecho Procesal Civil. Porrúa 20ª Ed. México 2008 Pág. 406

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reconocimiento del laudo en las leyes. En donde se da una regulación del
procedimiento de las controversias al tribunal avenidor, incluyendo cuáles pleitos
se deben poner o no en manos de los árbitros, sus facultades, impedimentos,
sentencia y ejecución.

Las Partidas regulaban la sentencia y su fuerza de ejecución,


destacándose que para cumplir la sentencia, disponiendo que: “Por lo que refiere
al plazo para cumplir la sentencia, se dispone que los jueces avenidores pueden,
independientemente de que se les haya dado poder o no en el compromiso,
establecer un plazo para el cumplimiento la sentencia por las partes
compromitentes, pues ello constituye una facultad inherente de oficio del juez de
avenencia.

Esta partida reconoce en forma expresa la igualdad absoluta en el árbitro


escogido por las partes y el juez ordinario en cuanto a la fuerza de ejecución y de
cosa juzgada del laudo.

Sin embargo, tal vez, la ley más importante es la ejecución de los laudos.
Esta ley, menciona explícitamente la firmeza de la sentencia dictada por los jueces
avenidores, y la forma en que deberá ser ejecutada, debiendo la parte interesada
acudir al juez ordinario del lugar, en caso de no cumplir la otra parte conforme a
los plazos establecidos, para que se haga cumplir como si fuese una sentencia
dictada por la vía ordinaria.

Lo cual, es una prueba de la falta de coercibilidad por parte de los jueces


avenidores, de la que siguen privados los árbitros y la institución arbitral hasta la
actualidad, convirtiéndose en una de sus características.

Las Ordenanzas de Bilbao entraron en vigor en 1560, las cuales fueron


aprobadas por Felipe II, y previo a ello, tuvieron que ser aprobadas por la Corona
para su aplicación, ya que de lo contrario carecerían de fuerza legal.

Para 1665 y 1737 fueron adicionadas y confirmadas, llegándoseles a


considerar como las más perfectas y conocidas, ya que en ellas se encontraba
una recopilación de las viejas ordenanzas y de las costumbres comerciales no
escritas junto con la legislación extranjera.
3
En el capítulo décimo de las Ordenanzas, se contempla el arbitraje,
considerándole a éste como forzoso. De igual forma en el capítulo segundo, se les
faculta a los cónsules para conocer todos los pleitos y diferencias entre
mercaderes y sus compañeros, al igual que de factores sobre negocios de
comercio.

El fin era que las ordenanzas fueran ejecutadas por las personas
nombradas para éste fin, determinando los pleitos y diferencias que se ofrecían
ante el tribunal del consulado en materia de letras, considerándose de la
jurisdicción del consulado, la capacidad de los prior y los cónsules, para mandar
ejecutar y se cumplieran todos los mandamientos de dichas sentencias que fueran
otorgadas por éstos, a través del merino de la ciudad o de sus lugartenientes.

La aportación de éstas Ordenanzas al arbitraje, es la rapidez del


procedimiento, considerándose un procedimiento sumario. También se obliga a
insertar en los contratos cláusulas compromisorias, mientras que en la actualidad
ésta inserción es voluntaria. De igual forma se reconocía fuerza ejecutiva a la
sentencia y se renunciaba expresamente a invocar o promover cualquier tipo de
recurso.

La diferencia entre el arbitraje antiguo y el actual, estriba en que el


consulado tenía poder coactivo para poder ejecutar sus sentencias, cosa que en la
actualidad no tiene.

Esta dualidad se refleja en la normativa aplicable al arbitraje en México, en


el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal de 1932, los cuales se
ven influidos por el Código de Comercio Español de 1885 y por la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 1855.

Por su parte, la Constitución de Cádiz de 1812, tuvo una importante


aportación al arbitraje, ya que señala la necesidad de crear e implementar códigos
para todo el territorio nacional.

Así pues, la regulación de las partidas estuvo vigente hasta 1855, que fue
cuando se estableció un nuevo sistema de arbitraje influido por la partida tercera,

4
la cual se tradujo en el juicio arbitral, y que posteriormente derogó al sistema
especial de la ley procesal de 1830.

Sin embargo antes de que fuese promulgado dicho decreto, se disponía


que la facultad de los árbitros y amigables componedores terminar con el
pronunciamiento de la sentencia, y compete la ejecución de lo decidido por unos
tribunales o jueces ordinarios que entienden de los negocios.

Así pues, de esta forma en España, se dio la evolución, la cual fue no sólo
captada, sino también adoptada por el sistema mexicano.

Así, el procedimiento arbitral, era un procedimiento pactado por las partes,


y por lo tanto era considerado como convencional y preferente a los demás. Lo
cual tenía su sustento en el código de procedimientos civiles, en donde se hacía
referencia al juicio arbitral y tenía aplicación en toda la República.

Por su parte, la ya mencionada Constitución de Cádiz, contemplaba el


arbitraje en su artículo número doscientos ocho.

Con la entrada en vigor de la Constitución de 1824, se continuó con la


misma trayectoria, siendo así que en su numeral ciento cincuenta y seis: “a nadie
podrá privarse del derecho de terminar sus diferencias por medio de jueces
árbitros, nombrados por ambas partes, fuese cual fuere el estado del juicio” 2

Siguiendo pues, esta tendencia, tenemos que el arbitraje fue incorporado


al Código de Procedimientos Civiles en 1872; en donde se regulaba el
nombramiento de los árbitros, los negocios que se sujetaban a éste procedimiento,
la sustanciación y el laudo; aunque para su ejecución se sujeta a las normas
correspondientes a la ejecución de sentencias. 3

Posteriormente, siguieron con el mismo lineamiento, dos códigos más, y


con ellos jurisprudencia, dando como resultado que se le diera un reconocimiento
total a dicha institución. Lo cual dio como resultado que se le diera el valor

2
Villoro Toranzo Miguel , Teoría general del Derecho, Porrúa, México, 1989. Pág. 264
3
Rojina Villegas, Rafael. Compendio De Derecho Civil. Porrúa, México 1980. Pág. 664

5
correspondiente de cosa juzgada, la ejecutoriedad del laudo, la ratificación de las
partes de someterse al procedimiento, el cual debe constar en escritura pública, y
por supuesto la facultad de los jueces comunes, destacando la no revisión de
fondo, con lo que sobresalió la denegación de exequátur por cuestiones de orden
público y si no pugna contra un precepto no contemplado dentro del acuerdo, o
por la inobservancia de los requisitos que deben reunirse para la el seguimiento
del procedimiento. 4

Ya para el nuevo Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal de


1932, el arbitraje continúa siendo regulado por éste.

De esta forma, se inicia la etapa del arbitraje moderno en México.

1.3 Clasificación

Es un contrato bilateral, ya que a través de él, se generan derechos y


obligaciones para las partes que intervienen. 5

También es un contrato oneroso, en virtud de que se producen provechos


y gravámenes recíprocos.

Conmutativo, debido a que las prestaciones son conocidas y ciertas para


cada una de las partes, desde el momento de la celebración del contrato.

Consensual en oposición a real, en razón de que para su


perfeccionamiento no necesita que se entregue cosa alguna.

Otra clasificación dentro de la cual pertenece, es que es un contrato


accesorio, ya que se celebra con la finalidad de que las partes en que haya
surgido una controversia, o aquellas que admitan la posibilidad de que pueda

4 Bonecase, Julien. Tratado Elemental Del Derecho Civil, Clásicos Del Derecho. Vol. 1 Ed. Harla.
México 2002. Pág. 325

5 Arellano García, Carlos. Práctica Forense Civil Y Familiar. 24ª ed. Porrúa, México 2001. Pág. 893

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existir en un futuro una diferencia entre los intereses, sometan su decisión al juicio
de un árbitro. Siendo de ésta forma que, existe previamente al contrato de
compromiso una relación entre las partes, tal vez una compraventa, un depósito o
cualquier otra relación que pueda dar origen al contrato de compromiso.

1.3.1 Según Sus Árbitros:

1) De Equidad:

En este tipo de arbitraje, el tribunal arbitral no aplica ni leyes ni


reglamentos para resolver la disputa sino su entendimiento de lo que es justo y
equitativo. Resolver a su leal saber y entender. Con conciencia. Se debe saber si
será resuelto por derecho o por equidad. En la antigua ley las partes si no
pactaban de arbitraje se presumen de equidad, ahora se presume de derecho. No
se necesita seguir un curso para ser árbitro. Se requiere gozar de la confianza de
las partes, que las partes te acepten como juez privado. Aquí si no quieren puede
no fundamentar en base a un argumento jurídico. Antes, cuando no había estados
las partes buscaban al clan o al jefe de la tribu a que resuelva el problema.

2) De Derecho:

Sólo pueden ser árbitros los abogados; en los arbitrajes de equidad


cualquier persona capaz. Si en un arbitraje de derecho un no abogado resuelve,
esta puede ser declarada nula. En cualquiera de los dos debe no vulnerarse la
Constitución Política.

Es la persona que resuelve un conflicto o litigio sometido a su decisión por


las partes interesadas. Es la persona que, desde un punto de vista imparcial,
decide a través de un laudo la solución al conflicto, pronunciándose de acuerdo a

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las normas que las partes hayan acordado (una legislación concreta o incluso a la
simple equidad).

Para ello, dos o más personas nombran a un tercero imparcial como


árbitro de un asunto contencioso entre ellos, para que ella sea quien resuelva el
conflicto.

1.3.2 Según Su Jurisdicción:

1. Nacional:

La ley aplicable es la ley nacional, salvo que se pacte otra.

2. Internacional:

Cuando se ven colisionados dos o más ordenamientos jurídicos


vinculados a una relación jurídica en particular. La ley aplicable tiene injerencia en
la validez del convenio arbitral, en la designación de los árbitros, en el
procedimiento, ley en la que se fundó la controversia, el idioma, ejecución, etc. Al
redactar un contrato debe ponerse la ley aplicable y suplir la potestad de que los
árbitros decidan que hacer ya que en vía judicial se tiene el Libro Décimo del
Código Civil, pero los árbitros no. El derecho internacional arbitral ha limitado cual
es el ámbito de aplicación nacional e internacional, es decir Cuales son los
elementos que hacen que un arbitraje sea internacional:

 Cuando el domicilio de las partes sea distinto. Ejemplo. un peruano en Chile


y un peruano en Perú, puede ser resuelto por un arbitraje internacional,
manda le domicilio y no la nacionalidad.

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 Cuando la sede del arbitraje (el lugar del arbitraje) está situada en un país
distinto del domicilio de las partes. Ejemplo: las dos partes son peruanos
domiciliados aquí y se someten a la sede del arbitraje en otro país. Genera
que el procedimiento termine con una decisión o laudo extranjero.

1.3.3 Según La Administración Del Arbitraje:

1. Ad Hoc:

Aquí quien fija los árbitros es la institución a la que se le dio la


administración. Son las propias partes las que suministran las normas sobre las
que van a actuar y todo lo necesario para que el arbitraje proceda. En el arbitraje
se presenta la demanda en la Institución Arbitral que se designe, si no se instala el
tribunal arbitral no hay arbitraje. Si no se crea el árbitro no se puede presentar tu
demanda. El futuro demandado va a saber que lo quieres demandar porque tengo
que mandarle una carta diciéndole que designe su árbitro.

El arbitraje no se puede suspender; la ley controla que las partes, si la otra


parte no quiere responder o designar su árbitro, o el lugar, por ley lo designaran
por ti. Quién designa al árbitro si una de las partes no lo hace será la cámara de
comercio. No se señala en el contrato el nombre del futuro árbitro, porque no se
sabe cuál es la controversia.

2. Institucional O Administrado

Las partes pactan que cualquier conflicto ser administrado por la


institución arbitral. De esa manera la institución proporciona una serie de cosas
para que las partes puedan reunirse y llevar correctamente el proceso. Ve la

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presentación de la demanda, contestación de la demanda, un lugar donde
reunirse, sus procedimientos preestablecidos, costos de honorarios de árbitros,
otros internos. La institución tiene una serie de árbitros pero las partes pueden
traer consigo otro de afuera de la institución. Si no se pacta que tipo de arbitraje se
presume que será el ad hoc.

1.3.4 Según La Voluntad De Las Partes:

1. Voluntaria:

Las partes deciden someterse libremente al método alternativo de


resolución de conflictos arbitraje.

2. Obligatoria O Forzoso

No se puede imponer un contrato. Ejemplo: la política que el estado quiere


para resolución de conflictos en tal sector o tal entidad será el de ir a arbitraje. Si
el funcionario no incorpora en el contrato formula arbitral se presume que debe
irse a arbitraje. No es obligatorio, es forzoso. Nadie está

Obligado a contratar con el Estado, por eso es forzoso. Si no quieres


obligarte no contratas con el Estado. Ejemplo: contrato por adhesión, pueden
incorporar cláusulas arbitrales. No puede negociar no ir a arbitraje, pero si puedo
pactar las condiciones del arbitraje. En el caso peruano el arbitraje es
absolutamente libre.

10
1.3.5 Según La Formalidad:

1. Ritual:

Es el arbitraje descrito por procedimiento predeterminado por las partes


como ritual o formal.

2. Irritual:

El arbitraje es dado por el consentimiento de las partes sin formalidades


preestablecidas; es decir, sin formalidades comunes entre las partes.

1.4 Tipos de Arbitraje

Los arbitrajes pueden ser: “de Derecho”; cuando los árbitros son abogados
y por lo tanto conocedores de las leyes, o bien, pueden ser “de equidad”; cuando
se trata de árbitros no abogados, pero de reconocida honorabilidad.6

1.5 Naturaleza Jurídica

El arbitraje es un modo de solución del conflicto que surge de acuerdo


entre las partes por el cual un tercero ajeno a ellas y desprovisto de la condición
de órgano judicial y que además actúa con arreglo al mandato recibido
(compromiso arbitral), resuelve la controversia.7

6Antonio L. (2010). Tipos de Arbitrajes. Consultada 19 de noviembre de 2010 en el Word wide


web: http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81rbitro-(derecho)

7 Pallares Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil. Porrúa, México 2004. Pág. 370

11
La doctrina procesal ha discutido ampliamente el problema de la
naturaleza jurídica del arbitraje. Sin el propósito de hacer un análisis detallado de
esta discusión, se estima pertinente, sin embargo, esbozar las dos principales
teorías que han intentado explicar la naturaleza jurídica del arbitraje: las que
niegan y las que afirman su carácter jurisdiccional.

Entre las teorías que niegan el carácter jurisdiccional del arbitraje destaca
la expuesta por Chiovenda. Para este autor, el compromiso implica una renuncia
“al conocimiento de una controversia por la autoridad judicial”.8

Sostiene que:

Lo que las partes sustituyen al proceso es afín al proceso en su figura


lógica, es una definición de controversias, mediante un juicio ajeno; pero el árbitro
no es funcionario del Estado, no tiene jurisdicción ni propia ni delegada, no actúa
la ley, no obra; sus facultades derivan de la voluntad de las partes expresadas de
conformidad con la ley; su decisión (sentencia arbitral o laudo) es irrevocable por
voluntad de las partes, pero no es ejecutiva.

El Estado hace ejecutivo el laudo mediante un acto del órgano


jurisdiccional; este acto de jurisdicción respeta la naturaleza privada del laudo en
sus orígenes y su ejecutoriedad, pero asume su contenido como fundamento; con
esto, el laudo ya ejecutivo es equiparado al acto jurisdiccional.9

8
Giuseppe Chiovenda, Principios de derecho procesal civil, trad. de José Casais y
Santaló, Reus, Madrid,
1977, t. I, p. 142.
9
Ibidem, pp. 142 a 146.
12
En el mismo sentido, Wach afirma que el juicio arbitral es similar al
proceso jurisdiccional, pues ambos tienen como finalidad solucionar litigios, con
eficacia casi igual. Pero en su opinión, el juicio arbitral no es proceso:

“No es un ordenamiento coactivo, ni de tutela jurídica. Su fundamento está


en el arbitrio de las partes. El árbitro no tiene jurisdicción, ni imperium. Su misión
no es decir el derecho ni ejercer la coertio procesal; ni tiene su sentencia efecto
coactivo en el sentido de ejecutabilidad. Es un juez arbitrado y como tal deriva su
función de la voluntad de las partes.”10

También Guasp niega el carácter jurisdiccional y procesal del arbitraje. A


diferencia del proceso jurisdiccional —en el cual “la fuerza de obligar que el juez
imprime a sus decisiones no la extrae de la voluntad de los sujetos que a él
acuden, sino de la voluntad coactiva de todo el ordenamiento jurídico y
especialmente de aquellos órganos públicos que se pronuncian autárquicamente
frente a otros sujetos”—, en el arbitraje el árbitro puede imponer su decisión a las
partes sólo porque éstas aceptaron previamente someterse a su decisión:

“el laudo arbitral es el resultado de la libertad de los contendientes, no de


su sujeción, porque, si bien el resultado no es para ellos libre ‘in effectu’, ha sido
libre ‘in causa’ y tiene, por lo tanto, fuerza de obligar, porque ellos quisieron que se
les obligara”.11

En posición contraria a las anteriores ideas, Ugo Rocco sostiene que


mediante del arbitraje el Estado permite a los particulares, sin que pierdan esta
calidad, ejercer una función pública como lo es la jurisdiccional. La atribución de

10
Adolf Wach, Manual de derecho procesal civil, vol. 1, trad. de Tomás A. Banzhaf,
Ediciones Jurídicas
Europa-América, Buenos Aires, 1977, pp. 105 y 106.
11
Jaime Guasp, El arbitraje en el derecho español, Bosch, Barcelona, 1956, p. 22.

13
jurisdicción al árbitro no se produce exclusivamente por el acuerdo de las partes
expresado en el compromiso o en la cláusula, sino también por la disposición legal
que permite el arbitraje.

El laudo pronunciado por el árbitro constituye, para Rocco, una verdadera


sentencia judicial, es decir, un “acto de declaración de voluntad, emitido por
órganos privados que asumen la función jurisdiccional”.12

En sentido similar, Alcalá-Zamora afirma que “la sustanciación de un litigio


ante jueces privados origina, no ya un equivalente, sino un auténtico proceso
jurisdiccional, con la peculiaridad orgánica de que en él intervienen jueces
nombrados por las partes al amparo de la autorización estatal oportuna, sin la cual
sólo podrían hacer el papel de mediadores”.13

Pallares, siguiendo las ideas de Rocco, señala que el arbitraje implica


ejercicio de la función jurisdiccional por particulares y aclara que el hecho de que
éstos no sean autoridades no es razón suficiente para negarles el atributo de la
jurisdicción, ya que el Estado está facultado para autorizar a los particulares para
realizar determinadas funciones públicas cuando así convenga al interés general.

Tal es el caso, apunta, del jurado popular integrado por individuos que no
son funcionarios públicos, pero realizan una función pública. Pallares sostiene

12
Cfr. Ugo Rocco, Tratado de derecho procesal civil, t. I, trad. de Santiago Sentís Melendo
y Marino Ayerra Redin, Temis/Depalma, Santa Fe de Bogotá/Buenos Aires, 1969, pp. 135
a 140.
13
Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, Proceso, autocomposición y autodefensa, 2a. ed.,
UNAM, México,
1970, pp. 74 y 75.

14
que, los árbitros tienen jurisdicción, el arbitraje es un verdadero proceso y el laudo,
una auténtica sentencia.14

Por último, la Suprema Corte de Justicia, siguiendo las ideas de


Chiovenda, ha negado, en términos generales, el carácter jurisdiccional al
arbitraje.

Repitiendo incluso las palabras de dicho autor ha afirmado que, como


consecuencia del compromiso arbitral, se sustituye el proceso con algo afín a él,
en su figura lógica, supuesto que en uno y otros casos se define una contienda
mediante un juicio ajeno; sin embargo, el árbitro no es funcionario del Estado, ni
tiene jurisdicción propia ni delegada; las facultades que usa se derivan de la
voluntad de las partes, expresada de acuerdo con la ley y, aun cuando la
sentencia o laudo arbitral no puede revocarse por la voluntad de uno de los
interesados, no es por sí misma ejecutiva. El laudo sólo puede convertirse en
ejecutivo por la mediación de un acto realizado por la intervención de un órgano
jurisdiccional que, sin quitarle su naturaleza privada, asume su contenido; de
suerte que, entonces, el laudo se equipara al acto jurisdiccional. El laudo sólo
puede reputarse como una obra de lógica jurídica que es acogida por el Estado, si
se realizó en las materias y formas previstas por la ley...

En fecha más reciente, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación reiteró esta interpretación del arbitraje:

El arbitraje es un medio jurídico para resolver litigios basado en la voluntad


de las partes que eligen a particulares a quienes les confían la toma de una
decisión de suyo obligatoria, con lo que buscan rapidez, economía e imparcialidad;

14
Cfr. Eduardo Pallares, op. cit., pp. 443 y 444.

15
asimismo, como negocio jurídico, en gran medida sustituye a la jurisdicción civil
del Estado, por lo que el auténtico arbitraje participa de la voluntad de los sujetos
obligados, quienes acuden a él para evitar un procedimiento jurisdiccional que
podría resultar lento, complicado, costoso, demasiado formal y sin la
especialización que las partes esperarían de un tribunal. Por su parte, el laudo
arbitral constituye la decisión tomada por el árbitro o por el tribunal arbitral
encaminada a resolver un conflicto de intereses, sin que sea propiamente una
sentencia, sino una resolución que pone fin a un procedimiento arbitral, llevado a
cabo con motivo de un compromiso inter-partes, quienes previamente convinieron
someterse a ese procedimiento y a esa decisión que, una vez tomada, les es
obligatoria.

LAUDO ARBITRAL. NO CONSTITUYE UNA SENTENCIA DEFINITIVA PARA


EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO. El arbitraje es un
medio jurídico para resolver litigios basado en la voluntad de las partes que eligen
a particulares a quienes les confían la toma de una decisión de suyo obligatoria,
con lo que buscan rapidez, economía e imparcialidad; asimismo, como negocio
jurídico, en gran medida sustituye a la jurisdicción civil del Estado, por lo que el
auténtico arbitraje participa de la voluntad de los sujetos obligados, quienes
acuden a él para evitar un procedimiento jurisdiccional que podría resultar lento,
complicado, costoso, demasiado formal y sin la especialización que las partes
esperarían de un tribunal. Por su parte, el laudo arbitral constituye la decisión
tomada por el árbitro o por el tribunal arbitral encaminada a resolver un conflicto
de intereses, sin que sea propiamente una sentencia, sino una resolución que
pone fin a un procedimiento arbitral, llevado a cabo con motivo de un compromiso
inter-partes, quienes previamente convinieron someterse a ese procedimiento y a
esa decisión que, una vez tomada, les es obligatoria. Por tanto, el hecho de que
no proceda algún recurso contra el laudo arbitral -ni contra la resolución que
declaró su nulidad-, no lo convierte en una sentencia definitiva para los efectos de
la procedencia del juicio de amparo, independientemente de que en la
sustanciación de dicho incidente se hayan observado o no los requisitos y

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formalidades de un verdadero juicio. Amparo directo en revisión 1225/2006. Grupo
Radio Centro, S.A. de C.V. y otros. 30 de enero de 2007. Mayoría de cinco votos.
Ausente: Mariano Azuela Güitrón. Disidentes: José Ramón Cossío Díaz, Margarita
Beatriz Luna Ramos, José Fernando Franco González Salas y Genaro David
Góngora Pimentel. Impedida: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Ponente:
Juan N. Silva Meza. Secretario: Pedro Arroyo Soto. El Tribunal Pleno, el diecisiete
de abril en curso, aprobó, con el número XIX/2007, la tesis aislada que antecede.
México, Distrito Federal, a diecisiete de abril de dos mil siete.

172483. P. XIX/2007. Pleno. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación


y su Gaceta. Tomo XXV, Mayo de 2007, Pág. 15.

En conclusión, nos parece que siguen siendo válidas las ideas expuestas
por Wach y Chiovenda, las cuales han sido aceptadas por la mayor parte de la
doctrina y por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es evidente que el
árbitro es sólo un particular facultado para resolver el litigio, por el acuerdo
celebrado por las partes conforme a la ley. Pero este acuerdo de las partes no
puede proveer al árbitro de una de las funciones exclusivas del Estado, como es la
jurisdicción. El árbitro no es autoridad, pues carece de coertio para imponer las
determinaciones que dicte durante el arbitraje, y de executio, para imponer
coactivamente el laudo. Éste no posee la fuerza ejecutiva propia de la sentencia.
Si bien el laudo es uno de los supuestos de la vía de apremio, el juez todavía debe
otorgarle cierto reconocimiento antes de ordenar su ejecución. Sólo hasta
entonces se equipara a una sentencia.

Estas ideas y criterios de interpretación judicial son válidos para el


arbitraje civil. Sin embargo, se debe tener presente que las leyes que regulan el
arbitraje de algunos organismos públicos, como la Procuraduría Federal del

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Consumidor y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios
de los Servicios Financieros, han distorsionado la naturaleza del arbitraje y han
facultado a dichos organismos para ordenar la ejecución de sus laudos. Por esta
razón, la jurisprudencia ha considerado que los laudos que dictan estos
organismos son verdaderos actos de autoridad en contra de los cuales procede el
juicio de amparo.

PROCURADURÍA FEDERAL DEL CONSUMIDOR. SUS LAUDOS ARBITRALES


SON ACTOS DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO.
Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sustentó la tesis
2a. XXXVI/99, de rubro: "AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO.
TIENE ESE CARÁCTER UN ÓRGANO DEL ESTADO QUE AFECTA LA ESFERA
JURÍDICA DEL GOBERNADO EN RELACIONES JURÍDICAS QUE NO SE
ENTABLAN ENTRE PARTICULARES.", conforme a la cual, se sostuvo que la
teoría general del derecho distingue entre relaciones jurídicas de coordinación,
entabladas entre particulares en materias de derecho civil, mercantil o laboral,
requiriendo de la intervención de un tribunal ordinario con dichas competencias
para dirimir las controversias que se susciten entre las partes; de subordinación,
entabladas entre gobernantes y gobernados en materias de derecho público,
donde la voluntad del gobernante se impone directamente y de manera unilateral
sin necesidad de la actuación de un tribunal, existiendo como límite a su actuación
las garantías individuales consagradas en la Constitución y las de supraordinación
que se entablan entre órganos del Estado; y que tales parámetros resultan útiles
para distinguir a una autoridad para efectos del amparo ya que, en primer lugar, no
debe tratarse de un particular, sino de un órgano del Estado que unilateralmente
impone su voluntad en relaciones de supra a subordinación, regidas por el
derecho público, afectando la esfera jurídica del gobernado. Por consiguiente, los
laudos que emite la Procuraduría Federal del Consumidor, en su calidad de
árbitro, constituyen actos de autoridad para efectos del juicio de amparo, pues si
bien es cierto que actúa por voluntad de las partes, también lo es que ejerce
facultades decisorias a nombre del Estado y como ente público establece una
relación de supra a subordinación con los particulares que se someten

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voluntariamente al procedimiento arbitral, ya que al dirimir la cuestión debatida
entre consumidor y proveedor, de manera unilateral crea, modifica o extingue, por
sí o ante sí, situaciones jurídicas que afectan la esfera legal de éstos, sin
necesidad de acudir a los órganos judiciales ni de obtener el consenso de la
voluntad del afectado. Contradicción de tesis 76/99-SS. Entre las sustentadas por
el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito y el
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, actualmente Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito. 28 de septiembre de 2001.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano.
Ponente: José Vicente Aguinaco Alemán. Secretaria: Claudia Mendoza Polanco.
Tesis de jurisprudencia 49/2001. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto
Tribunal, en sesión privada del diecisiete de octubre de dos mil uno. Nota: La tesis
2a. XXXVI/99 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Novena Época, Tomo IX, marzo de 1999, página 307.

188539. 2a./J. 49/2001. Segunda Sala. Novena Época. Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta. Tomo XIV, Octubre de 2001, Pág. 426.

1.6 Características del Arbitraje15

a) Es una institución jurídica destinada a resolver conflictos sean individuales,


colectivos, jurídicos o de intereses.

b) Su peculiaridad reside en la intervención de un tercero, por acuerdo de las


partes, cuya decisión se impone.

c) En virtud de un conjunto arbitral previo a la constitución de la junta arbitral o


del árbitro único las partes adhieren de antemano al resultado de la
actuación del o los árbitros, esto es, al laudo arbitral.

15 Serra Rojas, Derecho Civil 2ª Ed. México 1971. Pág. 586

19
1.7 Conceptos generales sobre convenio arbitral.

La solución de cualquier controversia mediante el arbitraje, tanto en


materia civil como en materia comercial, presupone necesariamente la celebración
de un acuerdo de voluntades por las diferentes partes involucradas en la relación
jurídica respecto de la cual se haya suscitado el conflicto a resolver, en palabras
de Ogáyar y Ayllón:

“Antecedente obligado del arbitraje es el contrato de compromiso, pero


suele venir precedido de una estipulación previa en la que, en previsión de que
puedan surgir determinadas cuestiones, convienen las partes el futuro
sometimiento a árbitros”.

Para este autor, el compromiso es el pacto por el cual las partes se


obligan a comprometer al arbitraje y a designar a los árbitros en el futuro, pero no
solo es a esto a lo que se halla encaminado el acuerdo de voluntades en comento,
sino que también implica la renuncia del derecho de acudir ante los tribunales
jurisdiccionales estatales con objeto de que la controversia correspondiente sea
resuelta por ellos. Esto es lo que la doctrina llama Convenio Arbitral.

CAPÍTULO II

CLÁUSULA COMPROMISORIA Y COMPROMISO ARBITRAL.

2.1 Cláusula Compromisoria Y Compromiso Arbitral.

De acuerdo a la definición antes explicada de convenio arbitral, se analiza


que el acuerdo de voluntades que lleve finalmente a la resolución del conflicto a
través del procedimiento arbitral, (limitado solamente por las normas de orden
público en general) puede ser anterior al surgimiento del litigio, o bien, puede

20
darse con motivo de una controversia que ya se ha generado, ya existente en el
momento en que se otorga el pacto. En el primer supuesto estamos en presencia
de lo que se conoce como “clausula compromisoria”, y en el segundo nos
encontramos frente al “compromiso arbitral”.

La cláusula compromisoria debería ser objeto de un estudio minucioso,


pues debido a su importancia y uso frecuente, contribuiría a esclarecer los
problemas que en la práctica se presentan, normalmente se incluye como un
elemento más del contrato principal; significa la intención de las partes de llevar al
arbitraje las controversias que puedan surgir en un futuro, no es por tanto un
contrato, sino parte de un contrato, tal y como lo menciona el tratadista Rafael de
Pina al calificar no solo de incorrecta sino absurda la calificación de contrato
aplicada a la cláusula compromisoria. Se distingue del compromiso principalmente
porque en la cláusula se trata de un acuerdo entre las partes, anterior a toda
diferencia, de someter a los árbitros las que puedan ocurrir, en tanto que en el
compromiso supone un litigio ya nacido, implica la determinación del litigio y la
designación de los árbitros, así pues nacido el conflicto, sólo podrá celebrarse el
compromiso.

La cláusula se justifica, para algunos, por facilitar el arbitraje, en cuanto se


forma en el momento más adecuado para convenir, pues las partes no conocen el
carácter exacto del litigio futuro lo que, si en alguna forma impide designar el
árbitro adecuado, en cambio evita amedrentar a los interesados con la
determinación minuciosa de los requisitos y circunstancias restantes del arbitraje
que, en ese momento, es sólo posible.

Respecto a la designación del árbitro; en la cláusula la alusión es


impersonal, una mención que puede señalar cierta corporación y probablemente la
precisión individual que está sujeta al riesgo de que el árbitro se niegue a aceptar,
fundamentalmente en la cláusula solo se llega a identificar al árbitro, mientras que
21
en el compromiso es indispensable la voluntad de las partes y el árbitro, cuya
aceptación viene a perfeccionar la convención.

La cláusula compromisoria es muy frecuente en los contratos de tracto


sucesivo en los que las relaciones de las partes prolongándose por tiempo
indefinido pueden dar lugar a cuestiones que a juicio de los interesados pueden
tener una solución más rápida, sencilla y económica por medio del arbitraje, que
con la intervención de los órganos jurisdiccionales encargados de la
administración de la justicia.

Sin embargo, la ley no es clara en cuanto a la formalidad específica para


la validez de la cláusula compromisoria, a pesar de que en la práctica se recurre
con mucho más frecuencia que al compromiso arbitral, no obstante el hecho de
que en este último, al estar ya delimitados los extremos de la controversia por ser
presente, el convenio respectivo puede ser más preciso y completo y, por
consecuencia, el desarrollo del proceso arbitral puede también estar apegado en
mayor medida a la verdadera voluntad de las partes en conflicto.

Estas cláusulas no deben ser tan cargadas o sobresaturadas, deben ser


concretas pues lo que importa no es el número de palabras o frases, sino la
enorme trascendencia que producen, comenzando porque cambian todo el
aparato impartidor de justicia, como lo es el poder judicial.

La cláusula pues, es inconfundible con el compromiso, principalmente


porque se concluye “inter partes”, antes de que hayan surgido las controversias,
cuando sólo hay entre ellas una relación de la que pueden emanar aquéllas. Para
Jorge Alberto Silva, en los términos del Código de Comercio, las cláusulas que
puede tener el convenio arbitral pueden ser de tres tipos: Necesarias, Opcionales
o Facultativas y Prohibitivas o Excluidas.

22
La designación del negocio o negocios que serán objeto de arbitraje
corresponde a la cláusula necesaria o indispensable, al hablar de negocio o
negocios, bien podría hacerse referencia a litigio o litigios, que es el elemento
central en todo proceso. Dentro de las cláusulas opcionales o facultativas, se
encuentran:

El nombre de los árbitros y sus sustitutos. El Código de Procedimientos


Civiles, establece que cuando no se mencionan nombres de árbitros, se podrá
recurrir a los tribunales judiciales para la designación, o en su caso, lo hará una
institución administradora de arbitrajes.

 El número de árbitros. De no fijarse este número, el poder judicial o la


institución administradora de arbitrajes hará la determinación respectiva.

 Procedimiento para la designación de árbitros o para la substitución,


incluyéndose el caso del árbitro tercero. En caso de no establecerse este
procedimiento, el mismo será el establecido en la ley interna o en su caso,
el que fijen las reglas del procedimiento en la institución administradora de
arbitrajes correspondientes.

 El lugar donde se realizará el proceso arbitral.

 El idioma o idiomas a utilizar. Es importante señalar que puede ser


cualquiera que fijen las partes, sin distinguir si se trata de arbitrajes
nacionales o internacionales.

 Las normas aplicables al fondo del negocio.

23
 El tipo de fallo elegido. Que puede ser de estricto Derecho, establecido en
el Código de Procedimientos Civiles, o en conciencia, que en el plano
internacional es práctica normal, mediante la amable composición.

2.2 Concepto De Compromiso

La palabra compromiso tiene significados diferentes, en realidad todas las


relaciones jurídicas creadas por las partes vinculan, comprometen a los sujetos
que intervienen, desde este punto de vista la palabra compromiso equivale a
obligación. Pero también hay una acepción más restringida que menciona la
vinculación originada por los que aceptan la decisión de terceros de una
controversia.

El compromiso no es la médula del arbitraje, es una pieza del mismo, que


puede constituirse en el motor de arranque del arbitraje, este contrato es el que da
vida a toda institución arbitral; es su primer elemento, su antecedente obligado, el
presupuesto necesario para la actuación de los árbitros; en el compromiso la
solución del litigio se impone a las partes, como ya lo he mencionado y la decisión
del árbitro trasciende del campo meramente contractual y produce efectos en el
campo procesal.

El compromiso y las reglas procesales vigentes no derogables por él,


constituyen el programa obligatorio de la misión de los árbitros, de acuerdo a
Briseño Sierra, el compromiso es un contrato Civil, pero se rige por reglas
generales de los contratos y además por las especiales del Código de
Procedimientos. Al parecer el problema estribará en precisar que atañe a cada
cuerpo, estructuralmente, y qué a su funcionalidad. Por su parte la doctrina italiana
a través del estudioso Enrico Redenti estima que las disputas alrededor del

24
carácter del compromiso tienen su explicación en el hecho de no haberse
distinguido entre sus actos elementales, y menciona que el primero de ellos le
parece fundado; pues el acuerdo entre las partes tiene los caracteres de un
contrato, de ahí la importancia de tomar en cuenta la habilidad de las partes, la
formación del consentimiento, los vicios de voluntad y demás. Pero el otro
elemento, su contenido, ya no le convence cuando se le califica de procesal, pues
de acuerdo al autor en comento esto parecería más correctamente empleada en
cuanto a los actos (también de carácter contractual) concernientes a los
presupuestos del proceso civil ordinario respecto de las cuales la ley da
importancia determinante a las manifestaciones de voluntad de las partes, y
continúa diciendo que el compromiso o la cláusula no atañen solamente a alguna
que otra situación particular o algún que otro episodio particular relativo al
proceso, sino que afectan al régimen de ejercicio de las acciones en sentido
sustancial y a las suertes de estas mismas acciones. Tienden a sustituir todo el
proceso por un fenómeno similar pero diferente, y cuando se autoriza a los árbitros
a decidir según equidad, pueden mudar la consistencia de los derechos discutidos.

Por otra parte Jorge Alberto Silva, estudia el acuerdo arbitral y lo clasifica
tomando en cuenta el momento en que se concretiza el litigio, por lo que lo
subdivide en preliminar y definitivo o compromiso arbitral, especificando algunas
diferencias entre ambos:

a) Mientras que en el acuerdo preliminar se prevé la existencia de litigios


futuros, en el definitivo, el litigio ya es presente.

b) En el acuerdo preliminar se determina de manera genérica el objeto del


arbitraje (cierta clase de litigios futuros), en tanto que en el definitivo, el
litigio ya es un hecho, y por tanto se especifica. El acuerdo preliminar es
anterior en tiempo al definitivo.

25
c) El acuerdo preliminar no se agota o extingue en un solo juicio y subsiste
mientras subsiste la posibilidad de litigios futuros, en cambio en el definitivo,
lo ahí establecido se agota al resolverse el concreto y específico litigio. 16

2.3 Tipos De Acuerdo Preliminar.

El mismo autor continúa señalando que en el acuerdo preliminar cabe


diferenciar en cuanto a la forma que pueden asumir la cláusula y el contrato
preliminar de arbitraje. La cláusula es la parte física de un contrato llamado
contrato principal, en tanto que en el contrato preliminar de arbitraje el referido
acuerdo no forma parte ni se incluye en algún contrato principal, pues físicamente
posee autonomía, es decir está documentado por separado.

Los dos tipos de acuerdo preliminar coinciden en que el litigio que desea
solucionarse aún no ha surgido, por ello son previos o preliminares al evento del
litigio. Por otra parte el litigio futuro puede ser objeto de la cláusula o del contrato
preliminar de arbitraje y en ambos casos se trata de una condición futura no
querida pero si prevenida.

2.3.1 Clasificación Del Compromiso.

A través de este capítulo he mencionado que el compromiso arbitral


cumple con las características de un contrato, por lo que podría clasificarse en:

16 Pallares. Eduardo. Derecho procesal civil, 3ª ed., Edit Porrua, México, 1989, p. 590.

26
I. Atípico. Esto es, porque no se encuentra regulado por la ley como un
contrato nominado Bilateral. Ya que las partes se obligan recíprocamente a
sujetarse al laudo resultado del procedimiento arbitral.

II. Oneroso. En virtud de que los provechos y gravámenes son recíprocos. En


todo caso el árbitro recibe honorarios por la prestación de sus servicios.

III. Conmutativo. Toda vez que las prestaciones son ciertas y determinadas
desde la celebración del contrato. Con formalidades restringidas. La ley
establece que puede celebrarse en escritura pública, en escrito privado o
ante juez cualquiera que sea la cuantía de acuerdo al Código de
Procedimientos Civiles para el D.F. en tanto que en la misma legislación
pero en el estado de Puebla, el legislador hace una diferencia dependiendo
del valor del pleito.

IV. Con formalidades restringidas. La ley establece que puede celebrarse en


escritura pública, en escrito privado o ante juez cualquiera que sea la
cuantía de acuerdo al Código de Procedimientos Civiles para el D.F. en
tanto que en la misma legislación pero en el estado de Puebla, el legislador
hace una diferencia dependiendo del valor del pleito.

V. Preparatorio. Cuando se celebra como cláusula compromisoria, con la


finalidad de que al surgir controversia entre las partes, ésta será resuelva
por un árbitro. Definitivo, si el contrato arbitral se realiza una vez que se
presenta la controversia. Principal. Toda vez que su existencia y validez no
dependen de otro contrato.

27
2.4 Elementos de existencia y elementos de validez

2.4.1 Elementos de existencia

A. Consentimiento. Las partes en el contrato de compromiso son


exclusivamente los comprometientes, pues el árbitro es un tercero que no
interviene en el momento de la celebración del contrato y la relación entre
los comprometiente y el árbitro deriva del contrato de arbitraje y no del
contrato de compromiso, por lo que este importante elemento de existencia
se da cuando se llega a un acuerdo de voluntades, sobre el objeto jurídico,
en otras palabras el consentimiento se da cuando las partes se ponen de
acuerdo en solucionar mediante el arbitraje las controversias, existentes o
futuras, que se deriven de la relación jurídica que los vincula.

Evidentemente este elemento de existencia es fundamental debido a que


el sometimiento que las partes hacen hacia el procedimiento de arbitraje, tiene
como antecedente la renuncia al derecho constitucional de acudir ante los
tribunales estatales para que diriman su conflicto. Está por demás mencionar que
la falta de consentimiento acarrea la inexistencia jurídica del compromiso y como
consecuencia su nulidad.

B. Objeto. El objeto jurídico directo es la creación de obligaciones; el indirecto


son las obligaciones de hacer, consistentes en someter a un árbitro las
controversias que pueden existir o bien las ya existentes, sobre derechos
privados y no sobre derechos de interés público, además la controversia
debe ser concreta y determinada, ya que si no se precisa el conflicto, el
compromiso es nulo, o bien genéricamente si se trata de la cláusula
compromisoria, con la posibilidad de establecer los procedimientos y
órganos conforme a los cuales ha de solucionarse el litigio.

28
Resulta común en las distintas leyes que aluden al objeto, el hecho de que
no se haga la especificación de tipo de controversias que lo conforman, lo cual
tiene como consecuencia que puede tratarse de cualquier clase de conflictos inter
partes, siempre y cuando sea materia arbitrable.

Resulta difícil comprender que las controversias no surgidas en la relación


jurídica puedan ser también objeto, concretamente en el caso de la cláusula
compromisoria, pues así como pueden darse, puede que no se dé jamás y
entonces habría que concluir en este caso que a dicha cláusula le falto el objeto, lo
cual rompería absolutamente con todo el sistema del arbitraje como medio de
solución de controversias.

Por otra parte, si bien es cierto que las cosas futuras pueden ser objeto de
un contrato, en términos del artículo 1826 del Código Civil Federal, también lo es
que un litigio no puede ser identificado como una cosa, sin embargo diversos
autores apuntan que el litigio futuro como objeto de la cláusula compromisoria si
bien no está determinado en el momento de su celebración, es requisito
indispensable que sea determinable. Citando textualmente a Faustino Cordón, en
su obra Comentario breve a la Ley de Arbitraje, cuando la controversia todavía no
ha surgido, la determinación del objeto se alcanza por la necesidad de expresar la
relación jurídica de la que nace y su concreción sólo puede hacerse en un
momento posterior, a través de la actividad de las partes en el proceso.

Finalmente, en un sentido amplio el objeto puede considerarse como la


controversia que se somete a juicio de los árbitros, en sentido estricto, el objeto se
constituye por los puntos concretos del conflicto entre las partes que van a ser
discutidos en el procedimiento arbitral.

29
2.4.2 Elementos de validez.

a) Capacidad. Independientemente de la capacidad general para contratar y


obligarse, que en el ámbito interno mexicano se contempla por el artículo
1798 del Código Civil Federal y que a la letra dice: son hábiles para
contratar todas las personas no exceptuadas por la ley, el compromiso
arbitral para que tenga validez, las partes deberán estar facultadas para
disponer del objeto materia de la controversia.

En relación al arbitraje, además de requerir la plena capacidad de goce y


ejercicio, pueden acceder al arbitraje tanto las personas físicas como las morales,
ya sean de carácter público o privado. Respecto a las características que debe
reunir el árbitro, quien es ajeno al contrato de compromiso arbitral, salvo que la ley
o el contrato señalen determinados requisitos especiales es suficiente la
capacidad general para contratar.

En algunos casos la ley considera especialmente idóneas a ciertas


personas para resolver como árbitros determinadas controversias, el más claro
ejemplo es el que menciona la Ley Federal de Correduría Pública que señala entre
las funciones de los corredores la de fungir como árbitros en las controversias
mercantiles.

Todo el que esté en pleno ejercicio de sus derechos civiles puede


comprometer en árbitros sus negocios.

Los tutores no pueden comprometer los negocios de los incapacitados ni


nombrar árbitros sin aprobación judicial, salvo cuando dichos incapacitados sean
herederos de quien celebró el compromiso o estableció cláusula compromisoria. Si

30
no hubiere designación de árbitros, se hará siempre con la intervención judicial
como se previno en los medios preparatorios.

Los albaceas necesitan el consentimiento unánime de los herederos para


comprometer en árbitros los negocios de la herencia y para nombrar árbitros,
salvo cuando se trata de cumplimentar el compromiso o cláusula compromisoria
pactados por el autor. En este caso, si no hubiere árbitro nombrado, se nombrará
necesariamente con intervención judicial.

Los síndicos de los concursos sólo pueden comprometer en árbitros con


unánime consentimiento de los acreedores.

El Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la ley adjetiva


para el estado de Puebla, así como el Código de Comercio coinciden en
establecer dos tipos de arbitraje: el de derecho, el cual debe ajustarse a las
normas del procedimiento fijado por las partes o en su caso, suplido por la ley; y el
amigable componedor o el fallo de conciencia, que se resuelve en equidad de
acuerdo con el leal saber y entender del árbitro, el problema en este caso se
presentará cuando se impugne la resolución, pues a la autoridad revisora le será
difícil resolver ya que no existieron reglas sobre las cuales se sujetarían los
árbitros. De la forma en que están redactadas estas leyes, se infiere que los
árbitros deben ser personas físicas y no jurídicas.

La doctrinarios, entre ellos Eduardo Pallares, por su parte admiten una


tercera clase de árbitros distinta de los anteriores, o sea los que deciden
cuestiones de hecho y no de derecho, por ejemplo la necesidad de lleva a cabo
una venta, el precio en que debe venderse alguna cosa, el estado que guardan
unas mercancías, y así sucesivamente.

31
CAPÍTULO III

REQUISITOS PARA SER ÁRBITRO

3.1 Requisitos para ser árbitro

Actualmente el Código de Procedimientos Civiles para el estado no


establece los requisitos para ser árbitro ya que el artículo 459 de dicho
ordenamiento únicamente señala:17

“El compromiso designará el negocio o negocios que se sujeten a juicio


arbitral y el nombre de los árbitros. Si falta el primer elemento, el compromiso es
nulo de pleno derecho sin necesidad de previa declaración judicial.

Cuando las partes no hayan designado los árbitros se entienden que se


reservan para hacerlo con intervención judicial, como se previene en los medios
preparatorios.”

Sin embargo la ley adjetiva señala los mismos impedimentos, a los


árbitros para conocer del asunto, que para los jueces ordinarios cuando actualice
alguna de las siguientes hipótesis:

I. En los negocios en que tenga interés directo o indirecto;18

17 Marín Pérez Pascual. Manual de Introducción a la Ciencia del Derecho. Porrúa, México 1964.
Pág. 264

18 Pereznieto Castro, Leonel. Introducción Al Estudio Del Derecho. Ed. Harla, México 1996. Pág.
244

32
II. En los negocios que interesen de la misma manera a su cónyuge o a sus
parientes consanguíneos en la línea recta sin limitación de grados, a los
colaterales dentro del cuarto grado y a los afines dentro del segundo;

III. Siempre que entre el funcionario de que se trate, su cónyuge o sus hijos y
algunos de los interesados, haya relación de intimidad nacida de algún acto
o ceremonia, sancionado y respetado por la costumbre;

IV. Si fuere pariente por consanguinidad o afinidad, del abogado o procurador


de alguna de las partes, en los mismos grados a que se refiere la fracción II
de este artículo;

V. Cuando él, su cónyuge o alguno de sus hijos, sea heredero, legatario,


donante, donatario, socio, acreedor, deudor, fiador, fiado, arrendador,
arrendatario, principal, dependiente o comensal habitual de alguna de las
partes, o administrador actual de sus bienes;

VI. Si ha hecho promesas, o amenazas, o ha manifestado de otro modo su


odio o afecto por alguno de los litigantes;

VII. Si asiste o ha asistido a convites que especialmente para él diere o


costeare alguno de los litigantes, después de comenzado el pleito, o si tiene
mucha familiaridad con alguno de ellos, o vive con él, en su compañía, en
una misma casa;

VIII. Cuando después de comenzado el pleito, haya admitido él, su cónyuge o


alguno de sus hijos, dádivas y servicios de alguna de las partes;

IX. Si ha sido abogado o procurador, perito o testigo en el negocio de que se


trate;

X. Si ha conocido del negocio como juez, árbitro o asesor, resolviendo algún


punto que afecte a la substancia de la cuestión, en la misma instancia o en
otra;

XI. Cuando él, su cónyuge o alguno de sus parientes consanguíneos en la


línea recta, sin limitación de grados, de los colaterales dentro del segundo,
o de los afines en el primero, siga contra alguna de las partes, o no haya

33
pasado un año de haber seguido, un juicio civil o una causa criminal, como
acusador, querellante o denunciante, o se haya constituido parte civil en
causa criminal seguida contra cualquiera de ellas;

XII. Cuando alguno de los litigantes o de sus abogados, es o ha sido


denunciante, querellante o acusador del funcionario de que se trate, de su
cónyuge o de alguno de sus expresados parientes, o se ha constituido parte
civil en causa criminal seguida contra cualquiera de ellos;

XIII. Cuando el funcionario de que se trate, su cónyuge o alguno de sus


expresados parientes, sea contrario a cualquiera de las partes en negocio
administrativo que afecte a sus intereses;

XIV. Si él, su cónyuge o alguno de sus expresados parientes, sigue algún


proceso civil o criminal en que sea juez, Agente del Ministerio Público,
árbitro o arbitrador, alguno de los litigantes;

XV. Si es tutor o curador de alguno de los interesados, o no han pasado tres


años de haberlo sido.

La posibilidad, legal de que los extranjeros ejerzan la función arbitral, no


tiene en México un reconocimiento expreso, tampoco existe una prohibición
directa terminante como en la legislación italiana que establece que los árbitros
han de ser necesariamente italianos, pues niega rotundamente la capacidad para
ser árbitros a los menor de edad, incapaces, inhabilitados, fallidos y personas que
carecen de ella para ocupar cargos públicos.

La doctrina se inclina a reconocer a los extranjeros el derecho a ser


nombrados árbitros pues como entre las prerrogativas constitucionales de que
gozan los mexicanos no figura la de ser árbitro, no existe obstáculo para que los
extranjeros tengan esa clase de nombramientos, sin embargo esta idea no puede
predominar si se analiza que el ejercicio de la judicatura se encuentra reservado a
los mexicanos nativos, excluyendo a los naturalizados, y para admitir a los

34
extranjeros al arbitraje habría que concebir esta actividad como de naturaleza
privada o suprimir el monopolio de las funciones judiciales por parte de los
mexicanos nativos.

3.2 Reglas De Ética

1. Aceptar el cargo con el ánimo de actuar con celeridad y justicia.

2. Analizar previamente al asumir el cargo, no tener compromiso alguno con


las partes.

3. Evitar cualquier situación que ponga en duda su neutralidad.

4. Si su neutralidad se ha afectado apartarse del caso, si a pesar de ello las


partes ratifican su confianza, solo seguirá si su conciencia estima que debe
proseguir arbitrando.

5. Debe abstenerse actuar en forma subjetiva, leudando en forma más


objetiva.

6. No debe excederse en su autoridad.

7. Debe cuidar que el procedimiento se conduzcan dentro de los cauces de la


normalidad, a fin de no perjudicar la imagen del arbitraje.

8. Debe evitar situaciones conflictivas entre las partes promoviéndola


celeridad en el proceso.

9. Debe dar oportunidad a las partes a manifestarse y argumentar su defensa


respetando sus opiniones con cordura y corrección.

10. Debe mantener la confidencialidad de todo lo tratado en el proceso.

11. No debe transmitir a nadie las decisiones que se tomen ni anticipar su


opinión a ninguna de las partes.

35
3.3 Facultades del árbitro

 Los árbitros decidirán según las reglas de derecho, a menos que en el


compromiso o en la cláusula se les recomiende la amigable composición o
el fallo en conciencia.

 Los árbitros pueden conocer de los incidentes sin cuya resolución no fuere
posible decidir el negocio principal. También pueden conocer de las
excepciones perentorias, pero no de la reconvención, sino en el caso de
que sea opuesta como compensación hasta la cantidad que importe la
demanda, o cuando así se haya pactado expresamente.19

 Los árbitros pueden condenar en costas y en daños y perjuicios a las


partes, y aun imponer multas, pero para emplear los medios de apremio
deben ocurrir al juez ordinario.

3.4 Negocios Que No Se Pueden Comprometer En Árbitros

No se pueden comprometer en árbitros los siguientes negocios:20

1. El derecho de recibir alimentos;

2. Los divorcios, excepto en cuanto a la separación de bienes y a las demás


diferencias puramente pecuniarias;

3. Las acciones de nulidad de matrimonio;

4. Los concernientes al estado civil de las personas, con la excepción


contenida en el Artículo 270 del Código Civil.

19 Torré, Abelardo. Derecho Civil En México, McGraw Hill, México 2000. Pág. 97

20 Treviño García, Ricardo. Los Contratos Civiles 6ª Ed. McGraw Hill, México 2002. Pág. 1031

36
3.5 El Compromiso Termina:

I. Por muerte del árbitro elegido en el compromiso o en la cláusula


compromisoria, si no tuviere substituto. En caso de que no hubieren las
partes designado el árbitro sino por intervención del tribunal, el compromiso
no se extinguirá y se proveerá al nombramiento del substituto en la misma
forma que para el primero;
II. Por excusa del árbitro o árbitros, que sólo puede ser por enfermedad
comprobada que les impida desempeñar su oficio;

III. Por recusación con causa declarada procedente cuando el árbitro hubiere
sido designado por el juez, pues al nombrado de común acuerdo no se le
puede recusar;

IV. Por nombramiento recaído en el árbitro de magistrado, o de juez propietario


o interino por más de tres meses; lo mismo se entenderá de cualquier otro
empleo de la administración de justicia que impida de hecho o de derecho
la función de arbitraje;

V. Por la expiración del plazo estipulado o del legal a que se refiere el artículo
460 del Código de Procedimientos Civiles que a la letra dice:

“El compromiso será válido aunque no se fije término para el juicio arbitral.
En este caso la misión de los árbitros durará sesenta días. El plazo se
cuenta desde que se acepta el nombramiento.”

37
CAPÍTULO IV

PROCEDIMIENTO ARBITRAL

4.1 Procedimiento Arbitral

Una de las ventajas del arbitraje dentro del procedimiento arbitral, es que
las partes tienen la posibilidad de aplicar el procedimiento que a ellos más les
convenga, de otra manera serian aplicables en litigios ante tribunales nacionales.

Las partes y los árbitros seguirán en el procedimiento los plazos y las


formas establecidas para los tribunales, si las partes no hubieren convenido otra
cosa. Cualquiera que fuere el pacto en contrario, los árbitros siempre están
obligados a recibir pruebas y oír alegatos si cualquiera de las partes lo pidiere.

El compromiso produce las excepciones de incompetencia y


litispendencia, si durante él se promueve el negocio en un tribunal ordinario.

Cuando hay árbitro único, las partes son libres de nombrarle un secretario
y si dentro del tercer día empezando desde aquél en que deba de actuar no se
han puesto de acuerdo, el árbitro lo designará para que, a costa de los mismos
interesados, desempeñe sus funciones. Cuando fueren varios los árbitros, entre
ellos mismos elegirán al que funja como secretario, sin que por esto tenga derecho
a mayores emolumentos.

4.2 Notificación

La notificación del arbitraje, la parte que inicialmente recurra al arbitraje (el


demandante) deberá notificarlo al árbitro en donde quiera que se celebre el
arbitraje, mismo que procederá comunicarlo a la otra parte o partes.

38
Se considera que el procedimiento arbitral se inicia en la fecha en la que el
escrito de notificación de arbitraje es recibido.

La notificación de arbitraje contendrá:

o La mención expresa de que el litigio se someta a arbitraje.


o El nombre y la dirección de las partes.
o Una referencia a la cláusula de arbitraje que se invoca.
o Una referencia al contrato o a la relación jurídica de la que resulte la
controversia o con el cual la controversia esté relacionada.
o La naturaleza general de la demanda.
o La materia u objeto que se demanda
o Una propuesta sobre el número de árbitros que pueden ser uno o
tres cuando las partes no lo hayan convenido previamente.

4.3 Contestación

La contestación a la demanda debe seguir las mismas formalidades que la


demanda, y por lógica el demandado deberá referirse a los hechos en que se
funda al demandante y podrá rebatir sus consideraciones jurídicas u oponer sus
excepciones. No es indispensable que se opongan excepciones y defensas, pero
puede hacerse por cuestión de método. Cuando haya cuestiones que sean
necesariamente materia de excepciones, debe hacerlo valer el demandado, pues
en el derecho mexicano, si la prescripción no la invoca la parte a cuyo favor está
establecida, ni los jueces ni los árbitros pueden hacerla valer de propia iniciativa. 5
Es importante que si el demandado pretende cuestionar la competencia del
tribunal arbitral lo manifieste en la contestación; de no hacerlo, se entenderá que
ha consentido al arbitraje.

39
De acuerdo a lo establecido en el artículo 207 del Código Procesal Civil
para el Estado de Veracruz, los requisitos de la demanda son:

I. El Tribunal ante el que se promueve;


II. El nombre del actor y la casa que señale para notificaciones;
III. El nombre del demandado y su domicilio;
IV. El objeto u objetos que se reclamen con sus accesorios;
V. Los hechos en que el actor funde su petición, numerándolos y narrándolos
sucintamente con claridad y precisión de tal manera que el demandado
pueda preparar su contestación y defensa;
VI. Los fundamentos de derecho, procurando citar los preceptos legales o
principios jurídicos aplicables;
VII. En su caso el valor de lo demandado.

4.4 Pruebas

Las pruebas tienen como principal propósito, permitirle al árbitro realizar


las determinaciones sobre hecho u opiniones controvertidos por las partes, y que
constituirán las premisas para anclar las determinaciones jurídicas, a efecto de
resolver la controversia, objeto de la misión del tribunal. Las pruebas en el
arbitraje, tiene un tratamiento distinto al que se les da en procedimientos
judiciales. El formalismo judicial no existe, ni debe existir en el arbitraje. No hay un
periodo determinado para ofrecer pruebas. Le corresponde al tribunal arbitral
decidir sobre el momento y forma en que se presentaran y, en su caso,
desahogaran, las pruebas.

Existe una multiplicidad de géneros de pruebas, dentro de las cuales


destacan las pruebas documentales, testimoniales, opiniones técnicas o de
expertos, y la inspección física / ocular del objeto de la controversia.

40
4.4.1 Prueba confesional

Este tipo de pruebas en el arbitraje hay quienes opinan que no existe. Si


bien no se le da ese nombre, si pueden las partes ser llamadas a declarar. En este
tipo de pruebas es adecuado pedir que la parte o la persona específica acudan a
declarar con un interrogatorio abierto sin la limitación de las posiciones.

4.4.2 Pruebas documentales

Este tipo de pruebas son las más utilizadas, y es el tipo de pruebas de


excelencia en el arbitraje. Dichas pruebas son presentadas junto con los escritos
sin que tenga que esperarse a la audiencia para su desahogo. Durante el
procedimiento es habitual encontrarse con que los documentos se presentan en
copia simple y, solo en caso de que una de las partes dude de su autenticidad, se
solicita que presente el original.

4.4.3 Prueba testimonial

Existen diversas formas para presentar las pruebas testimoniales de los


cuales destaca que el testigo presente su relato de hechos por escrito y deje
abierta la posibilidad de que, durante las audiencias, sea interrogado ya se por la
parte que lo presenta, la parte contraria, o el tribunal mismo. En arbitraje por lo
general no se tiende a desestimar por completo el testimonio de un testigo, sino a
tomar nota de esta circunstancia al analizar el peso probatorio de su testimonio, en
especial habiéndolo sujetado a interrogatorio por el tribunal y la contraparte. El
tribunal arbitral no está obligado a escuchar en la audiencia a todos los testigos

41
propuestos por las partes. Puede limitar su análisis o sondeo en la audiencia a los
testigos cuyo testimonio considera que puede ser relevante para el caso.

4.4.4 Prueba pericial

La opinión de expertos en áreas técnicas es frecuentemente utilizada en


arbitraje, en particular en arbitrajes que versan sobre controversias técnicas. De
nueva cuenta, el cómo se presenta y desahoga la opinión técnica queda a la
entera discreción del tribunal. Sin embargo, dos métodos generales son
identificados que cada una de las partes designe su experto quien presentara la
opinión sobre el tema en particular; o que el tribunal designe un experto que
deberá rendir el dictamen, mismo que se podrá sujetar a interrogatorio por las
partes y el tribunal. La prueba pericial se ofrece en ocasiones con la exhibición
misma del dictamen y en otras a través de un interrogatorio contenido en el escrito
de ofrecimiento de pruebas para ser respondido después por el perito o peritos
que intervengan.

El tribunal arbitral podrá decidir por iniciativa de una de las partes,


nombrar un perito cuyo cometido sea realizar un dictamen sobre determinados
puntos técnicos. Si el tribunal arbitral ordena un peritaje, es aconsejable que dé a
las partes la oportunidad de formular al perito sus comentarios en torno a los
puntos técnicos y también que las partes tengan conocimiento de las conclusiones
del perito. Como norma general, la decisión definitiva relativa al asunto en cuestión
la tomará el tribunal arbitral, no el perito. Las conclusiones del perito, no obstante,
constituyen una base útil para orientar al tribunal arbitral respecto de los puntos
técnicos.21

21
Arbitraje y solución alternativa de controversias México 2003, Pág. 95

42
4.5 Audiencias

Si ninguna de las partes hubiere solicitado una audiencia, el tribunal


arbitral no estará obligado a celebrarla, aunque podrá hacerlo si así lo desea.

Además, podrá optar por determinar los asuntos tomando como base
únicamente los documentos presentados por las partes si los juzga suficientes. En
caso de celebrar una audiencia, el tribunal arbitral se asegurara de cada una de
las partes dispone de tiempo suficiente para alegar su caso. También podrá
formular preguntas a las partes con vistas a aclarar ciertos puntos. Al hacerlo, no
obstante, el tribunal evitará dar la impresión de parcialidad o de deslizar de forma
implícita cosa alguna respecto a la decisión sobre el fondo del asunto que pudiera
ya tener formada.

4.6 El Laudo

El arbitraje, no sólo constituye una anuencia para que un tercero


intervenga como conciliador o amigable componedor, sino que esa anuencia va
más adelante hasta constituir un compromiso para que ese tercero ajeno e
imparcial actúe como juez privado y dicte una resolución "laudo" a manera de
sentencia dictada por el árbitro, cuyo acatamiento ha sido pactado en forma
anticipada por las partes.

El laudo es la decisión definitiva dictada por el árbitro para resolver el


conflicto sometido a arbitraje. Equivale a la sentencia definitiva pronunciada por el
juez en el proceso jurisdiccional. Los árbitros deben decidir el litigio conforme a las
normas de derecho que las partes hayan convenido.

Si las partes no hubieren estipulado la ley que debe regir el fondo del
litigio, el tribunal arbitral, tomando en cuenta las características y conexiones del

43
caso, determinará el derecho aplicable. En ambos casos se trata de un arbitraje de
derecho. En cambio, cuando el tribunal arbitral es facultado para decidir ya no
conforme a derecho sino como “amigable componedor o en conciencia”, el
arbitraje será de equidad.

Los laudos deben ser firmados por los árbitros, y en caso de haber más de
dos, si la minoría se rehusaré hacerlo, los otros lo harán constar y la sentencia
tendrá el mismo efecto que si hubiere sido firmada por todos. Si no se pide
aclaración del laudo, se pasarán los autos al juez ordinario, que es el juzgador de
primera instancia. También para la ejecución de los autos y decretos se acudirá al
juez de primera instancia. Los jueces de primera instancia están obligados a
cooperar en la ejecución de las determinaciones arbitrales.

Una regla importante es la contenida en el Art. 504 del Código de


Procedimientos Civiles que dice: "La ejecución de las sentencias arbitrales, de los
convenios celebrados ante la Procuraduría Federal del Consumidor y de los
laudos dictados por ésta, se hará por el juez competente designado por las partes
o, en su defecto, por el juez del lugar del juicio".

4.7 Ejecución

De acuerdo con el Código de Procedimientos Civiles para el Estado de


Veracruz, una vez notificado el laudo, se pasarán los autos al juez ordinario para
su ejecución, a no ser que las partes pidieren aclaración de sentencia.

La apelación sólo será admisible conforme a las reglas del derecho


común.

44
I. Este precepto prevé, sin embargo, que contra la ejecución del laudo la
parte afectada podrá pedir que se deniegue la ejecución, para lo cual
deberá probar alguno de los siguientes supuestos:

a) Que una de las partes en el acuerdo de arbitraje estaba afectada por


alguna incapacidad, o que dicho acuerdo no es válido en virtud de la ley a
que las partes lo han sometido, o si nada se hubiere indicado a este
respecto, en virtud de las disposiciones del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal;
b) No fue debidamente notificada de la designación de un árbitro o de las
actuaciones arbitrales, o no hubiere podido, por cualquier otra razón, hacer
valer sus derechos;

c) El laudo se refiera a una controversia no prevista en el acuerdo de arbitraje


o contiene decisiones que exceden los términos del acuerdo de arbitraje.
No obstante, si las disposiciones del laudo que se refieren a las cuestiones
sometidas al arbitraje pueden separarse de las que no lo están, se podrá
dar reconocimiento y ejecución a las primeras;

d) La composición del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se


ajustaron al acuerdo celebrado entre las partes o, en defecto de tal
acuerdo, que no se ajustaron a la ley del país donde se efectuó el arbitraje;
o

e) El laudo no sea aún obligatorio para las partes o hubiere sido anulado o
suspendido por el juez del país en que, o conforme a cuyo derecho, hubiere
sido dictado ese laudo.

II. También podrá denegarse la ejecución del laudo cuando el juez


compruebe que, el objeto de la controversia no es susceptible de

45
arbitraje; o que el reconocimiento o la ejecución del laudo son contrarios
al orden público.

La parte que se considere afectada por el auto que ordene la ejecución del
laudo, podrá interponer demanda de amparo indirecto en contra de tal resolución.

Por lo que es aplicable la siguiente jurisprudencia:

Datos de localización: 913207. 265. Tercera Sala. Octava Época. Apéndice 2000.
Tomo IV, Civil, Jurisprudencia SCJN, Pág. 223.

LAUDO ARBITRAL, ACUERDOS DE HOMOLOGACIÓN Y EJECUCIÓN DEL.


PROCEDE EN SU CONTRA EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO, EN
TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 114, FRACCIÓN III, DE LA LEY DE AMPARO, Y
NO EL DIRECTO A QUE ALUDE EL 158 DEL MISMO ORDENAMIENTO.-
Cuando se reclama en juicio de garantías un laudo arbitral homologado a los
acuerdos tendientes a declararlo, así como los actos de ejecución con relación al
mismo, el procedente es el juicio de amparo indirecto ante los Jueces Federales,
atento lo que al respecto dispone el artículo 114, fracción III, segundo párrafo, de
la Ley de Amparo, ya que por la complejidad de los mismos actos que se
impugnan no se está en el caso de la sola sentencia definitiva que constituye el
laudo arbitral homologado, para reclamarlo en amparo directo, conforme al
señalamiento del artículo 158 del mismo cuerpo legal.

Contra la resolución que niegue la ejecución del laudo, también se puede


interponer demanda de amparo indirecto.

46
Datos de localización: 170496. 1a./J. 146/2007. Primera Sala. Novena Época.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXVII, Enero de 2008,
Pág. 268.

LAUDO ARBITRAL. CONTRA LA INTERLOCUTORIA QUE DECLARA SU


NULIDAD PROCEDE EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. La resolución que
declara la nulidad del laudo arbitral no constituye una sentencia definitiva para los
efectos de la procedencia del amparo directo ya que no ha sido homologada, sino
que en todo caso, se trata de la última resolución dictada en un procedimiento
incidental ventilado ante una autoridad jurisdiccional, lo cual se equipara a las
hipótesis previstas en la fracción III del artículo 114 de la Ley de Amparo. En esas
condiciones, si el laudo arbitral constituye la culminación de un procedimiento
seguido en forma de juicio, la resolución dictada en el incidente de nulidad relativo
debe considerarse como un acto ejecutado fuera de juicio y, por tanto, la
resolución recaída a dicho incidente, por equiparación, constituye la última
resolución dictada en el procedimiento arbitral que culminó con una etapa
jurisdiccional en la que se pretende la homologación o la nulidad del laudo. Por
todo lo anterior, se actualiza el supuesto de procedencia del amparo indirecto
previsto en el mencionado artículo 114, fracción III. Contradicción de tesis
78/2007-PS. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Sexto Circuito, Tribunales Colegiados Segundo y Sexto, ambos en
Materia Civil del Primer Circuito y Tribunales Colegiados Tercero y Décimo
Tercero, ambos en Materia Civil del Primer Circuito. 19 de septiembre de 2007.
Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Sergio A.
Valls Hernández. Secretario: Joaquín Cisneros Sánchez. Tesis de jurisprudencia
146/2007. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha
diez de octubre de dos mil siete.

Por último, conviene recordar, en relación con la ejecución de los laudos


extranjeros, que el gobierno de México suscribió la Convención sobre

47
Reconocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958 y la
Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y
Laudos Arbitrales Extranjeros, de 1969.

48
CONCLUSIÓN

Como lo estudiamos a lo largo del presente trabajo de investigación el


juicio arbitral previsto en el artículo 452 del Código de Procedimientos Civiles para
el Estado, es un medio de solución al conflicto, sin tener que acudir a los órganos
jurisdiccionales.

Sin embargo para su ejecución si es necesario acudir al juez competente,


toda vez que el árbitro es un particular, y por lo tanto no está dotado de
coercibilidad, facultad exclusiva de los órganos jurisdiccionales.

Uno de los problemas con los que nos enfrentamos en para poder llevar a
cabo el juicio arbitral es que en el Código Procesal Civil no se encuentran
establecidos los requisitos para ser árbitro, ya que únicamente señala:

“El compromiso designará el negocio o negocios que se sujeten a juicio


arbitral y el nombre de los árbitros. Si falta el primer elemento, el compromiso es
nulo de pleno derecho sin necesidad de previa declaración judicial.

Cuando las partes no hayan designado los árbitros se entienden que se


reservan para hacerlo con intervención judicial, como se previene en los medios
preparatorios.”

Por lo que el que no se especifiquen los requisitos para ser árbitro


perjudica a las partes en un juicio arbitral, que tendrán que recurrir al órgano
jurisdiccional para que les sea nombrado un árbitro, ya sea que ambas partes se
pongan de acuerdo en la persona que van a designar para que resuelva su
conflicto o bien, que en su rebeldía dicho árbitro sea nombrado por el juez, ya que
hace más tardado el procedimiento, pues uno de los fines principales de
comprometer en árbitro las controversias que se pudieran llegar a suscitar entre
las partes es precisamente, que dicho procedimiento sea más ágil, además que al
no señalar los requisitos para ser árbitro deja en aptitud para que cualquier
persona que incluso sea total desconocedora del derecho pueda resolver una

49
controversia, así también deja abierta la posibilidad de que un extranjero pueda
llegar a ser árbitro, esto en virtud de que el código en comento no prohíbe que los
extranjeros puedan ser árbitros, y tal y como lo establece el principio de derecho
que reza: “Todo lo que no está prohibido está permitido”, y siendo la
administración de justicia una facultad exclusiva del Estado, es necesario que se
adicione al Título Octavo del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Veracruz lo referente a los requisitos para ser árbitro.

50
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54
ANEXOS

En este trabajo se utilizarán gráficas para representar la información obtenida de

los juicios arbitrales en el estado de Veracruz.

55

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