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SEMANA 10

En todas las lenguas hay formas distintas de transmitir una información, es decir, en todas las
lenguas hay “variación”. Sin embargo, no todas las formas tienen la misma consideración: a
menudo se piensa que unas son más correctas que otras, más elegantes, etc. En esta situación
cobra importancia el concepto de “norma”.

Veamos los siguientes ejemplos:

Ya he recogido la mesa
Ya recogí la mesa
Ya he recogío la mesa

Creo que perdió el partido


Creo de que perdió el partido

En los tres primeros ejemplos podríamos considerar que las dos primeras frases se adaptan a
la norma. La única diferencia entre el uso de un tiempo verbal u otro tiene que ver con
variedades dialectales (el uso del tiempo “he recogido” solo se usa en algunas zonas de los
países hispanohablantes). En cambio, la tercera frase presenta un uso del tiempo verbal que
no se adapta a lo que dice la norma.
Igual ocurre en los otros dos ejemplos donde el segundo caso es contrario a lo normativo.

DEFINICIÓN

La vida social conlleva normas, reglas en los distintos ámbitos de la convivencia. Del mismo
modo que sabemos que se debe conducir por la derecha o llamar a la puerta antes de entrar,
también debemos conocer la normalización lingüística. Esta normalización la lleva a cabo la
Real Academia junto con otros agentes de normativización.

Podemos definir la norma como el conjunto de preferencias lingüísticas vigentes en una


comunidad de hablantes, adoptadas por consenso implícito ente sus miembros y convertidas
en modelos de buen uso (DPD, XIII).

«La norma, que el Diccionario académico define como el “conjunto de criterios


lingüísticos que regulan el uso considerado recto”, no es algo decidido y
arbitrariamente impuesto desde arriba: lo que las Academias hacen es declarar
norma , en el sentido de regla, siguiendo los modelos de la escritura o del habla
considerados cultos. “En manos del uso —decía ya el poeta latino Horacio— se halla
el juicio, el derecho y la norma de hablar”≫.

Real Academia Española (2005): ≪Presentacion≫


Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Espasa Calpe.

La norma impone un modelo de lengua que, por alguna razón, se considera preferible a otros
modelos posibles. Dicho con otras palabras, especifica lo que está bien y lo que esta mal; pero
también nos ayuda a distinguir lo que es elegante de lo que no es, lo que es vulgar y lo que es
culto; en definitiva, lo que es preferible o desaconsejable en distintas situaciones de
comunicación. No todos los hablantes cumplen con las reglas, ni siquiera los que han recibido
muy buena instrucción gramatical y conocen las reglas. A su vez, existen “modelos” del uso de
la lengua; estos modelos son denominados “estándares” o “variedades estándares”.
Dentro de las características de la norma lingüística podemos señalar:
- Se basa en apreciaciones subjetivas respaldadas por razones de distinta índole:
históricas, sociales, económicas, culturales, etc.
- Surgen de cierto acuerdo entre las personas, es decir, es convencional.
- Es arbitraria: A veces se fija por tradición literaria, otra por sentido lingüístico, por el
nivel del análisis lingüístico,...
- Es un fenómeno más social que lingüístico.
- Está sujeta continuamente a cambios.

«Indudablemente, la corrección y la estandarización lingüísticas no son características


intrínsecas de las lenguas, sino impuestas por la sociedad (Romaine 1988), pero, no
por ello se debe olvidar que la lengua es, ante todo, un hecho social, que, al igual que
el resto de comportamientos culturales, no escapa a los juicios de valor de la
comunidad».
Amoros Negre, Carla (2008): Norma y estandarización.
Salamanca: Luso-Espanola de Ediciones [24]

1.1.1. LA IDEOLOGÍA DE LA ESTANDARIZACIÓN

La estandarización se basa en la conjunción de fuerzas centrípetas y fuerzas centrífugas donde


el objetivo de la norma y su postura ideológica sería de defensa y conservación de las lenguas.
Las dos ideas más recurrentes son:

- Preservación de la decadencia: La lengua ha alcanzado un desarrollo suficiente y un


notable esplendor cultural, y a partir de ahí solo cabe esperar el declive. Por ello hay
que describir adecuadamente ese estadio de plenitud de la lengua y procurar que se
siga practicando así en lo sucesivo. Variante de esta idea es la de que la lengua está
amenazada por otras más poderosas, como el inglés y es necesario estandarizarlas
para que no se pierdan.
- Prevención de la fragmentación: Es la justificación preferida en nuestros días. La
lengua, al estar extendida por diversos territorios y comunidades, al ser hablada por
grupos sociales muy diversos, etc. corre el peligro de fragmentarse y de que lleguemos
a no entendernos, como ocurrió por ejemplo en la Edad Media con el latín, que se
dividió en las distintas lenguas romances (portugués, español, gallego, catalán, francés,
italiano, rumano, etc.). Por ello es necesario frenar esa tendencia, proponiendo un
modelo general de la lengua al que se sujeten los hablantes.

Dentro del posicionamiento ideológico, la Rae y otros agentes de normativización suelen


afirmar que tienen una postura intermedia ya que aceptan los cambios útiles y necesarios para
la comunicación como puede ser la inclusión de ciertos extranjerismos en el diccionario debido
a la extensión de su uso. Sin embargo, la realidad es que representan más bien el bando
conservador en el dinamismo socio-histórico del lenguaje.
En el otro bando estarían los medios de comunicación, las personas públicas como periodistas,
deportistas, etc. caracterizados por su adopción indiscriminada de neologismos y su escasa
preocupación por la corrección gramatical.
Al final, podemos concluir que la lengua evoluciona gracias al choque entre ambas facciones.

Pero, ¿hay una norma o varias normas? Por encima de las diferencias nacionales o regionales
existe, con mucha vitalidad, un español estandarizado, resultado de la convergencia lingüística
panhispánica que vincula toda la geografía hispanohablante.
La cohesión lingüística también es compatible con el hecho de que la valoración social de
algunas construcciones pueda no coincidir en áreas lingüísticas diferentes. Existe una
pluralidad de normas en español, y por lo tanto, se consideran plenamente legítimos los
diferentes usos de las regiones lingüísticas, con la única condición de que estén generalizados
entre los hablantes cultos de su área y no supongan una ruptura del sistema en su conjunto;
esto es, que ponga en peligro su unidad. Con esto se consigue un carácter policéntrico de la
norma: hay unidad en la diversidad.

Ahora, ¿cómo se actúa ante el policentrismo normativo?, es decir, ¿cómo configuramos el


español estándar? Para empezar, no es posible presentar el español de un país o de una
comunidad como modelo panhispánico de lengua. Tiene más sentido describir
pormenorizadamente las numerosas estructuras que son compartidas por la mayoría de los
hispanohablantes, precisando su forma, su significado y su estimación social, y mostrar
separadas las opciones particulares que puedan proceder de alguna variante, sea del español
americano o del español europeo. Obrar de este modo no solo no pone en peligro la unidad
del español, sino que contribuye más bien a fortalecerla, y ayuda a comprender su distribución
geográfica de forma más cabal (NGLE, XLII).

Se podría decir del español estándar que (DPD: XIV):


“Es la expresión culta formal la que constituye el español estándar, la lengua que todos
empleamos o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de expresarnos con
corrección; la lengua que se enseña en las escuelas; la que, con mayor o menor acierto,
utilizamos al hablar en público o emplean los medios de comunicación; la lengua de los
ensayos y de los libros científicos y técnicos. Es, en definitiva, la que configura la norma, el
código compartido que hace posible que hispanohablantes de muy distintas procedencias se
entiendan sin dificultad y se reconozcan miembros de una misma comunidad lingüística”.

Es decir, la base de la norma del español da lugar al español estándar culto, que se caracteriza
por ser una variedad compartida por todos los hispanohablantes, por permanecer inmune a las
modas efímeras en el uso lingüístico y porque sigue, principalmente, las normas y directrices
de la RAE y de las Academias americanas, así como el uso de los escritores e intelectuales
prestigiosos.

ORTOGRAFÍA DE LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN

Los signos de puntuación nos ayudan a delimitar las frases y los párrafos, a establecer
jerarquías entre las proposiciones para estructurar el texto y para eliminar ambigüedades.
La puntuación varía según el estilo de escritura; sin embargo, las diferencias de estilo no
eximen de cumplir ciertas normas mínimas y de evitar errores que generalmente se consideran
inaceptables. De ahí la importancia de conocer y aplicar las normas básicas de la puntuación.

Los signos de puntuación pueden ser de dos tipos:

- Simples: Son aquellos que van pegados al elemento que va delante de ellos y que están
separados por el elemento que les sigue. Constan de un solo signo. Son: punto, coma, punto y
coma, dos puntos y puntos suspensivos

- Dobles: Van pegados al elemento que les precede y al que le sigue. Constan de dos signos,
uno de apertura y uno de cierre. Son: signos de interrogación, signos de exclamación,
corchetes y paréntesis.

EL PUNTO (.)
Lo utilizamos para cerrar un enunciado. Puede ser de tres tipos:

- Punto y seguido: Separa dos enunciados en un mismo párrafo.


- Punto y aparte: Señala el final del un párrafo.
- Punto final: Indica el final de un escrito o marca una división importante de un texto.

NUNCA usaremos punto en las siguientes situaciones:

- Títulos y subtítulos.
- Cabeceras de tablas, gráficos, etc.
- Nombres de autor que aparecen solos en una línea
- Direcciones electrónicas
- Índices
- Eslóganes publicitarios
- Pies de imágenes descriptivas (etiquetas).

LA COMA (,)

Sirve para delimitar unidades del discurso menores que el enunciado (oraciones, sintagmas,
palabras, etc.)

Consta de dos usos:

- Opcional: La usamos en este caso para aportar matices expresivos o contribuir a la claridad
del texto. Este tipo de uso no altera el sentido de la frase.

- Obligatoria: Este tipo de coma cambia las relaciones sintácticas de los elementos en juego y
eso hace que cambie el sentido de la frase. Dentro de los usos obligatorios los que más nos
interesan son:

- Acotar incisos: Si ponemos el inciso al principio, la coma iría después. Si el inciso está
en medio de la frase iría enmarcado con dos comas.
Ejemplo:
Como le he dicho, mi amigo es de Colombia
Mi amigo, como le he dicho, es de Colombia

- Para delimitar una construcción absoluta: Son aquellas que no tienen un verbo en
forma nominal pero sí sujeto.
Ejemplo:
Recogidos los paquetes, nos fuimos

- Para separar una interjección.


Ejemplo:
Venga, no sea molesto
- Para separar una expresión interrogativa que pide confirmación de lo dicho.
Ejemplo:
Es broma, ¿no?

- Para separar un vocativo.


Ejemplo:
Juan, el chico que vive en el tercero.
- Para indicar que un complemento afecta a toda la oración.
Ejemplo:
Con respecto a lo que dijo ayer, creo que estaba equivocado.

- Para separar el lugar de la fecha


Ejemplo:
Ambato, 3 de octubre de 2017

- Tras conectores discursivos.


Ejemplo:
No pienso hacerlo. Es decir/o sea, por mi no se moleste.

- Ante oraciones coordinadas adversativas introducidas por pero, aunque, sino (que),
mas.
Ejemplo:
Puede hacerlo si quiere, pero luego no diga que no se lo advertí.

- Ante oraciones causales lógicas o explicativas. Este tipo de frases no representa la


causa real de que se produzca un suceso sino lo que yo deduzco como hablante.
Ejemplo:
Ha llovido, porque está el suelo mojado (deducción del hablante: con coma)
El suelo está mojado porque ha llovido (causa real: sin coma)

- En la estructura no solo...., sino también


Ejemplo:
No solo ha traído una torta, sino que ha preparado unas bebidas

Nunca debemos poner coma en los siguientes casos:

- Entre el sujeto y el predicado. Ejemplo: *Los alumnos que no hayan entregado el trabajo, no
pasarán la asignatura.

- Tras fórmulas de saludo en cartas o documentos ya que es un anglicismo. Ejemplo: *Estimado


vicedecano, me dirijo a usted en relación a...

EL PUNTO Y COMA (;)

Delimita unidades del discurso menores que un enunciado. Señala una pausa mayor que la de
la coma pero menor que la del punto.
El punto y coma es, de todos los signos de puntuación, el que presenta un mayor grado de
subjetividad en su empleo, pues, en muchos casos, es posible optar, en su lugar, por otro signo
de puntuación, como el punto y seguido, los dos puntos o la coma; pero esto no significa que
el punto y coma sea un signo prescindible.

Usos:
- Para separar oraciones yuxtapuestas o coordinadas. Ejemplo: No sé dónde estamos; tampoco
sé cómo saldremos.

- Después de conectores discursivos, cuando vinculan períodos que ya tienen comas en su


interior. Ejemplo: Estaba muy enferma, casi crítica; por eso, avisaron a la familia.
- Para separar los elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas
que incluyen comas. Ejemplo: Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la
izquierda; el segundo, por la derecha; el tercero, de frente.

LOS DOS PUNTOS (:)

Detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue, que siempre está en estrecha
relación con el texto precedente. Se escriben pegados a la palabra o el signo que los antecede,
y separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue.

Normalmente usamos minúscula tras los dos puntos a no ser que detrás comience una unidad
con sentido independiente. Como consejo, debemos evitar el uso repetido de dos puntos en el
mismo enunciado.

Usos:

- Preceden a una enumeración de carácter explicativo. Ejemplo: Ayer me compré dos libros:
uno de Cervantes y otro de Paul Auster.

- Cuando, por interés, se anticipan los elementos de la enumeración, los dos puntos sirven
para cerrarla y dar paso al concepto que los engloba. Ejemplo: Natural, sana y equilibrada: así
debe ser una buena alimentación.

- Preceden a la reproducción de citas o palabras textuales, que deben escribirse entre comillas
e iniciarse con mayúscula. Ejemplo: Ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias”.

- Se emplean tras las fórmulas de saludo en el encabezamiento de cartas y documentos. En


este caso, la palabra que sigue a los dos puntos, y que inicia el cuerpo de la carta, se escribe
con inicial mayúscula y en renglón aparte. Ejemplo:
Estimado Juan Carlos:
Le escribo esta carta porque...

- Sirven para separar una ejemplificación del resto de la oración. Ejemplo: De vez en cuando
tiene algunos comportamientos inexplicables: hoy ha venido a la oficina en zapatillas.

- En textos jurídicos y administrativos, como decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados


o instancias, se colocan después del verbo que presenta el objetivo fundamental del
documento y que va escrito con todas sus letras en mayúscula. La primera palabra que sigue a
dicho verbo se escribe con inicial mayúscula y en párrafo aparte. Ejemplo:
CERTIFICA:
Que D. José Álvarez García ha seguido con aprovechamiento el Curso...

LOS SIGNOS DE INTERROGACIÓN (¿?) Y EXCLAMACIÓN (¡!)

Son signos dobles. En cuanto a su ortografía, van pegados a la primera y a la última palabra del
periodo que enmarcan y se separan con un espacio de las palabras que los preceden y que les
siguen. Si lo que sigue es otro signo de puntuación, va pegado a ellos.

Se abren donde comienza la interrogación y la exclamación. no antes. En enunciado va en


mayúscula si antes tenemos un punto y estamos ante el inicio de otra oración, si no, van en
minúscula.
Pautas:

- Los vocativos se excluyen de la interrogación o exclamación si van al principio del enunciado.


Si van al final, se excluyen.
Ejemplos:
María, ¿vienes?
¿Vienes, María?

- Los enunciados que piden confirmación van entre interrogaciones, mientras que los que se
refieren a la confirmación, no.
Ejemplos:
Son las 7, ¿no?
Son las 7, sí

- Las estructuras con valor introductorio quedan fuera de los signos de interrogación.
Ejemplo:
En cuanto a Juan, ¿se casa o no?

Detalles especiales en cuanto a la ortografía:

- El punto de estos signos es igual a un punto normal por lo que no es necesario poner un
punto detrás de estos signos. La frase que le sigue irá en mayúscula. Si no queremos que la
frase siguiente vaya en mayúscula, tendremos que poner una coma detrás del signo de
interrogación o exclamación.
Ejemplo:
¿Sabes algo de Mónica? No la he visto desde el lunes.
¿Cómo te llamas?, ¿eres de aquí?

- Hay que evitar meter un signo dentro de una oración que ya contenga otro, de tal manera,
que abra con uno y cierre con dos. Se puede hacer pero no está recomendado su uso.
Ejemplo:
¡Pero Julia, ¿dónde vas con eso?!

- No se puede poner oraciones separadas por punto dentro de los signos de interrogación o
exclamación.
Ejemplo:
*¿Qué haces. Vienes o no?

- Las oraciones independientes exclamativas o interrogativas van en mayúscula.


Ejemplo:
¿Vienes? ¿Vas? ¿Qué haces?

- Si son varias preguntas o exclamaciones seguidas como parte de un enunciado o de una


enumeración van entre comas y en minúscula.
Ejemplo:
No paraba de hacer preguntas: ¿de dónde eres?, ¿qué haces aquí?, ¿cómo te llamas?

- Cuando la exclamación se compone de elementos breves repetidos, los signos de


exclamación comprenden todo el enunciado.
Ejemplo:
¡Ja, ja, ja, ja!
- En las frases que son exclamativas e interrogativas a la vez es mejor usar esta estructura:
¿¡__________!?

- El uso de signos de interrogación o exclamaciones triples (¿¿¿???, ¡¡¡!!!) está desaconsejado.

USO DE NEGRITA, CURSIVA O COMILLAS

NEGRITA

Su uso depende de la interpretación que el autor o editor le atribuyan aunque en general suele
servir para destacar o para resaltar algo.
Su uso, en general, debe ser moderado.
Usos más comunes:

- Destacar títulos, subtítulos, titulillos de párrafos, etc.


- En páginas web, publicaciones y libros didácticos sirve para resaltar personajes u otras
palabras o sintagmas.
- También se usa en los diccionarios para resaltar los distintos términos o también, a veces, en
los nombres de las bibliografías aunque este último uso contraviene la norma general.
- A veces, también se usa para poner el número de páginas de un índice. En este caso indica
que el tema encabeza el capítulo.

CURSIVA

También llamada itálica o bastardilla. Surge para imitar la escritura manual.


Usos más comunes:
- Títulos de libros. Si un título de un libro forma parte de otro, puede resaltarse o no. Si se
menciona la propia obra dentro de un libro, la cursiva suele sustituirse por versalitas. Ejemplo:
El Quijote ha sido una de las obras más importantes de la literatura española.
- Seudónimos o alias que van después de un nombre. Esta norma no se aplica a los
sobrenombres de los reyes. Ejemplo: Juan, el gato, Isabel la Católica.
- Nombres latinos o latinizados de animales, plantas o virus. En definitiva, todos los nombres
científicos. En estos casos, la primera palabra se escribe en mayúscula. Ejemplo: La encina,
Quercus ilex, es un árbol de la familia de las fagáceas.
- En nombres de otras lenguas. Ejemplo: Fuimos al pub de la esquina a tomar una cerveza.
Mejor que pagues con cash.
- Para llamar la atención sobre alguna palabra o sintagma. Ejemplo: El sintagma nominal se
define como la palabra o grupo de palabras que constituyen una unidad sintáctica y que
cumplen una función determinada con respecto a otras palabras de la oración
- Denominaciones que siguen al nombre de un fenómeno. Ejemplo: El huracán Gloria.
- Palabras tras cuya mención sigue su definición, significado o nota aclaratoria. Ejemplo: Febeo
es un adjetivo que se usa en poesía para aludir al dios Febo, el dios de la luz o del sol en la
antigua Grecia.
- Ejemplos en obras lexicográficas, enciclopédicas y didácticas.
- Locuciones latinas o de otros idiomas. Ejemplo: Grosso modo, de facto, de iure,...
- Palabras mal escritas, jergas o dialectalismos. Ejemplo: Almuhada está mal dicho, igual que
almóndigas.

En cuanto al uso de cursiva con los signos de puntuación, nos cabe la duda de si los signos de
puntuación van en cursiva y siguen la misma grafía que la palabra con la que van o no. En
principio, la norma dice que sí deberían ir en cursiva pero en algunos manuales de estilo
veremos que esta norma no se sigue.
Cuando tengamos una palabra en cursiva que acompaña a signos de interrogación o
exclamación, éstos irán en cursiva si solo hay una palabra y esta va en cursiva, pero si hay
palabras en cursiva y en redonda no los pondremos en cursiva.

COMILLAS

Hay tres tipos de comillas:

- Angulares, españolas o latinas: «»


- Inglesas: “”
- Simples: ''

Las comillas siempre van pegadas a la palabra de inicio y de fin del enunciado que enmarcan y
van separadas de un espacio del resto del enunciado.

Usos más comunes:

- Para delimitar discursos


- Citas textuales o ejemplos de un escrito. Ejemplo: Como podemos constatar en las
investigaciones de Foucault (2001), la noción de locura forma parte integral de la
razón, dado que “no existe civilización sin locura” (p. 45).
- Cuando hay una frase en estilo directo en el mismo párrafo. Ejemplo: Y entonces, se
levantó de la silla y me dijo de forma muy grosera: “Si sales de esta casa, no vuelvas
nunca más”.
- Pensamientos en estilo directo. Ejemplo: La vida no paraba de dar vueltas a mi
alrededor y yo seguía sin control. A veces me detenía y pensaba: “chica, tienes que
salir de aquí” pero eran demasiadas cosas las que me ataban a este lugar.

- También se usa con títulos de conferencias, discursos, ponencias,...


- En partes dependientes de un libro (capítulos, apartados,...)
- Títulos de leyes (a veces también en cursiva), programas, planes, asignaturas, cursos, etc.
- Para marcar alguna peculiaridad como el uso de la ironía o algún matiz concreto.
- Cuando una palabra se comenta desde el punto de vista lingüístico. Ejemplo: “gato” es
masculino singular.
- Con los apodos que van entre el nombre y el apellido, aunque también se puede poner en
cursiva. Ejemplo: Jorge Luis, “el gato”, Pérez.

Comillas y signos de puntuación:

- Punto, coma, punto y coma y dos puntos van siempre detrás de las comillas.
- Los signos de interrogación y exclamación van dentro de las comillas cuando solo afectan al
enunciado entrecomillado. Si no, van fuera. Ejemplo: Me dijo: “¿vas a venir el lunes a
trabajar?”. ¿Vas a ir con ese “caballero” al cine?
- Las llamadas a notas o superíndices van fuera del entrecomillado si se refieren a todo el
enunciado y dentro si solo se refieren a una palabra. En inglés en cambio, van siempre fuera.

Tipos de comillas: jerarquía


Según la norma se prefiere el uso de las comillas españolas («»). Las comillas inglesas las
usaríamos para entrecomillar algo que ya está entrecomillado. Ejemplo: Me dijo: «como vayas
con ese “caballero” no vuelves a entrar en esta casa». Si aún así necesitáramos entrecomillar
algo más, usaríamos las simples.
Las comillas simples se suelen utilizar en usos metalingüísticos o cuando una palabra es la
definición de otra. Ejemplo:
En la frase «María es guapa», 'guapa' es un adjetivo
No es lo mismo consuma de 'consumir' que consuma de 'consumar'.

Hay algunos casos en los que NUNCA se usan comillas o cursivas:

- Nombres oficiales de sociedades, instituciones, firmas comerciales, establecimientos, etc.


- Títulos de obras normativas que enuncian su propio contenido (Código Civil), libros sagrados
o nombres de colecciones.
- Nombres de personajes históricos o de ficción.
- Nombres de tribus, etnias o razas de animales.

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