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Cultura ciudadana: necesaria pero ignorada

Tenemos miles de hechos evidentes que se presentan en nuestras vidas, que están tan
arraigados a nosotros de tal manera que la mayoría del tiempo no somos conscientes de eso,
como respirar, una acción tan natural que no notamos las inhalaciones y exhalaciones. Así
mismo sucede con el hombre como ciudadano. No tenemos siempre presente que somos
ciudadanos, estamos siempre en el afán del día, pensando en mil cosas a la par que
caminamos hacia algún lado o realizando las tareas cotidianas de cada uno, incluso cuando
tenemos nuestras horas de ocio, nuestro papel como ciudadano no es algo presente en
nuestras mentes. La cuestión radica en que no por ser algo casi completamente ausente en
nuestra consciencia nos podamos librar de lo que conlleva.

En una metrópoli como es Cali, la capital mundial de la salsa y una de las principales
ciudades del país, debería verse el ejemplo de comportamiento, de cultura ciudadana por
parte de los habitantes, pues en la gran ciudad siempre hay más desarrollo; lamentablemente
para quienes vivimos en el apuro de la urbe caleña nos damos cuenta de que la realidad es
todo lo contrario. Y solo basta con tratar de tomar un bus a las seis de la mañana en alguna
estacion, las personas no respetan las filas, se atumultan en la zona de embarque y, cuando
por fin la ruta aparece, intentan meterse todos a la vez, como estampida de búfalos, sin
siquiera tener la decencia y la paciencia de esperar a que que bajen quienes ya venían en el
bus. Podríamos mencionar miles de ejemplos más; las motos con problemas de identidad que
andan por los andenes, las personas que no son capaces de guardar la basura en el bolsillo
hasta encontrar una caneca y la tiran en la calle, los carros a los que les es ​imposible detenerse
en una cebra para dejar cruzar a los peatones o, volviendo al transporte público, quienes no
son capaces de ceder un asiento a alguien que lo necesita, ni siquiera cuando son los asiento
azules a sabiendas de que estos son preferenciales. Tenemos un problema y es más que
evidente.

A pesar de todo podemos cometer el descaro de quejarnos de los demás, porque todos hemos
pecado de ciudadanos incultos, pensando que si todo el mundo lo hace nosotros no debemos
ser la excepción y nos justificamos defendiendonos en esto cuando no deberia ser asi. Como
humanos somos vulnerables al pensamiento popular o el "si todos lo hacen yo también", pero
como seres con uso de razón deberíamos saber distinguir las acciones positiva de las
negativas, porque, quizás, no seremos muchos los que hagamos la fila para el bus o los que
guardemos la basura en el bolsillo, pero siempre habrá alguien que nos esté mirando y quiera
seguir nuestro ejemplo y de uno en uno podemos ser un millón. Tal y como esa frase que se
escuchaba en la temporada electoral, a la que todo el mundo le tenía tirria “El cambio está en
uno”, nos quejamos de la ciudad pero no hacemos nada por ella, no nos ponemos en la tarea
de querer que Cali prospere, que sea la ciudad agradable y acogedora en la que queremos
vivir.

Mejorar nosotros es también hacer que nuestra ciudad mejore porque “ En una ciudad donde
hay cultura ciudadana los protagonistas son los ciudadanos.” (El Espectador, 2017). Por eso
no perdamos la conciencia de que lo que innegablemente somos y que como ciudadanos
necesitamos cultura.

Jhonatan Gil
Nicolas Cortes
Danny Bonilla
Ana Maria Campos

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