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CAPITULO 1:

DOS CORRIENTES DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO LINGÜÍSTICO

o Planteamiento del problema de la realidad dada del lenguaje


La tarea de aislar el objeto real de la filosofía del lenguaje no es nada fácil. Con cualquier
intento de delimitar el objeto de investigación, de reducirlo a un determinado visible y
compacto conjunto material y objetual, se pierde la propia esencia del objeto estudiado, su
naturaleza signica e ideológica. Por ejemplo, si tomamos como objeto específico del
lenguaje sólo el sonido como fenómeno acústico estaríamos en el ámbito de la física. Si
agregamos el proceso fisiológico de la producción del sonido y el proceso de su percepción
acústica estaríamos en la esfera de la psicofisiología. En cambio si nos abocamos a la
vivencia del hablante con el oyente estaríamos en el área de la psicología. Pero aun no
aparece el lenguaje como objeto especifico. Estas tres esferas (física, fisiológica y
psicológica) no están unidas por ninguna ley que las convierta en un fenómeno del
lenguaje. ¿Qué habría que añadir? Este conjunto habría que incluirlo en la esfera global de
la comunicación social organizada. Para observar un fenómeno del lenguaje, es necesario
situar al hablante y al oyente del sonido, así como al sonido mismo, en una atmósfera
social. Es indispensable que el emisor y el receptor pertenezcan a un mismo colectivo
lingüístico y a una sociedad organizada de un modo determinado. Además, es necesario que
los dos individuos se reúnan en una situación social concreta, es decir, sobre algún terreno
determinado.
Así, la unidad del medio verbal y la unidad del acontecimiento social inmediato de la
comunicación son condiciones indispensables para que el conjunto físico-psico-fisiológico
pueda vincularse al lenguaje, y llegar a generar un hecho discursivo.
No obstante, esta situación en vez de delimitar el objeto de investigación, amplifica y
complica el problema.
En la filosofía del lenguaje y en las áreas metodológicas correspondientes de la lingüística
general se distinguen dos corrientes principales, que pretenden dar una solución al
problema de la separación y delimitación del lenguaje como objeto de un estudio
específico. Estas corrientes son: el subjetivismo individualista de Chosmky y el objetivismo
abstracto de Saussure.

Para el “subjetivismo individualista” perteneciente a Chosmky, el enfoque general de la


lengua se reduce a los siguientes postulados:
1- El lenguaje es actividad, es un continuo proceso constructivo de creación
(energeia) realizado en los actos discursivos individuales. Analiza el acto individual
y creativo del discurso como el fundamento del lenguaje.
2- Las leyes de la creación lingüística son leyes individuales y psicológicas. La psique
individual es el origen del lenguaje y las leyes de la evolución lingüística son
psicológicas.
3- La creatividad lingüística es una actividad consciente análoga a la artística. La
lengua es análoga a otros fenómenos ideológicos, en especial al arte (actividad
estética).
4- El lenguaje como producto hecho (ergon), como sistema estable de una lengua
(vocabulario, gramática, fonética), es una especie de sedimento muerto, una lava

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petrificada de la creación lingüística, construido en abstracto por la lingüística con
los fines de enseñanza práctica de una lengua como un instrumento hecho.
Para esta corriente, la lengua es un eterno flujo de actos discursivos, en el que nada
permanece estable, ni idéntico a si mismo.
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o Fundadores y Representantes de la primera corriente del pensamiento filosófico
(el subjetivismo idealista)
Los exponentes y representantes más importantes de esta corriente fueron: Potebniá.
(lingüística rusa), Steinthal, Wundt, Croce y Vossler. Pero, el representante más grande de
todos fue Wilhelm Humbolt.
Los fundamentos del “subjetivismo individualista” se reducen en el psicologismo empirista
de Wundt y de sus seguidores. Sus razonamientos se resumen en la idea de que todos los
hechos de la lengua se prestan para ser explicados desde el punto de vista de la psicología
individual basada en el voluntarismo. Todas sus explicaciones de los hechos de la lengua,
del mito, de la religión, se reducen a interpretaciones puramente psicológicas. No conocía
la realidad sociológica propia de todo signo ideológico, el que no se reduce a ninguna ley
psicológico-individual.
Actualmente esta corriente de la psicología del lenguaje volvió a lograr un intenso
florecimiento y amplitud en la comprensión de sus objetivos con la escuela de Vossler. Esta
escuela ante todo se define por un rechazo del positivismo lingüístico, el que no ve más allá
de la forma lingüística (predominantemente la forma fonética) y del acto psicofisiologico
elemental de su generación.
Para Vossler el motor principal de la creatividad lingüística es el gusto lingüístico, que es
una especie de gusto artístico, es aquella verdad lingüística gracias a la cual la lengua vive,
y la que el lingüista debe descubrir en todo fenómeno de la lengua, para que dicho
fenómeno sea comprendido y explicado. De modo que todos los factores que determinan
algún fenómeno lingüístico (físicos, políticos, económicos, etc.) no tienen para un lingüista
una importancia directa, solo le importa el sentido artístico de un fenómeno lingüístico
dado. Esta sería la concepción del lenguaje, netamente estética, propuesta por Vossler. Para
él, la realidad principal de la lengua es el acto individual y creativo del discurso. Todo lo
que llega a ser hecho gramatical, antes fue hecho estilístico.

Para el “objetivismo abstracto” de Saussure, el centro organizador de todos los


fenómenos lingüísticos se traslada hacia el sistema de la lengua en cuanto sistema de las
formas fonéticas, gramaticales y léxicas.
Como todo acto creativo individual, todo enunciado es individual e irrepetible, pero en todo
enunciado hay elementos idénticos a los elementos de otros enunciados de un grupo
discursivo dado. Estos elementos idénticos y normativos para todos los enunciados
(elementos fonéticos, gramaticales y léxicos) son los que aseguran la unidad de una lengua
dada y de su comprensión por parte de todos los miembros del colectivo.
Para esta segunda corriente la lengua se le opone al individuo como una norma
inquebrantable e inobjetable, que desde el punto de vista del individuo solo puede ser
asumida por él. El individuo recibe el sistema totalmente hecho del colectivo hablante, y
todo cambio dentro del sistema esta más allá de los límites de su conciencia individual. La
ley que rige desde dentro el sistema lingüístico es inmanente y especifica, irreductible a
cualquier ley ideológica, artística, etc. Esta especifica regularidad lingüística, a diferencia
de una regularidad ideológica no puede ser motivo de una conciencia individual. El

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individuo debe aceptar y asumir todo este sistema tal cual se presente, en su interior no hay
lugar para valoraciones ideológicas diferenciales, como peor, mejor, bello, feo, etc., solo
existe un criterio lingüístico: correcto-incorrecto, referido a la correspondencia de una
forma dada al sistema normativo de la lengua.
Así, entre el aspecto fonético de una palabra y su significación no existe ningún vínculo
natural, como tampoco existe correspondencia artística alguna.
Si la lengua como sistema de formas es independiente de cualquier acción de un individuo,
ella es, por consiguiente, el producto de una creatividad colectiva; y como toda institución
social es normativa para cada individuo aislado. Sin embargo, el sistema de la lengua va
cambiando y formándose en el proceso de la generación histórica de un colectivo hablante
dado. La identidad normativa del fonema que hemos establecido es diferente para las
diversas épocas de desarrollo de una lengua determinada. En resumen, la lengua tiene su
historia.
La lógica de la historia de la lengua es la de los errores individuales o de las divergencias y
se verifica fuera de los limites de una ciencia individual. La transición es espontánea, y solo
por lo mismo puede llevarse a cabo. Si al transgresión no se advierte, y por lo mismo no se
corrige, y si existe un motivo que favorezca a que la transgresión determinada se convierta
en un hecho masivo entonces tal transgresión llega a convertirse en una nueva norma
lingüística.
Así, entre la lógica de la lengua como sistema de formas y la lógica de su generación
histórica no hay ninguna relación, no hay nada en común. El presente de una lengua y la
historia de la misma no se comprenden y no son capaces de comprenderse uno a otra.
Las ideas fundamentales de esta corriente son las siguientes:
1- La lengua es un sistema estable e invariable de formas normativamente idénticas,
sistema previamente dado a la conciencia individual e incuestionable para ésta.
2- Las leyes de la lengua son leyes específicamente lingüísticas, que expresan la
relación entre los signos lingüísticos dentro de un sistema cerrado de la lengua.
Son leyes objetivas para toda conciencia subjetiva .: Objetivismo abstracto de
Saussure por los Signos lingüísticos.
3- Las relaciones lingüísticas especificas no tiene nada que ver con los valores
ideológicos (artísticos, cognoscitivos, etc.). Ningún motivo ideológico fundamenta
el fenómeno de la lengua. Entre la palabra y su significado no hay ningún vínculo
natural e inteligible para la conciencia, como tampoco nexo artístico alguno.
4- Los actos individuales de enunciación desde el punto de vista de la lengua
aparecen apenas como refracciones y variaciones casuales, o solo como
distorsiones de las formas normativamente idénticas, pero precisamente estos actos
individuales de enunciación explican la variabilidad histórica de las formas
lingüísticas; en cuanto tal esta variabilidad es irracional y absurda desde el punto
de vista del sistema. Entre el sistema de la lengua y su historia no hay relación ni
motivación común. Son ajenos el uno a la otra.

o Fundadores y Representantes de la segunda corriente filosófica lingüística


(objetivismo abstracto)

Las raíces de esta segunda corriente se encuentran en el racionalismo de los siglos XVII y
XVIII. Pero sus ideas tuvieron su primera expresión bien articulada en la gramática
universal de Leibniz.

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Actualmente, la “escuela de Ginebra” de Ferdinand de Saussure es la exponente mas
destacada del objetivismo abstracto.

Saussure parte de la distinción entre 3 aspectos del lenguaje:


a- Lenguaje como facultad discursiva (langage).
b- Lengua como sistema de formas (langue).
c- Acto discursivo individual: habla (parole).

¿Cuál es la diferencia fundamental entre el lenguaje (langage) y la lengua (langue)?


Para Saussure el lenguaje, tomado en su conjunto, es multiforme y heteróclito (raro,
extraño); se encuentra entre diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico,
pertenece además al dominio individual y al dominio social, no se deja clasificar por
ninguna categoría de los hechos humanos, porque no se sabe como dilucidar su unidad.
En cambio, la lengua es una totalidad en si y un principio de clasificación. En cuanto le
damos el primer lugar entre los hechos del lenguaje, introducimos un orden natural en un
conjunto que no se presta a ninguna otra clasificación.
Es así como, para Saussure el objeto especifico de la lingüística debe ser la lengua (langue),
así lo evidencia la siguiente frase: “hay que colocarse desde el primer momento en el
terreno de la lengua y tomarla como norma de todas las otras manifestaciones del
lenguaje”. Entonces, es necesario tomar como punto de partida la lengua como sistema de
formas normativamente idénticas, y enfocar todos los fenómenos del lenguaje hacia estas
formas estables y autónomas.
Además Saussure, diferencia la lengua (langue) de los actos del habla individual, es decir
de la enunciación (parole). Al hacer esta división, se separa a la vez: 1) lo que es social de
lo que es individual.2) lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental.
La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra
pasivamente, nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella mas que
como la actividad de clasificar.
El habla es, por el contrario, un acto individual de voluntad y de inteligencia, en el cual
conviene distinguir 1) las combinaciones por las cuales el sujeto hablante utiliza el código
de la lengua con miras a expresar su pensamiento personal, 2) el mecanismo psicofísico que
le permita exteriorizar esas combinaciones.
“la lengua se contrapone al habla, como lo social se contrapone a lo individual”. El habla,
entonces, es totalmente individual. El habla, según Saussure, se contrapone tajantemente a
la lengua como sistema sincrónico. En la historia predomina la “enunciación” con su
individualidad y virtualidad, y es por eso que la rige una ley totalmente distinta de la que
rige el sistema de la lengua.
El fenómeno sincrónico nada tiene en común con el diacrónico. La lingüística sincrónica se
ocupara de las relaciones lógicas y psicológicas que unen términos coexistentes y que
forman sistema, tal como aparecen a la conciencia colectiva. La lingüística diacrónica
estudiara por el contrario las relaciones que unen términos no apercibidos por una misma
conciencia colectiva, y que se reemplazan unos a otros sin formar sistema entre ellos.

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