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PANORAMA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

TAREA LEVITICO

CORRADI, MAXIMILIANO

Azazel

El ritual levítico establecía que el sumo sacerdote debía presentar delante de Jehová, en el Día de Expiación,
dos machos cabríos, sobre los cuales echaría suertes: una suerte por Jehová y otra por Azazel. Después que el
sacerdote ponía las manos en la cabeza del macho cabrío por Azazel y confesaba sobre este todos los pecados
del pueblo, el animal era llevado al desierto. La única mención que la Biblia hace de Azazel está en Lv 16.8,
10, 26. (En la época de Cristo, se dejaba caer a este macho cabrío, desde una roca alta, a un precipicio distante
19 km de Jerusalén.) No ha sido posible identificar exactamente a Azazel. Según la etimología del nombre, el
significado principal es "quitar", "conducir hacia un lugar desierto" o el mismo sitio desierto (Lv 16.21, 22).
Hay algunos, sin embargo, para quienes Azazel significa el macho cabrío y otros que lo interpretan como un
demonio o Satanás mismo. En todo caso, la enseñanza de purificar el pueblo, alejando simbólicamente sus
rebeliones para facilitar de ese modo la reconciliación con Dios (Lv 16.10), se cumple satisfactoriamente en
Cristo, de quien Juan el Bautista dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1.29).
esta relaciponado con el DÍA DE EXPIACIÓN.

EL PACTO DE SAL

La costumbre del pacto de sal, la cual pareciera rara e inapropiada a la gente del mundo Occidental, en realidad
es una práctica muy común y sagrada en el Oriente; es una costumbre muy antigua como símbolo o promesa
de fidelidad y constancia. Para los Orientales un pacto de sal no es olvidado ni menospreciado, es una promesa
de que sus compromisos son inviolables. Aun los ladrones en el Oriente honraban este pacto de sal. Este pacto
también es comúnmente utilizado en el mercado Oriental para acordar tratos comerciales en las negociaciones.
En la cultura Oriental, si una persona viniese a su casa a comer con usted una comida que ha sido sazonada con
sal, de ahí en adelante nunca le traicionaría o haría ningún mal. Aún si usted cometiese un crimen y se le pidiera
a la otra persona que testificara en su contra, no podría hacerlo porque ha comido su sal. Quizás la persona
podría venir a usted y persuadirle para que no cometiese tal crimen, pero esa persona preferiría morir antes que
romper el pacto de sal. En realidad la penalidad por quebrantar este pacto es la muerte.

El Libro de Números contiene la primera mención en la Biblia de este pacto de sal.

Números 18:19-21: Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a
Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; bajo pacto de sal
perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de
ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de
Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por
cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.

Tener sal en uno es ser integro y fiel a sus palabras, a sus promesas.

Colosenses 4:5: Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Si uno es y vive como "la sal
de la tierra" y "la luz de este mundo" andará sabiamente para con los de afuera y no va a malgastar su tiempo,
usted hará que el tiempo suyo sea el tiempo de Dios y vivirá para El, eso es andar sabiamente.

Colosenses 4:6: Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como debéis
responder a cada uno. Palabras sazonadas con sal son palabras integras y fidedignas. Saber como responder
o hablar a cada uno, es la respuesta de una persona que verdaderamente es la sal de la tierra y por consiguiente
tiene integridad en sus palabras.

Esta exhortación del Apóstol Pablo, por revelación de Dios, está dirigida a nosotros, el Cuerpo de Cristo.
Nuestras palabras deben ser saladas, siempre sazonadas con sal. Debemos hablar la verdad en amor, debemos
ser honestos, debemos ser íntegros, en nuestras palabras, debemos hacer lo que decimos conforme a la Palabra
de Dios. Nuestros pensamientos y las correspondientes acciones deben estar en armonía con la integridad y la
exactitud de la maravillosa e incomparable Palabra de Dios porque somos la sal de la tierra.

Expiación

Acto por el que se quita el pecado o la contaminación mediante un sacrificio o pago establecido por Dios. En
la RV, la palabra aparece casi doscientas veces. En setenta casos es traducción del verbo hebreo kipper, que
indica expiación propiamente dicha. En casi todas las demás ocasiones se refiere a sacrificios expiatorios. En
el Nuevo Testamento o bien significa sacrificio expiatorio (Heb 2.17). La etimología de kipper es incierta.
Algunos sugieren la palabra aramea que equivale a "borrar", pero es más probable que venga de una raíz que
significa "cubrir". El concepto básico parece ser el de eliminar el obstáculo que impide la bendición de Dios.
Las impurezas ceremoniales o morales hacen necesaria la expiación en el Antiguo Testamento. Los motivos de
expiación ceremonial incluyen el flujo de sangre (Lv 12.6, 7), contaminación por un muerto (Nm 19.9-17) y la
lepra (Lv 14.18, 53). También objetos materiales, como el altar y el tabernáculo (Lv 16.33), podían
contaminarse, y era necesario hacer expiación por ellos. Sin embargo, básicamente la expiación se hace por el
PECADO que contamina tanto al hombre como a las cosas, y del cual la impureza ceremonial es solo una
ilustración. El medio de expiación variaba. Podía muy bien ser una ofrenda en efectivo (Nm 31.50) o incienso,
como cuando Aarón expió la murmuración del pueblo (Nm 16.47). Pero principalmente la expiación se hacía
mediante la muerte de una víctima, y por la sangre como símbolo de su vida derramada (Lv 17.11). A veces el
culpable mismo debía morir (Nm 35.33), pero en la mayoría de los casos se ofrecía un animal como sustituto.
La expiación presenta el pecado como algo que contamina al hombre y que interrumpe su relación con Dios.
Indica que es Dios mismo el que brinda el medio para restablecer la relación rota por el pecado ya que el hombre
no puede hacerlo. Demuestra la justicia de Dios, porque Él demanda un castigo por el pecado. También su
amor, porque Él provee un sustituto para el pecador. Por último, demuestra los beneficios para aquel que acepta
la provisión expiatoria de Dios. Hay limpieza de la contaminación, perdón de la culpa y liberación del castigo
merecido. Las ofrendas expiatorias del Antiguo Testamento no podían en sí quitar el pecado (Heb 10.4), sino
que prefiguraban a Jesucristo, el sacrificio perfecto provisto por Dios mismo (Jn 1.29). Por su muerte expiatoria
(asham, Is 53.10), Él quitó los pecados del mundo y ofreció la base para el PERDÓN y la JUSTIFICACIÓN
del pecador.

Día de expiación

El día santo más solemne de los judíos, que se celebraba el décimo día del séptimo mes. La Biblia especifica
claramente lo que debía hacerse en este día (Lv 16; 23), como también su significación cristiana (Heb 9; 10).
Esta era la única ocasión del año en que al SUMO SACERDOTE se le permitía entrar al LUGAR
SANTÍSIMO. Se quitaba sus vestimentas oficiales y se vestía humildemente de blanco; luego entraba
llevando un incensario de oro y una vasija con incienso. Al poner incienso en los carbones encendidos,
tomados previamente del altar, una nube de humo cubría el PROPICIATORIO del ARCA DEL PACTO. De
la sangre del becerro sacrificado para expiación, el sacerdote tomaba con su dedo y rociaba siete veces el
propiciatorio, para purificar el santuario y expiar los pecados del sacerdocio. Luego, se echaban suertes sobre
dos machos cabríos: uno era sacrificado, y con parte de la sangre entraba el sumo sacerdote nuevamente en el
Lugar Santísimo; repetía la ceremonia del rociamiento y purificaba esta vez al pueblo. Después ponía sus
manos sobre la cabeza del otro macho cabrío, el de AZAZEL, y el animal era llevado lejos, a un lugar
desierto, donde se le perdía. Con esto se simbolizaba la expulsión de los pecados del pueblo. Todo el
ceremonial de este día era un tipo de Cristo y de su obra vicaria, según la interpretación de la Epístola a los
Hebreos. Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ofreció el sacrificio de sí mismo, no por pecados suyos, sino por los
nuestros; no entró en el Lugar Santísimo del templo, sino en el cielo mismo; y su ofrenda propiciatoria no
necesita repetirse cada año, sino que fue perfecta, única y completa.

Holocausto

(enteramente quemada). El SACRIFICIO más antiguo de la Biblia (Gn 4; 8.20; 22.2; Éx 10.25) y uno de los
más importantes en la religión israelita. Después de degollar al animal, se rociaba su sangre sobre el altar. Antes
de prender el fuego, se lavaban los intestinos de la víctima y se acomodaba las partes sobre el altar. En el caso
de las aves, se les quitaban las plumas y el buche y ambas cosas se desechaban, pero lo demás se quemaba por
entero. Se ofrecía holocausto cada mañana y cada tarde, y en ocasiones especiales como después del parto para
la purificación de la mujer (Lv 12.6-8), o para la limpieza de un leproso (Lv 14.10-31), de un hombre o mujer
con flujo (15.15ss) o de un nazareno (Nm 6.10ss).

La aplicación que
encuentro es convertirse uno mismo en un sacrificio agradable a Dios con mis actos, mis
pensamientos, mis circunstancias, mi manera de vivir. Luego de que Cristo viniera a la Tierra
y al ser su discípulo yo mismo me convierto en el sacerdote de los sacrificios espirituales y
personales que le ofrezco a Dios. Entiendo por medio del curso de Panorama de AT, que el
pueblo hebreo tomaba con mucha seriedad su relación con Dios, esto lo veo por ejemplo en
lo que es el “pacto de sal”. Viene a mi el pensamiento de ser más serio y disciplinado con
Dios para ofrecerme de una mejor manera para El, ser una víctima pura, la mejor versión de
mi mismo, así como el animal debía ser el mejor a ser sacrificado, y así obtener de Dios una
relación donde fluya mas y mejor la salud, el perdón, la reconciliación, y el amor. También
me ayuda a entender la seriedad y urgencia de un Dios santo y puro el concepto de “Dia de
expiación”, donde el Sumo Sacerdote podía morir en su encuentro con Dios, si éste era un
hombre inmoral. Es verdad que hoy no vivimos bajo la antigua ley, porque está escritito por
Pablo que ningún hombre podía cumplirla, sin embargo, en la ley y en la Biblia encuentro
para mí la imagen de mi mismo y la calidad de mi relación con un Dios muy grande y poderoso,
que ha sido descrito a lo largo de miles de años por profetas, reyes, hombres y mujeres.

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