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Prostitución por

continentes:
Europa

28 febrero, 2019

Lo primero que me llama la atención al tratar de escribir un artículo sobre la prostitución en

Europa y su legalidad es la falta de rigor en las documentaciones consultadas a través de

prensa y webs. En todas ellas flotan los datos presentándonos la prostitución como algo

inevitable que está aquí desde tiempos inmemoriales y que por lo tanto, al no poder ser
erradicada, es mejor regularla y a poder ser sacar partido de ella a fin de que llene las arcas

de los estados, que están muy enflaquecidas de sustento e imposibles de colmar solo a costa

del contribuyente y del pequeño o mediano empresario. Hay que bucear en las redes, sacar

documentación a partir de la tercera página de Google para que comiencen a salir artículos ya

no tan favorables ni tan descriptivos de las bondades económicas, morales y legislativas que,

se supone, trae consigo la regularización de la prostitución.

Este hecho, nimio por una parte, es un indicador claro y potente que cuantifica lo poco que en

realidad les importa a los gobiernos el sujeto raíz de la prostitución: las mujeres.

Dentro de la multitud de datos, cifras y corrientes políticas, podemos hacer una clasificación

por países o por continentes ya que este tema dista mucho de las corrientes actuales

europeas a, por ejemplo, americanas o asiáticas. El lingüista Jakub Marian ha creado un

mapa europeo que refleja el estado legal de la prostitución en los distintos países.

1. La prostitución es legal y está regulada, incluidos los prostíbulos: Países Bajos,


Alemania, Suiza, Austria, Grecia y Turquía.
2. La prostitución es legal y está regulada, pero no los prostíbulos: Hungría y
Letonia.
3. La prostitución es legal, pero no está regulada y los prostíbulos son ilegales:
Portugal, España, Reino Unido, Bélgica, Italia, Eslovenia, Polonia, República Checa,
Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Chipre y Bulgaria.
4. Prostituirse es legal, pero ser cliente es ilegal: Islandia, Irlanda, Francia, Noruega y
Suecia.

Prostituirse es ilegal, pero ser cliente no está castigado: Rusia, Lituania, Ucrania,

Bielorrusia, Moldavia, Rumanía, Serbia, Macedonia, Albania, Montenegro, Bosnia-

Herzegovina, Kosovo y Croacia.

Se podría decir que pese a estas cinco clasificaciones, las corrientes de legalización se basan

en tres modelos que son los que están creando alrededor de ellos una mayor regularización.

Os los resumo.
1. Modelo holandés

En Holanda la prostitución es legal y está regulada en todos sus parámetros, incluidos

los prostíbulos. En un país caracterizado por su libertad y su espíritu liberador que logró

convirtierse en puntero en la consecución de derechos, nos ocultan el pequeño detalle de que

son, al mismo tiempo, grandes respetuosos de las leyes y del orden público, algo que no se da

en la idiosincrasia de otros muchos países.

Las prostitutas allí han de pagar impuestos, tener seguros de salud privados y están obligadas

a recibir programas de ayudas y orientación si quieren dejar de prostituirse. Pese a eso, en un

estudio realizado en 2014 se constataba que las prostitutas tienen unas condiciones de vida

menos saludables que el resto de habitantes. Cerca del 40% afirma haber sufrido situaciones

de angustia como resultado de su “trabajo”. Alrededor de la mitad de ellas declaran que les

resulta “emocionalmente difícil” y en materia social siguen sintiéndose excluidas y

estigmatizadas, siendo difícil incluso el trámite de abrir una cuenta corriente en un banco (para

quien no lo sepa, en Europa existen países en los que es necesario un contrato de trabajo y

una nómina mensual para acceder a los servicios bancarios).

Este modelo holandés, quizá por la mentalidad y la demografía del país, parece funcionar pero

aún así no han logrado eliminar el abuso ni la explotación de las prostitutas. No ha servido

para que estás mujeres tengan una mejoras evidentes en materia de seguridad, sanidad e

higiene. Solo entre el 5 y 10% de 30.000 mujeres se han registrado como prostitutas y pagan

impuestos o lo que es igual, un 90 – 95% de las mujeres no se han registrado y siguen

trabajando ilegalmente con todos los riesgos que esto supone. Los estudios demostraron que

sigue existiendo la trata y el uso de la prostitución y la violencia contra la mujer ha aumentado

y normalizado así como la pornografía y la prostitución de menores.

El gobierno holandés llegó a fundar incluso un sindicato llamado Mercado Rojo (que ahora

están desmantelando) en el que tan solo se inscribieron 100 mujeres y ninguna de ellas

consta además como afiliada por prostituta, sino por bailarina, masajista, stripper o empleada
de limpieza. La legalidad de la prostitución junto a la creación de este sindicato ha convertido

a los proxenetas en empresarios del sexo que cuidan de sus negocios con celo y que

pretenden ganar tanto dinero como puedan, con lo cual, los abusos están a la orden del día en

un negocio donde el cliente siempre tiene la razón.

2. Modelo sueco

En Suecia la prostitución es legal pero no lo es ser cliente, o lo que viene a ser

despenalizar a la prostituta y penalizar el consumo. Este modelo es el que se está estudiando

e imponiendo en el pensamiento de distintos países en los que el tema de la legalización

comienza a ser un objetivo de los grandes lobbies proxenetas que lo disfrazan de feminismo

de la libre elección, y es que la legislación sueca tiene una característica que no deja de llamar

la atención y es su fondo filosófico.

En Suecia se parte de la idea de que la prostitución es considerada un tipo de violencia

masculina sobre la mujer, los niños y las niñas. La misma ley que la regula dice que “la

igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres compren,

vendan y exploten a mujeres y niños prostituyéndoles”.

Añade, además, un elemento esencial e innovador en su ley; el aprovisionamiento de un fondo

económico amplio para servicios sociales integrales enfocado a todas aquellas mujeres que

quieran dejar de prostituirse además de otra partida de fondos para educación.

Desde la entrada en vigor de esta ley en Estocolmo se han reducido a dos tercios el número

de prostitutas y un 80% el número de clientes. El gobierno destaca que en estos últimos años

tan solo han sufrido trata entre doscientas y cuatrocientas mujeres y niñas, algo muy

significativo si lo comparamos con las cifras de otros países nórdicos como Finlandia donde

se estima que la trata mueve un número de entre 15.000 a 17.000 mujeres.

Este “milagro” sueco tiene la clave del éxito, según ellos dicen, en la inversión de cuantiosos

fondos económicos en educación en igualdad y en la intensa capacitación de los


funcionarios públicos, agentes y policías del estado, jueces y fiscales, con lo que tratan

el “problema” desde una perspectiva de género. Las fuerzas de seguridad han

descubierto que, además, esta capacitación les ayuda en la forma en que ahora manejan y

enfocan los crímenes sexuales y el crimen organizado, algo que es una lacra en los países

donde la prostitución es legal o regulada.

Sin embargo, este modelo “perfecto” también tiene sus efectos negativos si no es

aplicado correctamente con un fondo pedagógico. En Escocia, Reino Unido, Australia,

Irlanda y Países Bajos han estudiado o regulado este modelo para implementarlo en sus

leyes. En el estado de Victoria, Australia, se creó un sistema de regularización similar que no

pudo ser absorbido por el sistema al carecer de los mismos recursos.

Los estudios afirman que las prostitutas que trabajan bajo sistemas de regularización o

legalización siguen sintiéndose coaccionadas, forzadas e inseguras.

La grandísima traba de este modelo es la de no llegar a un 1´7 % de jóvenes,

20.000 personas entre los 16 y los 25 años que, al no ser ilegal ofrecer sexo a cambio de

dinero, se prostituyen en sus casas y forman un tejido incontable de prostitución clandestina.

Las blanqueadas cifras de trata también ocultan el hecho de que hay menos personas

inmigrantes en esa red debido al extremo celo y represión de la ley de extranjería pero en

ningún caso a la ley sobre la legalización de la prostitución. Suecia ha vendido y exportado


su modelo de ley sin reconocer en voz alta que sigue estando en el ranking como el

quinto país europeo que más sexo prepago consume siendo un 13% la cantidad

de hombres que pagan por tener sexo con mujeres.

La única cosa positiva que se puede sacar de este modelo es esa parte filosófica que

mencionaba al principio y que se impone con la educación ya que en otros países donde la

prostitución es legal se carece de este principio. En Suecia los niños crecen sabiendo que la

prostitución es una forma de abuso y es inaceptable mientras que en Holanda, país del que ya

he hablado, se crece con la idea de que la mujer está para ser alquilada, comprada,

comercializada.

De nuevo, como dirían nuestras abuelas sufragistas, “hechos, no palabras”, porque la teoría

queda muy bonita, sí, pero la práctica sigue siendo la misma y sus resultados semejantes.

3.Modelo alemán

En Alemania se legalizó la prostitución en el año 2002. Desde entonces la industria ha movido

unos 22.000 millones de dólares al año, el beneficio total es de 14.6 billones de euros, existen

3.500 burdeles registrados y la demanda se ha incrementado un 33%.

La legislación alemana pone a la prostitución al mismo nivel que cualquier otro trabajo en

teoría para poder alejar a las mujeres prostituidas de los proxenetas que manejan el comercio

sexual y la trata. Su excusa fue empoderarlas. Las mujeres prostituidas ahora tienen que

pagar impuestos, cotizan para asegurarse una pensión en el futuro y tienen un seguro de

salud. Sin embargo, este enfoque tremendamente liberal ha hecho que grandes empresas del

sexo se dediquen a explotar mujeres amparadas en un paraguas de legalidad y se propaguen

brutalmente hasta haber convertido a Alemania en un paraíso para los puteros y el

megaburdel de toda Europa.


El número de prostitutas ha llegado a 400.000 en los últimos años para poder cubrir la

demanda casi industrial de sexo a todas horas en “complejos hoteleros” como el Paradise

Stuttgart en donde casi todas las mujeres son de Europa del Este y en donde la trata parece

que ni se percibe.

Datos

La cadena de burdeles con tarifa plana llamada “Pussy Club” llegó a los titulares de los

periódicos cuando, en su inauguración en Junio de 2009, 1.700 hombres hicieron cola para

acceder al lugar. En estos burdeles con “tarifa plana” por 70€ se ofrece a los clientes una

cerveza, una salchicha y mujeres ilimitadas.

Las “Verrichtungsboxen” (“cosas que se hacen en una caseta”), son como las casetas para

ganado, sin agua, lavabos sin nada básico o higiénico.

Hay empresas que han creado tours guiados por los burdeles de la ciudad de Berlín a los

estudiantes y turistas recién llegados.

El barrio rojo de Berlín es ahora dominio de bandas y de organizaciones criminales que hacen

fiestas de jornadas de puertas abiertas en los prostíbulos donde se pueden juntar miles de

personas.

Se ha incrementado también el número de mujeres que ejercen la prostitución durante su

embarazo, teniendo que atender una media de entre 15 a 40 hombres diarios hasta dar a luz e

incorporándose cuanto antes tras el parto, a menudo sobre los tres días. Una auténtica

aberración que cuesta alrededor de 35€.

Aunque sí está prohibido el proxenetismo estos escapan a la ley “alquilando” las habitaciones

de los hoteles por un precio que oscila entre los 150 y 170€ por noche. Si tenemos en cuenta

que el servicio ofrecido por la mujer suele ser de 30€ por coito, estas para obtener beneficios

van a tener que realizar un mínimo de seis servicios por noche.


Llaman a las mujeres ‘Frischfleisch”, que significa carne fresca. La mitad de estas mujeres no

tienen una residencia fija, sino que son transportadas de una ciudad a otra, llegando a veces a

no saber dónde están, viven en los burdeles y comen o duermen en la misma habitación en la

que prestan sus servicios.

Un estudio realizado por el Ministerio Alemán de la Familia en 2004 concluyó que el 82% de

las prostitutas han reconocido haber sufrido violencia psicológica y el 92% han sido agredidas

sexualmente.

Ante el fracaso apabullante de esta legalidad se están proponiendo cambios en la ley y

tratando de darle un enfoque más europeísta, ya que la tendencia de la mayoría de países es

la idea sueca de que sea ilegal la compra de servicios sexuales, pero legal poder ofrecerlos.

Algunos están convencidos, sin embargo, que no es posible prohibir la prostitución y que no

se puede aceptar otro modelo de legislación porque “sería un sin sentido multar o procesar a

un hombre por algo que una mujer quiere hacer.”

El endurecimiento de la ley en los países vecinos, como sucede con Francia, produce además

una reacción en cadena que se traduce en la construcción de megaburdeles en zonas

fronterizas además de la corriente de puteros que saltan de un país al otro huyendo de una ley

que pretende castigarlos.

Conclusión

La prostitución, para las feministas, es la última forma de esclavitud que atenta al propio

sentido de cualquier democracia. Es una institución puramente masculina y patriarcal en la

que las mujeres no son sino meros objetos que quedan a merced de la voluntad de los

hombres que desean tener un acceso libre a ellas, a sus cuerpos. Casi exclusivamente a sus

cuerpos ya que para el putero, una mujer que pueda usar a su antojo mediante pago, pasa a

estar deshumanizada, cosificada, convertida en un mero objeto de consumo.


Desde esa afirmación, una mujer prostituida y que detecte este tipo de pensamiento, buscará

su subjetividad en otras definiciones que le permitan erigirse como humana, como persona,

como mujer, libre y autónoma, independiente, y saltará si es necesario por encima del

condicionamiento propio de que la prostitución no puede liberar, no puede ofrecer la

autonomía suficiente como para ser realmente una misma. De ahí la teoría de la libre elección

a la que se acoge el pensamiento neoliberal que trata de vendernos la legalización o la

regularización de la prostitución como algo positivo, empoderante y subjetivo.

Si tenemos en cuenta los datos, el volumen de negocio que se mueve en el mundo solo

superado por el tráfico de armas y de drogas, no es de extrañar que traten de colarnos ese

discurso liberal.

Hay una visión masculina heredada desde el principio de los tiempos y que comparten de una

forma u otra una mayoría de hombres que les hace creer que su sexo les otorga el derecho a

disponer de su entorno, del espacio y del tiempo de los demás y ese discurso se hace

extensible a las mujeres, a su cuerpo, a su sexualidad, a dictar la normativa que les otorga el

derecho a “ser mujer” y tratan de mantener ese supuesto derecho aunque sea por medio de la

violencia.

Rosa Mª Hermoso, Jefa del Servicio de Área de Igualdad del Ayto.de Sevilla lo aclara

perfectamente: “El ejercicio de la prostitución es un atentado contra los Derechos

Humanos”. Rosa Cobo añade que “la libertad sexual debe estar vinculada al deseo y al placer

y en las mujeres prostituidas no hay ni una cosa ni otra, solo una forma de ganarse la

vida”. Yo personalmente, me acojo a la definición que da precisamente la ley de un país que

tiene la prostitución regularizada: “la igualdad de género continuará siendo inalcanzable

mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres y niños prostituyéndoles”.

Por Nina (@ninapenyap )


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