Sei sulla pagina 1di 15

MATERIA: ANTIGUO TESTAMENTO

CLASE 1
Clase 1: Descubrir el Antiguo Testamento (primer paseo por la biblioteca).

Un paseo por la biblioteca sagrada del pueblo de Dios

Hola!
Mi nombre es Constanza Levaggi y he construido este marco teórico para
ustedes.
¡Espero lo disfruten tanto como yo!
Les acerco aquí un programa para que puedan seguir organizadamente el
contenido que compone esta hermoso recorrido por el Antiguo Testamento.

Unidad 1: Descubriendo el Antiguo Testamento (primer paseo por la


biblioteca)

Lecturas obligatorias:
1. Apuntes
2. Prezi: “El pueblo de Dios en la Historia”
3. Video: “El pueblo hebreo”

Lecturas complementarias:
1. Historia narrativa, lecturas bíblicas.

Unidad 2: Los orígenes, la Alianza y las leyes (paseo por el Pentateuco)


Lecturas obligatorias:
1. Apuntes
2. Power Point: “Cómo interpretar el Antiguo Testamento”
3. Power Point “La creación”.

Lecturas complementarias:
1. Esquema del relato.

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
2. “Contar para unir” (los patriarcas): -L.SKA, Introducción al AT, Sal
Terrae, Santander, 2012, págs. 31-42.

Unidad 3: Jueces, reyes y profetas (paseo por los libros históricos y


proféticos)
Lecturas obligatorias:
1. Apuntes
2. Vídeo “Ciudad de David en 3D”.
3. Power Point “Profetas. Introducción”

Lecturas complementarias:
1. Power Point “Llamado a ser profeta”.

Unidad 4: Poetas y sabios (breve paseo por los libros poéticos,


sapienciales y didácticos)
Lecturas obligatorias:
1. Apuntes
2. Vídeo de Canción: “Salmo 121”

Lecturas complementarias:
1. “Los libros sapienciales y los gurús de Israel”: J-L.SKA, Introducción
al AT, Sal Terrae, Santander, 2012, págs. 114-127.

2
La Biblia es, en realidad un conjunto de libros (73) que consideramos que
contienen la Palabra de Dios. 46 libros de esa biblioteca sagrada forman el
Antiguo Testamento y 39 de esos 46 son tomados de la “Biblia hebrea”,
llamada Sefer Tanak. (“libro de la TaNaK”: Torá –Ley-; Nebim –profetas-;
Ketubim –escritos-).

Biblia católica Antiguo Testamento 39 libros de la Biblia Hebrea


46 libros
7 libros de la Biblia griega
Nuevo Testamento (LXX)
27 libros

Vamos a recorrer esta introducción al Antiguo Testamento como si


estuviéramos dentro de la biblioteca, sacando libros de las estanterías,
volviéndolos a colocar, comparándolos, interpretando alguno de sus textos…
Antes de comenzar, vamos a ver la “ficha bibliográfica” de este libro-biblioteca:

ANTIGUO TESTAMENTO

AUTOR: Dios y los hagiógrafos.


FECHA: hacia el siglo I a.C.
IDIOMAS: 39 libros en hebreo, 7 en griego.
GÉNERO LITERARIO: Narrativo, poético. Además
hay: discursos, leyes, genealogías y muchos
tipos de textos más.
PRIMERA PUBLICACIÓN COMPLETA: “Vulgata” de San
Jerónimo (en latín, hacia el 382 d.C.).

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
CONTENIDO:
Escrituras Sagradas para la Iglesia Católica,
consideradas Palabra de Dios. Deben leerse
junto a la segunda: “Nuevo Testamento”. Se
narra el origen del universo y el origen del
pueblo. Luego se relata la historia del pueblo
interpretada desde la fe. También se compila el
cancionero religioso, poemas, oraciones,
rituales cúlticos, libros didácticos y oráculos
proféticos
Personajes principales: Dios, los patriarcas,
Moisés, Josué, los jueces, los reyes
(especialmente David) y los profetas.
Dios es el único Dios creador que libera a su
pueblo y hace una alianza con él: estar siempre
presente.

Lo primero que vamos a hacer es dar una mirada general a la historia


narrativa de este pueblo que dio forma al Antiguo Testamento. Este “pantallazo
general” nos ayudará luego, a tomar algunos libros y leer algunos textos,
teniendo en cuenta el contexto general de toda la obra.
Antes de comenzar los invito a recordar acontecimientos y personas del
Antiguo Testamento: pueden realizar una lista para hacer presente aquello que
recuerden y conozcan.
La Biblia comienza con la historia universal: el comienzo de todo, la
creación. En los capítulos uno al once del Génesis se narra la creación del
mundo, del hombre, la vida en el jardín y la expulsión de éste; el asesinato de
un hermano, los pecados de los hombres, el diluvio universal, la Alianza de
Dios con la humanidad, la torre de Babel. Cuando llegamos al final del capítulo
11 y comienzo del 12, se introduce una familia que da inicio a la historia de un
pueblo. El objetivo de esta historia no es informar sobre el pasado de Israel,
sino formar una conciencia de pueblo y provocar el sentimiento de
pertenecía a él.

Optativa: acompañar la lectura con el Prezi: “El pueblo de Dios en


la Historia”
Para descargarlo, haz click aquí.

4
Esta es la descendencia de Téraj: Téraj fue padre de Abram, Najor y
Harán. Harán fue padre de Lot, y murió en Ur de los caldeos, su país natal,
mientras Téraj, su padre, aún vivía.
Abram y Najor se casaron. La esposa de Abram se llamaba Sarai, y la de
Najor, Milcá. Esta era hija de Harán, el padre de Milcá y de Iscá. Sarai era
estéril y no tenía hijos. Téraj reunió a su hijo Abram, a su nieto Lot, el hijo
de Harán, y a su nuera Sarai, la esposa de su hijo Abram, y salieron todos
juntos de Ur de los caldeos para dirigirse a Canaán. Pero cuando llegaron
a Jarán, se establecieron allí. Téraj vivió doscientos años, y murió en
Jarán.
El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al
país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré;
engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te
bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los
pueblos de la tierra».
Abram partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él.
Cuando salió de Jarán, Abram tenía setenta y cinco años. Tomó a su
esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido
y todas las personas que habían reunido en Jarán, y se encaminaron
hacia la tierra de Canaán. (Génesis 11,27-12,5)

La historia del pueblo comienza con dos promesas de Dios: la promesa


de la tierra y la promesa de la descendencia numerosa. A estas promesas
se suma la bendición de Dios. Esta historia se narra en forma de genealogía:
los vínculos de sangre son determinantes. Todo el libro del génesis se
encargará de narrar cómo esta familia va creciendo y multiplicándose, a pesar
de todos los obstáculos. Esto es gracias a la alianza que Dios hace con
Abraham (Génesis 15 y 17), que es una promesa incondicionada e
irrevocable porque depende solo de la fidelidad de Dios.
Abraham se dirige a la tierra de Canaán, la “tierra prometida”. Su hijo
Isaac vive toda su vida allí y su hijo Jacob, debido a una sequía, debe
trasladarse a Egipto. Antes del traslado a Egipto, a Jacob se le cambia el
nombre (Genesis 32,23-33) y pasa a ser “Israel”, nombre que, posteriormente
asume el pueblo.

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
Israel [Jacob] partió llevándose todos sus bienes. Cuando llegó a
Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios dijo a Israel en
una visión nocturna: «¡Jacob, Jacob!». El respondió: «Aquí estoy». Dios
continuó: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de bajar a
Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto,
y después yo mismo te haré volver; y las manos de José cerrarán tus
ojos». Cuando Jacob salió de Berseba, los hijos de Israel hicieron subir a
su padre, junto con sus hijos y sus mujeres, en los carros que el Faraón
había enviado para trasladarlos. Ellos se llevaron también su ganado y las
posesiones que habían adquirido en Canaán. Así llegaron a Egipto, Jacob
y toda su familia –sus hijos y sus nietos, sus hijas y sus nietas– porque él
había llevado consigo a todos sus descendientes (Génesis 46,1-7).

El faraón que recibió a la familia de Jacob, porque conocía a uno de sus


hijos, José, era benévolo con los hebreos, pero cuando cambió la dinastía
faraónica, asumió un faraón que comenzó a esclavizarlos.

Mientras tanto, asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no


había conocido a José. El dijo a su pueblo: “El pueblo de los israelitas es
más numeroso y fuerte que nosotros. Es preciso tomar precauciones
contra él, para impedir que siga multiplicándose. De lo contrario, en caso
de guerra se pondrá de parte de nuestros enemigos, combatirá contra
nosotros y se irá del país”. Entonces los egipcios pusieron a Israel a las
órdenes de capataces, para que lo oprimieran con trabajos forzados. Así
Israel construyó para el Faraón las ciudades de almacenamiento de Pitom
y Ramsés. Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba
y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se
convirtiera en un motivo de inquietud. Por eso, los egipcios redujeron a
los israelitas a la condición de los esclavos, y les hicieron insoportable la
vida, forzándolos a realizar trabajos extenuantes: la preparación de la
arcilla, la fabricación de ladrillos y toda clase de tareas agrícolas (Éxodo
1, 8-14).

6
En este contexto se enmarca la historia de Moisés. Según el libro del
Éxodo (capítulo 2) Moisés es rescatado del río cuando era bebé y criado
cercano al ámbito del Faraón, pero cuando vio la opresión y el maltrato que
recibían los hebreos, no fue indiferente:

Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus


hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos.
También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus
hermanos. Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó
a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente regresó
y encontró a dos hebreos que se estaban pelando. "¿Por qué golpeas a tu
compañero?" Preguntó el agresor. Pero este le respondió: "¿Quién te ha
constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como
mataste al egipcio?". Moisés sintió temor y pensó: "Por lo visto, el asunto
ha trascendido". En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a
Moisés para matarlo. Pero este huyó del Faraón, y llegó al país de Madián.
Allí se sentó junto a un pozo.

El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Ellas fueron a sacar agua


para llenar los bebederos y dar de beber al rebaño de su padre. De pronto
llegaron unos pastores y las echaron. Moisés, poniéndose de pie, salió en
defensa de ellas y dio de beber a sus ovejas. Cuando llegaron al lugar
donde estaba Reuel [Jetró], su padre, este les preguntó: ¿Por qué hoy
han vuelto tan pronto?". "Un hombre, un egipcio, le explicaron ellas, nos
libró de los pastores, nos sacó agua, y hasta dio de beber al rebaño".
"¿Dónde está ese hombre?", preguntó él a sus hijas. "¿Por qué lo dejaron
allí? Invítenlo a comer". Moisés accedió a quedarse en casa de aquel
hombre, y este le dio como esposa a su hija Sipora. Ella tuvo un hijo, y
Moisés lo llamó Gersón, porque dijo: "Fui un emigrante en tierra
extranjera".

Pasó mucho tiempo y, mientras tanto, murió el rey de Egipto. Los


israelitas, que gemían en la esclavitud, hicieron oír su clamor, y ese
clamor llegó hasta Dios, desde el fondo de su esclavitud. Dios escuchó
sus gemidos y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob.
Entonces dirigió su mirada hacia los israelitas y los tuvo en cuenta
(Éxodo 2, 11-25).

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
Algo sucede a Moisés en el desierto… una experiencia que, luego, se
convierte en uno de los textos principales de la Biblia: la revelación de Dios, de
su nombre, quién es Él.

Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote


de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la
montaña de Dios, al Horeb [Sinaí]. Allí se le apareció el Ángel del Señor en
una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza
ardía sin consumirse, Moisés pensó: "Voy a observar este grandioso
espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?". Cuando el
Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la
zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!". "Aquí estoy", respondió él. Entonces
Dios le dijo: "No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el
suelo que estás pisando es una tierra santa".

Luego siguió diciendo: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de


Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Moisés se cubrió el rostro
porque tuvo miedo de ver a Dios. El Señor dijo: "Yo he visto la opresión
de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor,
provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos.
Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir,
desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana
leche y miel, al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los
perizitas, los jivitas y los jebuseos.

El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto cómo son


oprimidos por los egipcios. Ahora ve, yo te envío al Faraón para que
saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas". Pero Moisés dijo a Dios:
"¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón y hacer salir de Egipto a
los israelitas?". "Yo estaré contigo, les dijo a Dios, y esta es la señal de
que soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo,
ustedes darán culto a Dios en esta montaña". Moisés dijo a Dios: "Si me
presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió
a ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les
responderé?". Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego añadió: "Tú
hablarás así a los israelitas: "«Yo soy» me envió a ustedes".

Y continuó diciendo a Moisés: "Tú hablarás así a los israelitas: El


Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre y así
será invocado en todos los tiempos futuros (Éxodo 3, 2-15).

Moisés cumplió la misión que Dios le encomendó y se dirigió a Egipto,


donde tuvo un largo altercado con el Faraón para que deje salir a su pueblo.
Finalmente, se le permite salir y el pueblo cruza el mar para dirigirse al
desierto. En el desierto Dios establece una alianza con todo el pueblo (como la

8
que había establecido con Abraham) y el pueblo responde con la promesa del
cumplimiento de la Ley de Dios (promesa que rompe repetidas veces, pero
Dios siempre se mantiene fiel).
Después de cuarenta años, los israelitas finalmente entran en la “tierra
prometida” de la mano de Josué y se establecen allí, donde son guiados por los
Jueces. Sansón fue un juez, como también lo fue Débora:

Después que murió Ehúd [juez], los israelitas volvieron a hacer lo


que es malo a los ojos del Señor, y él los entregó en manos de Iabín; rey
de Canaán, que reinaba en Jasor. El jefe de su ejército era Sísara, que
vivía en Jaróset Ha Goím. Los israelitas clamaron al Señor, porque Iabín
tenía novecientos carros de hierro y había oprimido duramente a los
israelitas durante veinte años. En aquel tiempo, juzgaba a Israel una
profetisa llamada Débora, esposa de Lapidot. Ella se sentaba debajo de la
palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraím, y los
israelitas acudían a ella para resolver sus litigios (Jueces 4, 1-5).

Todas las demás naciones estaban gobernadas por reyes. Los israelitas
querían ser como todas esas naciones y pueblos, por lo cual pidieron a Dios,
por medio del profeta y Juez Samuel, que nombre a un rey.

Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos como jueces de Israel.


Su hijo mayor se llamaba Joel, y el segundo, Abías: ambos eran jueces en
Berseba. Pero ellos no siguieron sus pasos, sino que se dejaron llevar
por el afán de lucro, aceptaron regalos y pervirtieron el derecho. Entonces
se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá.
"Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no siguen tus pasos. Ahora danos
un rey para que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones". A

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
Samuel le disgustó que le dijeran: "Danos un rey para que nos gobierne",
y oró al Señor.
El Señor dijo a Samuel: "Escucha al pueblo en todo lo que ellos
digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no
reine más sobre ellos. Como se comportaron conmigo desde el día en que
los hice subir de Egipto hasta el día de hoy, abandonándome a mí para
servir a otros dioses, así se comportan también contigo. Por eso, escucha
su reclamo. Pero les harás una solemne advertencia y les explicarás cuál
es el derecho del rey que reinará sobre ellos" (1 Samuel 8, 2-9).

Samuel unge (nombre, “corona”) al primer rey: Saúl. En los comienzos


de su reinado, fue muy exitoso, pero cuando apareció David, Saúl comenzó a
decaer. Entonces David es ungido como rey de todo el pueblo. A David, Dios le
promete una “dinastía perdurable”: sus descendientes serán siempre los reyes
del pueblo.

El Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa. Sí, cuando


hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres,
yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de
tus entrañas, y afianzaré su realeza (2 Samuel 7, 11-12).

David instala la capital de su reino en la ciudad de Jerusalén y será


recordado siempre como uno de los reyes más importantes del pueblo. A Jesús
lo llamaban “hijo de David” porque era descendiente de este rey.
A David lo sucede su hijo Salomón, famoso por su riqueza y sabiduría.
Su edificación más importante fue el Templo de Jerusalén.

La palabra del Señor llegó a Salomón en estos términos: "En


atención a esta Casa que estás construyendo, si tú caminas según mis
preceptos, si practicas mis leyes y observas mis mandamientos, obrando
de acuerdo con ellos, yo cumpliré mi palabra acerca de ti, la que dije a tu
padre David: habitaré en medio de los israelitas y no abandonaré a mi
pueblo Israel". Salomón construyó el templo, hasta su conclusión (1
Reyes 6, 11-14).

10
Tras la muerte de Salomón el pueblo se divide en dos: algunas tribus
siguen al hijo de Salomón, Roboám y otras, al jefe del ejército, Jeroboám. Al
norte, se ubica el “reino del norte” o “reino de Israel” y al sur, el “reino del sur” o
“reino de Judá”. La dinastía davídica continúa reinando en el reino del sur, el
reino de Judá. Los habitantes del reino del sur con llamados “judíos”. Jerusalén
queda como capital del reino sur.
Como el reino del norte no tenía una capital al estilo de Jerusalén, el rey
Omrí funda la ciudad de Samaría y la establece como su capital (de aquí
vienen los “samaritanos”). Unos años después, los Asirios destruyen Samaría y
ponen fin al reino del norte (2 Reyes 17, 5-7), pero Jerusalén y el reino del sur,
se salva de la destrucción de los Asirios. El rey Josías manda rendir culto a
Dios sólo en el templo de Jerusalén y elimina todas las imágenes de ídolos y
dioses que fueron quedando de los antepasados del pueblo. El pueblo de Dios
sólo puede rendir culto a un único Dios, Yahvé y lo debe hacer en el Templo (2
Reyes 23, 4-14).
Unos años después, el imperio Babilónico comienza a apoderarse de
todas las tierras de la región. Avanza hasta Jerusalén, la asedia, destruye el
Templo y deporta muchos judíos a Babilonia.

En aquel tiempo, los servidores de Nabucodonosor, rey de


Babilonia, subieron contra Jerusalén, y la ciudad quedó sitiada.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a la ciudad mientras sus
servidores la sitiaban, y Joaquín, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia
junto con su madre, sus servidores, sus príncipes y sus eunucos.

El rey de Babilonia los tomó prisioneros en el año octavo de su


reinado. Luego retiró de allí todos los tesoros de la Casa del Señor
[templo] y los tesoros de la casa del rey, y rompió todos los objetos que
Salomón, rey de Judá, había hecho para la Casa del Señor, como lo había
anunciado el Señor. Deportó a todo Jerusalén, a todos los jefes y a toda la
gente rica -diez mil deportados- además de todos los herreros y
cerrajeros: sólo quedó la gente más pobre del país (2 Reyes 24, 10-14).
Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
Luego de unos años, el imperio babilónico cae y los Persas toman
posesión de las tierras. Ciro el Persa, deja regresar a los judíos y los ayuda a
reconstruir el Templo (este templo se llamará “Segundo Templo”).

El primer año de su reinado, el rey Ciro dio esta orden acerca de la


Casa de Dios en Jerusalén. La Casa será reconstruida como lugar en el
que se ofrecen sacrificios, y serán puestos sus cimientos. Tendrá treinta
metros de alto por treinta de ancho, y habrá tres hileras de bloques de
piedra y una de madera. Los gastos correrán por cuenta de la casa real
(Esdras 6, 3-4).

Durante este período se realizó la redacción final de muchos de los


libros del Antiguo Testamento.
El imperio Persa cae y es reemplazado por los griegos. Los libros
llamados “Macabeos” relatan algunos acontecimientos de este período, sobre
todo la imposición de la cultura y religión del imperio y la profanación del
Templo de Jerusalén (1 Macabeos 1, 16-28). Judas Macabeo, su familia y
aliados, mantienen una resistencia contra la imposición griega y logran
recuperar el Templo.

Macabeo y sus partidarios, guiados por el Señor, recuperaron el


Templo y la Ciudad, derribaron los altares erigidos por los extranjeros en
la vía pública y también los recintos sagrados. Una vez purificado el
Templo, construyeron otro altar. Luego, sacando fuego del pedernal,
ofrecieron un sacrificio, después de dos años de interrupción, y
renovaron el incienso, las lámparas y los panes de la ofrenda. Hecho esto,
postrados profundamente, suplicaron al Señor que nunca más los dejara
caer en semejantes desgracias, y si alguna vez volvían a pecar, los
corrigiera él mismo con bondad, en lugar de entregarlos a los paganos
blasfemos y crueles (2 Macabeos 10, 1-4).

Así termina la narración que los libros del Antiguo Testamento hacen
sobre la interpretación de la historia de Dios con su pueblo.

12
Esta historia está llena de altibajos y es muy compleja, pero el pueblo ha
sabido siempre mantener sus tradiciones y ha intentado siempre ser fiel a Dios.

“El pueblo hebreo” de la colección “Grandes


civilizaciones. Exploradores de la historia” (14´46´´)
Para ver el video, haz click aquí.

Realizar anotaciones personales sobre lo que rescato, valoro,


aprendí del vídeo. Destacar dos acontecimientos o personas que
hayan llamado su atención e indique por qué lo han hecho.

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar
Para entregar al Tutor:
Unir con flechas según corresponda (o colocar el número
correspondiente)

1) Abraham  Fueron caudillos carismáticos que organizaron a los hebreos cuando


se instalaron en Canaán. Por ejemplo: Sansón.
2) Moisés  Fue la capital del Reino del Norte: Israel. Los Asirios la destruyeron en
el 722 a.C. poniendo fin al reino de Israel.
3) Éxodo  Es el proceso de imposición de la cultura que comenzó con Alejandro
Magno en el 333. Imponían su religión y costumbres a los Judíos.
4) Pascua  En el 586 a.C. los Babilonios destruyen Jerusalén, el Templo y
deportan a los judíos a Babilonia.
5) Alianza  Fue el primer rey.

6) Josué  Una familia que se resistió a la Helenización. Tres años después de que
Antíoco IV profanara el Templo de Jerusalén, ellos lo recobraron y lo
volvieron a Dedicar a Dios (esta fiesta se conoce como “Hanuka”).
7) Los Jueces  Es el Templo que se reconstruye al regreso del exilio. Es el Templo que
visita Jesús.
8) Saúl  Es el primer patriarca, el padre del pueblo.

9) David  Fue el Rey más importante del pueblo. Dios le promete que su
descendencia reinará por siembre. De su familia vendrá el mesías
esperado.
10) Salomón  Es el mayor de los profetas: enviado por Dios para liberar al pueblo de
la esclavitud de los egipcios.
11) “Templo de  El tercer rey, conocido por haber construido el Templo de Jerusalén y
Salomón” por haber sido muy sabio y rico.
12) Reino Norte y  Construido por Salomón alrededor del año 970 a.C.
Reino Sur

13) Jerusalén  Luego de la muerte de Salmón en el 931 a.C. su reino se dividió en


dos: Judá al sur e Israel al norte.
14) Samaría  Fue rey de Judá del 640 al 609 a.C. En su época se escribieron los
libros históricos: Josué, Jueces, 1-2 Samuel y 1-2 Reyes.
15) Josías  Significa “paso” y es la fiesta más importante de los Judíos. Recuerda
la liberación de Egipto de la mano de Moisés.
16) Exilio  Salida de Egipto, paso del mar: ¡liberación!

17) “Segundo”  Capital del Reino Sur, Judá.


Templo

18) Helenización  Bajo su dirección los hebreos se ubicaron en Canaán luego de haber
estado 40 años en el desierto.
19) Los Macabeos  Dios hace un pacto con su pueblo: estar siempre presente y ser su
Dios.
20) Dominación  En el 63 a.C. Pompeyo toma Jerusalén y los Romanos comienzan a
Romana gobernar. Jesús aparece en la época de dominación romana.

14
Actividad optativa: historia narrativa, lecturas bíblicas.

Completar la lectura bíblica de la sucesión de acontecimientos, leyendo


algunos relatos de varios libros del Antiguo Testamento:

Gn 11,27-12,5 Vocación de Abraham 2Sm 5,6-12 Jerusalén

Gn 46,1-7 Migración a Egipto 2Sm 7 Profecía de Natán

Ex 1, 8-14 Esclavitud en Egipto 1Re 1,28-31 Salomón, rey

Ex 2, 11-22 Moisés huye al desierto 1Re 6,1ss Construcción del


templo

Ex 3,1-15 Revelación del Nombre de 1Re 11,41-43 Muerte de Salomón


Dios

Ex 13,17-18; 14, Éxodo 1Re 12,1-19 Asamblea de Siquen


21-27

Ex 20,1-17 Decálogo ético 1Re 12,26-33 Cisma religioso

Dt 34,1-4 Muerte de Moisés 1Re 16,23-26 Omri – Samaría

Jos 1,1-9 Tarea de Josué 1Re 16,29-34 Ajab obró mal

Jos 21,43-45 Distribución de la tierra 2Re 17, 5-8 Caída de Samaría

Jue 4,1-10 Débora 2Re 22,1-20 Josías: reforma

1Sm 1,9-11 Oración de Ana 2Re 24,10-17 Deportación

1Sm 2,1.5 Cántico de Ana Jer 52, 28-30 Deportación

1Sm 8,1-9 El pueblo pide un rey Is 44,28 Edicto de Ciro

1Sm 9,26-10,1 Samuel unge a Saúl Esd 6,3-5 Edicto de Ciro

1Sm 16,1-13 Samuel unge a David 1Mac 1,16-28 Saqueo de Antíoco

1Sm 25,1 muerte de Samuel 2Mac 10,1-8 Purificación del


templo

(Judas Macabeo)

Los autores del programa se reservan los derechos de uso y reproducción total o parcial del material, para fines
propios o en beneficio de terceros. En caso de necesitarlo, envíe un correo electrónico a varagno@isma.edu.ar

Potrebbero piacerti anche