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Pregunta:

"¿Es bíblico el ecumenismo? ¿Debería un cristiano involucrarse en el movimiento


ecuménico?"

Respuesta: Walter A. Elwell, en el Diccionario evangélico de teología bíblica, define el


ecumenismo como "el esfuerzo organizado para lograr la cooperación y la unidad entre los
cristianos". A nivel internacional, el Consejo Mundial de Iglesias representa el ecumenismo
al declarar su propósito de esta manera: "El Consejo Mundial de Iglesias es una
comunidad de iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y Salvador según el
testimonio de las Escrituras, y por ende procuran responder juntas a su vocación común,
para gloria del Dios único, Padre, Hijo y Espíritu Santo."

Es una comunidad de iglesias en camino hacia la unidad visible en una sola fe y una sola
comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo. Busca avanzar
hacia esa unidad, así como Jesús oró por Sus seguidores, "para que el mundo crea" (Juan
17:21)". (www.wcc-coe.org). Otro ejemplo del ecumenismo lo vemos en un documento
titulado Evangélicos y católicos juntos: La misión cristiana en el tercer milenio, publicado en
1994 y aprobado por algunos representantes más destacados del cristianismo evangélico y
el catolicismo romano.

El ecumenismo también puede ser definido en términos más generales: "un movimiento
que promueve unidad mundial entre todas las religiones a través de una mayor
cooperación". Por ejemplo, un sacerdote cristiano podría invitar a un imán musulmán para
hablar en su púlpito, o una iglesia podría reunirse con miembros de un templo hindú para
tener un servicio de oración. Definido de esta manera, definitivamente el ecumenismo no
es correcto. No vamos a estar "en yugo desigual con los incrédulos" (2 Corintios 6:14; ver
también Gálatas 1:6-9). La luz y las tinieblas no tienen comunión entre sí.

Para este artículo, vamos a limitar la definición de ecumenismo a "el movimiento hacia la
unidad entre los grupos cristianos". La pregunta importante es esta: ¿son correctas y
bíblicas las iniciativas ecuménicas? ¿Debemos involucrarnos con otros "cristianos" en
iniciativas conjuntas a nivel local, nacional o internacional? La respuesta es un rotundo no.
Por supuesto, la unidad entre los cristianos verdaderos es importante (Salmo 133:1; Juan
17:22). Pero, ¿qué ocurre si algunos de los que profesan el cristianismo en realidad niegan
ciertos aspectos fundamentales de la fe? Se debe considerar cada situación de forma
individual. Aquí hay un par de preguntas que nos ayudarán a tomar decisiones que honren
a Dios con respecto al ecumenismo:

Primero que todo, ¿aquellos con los que nos estamos uniendo, son verdaderamente
cristianos en el sentido bíblico de la palabra? Muchas personas y organizaciones hacen
referencia al nombre de Jesucristo e incluso declaran que Él es el Señor y Salvador, sin
embargo rechazan claramente lo que la Biblia dice acerca de Él. Ejemplos claros de esto
son los Mormones y los Testigos de Jehová, que se llaman a sí mismos seguidores de
Jesucristo y afirman ser "cristianos", no obstante niegan lo que la Biblia dice acerca de la
naturaleza y la obra de Cristo. Un ejemplo no tan obvio es el cristianismo liberal. El
cristianismo liberal se encuentra en casi todas las denominaciones, y aunque pueda
parecer cristiano, generalmente rechaza muchas verdades esenciales. Los liberales suelen
negar o subestimar la inspiración y la autoridad de la Biblia (2 Timoteo 3:16), el carácter
exclusivo de la salvación en Cristo (Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5), y la completa dependencia
en la gracia de Dios para la salvación, aparte de las obras humanas (Romanos 3:24, 28;
Gálatas 2:16; Efesios 2:8-9).

Hoy en día hay un gran énfasis en la unidad ecuménica entre evangélicos y católicos
romanos. Aquellos que promueven tal estado de unidad declaran que ambos grupos son
cristianos y ambos son sistemas de fe que honran a Dios. Sin embargo, hay diferencias
sustanciales entre los dos grupos. El cristianismo bíblico y el catolicismo romano son dos
religiones diferentes que practican y creen cosas diferentes acerca de la salvación, la
autoridad de la Biblia, el sacerdocio de los creyentes, la naturaleza del hombre, la obra de
Cristo en la cruz, etc. La lista de diferencias irreconciliables entre lo que dice la Biblia y lo
que la iglesia católica romana afirma, hace que sea imposible cualquier objetivo en
conjunto. Quienes niegan esto, no están siendo fieles a lo que dicen creer, no importa de
qué lado estén. Cualquier católico que se toma en serio su fe, rechazará lo que crea un
cristiano evangélico firme, y viceversa.

Uno de los atractivos del ecumenismo es que a menudo los grupos teológicamente
diferentes, son grupos apasionadamente afines sobre ciertos asuntos. Los cristianos
bíblicos suelen mantener una firme postura a favor de la vida, un punto de vista tradicional
respecto a la familia, una convicción para ayudar a los enfermos y desamparados, y un
deseo de ver la justicia en el mundo. Otros grupos, que pueden tener una teología
contraria a la Biblia, pueden mantener las mismas posturas a nivel social. Por eso, a veces
muy grande la tentación de unificar recursos en pro de una causa común. Esto nos lleva a
la siguiente pregunta.

En segundo lugar, ¿cuál es el objetivo final de esta iniciativa ecuménica? La Escritura nos
da una orientación clara en cuanto a cómo deben vivir los cristianos que creen en la Biblia.
Colosenses 3:17 declara nuestro propósito de esta manera: "Y todo lo que hacéis, sea de
palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios
Padre por medio de él". Acerca de nuestras relaciones con los perdidos, Jesús dijo en
Mateo 5:16, "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Mateo 28:18-20 y 1
Corintios 2:2 convierte el evangelio en nuestra máxima prioridad. Todo lo que hacemos es
para traer gloria y honor a Dios; debemos vivir en obras buenas ante un mundo perdido y
moribundo, y debemos llevar al mundo el mensaje del evangelio que cambia vidas.
Compartir la muerte y resurrección de Cristo trae gloria a Dios y debe motivar nuestra
relación con el mundo.

Con respecto a iniciativas ecuménicas, tenemos que preguntarnos si estos objetivos están
o no siendo alcanzados. A menudo, compartir el evangelio se convierte en una idea de
último momento, si es que se llega a pensar en eso. En vez de predicar el evangelio, el
ecumenismo tiende a concentrarse en los mensajes políticos y sociales. En lugar de
buscar transformar los corazones, los esfuerzos ecuménicos generalmente buscan
transformar los entornos políticos, sociales o económicos. El objetivo final de nuestras
acciones debe ser la salvación de los pecadores perdidos (Efesios 2:1-3). Los ángeles del
cielo se regocijan cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15:10). No hay nada en la Biblia
que diga que los ángeles se regocijan cuando se aprueba una ley, o cuando se cava un
pozo, o cuando se pavimenta una calle. (No es que haya algo de malo haciendo estas
cosas, simplemente esto no puede opacar el evangelio). Mientras consideramos estas
iniciativas ecuménicas, necesitamos asegurarnos de que se extienda el reino de Dios por
medio del evangelismo.

En conclusión, ¿debemos involucrarnos en la cooperación ecuménica con otras iglesias


cristianas y otros grupos de creyentes? Si no se compromete la doctrina respecto a las
creencias fundamentales de la fe cristiana, si no se deshonra o ignora el evangelio, si los
creyentes pueden mantener un claro testimonio ante el mundo, y si Dios es glorificado,
entonces podemos de manera libre y gozosa, unirnos con otros creyentes en la búsqueda
del reino de Dios.

Antecedentes

El ecumenismo como movimiento tuvo sus raíces en Europa. La sociedad misionera de


Londres de 1,795 fue formada por miembros de diferentes iglesias. La sociedad bíblica
Británica y foránea, como otros esfuerzos cooperativos de los campos misioneros de Gran
Bretaña y Norte América eran inter denominacionales durante este siglo.

La Alianza Mundial de Londres del 1,846 es el principal antecedente al movimiento


ecuménico protestante como un intento para unir a las iglesias, dando una nueva visión de
unidad al cuerpo de Cristo. De esta alianza surge el deseo de celebrar anualmente una
semana de oración mundial. En el año 1,910 se celebra la conferencia misionera de
Edimburgo, que es la piedra fundamental de los grandes esfuerzos ecuménicos llevados
durante este siglo, y representa el desarrollo del movimiento ecuménico en nuestros días.

De la conferencia de Edimburgo salieron los cuatro movimientos: Concilio Misionero


Internacional del año 1,921; Vida y Obra del año 1,925 celebrada en Estocolmo; Fe y
Orden del año 1,927 en Lausana, Suiza, y la unión de los anteriores movimientos formaron
el Concilio Mundial de Iglesias, constituida en asamblea de Ámsterdam, Holanda en el año
1,948.

La Conferencia Misionera Mundial se le vinculó oficialmente en el año 1,960 y desde esta


fecha hasta nuestros días el Concilio Mundial de Iglesias es el ente que ha impulsado el
movimiento ecuménico protestante.

Este movimiento en la actualidad busca el diálogo para un acercamiento con las diferentes
corrientes del cristianismo. Busca raíces del ecumenismo en la Biblia y en la historia de la
Iglesia, en que apoyarse para describir la unidad de la iglesia cristiana. El movimiento
ecuménico busca raíces en el sentir de Jesucristo ".Para que todos crean " S. Jn. 17:21,

Definición del problema

¿Es bíblico el ecumenismo y la unidad que impulsa? A la unidad que promueve el


movimiento ecuménico, se ha discutido en la iglesia evangélica por varios años, si es
bíblico, o no es bíblico.
Si es bíblico el ecumenismo, debe de haber una base sólida, de donde se ha de partir. Si el
ecumenismo no es bíblico, se debe de demostrar con las escrituras bíblicas y en los
idiomas en que fueron escritas. En el movimiento de la reforma del siglo XVI, se adoptó un
principio que La Biblia es la única regla y norma de Fe y conducta. Hoy esto ha dejado
criterios formados para juzgar, lo que es y lo que no es bíblico.

En la reflexión teológica, se han realizado aportes desde perspectivas eclesiológicas y


Pastorales, de alguna manera apologética, y con ello polémica. En varias ocasiones se ha
llegado a fuertes extremos que han sido muy dañinos para la comunidad cristiana.

Por una parte, existen los que le atribuyen a la Biblia cosas que ella no dice respecto al
ecumenismo, lo asocian con el fin de hacer valer opiniones personales, forzando la Biblia
para establecer doctrinas que carecen de seriedad y profundidad interpretativa bíblica.
Asocian el ecumenismo con lo diabólico o con la mega iglesia apocalíptica. Por otro lado,
los que han marginado la Biblia y hablan del ecumenismo, partiendo desde un punto de
vista social humanista o filantrópico y político.

Ambos extremos han presentado su concepto de ecumenismo lejos de la realidad bíblica.


¿Qué dice la Biblia de estos extremos? En alguna medida los miembros de la iglesia
evangélica ignoran lo que es el movimiento ecuménico y la unidad que impulsa.
Erróneamente se cree que este movimiento es impulsado solo por la iglesia católica
romana; sin embargo este movimiento nace en la cuna del protestantismo. El ecumenismo
viene desde tiempos remotos según se verá en este documento; por lo que se hace
necesario un estudio bíblico, histórico adecuado para lograr un vigoroso entendimiento del
movimiento ecuménico de la actualidad. Es vital que la iglesia evangélica de hoy tenga un
concepto definido y específico de lo que es ecumenismo.

¿Qué es el Ecumenismo?

La palabra ecumenismo significa "movimiento e impulso de los cristianos hacia la unidad".

Ecumenismo se refiere a toda iniciativa que apunte a una mayor unidad o cooperación
religiosa. En su sentido más amplio, esta unidad o cooperación puede referirse a una
unidad mundial religiosa, por la advocación de un mayor sentido de espiritualidad
compartida entre las tres religiones abrahámicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Más
comúnmente, sin embargo, el ecumenismo es usado en un significado más específico, en
referencia a una cooperación mayor entre las denominaciones diferentes religiosas de una
sola de estas confesiones.

Por Ecumenismo: se entiende el movimiento surgido, por la gracia del Espíritu Santo, para
restablecer la unidad de todos los cristianos. Participan en él los que invocan al Dios Uno y
Trino y confiesan que Jesús es el Señor y Salvador. Casi todos, aunque de distinta
manera, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible. El Movimiento Ecuménico comenzó
oficialmente con el Congreso Misionero de Edimburgo (Escocia) en 1910. Surgió en un
ambiente protestante y en un contexto misionero, por la necesidad de presentar un frente
unido en los países paganos.

La Iglesia Católica considera la separación de los ortodoxos y los protestantes como una
herida profunda infligida a la Iglesia de Cristo. Por lo que al mismo tiempo que las iglesias
protestantes, inicia un movimiento a favor de la unidad de los cristianos.

Clases

Ecumenismo protestante:

Las tres grandes figuras que pusieron las bases del ecumenismo protestante fueron:

Ø Carlos Brent. Episcopaliano canadiense. En 1927 reunió en Lausana, Suiza, una


conferencia que dio origen al movimiento Fe y Constitución. Su objetivo era unificar la
doctrina.

Ø Natan Sôderblom. Obispo luterano de Upsala, Suecia. Trató de enfocar la unidad de los
cristianos bajo el aspecto práctico y no doctrinal. Buscaba la colaboración de las
actividades prácticas como camino para llegar a la unidad. En el Congreso de Estocolmo
de 1925 fundó el Movimiento Vida y Acción.

Ø Juan Mott. Metodista, enamorado del ecumenismo. Su lema fue: "Mediante la acción
unida de todos, demos muestra de que el ecumenismo es una realidad, dejando a la
Providencia manifestarnos el camino a seguir". En 1946 recibió el Premio Nobel de la Paz
y fue presidente vitalicio del Consejo Ecuménico.

Ecumenismo católico:

Preocupada por la división de los cristianos, la Iglesia Católica continúa el movimiento


ecuménico, a través de distintas acciones:

Ø En 1925 se organizaron encuentros llamados "Diálogos de Malinas", entre el cardenal


Mercier, arzobispo de Malinas y primado de Bélgica, y los anglicanos.

Ø En 1930, el padre José Metzger fundó la asociación "Una Sancta", con el objetivo de
fomentar el ecumenismo.

Ø El Padre Watson, un protestante convertido al catolicismo, fundó el "Octavario por la


Unión de los Cristianos". Consiste en dedicar cada año ocho días de oraciones y estudio a
favor de la unión de los cristianos, del 18 al 25 de enero. Este octavario actualmente ha
adquirido dimensiones mundiales.

Ø En 1960, el Papa Juan XXIII, funda el "Secretariado para la Unión de los Cristianos". Fue
puesto bajo la presidencia del Cardenal Agustín Bea, es el organismo católico por
excelencia para promover la unión de los cristianos.
Ø El "Decreto Conciliar sobre el Ecumenismo" (Unitatis Redintegratio), presenta las bases
doctrinales y las líneas de acción práctica del ecumenismo católico. Fue promulgado por el
papa Paulo VI el 21 de noviembre de 1964, durante la celebración del Concilio Ecuménico
Vaticano II.

Ø La Asociación "Ut Unum Sint", palabras tomadas de Jn 17, 21, que significan "Que sean
una sola cosa", fue fundada por la Congregación del Concilio y tiene como finalidad
promover la unidad de todos los cristianos en la única Iglesia de Cristo.

Ø Encuentros ecuménicos de los jerarcas de distintas confesiones:

La asistencia de observadores de las Iglesias anglicana, luterana, reformada, metodista,


cuáquera y otras, al Concilio Vaticano II.

En 1960, la visita del doctor Fisher, arzobispo anglicano de Canterbury.

En 1962, en encuentro del papa Paulo VI con el patriarca ortodoxo Atenágoras.

En 1965 Roma y Constantinopla levantaron mutuamente las excomuniones lanzadas en


1054.

En 1966 Paulo Vi dialogó con el doctro Ramsey, sucesor de Fisher.


La costumbre de Juan Pablo II de orar en común, en todos sus viajes, con los
representantes de los hermanos separados.

El encuentro en Ghana, de Juan Pablo II con el arzobispo anglicano de Canterbury, doctor


Robert Runcie.

La visita de Elías II, patriarca ortodoxo de Georgia, al Vaticano.

La reunión en Patmos, Grecia, en1980, de representantes católicos y ortodoxos.

Ø Encuentros ecuménicos de oración. En Taizé, Francia, el hermano protestante Rogier


Schutz dirige una comunidad de oración interdenominacional, que organiza encuentros
internacionales de reflexión y oración, con la participación de protestantes, ortodoxos y
católicos. Su luz está inundando la cristiandad entera y representa un buen auspicio para
la unidad de los cristianos.

Breve historia del movimiento ecuménico cristiano

Primera etapa (1910-1937)

1910 : Se realiza la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, considerada como el


punto de partida oficial del movimiento ecuménico cristiano. Se crea en esta Conferencia
un Comité de Continuación del que surgiría posteriormente el Consejo Misionero
Internacional. Charles Brent propone la creación del movimiento Fe y Constitución, con
Robert Gardiner como secretario conformando así un Comité de Continuación de esta
iniciativa.
1914 Robert Gardiner manda una carta de invitación en latín al Cardenal Gasparini. El
papa Benedicto XV contesta que se considera a sí mismo como la fuente y la causa de la
unidad de la Iglesia.

1918 El obispo luterano Nathan Söderblom se acerca a numerosos clérigos católicos para
invitarles a hablar de la paz. Reunión de Uppsala en septiembre. Gasparini no se toma la
cosa en serio.

1919 Una delegación de obispos episcopalianos se acerca a diversas iglesias europeas. Al


llegar a Roma, les recibe Benedicto XV, quien les dice que la única unidad posible se
encuentra en su vuelta a la iglesia católica.

Por la primera vez, Nathan Söderblom, en una carta abierta, sugiere la creación de un
Consejo ecuménico de las Iglesias (C. OE.E).

1920 Conferencia "Vida y Acción" del cristianismo práctico. Acuden delegados de la


jerarquía ortodoxa.

Creación de un Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial en Ginebra,


para sentar las bases del movimeinto Fe y Constitución.

1921 Se funda el Consejo Misionero Internacional en Londres. Obispos luteranos suecos y


carta del cristianismo práctico.

1925 Conferencia del cristianismo práctico en Estocolmo. Violento ataque del canónigo
católico Charles Journet contra el cristianismo práctico en su libro "L'unión des églises et le
Christianisme pratique".
Se reúne en Estocolmo el Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial,
para programar la primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución.

1927 Primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución en Lausana.

1928 Encíclica Mortalium Animos del Papa Pío XI.

1929 Primera evaluación seria del trabajo ecuménico por los católicos con el libro de Max
Pribilla s.j. : Um kirchliche Einheit, Stockholm, Lausanne, Rome.

1930 Nathan Söderblom recibe el Premio Nobel de la Paz.

Segunda etapa (1938- )

Coincide esta etapa con la historia del «Consejo Mundial de Iglesias» (CMI). Su estatuto,
fijado provisoriamente en Utrech en 1938, a causa de la Segunda Guerra Mundial, no fue
adoptado hasta la asamblea de Ámsterdam, en 1948. El consejo se definió no como una
«super Iglesia» o como una «Iglesia mundial», sino como una «comunidad de Iglesias que
reconocen a Cristo como Dios y Salvador». Desde su fundación se han establecido 7
asambleas generales: Ámsterdam (1948); Evanston (1954); Nueva Delhi (1961); Upsala
(1968); Nairobi (1968); Vancouver (1983) y Canberra (1991).

En cuanto a la Iglesia católica, un cambio de actitud empezó con Juan XXIII y siguió con
Pablo VI dando pasos concretos y asumiendo una conciencia nueva en el Concilio
Vaticano II. El gran paso fue la creación del Secretariado para la unión de los cristianos
(1960) con el cardenal Agustín Bea a la cabeza, pasando en 1961 a participar en la
conferencia de Nueva Delhi y llegar en 1964 a la promulgación del decreto «Unitatis
redintegratio», documento del Concilio Vaticano II dedicado enteramente al Ecumenismo.

En 1995, Juan Pablo II publica la Carta Encíclica Ut unum sint, en la cual se insta a la
unión de las iglesias cristianas mediante la fraternidad y la solidaridad al servicio de la
humanidad.1
UNAS BREVES PALABRAS SOBRE EL ECUMENISMO

Por Miguel Núñez - 20 marzo, 2013 1704 0


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La palabra ecumenismo deriva del griego oikouemene, que significa “lugar habitado por la
humanidad”. Este término fue usado en el imperio romano para referirse a la totalidad de
las tierras conquistadas. Dentro del ámbito cristiano, la palabra ha sido usada más bien
para referirse a un movimiento emprendido por diversas iglesias, con la intención de
unificar las diferentes denominaciones cristianas; y algunos más liberales han querido unir
diferentes religiones en un mismo movimiento ecuménico. A simple vista, el ecumenismo
presentaría aparentes ventajas. Pero las consecuencias serían tan devastadoras que los
posibles beneficios se esfumarían rápidamente. El problema ha estado en que las iglesias
interesadas en crear tal movimiento han tratado de enfatizar una unión en base al amor de
Cristo, pero a expensas de la verdad. Lo que queremos decir con esto es que diferentes
denominaciones cristianas, enfatizando exclusivamente el llamado a amarnos unos a otros,
y dejando a un lado verdades cardinales de la fe, han intentado crear alianzas estratégicas
de trabajo entre personas que a veces difieren enormemente en lo que creen. Algunas
iglesias y/o denominaciones que se han desviado de manera significativa de la verdad han
pretendido unirse con otras de corte ortodoxo, bajo una misma sombrilla, lo cual es una
imposibilidad.

Si bien es cierto que Cristo oró en Juan 17:21, horas antes de su crucifixión, “para
que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti…”, no es menos cierto que
Cristo no estaba pretendiendo con eso unir a los cristianos a expensas de lo que es su
verdad. En esa misma oración, en Juan 17:17, Cristo dijo: “Santifícalos en la verdad; tu
palabra es verdad”. De manera que para lograr una verdadera unificación de las iglesias
tendríamos primero que ponernos de acuerdo primordialmente en lo que es la verdad. El
movimiento ecuménico ha logrado avanzar basado en un liberalismo, donde cualquiera
que profese ser cristiano pudiera formar parte del mismo y ser aceptado, sin sentirse
juzgado por nadie. Estamos de acuerdo con que no debemos vivir juzgando al otro, pero
es la Palabra que juzga nuestras acciones. Y cuando la Palabra de Dios descalifica a un
grupo para ser llamado cristiano por haber abandonado la verdad, entonces no podemos
estrechar los lazos con aquellas personas que dicen ser discípulos de Cristo sin abrazar
Su verdad. El apóstol Pablo lo explicó muy claramente en Gálatas 1:6-9:
“Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de
Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que
hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aun
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos
anunciado, sea anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguno os
anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema”.

Quisiéramos hacer la salvedad de que es frecuente ver una iglesia que no cree
exactamente, cien por ciento igual, cada una de las cosas que otra iglesia cree; pero esto
no implica que estas dos iglesias no pudieran tener comunión, hermandad, trabajar juntas,
amarse y admirarse la una a la otra. The Gospel Coalition y Coalición por el Evangelio son
muestras de esto que estamos diciendo. Lo que sí estamos tratando de comunicar es que
hay verdades fundamentales del evangelio que no pueden ser negociadas. Y cuando
iglesias llamadas cristianas negocian las verdades fundamentales del evangelio,
lamentablemente no nos queda otro camino que no sea el de divorciarnos de la asociación
con ellas, y pedirle a Dios que pueda restaurar la verdad en el seno de las mismas. A
manera de conclusión, podemos ilustrar esto último de la manera siguiente. Las verdades
resumidas por el movimiento de la Reforma en las Cinco Solas (con todas sus
implicaciones) son innegociables:

• Sola Escritura: la Biblia como la suprema fuente de autoridad

• Salvación solo por Gracia

• Salvación solo por medio de la fe

• Salvación solo en Cristo

• Salvación solo para la gloria de Dios

Lo mismo podemos decir de las verdades relacionadas a la encarnación de Cristo,


su vida sin pecado, su muerte sustitutiva, su resurrección corporal y otras que forman parte
de la columna vertebral de la fe cristiana. Sin embargo, hay otras verdades, por ejemplo,
aquellas relacionadas a ciertos aspectos de la escatología, que son de segundo orden,
como las posiciones premilenialista, aminenialista y posmilenialista, que no tienen por qué
mantenernos separados. Hay otras similares, pero estas sirven de ilustración. Con esta
reseña queremos dejar un entendimiento breve de algunos de los problemas con el
ecumenismo por el que abogan muchos. Negociar las verdades fundamentales implicaría
la destrucción del movimiento cristiano, y de ahí nuestra resistencia a formar parte de un
movimiento ecuménico como muchos otros lo han hecho.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio


Denominación cristiana
Una denominación, en el sentido cristiano del término, es una organización religiosa que funciona con
un nombre, una estructura o una doctrina en común. El denominacionalismo es a su vez un punto de
vista según el cual algunos o todos los grupos cristianos son, en algún sentido, versiones de la misma
cosa, a pesar de sus características distintivas.
No todas las denominaciones enseñan esto: la gran mayoría de los cristianos pertenece a iglesias que,
aunque acepten parcialmente la validez de otros grupos, consideran la multiplicación de vertientes como
un problema. El fundamentalismo cristiano puede llegar a considerar la existencia de tantas
denominaciones como un indicio de sectarismo. Por otra parte, el cristianismo denominacional se
contrasta con el cristianismo no denominacional, que considera inaceptable la diversidad de
denominaciones.
Las divisiones más básicas del cristianismo contemporáneo ocurren entre la Iglesia católica, la Iglesia
ortodoxa y las varias denominaciones formadas durante o después de la Reforma Protestante. Las
mayores diferencias entre ortodoxia y catolicismo son culturales y jerárquicas. En cuanto a las
denominaciones protestantes, estas presentan diferencias teológicas muy acentuadas con la ortodoxia y
el catolicismo, así como una gran diversificación doctrinaria entre sus vertientes.
Las comparaciones entre los distintos grupos denominacionales deben ser hechas con cautela. En
algunos grupos, por ejemplo, las congregaciones son parte de una organización eclesiástica monolítica;
en cambio, en otros grupos, cada congregación es una organización autónoma independiente. Las
comparaciones numéricas también son problemáticas: la mayoría de grupos cuentan como miembros
solamente a los adultos bautizados, aunque algunos contabilizan tanto a los adultos bautizados como a
los niños (sean estos bautizados o no).

Índice

 1Divisiones históricas
 2Modelos de clasificación
o 2.1Grupos occidentales
o 2.2Grupos orientales
 3Otras denominaciones cristianas
o 3.1Cristianismo esotérico
o 3.2No categorizados
 4Cuadro sinóptico
 5Véase también
 6Referencias
 7Enlaces externos

Divisiones históricas[editar]
Algunas corrientes o grupos del pasado dejaron de existir formalmente con el paso de los años. Es el
caso, por ejemplo, de los gnósticos (que sustentaban un modelo dualista de deidad), los ebionitas (que
negaban la divinidad de Cristo), los apolinarios (que defendían que Jesús tenía cuerpo humano y mente
divina), los montanistas (que pregonaban una nueva revelación concedida a ellos) y los arrianos (que
argumentaban que Jesús era un ser creado, por lo tanto no coeterno conDios Padre). Muchos de estos
grupos primitivos, hoy considerados heréticos, se extinguieron por falta de seguidores o, de manera
general, fueron suprimidos por la Iglesia institucionalizada, que en sus primeros siglos desarrolló un
gran esfuerzo por unificar y definir con claridad lo que no era doctrina cristiana.
No obstante este esfuerzo, representado especialmente por los primeros Concilios ecuménicos, se
fueron profundizando algunas diferencias entre las tradiciones Oriental y Occidental. Ellas se derivaron
inicialmente de las diferencias lingüísticas y socioculturales entre el Imperio romano de Occidente y
el Imperio bizantino. Como el mundo Occidental (es decir, Europa) utilizaba el latín como su "lingua
franca" y el Oriental (es decir, Oriente Medio, Asia y el Norte de África) empleaba el griego koiné para
transmitir sus escritos, los desarrollos teológicos de cada parte no llegaban a la otra con fluidez, pues la
traducción se hacía muy difícil por costo y logística.
La primera ruptura significativa y duradera del cristianismo histórico se produjo con la Iglesia asiria de
Oriente, a consecuencia de la controversia cristológica sobre el Nestorianismo en 431. En 1994 esta
Iglesia firmó una declaración cristológica de fe en común con la Iglesia católica, por el que ambas
interpretaron este cisma como un problema básicamente lingüístico, derivado de dificultades de
traducción de términos muy delicados y precisos del latín al aramaico y viceversa (véase Concilio de
Éfeso). Después del Concilio de Calcedonia, en 451, la siguiente gran división ocurrió entre las
Iglesias siria y alejandrina (también llamada Iglesia Egipcia o Copta), que se separaron en virtud de las
doctrinas monofisitas (el papa Juan Pablo II y el Patriarca sirio Ignacio Zakka I Iwas firmaron, a fines del
siglo XX, una declaración cristológica de fe en común). Estas Iglesias monofisitas son conocidas
como Iglesias no calcedonianas, diferenciándose de la Iglesia ortodoxa por aceptar solo las
resoluciones de los tres primeros Concilios ecuménicos. Aunque la Iglesia como un todo no experimentó
mayores divisiones en los siglos siguientes, los grupos Oriental y Occidental llegaron a tal punto de
desacuerdo, que los patriarcas de ambas familias se excomulgaron mutuamente en 1054, hecho que es
conocido históricamente como el Cisma de Oriente y Occidente. Las razones políticas y teológicas del
cisma son complejas. Sin embargo, el punto más controvertido fue la cuestión de la primacía papal: Los
cristianos de Occidente insistían en que el Patriarca de Roma debía mantener una posición especial de
autoridad sobre los patriarcas de las iglesias de otras ciudades (Patriarca de Alejandría, Patriarca de
Antioquía, Patriarca de Constantinopla e incluso sobre el Patriarca de Jerusalén). En cambio, los
cristianos de Oriente sostenían que todos los patriarcas eran de igual autoridad, no teniendo ninguno de
ellos primacía sobre jurisdicciones ajenas a la propia. El cisma se afianzó y por siglos cada iglesia
consideró a la otra como causante de la división, y fue solamente bajo el papado de Juan Pablo II que
se hicieron las primeras reformas significativas para mejorar las relaciones entre la Iglesia de Roma y
las Iglesias Orientales.
Muchos siglos después del Gran Cisma, el cristianismo Occidental (que se denominaba a sí mismo
católico) experimentó una serie de movimientos reformadores geográficamente aislados que
precedieron a la aparición de la Reforma Protestante. Por ejemplo, en Italia, durante el siglo XII, Pedro
Valdo congregó a un grupo de seguidores conocidos como los valdenses, y tal movimiento fue
posteriormente absorbido por los reformadores protestantes modernos. En Bohemia, una región de
mayoría ortodoxa, la ocupación por parte de los Estados Pontificios (un Estado militarmente más
poderoso que la posterior Santa Sede) produjo la imposición del catolicismo, pero a principios del siglo
XIV Jan Hus (sus seguidores fueron llamados husitas) inició un movimiento para desafiar las
enseñanzas de la Iglesia de Roma (guerras husitas). Posteriormente el grupo daría origen a
los Hermanos Moravos y renacería con otros nombres, pero ya formando parte de la Reforma
Protestante.
Un movimiento independiente que, años después, se alinearía también mayoritariamente con la
Reforma Protestante, se comenzó a gestar cuando el rey Enrique VIII de Inglaterra se hizo declarar
"Cabeza de la Iglesia de Inglaterra" mediante el Acta de Supremacía de 1534.
El anglicanismo paulatinamente fue adoptando algunas doctrinas protestantes hasta declararse
inequívocamente Católico y Reformado, por lo menos en la Comunión anglicana.
Un cisma de enormes dimensiones se produjo a consecuencia de la publicación de las noventa y cinco
tesis de Martín Luteroen la Universidad de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517. Escritas inicialmente
como una serie de reclamaciones a fin de estimular la reforma de la Iglesia Occidental, no pretendían ni
remotamente alcanzar el efecto que lograron. Los textos de Lutero, combinados con la obra del
teólogo suizo Ulrico Zuinglio y del teólogo francés Juan Calvino, provocaron la ruptura del cristianismo
católico europeo, fundando la que ha llegado a ser, probablemente, la segunda mayor rama del
cristianismo moderno (después del catolicismo), el denominado protestantismo.
A diferencia de otras ramas del cristianismo (catolicismo, ortodoxia, ortodoxa
asiria, coptismo y anglicanismo), el protestantismo es un movimiento con una gran variedad de
estructuras gubernamentales. De esta forma, diversos grupos, como los presbiterianos, las Iglesias
Reformadas, los luteranos, los metodistas, los congregacionalistas, los anabaptistas, los bautistas,
los adventistas, los pentecostales, y hasta cierto punto también los
llamados restauracionistas (dependiendo del esquema de clasificación que se utilice), pueden ser
agrupados dentro de esta rama del cristianismo.

Modelos de clasificación[editar]
A pesar de que en el pasado, la gran mayoría de los cristianos permanecieron por siglos unidos en una
misma Iglesia (solo dividida por factores geográficos), algunos sostienen[cita requerida] que el cristianismo
nunca fue una religión de creencias homogéneas. De cualquier forma, la diversidad de creencias y de
grupos a inicios del siglo XXI es evidente, no obstante compartir casi todos ellos una historia y una
tradición en común. El cristianismo es, actualmente, la mayor religión del mundo (sumando
aproximadamente un tercio de su población), este hecho hace pertinente una clasificación comparativa
de sus diversas tradiciones, que incorpore tanto las particularidades de cada tradición, como sus
doctrinas, escuelas teológicas, formas de gobierno eclesiástico, formas de lenguaje y otros aspectos.
La primera categorización, en la mayoría de los modelos de clasificación, incluye las dos familias más
antiguas, el cristianismo oriental y el cristianismo occidental. Dentro de estas dos familias principales
encontramos las distintas ramas del cristianismo. Podemos organizarlos en seis grupos (por orden
decreciente de número de fieles): catolicismo, protestantismo, ortodoxia oriental, anglicanismo, Iglesias
no calcedonianas (que siguen el "monofisismo", como la Iglesia armenia y la Iglesia copta, por ejemplo),
y "nestorianismo" (específicamente la Iglesia Asiria de Oriente).
Tras estas grandes ramas, vienen las denominadas "familias denominacionales". En algunas tradiciones
estas familias son definidas con precisión (como las Iglesias autocéfalas en las ramas Ortodoxas), en
otras, esta precisión se pierde por la existencia de grupos ideológicos que se superponen (este es
especialmente el caso del protestantismo, que
incluye anabaptistas, adventistas, bautistas, congregacionalistas, pentecostales, luteranos, metodistas,
presbiterianos, Reformados, y otros, que se suelen clasificar dependiendo del punto de vista del que
clasifica). Existen también denominaciones que, en Occidente, han logrado una completa
independencia para establecer una doctrina propia, es el caso, por ejemplo, de muchas Iglesias
nacionales en la Comunión anglicana o vinculadas a la Iglesia luterana Sínodo de Misuri. En este punto,
se vuelve muy difícil aplicar una clasificación a las iglesias orientales y católicas en virtud de la rigidez
de sus estructuras jerárquicas. Unidades más precisas después de las denominaciones incluyen ciertos
tipos de concilios regionales, congregaciones individuales y otros tipos de cuerpos eclesiásticos.
Grupos occidentales[editar]
Artículo principal: Cristiandad occidental

Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, uno de los puntos neurálgicos de la Iglesia católica.

El catolicismo y el protestantismo son las dos mayores divisiones del Cristianismo en el mundo
occidental, no obstante, y aunque con frecuencia son incluidas como integrantes del segundo grupo,
Iglesias pertenecientes al Anglicanismo, y algunas Iglesias bautistas, metodistas y luteranas, no siempre
se identifican a sí mismas como protestantes, y estrictamente hablando, no siempre lo son
(véase Comunión de Porvoo). El Anglicanismo, por ejemplo, nunca se ha identificado completamente
como protestante, incluso, desde la aparición del Movimiento de Oxford, en el siglo XIX, liderado
por John Henry Newman, los escritores anglicanos se vieron impulsados a definir más claramente la
implicación católica de sus iglesias, caracterizando al Anglicanismo entonces como una vía media,
protestante y católica al mismo tiempo.
Un elemento central de la tradición católica es su fuerte adhesión al principio de la Sucesión
apostólica. Apóstol significa "aquél que es enviado". Según el concepto católico, Jesús comisionó a los
doce primeros apóstoles (véase para una lista de los doce) y ellos habrían continuado haciendo lo
mismo, imponiendo las manos sobre los dirigentes subsecuentes de la Iglesia para "ordenarlos" al
"sagrado ministerio". De esta forma, los católicos trazan una línea sucesoria ininterrumpida de sus
jerarcas actuales hasta los primeros doce apóstoles. A este respecto, una creencia característica de los
católicos es que el papa ostenta una autoridad superior que puede ser ligada directamente a la que
habría sido concedida al apóstol Simón Pedro. Con todo, existen grupos autodenominados católicos,
como los veterocatólicos adheridos a la Unión de Utrecht, que rechazan el dogma de la Infalibilidad
Pontificia definido por el Concilio Vaticano I en 1870, por considerarlo contrario a la tradición católica.
El catolicismo es una fe profundamente jerárquica en la cual siempre hay una autoridad suprema para
materias de fe y práctica cristiana, para el catolicismo esto es dominio exclusivo del papa, para otros
católicos en cambio persiste la tradición de entregar esta autoridad a los Concilios episcopales.

Catedral de Helsinki (de la Iglesia evangélica luterana de Finlandia).

El elemento central de la tradición protestante en cambio es su adhesión al principio de la Sola


Scriptura, por el que la única autoridad suprema para materias de fe y práctica cristiana serían
las Sagradas Escriturasdel Antiguo y Nuevo Testamento, fuera de este punto, el protestantismo no
presenta ninguna forma de organización uniforme de sus fieles, todo lo contrario, presenta una extensa
tradición de divisiones consecutivas. Con todo, sus grupos suelen ser analizados a partir de sus
grandes familias denominacionales. Cada movimiento protestante se desenvuelve libremente y muchos
se dividieron en función de cuestiones teológicas. Un gran número de movimientos, por ejemplo, tuvo su
origen a partir de los denominados "avivamientos" religiosos, como fue el caso del
movimiento metodista en la Iglesia de Inglaterra y del pentecostalismo entre las iglesias evangélicas.
Temas doctrinarios y cuestiones de conciencia también han dividido a los protestantes, la tradición
Anabaptista, compuesta, entre otros, por amish y menonitas, rechaza la doctrina del Bautismo infantil,
practicada por católicos, luteranos, anglicanos, ortodoxos, presbiterianos, metodistas y reformados.
Algunos de estos grupos rechazan también la participación cristiana en actos de violencia, siendo
reconocidos por su defensa radical del pacifismo (véase Iglesias de Paz). El grado de aceptación mutua
entre las diversas denominaciones, iglesias y movimientos protestantes es diverso, aunque tiende a
incrementarse tras la aparición de los movimientos ecuménicos cristianos durante el siglo XX y de
organizaciones multilaterales como el Consejo Mundial de Iglesias. La teología protestante para cada
denominación generalmente es definida por las instancias que ellas mismas establecen y sintetizada en
sus respectivas Declaraciones de Fe.
Grupos orientales[editar]
Artículo principal: Cristiandad oriental
En el cristianismo oriental, la mayor organización de creyentes pertenece a la Iglesia ortodoxa. La
Iglesia ortodoxa también es continuadora de la Iglesia cristiana original establecida por los seguidores
de Jesús de Nazaret. De acuerdo con la comprensión oriental de la primacía papal, el Patriarca de
Roma es el primero en honra entre todos los patriarcas (véase Primus inter pares), pero a diferencia del
catolicismo actual, no creen que posea ninguna autoridad directa y absoluta sobre diócesis ajenas a la
propia, ni menos infalibilidad en doctrina. Tras el Cisma de Oriente y Occidente, la primacía patriarcal de
oriente pasó al Patriarca de Constantinopla, sin embargo, cada Iglesia partícipe de la Ortodoxia Oriental
es autocéfala, y es por tanto responsable solo ante sí misma por cuestiones organizacionales y de
práctica, mientras que corresponde al Patriarca de Constantinopla resguardar la fe y la doctrina. El
Patriarca de Constantinopla (ciudad luego rebautizada como Estambul, en la moderna Turquía) es
igualmente conocido como Patriarca Ecuménico, y ostenta un sitial de honra entre todos los obispos
como Primus inter pares. Junto a las cuatro iglesias más antiguas, hay otras diez iglesias más o
menos organizadas de acuerdo a fronteras de nacionalidad (hay controversia con respecto a la
decimoquinta iglesia, la Iglesia ortodoxa en América que aún no es reconocida como autocéfala). La
mayor de todas las iglesias ortodoxas es, por número de feligreses a inicios del siglo XXI, la Iglesia
ortodoxa rusa. Existen también algunos grupos e iglesias ortodoxas nacionales que de momento no
mantienen comunión con otras iglesias ortodoxas (ni con el Patriarca de Constantinopla, requisito para
formar parte de la Iglesia Ortodoxa), este es el caso de la Iglesia ortodoxa de Macedonia y de la Iglesia
ortodoxa de Montenegro, entre otras.
Las Iglesias no calcedonianas (apodadas monofisitas por sus detractores) nacen por el llamado cisma
del monofisismo, ya que rechazan el concilio de Calcedonia. En el caso de la Iglesia copta, el Patriarca
de Alejandría decide separar a su Iglesia del resto de la Iglesia Católica creándose así esta Iglesia, el
surgimiento del Patriarcado ortodoxo de Alejandría es debido a la instauración de un Patriarcado
paralelo griego en Alejandría que siguiera fiel a la doctrina oficial que seguía el Emperador de Bizancio,
siglos después de forma similar se forma el Patriarcado Católico de Alejandría. Las Iglesia monofisitas
se organizan de una manera similar a la de ortodoxos, católicos y anglicanos, con seis iglesias
nacionales autocéfalas y dos organizaciones autónomas. Aunque la región de las
modernas Etiopía y Eritrea mantuvo un fuerte grupo de creyentes desde la infancia del cristianismo, sus
iglesias locales solo alcanzaron la autocefalía en 1963 y 1994 respectivamente. Como estos grupos, en
general, son un tanto desconocidos en Occidente, la literatura sobre ellos incluye, algunas veces, a
la Iglesia Asiria de Oriente como parte de las Iglesias Ortodoxas del Este, pero los asirios mantienen
independencia teológica, cultural y eclesiástica con respecto a toda otra iglesia cristiana desde el año
431. Esta iglesia es administrada de acuerdo a un modelo jerárquico no muy diferente al del catolicismo,
con un líder eclesiástico absoluto, sin embargo, con la inmensa mayoría de sus fieles viviendo en el
exilio, desde 1968 dos religiosos ostentan el título de Patriarca Catolicós de Babiloniauno, electo en
1970, SS. Addai II residiría en Bagdad (más probablemente en California) y contaría con el apoyo
minoritario de 5 obispos, en cambio, SS. Mar Dinkha IV, electo en 1976, es reconocido por 11 obispos y
hasta por la Santa Sede, ejerciendo desde su residencia en Morton Grove (Illinois). El caso de la Iglesia
Copta se acerca más a la Iglesia católica ya que también posee un papa y bajo él dos patriarcas.

Otras denominaciones cristianas[editar]


A pesar de ser ya difícil establecer una definición precisa de lo que es la corriente principal del
cristianismo, hay algunos grupos que evolucionaron incluso más allá de aquello que popularmente es
definido como una organización cristiana, compartiendo no obstante, alguna conexión histórica con una
comunidad más amplia de cristianos. Considerando esta diversidad, se hace casi imposible definir lo
que es el cristianismo sin incurrir en alguno de estos extremos: rechazar todas las definiciones o
adoptar una definición autoritaria y así, rechazar cualquier otra. En términos objetivos, ambas opciones
son problemáticas.
El cristianismo, desde sus orígenes como secta del judaísmo, siempre rechazó una
definición etnocéntrica, más bien fue concebido y extendido como una religión inter-étnica con
ambiciones globales, expandiéndose rápidamente desde Judeahacia reinos y pueblos de todo el mundo
conocido. Son sus doctrinas las que definen la esencia del cristianismo, y si a lo largo del tiempo
diversos grupos étnicos han mantenido su cristianismo generación tras generación, ello se ha debido a
la difusión y asimilación de esas doctrinas.
Templo de Salt Lake City, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Distintos puntos de doctrina pueden variar desde un pequeño número de proposiciones simples hasta
una cantidad numerosa de elementos, dependiendo de cada grupo. Algunos grupos mantienen sus
doctrinas relativamente estáticas, otros en cambio, han cambiado dramáticamente sus definiciones con
el correr del tiempo. Por ejemplo, antes de la Ilustración, los eruditos cristianos que negaban o
cuestionaban la doctrina de la Trinidad (dogma para el catolicismo y doctrina ampliamente sustentada
por las distintas denominaciones que trata sobre las relaciones entre Dios Padre, Dios Hijo y el Espíritu
Santo descritas en la Biblia) eran expulsados de sus iglesias y, en algunos casos, exiliados y
desprovistos de toda protección legal. Actualmente en cambio, algunas tradiciones que reivindican no
ser descendientes de ninguno de los dos grupos históricos hasta aquí reseñados, no dejan de
considerarse esencialmente cristianas no obstante rechazar la doctrina cristiana tradicional sobre la
trinidad de Dios. Es el caso de las iglesias denominadas mormonas, la principal de las cuales (La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) es frecuentemente incluida entre las iglesias
protestantes, no obstante no compartir sus doctrinas características ni identificarse a ella misma como
protestante. Su origen, durante el llamado Segundo Gran Despertar, fue paralelo al surgimiento de otras
innumerables religiones estadounidenses, incluyendo a la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
los Testigos de Jehová y otras incluidas dentro del restauracionismo como movimiento.
Sin embargo los Mormones y Adventistas del Séptimo Día si tienen a la Trinidad dentro de sus
creencias fundamentales, a diferencia de los Testigos de Jehová. Véase: Artículos de fe de la Iglesia De
Jesucristo De Los Santos De Los Últimos Días.1
Cristianismo esotérico[editar]
Existen algunas tradiciones cristianas que se autodenominan "religiones de misterios y están
relacionadas no con una forma específica de culto religioso, sino con una tradición de autoconocimiento
del ser humano como espíritu y parte integrante de Dios. Estas tradiciones son también conocidas
como Cristianismo esotérico y son las únicas denominaciones cristianas que aceptan doctrinas como
la reencarnación y el evolucionismo (entendido como doctrina).
Estas tradiciones defienden también la idea de que todas las formas vivientes pasan por el mundo como
forma de desarrollarse, iniciándose en la inconsistencia y terminando en la más elevada conciencia. La
palabra de Cristo sería, entonces, válida para la actual práctica de la humanidad y consistiría en
despertar al ser humano para el amor y el altruismo, formando, a su debido tiempo, una fraternidad
universal, hasta que la humanidad esté lista para dirigirse directamente Dios.
Una de las organizaciones más conocidas de entre las vinculadas al Cristianismo esotérico es
la Fraternidad Rosacruz. Varias otras fraternidades rosacrucianas también se declaran cristianas
y gnósticas, como es el caso de la Fraternidad Rosacruciana Antigua.
No categorizados[editar]
Algunas denominaciones que surgieron en medio de la tradición cristiana occidental, aunque se
consideran cristianas, no pueden ser clasificadas ni como católicas, ni como plenamente protestantes,
es el caso de la Sociedad Religiosa de los Amigos (más conocidos como cuáqueros, pues en su seno
denominacional convive una gran variedad de creencias y doctrinas. El Cuaquerismo no tiene un credo
oficial, carece de sacerdotes, pastores y sacramentos, y desarrollan diferentes tipos de cultos (aunque
algunas comunidades cuáqueras evangélicas hispanoamericanas sí tienen pastores).
Por otro lado, la polémica teológica sobre la Trinidad dio origen al Unitarismo, cuya principal
denominación en los Estados Unidos renunció a su especificidad cristiana y actualmente es una
organización religiosa de carácter pluralista. A pesar de su virtual abstención ante cualquier tipo de
doctrina religiosa formal, persisten denominaciones de esta tradición, especialmente en Europa, que se
identifican a sí mismas como cristianas, o incluso como protestantes.

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