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MACKINNON, M. & M. PETRONE, Populismo y Neopopulismo en América Latina.

El
problema de la cenicienta.

El punto de partida es la inexactitud terminológica del término populismo, ya que sirve para
referirse a una variedad de fenómenos: movilizaciones de masas (urbanas o rurales) elitistas y/o
anti-elite, a partidos políticos, movimientos, ideologías, actitudes discursivas, regímenes y formas
de gobierno, mecanismos de democracia directa, dictaduras, políticas y programas de gobierno,
reformismos, etc. En el contexto actual de políticas económicas neoliberales, el término puede ser
interpretado como sinónimo de un Estado interventor y asistencialista. En su uso cotidiano, se lo
puede usar como negación de los valores democráticos representativos, debido a su énfasis en el
liderazgo “demagógico”, las relaciones clientelistas y la “manipulación de las masas”.
Canovan, pone el acento en la variable relación que se da entre las masas y la le elite intelectual
encargado de la interpretación del fenómeno y la construcción del concepto. Es significativo en
este aspecto el contexto político de su génesis: la crisis de la democracia liberal luego de la I Guerra
Mundial, el avance del fascismo y la Revolución Rusa. La concepción liberal del fenómeno fue
“anti populista” (alianza entre el “poder irracional de las masas” y el estilo personalista de líderes
con tendencias demagógicas). Su status tipológico, de herramienta analítica definida por los de
afuera, le imprime una fuerte carga peyorativa. Por ultimo, la ambigüedad de su utilización, se
hace manifiesta en la heterogeneidad de la realidad histórica que define; por lo que la
construcción del concepto oscilará entre su interpretación como fenómeno histórico o en la
delimitación de una categoría analítica.

El populismo en la historia. Los primeros populismos.


En la Rusia de fines del s. XIX, surgen los populistas (“Narodniki”) [“Narod”: pueblo, nación], una
elite instruida orientada hacia formas occidentales de pensamiento que ocupaban un lugar
intermedio entre el Estado y los campesinos, que interpretaba tener una deuda moral con el
pueblo. Tenían una visión particularmente rusa del futuro, planteaban la creación de una sociedad
socialista enraizada en las tradiciones de la aldea rusa. [“Narodnichetsvo” define un tipo de
socialismo agrario revolucionario no marxista cuyo origen puede fijarse en la década de 1890].
En EE.UU. el movimiento de los agricultores del Middle West, compuesto por granjeros (farmers)
que reclamaban intervenciones socializantes por parte del gobierno a fin de disminuir las
presiones monopólicas, las sujeción por deudas y la baja del precio de sus productos, adquiere
rápidamente una connotación con su ingreso en la política (fundan el Partido del Pueblo, fusionado
más tarde con el Partido Demócrata en 1896).
Ambos “populismos agrarios” se opusieron al avance del capitalismo (industrialismo,
urbanización, centralización), en el primer caso mediante el fortalecimiento de la propiedad
comunitario, y como resultado de la profundización en la tensión entre el “pueblo” y la elite
intelectual rusa; en el caso estadounidense con la defensa de la propiedad individual o familiar y
potenciando la tensión entre “pueblo” y políticos profesionales.

Populismo en América Latina


Populismos tempranos o liberales: el crecimiento capitalista y urbano erosiono la hegemonía
tradicional de las clases altas. En ese contexto aparece la “democratización legislativa destinada a
las minorías alfabetizadas”. La simpatía del sector obrero, la emergencia de la clase media y el
apoyo de las elites excluidas del poder alimento sus promesas reformistas. (Ej: Yrigoyen)
Populismos Clásicos: Slogans e ideas socialistas movilizaron amplias poblaciones urbanas que
buscaban reformas sociales, en favor de los trabajadores, la democracia electoral y el nacionalismo
continental (contra el imperialismo y el fascismo). Según Drake, surgió como respuesta a la
aceleración de la industrialización, la diferenciación social y la urbanización; prometían medidas
de bienestar y crecimiento industrial protegido. Hacia los ‘50/’60 el populismo policlasista empezó
a encontrar obstáculos en el desarrollo de la industrialización por sustitución de importaciones
(ISI), con un consecuente estancamiento industrial seguido de una aguda inflación. (Ej: Cárdenas,
Perón).
Populismo Tardío: Aparecen en la década del ´70. Buscaba revitalizar las alianzas y los programas
populistas anteriores, a fin de lidiar con el pluralismo social conflictivo. A mediados de 1970 las
fuerzas armadas proscribieron el populismo en la mayoría de los países latinoamericanos.

A causa de la variedad de fenómenos que engloba, Mouzelis enuncia “la tesis negativa” en base a
la imposibilidad de encontrar rasgos comunes y a las diversas formas de clasificar los enfoques
académicos.

Interpretaciones sobre la emergencia y la dinámica del populismo clásico.


Con referencia a las causas o condiciones de su emergencia podemos clasificar los estudios en
cuatro grupos.
Interpretación en clave del proceso de modernización: viéndolo como un fenómeno de los países
“subdesarrollados” en su transición de la sociedad tradicional a la modernidad.
Interpretación “histórico-estructural”: vincula el desarrollo capitalista con la crisis del modelo
agroexportador y del estado oligárquico, el Estado asume el rol de director de los procesos de
cambio ante la debilidad de la burguesía. Deviene de aquí su carácter interventor y nacionalista, en
un contexto de crisis de hegemonía la alianza de clases encuentra su identificación en el Estado.
Interpretación coyunturalista: hace hincapié en las oportunidades y restricciones de las clases o
sectores sociales. Abarcan tanto su cultura social y política como la construcción de sujetos y
sentidos, a la vez que estudia las diversas redes de alianzas desde sus dinámicas y posibilidades.

- Gino Germani escribió los primeros trabajos sistematizados en la década del ’50, el marco teórico
fue la predominante teoría de la modernización y el estructural-funcionalismo. A partir del
desarrollo económico, se produce una transición dicotómica en donde coexisten elementos
propios de la sociedad tradicional y de la industrial. La superposición de principios de
funcionamiento genera asincronías en el proceso de transformación: geográfica (países centrales
y periféricos / “Sociedades duales”), institucional (es regida por normas contradictorias), grupos
sociales (asincronía en las características “objetivas” y las “subjetivas”. Se corresponden a etapas
avanzadas y atrasadas), motivacionales (origina “ideologías peculiares”).
Dos fenómenos son característicos de esta asincronía: el “efecto de demostración”, producto de la
difusión del nivel de vida de países desarrollados ligado al consumo, y el “efecto de fusión” donde
se produce una dualidad en la significación de los rasgos modernos por la pervivencia de
expresiones ideológicas tradicionales. Otros conceptos claves son la “movilización” (de grupos
anteriormente pasivos) y la “integración”, entendida como la participación a través de canales
político-institucionales vigentes.
La rápida industrialización, la urbanización y la masiva migración interna aceleran la intervención
de las masas en la política. La movilización de estos grupos (con una mentalidad tradicionalista:
autoritaria y paternalista) sobrepasa los mecanismos de integración de las instituciones modernas
(basadas en individuos autónomos y libres); dando lugar a una situación de anomia que favorece
la emergencia de una figura carismática que vincula esas “masa disponibles” (irracionales y
heterónomas) con los sectores modernizadores como el ejército y los industriales.
Di Tella señala como condiciones necesarias para el surgimiento del fenómeno populista la
existencia de una elite comprometida en el proceso de movilización de masas y la decadencia del
liberalismo. El acento esta puesto en la “revolución de las expectativas”, el deseo de tenerlo todo
sin los mecanismos que lo proporcionan; la aparición de un líder es consecuencia de la
incapacidad de la alternativa liberal-democrática para satisfacer estas expectativas.
Los nexos de organización de este movimiento son entonces: una elite ubicada en los niveles
medios o altos con motivaciones anti-statu quo, una masa movilizada por la “revolución delas
expectativas”, una ideología/estado emocional que comunica al líder y sus seguidores (entusiasmo
colectivo).
Para Stein, esta forma política de control social es producto de la herencia iberoamericana de una
cultura política patrimonialista, caracterizada por la jerarquía y el organicismo. La construcción de
coaliciones multiclasistas se realiza mediante vínculos particularistas y personalistas, a la vez que
las concesiones materiales y simbólicas sirven de válvula para disipar las presiones potencialmente
revolucionarias de las clases bajas incorporadas a la política.

- En la década del ’60, a raíz de la influencia de estudios sobre la dependencia y del marxismo
surgieron trabajos de tendencia histórico-estructural, cuya atención se centraba en las condiciones
históricas para el surgimiento de la coalición populista.
Para Cardoso y Faletto las distintas “situaciones de desarrollo” se estructuran durante el periodo
inicial de dependencia (“de crecimiento hacia afuera”) donde surgen economías con control
nacional de la producción (Argentina, Brasil) y economías de enclave (mineras o de plantación).
Durante la “fase de transición”, que tiene lugar en los primeros años del s. XX, se estructuran las
alianzas de poder que determinan el carácter de los “Populismos desarrollistas” (que van 1930 a
1960). Las políticas de consolidación del mercado interno y de la industrialización, con las clases
medias y las burguesías industriales y comerciales como actores principales, conllevaran una serie
de acuerdos entre diversos sectores que presentaran a los grupos populares una oportunidad de
inserción económico-social; constituyéndose de esta forma una “alianza desarrollista” ente
fuerzas contradictorias. Formas de populismo que distingue el autor (3): populismo y economía
libre de empresa (argentina, Perón); populismo y desarrollo nacional (Brasil, Vargas) y Estado
desarrollista (Chile y México).
Ianni, analiza las masas en el escenario político contextualizándolo con la conformación de una
sociedad de clases, surgida en el los centros urbanos industriales; la contradicción es plateada
entre la sociedad nacional y la economía dependiente. Las masas asalariadas (ya en la etapa final
de la alienación del trabajador respecto a los medios de producción) son el elemento dinámico y
creador que reelabora la política del Estado, regulador del mercado de trabajo. No obstante
reconoce la existencia de un populismo dirigido por las elites burguesas y la clase media, y de uno
propiamente “de masas”. Pudiendo adquirir en momentos de crisis un carácter clasista.
Para Carlos Vilas las relaciones de producción, consecuentes al nivel de desarrollo, son el punto
de partida para establecer una estrategia de acumulación de tipo populista en base a la ampliación
del consumo.
Otros autores plantean el surgimiento en un contexto de “crisis de hegemonía”, donde se
conjugan dos procesos subyacentes: la industrialización tardía y a la crisis hegemónica de la
burguesía. Es necesaria entonces una nueva alianza civil canalizada en movimientos nacional-
populares, donde capitalistas industriales débiles y clases trabajadoras conforman un nuevo
bloque histórico. Weffort estudia el caso de Brasil pensando la irrupción de las clases populares
como una fuente de legitimidad en un contexto de crisis política y desarrollo económico,
postulando la noción de “Estado de compromiso”. Ningún grupo dominante adquiere carácter
hegemónico, por lo que su equilibrio es inestable.
Finalmente Touraine parte de un supuesto Estado de “confusión” donde los actores sociales no se
definen por su condición económica, el sistema político es una fusión de estos actores en el
Estado, que aparece como actor complejo entre los conflictos de las fuerzas políticos. Este
desarrollo distorsionado generaría una heteronómia en la clase burguesa.

- Desde una perspectiva coyunturalista, Adelman resalta las condiciones subjetivas del
movimiento social en el surgimiento del populismo, la óptica de los actores desde su propia
participación política (aspecto psicosociales vinculados a aspectos estructurales). Existe para él un
“momento populista” donde se requiere una estrategia de interpelación de los actores sociales y
políticos. Se crea entonces un modelo interactivo de alianzas.

Se puede analizar la especifidad del populismo desde su discurso. Para Laclau el carácter de clase
de una ideología está dado por la forma y no por su contenido, el discurso debe tener un principio
especifico capas articular antagonismos. Una clase es hegemónica cuando logra neutralizar el
antagonismo potencial. La interpelación popular-democrática articula un conjunto sintético-
antagónico que se erige como ideología dominante.
de Ipola y Portantiero parte de la construcción de una voluntad nacional y popular dentro de un
proceso de construcción de hegemonía, un ámbito heterogéneo y contradictorio propicio para el
fortalecimiento del Estado. Presenta en este aspecto una ruptura con la concepción pluralista de la
hegemonía propia del socialismo.

Populismos contemporáneos
Los “Neopopulismos” surgen en el seno de una sociedad atomizado que presenta precarios
órdenes intermedios, por lo que deben recurrir a la institución estatal. Los movimientos colectivos
emergen a través de movimientos antiinstitucionales, articulados por una lógica amigo-enemigo
dirigida por líderes carismáticos. Alberti centra su hipótesis en la lógica “movimentista” de la
articulación política, por la cual el Estado a raíz de su lógica hegemónica no logra superar su etapa
embrionaria de fusión con los segmentos de la sociedad civil y el sistema político, con un carácter
totalitario represivo. Según Lazarte las fallas en las estructuras políticas de mediación (partidos) se
traduce en una informalización de la política que precipita el surgimiento de nuevos liderazgos
con fuerte apoyo social. A su vez debe garantizar su legitimidad como mediador a través de la
universalización de la ciudadanía.
Roberts afirma que el populismo puede complementar y reforzar al neoliberalismo en ciertos
contextos, ambos comparten la tendencia a desinstitucionalizar la representación política.

Populismo. ¿Concepto cenicienta?


Problemas epistemológicos.
Ian Roxborg, contrario a la idea de construcción de modelos o tipos ideales, señala la no
adecuación a la realidad económica, social y política. Las variables aisladas se combinan en la
realidad para formar modelos concretos, por lo que es necesario un enfoque multidireccional. El
movimiento de masa es amorfo y heterónomo (contrario a cualquier estructura de clases)
incorporado por el líder carismático a una coalición populista. Cuestiona incluso la existencia de la
categoría misma.
De la Torre, en cambio enfatiza en la identificación de determinadas características, relacionadas
con la formación de identidades colectivas en base a la participación populista. El poder de
convocatoria del líder es visto desde la racionalidad instrumental de los trabajadores,
cuestionando la visión puramente economicista.
O’Donell señala la necesidad de delimitar el tiempo y espacio de las unidades de análisis. Así el
estudio del fenómeno puede ir desde la construcción de tipos ideales (lumpers) hasta la
concepción del populismo como un fenómeno histórico, espacial y temporal delimitado (splitters).
No obstante la mayoría de las interpretaciones tienden a destacar las características negativas, en
base a las carencias respecto del modelo de desarrollo capitalista europeo.

A modo de síntesis.
Una unidad analítica mínima que trascienda el periodo histórico debe contemplar: la crisis como
condición de emergencia y momento de rearticulación del sistema político, una movilización
popular cuya dimensión participativa este asociada a formas inmediatas de experiencia personal y,
por último, el carácter ambiguo del movimiento populista donde se combinan componentes de
cambio con elementos de dominación y cooptación. James habla de una “paradójica conciencia de
la clase obrera”.

Glosario:
- Heterónomo: Sujeto a un poder externo o ajeno que impide el desarrollo de su voluntad y
naturaleza.

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