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UNIVERSIDAD DE MORON

HISTORIA ARGENTINA I

TORRES MAURO
UNIVERSIDAD DE MORÓN
FACULTAD DE FILOSOFÍA, CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
PROFESORADO DE HISTORIA
HISTORIA ARGENTINA I
Prof. Asociada a cargo: Viviana Civitillo
Prof. Adjunta: Soledad Monteagudo
Ciclo Lectivo 2018 - 1º semestre

1-Para analizar el texto de Ansaldi es necesario comprender los objetivos de las


reformas borbónicas del siglo XVIII y la incidencia que tuvieron éstas en las
colonias.
Estas reformas se encontraban inspiradas en el llamado despotismo ilustrado cuyo
exponente destacado en España fue Carlos III que implementó reformas en las
colonias de América.
Básicamente la concepción del despotismo ilustrado supuso una forma nueva de
legitimar el poder, argumentando que el Gobierno absoluto era la única forma de
lograr el progreso y la felicidad del pueblo.
Así el Rey sigue manteniendo el poder absoluto y además no se da la movilidad de
las clases sociales, hecho que no coincidía con los ideales del concepto de la
soberanía popular y de Rousseau.
Entre estas reformas en 1776 crea el Virreinato del Río de la Plata y suprime las
gobernaciones reemplazándolas por intendencias y crea el Reglamento de Libre
Comercio de 1778 que posibilitaba el comercio entre las colonias con limitaciones.
En cuanto a las reformas religiosas expulsa a los jesuitas de las colonias.
Entre 1806 y 1812, en razón de los cambios operados en España como consecuencia
de las guerras europeas, se arma un nudo histórico en el Virreinato que implica el
comienzo de una larga crisis orgánica, de la cual la revolución de mayo de 1810 es
un acelerador.
Este nudo histórico desata la crisis orgánica por cuanto comienza a disolverse el
sistema hegemónico colonial del siglo anterior y se produce el agotamiento del grupo
social dominante y desintegración del bloque ideológico (antiguo régimen
monárquico).
Se pueden diferenciar cuatro momentos en el proceso de crisis orgánica: a) entre
julio de 1806 (1ra Invasión Inglesa) y agosto de 1808 (Llegada de emisario francés
para que se reconozca a José Bonaparte), b) Agosto de 1808 hasta julio de 1809
cuando llega Cisneros, c) Julio de 1809 a mayo de 1810 cuando se instala la Junta
Criolla, d) Mayo de 1810 a Octubre de 1812 cuando es destituido el Primer
Triunvirato y convoca a Asamblea Constituyente.
En los tres primeros momentos los protagonistas son los sectores de la vieja clase
dominante, según lo refleja en su texto Ansaldi.
El enfrentamiento entre criollos y españoles surge por un conjunto de factores no
solo sociales sino económicos, políticos e ideológicos. La revolución rioplatense
forma parte de la crisis internacional que estaba rodeando al mundo en un contexto
de expansión del capitalismo.
Horowicz cita que ya para la segunda Invasión Inglesa, había un Cabildo controlado
por comerciantes monopolistas beneficiados por el contrabando con la metrópolis,
que actuó más por la necesidad de garantir su autodefensa, que por defender los
intereses de la corona, finalmente arman cuerpos de milicias donde la mayoría no es
española.
Cuando la Junta, en 1810, se hace cargo del gobierno debe convocar a la población
militarmente. Así los factores subalternos que antes no tenían participación alguna
también reclaman un mayor protagonismo y lograr mejorar su situación.
En principio entonces, se desata la crisis orgánica pues se disuelve el sistema
hegemónico colonial y comienza el avance los grupos sociales en nuestro caso el de
la burguesía comerciante.
A partir de 1810, se generan conflictos de intereses entre la clase dominante
remanente del viejo régimen y las clases subalternas, las que no encontraban la forma
de participar en las decisiones y en el gobierno.

A partir de las Invasiones Inglesas estos grupos de comerciantes que querían el


librecambio y además eran ganaderos bonaerenses alcanzan un significativo nivel
de conciencia que sobrepasa el de la solidaridad corporativa. (Momento 2 de las
relaciones de fuerza- Gramsci, Antonio).
En 1809 se realiza un Debate por la liberalización del Comercio que muestra una
fase más política de los grupos de comerciantes.
Se produce entonces una ruptura entre la burguesía criolla (hasta entonces clase
subalterna) y la ideología dominante (toman no solo conciencia propia sino intereses
propios y generales del grupo).
En definitiva, la relación orgánica colonial que había sido redefinida por el
reformismo borbónico en el siglo XVIII: la burocracia colonial, los comerciantes
monopolistas, el clero realista, las instituciones y las ideas del antiguo régimen,
termina entrando en crisis.
‘La lucha ahora es por establecer que clase, fracción o grupo social detenta el control
de coacción jurídica, política, militar, impositiva y de dominio y/o dirección
ideológica.’ (3).
Entre julio de 1809 y mayo de 1810 se produce la confluencia de la crisis económica
y de la crisis política, es decir los grupos burgueses pujan por lograr poder.
En las ideas de Moreno, el principio legitimador de la Revolución era la voluntad
general, sin embargo, la estructura social no se modifica significativamente, el
gobierno entonces convoca y moviliza militarmente a la sociedad porteña y a las
restantes ciudades y provincias (se organizan los ejércitos, se trasladan ejércitos de
Buenos Aires hacia el interior), vastas masas de campesinos y pequeños burgueses
intelectuales pasan a formar parte de milicias y plantean reivindicaciones.
En cuanto a la legitimidad del poder, después de la revolución de mayo de 1810, fue
muy difícil lograr la coacción por parte del gobierno al resto del territorio,
produciéndose hasta 1820 un estado de conflictos de Buenos Aires con las
provincias.
Para Ansaldi, lo que define a la revolución es la’ irrupción abrupta y masiva de las
clases subalternas (el pueblo), la revolución de 1810 alcanza sus límites al no
trastocar la estructura social, al no modificar radicalmente la vieja sociedad, la
revolución no se hace social’. (4).
Entre mayo de 1810 y 1820 se intenta desde la política (gobierno central) construir
un Estado nacional o al menos un cuerpo político unificado por coacción a través de
la militarización de la sociedad.
Entonces para Ansaldi la hegemonía del poder militar del gobierno se ve afectada por
la dificultad de estar sujeto a un único centro de decisión política, de poder central
porque no se logra formar el Estado Nacional.
Fradkin considera a la crisis imperial del siglo XIX como el inicio de una crisis
orgánica, la revolución criolla se puede asumir como una revolución pasiva en el
sentido que usara Gramsci porque para él la crisis orgánica es una crisis hegemónica,
de autoridad.
Para Ansaldi, en el concepto de momentos de las relaciones de fuerza (Gramsci) en el
caso argentino existe una ausencia de clases nacionales pues los campesinos existen
en algunas regiones y son irrelevantes en otras, por ejemplo, menciona que en el
litoral la relación laboral es más como obreros o proletarios.
(3) Ansaldi, Waldo ¿Conviene o no conviene invocar al genio de la lámpara? El uso
de las categorías analíticas gramscianas en el análisis de la historia de las sociedades
en www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal.
(4) Ansaldi, Waldo ‘Soñar con Rosseau y despertar con Hobbes’ En: Ansaldi, W y
Moreno, J.L. Estado y sociedad pp21-108.

2-Para Fradkin, las reformas borbónicas del siglo XVIII influyeron en las estructuras
políticas, económicas y sociales del virreinato del Río de la Plata, y sentaron los
antecedentes del conflicto con el Rey encaminándose a la búsqueda de su libertad.
Los efectos iniciales de la revolución de mayo 1810 significaron ante todo la
destrucción del orden vigente debilitando las jerarquías prexistentes (clase dominante
e instituciones), en realidad el proceso revolucionario profundizó tendencias que ya
estaban en curso desde las invasiones inglesas.
Se acentuaron las diferencias entre provincias del litoral y las del interior, ya que en
el litoral incluido Buenos Aires había una ganadería floreciente, mientras que el
interior existía otra realidad bien diferente, siendo de gran ventaja para Buenos Aires
y el litoral la cercanía del puerto para el intercambio con España.
Hubo una intensa movilización social que trajo consigo transformaciones en las
relaciones sociales agrarias y acentuó procesos en curso entre otros se incrementa la
mano de obra asalariada sobre todo en el litoral.
Los actores sociales subalternos empiezan a tener protagonismo, ‘son convocados
para dirimir conflictos entre las elites y para asegurar la representación política, la
legitimidad de las nuevas instituciones que van surgiendo’. (12)
Para Fradkin durante el virreinato no existió una clase terrateniente consolidada,
posteriormente a partir del proceso revolucionario comienza a formarse un sector de muy
grandes propietarios de tierras y ganados (litoral).
Las condiciones del proceso de concentración de la tierra generaron conflictos, es
decir, mientras una parte de los campesinos pequeña vivía dentro de dominios de las
grandes propiedades, existieron presiones y exigencias que el estado imponía a la
población campesina.
Este grupo concentrado de grandes propietarios rurales en el litoral no habían
abandonado ni el comercio ni otras formas de generar rédito como el crédito, la renta
urbana, la especulación financiera y cambiaria.
Para el autor además se genera una erosión del régimen de esclavitud y la pérdida de
importancia de los esclavos como fuerza de trabajo y no puede implementarse el
trabajo de indígenas cautivos o el endeudamiento de cómo mecanismo de control y
subordinación.
Además, la militarización acentuó la escasez de fuerza de trabajo pero también
ofreció mecanismos de reconocimiento social y espacios de construcción de nuevos
liderazgos y solidaridades.
Por ejemplo, en varias ciudades y regiones, los antiguos esclavos suministraron una
fuerza social y militar significativa a los procesos de restauración del orden, lo que
modificó su lugar social y político. Del mismo modo, la revolución modificó las
relaciones con los grupos indígenas y los convirtió en actores políticos.
Por lo pronto la movilidad social canalizó conflictos preexistentes. El principal
desafío que afrontaron las elites locales fue lograr la desmovilización campesina y
mantener el control.
Fradkin concluye que ‘los movimientos de independencia difícilmente hayan sido el
resultado de la maduración de fuerzas sociales y políticas internas y resulta bastante
evidente que los grupos dominantes tardocoloniales eran, por cierto, bastante poco
“burgueses” y que su ascenso social tras la independencia no significó el
desplazamiento de ninguna aristocracia preexistente’ (12).
(12) Fradkin, Raúl ¿Qué tuvo de revolucionaria la revolución de independencia?
Publicado en Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento crítico, N° 5, Buenos
Aires, 2008, pp. 15-43.

3-Para Ansaldi, existen paradojas en el proceso de la revolución de mayo y hasta la


declaración de la Independencia en 1816. Para el autor la revolución es
esencialmente política, no social, ya que los primeros años al menos no se
modificaron las viejas estructuras sociales, pero hay otros procesos que se intentaron
hacer como la creación de la Nación, la Constitución del mercado interno y la
formación del Estado Nacional. Denomina a la revolución como anticolonial
fundamentalmente.

Siendo una revolución política para Ansaldi existe una disputa por el poder, más
precisamente el poder estatal, es decir determinar que clase, fracción o grupo social
detenta el control de coacción jurídica, política, militar, impositiva y de dominio y/ o
dirección ideológica (3).
Para construir el Estado Nacional, se debe producir la ruptura de la situación o pacto
colonial y establecer una nueva legitimidad política, sin embargo, le era dificultoso al
gobierno mantener el poder, como se citó en la pregunta 1ra.

Mariano Moreno, uno de los idearios de la revolución propone reemplazar las leyes
de Indias, romper el principio de legitimidad del rey y redactar una nueva
constitución, siguiendo el principio de la soberanía popular.

Citando a Gramsci, se asemeja más a una revolución pasiva; ‘la revolución pasiva es
una combinación de elementos de renovación y de restauración, de cambios y
permanencias, de modificaciones estructurales como superestructurales y de freno y
desbloqueo del potencial transformador de las clases subalternas’. (Citado en 4)

‘Es un proceso de transformación capitalista que resulta del acuerdo entre clases o
grupos dominantes, con exclusión de las clases subalternas, con empleo sistemático
de coerción y con una decisiva intervención del Estado’. (Citado en 3)

En cambio, para Fradkin no fue una lucha entre dos bandos sino un conjunto de
enfrentamientos con actores múltiples no solo con el Gobierno central sino también
por las tensiones que atravesaban cada región (5).
Según González Bernaldo de Quirós, la nación, e incluso las aspiraciones
independentistas, son producto del proceso revolucionario, no su origen; ‘hay
múltiples revoluciones dentro de la revolución; fue determinante la movilización
política de sectores populares; hay fenómenos que pueden ser mejor explicados
desde el punto de vista de la cultura jurídica y política; y en última instancia la
revolución no significó una tajante ruptura con el viejo orden, pero tampoco provocó
el total advenimiento de la modernidad.’( 6 ).
En cambio para Adelman los imperios español y portugués se desmoronaron por la
rivalidad entre las potencias europeas dentro de la expansión económica. Las guerras
se motivaban en ello y entonces con respecto a Iberoamérica, las revoluciones no son
la causa de la caída de los imperios sino la consecuencia, por eso se produce la
revolución de mayo de 1810. Esta caída se produce por tres problemas centrales que
eran: la esclavitud, la plata y una noción de la soberanía imperial que estaba
descentralizada en virreinatos (problema de la lejanía).
‘Su final no sólo no fue provocado por las revoluciones que ocupan su última etapa,
sino que en los habitantes ultramarinos de las monarquías ibéricas anidaban diversas
identidades, lo que explica que durante mucho tiempo buscaran ser americanos y, al
mismo tiempo, quisieran seguir formando parte de sus respectivas monarquías’. (7).
Para José C. Chiaramonte el 25 de mayo de 1810 no significó la existencia de una
nacionalidad argentina preexistente, en busca de su organización como Estado sino
que finalmente se termina organizando la nación pero no basadas en sentimientos de
identidad, pues no lo había.
Jorge Myers también coincide que la revolución de mayo no marcó el nacimiento de
la Nación Argentina, no marcó la consumación de un proyecto revolucionario
previamente elaborado, y no marcó tampoco el momento del logro de la
independencia. (Citado en 4 ).
La paradoja que observa Ansaldi en su texto se basa en el proyecto revolucionario, ya
que la Junta desde su comienzo intentó la creación de un Estado Nacional derogando
las Leyes de Indias y sancionar una nueva Constitución, a la luz de los nuevos
ideales de la ilustración pero sin embargo continuaban los viejos resabios coloniales
(sociedad) por lo que finalmente fracasó y en octubre de 1812 se produce una
rebelión por la cual se busca cambiar la vieja estructura colonial.
Como consecuencia de esta rebelión en enero de 1813 comienza a funcionar una
Asamblea que tenía un programa máximo: la declaración de la Independencia y la
sanción de una Constitución, con cuatro proyectos.

Sin embargo, en junio de 1813 y a pesar de dichos objetivos, cambia la relación de


fuerzas en favor de los partidarios de no declarar la Independencia, renunciando a sus
fines máximos, básicamente por los intereses económicos. En definitiva, no se
lograba consenso entre la clase dominante.

La paradoja de la Asamblea del año XIII es que a pesar de sus propósitos más
importantes y la forma en que se conformó por elecciones de representantes en cada
distrito fracasó por el impedimento de oportunistas, revolucionarios moderados, etc

En cambio, hacia 1816 a pesar de tratarse de un congreso conservador y monárquico


en su conformación y hallarse en mitad de una guerra civil y conflictos con el
gobierno central de Buenos Aires, se proclama la Independencia de España. El 1 de
agosto de 1816 el Congreso aprueba el manifiesto de Juan José Paso en el cual
expresa “el fin de la revolución, principio del orden”.

Mariano Moreno había propuesto la búsqueda de la independencia política y jurídica


de España. Así expresa en: (M. Moreno. El plan Revolucionario de operaciones.
Buenos Aires. Biblioteca Nacional 2007), ... ‘Sentemos ante todo un principio: la
filosofía que reina en este siglo demuestra la ridiculez de la grandeza y las
contingencias a que está expuesta. La insubsistencia perpetua y continuada de la
corona de España, lo está evidenciando; la familia real envilecida, había ya
dejado de serlo y perdido sus derechos; el 25 de mayo de 1810, que hará célebre
la memoria de los anales de América, nos ha demostrado esto, pues hace veinte años,
que los delitos y las tramas de sus inicuos mandones y favoritos le iban ya
preparando este vuelco’… manifestando la clara intención de independizarse de la
Corona española.

En definitiva la Junta de 1810, cuyos ideales se encontraban influenciados por las


revoluciones europeas, no logró formar el Estado Nacional, ni establecer una
Constitución, y tampoco independizarse de la corona española, sin embargo, el
Congreso de 1816 que proclamaba el fin de la revolución logra la firma de la
declaración de la Independencia.

(5) Fradkin, Raúl ¿Que tuvo de revolucionaria la revolución de la Independencia-


Nuevo Topo-Revista de Historia y Pensamiento crítico N° 5 -Bs As- Octubre de
2008.

(6) Pilar González Bernaldo de Quirós (dir.), Independencias iberoamericanas.


Nuevos problemas y aproximaciones, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
2015.

(7) Adelman, Jeremy-Una era de revoluciones imperiales En: Gonzalez Bernaldo


Pilar- Independencias Iberoamericanas-Nuevos Problemas y Aproximaciones Buenos
Aires, Fondo de Cultura económica.2015.

4-La rivalidad entre Buenos Aires y Montevideo tenía una larga historia y procedía de
un choque de intereses. Los orientales reaccionaron de forma diferente frente a los
acontecimientos de la crisis española y la latente rivalidad se transformó en
hostilidad.

Montevideo entonces, afirmó su lealtad a España. Se produce la hostilidad entre los


dos puertos en el mar intentando bloquear al otro y competir por el comercio
británico.
Rehusó reconocer la revolución de mayo y reconoce el Consejo de Regencia de
España para lograr la independencia de Buenos Aires.

Artigas aprovecha esta oportunidad, se alista en una fuerza oficial española,


finalmente es reconocido como líder gaucho.

La expansión ganadera dio lugar a una fuerte y poderosa clase terrateniente, la banda
oriental tenía una importancia estratégica, política y comercial pues servía de control
del complejo fluvial del sur y era una especie de estancia explotada por Buenos
Aires.

En febrero de 1811 Artigas se une al movimiento independentista de Buenos Aires y


la Junta le da hombres para llevar la revolución a la Banda Oriental.

El frente de la Banda Oriental en manos españolas se había roto por el descontento


por los impuestos, finalmente surge entre los ganaderos y propietarios de campos un
verdadero movimiento revolucionario, cuya fuerza principal eran los estancieros.

Desde 1811 el artiguismo se había pronunciado en favor de la soberanía particular de


los pueblos, actuando de manera revolucionaria por el estado de guerra permanente,
las demás condiciones de vida y la dificultad de conservar patrimonios rurales
fomentando los pequeños y medianos propietarios y dándole tierras a los más
desfavorecidos y marginales. Su corriente era más bien democrática en tanto era
anticolonial y reformista del viejo orden socio económico.

Tenía la idea norteamericana de federalismo (autonomía política y económica y la


posibilidad de tener sus propios ejércitos).

El 26 de febrero de 1811 se inicia la revolución contra los españoles, Belgrano y


Rondeau mandan tropas, y logran derrotarlos militarmente.

Sin embargo, el 20 de octubre de 1811 firman un armisticio Buenos Aires con los
españoles para expulsar a los portugueses, esto generó un conflicto con Artigas quien
se exilia en Entre Ríos.

En Buenos Aires mandaban los centralistas y controlaban la Asamblea Constituyente


de 1813 que le ordena reconocer su soberanía y mandar representantes.

Artigas, por invitación de Rondeau, envía representantes a la Asamblea del Año XIII
con explícitas instrucciones escritas y sugerencias a favor de una Constitución
confederada, la que es rechazada. Los orientales pedían declaración de la
independencia, pero manteniendo su soberanía que incluía autonomía económica y
poder de reclutamiento de sus propios ejércitos.

Del documento de fecha 5/04/1813 (8) surgen las siguientes peticiones a la


Asamblea:

Declaración de la Independencia.

Libertad civil y religiosa.

Organización política federativa.

Estados autónomos.

Que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.

Esto no era un verdadero federalismo a criterio del gobierno central porque reducía a
las Provincias Unidas del Río de la Plata en un conjunto de mini-estados gobernados
por caudillos entonces, la Asamblea rehusó aceptar a los diputados orientales.

Finalmente rompió con Rondeau y forma una Federación de las Provincias del
Litoral, incluyendo Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Misiones y la Banda
Oriental.

En 1814 Artigas organiza la Liga de los Pueblos libres de los que se declara protector
convirtiéndose en una amenaza para el gobierno centralista de Buenos Aires y por su
alianza con los caudillos.
Para Lynch, el origen del enfrentamiento hacia 1815 entre Artigas y el gobierno
central era de poder y tenía bases económicas, ya que la política económica de puerto
único (monopolio) defendida por Buenos Aires era incompatible con los intereses del
interior e incluso el litoral.
‘Juan Martín de Pueyrredón, que encabezaba el Directorio en Buenos Aires desde
junio de 1816, afirmó el propósito de consolidar y restaurar la unidad de las
Provincias Unidas del Sur. A ese fin desplegó frente a Artigas un juego combinado de
fuerza e intriga.’ (10).
‘Artigas reprocha al Director Supremo su proclamada política de falsa neutralidad
frente a la invasión portuguesa. La resistencia arrecia en el Litoral cuando en 1819 se
aprobó para las Provincias Unidas de Sud América una Constitución unitaria y
directorial, con una clara apertura a la monarquía.’ (10).
Artigas mantenía entonces una situación de guerra con el Gobierno Central de
Buenos Aires y no envió representantes al Congreso de 1816, pero entre 1816 y 1820
el artiguismo debe luchar con una corriente invasora portuguesa, que lo derrota y lo
exilia a Paraguay hasta su muerte.
Finalmente, en 1828 se firma un Tratado de Paz con Brasil, declarando la
Independencia de la Banda Oriental, perdiéndose este territorio (9).
Para Azcuy Ameghino Artigas fue un revolucionario social porque quiso reformar las
viejas estructuras coloniales, y sobre todo porque abordó el problema del indio (y su
auto gobernación). Su doctrina consistía en: independencia del colonialismo,
soberanía articular de los pueblos, liga ofensiva y defensiva.
(8) José Gervasio Artigas: Instrucciones a los diputados orientales (5/04/1813)-en:
Alberto Demichelli. Formación Nacional Argentina.
(9) Convención Preliminar de Paz-
https:// www.educ.ar/recursos/128626/convencion-preliminar-de-paz.
(10) M. Blanca París de Oddone Presencia de artigas en la revolución del Rio de la
Plata (1810-1820). En Nuevas Miradas en torno al artiguismo-Ana Frega. de la
Universidad de la República Montevideo – Uruguay-2001.

5-Para Halperín Donghi, en 1806 comienza un proceso de militarización como resultado


de las invasiones inglesas por de las deficiencias de la organización militar española,
los criollos se organizan a partir de las milicias.

Luego de la 2da Invasión Inglesa Liniers es nombrado virrey, a partir de esto


comienza una complicada lucha por el poder local.

La milicia urbana que había surgido en las Invasiones Inglesas mantenían una
independencia del viejo sistema administrativo y militar de los españoles, por lo que
se formó así un liderazgo alternativo en la ciudad mientras que los grupos
gobernantes tradicionales se veían debilitados por la crisis metropolitana.

Por ello pudo emerger un régimen revolucionario sin romper formalmente con la
legalidad del antiguo régimen, porque ya estaba debilitado.

La primera meta de los revolucionaros eran la militarización de la sociedad, se


reconoce entonces al ejército un nuevo rol dominante dentro del Estado. Así grandes
sectores del ejército desde Buenos Aires son mandados hacia lugares distantes.

Se tendió a convertir a las milicias en unidades regulares. Las milicias fueron muy
diversas e incluían aquellas que tenían la distinción de tradición borbónica entre
disciplinadas y urbanas y también un conjunto de formaciones de naturaleza híbrida
como las milicias patrióticas, las partidas de voluntarios, los cuerpos de emigrados,
los batallones de libertos e incluso los esclavos e indígenas
Para Halperín, las milicias pasan a tener un papel importante en el poder de los
terratenientes. Se da un avance frontal de las fronteras por expediciones militares, sin
embargo, los caudillos utilizan las milicias para lograr el dominio político de sus
provincias.

Con las milicias los hacendados adquieren poder militar y además se transforma en
un medio para adquirir poder e influencia a nivel provincial.

Estos hacendados controlan las milicias y además los votos de sus peonadas por eso
la creación de estas milicias cambió el equilibrio de poder en Buenos Aires,
ascendiendo la posición social de los hacendados.

Para Halperín la militarización después de la Revolución de Mayo tuvo otros


sentidos además de mantener el poder de coerción sino también de disciplinamiento
y ejemplos de valores ciudadanos que pueden servir como modelo para la
organización de toda la sociedad surgida de la revolución.

Los revolucionarios plantearon desde su origen la necesidad de una militarización


total de la sociedad local, de esta forma los jefes de las milicias ejercían una gran
presión sobre el Cabildo. (11)

Desde su origen en las milicias había diferentes unidades con elementos regionales:
patricios, arribeños, negros libres, mulatos e indios y vascos, gallegos, andaluces, etc.

Este estado de guerra generalizada suponía una amenaza al orden social pero por otro
lado iba a servir a la instalación de un orden nuevo basado en Estados provinciales y
con participación de nuevos actores sociales.

Según Guerra en las sociedades tradicionales o de Antiguo Régimen, existen los


denominados actores colectivos -dado que desarrollan una acción unitaria- pero que
son de un tipo particular que podríamos calificar de antiguo o tradicional~ porque su
coherencia y su permanencia parecen ser mucho más grandes que las de los actores
colectivos de tipo moderno a los que estamos habituados.

Estos actores poseen sus propias formas de autoridad, sus reglas de funcionamiento
interno, sus lugares y formas de sociabilidad y de comportamiento que les son
propias~ sus valores~ sus imaginarios y sus lenguajes particulares.
Otros actores de la revolución son los pueblos campesinos, los indios. También se
puede citar como actor social a la “minoría inteligente”, el pueblo, la opinión
pública, las masas, etc.

También la Iglesia participó como actor en la revolución de mayo, su movilización


había comenzado, como en la sociedad en su conjunto, con las invasiones inglesas.

Gilliespe citado por Di Stefano menciona que en el "partido de la independencia", en


efecto, militan "las tres clases que más influyen en la opinión, clérigos, frailes y
abogados".

Di Stefano expresa que el clero tenía una ‘función mediadora que se suponía que los
párrocos debían ejercer entre la cultura de las elites letradas y la de la plebe, parte
importante de las exigencias introducidas por la perspectiva ilustrada en la esfera
eclesiástica, los perfilaba como el más adecuado canal de comunicación entre el
gobierno revolucionario y los destinatarios populares’…’ que la revolución no
constituía una traición al rey, a la patria ni a la religión, sino todo lo contrario’ (13)

Sin embargo, los actores decisivos fueron los actores armados.

(11) Actas del 22 y 25 de mayo de 1810-en Graciela Meroni. La historia de mis


documentos II desde la Revolución de Mayo hasta el triunfo Federal de 1831.

(13) Roberto Di Stefano-El púlpito y la plaza-Editorial siglo XXI.

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