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2 de junio
Canto de Apertura
Se canta un canto apropiado mientras el sacerdote, diácono o ministro extraordinario de la
Sagrada Comunión expone el Santísimo en la custodia puesta sobre el altar.
Oración de apertura
Dios todopoderoso y eterno,
en Cristo tu Hijo,
tú has mostrado tu gloria al mundo.
Guía el trabajo de tu Iglesia:
ayúdale a proclamar tu nombre,
a perseverar en la fe
y a llevar tu salvación a la gente adondequiera.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
Oración
Dios nuestro Padre,
ábrenos la puerta de la fe
para que podamos entrar en el misterio
de tu amor salvífico,
hecho presente para nosotros
en el don de la Eucaristía.
Hacemos esta oración por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
Lector 1: Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería
la Madre de Dios en la obediencia de su entrega. En la visita a Isabel entonó su canto de
alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él.
Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el
Calvario. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 2: Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando
todos los recuerdos en su corazón, los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el
Cenáculo para recibir el Espíritu Santo.
Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 1: Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro. Creyeron en las
palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su
persona. Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas,
dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como sus discípulos
después de su muerte. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 2: Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el
Evangelio a toda criatura y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la
resurrección, de la que fueron testigos fieles.
Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 1: Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la
enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en
común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 2: Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del
Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del
amor con el perdón de sus perseguidores. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 1: Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo
para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos
concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 2: Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones a favor de la justicia,
para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los
oprimidos y un año de gracia para todos. Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 1: Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el
libro de la vida, han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús
allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión,
la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban.
Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Lector 2: También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor
Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia.
Oremos con fe:
Todos: Señor, aumenta nuestra fe.
Oración
Dios nuestro Padre,
siempre danos la gracia
para hacer tu trabajo
creyendo en el que tú has enviado,
nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina por siempre.
AMÉN.
Oración
Señor,
danos corazones para recibir
la luz de la fe y el fuego de tu amor.
Queremos adorar en espíritu y en verdad
a nuestro Dios y Señor, presente el este sacramento,
que vive y reina por siempre.
AMÉN.
Letanía de Alabanza
Dios Padre del Cielo, Creador del mundo, fuente de toda bondad;
Padre, la primera Persona de la Santísima Trinidad;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Padre del Hijo Primogénito;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Padre e Hijo, de quienes procede el Espíritu Santo;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Padre de la belleza y de la sabiduría;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Padre eterno, infinita majestad y santidad;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Padre todopoderoso, lleno de misericordia y de toda compasión;
R. Ábrenos la puerta de la fe
Oremos:
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste la memoria de tu Pasión y de tu
muerte, concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos siempre en nosotros los frutos de tu Redención. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Bendición Eucarística
Si un sacerdote o diácono es el que preside, se da la Bendición Eucarística. Siguiendo
los pasos acostumbrados.
Alabanzas finales:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima sangre.
Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo consolador.
Bendita sea la excelsa madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María, virgen y madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Canto final