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Hora Santa

Yo
Soy
El
Pan
de
1
Vida
1. Exposición del Santísimo Sacramento (De rodillas)
2. Canto: Cantemos al Amor de los Amores
Monitor: Hoy Señor, estamos presentes ante Ti, para
adorarte y alabarte en esta Hostia Santa que te hace
presente entre nosotros y nos llena de tu amor infinito.
3. Canto: Altísimo Señor
4. Presentación ante Jesús Sacramentado
Dirigente: Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
Dirigente: En los cielos y en la tierra, sea para siempre
alabado.
Asamblea: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.
Monitor: Señor, te pedimos que nunca perdamos la
esperanza, que día a día se acreciente y podamos estar
dándote gracias por todas las bendiciones que nos das y
en especial por haberte quedado en el Santísimo
Sacramento.
Dirigente: Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
Dirigente: En los cielos y en la tierra, sea para siempre
alabado.
Asamblea: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.
Monitor: Señor, te amamos, te bendecimos y por eso
estamos hoy aquí. Danos tu gracia para que nunca

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perdamos el valor de amar, que seamos capaces de
ayudarnos unos a otros y de vivir siempre en el amor.
Dirigente: Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
Dirigente: En los cielos y en la tierra, sea para siempre
alabado.
Asamblea: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.

5. Canto: Hoy en oración


Hoy en oración, quiero preguntar, Señor,
quiero escuchar tu voz, tus palabras con amor.
Ser como eres Tú, servidor de los demás,
dime cómo, en qué lugar, te hago falta más.
Dime Señor, en qué te puedo servir, déjame conocer tu
voluntad.
Dime Señor, en ti yo quiero vivir, quiero aprender de Ti,
saber amar.
Hoy quiero seguir tus caminos tu bondad,
tus palabras, tu verdad, ser imagen de Tí.
Ser como eres Tú, servidor de los demás,
dime cómo, en qué lugar, te hago falta más.
Dime Señor, en qué te puedo servir…

6. Consagración a Jesús Sacramentado


Padre Amado, me entrego a Ti hoy con todo mi corazón y toda
mi alma. Por favor, entra en mi corazón de una manera más
profunda. Yo te digo que “Sí” a Ti hoy. Abro todos los lugares
secretos de mi corazón y te digo “Entra”, Jesús. Tú eres el Señor
de toda vida. Yo creo en Ti, y Te recibo como mi Señor y mi
Salvador. No me quedo con nada.
Espíritu Santo, tráeme a una conversión profunda a la persona
de Jesucristo. Yo me entrego por completo a Ti: te entrego mi
salud, mi familia, mis recursos, mi trabajo, mis habilidades, mis

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relaciones, mi manejo del tiempo, mis éxitos y mis fracasos. Yo
me despojo de ellos y Te los entrego a Ti todos. Entrego mi
comprensión de cómo las cosas deberían ser y no como son, mis
decisiones y mi voluntad. Yo te entrego las promesas que he
cumplido y las que he dejado de cumplir. Te entrego mis
debilidades y mis fuerzas a Ti. Te entrego mis emociones, mis
temores, mis inseguridades, mi sexualidad. Especialmente te
entrego:
(menciona en silencio qué otras cosas entregas)
Señor, yo te entrego toda mi vida a Ti; Te entrego el presente, el
pasado y el futuro. Te pertenezco en enfermedad y en salud, en
muerte y en vida

7. Canto…

8. Acto de Adoración
Oh dulcísimo Salvador, postrado aquí ante tu divina Majestad,
humillado por el sentimiento de mi indignidad, pero lleno de
confianza en tu amor, te presento mis más profundas
adoraciones. Te adoro con toda mi alma y con todo mi corazón.
Recíbeme en esta hora; abre los brazos de tu misericordia y une
esta débil e insuficiente adoración a las adoraciones que te
tributa el Corazón inmaculado de tu Santísima Madre y a las que
te adoran dignamente en el cielo y en la tierra. Hazme participe
¡oh Dios mío! De sus méritos y de los actos purísimos con que
ellos complacen a tu infinita majestad.
(Permanece ahora un corto rato en meditación
y adoración interior, llenando tu espíritu
y tu corazón de estos sentimientos)
Silencio…..

Considerarás los innumerables pecados de tu vida y la


paciencia con que Jesucristo te ha esperado, las repetidas veces
que te ha perdonado sin echar en cara tu ingratitud, y en
momentos en que otras almas eran arrojadas al infierno por un
número menor de pecados que los que tú has cometido.

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Mira por una parte el abismo que ha estado siempre
pronto para tragarte, y por la otra la mano misericordiosa de tu
Salvador, aplazando el golpe fatal para darte tiempo de
arrepentirte. Duélete de tantos extravíos, presenta a Jesucristo
un corazón contrito y humillado, y con la misma lentitud con que
has debido decir la oración anterior, di las siguientes
Dirigente: Padrenuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo
Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén
Dirigente: Dios te Salve María llena eres de gracia el Señor es
contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús
Todos: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
Dirigente: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén

9. Canto
10. Acto de Meditación
Jesucristo ha sido para ti en este Sacramento como el
centinela amoroso que ha velado por tu vida y por tu salvación.
Tú pecabas, tú te perdías en los caminos del mundo, te ibas
lejos, muy lejos, como el hijo pródigo, y Él te seguía con la
mirada de ese tabernáculo en que tu lo dejabas abandonado… y
te seguía con la mirada y te esperaba… preparaba los amorosos
lazos con los cuales te ha atraído a esta adoración. ¡Cuánta
bondad, cuánta ternura la de ese Corazón que tú haz herido

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tantas veces, y cuán poco has merecido que Él te tratara tan
noble y generosamente!

Medita por un tiempo los pensamientos siguientes:


Piensa en la aflicciones de tu vida, en los desengaños que
Dios te ha enviado tantas veces, en los afectos de que te ha
privado, en las humillaciones a que te ha sometido… Tú no
querías comprender nada de eso, tus penas no te sirvieron sino
para ofenderle más… Y, sin embargo, todo eso no eran sino
golpes amorosos con que Él quería preparar tu conversión…
¿Quieres reparar ese pasado triste que te debe atormentar? Ten
presente que la cruz no te faltará mientras vivas, que será
preciso padecer hasta la muerte, y proponte santificar en
adelante esos padecimientos, sufriéndolo todo con resignación y
con amor, de modo de cuando vuelvas adorarle aquí no sea la
más pequeña de tus ofrendas la de los sufrimientos que haya
soportado cristianamente en unión de Él.

Medita un momento y forma sobre esto tus


propósitos.
Jesucristo ha querido estar en este Sacramento pobre y
enteramente destituido: no quiere ni aún moverse por sí mismo;
necesita que sus hijos le hagan todo, le traigan adoradores, le
busquen almas a quienes Él pueda consolar. Él no será conocido
y amado aquí si nosotros no le hacemos conocer y amar: su
gloria o su desprecio en la tierra dependen de nuestra conducta
para con Él. ¿Qué has hecho hasta ahora para procurarle honor?
Tal vez has hecho algo, pero ¿No habrás buscado más bien en
esto tu satisfacción personal, alimento para tu vanidad, satisfacer
un deseo, o buscar un atractivo que no encontrabas en otras
cosas?
Medita y verás que esos deseos no han sido tan puros, verás
que cuando esos servicios han sido sometidos a la prueba de la
contradicción, se ha manifestado lo que realmente había en tu
alma, no amor de Jesucristo sino amor de ti mismo

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11. Letanías (De pie)
Dirigente: Pidamos al Padre para que llegue a todos el
pan espiritual y material, para que nos alimentemos del
Cuerpo de Jesucristo y para que nos fortalezca el alma.
También pidamos que el pan para el cuerpo nos de
fuerza para seguir trabajando en la misión de cada día.
Asamblea: ¡Danos el pan de cada día!
Monitor:
Por los hambrientos de paz y de justicia.
Por los que no tienen voz y son marginados.
Por los que les sobra el pan y lo tiran en lugar de
compartirlo.
Por los que se fatigan de buscar trabajo digno y no lo
encuentran.
Por los profetas y misioneros que defienden al débil.
Por los que sueñan y trabajan por alcanzar un mundo
mejor para todos.
Por los que ejercen la paternidad responsable.
Por los que son solidarios con el dolor de los pobres y
enfermos.
Por los calumniados y perseguidos por hablar la verdad.
Por todos los misioneros que en cada continente anuncian
tu Palabra.
Padre que nos das tu Palabra y tu Eucaristía.
Asamblea:¡Perdónanos Señor!
Monitor:
Por los causantes de las guerras y del narcotráfico.
Por los que se refugian en los vicios y placeres del mundo.
Por los que violentan a la sociedad con sus leyes
inhumanas.
Por los que viven de la corrupción y de la mentira.
Por los que venden su conciencia y promueven la injusticia y la
impunidad.

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Por los patrones que no pagan el salario digno y justo.
Por los cristianos tibios y mediocres que no toman en serio
tu mensaje.
Por los que no se comprometen en nada y se vuelven cómplices
del egoísmo.
Por los incrédulos que han perdido la esperanza.

Dirigente: Terminemos nuestra oración rezando juntos


la oración que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro …

12. Bendición y Reserva


De rodillas para la bendición.
Canto: Cantemos al amor de los amores
Presbítero: Nos diste Señor el pan del cielo.
Asamblea: Que contiene en sí toda dulzura.
Presbítero: Señor nuestro, Jesucristo, que en este
sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu cuerpo y de tu sangre que
experimentemos constantemente en nosotros el fruto de
tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Asamblea: Amén.

13. Alabanzas al Santísimo Sacramento


Bendito sea Dios
Bendito sea su santo nombre
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero
hombre
Bendito sea el nombre de Jesús
Bendito sea su sacratísimo corazón
Bendita sea su preciosísima sangre
Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar
Bendito sea el Espíritu Santo consolador
Bendita sea la gran madre de Dios María santísima

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Bendita sea su santa e inmaculada concepción
Bendita sea su gloriosa asunción
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre
Bendito sea San José, su castísimo esposo
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos

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