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● Emitidos JUICIOS DE VALOR sobre lo que analizamos, decidimos si posee calidad o no, si
es bueno o no, si responde a lo esperado o no.
● Por último, evaluamos para ACTUAR, tomando decisiones que ayuden a mejorar nuestro
trabajo e incidir si se encuentran dificultades de aprendizaje en algunos alumnos.
Otra visión, complementaria nos la proporciona Rosales, que la define como "una
reflexión crítica sobre todos los momentos y factores que intervienen en el proceso
didáctico, a fin de determinar cuáles pueden ser, están siendo o han sido los resultados
del mismo". En esta definición vemos que la evaluación se entiende como: -
3. Evaluar por competencias En este tema de evaluación hay abundante literatura. Una
idea clave es definir siempre el contenido a evaluar (qué), las fuentes de información
(cómo, cuándo) y el uso de la información (finalidad). Una definición de evaluación
seleccionada, que resume bien la idea del concepto que queremos trabajar, sería ésta:
Evaluación: conjunto de procesos sistemáticos de recogida, análisis e interpretación de
información válida y fiable, que en comparación con una referencia o criterio nos
permitan llegar a una decisión que favorezca la mejora del objeto evaluado (Rodríguez
Conde, 2005).
Esta definición recoge conceptos clave que podríamos repensar en el foro: proceso
sistemático, análisis, interpretación, información válida-fiable, criterios, toma de
decisiones, mejora. Por otro lado, conviene definir o aclarar el concepto de evaluación de
competencias. Esto nos lleva, primero, a definir qué entendemos por competencia:
Competencia: sistema de conocimientos, destrezas y actitudes y valores que se
adquieren de modo progresivo en diversos contextos y que se aplican en situaciones
específicas a la resolución de problemas complejos mediante un desempeño eficaz de
las tareas académicas y profesionales para lograr un pleno desarrollo personal integral,
lo que repercute tanto en la mejora de la calidad de la educación superior como en la
deseable prosperidad económica, social y ambiental (López Ruiz, 2008).
Partiendo de esta definición de competencias, ahora sí, podremos ofrecer una definición
de evaluación de competencias: Evaluación de competencias: proceso por el cual se
recoge información acerca de las competencias desarrolladas por un individuo y se
comparan éstas con el perfil de competencias requerido en un contexto académico y
profesional (puesto de trabajo), de tal manera que pueda formularse un juicio de valor
sobre el ajuste al mismo (Gil Flores, 2007). De esta manera se refieren, de un modo u
otro, a un hacer final, a una acción observable y evaluable como mejor o peor ejecutada.
Por añadidura, se considera a quien lleva a cabo dicha acción como alguien más o menos
competente o incompetente. 6 Por ello, lo más apropiado sería considerarlas como
conductas observables relacionadas causalmente con un rendimiento bueno o excelente
en un trabajo y organización concretos. Estas conductas: ● Predeterminan el hecho de ser
competente. Esto es, su adecuada ejecución e integración hacen que alguien sea
considerado competente. ● No requieren inferencia, supuestos o interpretación. Se
reduce así la subjetividad y/o arbitrariedad a la hora de abordarlas y aumenta, por tanto,
la probabilidad de acuerdo llegado el caso de identificarlas, describirlas, evaluarlas o
entrenarlas.
3.1. Componentes de una competencia Una competencia está formada por una mezcla de
diferentes elementos entre los cuales podemos destacar: o Saber. Conjunto de
conocimientos que permiten a las personas llevar a cabo los comportamientos que
conforman las competencias. o Saber hacer. Capacidad de aplicar los conocimientos que
se poseen a la solución de los distintos problemas concretos que plantea el trabajo. Esto
es, las habilidades y destrezas de las personas. Saber estar. No es suficiente con que una
persona sea eficaz y eficiente en las tareas incluidas en el trabajo; es necesario, también,
que adopte un comportamiento adecuado a las normas, reglas y cultura de la
organización. En este caso, son las actitudes e intereses. Querer hacer.
Para poner en juego los saberes anteriores es necesario que la persona muestre la
motivación precisa para hacerlo. o Poder hacer. Se refiere a la organización, al hecho de
disponer de los medios y recursos necesarios para llevar a cabo los comportamientos
exigidos por el puesto. Es así porque las competencias nos ayudan a pensar más
detenidamente en qué queremos que los alumnos aprendan, qué tareas van a aprender a
realizar, en definitiva, nos aporta un enfoque mucho más aplicado y práctico.
3.2. Tipos de competencias Hablar de evaluar competencias o habilidades nos conduce a
plantearnos qué diferentes tipos de habilidades y competencias perseguimos con nuestra
enseñanza. Para ello vamos a seguir a Saturnino de la Torre que establece la siguiente
clasificación:
a) Aplicar: La aplicación es una primera actividad práctica mediante la cual el alumno nos
debe de demostrar que es capaz de utilizar conceptos, ideas en situaciones diferentes a
las que ha estudiado. La aplicación se lleva a cabo cuando el alumno es capaz de utilizar
una fórmula, poner en práctica una idea. Esto sirve tanto para objetivos cognitivos como
sociales.
b) Manejar: Manejar significa usar, barajar, conducir, entenderse con, hacer funcionar,
jugar, maniobrar, mover, operar. Pero la capacidad de manejo no se refiere sólo a
manipular objetos o instrumentos, sino también, saber trabajar con conceptos,
situaciones o incluso personas y grupos. La capacidad de gestionar grupos humanos, de
coordinar y colaborar es importante para el trabajo actual. Asimismo, y en lo más básico
de la acepción de manejar, hemos de evaluar si nuestros alumnos son capaces de
manipular instrumentos técnicos necesarios para su trabajo.
d) Aprender a aprender: Una habilidad que la sociedad está demandando de forma cada
vez más generalizada es la capacidad de aprender de forma autónoma, o lo que se
denomina “aprender a aprender”. Aprendizaje autónomo, formación continua son
aspectos de una misma realidad: la necesidad de que las personas, trabajen o no, sepan
desarrollar su propia capacidad de aprender, de adquirir nuevos conocimientos y
destrezas. Y ello es tanto más necesario en una sociedad en permanente cambio social y
tecnológico.
e) Reflexionar: La actuación de las personas están dirigidas no sólo por los conocimientos
y habilidades que poseen, sino también por aquellas ideas que tenemos de cómo
funcionan mejor las cosas. Es decir, habitualmente damos cosas por sentadas, porque es
así como se hacen o como deben de ocurrir. Los orígenes de este enfoque se remontan a
Dewey, quien en 1933 se refería a la práctica reflexiva como aquella en la que se lleva a
cabo el examen activo, persistente y cuidadoso de toda creencia o supuesta forma de
conocimiento a la luz de los fundamentos que la sostienen y las conclusiones a las que
tiende (Dewey, 1989, p.25).
De ello se deriva la necesidad de formar al alumnado para que lleguen a ser reflexivos de
su propia práctica. La Reflexión en la Acción se configura como una habilidad cognitiva
que los profesionales deben practicar. Para facilitar su acceso, Smyth nos propone un
ejercicio que incluye cuatro fases. Descripción, Información, Confrontación y
Transformación: Describir lo que hago, informar qué significa lo que hago, confrontar
como he llegado hasta aquí, y reconstruir, cómo puedo hacer las cosas de forma diferente.
poner en práctica una idea. Esto sirve tanto para objetivos cognitivos como sociales.
MANEJAR Manejar significa usar, barajar, conducir, entenderse con, hacer funcionar,
jugar, maniobrar, mover, operar. Pero la capacidad de manejo no se refiere sólo a
manipular objetos o instrumentos, sino también, sabe trabajar con conceptos, situaciones
o incluso personas y grupos. La capacidad de gestionar grupos humanos, de coordinar y
colaborar es importante para el trabajo actual. Asimismo, y en lo más básico de la
acepción de manejar, hemos de evaluar si nuestros alumnos son capaces de manipular
instrumentos técnicos necesarios para su trabajo. TRANSFERIR La transferencia de
aprendizaje se produce cuando una persona es capaz de aplicar lo que ha aprendido en
una situación de formación a otro contexto o situación de la vida real.
Supone evaluar para orientar, guiar, favorecer como punto de partida, también para la
adopción de medidas orientadas a actividades 16 cooperativas, a modificación de
estrategias con presentación de alternativas; es el sentido más positivo de la evaluación.
Esta dimensión es decisiva en la evaluación de los alumnos ya que supone favorecer y
guiar la práctica docente con el fin de incrementar la calidad de los aprendizajes. La
dificultad principal estriba en que la evaluación formativa requiere una dedicación
constante del profesorado que le ayude a saber en todo momento qué dificultades tienen
sus alumnos, ya que sólo así podrá ayudarlos plenamente.
Esta dedicación a la evaluación formativa será mucho más difícil en un modelo de clase
tradicional, que si se utilizan estrategias metodológicas más individualizadas y autónomas,
ya que, en éstas, al no centrar tanto la dinámica del grupo-clase en el profesor, deja a éste
más tiempo y disponibilidad para observar, anotar datos y ayudar a aquellos alumnos
concretos que en un momento preciso requieren de la ayuda. Por otra parte, también
ayudan a la evaluación formativa la autoevaluación o la evaluación entre el alumnado, así
como que éste conozca los objetivos que tiene que conseguir y disponga de pautas que le
ayuden a conocer su propio progreso. c) Evaluación sumativa: Realizada al final de un
período, supone de alguna manera medir y/o contabilizar para obtener como fruto de la
evaluación una puntuación a partir de unos parámetros o instrumentos de medidas que
dieran lugar a medidas de promoción, certificación o selección.
Es por tanto una evaluación terminal, cuyos objetivos está dirigidos a enjuiciar los
resultados obtenidos o incluso compararlos con otros. La evaluación sumativa ayuda a
conocer qué aprendizajes ha realizado un alumno y qué aprendizajes no ha realizado al
finalizar un proceso de enseñanza. Este tipo de evaluación a menudo se entiende
únicamente como una evaluación de resultados, olvidando que para poder ayudar al
alumnado es necesario conocer también el proceso que aquél ha seguido en su
aprendizaje. 7. Técnicas e instrumentos de evaluación La evaluación educativa necesita
recurrir a técnicas de recogida de datos para posteriormente emitir los juicios de valor en
base a evidencias. Para una mejor organización de estas técnicas las vamos a clasificar
según el tipo de datos, así señalaremos las cualitativas y las cuantitativas. 17 Aún cuando
las técnicas cuantitativas están vinculadas a la evaluación sumativa o de resultados no
siempre tiene porque ser así.
Habitualmente se utilizan instrumentos que han demostrado que son válidos y fiables.
Para determinados conocimientos hay en el mercado una gran bateria de ellos, aunque su
adaptación al contexto es imprescindible para realizar juicios de valor aceptables. Antes
de usar instrumentos estandarizados debemos informarnos de su origen y de los fines que
persiguen. En cualquier caso, los instrumentos cuantitativos, ya sean diseñados por otros
o construidos por el propio profesor, los datos que se recojan deben ser objetivos y
precisos además de medibles y observables. Su uso tan generalizado responde a que son
relativamente rápidos y fáciles de usar y los resultados son concretos, con una mínima
posibilidad de sesgo. El profesorado está más 18 familiarizado con este tipo de
instrumentos para evaluar a los estudiantes y les ofrecen mayor confianza para sus
valoraciones, sin embargo, el inconveniente es que en muchas ocasiones no responden al
porqué de las actividades realizadas o el rendimiento obtenido.
7.1.1. LAS PRUEBAS ESCRITAS Es bastante habitual que las pruebas escritas se
identifiquen con el examen, y aunque éstos no siempre tienen las características de una
prueba objetiva, sí es cierto que la calificación que de ellos se hace es cuantificado.
Muchas de las pruebas que contienen comentario de textos, ensayos, análisis, etc. se
transforman y valoran en función de una escala. Las pruebas escritas se definen por la
realización de un ejercicio, utilizando bien el tradicional lápiz y papel para su ejecución, o
bien los recursos electrónicos e informáticos. Podemos distinguir distintos tipos de
pruebas escritas: las pruebas de composición y ensayo, y las pruebas previamente
estructuradas. i.-
LISTA DE CONTROL: Las listas de control facilitan el registro de las observaciones, puesto
que se parten de unidades de observación establecidas a priori, asegurándose así, la
consideración de aspectos importantes a ser observados. Esta técnica, no permite el
registro de interpretaciones de los hechos, sólo registra si la conducta se da o no y su
interpretación se refiere sólo a información descriptiva de lo que el sujeto o sujetos
pueda/n o no hacer, por lo que no contempla la posibilidad de valorar dichas conductas.
Para la elaboración de una lista de control, es necesario especificar de modo muy
concreto y observable la conducta a observar, lo que siempre se redactará de forma
positiva. ii.-
RECURSOS PARA ELABORAR TUS PROPIOS TESTS 1. Google Drive. Crear formularios
interactivos es una de las muchas posibilidades que ofrece esta herramienta de Google.
Pueden ser tan complejos como lo desees, y puedes compartirlos con otros usuarios.
Consulta este enlace para saber cómo crearlos. 2. Quizbean. Este recurso gratuito permite
generar cuestionarios tan largos como quieras, con fotos y explicaciones. Facilita la
autoevaluación de los alumnos y les proporciona un informe con sus resultados. 3. Blubbr.
Con esta web puedes crear y compartir formularios a partir de videos de YouTube. Su
enfoque más lúdico y divertido es ideal para introducir estrategias de gamificación en el
aula. Incluye un amplio repositorio con videos de otros usuarios. 4. Quiz me online.
Concebida como una red social para estudiantes y profesores, ofrece la posibilidad de
crear formularios y otro tipo de recursos como flashcards, guías de estudio y apuntes. 5.
Examtime.
Herramienta ideal para crear tests online y materiales de otros tipos dirigidos a facilitar el
estudio a los alumnos, como mapas mentales, fichas y apuntes. 6. Gnowledge. Avalada
por profesores y expertos en TIC, esta plataforma gratuita simplifica a profesores y
alumnos la tarea de crear, publicar, compartir, y realizar tests, actividades y deberes.
7. Quizlet. Disponible en la web y como aplicación para iOS y Android, te ayuda a crear tus
propios cuestionarios interactivos y da acceso a un enorme repositorio de tests online. A
través de ella, tanto alumnos como profesores pueden crear formularios y juegos
educativos y retar a otros a resolverlos. El uso en educación de los formularios que vienen
incluidos dentro de Google Apps para educación puede ser muy diverso.
7.2.1. RÚBRICA: A pesar de que no es una técnica de evaluación propiamente dicha, sino
más bien una técnica auxiliar, las rúbricas son herramientas de trabajo innovadoras en el
campo de la evaluación. La definición más simple y clara es que la rúbrica es una matriz de
valoración. Se trata de un instrumento de evaluación basado en una escala cuantitativa
y/o cualitativa asociada a unos criterios preestablecidos que miden las acciones del
alumnado sobre los aspectos de la tarea o actividad que serán evaluados. Es un
instrumento en el que se definen criterios de valoración y diferentes estándares que se
corresponden con niveles progresivos de ejecución de una tarea. A.1)
Tipos de rúbrica: Básicamente, existen dos tipos de rúbricas: ▪ Holísticas: tratan de evaluar
el aprendizaje o competencia desde una visión global. Se diseñan para tareas amplias, de
ejecución de la tarea como una totalidad. ▪ Analíticas: se centran en algún área concreta
de aprendizaje. Se diseñan para tareas específicas, valorando por separado diferentes
partes de una tarea. A.2) Proceso de diseño de rúbricas: En el caso de las holísticas, se
toma la dimensión a evaluar, y se definen los criterios gradualmente para valorar la
dimensión de forma global. En el caso de las analíticas, el proceso queda resumido en la
siguiente imagen. Primero, se definen claramente los aspectos a evaluar (dimensiones,
qué evaluar). Segundo, se desarrolla la escala de valoración, es decir, la gradación
cualitativa o cuantitativa que clasifica o mide el desempeño. Por último, se definen los
criterios para cada una de las dimensiones y en cada nivel de desempeño. Además,
conviene explicitar claramente qué peso tiene cada dimensión en la calificación final de la
tarea, proceso o asignatura. En la formulación de criterios es importante tener en cuenta
lo siguiente: 23
7.2.3. LAS PRUEBAS ORALES Las pruebas orales son situaciones de evaluación basadas en
el diálogo entre evaluador y evaluado. Referido al ámbito de la evaluación del currículum ,
debemos señalar que hoy día, debido a la masificación de la enseñanza, este tipo de
pruebas parecen haber decaído, sin embargo son pruebas en las que los objetivos de la
evaluación está claramente identificados, como pueden ser: apreciar y conocer los
procesos mentales empleados por el alumno; apreciar la aptitud para la comunicación oral
en distintas situaciones; apreciar la capacidad que posee el alumno para intervenir en
discusiones en grupo; etc... En general, podemos distinguir tres tipos de pruebas orales, la
primera más utilizada en la evaluación de alumnos y las otras más relacionadas con los
otros ámbitos de la evaluación (de centros y de profesores): i.-
EL DEBATE. El debate en sí, suele utilizarse más como método de enseñanza que como
medio de evaluación, aunque en este último aspecto nos puede ofrecer una visión 26
general del nivel de la clase. Además es también útil cuando se presenta como
instrumento de reflexión y presentación de resultados parciales en grupos de profesores.
El debate puede utilizarse individualmente, donde el evaluado discute con el evaluador o
con otro evaluado, o en grupo. En cualquiera de las dos modalidades, el evaluador cuando
actúa de moderador, debe seleccionar la información a utilizar y dirigir el debate
procurando la máxima participación de todos los implicados. Tanto a la hora de dirigir el
debate, como a la hora de recoger la información evaluativa que pueda surgir del mismo,
el evaluador valorará las intervenciones precisas y pertinentes de los participantes, así
como los hechos y opiniones vertidas, y la implicación y defensa de tales opiniones por
parte de los portavoces de las mismas.