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diccionario? - 20minutos.es
domingo, agosto 6, 2017 8:49
Los libros nuevos emanan un delicioso olor a tinta, a papel recién cortado,
a sabiduría. Un aroma que te traslada a la Feria del Libro, al mes de
septiembre y los libros de texto. Entre nuestras manos, culpable de
semejante ensoñación, se alza orgulloso el primer volumen de una
flamante edición facsimilar del que fuera entonces, allá por 1726, el
Diccionario de autoridades. Una obra creada en los albores de la Real
Academia Española, cuyo fin fue convertirse en su primer repertorio
lexicográfico y en la norma culta que nuestra lengua demandaba, y
que otras lenguas europeas ya tenían.
Su primera edición, del año 1780, contaba con 46.000 artículos (poco
más de la mitad de los 88.000 lemas que posee la obra de 2001).
Suprimió las citas de autoridades que sirvieron para justificar las
definiciones de cada artículo en la primera gran obra de la Academia y
consolidó el sistema de abreviaturas y marcas del diccionario.
INTEMPORAL. (Del lat. intemporālis). 1. adj. Que está fuera del tiempo
o lo trasciende. Aunque algunas incorporaciones puedan llamarnos la
atención, hay que tener en cuenta que no es tan sencillo reflejar un
patrimonio lingüístico que hoy hablan 500 millones de personas
repartidas en medio mundo. El diccionario ha llegado hasta nuestros días
con la responsabilidad a la espalda de hacerse cargo de una lengua que
evoluciona al vertiginoso ritmo de la sociedad, pero no puede olvidarse
tampoco de las obras que se editaron hace tres, cuatro o cinco siglos, ni
del vocabulario que se empleó en ellas.
ACABAR. (De cabo). 1. tr. Poner o dar fin a algo, terminarlo, concluirlo.
U. t. c. prnl. 2. tr. Apurar, consumir. 3. tr. Poner mucho esmero en la
conclusión de una obra. Se trata de hallar el equilibro entre las
palabras de siempre, las que parece que llevan en el diccionario toda la
vida, y las que acaban de instalarse en nuestra lengua. Y el término
‘acabar’ en la Academia adquiere una amplitud inusitada, pues si por algo
se caracteriza nuestro diccionario es por caminar siempre despacio, con
pies de plomo. Porque las palabras nacen, se reproducen y, en ocasiones,
mueren.
Para que una palabra se incorpore, hay que estar seguros de que no es
una moda pasajera. "La Academia no puede estar en un ejercicio
permanente de incorporación y eliminación de términos. Debe sopesar su
uso, su permanencia, comprobar que una palabra nueva no
responde a modas o a creaciones relacionadas con un desarrollo
tecnológico que va a tener una vida breve", cuenta Joaquín Müller-
Thyssen Bergareche, director de la Fundéu (la Fundación del Español
Urgente) que, patrocinada por la Agencia EFE y BBVA y asesorada por la
RAE, impulsa el uso correcto de la lengua española en los medios de
comunicación.
Este cambio es necesario para buena parte del público, para el lector y,
por supuesto, para la sociedad, "pero no es fruto de una censura sino de
esa revisión que cada edición hace para ir mejorando el acomodo del
diccionario a los usos reales de la lengua", cuenta convencido el
secretario de la RAE. Porque no hay que olvidarse de que la labor del
Diccionario de la lengua española no es en ningún caso establecer una
moral más correcta, o más deseable. "La Academia no inventa
Así que cabe preguntarse, ¿será esta la última edición en papel del
Diccionario de la lengua española? Tajantemente, no. "Hasta ahora, la
versión en papel ha sido la matriz y posteriormente se ha hecho una
digital", cuenta el secretario de la Real Academia Española. Pero "en el
futuro el orden se va a invertir, el diccionario será una publicación
digital que luego tendrá versiones en forma de libro. Ello permitirá,
mediante la hipertextualidad, un tránsito fluido e inmediato entre
diferentes obras de la Academia", como los diccionarios, las gramáticas y
las ortografías, que hasta ahora podían contradecirse mutuamente en
ciertos puntos debido a la distancia temporal entre la publicación de unos
y otros y a las diferentes posturas adoptadas por la Academia a lo largo
de ese tiempo.
Pero eso será cuando esa sucesiva 24.ª edición del diccionario de planta
digital llegue a pergeñarse, tal vez dentro de una década. Mientras tanto,
la incipiente vigesimotercera edición se revisa, se retoca y se ultima
al ritmo de un lema que limpia, fija y da esplendor a una lengua cuyo
diccionario se escribe despacio, pero con muy buena letra.