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En este plano se han desarrollado todas las ciencias positivas tanto si estudian la
constitución biológica del hombre como si consideran el orden cultural (los
diversos estilos de vida). Estas ciencias se integran en la antropología física y la
sociocultural; en ellas se consideran hechos y relaciones entre hechos, es decir, una
ciencia positiva pretende explicar los hechos o datos enunciando las leyes generales
que los subsumen, considerándolos casos de una ley general. Por lo tanto, la
pretensión de la ciencia positiva es establecer las leyes que regulan cómo se
relacionan entre sí, o cómo interactúan, bien los fenómenos biológicos, bien los
socioculturales, bien ambos entre sí. Al punto de vista de las ciencias positivas se le
puede llamar punto de vista de la exterioridad objetiva porque los hechos empíricos
no son solo exteriores al sujeto, sino también exteriores entre sí. En la perspectiva
de las ciencias positivas, el hombre es visto exclusivamente como objeto de la
ciencia. En las diversas ciencias humanas el hombre es estudiado como un
organismo, como un sistema, como un objeto. En definitiva, es tematizado como
una cosa entre las cosas o como un ser entre los seres. Pero, el hombre es siempre
más que lo que las ciencias humanas dicen porque es su sujeto y no sólo su objeto.
Las ciencias son un producto del hombre; es él quien hace la ciencia: por ello, la
zoología, la antropología física, la psicología, la sociología o la antropología
sociocultural no pueden agotar la realidad humana.
b) El plano lógico-reflexivo
El hombre es el ser capaz de hacer ciencia, capaz de saber acerca del mundo en que
vive y de sí mismo. En consecuencia la pregunta ¿Qué es el hombre? Debería poder
formularse así: ¿Cómo tiene que estar hecho el hombre para que sea posible la
ciencia? El planteamiento reflexivo-trascendental considera al hombre como sujeto
de la ciencia. ¿Cómo es posible la ciencia como saber acerca de hechos? La ciencia
estudia los hechos, pero ella misma no es un objeto. La pregunta por la ciencia está
consiguientemente en un nivel de interrogación por los hechos. Este es, como es
sabido, el itinerario que llevó a Kant a la inauguración del punto de vista
trascendental. Aparece así ya en Kant una antropología filosófica que es la
antropologización de toda filosofía, pues la pregunta en que se contienen todas las
cuestiones filosóficas es la que versa sobre el hombre. Lo que caracteriza al hombre
frente a los demás seres es el ser un yo. El planteamiento reflexivo-trascendental
permite, considerar al hombre como sujeto, y no sólo como un objeto de la ciencia.
El hombre no es ya un objeto más, sino el sujeto que hace posible a todo objeto.
c) El plano fenomenológico-existencial
d) El plano fenomenológico-ontológico
También muchos desarrollos del análisis lógico del lenguaje pueden situarse en este
plano. No se trata de establecer la génesis psicológica de las ideas, sino considerar el
uso lógico de los enunciados. Una de las regiones más difíciles y enmarañadas del
lenguaje es nuestro modo de hablar de nosotros mismos y de los fenómenos
mentales.