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Ernesto Reaño
Eita Peru
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All content following this page was uploaded by Ernesto Reaño on 02 June 2015.
Ernesto Reaño
www.eita.pe
En 1979, en su estudio con Gould, Lorna Wing estableció una primera configuración
diagnóstica sumamente distinta a los listados existentes desde la iniciática descripción
de Kanner en 1943. Se trataba de una tríada de “dificultades” que se encontraría a la
base de aquello que llamó el Espectro (o continuo) del Autismo:
1
Incialmente
Wing
habló
de
dificultades
en
la
“imaginación
social”
y
luego
se
añadió
el
tema
de
los
intereses
restringidos.
Al
ser
ambos
similares,
se
terminaron,
fusionando
en
uno
solo.
1
Poco se avanzó con la nueva edición del DSM en su quinta versión. Si bien, se recoge la
idea de “espectro” (cambiándose el nombre de “Trastornos Generalizados del
Desarrollo” por el de “Trastornos del Espectro Autista), no se hace sino para establecer,
de manera análoga al DSM - IV, un rango según la severidad (quién requeriría de más
apoyo) o la levedad (quién puede integrarse o “incluirse” mejor a los entornos
neurotípicos). Esta escala va del 1 al 3.
2
Grandin objeta que la cognición social (en su variante de ser conscientes de “algo”
social) y la mecánica del lenguaje están cercanas, neurológicamente hablando. Y en este
punto debemos diferir.
Desde los inicios de la lingüística, como ciencia de los signos, sabemos que el lenguaje
es un acto social y, como tal, indesligable de los procesos que involucran. Todos ellos a
la base de la interacción entre los seres humanos. Como señalan Biondi y Zapata “la
sintaxis es –aun ella misma y como arjé- el grado cero de la semántica”: no se puede
hablar de lenguaje sin trascender a sus esferas semánticas y de uso, dadas,
esencialmente, por la cultura.
Díadas, tríadas… La pregunta pertinente sería: ¿Quién y cómo se diseñan los manuales
diagnósticos en lo que respecta al Autismo?
3
las clínicas para conseguir sus diagnósticos cambiados ? La probabilidad de causarles confusión
y malestar parece un precio alto.
En segundo lugar, la ciencia no ha tenido la oportunidad adecuada para comprobar si hay una
diferencia biológica entre el síndrome de Asperger y el autismo clásico. Mis colegas y yo
publicamos recientemente el primer estudio de genes candidatos del síndrome de Asperger , que
identificó 14 genes asociados con dicha condición.”2
¿Qué tan cercano, se encuentra, entonces, el saber psiquiátrico del quehacer científico?
Cuál es el aporte de la lingüística y de la semiótica, para nosotros, cuando buscamos
comprender las funciones que articulan la comunicación y el lenguaje en neurotípicos y
Autistas/Asperger?
Si tuviéramos que dar una definición sobre el autismo que fuese satisfactoria con los
datos de la ciencia y con nuestro quehacer (inspirado en gran parte por la obra de Simon
Baron-Cohen), podríamos decir que:
Donde:
Un sistema se define por reglas. Sistematizar implica buscar las reglas por las que se
rige el sistema para poder predecir cómo evolucionará (donde lo más importante es lo
que diferencia a los sistemas entre sí: los celulares: ninguno es igual a otro aunque, por
procesos de categorización, neurotípicamente, asumamos que pertenecen a una misma
clase.)
Por ello, si la tarea que deba realizar la persona Autista/Asperger se encuentra asociada
a la capacidad de sistematizar podemos encontrar talento dentro del área específica del
sistema de su interés.
2
http://www.nytimes.com/2009/11/10/opinion/10baron-cohen.html
4
Si la tarea supone que deba ponerse en marcha los mecanismos de la cognición social
que implican el lado cognitivo de la empatía encontramos dificultades.
Recapitulando y ampliando, las dificultades se centran, tal como las concibe Wing:
b) Relaciones sociales: suele creerse que existe un rechazo a interactuar con el otro. Mas
bien, no hay una adquisición de las habilidades sociales necesarias para establecer
vínculos, dentro de lo que esperamos socialmente. Esto se une al lenguaje (cuando lo
hay) en uso: la incomprensión de la función fática del lenguaje, mantener la
comunicación en contacto.
e) Los sistemas sensoriales: en las personas Autistas/Asperger suele darse una híper o
hipo sensibilidad comparada funcionamiento sensorial típico.
Si el aparato sensorial decodifica los estímulos del mundo de manera diferente, luego, la
percepción (y, evidentemente, la interpretación) del entorno será distinta. Esto es lo que
conocemos como “neurodiversidad”: cerebros cableados de manera diferente procesan
la realidad de manera distinta. El Autismo/Asperger es, entonces, parte de aquélla. Y
esto hace que deba desecharse cualquier intento de “normalización”: ¿quién podría
cablear de manera distinta un aparato neural sin condenarse al fracaso y a la destrucción
del “beneficiado” con la “normalidad”?
5
tipo de mente autista. No sólo por la tecnología en sí misma. La mente no existe aislada
de un sistema cultural y la electronalidad lo es: da forma y sentido a nuestra cognición.
A la base de este sistema, el electronal, existen una serie de vectores de producción de
sentido, descubiertos por Biondi y Zapata, elementos que difieren de propuestas
superficiales como, por ejemplo, la de la llamada “literacidad digital”, que no explicaría
la dimensión de los hechos que estamos tratando.3
Cuáles son esos vectores, cómo se relacionan con el Autismo y para qué nos interesa
hacer dicha conexión.
ELLO
(Conceptualización
del
mundo).
REPRESENTACIÓN
signo
expresión
apelación
YO TÚ
3
Biondi
y
Zapata
–a
partir
del
análisis
discursivo-‐
identifican
los
vectores
de
producción
de
sentido
que
hacen
que
un
individuo
pertenezca
a
uno
u
otro
sistema
cultural.
“Se
puede
leer
y
mucho,
pero
no
estar
adscrito
al
sistema
cultural
de
la
palabra
escrita”,
dicen
los
citados
autores.
Lo
que
importa
son
los
vectores.
El
modo
cómo
los
usuarios
del
lenguaje
abordan
y
privilegian
el
ello
objetivado/subjetivado,
la
metáfora/metonimia,
la
subordinación/coordinación
yuxtapuesta.
6
Sabemos, con Tomasello, que la “herencia cultural acumulativa” es propia del hombre.
El ser humano no sólo construye herramientas y trasmite su uso a la generación
siguiente sino, también, las mejoras añadidas (enseña, gracias a mecanismos de
imitación). Trasmisión que, de manera oral, escrita o electronal, acude al universo de los
signos y símbolos. Del lenguaje o del decir.
4Biondi
y
Zapata
adhieren
al
concepto
de
sistema
cultural
y
no
al
de
modelo
cultural.
No
solo
porque
este
último
puede
singularizar
un
estadio
cultural
idealizado,
sino
porque
con
la
palabra
sistema
se
alude
a
una
estructura
viviente
y
no
fosilizada.
Se
supera
así
la
estéril
teoría
sobre
la
“gran
división”
esbozada
por
algunos
autores.
“Porque
al
hablar
de
oralidad,
escribalidad
y
electronalidad
el
término
modelo
no
solo
encasilla,
no
solo
adquiere
un
carácter
terminal,
sino,
al
inhibir
nuestra
percepción
de
la
continuidad
temporal,
inhibe
paralelamente
nuestra
comprensión
de
pertinencias…El
término
sistema
no
solo
resulta
útil…
para
la
identificación
de
pertinencias,
sino
resulta
valioso
porque
nos
aleja
de
las
complexidades
del
discontinuo
temporal”.
7
(Tomasello, M. (2001). The cultural origins of human cognition. Harvard: Harvard University Press)
Whorf nos mostró la estrecha relación entre nuestro pensamiento (cognición), nuestro
lenguaje y la forma como respondemos (conducta). Todo ello, evidentemente, tiene que
ver con nuestra percepción del mundo y de lo que en él acontece, vale decir, la
interpretación neural-cognitiva de las impresiones en nuestros sentidos.
Ahora bien, un punto en el que no se hace mucho hincapié, en los estudios generales
sobre Autismo/Asperger, es en la híper o hipo sensibilidad. Estas peculiaridades son
fundamentales para hablar del autismo no como una discapacidad sino como
subconjunto de la neurodiversidad: una minoría que procesa la información, los datos
sensibles, del mundo de manera diferente. A semejanza de un sistema cultural.
Esse est percipi, señalaba Berkeley, Obispo de Canterbury. Modelo que inaugura una
visión conceptualista del mundo que, en la actualidad, Jackendoff estructura en la
siguiente proposición:
Si usted va a China sin saber chino ni sus costumbres seguramente tendrá: 1) problemas
de comunicación; 2) dificultad para establecer relaciones sociales; 3) sus intereses
estarán restringidos a lo que buenamente le haga recordar su lugar de origen. Tendrá
dificultades en ponerse en el lugar del otro y de comprender las intenciones de los
demás: ¿esta tríada le suena familiar?
Es necesario, e imperativo, dilucidar en qué tipo de los sistemas y bajo qué vectores de
la producción del sentido podemos ubicar el tipo de funcionamiento de la mente autista.
8
Olvidamos, así, que no toda comunicación es lenguaje ni todo pensamiento está adscrito
a lo verbal. Ni todo decir está regulado por los mismos vectores de producción de
sentido (propios –como vimos- de cada sistema cultural). Esto habrá de llevarnos, en el
futuro, a borrar la barrera entre lo que se llama Autismo de bajo funcionamiento vs.
Autismo de Alto funcionamiento y entre Autismo verbal y Autismo no verbal. Suele
creerse, para los primeros casos, que la ausencia lenguaje va en relación con un bajo
coeficiente y, a veces, con la discapacidad intelectual.
En realidad, lo que ocurre en el primer grupo es que no se elaboran, por parte de los
“profesionales de la salud”, medios de comunicación alternativa que permitan el fluir
del pensamiento (cognición). Y deben de ser adecuados a los tres tipos en el
Autismo/Asperger, tal como los describe Grandin:
(Plano de Temple Grandin en: Grandin (2014) The autistic brain. Houghton Mifflin Harcourt.)
9
Podemos enlazar esto con lo señalado por Arnheim sobre el pensamiento visual,
cuando, prejuiciosamente, se cree que sólo se razona verbal o matemáticamente.
Se cree que es así porque mediante el lenguaje se aseguraría la "abstracción" y el acceso
a categorías deductivas.
10
A este propósito, Arnheim nos habla sobre Einstein: “(…) Albert Einstein alguna vez
describió su pensamiento como un “juego combinatorio” de “ciertos signos e imágenes
más o menos claras” incluso visuales o musculares, cuyos resultados tenían que ser
laboriosamente trasladados en palabras u otros tipos de signos luego.”
ELLO
(Conceptualización
del
mundo).
Perspectivismo REPRESENTACIÓN
intereses
apelación
expresión
YO TÚ
11
hace de los objetos y estados de cosas del mundo (el Ello) gracias a la
capacidad de hiperfocalizarse en una tarea bajo las tres formas posibles de
pensamiento antes descritas: pensamiento visual, pensamiento en patrones y
pensamiento en listados.
12
vivir inmerso en las nuevas tecnologías sino buscar el sustrato de sentido en el cual
estas favorecen, más bien, la diversidad (la neurodiversidad). La electronalidad
bosqueja un sistema cultural donde las díadas y tríadas, del siglo pasado y pre-Internet,
son modelos escríbales (o pseudo-escribales) perimidos.
Por otro lado, el énfasis que debemos dar en nuestros futuros ensayos a la cognición
social, en general, nos señalan las preocupaciones específicas la atención conjunta y de
la Teoría de la Mente tan presentes en los sistemas orales. Y es que la electronalidad,
como afirman Biondi y Zapata, supone –en gran medida- una vuelta a los orígenes. Y en
los orígenes del hombre fueron necesarios cerebros sitematizadores para descubrir cómo
hacer el fuego. Y en la etapa recolectora y luego agrícola, cerebros atípicos, para saber
qué frutos eran venenosos y cuáles domesticar.
La genética del Autismo nos ha acompañado siempre y no es raro, por los vectores
expuestos, que en las sociedades orales este tipo de personas encuentre un espacio
productivo. Es hora de volver a hallar este espacio con una reflexión que incorpore y
desarrolle, en su totalidad, para las personas Autistas/Asperger, cómo piensan, perciben
y crean, a partir de las marcas de producción de sentido de nuestros tiempos. Desde su
tierra litoral: la electronalidad.
Referencias:
Arheim, R. (1972) On inspiration. En: Toward a Psychology of Art: Collected Essays. California:
University of California Press.
Biondi J. y Zapata, E (2006) La palabra permanente. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.
Tomasello, M. (2001). The cultural origins of human cognition. Harvard: Harvard University Press.
Wing, L. & Gould, J. (1979), "Severe Impairments of Social Interaction and Associated Abnormalities in
Children: Epidemiology and Classification", Journal of Autism and Developmental Disorders, 9, pp. 11-
29.
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