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JUNIO, 2019
Haciendo la Historia del Capitalismo
Por FARAMARZ FARBOD
Traducción: AGRodero: tradservice17@gmail.com

Revista “Solidarity” de Industrial Workers of the World (edición de 30 de junio de


1917) [“La Mano que Gobernará el Mundo — Un Gran Sindicato”]

El dilema que hasta ahora nunca tuvo que enfrentar la humanidad es: perecer o
transformar radicalmente nuestra forma de relacionarnos unos con otros y con
la naturaleza…
La evidencia que respalda la afirmación anterior es sólida y creciente. Sin
embargo, se mantiene un persistente problema de conciencia, ya que muchos
de quienes comprenden los peligros que enfrenta la humanidad no pueden
relacionarlos con su causa: la organización capitalista de la vida planetaria. El
hecho de no abordar este problema solo garantizará que un futuro predecible
caracterizado por un inmenso sufrimiento asociado a un colapso social
generalizado y la ruina ecológica a escala planetaria, se haga realidad.
En este breve ensayo, afrontaré este problema de conciencia abordando una
serie de preguntas sobre temas relacionados que a menudo se plantean
quienes cuestionan si la causa de los problemas a los que nos enfrentamos
actualmente se puede adjudicar, razonablemente, al sistema capitalista.
Preguntas
¿Por qué culpar al capitalismo cuando desde tiempos inmemoriales la gente ha
luchado con varios tipos de degradación ambiental?
¿No han padecido los humanos problemas tales como la erosión y el
agotamiento del suelo, la caza excesiva y la tala generalizada antes de la
llegada del orden social capitalista?
¿No se ubica el problema, más precisamente, en el tipo de interacciones con la
naturaleza que requiere la vida humana organizada?
Después de todo, ¿acaso la avanzada civilización maya, formada por 19
millones de personas, no sufrió en apenas un siglo un rápido colapso debido a
una sequía exacerbada por la rápida deforestación?
¿Por qué, entonces, echarle la culpa al capitalismo y no a la organización
humana de la vida, especialmente cuando tan importantes avances en la
tecnología han hecho posible un aumento excesivo en las poblaciones
humanas e incrementado enormemente el impacto de la acción de las
personas sobre el medio ambiente?
Una respuesta
Es cierto que los pueblos de la antigüedad se enfrentaron a la degradación
ambiental. Por ejemplo, durante los siglos 8º o 9º la deforestación ocasionó el
60% de una sequía que provocó el rápido colapso de los mayas. [1] Pero es
importante darse cuenta de que las dificultades se limitaron a una localidad o
región.
Hoy, en comparación, el alcance ecológico de los problemas que enfrentamos
es global y amenaza casi la totalidad de la vida en el planeta. Esta es la
primera característica excepcional de la era contemporánea.
De hecho, la ciencia nos dice que ahora vivimos en un momento de vida o
muerte en la historia.
Admitamos que existe calentamiento global, ya que la Tierra está registrando
los niveles más altos de carbono atmosférico en más de tres millones de años.
Desde los albores de la era industrial, la temperatura del planeta ha aumentado
un grado centígrado.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), Organismo de
la ONU para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático dice que: [2]
"Limitar el aumento del calentamiento global en 1,5° C sobre el nivel
preindustrial [en comparación con un catastrófico aumento de 2° C] requiere
cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de
la sociedad".
Aceptemos que hay calentamiento de los océanos. Desde 1871, los océanos
se están calentando en un equivalente aproximadamente similar al de
[producido ppor] 1,5 bombas atómicas, del tamaño de la de Hiroshima, por
segundo. El calentamiento se ha acelerado a medida que aumentan las
emisiones de carbono. Hoy ese calentamiento equivale al que harían entre 3 y
6 bombas atómicas por segundo. Los océanos absorben más del 90% del calor
confinado por las emisiones de gases de efecto invernadero generados por los
humanos. Esta energía agregada eleva los niveles del mar y causa huracanes
y tifones más intensos.[3]
O tomemos la acelerada extinción de especies en la Tierra. Un nuevo informe
de Naciones Unidas proyecta la extinción, en unas décadas, de un millón de
especies de animales y plantas; lo que representa la octava parte del total de
las especies.
Es el informe más completo que se haya realizado, con 145 expertos de 50
países y aportes de otros 310 colaboradores, en una investigación sistemática
por 3 años de 15.000 fuentes científicas. "La evidencia abrumadora", concluye,
"presenta una imagen amenazante". "Estamos erosionando los propios
cimientos de las economías, medios de vida, la seguridad alimentaria, salud y
calidad de vida en todo el mundo".
El informe insta a un cambio transformador inmediato, lo que significa "una
amplia reorganización de todo el sistema a través de factores tecnológicos,
económicos y sociales, que incluya paradigmas, objetivos y valores". [4]
La segunda característica relacionada con la era contemporánea es que ya no
presenciamos sociedades cuyas actividades amenacen su existencia, sino un
orden económico globalizado cuyas operaciones normales amenazan la vida a
escala planetaria. Es decir, estamos tratando con un sistema económico
capitalista de alcance global. Y precisamente por ser global el alcance del
sistema, el daño que inflige en los sistemas de soporte vital está tan extendido
que lo pone en un trágico curso de colisión con la Tierra misma.
Es crucial darse cuenta de que este daño generalizado se origina en el
funcionamiento normal del sistema y no en su mal funcionamiento.[5] La
naturaleza sistémica de la degradación ecológica debería obligarnos a analizar
con sensatez los impulsores centrales del sistema como un todo. Estos son (a)
un apetito parecido al cáncer por un crecimiento interminable impulsado por el
"cálculo egoísta" del comercio que busca la máxima rentabilidad, (b) el
tratamiento del trabajo humano como un capital importante en costos que se
oponga al trabajo que toma una parte justa de la riqueza que crea, y (c) la
determinación de inversiones masivas por parte de intereses privados, y cada
vez más por una clase capitalista transnacional, una pequeña porción del total
de la población mundial.[6]
Tomemos el último punto. Peter Phillips muestra en su reciente libro Giants:
The Global Power Elite, que solo 199 personas gestionan 17 empresas
transnacionales de inversión que juntas controlaron activos por un valor de $ 41
billones en 2017. Ellas, los gobiernos que las hospedan y otras redes de poder
que han establecido, están motivados principalmente por asegurar inversiones
de capital libres de cualquier resistencia, con el máximo retorno de la inversión,
y con estados-nación como "zonas de contención de la población" para el
capital global.[7]
Hasta ahora, me he concentrado en la naturaleza global del capitalismo y su
impacto en el ecosistema del planeta. El capitalismo, sin embargo, ha
intensificado su ataque no solo contra este hermoso planeta sino contra las
personas que lo habitan. En todas partes, los señores del capital utilizan las
diferencias de clase, raza, género, sexualidad y nacionalidad para dividir a la
gente y mantener el brutal régimen de explotación, acumulación y dominación a
salvo de cualquier desafío serio. Está en la naturaleza del capital sacrificar a
las personas y al planeta en el altar de la acumulación por el bien de la
acumulación.
¿De qué otra manera podemos entender los hechos de que los 2.200
millardarios del mundo aumenten su riqueza en $ 2,5 millardos por día en 2018
mientras que casi la mitad de la humanidad (tres mil cuatrocientos millones de
personas) viven con menos de $ 5,50 por día; que en 2015 los súper ricos
hayan guardado $ 7.600 millones de su riqueza en paraísos fiscales en el
extranjero, mientras que unos 10.000 morirán diariamente por falta de acceso a
la atención sanitaria; y que el presupuesto de salud de Etiopía, un país de 105
millones de personas, sea casi equivalente a un impuesto del 1% sobre la
fortuna de Jeff Bezos ($ 112 mil millones), ¿el hombre más rico del mundo? [8]
Mirando al futuro
La clase dominante no tiene buenas ideas sobre cómo abordar las crisis
existenciales que genera la reproducción de su propia dominación de clase.
Tampoco podemos asumir que aunque tuviera una comprensión seria del
sistema o formas de mejorar sus consecuencias socio-ecológicas. De hecho, la
concentración cada vez mayor de riqueza en sus manos garantiza que ninguna
solución, aunque se viera obligada a aceptarlo por presiones desde abajo,
puede permanecer efectiva por mucho tiempo y no estar sujeta a retroceso.
Nos queda, por lo tanto, liberar nuestras mentes y adquirir la necesaria
conciencia de 'nosotros' para organizar un serio desafío al capitalismo global y
sus derivados: el imperialismo, el neoliberalismo, la guerra y el militarismo;
racismo, sexismo, pobreza y, especialmente, la destrucción del ecosistema.
Hay algunas señales alentadoras de que los jóvenes han comenzado a
responder a la última crisis. El 24 de mayo de 2019, cientos de miles de
personas participaron en un movimiento de huelga estudiantil en más de 1664
ciudades de 125 países, instando a tomar medidas para enfrentar la crisis
ecológica.
Antes, el 15 de marzo de 2019, más de 1,6 millones de personas en 133 países
en más de 2.000 lugares acudieron a tales manifestaciones. Otros movimientos
medioambientales habían aparecido antes. A fines de abril de este año,
Extinction Rebellion, un grupo británico, ocupó los principales lugares de
Londres durante diez días, lo que llevó a que el gobierno británico declarara un
estado de "emergencia climática", que recibió la aprobación del Parlamento el
1º de mayo. El Movimiento Sunrise, compuesto por jóvenes activistas, ha
estado presionando a los políticos para que adopten un Nuevo Acuerdo Verde
[9]
.
El tiempo, sin embargo, no está de nuestra parte. Debemos actuar con más
fuerza y en direcciones más radicales antes de que se materialice toda la gama
de catástrofes que nos esperan. No debemos conformarnos con solo presionar
a los políticos para que se alineen con los objetivos del Acuerdo de París. Este
último es simplemente un paso hacia la larga revolución ecológica necesaria
para crear una sociedad justa, libre y sostenible. Un New Deal Verde debería,
por ejemplo, asumir el papel del militarismo y la guerra en la destrucción de la
ecología del planeta.
Pero solo podremos hacerlo si tratamos de ver a través de los engaños
ideológicos que genera el sistema para camuflar su naturaleza y si nos
involucramos en una política anticapitalista seria desde abajo. Solo así
podremos generar una esperanza radical para transformar fundamentalmente
la forma en que nos relacionamos unos con otros y con la naturaleza.
Una esperanza tan radical se basa en la premisa de que somos capaces de
una racionalidad colectiva y podemos actuar proactivamente para evitar
desastres previsibles.
Confiar solo en formas reactivas de conciencia y acción no servirá. No
podemos saltar a una acción limitada en respuesta a desastres socioecológicos
ya existentes y esperar que se superen las fuentes de las múltiples crisis que
enfrentamos.
Como el Dr. King dijo una vez: "Nos enfrentamos a la feroz urgencia del ahora".
Existe, dijo él, "algo como llegar demasiado tarde" [10], especialmente ahora y en
relación con el rápido desarrollo de las ecocidas tendencias del sistema.
Pero como lo peor está por venir, debemos insistir con Marx para que la
humanidad esté "por fin obligada a enfrentar con sensatez sus condiciones
reales de vida y las relaciones con su especie",[11] y yo agregaría con la
naturaleza, y actuar para en consecuencia transformar el mundo.
Notas
1] https://www.smithsonianmag.com/science-nature/why-did-the-mayan-
civilization-collapse-a-new-study-points-to-deforestation-and-climate-change-
30863026/
2] https://www.ipcc.ch/2018/10/08/summary-for-policymakers-of-ipcc-special-
report-on-global-warming-of-1-5c-approved-by-governments/
3] https://www.theguardian.com/environment/2019/jan/07/global-warming-of-
oceans-equivalent-to-an-atomic-bomb-per-second?
CMP=share_btn_ftn_fb&fbclid/P.P.P.P.P.P.P.P.P.P.P.jpg
4] https://www.un.org/sustainabledevelopment/blog/2019/05/nature-decline-
unprecedented-report/
5] Hay quienes culpan a la superpoblación como el factor más importante en la
degradación ecológica. Ellos, a menudo ignoran el tema de la distribución de
los recursos. El 10% más rico del mundo, por ejemplo, utiliza aproximadamente
el 60% de los recursos del planeta y es responsable de una proporción similar
de contaminantes globales que se liberan a la atmósfera. Ver Fred Magdoff y
Chris Williams, Creando una sociedad ecológica: hacia una transformación
revolucionaria, (New York, Monthly Review Press, 2017), 50.
6] Faramarz Farbod, "¡Es el capitalismo, estúpido!", MRonline, 2 de junio de
2015, https://mronline.org/2015/06/02/farbod020615-html/
7] Peter Phillips, Giants: The Global Power Elite, (Nueva York, Seven Stories
Press, 2018), Capítulos 1, 3 (edición Kindle)
8] https://www.oxfamamerica.org/static/media/files/bp-public-good-or-private-
wealth-210119-en.pdf
9] http://time.com/5595365/global-climate-strikes-greta-thunberg/
10] https://news.dartmouth.edu/news/2016/11/fierce-urgency-now-honoring-
martin-luther-king-jr
11] https://www.marxists.org/archive/marx/works/1848/communist-
manifesto/ch01.htm
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Faramarz Farbod enseña ciencias políticas en Moravian College y es el


fundador de un grupo local llamado Beyond Capitalism Working Group.
CounterPunch cuenta los hechos y nombra los nombres
Publicado desde 1996.

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