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Todas estas divinidades, que son muy pocas en relación con todas las que
había, se mantienen sin prácticamente variar hasta la época grecorromana en
que empiezan a desaparecer o se empiezan a fundir con dioses griegos o
romanos (los dioses siguen siendo los mismos pero desaparecen las
representaciones o se convierten en figuras humanas o de animales
simplemente [desaparecen figuras humanas con cabeza animal, etc]).
La momificación
Este juicio tiene una importancia muy grande ya que es algo inédito en las
culturas de la Antigüedad y no volverá a darse nada parecido hasta el
cristianismo, que recogerá mucha de la simbología que utilizaban los egipcios.
Todos estos ritos funerarios están recogidos en "El Libro de los muertos", que
es el principal representante de la literatura funeraria, muy importante y extensa
en Egipto.
Algunos ejemplos de esta literatura son "El Libro de la Noche", "El libro de las
cavernas", etc., pero sin duda el Libro de los muertos es el más importante. De
él se hicieron numerosas copias, algunas de las cuales se han conservado
hasta nuestros días.
Se trata de un compendio de textos y fórmulas mágicas mediante las cuales los
muertos pueden pasar sin dificultades el camino hasta el más allá. En él
estaban descritos todos los ritos que debían hacerse cuando moría una
persona. Muchas de las partes se conocían ya en el Imperio Antiguo, pero no
estuvo totalmente configurado hasta el Imperio Nuevo.
Importancia de la Religion
Papel del Ejercito
Papel del Faraón
Era hijo del gran faraón Amenhotep III. Fue corregente con él en los últimos
años. Igual de famosa que Akenaton es su reina, Nefertiti.
Por ello es probable que mudara la casa real desde Tebas a una ciudad santa
que construyó en el desierto, al oeste del Nilo: Amarna, Tell el-Amarna en su
nombre árabe.
Akenatón fue un visionario religioso, el primer individuo y nos dejó como legado
el primer monoteismo y a su hijo Tutankamon.
Nefertiti y Akenaton
La historia trágica del mito nace de la rivalidad entre los dos hermanos varones,
Osiris y Set. El primero se presentaba como el dios de las regiones fértiles del
valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos. En
esos tiempos primoridales Osiris transmitió a los hombres los conocimientos
técnicos y económicos sobre los que se fundamentaba toda la civilización. Set,
por el contrario, reinaba en las tierras yermas del desierto y las montañas.
Corroído por la envidia, Set decidió tramar una encerrona contra su hermano,
convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que a continuación cerró
y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Set se
apoderó de nuevo del cadáver descuartizándolo en catorce pedazos, que
repartió por todo el país. Isis logró recuperarlos, y sobre el cuerpo inerte de su
esposo concibió un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando
a Set.
Los protagonistas de este mito fueron objeto de cultos especiales a los que se
entregaban todas las clases sociales. Así, las ceremonias fúnebres se
inspiraban en la historia de Osiris, en quien se veía una promesa de
inmortalidad. Isis, por su parte, aparecía como encarnación de los valores de la
esposa y la madre, anticipando la figura de la Virgen María en el cristianismo.
Tras estos dioses descubrimos el pálpito de un pueblo, sus inquietudes y sus
expectativas más íntimas, lejos de la imagen hierática que a veces nos inspiran
los monumentos de esa civilización desaparecida.
Isis
Isis-Fortuna.
Museos Vaticanos.
Esta especie de consejos para facilitar al difunto la nueva vida, fueron inscritos
en distintos soportes; papiro, paredes de las tumbas, sarcófagos, objetos del
ajuar funerario del difunto, incluso en las vendas de lino de las momias, y hoy
son conocidos como el Libro de los muertos.
Allí los difuntos trabajarían en los Campos de las ofrendas y de los juncos. En
estos textos se nos habla por primera vez del Juicio de los muertos, para
alcanzar una vida nueva.
EL RITUAL FUNERARIO
Toda vez que la momia había sido preparada, el sacerdote realizaba el “Ritual
de la Apertura de la Boca” para que eran una serie de conjuros mágicos.
Tras la muerte, el Ka continuaba cerca del cuerpo del difunto. Los egipcios
creían que el sarcófago o las esculturas y eran la morada eterna del difunto, de
su espíritu vital. Esa energía quedaba encadenada eternamente al sepulcro.
Es por ello, que se creyó en la necesidad de alimentarlo con todo aquello que
solía formar parte de la vida cotidiana del difunto.
Los faraones eran enterrados con sus preciados objetos reales, y los
egipcios pertenecientes a las clases altas junto a sus servidores que
debían acompañarlos también en su otra vida.
Los que no eran ricos eran rodeados por estatuillas, o grabados que los
representaban.
Los egipcios creían que “la representación de un objeto poseía las mismas
cualidades del propio objeto”.
EL LIBRO DE LOS MUERTOS
Se convirtió en una especie de cara necesidad, enterrar a las momias con toda
aquella literatura funeraria, consistente en una serie de instrucciones y ayuda al
difunto para dirigirse a la otra vida.
Las selecciones del “Libro de los Muertos” están contenidas en los papiros de
Ani, Hunefer y Anhai, aunque entre sí guardan cierta confusión.
Como curiosidad:
LITERATURA
OBRAS LITERARIAS
Otro tipo de literatura era la que manejaba conceptos filosóficos. Entre ellas
podemos destacar "Las Máximas de Ptahotep", "Las Instrucciones de
Merikaré", "Las Enseñanzas de Amenemope" o "Las Enseñanzas de Ani", "Las
Lamentaciones de Ipuwer", "El Diálogo de un Desesperado con su Alma", o "La
Sátira de los Oficios".
Primeros pasos
En primer lugar el proceso de momificación no se iniciaba inmediatamente tras
la muerte sino que con frecuencia solía comenzar uno o dos días después.
Este corto periodo era suficiente para que comenzara la autolisis de algunos
tejidos, especialmente el tejido nervioso del cerebro. Inmediatamente tras la
muerte, las células comienzan a “romperse” y liberan proteínas enzimáticas
(hasta entonces guardadas en su interior) que aceleran la autodigestión del
tejido.
El cuerpo era colocado sobre una mesa especial de piedra, se lavaba con vino
de palma y se perfumaba con aceites y extractos de plantas aromáticas. El uso
de sustancias que camuflaran el olor durante el proceso era lógico. El vino de
palma, con una concentración aproximada de alcohol etílico de un 15%, servía,
además, como desinfectante, eliminando así parte de los microorganismos que
podrían iniciar el proceso de putrefacción. Sin saberlo, los sacerdotes
embalsamadores practiban ya técnicas antisépticas en sus operaciones de
momificación.
Extracción y embalsamamiento de órganos
A continuación se extraían diversos órganos siguiendo diferentes
procedimientos. Sin duda, los egipcios habrían deseado momificar el cuerpo
intacto para mantener la unidad del mismo, pero su deseo chocaba con una
dificultad técnica que tenían que resolver: Las vísceras de la cavidad
abdominal, los pulmones o el cerebro eran masas demasiado voluminosas y
con una proporción de agua elevada como para conseguir una deshidratación
lo suficientemente rápida. Así pues, en las técnicas más elaboradas se
procedía a extraer todos estos órganos.
El cerebro era el que recibía un trato menos “delicado” para ser extraído.
Quizá esto pueda sorprenderte teniendo en cuenta la importancia de este
órgano, pero los antiguos egipcios desconocían el verdadero papel del cerebro.
Para ellos, los pensamientos y las emociones eran responsabilidad del corazón
y, aunque sabían de la participación del cerebro en algunos detalles
del comportamiento, no le daban demasiada importancia en lo que respecta al
espíritu del ser humano. Así pues, los sacerdotes responsables de la
momificación introducían una especie de gancho alargado y metálico a través
de las fosas nasales y rompían el fino y poroso tabique óseo del etmoides,
hueso que sepera lacavidad nasal de la cavidad craneal. Luego, extraían el
tejido cerebral que ya había comenzado a experimentar autolisis a través del
agujero que habían abierto con ayuda del gancho. Si con esto no era suficiente,
podían introducir algunos aceites esenciales, como el de cedro, que ayudaban
a completar el proceso de limpieza, sin que se notase ningún desperfecto
desde fuera. A continuación se desechaba el fluido y se rellenaba o al menos
se taponaba de cavidad craneal con resina.
Rodeando por fuera y por dentro con el natrón, se conseguía una eficaz
deshidratación del cuerpo y al eliminar el agua del cadáver se impedía que las
bacterias pudieran multiplicarse y desarrollar el proceso de putrefacción. El
truco de extraer los órganos y rellenar el cuerpo, por una parte, y embalsamar
los órganos extraídos por otra, mejoraba notablemente el proceso de
momificación, ya que de esta manera se aumentaba significativamente la
superficie de contacto con el natrón y, por tanto, se aceleraba la
deshidratación.
Contenido
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1 Momificación
2 Rituales de purificación, unción y apertura de la boca
3 Enterramiento
o 3.1 El ritual de las ofrendas
4 El culto al rey difunto
5 Fuentes
Momificación
El vendado del cuerpo, imitando la reunificación del cadáver de Osiris, era el
símbolo de la inminencia de la muerte y a la vez la transfiguración a un nuevo
cuerpo. La colocación del cadáver momificado en el ataúd era simbólicamente
realizado en los brazos de la diosa Nut, de modo que este naciera nuevamente.
Enterramiento
En las mastabas del Reino Antiguo consistía en un nicho de ofrendas ubicado
en el extremo sur del lado este y más tarde evolucionó hacia una capilla de
ofrendas más elaborada dentro de la propia mastaba. Una cámara dentro de la
mastaba contenía una estatua del ka del difunto y servía como otro punto focal
de las ofrendas. Posterior al Reino Antiguo, estas estatuas eran habitualmente
ubicadas en capillas separadas cerca de los templos de las divinidades. Las
tumbas excavadas en la roca incluían una capilla subterránea, la que contenía
una estela votiva del difunto en la que aparecían su nombre y títulos. También
se podía mostrar al fallecido frente a una mesa de ofrendas o recibiendo
ofrendas de sus familiares. Las ofrendas eran depositadas en una mesa al
frente de la estela.
RELIGION EGIPCIA
Del mismo modo que el culto a los muertos ha producido las pirámides y los
templos, también ha producido su literatura, al menos aquella de que se han
encontrado muestras en las tumbas. El “libro de los muertos”, las
lamentaciones de Isis y Neftis, las Letanías del Sol, el Libro de los caminos, y
otros libros teológicos y rituales, con formulas mágicas, canciones fúnebres,
etc.
Una barca Sagrada en el Antiguo Egipto, era un barco fluvial utilizado como
medio de transporte en los funerales y en la esfera religiosa, elevada a símbolo
de las embarcaciones rituales, como lo atestiguan la importante documentación
iconográfica y literaria conservada.
Barcas religiosas
www.google.com.ar/search?q=barcas+sagradas+egipto&biw=360&bih=511&pr
md=imvn&source=Inms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwizj9fgiY_NAhXD6iYKH
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Animales de Culto.
La Vaca: Hathor fue la Diosa del Amor, la Alegría, la Danza y las Artes
Musicales. Su animal sagrado fue la Vaca.
El Escarabajo: Jepri fue un Dios que impulsaba al Sol durante las mañanas y a
veces era confundido con el propio Ra. Este Dios era representado con forma
de escarabajo.
El Ibis: Esta ave fue sagrada en el antiguo Egipto, aunque para alcanzar este
estatus debía poseer ciertas características, como cuello sin plumas, patas
grises con matices azules, entre otras.