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DISCIPULADO CRISTIANO

Se percibe dentro de la cristiandad que unos son los líderes espirituales y otros los

liderados. Es importante que haya quién dirija los conglomerados, como urgente comprender

que toda persona que acepta el plan de salvación según White (1955) nace como un

instrumento misionero (p. 166) de servicio y salvación. No es coherente, ni existe tal cosa

como un cristiano que no sea discípulo.

Introducción

La Enciclopedia de la Biblia 2° V (1964) describe que sobre el término discípulo,

tanto la palabra hebrea como la griega y la latina, derivan del verbo que significa aprender.

En el Nuevo Testamento el verbo aprender aparece dos docenas de veces, muy pocas si se

compara con su correlativo enseñar y con el sustantivo discípulo que se cita 250 veces solo en

los evangelios y en hechos. En este contexto, discípulo aquí más que aprender teoría, denota

bien: a alguien que sigue, obedece, y se compromete con alguien que enseña. En el evangelio

el discípulo no se forja frecuentando una escuela, sino siguiendo y aceptando la invitación de

Jesús a ir con él a participar de su vida y destino (p. 966).

Participar de la vida de Cristo es aceptar sus exigencias que abarcan toda la vida del

discípulo, en una medida que jamás exigió ningún filósofo ni rabino. La consecuencia es el

compromiso total en que quedan los discípulos de Jesús. Para hacerlo han de estar dispuestos

a renunciar a lo más querido (Mt. 10:37-39). Más que Maestro, Jesús es Señor, y los

discípulos más que alumnos son siervos suyos. Son líderes espirituales obedientes y

comprometidos, e incondicionales con el cumplimiento misional.

El líder espiritual es el discípulo que sin importar la raza, la edad, la posición social o

académica, o si es hombre o mujer, está involucrado(a) en la tarea de aprender, vivir y


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esparcir el evangelio. En la investigación para este escrito se revisa la definición del

discípulo, la forma como Jesús llama a sus discípulos, sus características, y se puntualizan

algunas conclusiones.

Desarrollo

Se lo puede definir al discípulo cristiano como la persona que acepta y colabora en la

difusión de las buenas nuevas de Jesucristo1. Por lo tanto, el cristiano se emboca dentro del

proceso mediante el cual crece en el Señor Jesucristo (discipulado), es equipado por el

Espíritu Santo que habita en su mente y corazón, para vencer las presiones y las pruebas de la

vida presente. A la vez el discípulo se vuelve más parecido a Jesús.

Parece ser que el discipulado es lo anterior y más. Se infiere que es el acto del

discípulo cristiano que imita a Jesús en todos los aspectos de su vida diaria. El discipulado es

pensamiento, es acto, es la vida entera con sus días, años, recursos y habilidades puestos al

lado de Jesús. El discipulado es para proclamar en todo lugar, momento y a todas las

personas el evangelio eterno. El discipulado es recibir y dar de manera continuada la sana

doctrina y la sabia administración 100% bíblicas.

Jesús hace el llamado a sus discípulos

La Biblia registra que al comienzo eran muchos los seguidores de Jesús (Lc. 6:14,

17). Aún no había organización del grupo porque había dentro de sus seguidores algunos

incrédulos. El Maestro toma suficiente tiempo, reflexión, vigilancia y cuidado en particular

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Noticias buenas. A eso específicamente envió Dios a Jesucristo = evangelio. Esencia de lo que
somos, esperamos, y de la vida eterna. No se puede confundir evangelio (noticias buenas) con un credo, una
religión, un prelado, un líder espiritual, un sistema, una institución, ni siquiera una iglesia. La iglesia es un
instrumento para canalizar el evangelio. No es coherente un instrumento humano o institucional presentando su
propio, personal y caprichoso mensaje (idea distinta a la bíblica), razón del decrecimiento y pérdida de muchos
discípulos (incluso con sus comunidades enteras) que se rezagaron en apenas el inicio del empeño misionero.

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en oración a su Padre, para no equivocarse en la selección de sus discípulos. Jesús comenta a

sus seguidores que entre ellos hay algunos que no creen, y que nadie puede ser su discípulo a

menos que le sea dado por el Padre. Desde ese momento muchos de ellos volvieron atrás y

ya no andaban con él, por lo que Jesús toma la iniciativa al decirles “¿Quieren acaso irse

también ustedes?” (Jn. 6:64-67).

De entre el numeroso grupo Lucas aclara que el Señor escogió a doce a quienes llamó

también apóstoles (6:13). Para tal fin, Jesús consulta al Padre, y para asegurarse que la

iglesia esté dirigida por el Espíritu Santo que da vida (Jn. 14:17; 6:63). Jesús asume su

ministerio con alta estima por los demás, con tal sabiduría y poder, que con su sola

personalidad y ungido por el Espíritu Santo (Is. 11:1,2), va a cautivar uno por uno de los que

conformarían su equipo.

Lo primero que hace Jesús es retirarse lejos de cualquier interrupción. Se propone

recibir sin equívocos la dirección sobrenatural. Fue al monte y pasó la noche orando a Dios

(Lc. 6:12). Número dos. Llamó a los que él quiso (Mr. 3:13), les dio el nombre de apóstoles

y conformó el grupo (Lc. 6:12,13). En tercera instancia una vez que Jesús recibe el

direccionamiento del Padre, establece a los 12 de manera sólida, y en cuarto lugar tienen que

estar con él (Mr. 3:14). Entre líneas el relato de Marcos sugiere la prioridad para dar tiempo

a la reflexión, a la consagración, y a aprender que el desafío que les espera supera las

expectativas humanas. Después que han sido identificados por nombres individuales y

establecidos como colectividad, el quinto paso es enviarlos a predicar (Mr. 6:14).

En este proceso que realiza el Espíritu Santo, es también indispensable que el

creyente responda a la invitación. El mismo Espíritu va a examinar sus pensamientos,

palabras y acciones, y que las compare con la Palabra de Dios que demanda: estar en ella

diariamente, estudiarla con oración, obedecerla y enseñarla a otras personas. El discípulo da


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testimonio de la esperanza que está en él (1 P. 3:15), y discipula (enseña - ayuda) a otros a

andar en el camino de Dios.

Características del discípulo (anciano - líder espiritual)

Se advierten en seguida, entre otras, doce cualidades que identifican a los líderes

misionales: son de reconocido testimonio - cuidan y respetan la iglesia y sus directivos, se

auto educan, tienen a Jesús en primer lugar, siguen sus enseñanzas, son entrenados y

empoderados por el Espíritu Santo, traen gente a aceptar el evangelio, están en crecimiento

constante, tratan bien a las personas de su entorno, de manera permanente están involucrados

en alguna de las mil y una formas de la evangelización ya sea privada personal, o pública

colectiva, son puntuales a los compromisos, e incondicionales plantadores de iglesias.

De buen testimonio, cuida la iglesia y respeta a sus dirigentes

Los discípulos de Dios son personas virtuosas y temerosas de Dios (Ex. 18:21), y de

buen testimonio (Hch. 6:3; 1 Ti. 3:7; 2 Ti. 2:2). Son líderes espirituales honestos que saben

gobernar su casa, y son ejemplo de los creyentes (1 Ti. 3:1-13; Tit. 1:5-11; 2 Tit. 2:1, 7, 8; 1

Ti. 4:12-16; 1 Ti. 4:12-16).

Cuidan la iglesia, y respetan a los demás líderes eclesiásticos (Hch. 20:17, 28-31; 1P.

5:1-3; 1 Ts. 5:12, 13; 1 Ti. 5:17; He. 13:7; 17), siempre, y totalmente a sabiendas que nadie es

perfecto, pero dentro del contexto de la unidad y la tolerancia.

El líder espiritual se auto educa

En asuntos de preparatoria White (2017) afirma que los miembros de la iglesia deben

educarse para alcanzar la alta norma. El líder espiritual no desprecia ninguna oportunidad de

prepararse intelectualmente para trabajar por Dios. Él anhela que sus siervos avancen en la

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máxima y posible educación, con el propósito de compartir el conocimiento de Dios incluso a

las más altas autoridades terrenales, de tal forma que su nombre sea glorificado. Dios no se

agrada de los novicios en el conocimiento. Los discípulos tienen que hacer el mejor y mayor

uso de las habilidades que él les ha concedido (p. 60).

“Durante horas los soldados practican los ejercicios de librarse de sus equipos, y de

volverlos a poner rápidamente en posición a la espalda. Se les enseña a poner las armas en

pabellón y a volver a tomarlas prestamente. Se les hace practicar la carga contra el enemigo,

y se los prepara en toda clase de maniobras. Así siguen efectuándose los ejercicios que

preparan a los hombres para cualquier emergencia. ¿Y deben ser menos ardorosos y

esmerados en su preparación para la guerra espiritual los que pelean la batalla para el príncipe

Emmanuel?” White, 2017, p. 61.

Tiene a Jesús en primer lugar y permanentemente es renovado

Participar de la vida de Cristo es aceptar sus exigencias que abarcan toda la vida del

discípulo, en una medida que jamás exigió ningún filósofo ni rabino. La consecuencia es el

compromiso total en que quedan los discípulos de Jesús. Para hacerlo han de estar dispuestos

a renunciar a todo lo que obstaculice el deber. Por lo mismo, más que Maestro, Jesús es

Señor, y los discípulos más que alumnos son siervos suyos. Son líderes espirituales

obedientes y comprometidos con el enraizamiento del evangelio (noticias buenas) tanto en la

congregación como entre los que aún no están en ella.

El discípulo coloca a Jesús en primer lugar en todas las cosas y en su vida entera (Mr.

8:34-38). Está apartado de los ambientes que deshonran a Dios, su atención se centra en

Cristo y en satisfacerlo en todos los ámbitos del ser. El discípulo deja el egocentrismo y es

revestido (Gl. 3:27) por el Cristo-centrismo como fundamentación para la gran comisión de

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la cristiandad (Mt. 28:19,20). Proclama al mundo conocido el evangelio a través de la iglesia

y su liderazgo renovados (Hch. 1:8), dentro de un ambiente de adoración, gracia, fe,

seguridad, oración, unidad, obediencia y respeto.

Con todas las dificultades y duras pruebas que enfrentan los líderes, el largo camino

que cada persona tiene que recorrer, y la preocupación por las iglesias (2 Co. 11:28), ellos

siguen hacia adelante cumpliendo con el cometido. Pablo lo expresa de la siguiente manera:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir

aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” Filipenses 3:12. Enfocado en la

tarea, el nuevo liderazgo tiene como prioridad fortalecer la iglesia cada día mediante la

amistad, la fe, la oración, la caridad y la unidad (Hch. 2:44-47).

Sigue las enseñanzas de Jesús y tiene actitud positiva

Son hijos obedientes y hacedores de la palabra (Jn. 8:31-32). La obediencia es la

prueba suprema de la fe en Dios (1 S. 28:18), y Jesús es el ejemplo perfecto en la tierra de

completa obediencia al Padre hasta la muerte (Flp. 2:6-8). El líder espiritual esboza actitud

misional positiva, iniciativas espirituales coherentes individuales, sonrisas compartidas y

actos de servicio.

La actitud misional piensa en los valores del reino y en imitar la mente de Cristo que

va en contra de la cultura que nos enseña a ponernos a nosotros mismos primero. Una tarea

del liderazgo es pastorear y cuidar la iglesia. Dios en Cristo se entregó por la humanidad, y

estableció de forma positiva como prioridad a los invitados y los no convertidos.

El discípulo es capacitado por el Espíritu Santo

De un puñado de amedrentados discípulos, el Espíritu Santo hizo predicadores

valientes (Hch. 4:3) para suplir las variadas necesidades espirituales que tenía la gente. Los

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oyentes necesitaban oír el evangelio en su propia lengua. El Espíritu Santo capacitó a los

primeros creyentes de forma instantánea para que pudieran expresarse en un idioma que no

era el suyo (Hch. 2:4), y cada uno realizara tareas específicas. El Espíritu Santo los capacitó

para resolver problemas doctrinales (Hch. 15:28), y para ser direccionados hacia

determinadas regiones, donde les indicaba que predicaran (Hch. 16:6,10).

Según el capítulo 19 de los Hechos de los apóstoles, el Espíritu Santo estuvo detrás de

cada acto sobrenatural que realizaron los primeros creyentes en favor de las personas. El

Espíritu Santo se destacó por iluminarles la mente como la de Cristo con el entendimiento y

bendiciones que Dios les daba y que los incrédulos no comprendían, como lo corrobora Pablo

(1 Co. 2:6 -16). El Espíritu está también dispuesto hoy a dar las mismas bendiciones2 a sus

discípulos.

El discípulo es empoderado por el Espíritu Santo

El Espíritu Santo los empoderó de forma sobrenatural. Tal como Jesús les había

hecho la promesa: “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y

me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch

1:8). El Espíritu Santo se manifestó en los apóstoles con grandes prodigios. El concilio

observó en Esteban el rostro como de ángel (Hch. 6:5, 8,15).

Jesús los invistió con el Espíritu Santo cuyo poder está por encima de toda fuerza

maligna (Lc. 10:19). Ya estaba profetizada la bendición al “soltar las cargas de opresión,

desatar las ligaduras de impiedad”, romper todo hechizo y dejar ir libres a los quebrantados

2
El problema es que el discipulado pareciera estar confiando más en la sabiduría humana, en la historia
pasada, y los procesos denominacionales, eclesiásticos, académicos, y hasta improvisados; que en las realidades
bíblicas motivacionales, y misionales provistas del poder del Espíritu santo a través de la Palabra de Dios. Lo
institucional existe para facilitar lo misional, trabajo que crecerá en la medida que cada discípulo esté lleno del
poder de Dios y de biblia pura.

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de cualquiera espíritu malo que hacía sufrir a las personas (Is. 58:6). Lucas 10 evidencia que

los ungió para que llevaran paz a los hogares (v. 6), sanaran a los enfermos (v.9), liberaran a

la gente de los espíritus malignos (v. 17) y de las cadenas de opresión (Hch. 12:6-12).

Virtudes sobre naturales que solo las otorga Dios a quienes aceptan el evangelio y lo

obedecen como la sola verdad que libera al ser humano (Jn. 8:32; 14:6; Hch. 5:32).

El discípulo da frutos

El trabajo del líder cristiano es permanecer en Cristo. Producir frutos (Jn. 15:5-8) es

el trabajo del Espíritu a través del laico que permanece en Cristo y le obedece. El primer

fruto del creyente, es la transformación que solo Dios opera en él mismo3, al cambiarle

pensamientos, palabras y acciones.

A cada discípulo el Señor le asigna una tarea específica de la que nada debiera hacerlo

claudicar. El trabajo que emprende el discípulo no se puede hacer solo bajo la sabiduría y

planeamiento humano, porque se retrasa la obra encomendada. Por el contrario, deben

trabajar por él en equipo, con el corazón, la mente, el alma y las fuerzas, si es que han

conocido el verdadero evangelio. Cristo no quedará satisfecho hasta que la victoria sea

completa y vea el fruto de su trabajo y sacrificio (Is. 53:11). Hoy Dios usa como

instrumentos a los líderes espirituales, empoderados por el Espíritu Santo para ver la

recompensa de la victoria (Pr. 11:30,31).

3
Basta con ver la transformación sobrenatural e impensada que realizó el Maestro divino en el joven
poseído por espíritus extraños, y en la mujer de Samaria (Mr. 5; Jn.4).

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Trata bien a otros discípulos

El amor de los demás (entre – por - hacia) creyentes (Jn 13:34-35), es la evidencia de

ser un miembro de la familia de Dios (1 Jn 3:10). Se lo define en detalle4 en 1 Corintios

13:1-13. En el líder espiritual, el amor por las personas más que emoción es acción. El

discípulo de Cristo está involucrado e interesado en hacer algo con gran estima por otra

persona para que se acerque a Dios, y su actitud como anciano, director o directora de

cualquier ministerio en la iglesia es la misma que hubo en Cristo Jesús. (Flp. 2:3-5).

¿Cuál debe ser ese motor que motiva al líder cristiano? Es el amor de Dios que puede

restaurar a quienes han caído, amor celestial desinteresado5. Este amor por las personas

requiere sacrificio extremo. Demanda abnegación para trabajar por ellas en cualquier

momento y lugar con base en que el mayor gozo de la vida para un líder es llevar a otros al

reino de Dios.

El discípulo es un servidor con éxito

Dios inspiró a líderes según su corazón, que apacentaran con ciencia y con

inteligencia (Jer. 3:15). Les enseñó que el liderazgo es una oportunidad para servir y no un

cargo para mandar y gobernar. “El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro

servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros será vuestro siervo” (Mt. 20: 26, 27; Mr.

9:35).

4
Tratar a los demás en forma normal = tratarlos bien, o como los trataría Jesucristo.
5
Amor que el discípulo lo vive más especialmente a través de sus actitudes, y lo ostenta y predica
menos.

9
El discípulo de Cristo hace la diferencia del liderazgo común, caracterizado más por

la posición de jefes religiosos y políticos que ostentan cargos6, poder y posición social7. El

llamamiento de los 12 expresa la expectativa de un cometido exitoso, ya que no es un nuevo

reino sino un Israel restaurado con su liderazgo restituido (Mt. 19:28). Un liderazgo centrado

en la lealtad a Jesús y su propósito de multiplicar discípulos de éxito.

White (2017) señala que el Señor usa a sus siervos sin importar el sitio, circunstancia

de la cual hayan venido, siempre que sean abnegados, y estén dispuestos a aprender, como a

enseñar: asuntos misioneros sencillos de la salud, estudios bíblicos, y de suplir las

necesidades físicas de la gente. Una vez los miembros de la iglesia están entrenados, los

líderes van a otros lugares a continuar la expansión, y la iglesia que dejan atrás crece

saludable, gracias al trabajo arduo de los recién entrenados (pp. 51-59).

Realiza evangelismo continuado

El líder cristiano comparte la fe (Mt. 28:18-20). Le dice al otro las cosas grandes que

Dios ha hecho por él, o ella. No importa cuánto tiempo lleve de haber aceptado las buenas

noticias de Dios (evangelio), el seguidor de Cristo siempre tiene que ofrecer. Con frecuencia,

el que está siendo discipulado (no importa los años que lleve en la iglesia) cree dos mentiras

de Satanás: 1) No tiene conocimiento suficiente para compartir la Palabra de Dios. 2) No se

siente lo suficientemente cristiano como para enseñar lo que aprendió. ¡No es cierto! La

evidencia que las dos anteriores son falacias del maligno, es que los representantes más

6
Si el cometido específico de la iglesia y sus afiliados es el ministerio de la evangelización, en ella
debiera cambiarse el término cargo por responsabilidad misionera, y departamento por ministerio evangelizador.
7
Así se evita el síndrome del descontento, la tristeza e inconformidad anticristiana, cuando un líder
espiritual es relevado. No va a deducir que no sirvió en el encargo. Simplemente entenderá que el discípulo no
tiene límites en la amplia gama de habilidades y ministerios que requiere la iglesia para cumplir el mandato
divino.

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entusiastas de la vida cristiana, son los nuevos creyentes que acaban de descubrir el

asombroso amor de Dios. Ellos con espontaneidad dan testimonio del poder restaurador.

Puede que ellos no sepan un montón de versículos de la biblia o la forma "aceptada"

de decir las cosas, sin embargo han experimentado el amor del Dios viviente, y eso es

exactamente lo que se debe compartir. ¿Y qué de los creyentes antiguos? La actitud es

evangelismo8 todo el tiempo, en todo lugar, circunstancia y acto. Evangelismo incluye la

vida entera, en trato considerado, paciente y perseverante con las personas que lo rodean.

Según el capítulo 19 de los Hechos de los apóstoles, el Espíritu Santo estuvo detrás de

cada acto sobrenatural que realizaron los primeros creyentes en favor de las personas. El

Espíritu Santo se destacó por iluminarles la mente como la de Cristo con el entendimiento y

bendiciones que Dios les daba y que los incrédulos no comprendían, como lo corrobora Pablo

(1 Co. 2:6 -16).

El discípulo de Jesús es plantador de iglesias

La escuela del Talmid (2012), define en hebreo al discípulo como el Talmid. Aquel

que se anula ante sus maestros y que la opinión de su maestro, será la suya, y según sus

indicaciones, se conducirá en todos los ámbitos de su vida. El profeta Isaías dice que “Dios lo

despierta cada mañana y le da habilidad para escuchar y aprender” (50: 4). De esta manera es

como se es un discípulo (p. 1). El líder espiritual no se puede dar la autoridad o sapiencia de

sí mismo para establecer la iglesia. Es solo un instrumento.

8
Se ha confundido el evangelismo con cargos y departamentos. Evangelización es la iglesia completa.
Es el ministerio de todos los creyentes. Evangelismo para consolidación de los discípulos, y los que han de
serlo, es la expresión máxima de todos los ministerios eclesiásticos, y de todos los procesos normativos,
directivos, teológicos y administrativos de la iglesia de Dios en el planeta.

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Involucrarse dentro del concepto de ser un discípulo requiere un corazón dispuesto

que escucha y obedece. Hay dos palabras en el griego original del Nuevo Testamento.

Palabras primarias detrás de la palabra castellana discípulo: Shuler (1985) indaga sobre la

primera que es mathetés. Significa aprendedor, discípulo, aprendiz o adherente. Esta palabra

se deriva del verbo mathaneim, que significa aprender. Describe a una persona cuya mente

tiene el propósito fijo. Los evangelios la usan con prioridad respecto a los discípulos de

Jesús: como un aprendiz o un alumno, o un apegado9 a un maestro o un movimiento, uno

quien es leal a la instrucción y los compromisos. En este caso específico con el Maestro y su

movimiento primigenio del nacimiento, consolidación y esparcimiento del evangelio por el

mundo entero, mediante la plantación de iglesias10 (p. 222).

El discípulo es incondicional y puntual

Bawer (1976) indica la segunda palabra griega vinculada con discípulo como

acolouthein, verbo que implica ir detrás, acompañar, e ir junto a. En su contexto secular

denota el acto de seguir a alguien o algo. Tanto en el uso clásico como en el Nuevo

Testamento, puede implicar seguir a alguien como discípulo (p. 30). En este último sentido

es usado por los escritores de los evangelios para indicar el llamado al discipulado que

extendió Jesús a algunos de sus seguidores (Mt. 9:9; Mr. 1:18; 2:14; Lc. 5:11).

En esa línea de pensamiento Noel (1992) deduce que se usa la palabra discípulo con

frecuencia en el Nuevo Testamento, como un término especializado para seguir a Jesús y

caracteriza la cualidad central de existencia como un discípulo (p. 207). La centralidad en

9
A Jesús toda su vida. El discípulo de Jesucristo desconoce términos, como “salirse de la iglesia,
descarriarse, cambiar de credo. El apego del discípulo a Dios es hasta la eternidad, si es que conoce al Maestro
como la vida eterna, tal como lo describe Juan 17:1-3.
10
Ha sido la forma visible, tangible y más contundente para la diseminación de la Palabra de Dios en el
planeta.

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todo el entrenamiento (discipulado)11 es que los discípulos seguían al Maestro de Galilea de

manera incondicional, bajo la promesa que él les acompañaría siempre (Mt. 28:20). Es

evidente que al expandirse el evangelio por todo el mundo a través de discípulos

comprometidos, se hizo visible el plan de Dios. El proyecto divino es la salvación de las

personas, a través de la plantación de iglesias, forma que da cumplimiento al mandato dado

por Jesús.

El discípulo de Cristo es puntual. Se representa muy mal al cielo cuando el líder

espiritual llega tarde a los compromisos misionales. “Procura con diligencia” dice Pablo en 2

Timoteo 2:15. El contexto es del soldado12 que no se avergüenza porque se esfuerza aunque

haya que sufrir penalidades (vv. 1-3), puesto que los militantes en la obra de Dios no se dejan

enredar13 por los negocios de la vida (v. 4).

La biblia no dice nada sobre la puntualidad de Jesús. Da por sentado que él nos

estaba dejando el legado de la fe14, o que hubiera pasado si el Maestro hubiera llegado tarde a

la cruz. “Cuando era la hora se sentó a la mesa” Lucas 22:14 “Cerca de la hora novena”

Mateo 27:46, era la preparación para la cruz. Marcos señala que desde la hora tercera lo

11
El discipulado no es un curso que se aprende, no es una cátedra que se memoriza, ni una fórmula que
hace milagros, no se obtiene a través de un título o diploma académico. El fruto concreto de un discípulo, o el
discipulado en sí mismo, es gastar su vida toda en el servicio sabio, desinteresado, e incondicional a Dios, a
través de su lealtad a la familia (su casa), su fidelidad en amar, obedecer y adorar a Dios en todo espacio y
tiempo. El discipulado permanece, es perteneciente, y bajo el direccionamiento del Espíritu Santo lleva a otras
personas de manera continuada a que adoren al Creador del universo, y estos a su vez repitan el ciclo salvífico.
12
Un soldado es miembro de un escuadrón militar, que a su vez hace parte de un ejército. Con la
milicia ni siquiera se menciona la impuntualidad, porque esa única falta en un solo hombre causa el caos en el
ejército completo, posiblemente hasta la derrota en batalla, y la misma muerte.
13
Es común en la cultura del cristianismo llegar tarde a compromisos de todo tipo, y dar explicaciones:
pico y placa, trancón, y otras vergonzosas excusas en expresión de ¿un discípulo de Cristo?
14
La esencia de la fe verdadera es actuar en el tiempo y lugar oportunos. Llegado el cumplimiento del
tiempo Dios envió a su Hijo (Gl. 4:4).

13
crucificaron (15:25) “Desde la hora sexta hasta la hora novena” Mateo 27:45. El plan de

salvación se consumó a la hora planeada por el mismo Dios.

Si la principal tarea y virtud del discípulo es adorar al creador, debe ser puntual desde

ese deber tal como lo hacían los 24 ancianos (Ap. 4:10). Cada vez que los cuatro seres

vivientes adoraban al Creador (vv. 8-9), los 24 ancianos se postraban y adoraban. No es

plausible pensar que existía desorden en la alabanza y la adoración, producto de la

impuntualidad15 de uno de los seres vivientes o de uno de los ancianos.

El discípulo de Dios tiene un plan misionero

Quién no planea no llega a ningún lado, o llegó ya a cualquier parte. El orden y la

auto disciplina en todos los aspectos del líder espiritual no es una opción. Ser discípulo de

Jesucristo tiene un alto costo de su tiempo, su vida, y sus recursos tanto académicos como

financieros. Los planes misionales cronogramáticos colocan la base para los presupuestos de

tiempos, espacios, dineros, metas, objetivos, como de los procesos de control y evaluación.

El solo hecho de proyectarse por lo menos con doce meses de antelación con un buen

planeamiento para la proclamación del evangelio bíblico, ya apunta a buenos resultados.

Líderes bíblicos como José, Daniel, David, Salomón, y como mayor ejemplo

Jesucristo, tenían un plan. Una planeación que era direccionada por Dios, toda vez que ellos

se mantuvieron y comportaron como sus representantes leales al deber. Es relevante describir

que no siempre los planes terminan bien como se quisiera. No obstante, es mejor intentarlo y

fracasar en el derrotero algunas veces; que realizar la obra misionera sin planes. La ruta

15
Total incoherencia, y representación equivocada de Dios, es la que se manifiesta cuando un líder
espiritual llega tarde a cumplir la misión, puesto que todo lo que es y hace el discípulo, es por adoración al Dios
verdadero. Dicho de otra manera, si la puntualidad es cortesía de reyes, que a una adoran al Rey de reyes, lo
contario es primicia de adoración al dios de este mundo.

14
misionera del líder cristiano debe ser seria, clara, participativa y alineada. Enfocada en que

en la mayoría de los empeños, traerá la completación de los objetivos en términos del

crecimiento misional, cuando se realizan acorde a los planes que Dios ya estableció y bendijo

en su Palabra.

Por otra parte, el derrotero o cronograma, es sinónimo de actualización16 en los

sistemas espirituales, sacerdotales, eclesiásticos, sociales, familiares, administrativos y del

entorno. “Debe haber mucha más responsabilidad personal, mucho más pensamiento y

planificación, mucho más poder mental aportado al trabajo presentado para el Maestro. Esto

aumentaría la capacidad de la mente, y daría más percepciones sobre qué hacer y cómo”

White, 2017, p. 27. Un plan de trabajo claro, en movimiento y congruente con la teología

bíblica aplicada correcta, también muestra cuándo y cómo llegar a palpar los poderosos

resultados de la predicación del evangelio eterno, en términos de espacio, tiempo, cantidad,

calidad, y recursos financieros para repetir el ciclo evangelizacional además de ampliarlo.

Los líderes espirituales son los que tienen la responsabilidad de presentar la ciencia de

las ciencias17. Por lo tanto, la iglesia tiene el deber de instruir a sus miembros, y propiciar

16
Los principios bíblicos para la proclamación del plan de salvación se mantienen como tal. Pero los
instrumentos tienen que renovarse de manera continuada. Ejemplo: Nuestros abuelos bebían y compartían el
agua en recipientes artesanales (totumas, arcilla, madera). Hoy se sigue bebiendo el agua (principio), pero en
recipientes de cristal. La posmodernidad aceptémosla o no, permite que se les comparta el líquido vital (agua de
vida) pero en los cristales o recipientes actuales. Una planeación responsable piensa en cómo llegar de la forma
más sencilla, práctica y aplicable a los estándares (recipientes) del entorno como: lenguaje, costumbrismos,
términos denominacionales. Términos bíblicos entre otros como “menester, vosotros, Yahvé”, pueden ser
remplazados y expresados como “necesidad, ustedes, Dios”. Similar un sinnúmero de términos denomicionales
y costumbristas como remanente por resto, campaña por semana de conferencias bíblicas, campaña (política
deshonesta), es un término que para la sociedad que no conoce a Dios es relacionado con una de las filosofías
más detestables por el pueblo, por tratarse de los más impensables robos del fisco económico oficial del estado.
El mismo término evangelismo, no se lo puede supeditar a un ciclo de conferencias. Evangelismo es la
completitud de la misión que Dios encomendó de adorarlo, y enseñar a todos los que así lo permitan, a que lo
adoren. Evangelismo es la vida de la iglesia. Conferencias es un ciclo determinado de enseñanzas. La
planeación espiritual evangelizacional seria incluye los recipientes adecuados para que el discípulo de Jesucristo
siga predicando los principios bíblicos salvíficos que traen con certeza el cumplimiento de los objetivos, por ser
la evangelización, como el evangelizador, guiados por el Espíritu Santo.
17
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Pr. 9:10; 1:7).

15
instrumentos y herramientas de actualidad, planeación, y trabajo en equipo. White (2017)

sostiene que la iglesia tiene el deber de entregar a sus miembros herramientas para la

evangelización práctica (p. 117). Ningún planeamiento puede ser el resultado de la mente de

una sola persona, además está tiene que estar fundamentado en la guía del Espíritu Santo.

Conclusiones

Toda persona que acepta el plan de salvación en Cristo, se convierte en un misionero.

El esfuerzo por hacer que la gente desarrolle un liderazgo real y que permanezca en la iglesia

esperando al Señor, no debe ser de ninguna manera menor a los que se realizan al procurar

que la gente se bautice.

La presencia de Jesús, su autoridad y forma de ministrar a la gente, era para los

discípulos una cátedra implícita, un ejemplo de la labor para la que se estaban preparando. El

Maestro les dio a entender que unidos con él se constituían en pescadores de hombres (Mr.

1:17; Lc. 5:10), hasta rescatar a todo el mundo para el reino eterno. Por lo tanto, el discípulo

verdadero se convierte en un enseñador que imita y actúa en la actualidad y en forma

continua como representante del Maestro.

El líder espiritual es el discípulo que sin importar la raza, la edad, la posición social o

académica, género, o nacionalidad, está involucrado(a) en la tarea de aprender, vivir y

esparcir el evangelio.

El discipulado es para proclamar en todo lugar, momento y a todas las personas el

evangelio eterno. El discipulado es recibir y dar de manera continuada la sana doctrina y la

sabia administración cien por ciento bíblicas.

Si la misión de Jesús al venir la primera vez a este planeta fue redimir la raza humana,

hoy el mensaje tiene que ser el mismo. Si su estrategia fue hacer discípulos, la estrategia

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debe seguir siendo la misma, a través de la plantación de iglesias tal como lo denota su

crecimiento y expansión en el Nuevo Testamento.

El discipulado no es una tarea puesta por un credo, iglesia, religión, maestro,

academia, o doctrina. Es un llamado directo que hace Dios a la persona. No obstante, se

torna indispensable la toma de decisiones del individuo llamado. Si el discípulo acepta, a la

vez tiene en cuenta que su discipulado le es dado del Padre celestial a través de la iglesia, y

para la iglesia.

Mediante la iglesia es que el Espíritu Santo sigue entrenando al líder espiritual. No

existe tal cosa como el discípulo, independiente, individual, con sus propias interpretaciones

bíblicas, fuera del conglomerado de creyentes.

El orden bíblico para el llamado al discipulado según los evangelios: Retirarse a orar,

Llamar a personas específicas, ponerles una identidad individual y colectiva, establecerlos,

pasar tiempo con Jesús con prioridad a la reflexión, a la consagración, y a aprender que el

desafío que les espera supera las expectativas humanas. El quinto y último paso es enviarlos

a predicar.

La confirmación del discipulado en un creyente, es que en adelante, este formando

permanentemente a otros discípulos. Enfocados tanto el que enseña como el que aprende, en

Dios y su Palabra, dirigidos por el Espíritu Santo (teocentrismo), y el cumplimiento de la

misión de adorar al Creador.

Entre otras, el discípulo guiado por el Espíritu Santo, lleva paz a los hogares, sana a

los enfermos, echa fuera espíritus malignos, libera a los menos favorecidos de cualquier

cadena de esclavitud, y observa a menudo la transformación de sus seguidores hacia el bien

ser y hacer.

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El interés del discípulo por los demás se evidencia en el buen trato con todas las

personas de su entorno. Enseña más por ejemplo con actos y actitudes pertinentes,

bondadosas, consideradas, pacientes y perseverantes, que por precepto, cátedra o discurso.

Su liderazgo en cualquier ministerio es parecido al liderazgo de Jesús.

No obstante las debilidades y falencias del discípulo, sabe que Dios siempre lo

perdona, y capacita para cumplir con la tarea. Sabe que las imperfecciones, e imposibilidades

personales, son los posibles de Dios para direccionar a su pueblo en la tierra de manera

continua. Si sigue fungiendo como discípulo la iglesia permanece, e igual si no lo hace. La

iglesia de Dios triunfará con él o sin él.

Al líder espiritual no se le pasa un día sin hablar con Dios antes que aclare. Sabe que

ha sido llamado a consolidar la comunidad de creyentes, y a plantar nuevas congregaciones.

El discípulo cristiano es incondicional, está listo a tiempo y fuera de tiempo, y tiene la certeza

que Jesucristo está con él hasta el fin. Por lo tanto, como instrumento una cosa lo mueve: la

misión de ayudar a salvar personas y familias enteras para que en la presente dispensación y

en este planeta a pesar de todo, el reino de Dios crezca. Dios lo prometió. Él ha cumplido,

está cumpliendo y cumplirá.

Por último. El líder espiritual tiene una planeación y es puntual a los compromisos

misionales. La planeación escrita indica el derrotero misionero, y lo encamina a completar en

términos de cantidad y calidad los objetivos propuestos, y a presentarse delante de Dios, su

familia, y su iglesia como siervo que no tiene de qué avergonzarse. Sabe que el evangelio se

predica a través de planes serios, abarcantes, determinantes y definidos. La puntualidad es

sinónimo de correcta representatividad de lo divino, por parte de sus representantes en la

tierra. Mat20 Es inconfundible el camino del discipulado porque está teñido del sudor

del Maestro y manchado con la sangre de su muerte


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Este artículo fue preparado por Jesús Cubides para la cátedra “Bases bíblicas para

formar discípulos” según orientación de la División Interamericana IASD, para el proceso de

entrenamiento “Todo anciano involucrado”. Asurcol octubre de 2017.

Referencias bibliográficas

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