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Geoquímica del Batolito de Santa Fe y Tonalita Buritica en el noroeste de

Colombia - Evidencia de la iniciación de subducción por debajo de la meseta


del Caribe colombiano.

Introducción.
El margen norte de la placa de América del Sur (Figura 1) comprende una serie de acreción
metamorfoseadas y no metamorfoseadas ígnea oceánica Mesozoico volcán-plutónico y rocas
sedimentarias (Toussaint, 1996; Kerr et al., 1997; Villagómez et al, 2011). Esta constancia de la
interacción meso-cenozoica del avance de la placa del Caribe y la formación de diversa dominios
intra-oceánicas después de la ruptura de las placas de América del Norte y América del Sur desde el
Jurásico (Pindell et al., 2005).

En la Cordillera Occidental de Colombia, las rocas volcánicas máficas se interpretan como


fragmentos del Cretácico Tardío-colombiano del Caribe Meseta (Nivia et al, 1996; Kerr et al., 1997;
Villagómez et al., 2011). Esta unidad comprende secuencias máficas gruesas intercalado con rocas
sedimentarias y secuencias ultramáficas menores (Pindell, 1990; Kerr et al, 1997). En el extremo
norte de la Cordillera Occidental de Colombia, hay intrusiones de rocas del Cretácico de la como lo
son la tonalita de Santa Fe y Batolito la Buriticá (Tonalita) (Rodríguez et al., 2012). Relaciones
similares se han descrito en el Caribe y Ecuador, como en los Batolitos Buga y Aruba, y en otras
partes del granito de Pujilí (White et al., 1999; Nivia, 2001; Vallejo et al., 2006), y han sido discutidos
como parte de un arco de islas construido sobre rocas de meseta o como fusión parcial de la corteza
durante su crecimiento.

En esta contribución se presentan nuevos datos geoquímicos de roca en Sr-Nd de rocas ígneas de
las unidades y Santa Fe y Buriticá compararlas con otras intrusiones equivalentes con el fin de
establecer un modelo petrogenético de su origen y la tectónica y las implicaciones paleogeografía
dentro del sistema de convergencia del Caribe.

Geología Regional.
El norte de los Andes de Colombia comprende tres cordilleras que son las del Este, Central y
Cordillera Occidental, separados por dos valles profundos que son los valles del Magdalena y el
Cauca (Figs. 1 y 2). La Cordillera Oriental y el flanco oriental de la Cordillera Central se componen
principalmente de Sudamericana continental, mientras que la Cordillera Occidental y parte de la
Cordillera Central consisten en terrenos de afinidad oceánica mas acrecionados alóctonas (Maya y
González, 1995). El contacto entre las dos unidades es un sistema de fallas regional, en la que el
bloque parautoctono contiene rocas continentales que se mezclan tectónicamente con elementos
de origen oceánico del Cretácico, como resultado rocas maficas y ultramaficas, unidades de alta
presión y las secuencias sedimentarias del océano (Vinasco y Marín, 2012). Esta sutura se define por
el sistema de fallas de Romeral (Maya y González, 1995), y se extiende hacia el sur en Ecuador como
la Falla de Calacalí-Pujilí (Villagómez et al., 2011). El Valle del Cauca sigue esta amplia sutura.
La Cordillera Occidental de Colombia comprende bloques oceánicos acrecionados a América del Sur
durante el Cretácico superior al Eoceno (Toussaint, 1996; Kerr et al., 1997; Villagómez et al, 2011).
Estos bloques son considerados como unidades litodemicas oceánicas varias mesozoicas (Fig. 2)
(Maya y González, 1995 ) que incluyen de oeste a este 1 )Placa Océano Caribe Colombiano (CCOP)
(Kerr et al ., 1997) , 2) las rocas metamórficas de subducción del complejo Arquía de afinidad MORB
y TMORB ( Restrepo y Toussaint , 1976; Bustamante , 2008; Villagómez et al . , 2011) , 3 ) la posible
se- extensional cuencas retroarco como el Complejo Quebradagrande (González , 1980; Toussaint y
Restrepo , 1994; . Nivia et al, 2006; Villagómez et al, 2011).

El CCOP consiste en la corteza oceánica anormalmente espesa, que se considera comúnmente que
se han formado como una plataforma oceánica entre el Cretácico temprano y tardío, y que parte de
esta meseta acrecionados en el continente. Varios fragmentos han sido descritos en Colombia y
Ecuador, así como Panamá, Costa Rica, Venezuela, Aruba y Curazao y República Dominicana (Nivia,
1996; Lapierre et al, 2000; Revillon et al, 2000; Spikings et al, 2001; Kerr y Tarney, 2005).

A pesar de diferentes orígenes se han propuesto para el CCOP, en relación con el lugar de origen y
posterior migración (ver Pindell et al., 2006 y sus referencias), se acuerda por mayoría de los autores
que se formó en el océano Pacífico, y más tarde migraron hacia el noreste-este, colocándose entre
las dos Américas como los separados en el Jurásico. La corteza oceánica proto-Caribe subduciendo
el borde delantero de la microplaca del Caribe, lo que dio lugar a un arco de islas intraoceánicos,
llamado por algunos autores el gran arco del Caribe (Burke, 1988; White et al., 1999; Pindell et al.,
2005). Durante este proceso, parte de la CCOP-subducidos acreción del Norte y los márgenes de
América del Sur. Edad para el CCOP entre 99 y 82 Ma (Wadge et al, 1982; Donnelly et al, 1990; Sinton
et al, 1997, 1998; Hauff et al, 2000; Spikings et al, 2005). La fecha más antigua es una edad U-Pb de
99,7 ± 1,3 obtenido para el gabro Palmar (Fm volcánica) Y se considera un indicador de la hora más
temprana de la formación por Villagómez et al. (2011). El CCOP acrecionado al borde del margen
continental de América del Sur entre 75 y 70 Ma (Villagómez et al., 2011).

En el segmento norte de la Cordillera Central, cerca de Buriticá, varias localidades fósiles en lodolitas
han arrojado Albiano-Berrasiano de amonitas y foraminíferos (González, 2001), que sugieren que la
actividad volcánica puede ser tan antigua como 130 ma. El Batolito de Aruba en Aruba (White et al.,
1999), Batolitos de Santa Fe, Buriticá y Buga en Colombia (Nivia y G 2005; Villagómez et al., 2011;
Rodríguez et al, 2012a, b), y el Batolito Pujilí en Ecuador (Vallejo et al, 2006. Vallejo et al, 2009), se
intruyen las secuencias maficas del CCOP (figura 2), y han sido interpretadas como parte de un arco
de secuencia intra - oceánica que se desarrolló en el CCOP en el Cretácico superior por la mayoría
de los autores.

Métodos Analíticos.
Se tomaron muestras representativas de todas las unidades durante el mapeo sistemático de
trabajo de campo (Fig. 3) (es decir, García y Guerrero, 2006; Flomez - Tapias, orez y Valencia, 2006).
Después de los análisis petrográficos extensos, sólo las muestras frescas de cada una de las unidades
identificadas fueron elegidas para análisis geoquímicos, las coordenadas de las muestras se indican
en Tabla 1.

Las muestras se analizaron por plasma - masa acoplado inductivamente espectrometría (ICP- MS)
en Acmé Analítica Laboratorios Ltd. En Vancouver, Canadá. Una alícuota de 0,2 g se pesó en un crisol
de grafito y se mezcla con 1,5 g de Libo reflujo. Los crisoles eran colocados en un horno y se calienta
a 1050 ° C durante 15 min. el fundido muestra se disolvió en 5 % HNO3. Se añadieron los estándares
de calibración y los blancos de reactivo a la secuencia de muestras. Las soluciones de muestra se
aspiraron en un espectrógrafo de emisión ICP (Jarrel Ash Atom Comb 975) para la determinación de
los principales óxidos y ciertos elementos traza (Ba, Nb, Ni, Sr, Sc, Y y Zr), mientras que las soluciones
de muestra eran aspiradas en un ICP - MS (Perkinse Elmer Elan 6000) para la determinación de los
elementos traza, incluyendo elementos de tierras raras.

Características de campo y Petrología del Batolito de Santa Fe.

El Batolito de Santa Fe comprende gabros y más rocas félsicas como tonalitas y cuarzodioritas, pero
dioritas también están presentes (Fig. 4 a). En algunos casos gabros muestran un aumento en
porcentaje de los anfíboles, y se pueden clasificar como hornblenditas. Estos tipos litológicos
muestran relaciones complejas sobre el terreno (por ejemplo, García y Guerrero, 2006; Flórez y
Valencia, 2006). Las rocas más abundantes son tonalitas (Fig. 4 B), que generalmente contienen
metros a enclaves de tamaño del medidor de las rocas más máficas. Márgenes refrigerados están
ausentes, y hay pruebas de asimilación, como márgenes difusos y texturas Schlieren, lo que indica
que los diferentes tipos de rocas coexistieron a altas temperaturas (Fig. 4 A y B). Orientación mineral
conspicuo es una característica común en las tonalitas. Las unidades descritas se ven a menudo
penetradas por diques dioríticos finales (Fig. 4 d), que son rectas y mostrar los márgenes
refrigerados, lo que indica que tonalitas ya se habían enfriado durante esta etapa.
Texturas Felsiticas están presentes como intrusiones discontinuas dentro de los basaltos de la
Formación Barroso (Fig. 4 c). Felsitas También se han descrito cerca de la ciudad de Vijes, por
Millward de 1983 y Aspden y McCourt, 1986 y Kerr et al., 1996 y Kerr et al., 2003b, mezclado con
basalto. Ellos han sido interpretados por estos autores, por medio de sus relaciones de campo, ya
sea como asociado con el régimen térmico menguante cerca del final de la formación CCOP, o
relacionados con la fusión parcial de la corteza oceánica durante obducción e imbricación de la
meseta.

Al norte, el Buriticá la Tonalita intruye gabros, y vetas y texturas agmatitic se han descrito en su
contacto (Nivia y Gómez-Tapias, 2005).
Geocronología
El análisis geocronológico de los granitoides de Santa Fe y Buriticá incluyen principalmente las
edades K-Ar y Ar-Ar que pueden estar relacionados con el enfriamiento magmático, y en el caso del
K-Ar no es posible discriminar adecuadamente entre el exceso de argón, la pérdida y una edad
geocronológico significativa.

Rodríguez et al., 2012a y Rodríguez et al., 2012b han obtenido recientemente una edad meseta Ar-
Ar en una roca gabroica asociada al batolito de Santa Fe de ca. 123 Ma. Si geológicamente
significativa, esta edad puede sugerir la existencia de más rocas maficas de edad Albiano,
relacionado con el CCOP. Vinasco et al. (2003) presenta anfíboles geocronología Ar-Ar en el Batolito
de Santa Fe. Los espectros de Ar-Ar parecen ser molestado y no dan una edad meseta bien definido,
sin embargo, se calculan algunas medidas de desgasificación continua, y la pseudo meseta edades
de ca. 92 y 89 Ma se registran, lo que puede representar las edades de enfriamiento del batolito.
Zapata et al. (2013) han determinado recientemente un ca. 89 Ma U-Pb en circones cristalización a
partir de una roca gabroica más al sur del Batolito de Santa Fe. Dicha roca gabroica puede ser similar
a las rocas máficas del Batolito de Santa Fe y por lo tanto puede sugerir una edad ~ 90 Ma para este
batolito. Todas estas edades son similares a rocas graníticas intrusos del CCOP en el sur de Colombia
(Villagómez et al., 2011).

Presentamos nuevas edades U-Pb LA-ICP-MS llevadas a cabo en una muestra de la granitoide de la
Tonalita de Buritica (muestra GR 22) (Tabla 2). Nuestros intentos de extraer circones de las rocas
Santa Fé no han tenido éxito, un hecho que consideramos puede estar conectado a petrogenesis
graníticas, lo que sugiere que el magma no está saturado en Zr, y que este elemento se retuvo en el
residuo anfíboles.

Cuarenta y nueve cristales de circón relaciones Th / U para los puntos analizados son circón> 0,1,
con valores entre 0,2 y 1,0, que son característicos de circones relacionados a magmatismo
(Rubatto, 2002). Estos cristales han dado una edad promedio de peso U-Pb de 100,9 ± 0,85 en el 2
σ nivel, en relación con la cristalización magmática de la granitoide (Fig. 5). Esta edad es más antigua
que el 91,1 ± 6,4 Ma anfíboles K-Ar edad presentado por Göbel y Stibane (1979), que puede estar
relacionado con un enfriamiento granitoide o un evento de recalentamiento.

Similares edades de 95-100 Ma se han obtenido por Villagómez et al. (2011) en las rocas volcánicas
gábroicas asociados a la relacionada con la meseta del CCOP en el sur de Colombia y por lo tanto
son considerados como parte de los elementos plutónicas de la meseta.

Con base en la nueva geocronología U-Pb y publicados Ar-Ar, y también las correlaciones regionales,
que consideran la existencia de plutonismo magmática entre ca. 100 ma y 90 ma. Vamos a discutir
las implicaciones petrotectonicas de la cual, en las siguientes secciones.

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