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1.

Origen de la Iglesia Católica Romana

Por paulino Espinoza

a. Surgimiento del Imperio Romano:

Durante los siglos previos al nacimiento de Cristo,


un gran número de pueblos vivían alrededor del
Mediterráneo1 formando una serie de Estados libres que
funcionaban de manera cerrada y con independencia
política; ellos poseían religiones e ideas de Dios muy
particulares a las que asociaban sus ideas políticas y
sus propias leyes. Ejemplos de esto son las Ciudades
Estado de Grecia, cuyas concepciones políticas y religiosas
llegaron a influir grandemente en el pensamiento
occidental.

Con el surgimiento del imperio y el poderío en


Roma, estas autonomías se fueron sometiendo y
desapareciendo. Las distintas religiones terminaron
convergiendo en Roma e hicieron surgir una nueva forma
de vida social y un nuevo poder que llega a considerar que
el emperador posee dones divinos y considera a la
religión vinculada a los bienes materiales por lo que
se le debía tributar con grandes honores, se trata de
una religión al servicio de la política2.

Para esto se levantaron templos, se ofrecieron


sacrificios y se le rindió culto como a un dios; en
consecuencia, se fue desarrollando una idea de Estado
vinculado a la religión dentro de los límites territoriales
que el imperio había establecido. Es en este contexto
que nace Jesucristo y con él, una nueva forma de
relación entre los hombres y un Dios que se presenta
como eterno y universal, como un Dios de todos y
para todos.

b. El Imperio Romano se cristianiza:

1
VON RANKE, L.: Historia de los papas, 5ª edición, Fondo de Cultura
Económica, México, 1988, p13.
2
COMBY J. Para leer la historia de la Iglesia, Editorial Verbo Divino,
15a edición, España 2005, p. 28.
Después de un largo proceso de luchas internas, el
Imperio Romano asume el Cristianismo como religión, esto
es oficializado por Constantino en el 326 DaC 3. Tras su
conversión al Cristianismo, Constantino habría donado al
papa Silvestre “la ciudad de Roma, Italia y el Occidente
entero, y concedía también al clero de Roma la dignidad y
vestimenta senatoriales”4. El cristianismo pasa así de
ser una religión perseguida a ser religión oficial del
Imperio. Constantino fundamenta el poder imperial en el
origen divino de su autoridad5

Roma cae después de mil años de existencia y el


cristianismo hace del sacerdocio una clase especial
formada por miembros que ingresan libremente,
consagrados por la imposición de manos y desligándose de
la comunidad de los laicos. Se convierte, entonces, en una
verdadera clase sacerdotal con una constitución propia
copiada de la del Imperio y en correspondencia con la
jerarquía de la administración civil.

2. La Iglesia Romana como un Imperio:

Roma –lugar donde había corrido sangre cristiana


de mártires durante mucho tiempo– se convierte en una de
las sedes apostólicas más veneradas y los obispos romanos
se adjudican un poder extraordinario, favorecidos por los
emperadores que promueven la formación de una gran
autoridad patriarcal, surgiendo así el poder del obispo de
Roma6.

Y es que, originalmente, el título de Papa se


otorgaba al Obispo cabeza de las distintas Iglesias; tal
título no confería un privilegio especial, papa era cualquier
obispo dada su función de “padre”. No tenía, por lo tanto,
el sentido que se le da actualmente7.

3
La Música del Hombre P. 46
4
ÁLVAREZ GÓMEZ J. Historia de la Iglesia, I. Edad Antigua,
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2001, P. 226
5
CARDENAL, R.: Manual de Historia de la antigüedad y de la edad
media, UCA Editores, San Salvador, el Salvador, p. 519
6
VON RANKE, L.: Op. Cit.. 13 – 21.
7
COMBY J. Para leer la historia de la Iglesia, Editorial Verbo Divino,
15a edición, España 2005, p. 109, 110.
Roma, sin embargo, tenía un significado especial
dada la presencia que en esa ciudad habían tenido los
apóstoles Pedro y Pablo; este significado no era solamente
simbólico sino también, martirial.

No es sino hasta mediados del siglo IV que se


recuerda al seno de la Iglesia que el poder le había sido
conferido por Pedro. Es León Magno el que señala:

Se lo dijo a san Pedro “te daré las llaves del Reino de los
cielos…”. Ciertamente, el derecho a ejercer este poder pasó
también a los otros apóstoles y la institución nacida de esta
decisión se extendió a todos los príncipes de la Iglesia8.

a. Obispo de Obispos:

El obispo de Roma se convierte entonces en un


Obispo de obispos y con este poder, el papado afirmó su
derecho temporal y su autoridad moral y religiosa,
adjudicándose el poder de juzgar y coronar a los
reyes y emperadores9, el derecho exclusivo de
absolver de la excomunión y de determinados
pecados graves.

Lo anterior permitió que el papa se abrogara el


derecho casi exclusivo de otorgar las indulgencias, elevar
la carga fiscal y añadir nuevas tasas obligatorias. Con el
Papa Gregorio VII (1073 – 1085) la fidelidad a Dios tiene
como pre condición la obediencia a la Iglesia; con él, pues,
se establece una mística de obediencia: obedecer a la
Iglesia, era lo mismo que obedecer al Papa.

Es Gregorio VII quién al establecer su dictamen


sembrara la semilla de la disputa posterior con el poder
civil por cuanto determinó que solamente el Papa podía
tener el título de “universal” y que sólo él podía nombrar o
quitar obispos, deponer emperadores, reformar sus
sentencias y que la Iglesia romana no había errado nunca y

8
Ibid, p. 109.
9
CARDENAL, R.: Op. Cit., p. 623.
que nunca lo haría.10. Este dictamen establecía, además,
que el Papa era el Señor absoluto de la Iglesia, señor
supremo del mundo, santo; con él se afirma un ilimitado
poder consecrativo11, legislativo, administrativo y judicial12.

El Papa Alejandro III (1179) promueve a los


cardenales del Sacro Colegio reservándoles el monopolio
para elegir al Papa con dos tercios de los votos
requeridos13. Inocencio III, en 1198-1216, decretó el
diezmo, el cual adquirió desde ese momento un carácter
permanente.

b. Los “enemigos” de la Iglesia:

Para este momento, la Iglesia se enfrenta a dos


enemigos contra los que tiene que luchar: los musulmanes
en el exterior y “los herejes” en su propio territorio 14.
Siendo el cristianismo la fe oficial, los que no la compartían
eran acusados de minar las bases de la sociedad y eran
cada vez menos tolerados.

Ejemplos de este poder auto adjudicado por los


Papas se encuentran en las acciones de Inocencio III, quien
se declaró Vicario de Cristo y reclamó para sí poderes
equivalentes al de la corona de los monarcas laicos; en
Inocencio IV (1243- 1254) quien proclamó que el poder del
Papa le permitía ordenar cuanto quisiera sobre cosas y
personas, incluido el Emperador: el Papa se hallaba así por
encima de naciones, reinos y reyes.

El increíble contraste entre las formas de vida


de las clases privilegiadas, la jerarquía de la Iglesia
Católica- y los ciudadanos comunes, muchos de los
cuales vivían en los límites de la sobrevivencia era
verdaderamente insultante.

10
COMBY, J.: Para leer la historia de la Iglesia, Editorial Verbo Divino,
Navarra, 2007, p. 145.
11
Del latín consecrāre: Hacer sagrado a alguien o algo. Ver RAE.
12
Ver KÜNG, H.: El cristianismo, esencia e historia, Editorial Trotta,
Valladolid, 1997, pp. 388 – 392.
13
Ibid, p. 624.
14
COMBY, J.: Op. Cit., p. 165.
Estas contradicciones generaron un ambiente
propicio para el surgimiento de distintas disidencias
religiosas, muchas de ellas basadas en diferencias de
interpretación sobre la naturaleza de Cristo, sobre el
concepto de Dios y sobre el papel del clero en la
sociedad.

Estos disidentes cuestionaban el estilo de vida que


debía llevar quien se considerara seguidor de Jesucristo
por lo que fueron catalogados como herejes. En realidad
muchos de estos grupos disidentes habían surgido como
una protesta evangélica contra una Iglesia demasiado
poderosa15. La iglesia había acumulado grandes riquezas y
corría el peligro de perder el contacto con las grandes
masas indigentes16

3. El problema de los franciscanos

Aparece en este ambiente de efervescencia


espiritual y desarrollo urbano, una nueva forma de vida
religiosa: las mendicantes. Cuatro grandes órdenes,
entre ellas los franciscanos, como una expresión interna de
la Iglesia de un movimiento a favor de la pobreza 17.

Estas órdenes se establecieron en las ciudades, en


donde entablan contacto con los grandes problemas de la
sociedad del siglo XIII, problemas de un mundo urbano en
plena expansión. Para tener idea del éxito de estas
órdenes, basta señalar cómo entre los franciscanos los
conventos pasaron de ser 1100 en el S. XIII a 1400 a
comienzos del siglo XIV, es decir, 300 conventos en 100
años18.

a. El ideal de pobreza:

En muchos cristianos había calado la austeridad y


el ideal de pobreza efectiva de los predicadores que
imitaban la forma de vida de Cristo. Uno de ellos fue
Francisco de Asís, quien en 1205 decide consagrarse a
15
Ibid, p. 172.
16
FRANZEN A.: Historia de la Iglesia, p. 208
17
AAVV.: Historia de la Iglesia católica. Editorial Herder, Barcelona
1989, p. 335.
18
CARDENAL, R.: Op. Cit., p. 626.
“Doña Pobreza”. En 1208 al escuchar el Evangelio de
Mateo: “id a proclamar que el reino de los cielos esta
cerca. No llevéis oro ni plata…”, siente una verdadera
revelación y se dedica a predicar sin ser sacerdote y
evitando cualquier crítica a la Iglesia. Lo que Francisco
quiere es solamente un espacio de libertad para vivir según
el Evangelio como lo enseñara Jesús. En 1209 Inocencio III
aprueba el estilo de vida de aquellos que quieren ser
“menores” y que se limitan a una predicación moral19.

b. Tres caminos a seguir:

A pesar de este crecimiento, la orden creada por


Francisco de Asís sufre la tragedia de la división desde
temprano y sus seguidores toman tres caminos: los
observantes que siguieron literalmente su espíritu original;
los conventuales que quisieron formar una orden similar a
la de los predicadores, y el grupo de los capuchinos que
intentó unir la radicalidad ideal de la pobreza con el
estudio y el apostolado20.

Con el surgimiento de los mendicantes se creó


un nuevo ideal de sacerdote para el pueblo, ideal que
sería recogido por las Iglesias de la reforma y por
sacerdotes de la contrarreforma del siglo XVI 21.

De acuerdo a Fray Silvestre Gialdi, el pensamiento


franciscano considera al hombre como una totalidad de
conciencia y relación con el mundo; defiende la primacía
de la voluntad sobre el entendimiento, de la intuición sobre
la razón, del amor sobre la racionalidad; exalta la fe y hace
de la razón su sierva, una razón como mediación para
explicar y comprender el contenido de la fe. Trata de hacer
de la filosofía y la teología una única ciencia: se opone a
una separación práctica entre filosofía y teología.

En la visión franciscana, el conocimiento se explica


por los sentidos y como iluminación divina. Entre las
características del pensamiento franciscano sobresale la
primacía de la voluntad y la libertad sobre el intelecto y el
19
Ibid, p. 174.
20
AAVV. Historia de la Iglesia Católica, p. 358.
21
Ibid, p. 341.
entendimiento, que es algo natural. Así, Duns Scoto afirma
que donde no hay libertad no hay tampoco voluntad,
porque la voluntad es algo libre22.

22
GIALDI, S.: Fundamentos filosóficos franciscanos de justicia, paz y
ecología, en Cuadernos Franciscanos, 1991, No 96,
http://www.franciscanos.net/teolespir/ecologiagialdi.htm.

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