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RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Desde el siglo XIX, se constituye una pedagogía, o mejor, como preferimos llamarla, una
teoría-práctica de la educación, latinoamericana, que a diferencia de la europea y la
estadounidense, es una interdisciplina, en la que se combinan en forma sintética y crítica,
ciencia, ética, sociología, antropología, epistemología, lingüística, psicología y
tecnología en el marco de un proyecto político humanista emancipador. Debe quedar claro
que la teoría-práctica educativa o pedagogía Latinoamericana no designa aquí una escuela
cerrada en la que todos sus contribuidores comparten unas mismas posturas filosóficas o
políticas. Por el contrario se trata de un movimiento y una tradición histórica, en la que
encontramos grandes discrepancias y luchas, a veces de exclusión, y posturas que pueden
catalogarse, por los interesados en las etiquetas políticas, como de derecha, centro e
izquierda. Así, surge la postura filosófica de Félix Adam.
Para Adam la educación debe ser sobre todo un proceso, en el cual la persona se asume
como proyecto: como él lo expresa: “el hombre es un ser en siendo, nunca deja de
aprender y de ser .., es un proyecto que se construye día a día y se transforma conforme
al componente energético de su esencia.”
Uno de los aportes más importantes de Adam a la Teoría Andragógica es: El Hecho
Andragógico, y consideraba que " En lo educativo hay un hecho tan dinámico real y
verdadero como el hecho pedagógico. Por lo tanto, la Andragogía, considerada como
ciencia, dispone de un hecho que conforma su punto de partida; esto es, una práctica,
fundamentada en sus principios teóricos y una aplicación orientada a los problemas
característicos de la educación de adultos. Este carácter interdisciplinario, le da soporte a
la Andragogía para considerarla como ciencia; y al respecto, Félix Adam (1977), afirma:
"La biología aporta a la Andragogía datos importantes sobre la naturaleza anatómica y
fisiológica del hombre". Y la "La sociología aporta conocimientos valiosos sobre la
actividad humana, que son interpretados por la Andragogía en la orientación que exige y
reclama la acción educativa del adulto.
Adam (1977), en los presupuestos de esta teoría, plantea que la educación de adultos,
puede ser tan normal como la educación de niños, donde la educación comienza antes del
nacimiento, luego continua con la educación de los niños, a través de la pedagogía, y esta
a su vez, encuentra su realización necesaria en la educación de adultos a través de la
Andragogía.
De tal manera, que Adam (1979), define la horizontalidad, como: "una relación entre
iguales, una relación compartida de actitudes, de responsabilidades y de compromisos
hacia logros y resultados exitosos, que permite a los participantes y al facilitador
interaccionar su condición de adulto, aprendiendo recíprocamente, respetándose
mutuamente y valorando la experiencia de cada uno en un proceso educativo de
permanente enriquecimiento y realimentación. Asimismo, señala dos características
básicas: cualitativas y cuantitativas. Las cualitativas se refieren al hecho de ser, tanto el
facilitador como el participante, iguales en condiciones, al poseer ambos adultez y
experiencia, que son condiciones determinantes para organizar los correspondientes
procesos educativos considerando: madurez, aspiraciones, necesidades, vivencia e
intereses de los adultos.
Las cuantitativas, tienen relación con los cambios físicos experimentados en las personas
adultas, en general después de los cuarenta años, tales como el decaimiento de la visión
y la audición y la disminución de la velocidad de respuesta del sistema nervioso central.
Por su parte la Participación, según Adam (1987), es: "la acción de tomar decisiones
en conjunto o tomar parte con otros en la ejecución de una tarea determinada." En la
educación de adultos, el intercambio de información se traduce en provecho de todo el
grupo enriqueciendo su experiencia e incrementando la fuente de productividad en la
situación de aprendizaje. Igualmente, señalaba que el proceso sinérgico, está sustentado
por el principio de que el todo o globalidad es superior a la suma de las partes que la
integran; y que en la praxis del aprendizaje de las personas adultas, la aplicación de este
principio holístico e integrativo debe direccionarse individual o colectivamente. Al
respecto, Adam propone como explicativo del proceso andragógico, la teoría sinérgica; y
según esta, lo que posibilita el aprendizaje, es la reacción percepto-atentiva del sujeto
frente al objeto de aprendizaje.
Por lo tanto, la reacción sinérgica, implica la activación de toda la energía humana, que
es siempre más que la mera suma de sus partes, para producir, eso que popularmente
llamamos las “ganas” de aprender y que nosotros en nuestro trabajo llamamos “voluntad
de aprendizaje”.
Por lo tanto, la Teoría sinérgica, exige la integración de las reacciones mentales para
obtener como resultado: “El aprendizaje”. De tal manera que, el aprendizaje del adulto
requiere de una combinación físico-mental donde las reacciones psíquicas, afectivas y
motoras, se integren a la conducta percepto-atentiva, ya que el percibir y atender originan
mecanismos sinérgicos que jerarquizan la estimulación exterior, porque continuamente
estamos percibiendo y atendiendo las estimulaciones que se producen en el mundo
exterior; pero solamente las estimulaciones significativas son procesadas y almacenadas
en la estructura psíquica.
Acertadamente, Adam (1977), también señala, que la actividad educativa, puede estar
orientada, a dar al adulto elementos culturales que no recibió en la niñez, pero
fundamentalmente es la confrontación de la experiencias de dos adultos: del que educa y
del que es educado, considerando que “la riqueza espiritual del hombre es su experiencia,
es lo que sabe, lo que ha vivido, lo que ha hecho, lo que piensa y lo que siente.” Y en un
tono que nos recuerda a Pablo Freire, nos dice: En la actividad andragógica, desaparece
la diferencia marcada entre educador y educando. Ambos son adultos con experiencia,
igualados en el proceso dinámico de la sociedad.
En conclusión, podemos afirmar que la Andragogía que funda Adam, debe verse como
una importante contribución a la teoría-práctica educativa latinoamericana en las
condiciones de la contemporaneidad, reflejada en su Teoría Sinérgica.