Sei sulla pagina 1di 8

1º Terremotos de Lima y callao del 19 de octubre 1609, y Trujillo del 14 de

febrero de 1619

Ambos terremotos fueron de gran magnitud, en la época del virreinato, se tiene


crónicas y relatos de diferentes personajes de la época. Esta información, sin
embargo, es escasa para representar, con precisión, cuales fueron las grandes
consecuencias que estos acarrearon. Aún así, es importante el estudio de la
concepción que tenían los personajes, de esta época, sobre este tipo de desastres
naturales. Por un lado, se cuenta que el terremoto de 1609, causó la destrucción
de casi toda la costa central de Perú. La Catedral de Lima, quedó, gravemente,
dañada, fue por ello que hubo que demoler las bóvedas que estaban hechas de
ladrillo. Por otro lado, sobre el terremoto de 1619, se han encontrado relatos de
Fray Diego de Córdova, quien menciona « [Que] Fue el temblor y terremoto de
Trujillo tan terrible y espantoso cuanto jamás se ha visto otro igual en aquel reino
(...) ». Diversas investigaciones concluyen que cerca de 3.000-5.000 personas
perdieron la vida.

2º Terremoto Lima y Callao del 20 de octubre de 1687 de 8º y 8,5º

Como segundo hito escogimos el terremoto ocurrido en Lima y Callao el de


octubre de 1678. Nos parece muy importante abarcar este tema ya que es aquí
donde surge la devoción por el señor de los terremotos o también llamado el señor
de los milagros. Esto no ayuda a comprender el catolicismo que tenia la población
Limeña en esa época.

3º Terremoto Lima y Callao del 28 de octubre de 1746 de 8,4º

Conocido como el terremoto mas fuerte que azoto Lima (8.4º), además de
gigantesco maremoto en el callao. Hubo alrededor de 15,000 a 20,000 muertos.
Debido a la época de virreinato que vivía el Perú, la falta de información para
saber cómo afrontar este tipo de desastres y la duda que tenían todos los
pobladores si podría volver a ocurrir otro terremoto, debido a las replicas, que
ponían en pánico a la gente. Por tal motivo, hemos creído conveniente seleccionar
el terremoto de 1946 como un hito importante, por la época de virreinato, el tipo de
religión que se vivía en ese momento, la reacción de los pobladores de Lima y
Callao, y los pobladores del resto del Perú, las decisiones que tomo el virrey para
mantener en calma a la población, entre otros.

4º Terromoto de Ancash del 31 de mayo de 1970 de 7,9º

Sismo de 7,9º en la escala de Ritter. El estudio de este terremoto es


trascendental, ya que fue el más catastrófico en el Perú, por su intensidad, pero
sobre todo por el número de víctimas que acarreo. Este fue seguido por una
avalancha que arrasó con toda el pueblo de Yungay. En este desastre natural la
vulnerabilidad del gobierno se hizo notar, ya que la ayuda demoró en llegar al
punto central de la catástrofe

5º Terremoto Pisco - Ica del 15 de agosto del 2007 de 7,9º

Es imprescindible el estudio del este último terremoto acontecido en el Perú, ya


que debido a ello se pudo evidenciar, las mayores debilidades del país. La
deficiencia de los mecanismos que mueven hoy al mundo, tales como las
comunicaciones, fueron ineficientes en un momento tan importante como este.
Fue uno de los terremotos más violentos ocurridos en el Perú en los últimos años.
Han pasado Tres años de lo ocurrido y todavía no terminan al 100% de reconstruir
lo necesario.

http://upc20102.blogspot.pe/

Las incesantes lluvias atronadoras (llamadas por los antiguos peruanos Unu
Pachacuti) que provocan la furia del mar azotando al Perú con aluviones o
huaicos (llocllas) y cubriendo pueblos enteros con lodo y agua, han causado
muerte, desesperación y devastación en 811 distritos nacionales, igual que
ha sucedido periódicamente en el transcurso de la historia de la nación
desde tiempos remotos.

Entender las leyes de la naturaleza no significa que seamos inmunes a sus


operaciones

(David Gerrold, autor de Star Trek — Viaje a las Estrellas)

Las incesantes lluvias atronadoras (llamadas por los antiguos peruanos Unu
Pachacuti) que provocan la furia del mar azotando al Perú con aluviones o huaicos
(llocllas) y cubriendo pueblos enteros con lodo y agua, han causado muerte,
desesperación y devastación en 811 distritos nacionales, igual que ha sucedido
periódicamente en el transcurso de la historia de la nación desde tiempos remotos.

Esta vez el Niño Costero, nombre moderno de este fenómeno, y que sigue
azotando diversos puntos del país, ha mostrado también el fracaso del modelo
neoliberal que convirtió al Estado en un ente prácticamente inexistente y carente
de un sistema de previsión y prevención de desastres naturales habituales en el
Perú. Resulta que el avance de la ciencia y la tecnología no han podido evitar que
el país quede sorprendido, igual como ocurrió en el año 1925-26 por el llamado
Niño Costero que es atípico y anómalo.

Según el Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), el Niño Costero


seguirá azotando al Perú hasta mediados de abril, trayendo lluvias muy fuertes en
la costa, especialmente en Tumbes, Piura y Lambayeque, donde se calcula que
caen 258 litros de agua por cada metro cuadrado de lluvia. Por ejemplo la ciudad
portuaria de Huarmey, de 18.000 habitantes, situada en el departamento de
Ancash y ubicada a unos 298 kilómetros de la capital Lima, ha sido inundada por
completo, llegando el agua, mezclada con lodo denso, a un metro y medio de
altura, aislando a sus pobladores del resto del país y dejándolos completamente
desabastecidos y carentes de agua potable, electricidad y el resto de servicios
básicos.

Los fenómenos meteorológicos El Niño (la fase cálida), La Niña (la fase fría) y El
Friaje (caída repentina y brusca de la temperatura acompañada por fuertes
vientos) no son nada nuevo y su presencia es milenaria y recurrente en Perú. En
los tiempos modernos El Niño azotó al país en los años 1972, 1976, 1982-83,
1987, 1997-1998, 2003. Este fenómeno de intensidad moderada ocurrió en el
Pacífico Central en los años 2002-2003 y 2009-2010 mientras que en 2004 fue
caracterizado por la intensidad moderada. El actual Niño Costero parecido por su
intensidad al fenómeno registrado en 1891, 1925, 1982-83 y 1997-98, empezó a
formarse a fines del 2016 cuando unos vientos del norte, provenientes de
Centroamérica favorecieron el desplazamiento de aguas cálidas hacia la costa
peruana y en menos extensión a la ecuatoriana.

De acuerdo con la investigación del ingeniero y físico Manuel More, este Niño ha
nacido a la altura del Perú y se caracteriza por una lengua de agua caliente de 986
millas de largo y 286 millas de ancho que se ha formado por debajo de la latitud
cero y abarca desde el sur de Ecuador al norte de Perú con una temperatura de
casi 29 grados centígrados lo que está incrementando la humedad atmosférica
que trae como consecuencia la presencia de fuertes lluvias. Normalmente, frente a
las costas peruanas sopla el viento del sur al norte, lo que ayuda a traer la
corriente marina de Humboldt que es fría, pero esta vez aparecieron los vientos
del oeste que trajeron lluvias de la Sierra Central.

Las grandes precipitaciones a la vez producen huaicos y como consecuencia, una


violenta inundación de aluvión donde gran cantidad de material de terreno de las
laderas de los cerros es desprendido y arrastrado por el agua vertiente abajo hacia
el fondo de los valles trayendo tierra, roca, árboles y causando grandes
sepultamientos a su paso bajo el lodo. Los huaicos se desplazan normalmente por
una quebrada siguiendo su cauce, destruyendo todo a su paso y demoliendo
inclusive estructuras de concreto armado. La fuerza de los torrentes de lodo hace
represar el río hacia el cual descargan su flujo. Como resultado se produce el
desbordamiento de los ríos y pueblos enteros se inundan.

El Niño es un antiguo acompañante de Perú cuyo origen se pierde en ignotas eras


geológicas en períodos prehumanos. La estudiosa peruana María del Pilar
Paredes y otros geólogos y botánicos han encontrado evidencias de la flora
tropical en el subsuelo de Talara, lo que ahora es el desierto de Sechura que se
produjo debido a un Mega Niño. En 1897 el prominente explorador Antonio
Raimondi escribió un manuscrito en el que constataba que "El Niño, como tal, es
conocido desde que las civilizaciones preincas como los Moche, los Lima y los
Nazca se asentaron en las costas del Perú antiguo. Le geomorfología, los estudios
de sedimentos y la paleontología señalan que el Fenómeno El Niño ocurre por lo
menos desde hace 40.000 años".

Raimondi también anotó que "estas investigaciones arqueológicas demuestran


que cambios drásticos del clima afectaron la costa central del Perú (Cultura Lima,
aproximadamente 400 d.C). La situación resultó especialmente dramática para la
nación Moche en la costa norte del Perú (200-700 d.C). Todo indica que durante
las primeras décadas del Siglo VII de nuestra era, esta próspera civilización sufrió
los estragos de un prolongado e implacable episodio El Niño". El historiador
peruano, Lorenzo Huertas describió en su libro 'Diluvios Andinos a través de las
Fuentes Documentadas' (2001), el cuidado especial que tenían los incas con los
fenómenos de unu pachacuti (huaicos), chaque pachacuti (sequía extrema)
y hatun pachamcuyun (sismos).

A diferencia del Perú actual donde los huaicos representan una calamidad, los
incas usaban las técnicas, según los estudiosos peruanos Javier Pulgar Vidal y
Julio C. Tello, para controlar y manejar para su provecho los huaicos. Los
asentamientos humanos se ubicaban en zonas altas, incluso en crestas de cerros
desde donde podían controlar el valle y no estaban amenazados por
deslizamientos. Jamás construían casas en las quebradas y en las riberas de los
ríos. Caral, uno de los más famosos sitios arqueológicos del Perú, es uno de los
ejemplos de la sabiduría de los antiguos peruanos. Hoy, este sitio arqueológico no
está afectado por la brusca subida del río Supe gracias a la ubicación de sus
construcciones.
De acuerdo con el doctor Pulgar Vidal ('El Huaico es un Recurso Natural', Revista
Marka Nro. 196, 19 de marzo 1981), los incas controlaban el huaico desde donde
comienza en las quebradas, irrigándolas. También plantaban una caña brava
llamada 'mallao' que se sembraba entre 3000 y 4000 metros de altura formando
una esponja vegetal que hacía que el agua corriera lentamente. El líquido
aparecía tierra abajo en forma de puquios y ojos de agua. El agua sobrante se
llevaba hacia lagunas artificiales,'cochas', que se utilizaban para irrigar andenes y
otras superficies por medio de 'huallanchas' (acequias).

Entre otras técnicas para manejar el huaico no permitían que las aguas turbias
lleguen al cauce de los ríos. "En cada pequeña quebrada lateral los pobladores
recogían el agua turbia, el lodo y los echaban al campo". Con la conquista, todas
estas técnicas se perdieron y actualmente el hombre en este mundo globalizado y
neoliberal está prácticamente a la merced de la naturaleza. Año tras año los
peruanos invaden las riberas de los ríos y las quebradas construyendo casas para
que en unos 5 o 10 años los huaicos se las lleven. El gobierno central, regional y
local, todos hacen de la vista gorda a las invasiones, inclusive les cobran por
tomar posesión ilegal y hasta los bancos otorgan préstamos a estos invasores
auspiciados por mafias de terrenos.

El mismo ex presidente Alberto Fujimori otorgó un millón de títulos a los que


invadían las riberas de los ríos, las quebradas, la costa, los mismos que hoy están
damnificados por los huaicos. En 1992 Fujimori cerró el Instituto Nacional de
Planificación (INP) basándose en la idea de que la planificación es un símbolo del
comunismo. Las consecuencias de su decisión se ven a través de las
construcciones en Lima, Cusco y en todo el Perú donde no se calcula y no se
planifica nada debido a la corrupción generalizada con la venia de un Estado casi
inexistente. De allí vienen los estragos que viene ocasionando al Perú el actual
Niño Costero. Según el último informe oficial del Servicio Nacional de
Meteorología e Hidrología (22-03-2017) hay más de 100.000 damnificados, 75
muertos, 20 desaparecidos y 263 heridos en 11 regiones.

El informe detalla también que unas 12.000 viviendas, 25 escuelas y ocho


establecimientos de salud están destruidas, además de 2.000 kilómetros de
carreteras y unos 100 puentes colapsados. Lo curioso es que uno de los puentes
más antiguos del Perú, Puente Balta, inaugurado en 1869 en Lima, sigue
resistiendo intacto durante 148 años las embestidas del río Rímac, llamado "río
Hablador", mientras que el Puente Solidaridad construido en la capital en el 2010
se ha desplomado a los siete años por insuficiencia de la cimentación de las bases
y carencia de protección de concreto. Así funciona un país neoliberal donde la
calidad de la obra está reemplazada por el número de las obras realizadas con el
mínimo de costo. Pues la corrupción hace desaparecer el dinero otorgado para
una construcción nueva.

Sin embargo, a pesar de todo esto el pueblo está resistiendo, mostrando iniciativa,
coraje y solidaridad. El actual gobierno también, a pesar de sus limitaciones que
impone el sistema neoliberal, está tomando medidas para remediar la tragedia y
preparándose para nuevas muestras de la furia de El Niño Costero. Varios países
latinoamericanos como Ecuador, Bolivia, Colombia, Argentina, Uruguay están
mostrando solidaridad con los peruanos damnificados enviando ayuda.

Calmado El Niño, el país empezará a reconstruir las regiones devastadas lo que


costará no menos de 10.000 millones de dólares. Después, al apaciguarse los ríos
y secarse los terrenos entrarán de nuevo en acción los traficantes de terrenos y la
gente comenzará a construir casas en los mismos lugares afectados por El Niño
Costero con la indiferencia de las autoridades, y así se repetirá la tragedia en unos
años. Como dijo Julio Verne, "podemos desafiar las leyes humanas, pero no
podemos resistir a las naturales".

https://mundo.sputniknews.com/firmas/201703221067792300-lluvias-
inundaciones-el-nino/

VOLCANES DEL PERÚ

Contexto Geodinámico

A nivel en los Andes Centrales se produce la subducción de la placa oceánica de


Nazca debajo de la placa continental Sudamericana, la cual genera la existencia
de un arco volcánico denominado Zona Volcánica Central de los Andes (CVZ)
donde se encuentra localizados los 12 volcanes activos y potencialmente activos
del sur peruano: Sara Sara, Coropuna, Sabancaya, Chachani, Misti, Ubinas,
Huaynaputina, Ticsani, Tutupaca, Yucamane y Casiri. Entre estos doce volcanes
existen al menos 7 volcanes (Sabancaya, Misti, Ubinas, Huaynaputina, Ticsani,
Yucamane, Tutupaca) que han presentado actividad eruptiva los últimos 500 años
(Siebert et al., 2010).

Los productos emitidos por los volcanes activos durante los últimos 500 años
causaron enormes estragos a varios poblados, terrenos de cultivo y obras de
infraestructura (carreteras, canales de agua, etc.) localizados en sus
inmediaciones. En la época histórica, los efectos más trágicos sucedidos en el sur
peruano fueron generados por la erupción explosiva del volcán Huaynaputina en el
año de 1600 d.C, durante el cual murieron más de 1500 personas y se
destruyeron más de 10 poblados menores localizados en sus inmediaciones
(Thouret et al., 2002).
Durante los últimos 20 años se produjo la reactivación sucesiva de dos volcanes
del sur peruano: el volcán Nevado Sabancaya, que presento actividad explosiva
entre 1987 y 1998; pero afortunadamente, gracias a su magnitud leve y debido a
su ubicación en una zona poco poblada, no causó graves daños a las
comunidades cercanas, pero sin embargo, puso en riesgo el canal de agua Majes-
Siguas, principal fuente de agua del Proyecto Majes donde viven
aproximadamente 35,000 habitantes. Posteriormente, el volcán Ubinas
(Moquegua) entró en erupción en 2006, incrementando su actividad en los meses
de mayo a julio del 2006, la cual obligó al Comité Regional de Defensa Civil de
Moquegua a realizar la evacuación de más de 1500 personas que habitan en el
valle de Ubinas a la zona de Cchacchagen (localizada a 20 km al SE del Ubinas).
Esta actividad ocasionó un gasto mayor a cuatro millones de soles al estado
peruano. Durante el 2014 el volcán Ubinas nuevamente reinicia su actividad
eruptiva que obliga a reubicar de manera definitiva al poblado de Querapi,
localizado justo al pie del volcán Ubinas.

En la actualidad, desde el punto de vista de riesgos, la ocurrencia de una erupción


explosiva leve a moderada presentada por cualquiera de los siete volcanes activos
del sur peruano, causaría daños importantes en áreas los poblados y obras de
infraestructura, afectando principalmente la salud de las personas que respirarían
aíre contaminado de ceniza y gases tóxicos.

Localizacion de volcanes activos y potencialmente activos del sur del Perú, en una
imagen satelital Landsat 1996.

En el sur del Perú, donde es está localizado el volcanismo activo, la placa de


Nazca subduce con un ángulo de aproximadamente 30° de inclinación. En esta
zona los datos sísmicos han mostrado que el plano de Benioff se encuentra entre
100 y 150 km debajo del arco volcánico plio-cuaternario (Barazangi y Isacks,
1976). Este arco volcánico plio-cuaternario de naturaleza calco-alcalina está
situado entre 220 y 300 km al Este de la fosa peruano-chilena. En este sector de
los Andes se produce una convergencia oblicua de la placa de Nazca con una
velocidad de 5-7 cm/año (Norabuena et al., 1999; Somoza, 1998).

Numerosos estudios petrológico y geoquímicos efectuados sobre la génesis o


formación de magmas en el sector norte de la Zona Volcánica Central de los
Andes (CVZ) han mostrado que en este lugar existen principalmente dos fuentes o
reservorios de magmas, como la cuña del manto, y la corteza continental inferior.
Asimismo, existen numerosos procesos que intervienen en la génesis y en la
evolución de los magmas: como la fusión parcial del manto, el proceso MASH
(siglas en ingles de fusión, asimilación, almacenamiento y homogenización de
Hildreth y Moorbath, 1988) en la base de la corteza continental (debido a la
presencia de una corteza continental muy engrosada de aproximadamente 70 km
de espesor). Asimismo en este lugar se producen procesos petrogenéticos intra-
corticales como la cristalización fraccionada, la asimilación – cristalizacion
fraccionada (AFC) y la mezcla de magmas o una combinación de todos estos
procesos.

http://ovi.ingemmet.gob.pe/?page_id=104

Potrebbero piacerti anche