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1. Ocasión de la carta
La redacción de esta carta algunos la sitúan hacia el año 50, unos meses después
de la primera carta a los Tesalonicenses, al parecer Pablo sigue en Corinto; en la
carta se hace mención de Timoteo y Silas, que están con Pablo, se deduce por el
silencio del libro de los Hechos que una vez Pablo dejó Corinto Silas no volvió a
ser compañero suyo en el ministerio.1
Esta nueva carta dirigida a los cristianos de Tesalónica, está dedicada casi en su
totalidad a la aclaración de unas ideas sobre la venida del Señor, corrigiendo
falsas interpretaciones de ciertas enseñanzas del Apóstol sobre este tema.
Hoy por hoy, se discute quien es el autor de esta segunda carta. Se basan en que
la primera carta describe la venida del Señor como algo inminente, mientras la
segunda carta la presenta en tiempos distintos, impedida de momento por algo o
alguien que la retiene. Sin embargo algunos afirman la autoría de Pablo sobre
esta carta, dentro de los que están algunos padres y escritos patrísticos, como
Ireneo y la Didajé.2
Si se acepta que Pablo es quien escribe esta carta se puede decir que la
escatología de 1 Tesalonicenses fue mal interpretada por esta comunidad, al
igual que una carta falsificada que supuestamente era de Pablo, además de la
alteración de orden de algunos (Cf.2 Tes 2,2-3)
2. Estructura y contenido
1
E Mejor, Un Comentario sobre las Epístolas Primera y Segunda a los Tesalonicenses (1972); Giblin GH, la
amenaza a la fe (1967).
2
Biblia Conferencia episcopal española, comentario 2 Tesalonicenses. Ed, BAC.
Praescriptum 1,1-12
Introducción 1,1-2
Proemio/ acción de gracias 1,3-12
Corpus 2,1-16
Acción de gracias en medio 2,13
Bendición final 2,16
Post-scriptum 3,1-18
Paraenesis 3,1-15
Deseo de paz 3,16
Saludos 3,17
Bendición final 3,18
La última pericopa de esta carta es una exhortación, tal vez la comunidad que
allí vivimos era una comunidad bastante homogénea, donde tal vez habían
artesanos de baja clase social; algunos miembros se entrometían demasiado en
las tareas de los dirigentes e, incluso, quizá habían dejado de trabajar para
ocuparse de otras cosas relacionadas con la vida comunitaria. El tema que
aparece aquí con realce es de la ociosidad (3,6.7.11)3. Pero no es una ociosidad
cualquiera, mejor hablar de un desorden o disciplina que puede abarcar distintas
facetas de la vida.
Por último se encuentra el saludo (3,17) donde Pablo les recalca la autenticidad
se sus cartas, que no aparece en ninguna de las cartas protopaulinas. Finalmente
está la bendición (3,18).
3. Mensaje y enseñanza
Lo que no se discute es que el centro de esta carta es la venida del Señor, que se
puede interpretar como aclaración de la primera o como un mensaje distinto a lo
expuesto en 1 Tesalonicenses dudando de la autenticidad de esta carta escrita
por el mismo Pablo. Asumiendo la primera posición se puede decir que se
estaban dando malas interpretaciones de 1 Tesalonicenses, además de las malas
enseñanzas por parte de algunos que se hacían pasar por Pablo con alguna carta
como lo menciona (2 Tes 2,2). Por lo que la enseñanza de esta carta se basa en
la firmeza en las tradiciones enseñadas sin malas interpretaciones y errores que
se van filtrando.
3
C GIL, Primera y segunda carta a los a los Tesalonicenses, (Verbo divino: Navarra, 2003), 182-183.
“El día del Señor es inminente” (2,2). Para el autor de esta carta es un “engaño”
(2,3) que alguien intenta divulgar de modos diferentes. El autor escribe para que
nadie “se deje sacudir” o “alarmar” (2,2). Al parecer el riesgo y sobresalto de los
destinatarios parece ser alto. Parece que alguien quiere convencerlos que la
venida del Señor es inmanente e inmediata. Para el remitente de esta carta, son
unos mentirosos y embaucadores que alarman la comunidad. En la carta hay
mención de “revelaciones”, “rumores” y “cartas” donde se afirma la inmanencia
de la venida del Señor.
¿Por qué tanta alarma con la inmanencia de la venida del Señor? En la pericopa
anterior la situación que sufren los destinatarios de la carta es sobrepuesta por el
consuelo en el juicio que se avecina. Así el anuncio de la inmanencia de la
Parusía ofrecía esperanza para afrontar las dificultades (1,6-7). Otra situación
que ilustra el sentido de esta pericopa es la actitud relajada en las exigencias
éticas y disciplinares del grupo, esta se prolonga en otros excesos como el
abandono en relación al trabajo (3,10-12).
El autor de esta carta ofrece así una respuesta a estas situaciones. Muestra una
convicción por la venida del Señor, aunque en absoluto de modo inminente. El
juicio en la venida del Señor pondrá todo en su lugar, pero es algo que no le
corresponde anticiparlo, por eso describe otros acontecimientos previos a la
venida del Señor: “producirse la apostasía” y “la manifestación del hombre
impío” (2,3b).
4
C GIL, Primera y segunda carta a los a los Tesalonicenses, 161-165