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Abraham es considerado el primer patriarca del pueblo de Israel. La historia comienza con Abraham migrando de Mesopotamia a Canaán siguiendo una llamada de Dios. Abraham y su clan viajaron por Canaán visitando mercados y santuarios mientras criaban ganado. Aunque su ambiente era politeísta, Abraham reconoció y sirvió a un dios llamado El. La historia de Abraham se cuenta en el Génesis y describe cómo Dios prometió hacer de Abraham un gran pueblo y darle muchos descendientes a pesar de las dudas
Abraham es considerado el primer patriarca del pueblo de Israel. La historia comienza con Abraham migrando de Mesopotamia a Canaán siguiendo una llamada de Dios. Abraham y su clan viajaron por Canaán visitando mercados y santuarios mientras criaban ganado. Aunque su ambiente era politeísta, Abraham reconoció y sirvió a un dios llamado El. La historia de Abraham se cuenta en el Génesis y describe cómo Dios prometió hacer de Abraham un gran pueblo y darle muchos descendientes a pesar de las dudas
Abraham es considerado el primer patriarca del pueblo de Israel. La historia comienza con Abraham migrando de Mesopotamia a Canaán siguiendo una llamada de Dios. Abraham y su clan viajaron por Canaán visitando mercados y santuarios mientras criaban ganado. Aunque su ambiente era politeísta, Abraham reconoció y sirvió a un dios llamado El. La historia de Abraham se cuenta en el Génesis y describe cómo Dios prometió hacer de Abraham un gran pueblo y darle muchos descendientes a pesar de las dudas
La historia del pueblo de Dios comienza con Abraham. Él es el primer antepasado del pueblo de Israel y es llamado en Dt 26,5 «arameo errante», característica que resume toda su vida. Su nombre está bien atestiguado en Mesopotamia en la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo y los nombres de los miembros de su familia se han encontrado en vestigios arqueológicos de ese tiempo. La etimología de todos ellos está relacionada con el culto a Sin, la luna, que era adorada entonces en Mesopotamia. La migración de Abraham puede estar relacionada con los movimientos de los Amoritas, semitas occidentales conocidos como «protoarameos». Los amoritas son «las gentes del occidente». Su nombre viene de Amûru, otro nombre para designar a Canaán. Fueron primero nómadas, pero poco a poco se civilizaron y fundaron una dinastía en Babilonia (el rey más famoso que tuvieron fue Hamurabi [1790-1759 a.C], luego en Mari, sobre el Éufrates. Algunos emigraron a Palestina y tal vez a Egipto. Por eso hacen parte de las poblaciones de Palestina. De gira por santuarios y mercados Hacia el siglo XVIII a.C. Abraham parte con su clan hacia el norte y se instala en Jarán, punto de encuentro por donde pasaban varias rutas comerciales y los peregrinos que iban hacia Ur a dar culto al dios lunar Sin. Desde Jarán, Abraham parte hacia el sur, pasa por Damasco y sigue hacia Canaán. Se establece en Siquem, que era un centro religioso muy importante en aquel tiempo, pues allí se daba culto a Baal, el dios cananeo de la fertilidad. Después el grupo va hacia Egipto cruzando por el Negueb y finalmente regresan de allí y se establecen definitivamente en Hebrón. Abraham y su clan transitaron las rutas que recorrían las caravanas de la medialuna fértil, visitando los diversos mercados y santuarios situados en diversos lugares. Como era normal en esos pueblos, Abraham y su clan eran nómadas que criaban ganado menor; por eso acampan fuera de las ciudades y aprovechan las tierras fértiles que hay alrededor de ellas. Poco a poco empiezan a llevar una vida distinta: durante una parte del año, son nómadas a ejemplo de las tribus que criaban ovejas; durante la otra parte del año, ensayan tímidamente la vida sedentaria y empiezan a cultivar la tierra. También se van dejando influenciar por la vida citadina. El Dios de los Padres Abraham y los suyos no eran en principio verdaderamente monoteístas. Su ambiente propio es politeísta, pero reconocen y sirven a un dios entre los otros. Este dios lleva el nombre del jefe supremo del panteón cananeo: El. Este dios tenía un calificativo y era una divinidad local vinculada a un santuario: El Elyon (El Altísimo), titular de Jerusalén (Gn 14,19). Él es también el «Dios de los Padres» (de Abraham, Isaac y Jacob), tutelar del clan. El grupo de los Patriarcas se presenta como el beneficiario de la «elección» divina, escogido entre todos los pueblos. Así se concluye la alianza entre Dios y Abraham (Gn 15). La palabra «patriarca» (del griego patriárches) aparece con la Biblia de los Setenta, en los libros de las Crónicas y designa a los «jefes de las familias del pueblo de Israel». En el Nuevo Testamento se reserva para referirse a los grandes antepasados bíblicos: los doce hijos de Jacob en Hch 7,8 y a Abraham en persona en Hebreos 7,4. La historia de Abraham Su historia se encuentra en el libro del Génesis (Gn 12−25) y se compone de una serie de eventos más o menos conectados entre sí por los que compusieron el libro. Brevemente presentamos un bosquejo de estos capítulos, poniendo en bastardilla las bendiciones que él recibió. Una pequeña clave de lectura para conocer a este patriarca: 1. Gn 12,1-9: Dios llama y bendice a Abraham y éste emprende un viaje hacia Canaán. 2. Gn 12,10-20: Abraham pone en peligro la bendición en Egipto, entregando a Sara. 3. Gn 13,1-18: Abraham y Lot dividen su territorio y Abraham se queda con Palestina. 4. Gn 14,1-24: Abraham se muestra como héroe y es bendecido. 5. Gn 15,1-20: Dios renueva sus promesas y sella una alianza con Abraham. 6. Gn 16,1-16: Abraham arriesga la promesa de un hijo engendrando a Ismael de Agar. 7. Gn 17,1-27: Dios renueva su alianza y la promesa de un hijo, pero le ordena a Abraham asumir el signo de la circuncisión. 8. Gn 18,1-15: Dios renueva su promesa de dar un hijo a Sara y Abraham. 9. Gn 18,16-33: Abraham muestra su bendición, intercediendo por Sodoma y Gomorra. 10. Gn 19,1-38: Lot demuestra ser la única persona fiel en Sodoma; la ciudad es destruida. 11. Gn 20,1-18: Abraham pone en peligro la bendición de Dios a Sara con Abimélec, rey de Guerar. 12. Gn 21, 1-21: Dios concede la bendición de un hijo, Isaac, y envía lejos a Ismael. 13. Gn 21,22-34: Abraham hace un pacto con Abimélec y su pueblo. 14. Gn 22,1-24: Abraham sacrifica a Isaac en obediencia a Dios. 15. Gn 23,1-20: Abraham reclama posesión de la tierra comprando la cueva de Macpelah para sepultar a Sara y para su propia tumba. 16. Gn 24,1-67: Abraham da una mujer a Isaac para continuar la bendición. 17. Gn 25,1-18: Muerte y sepultura de Abraham; los descendientes de Ismael; la bendición pasa a Isaac. La fe de Abraham Dios ofrece libremente a Abraham la promesa de un heredero que fundará una gran nación y la promesa de la tierra, pero estas promesas sólo se pueden realizar si Abraham y Sara confían suficientemente en Dios. Este es uno de los temas principales de la historia de Abraham: su fe en la promesa de Dios, que está resumida en Gn 15,6: «creyó Abraham al Señor, y el Señor se lo tomó en cuenta». Sin embargo, la tradición bíblica no presenta a Abraham como una persona perfecta. En el capítulo 12 y el 20, él trata de salvar su vida, entregando a Sara su mujer y poniendo así en peligro la promesa de un hijo; en el capítulo 16 se muestra tan inseguro como para tomar una esclava y engendrar un hijo. En el capítulo 17, él duda del ángel que le dice que Sara tendrá un hijo. Pero estos son momentos aislados en una vida que está abierta en disposición a Dios. Siempre adora a Dios dondequiera que va y se detiene (en Betel [Gn 12], en Hebrón [Gn13] y en (Jeru)Salem [Gn 14]); siempre acata la orden de Dios de ponerse en camino y con frecuencia tiene encuentros cara a cara con Dios (cc.15,17,18). En un momento de gran tristeza obedece a Dios y despide a su hijo Ismael para que inicie una nueva vida, para evitar cualquier amenaza a Isaac (c.21). En todo demuestra Abraham su fe en Dios, pero principalmente cuando Dios parece exigir a Abraham que le sacrifique a Isaac (c.22). Éste es el punto más alto en la historia de este patriarca; el capítulo narra magistralmente el drama de ese momento de horror. Esta historia choca a los lectores modernos, que se preguntan cómo puede Dios pedir una cosa semejante. Quizás el autor del libro quiso hacer de Abraham un ejemplo para las generaciones posteriores; además, no era raro en el mundo antiguo que los padres sacrificaran sus hijos a las divinidades pidiendo curación o para apaciguar su ira (cf. Jue 11; 2Re 21). Esta historia muestra cómo Dios prohíbe todo sacrificio humano −Dios no quiere sacrificios humanos, pero en cambio aceptaba animales como una ofrenda en el AT. Sin embargo, el prefería mucho más la fe y la confianza en él. Toda esta historia resume la personalidad de Abraham como un hombre de fe. En las tradiciones islámicas todavía es llamado khalil Allah, «el amigo de Dios». Incluso Pablo propone a Abraham como modelo de fe en Rom 4,1-25 y Gal 3,6-9. Abraham se convierte en ejemplo para todos los cristianos que creen en la promesa de Dios aunque nunca hayan formado parte del pueblo judío. La carta a los Hebreos cap. 11 dice que Abraham creyó en la promesa, aunque no la vio realizada y que los cristianos nos hemos convertido en receptores de la promesa en Cristo, el Hijo de Dios. Para leer más sobre Abraham: Vogels, W., Abrahán y su leyenda, Bilbao 1997.
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