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VENIDA
DEL MESÍAS
EN GLORIA Y MAGESTAD. '
PARTE PRIMERA.
Tom. I. . .( -/-"'' .
COMPUESTO
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«*•• MESIAS JESUCRISTO HIJO DE DIOS, HIJO DE
22 LA sANTÍsIMA VIRGEN MARÍA, HIJO DB DAVID, HIJO D«
C<1 ABRAHAM,
z: .
^=> SEÑOR:
PRIMER REPARO,
El primero y mas ruidoso de todos es la novedad. Esta [dicen
como temblando, y sin duda como optima intencion] en puntos que
pertenean.de algun modo á la Religion, como es la inteligencia y
explicacion de la Escritura Santa, siempre se ha mirado, y siempre
debe mirarse con recelo y desecharse como peligro: mucho mas en
este siglo en que hay tantas novedades, y en que apenas se gusta
de otra cosa que de la novedad &c.
RESPUESTA.
La primera parte de esta proposicion ciertamente es justa y pru
dentísima, asi como la segunda parte parece imprudentísima, injustísima
y por eso infinitamente perjudicial La novedad en cualquier asunto que
sea, mucho mas en la inteligencia y exposicion de la Escritura santa
debe mirarse siempre cen recelo, y no admitirse ni tolerarse con
ligereza: mas de aqui no se sigue que deba luego al punto desechar
se como peligro, ni reprobarse ligeramente por solo el título de nove
dad. Esto seria cerrar del todo la puerta á la verdad y renunciar
para siempre á la esperanza de entender la Escritura divina. Todos
los intérpretes asi antiguos como no aniiguos confiesan ingenuamente [y
lo confiesan muchas veces ya expresa, ya tácitamente sin poder evitar
esta confesion] que en la misma Escritura hay todavia infmitas cosas
obscuras y diííciles que rio se enrienden especialmente en lo que es pro
fecia. Y aunque todos han procurado con el mayor empeño posible,
dar á estas infinitas cosas algun sentido ó alguna explicacion, saben bien
los que tienen en. esto alguna práctica, .que este sentido y explicacion
realmente no satisface; pues las mas veces no son otra cosa, que una
pura acomodacion gratuita ¡y .arbitraria, cuya impropiedad y vio
lencia salta luego á los ojos.
Ahora, digo yo: estas cosas que hasta ahora no se entienden en
la Escritura santa, deben entenderse alguna vez, ó á lo menos propo
nerse su verdadera inteligencia ; pues no es creible, antes repugna á la
infinita santidad de Dios, que las mandase escribir inutilmente per ser-
vos suos Propketas. Si alguna vez se han de entender, ó se han de
-proponer su verdadera inteligencia, será preciso esperar este tiempo, que
vn
hasta ahora ciertamente no ha llegado: por consiguiente será preciso
esperar sobre esto en alguD tiempo alguna novedad. Mas si esta nove
dad halla siempre en todos tiempos cerradas absolutamente todas las
puertas: si siempre se ha de recibir y mirar como peligro: si siempre
se ha de reprobar por solo el título de novedad: ¿que esperanza puede
quedarnos? El preciso título de novedad, aun en estos asuntos sagra
dos, lejos de espantar á los verdaderos sabios, por pios y religiosos
que sean, debe por el contrario incitarlos mas, y aun obligarlos á en
trar en un exameD formal, atento, prolijo, circunstanciado, imparcial
de esta que se dice novedad, para ver y conocer á fondo, lo primero:
si realmente es novedad ó no: si es alguna idea del todo nueva, en que
jamas se ha hablado ni pensado de la Iglesia católica desde los Após
toles hasta el dia de hoy; ó es solamente una ídea seguida, propuesta,
explicada y probada con novedad. En lo cual no pueden ignorar los
sábios católicos, religiosos y pios, que hay una suma diferencia y una
distancia casi infinita. Lo segundo: si esta novedad ó esta idea solo
propuesta, seguida, explicada y probada con novedad, es falsa ó not
es decir, si se opone ó no se opone á alguna verdad de fe divina-,
cierta, segura é indisputable: si es contraria ó no contraria, sino antes
conforme á aquellas tres reglas, únicas é infalibles de nuestra creencia,
que son: primera, la Escritura divina in sensu propria, et literali: se
gunda la tradicion, no humana, sino divina: la tradicion, digo, no de
opinion sino de fe divina, cierta, inmemorial, universal y uniforme»
[condiciones esenciales de la verdadera tradicion divina.] Tercera, la
difinicion expresa y clara de la Iglesia congregada en el Espíritu Santo*
Lejos de temer un examen formal por esta parte, ó por las tres
reglas únicas é infalibles, arriba dichas, es precisamente el que deseo y
p:do con toda la instancia posible, ni temo otra cosa sino la falta de
este examen, exacto y fiel. Si las cosas que voy á proponer [llámen
se nuevas, ó solo propuestas y tratadas con novedad ] se hallaren
opuestas, ó no conformes con estas tres reglas infalibles, y si esto se
prueba de un modo claro y perceptible, con esto solo yo me daré
al punto por vencido, y confesaré mi ignorancia sin dificultad. Mas
si á ninguna de estas tres reglas se opone nuestra novedad, antes las
respeta y se conforma con ellas escrupulos." mente:, si la primera regla
que es la Escritura santa no solo no se opone, sino que favorece y
ayuda, positivamente, claramente, umversalmente. Si por otra parte las.
dos reglas infalibles, nada prohiben,, nada condenan, nada impiden,,
porque nada hablan ¿kc. En este caso ninguno* puede condenar ni
reprehender justa y razonablemente esta novedad, por solo, el titulat
.de novedad,, ó porque no se conforma con el comun modo de pen
sar. Esto sería canonizar soletr.n. mente como puntos de fe divira, la*
il finitas inteligencias y explicaciones puramente acomodaticias ton oue
hasta ahora se han couteutadu lo^ Lalérpretes de. la Escritura, ptesdiL—
vi rf
diendo absolutamente de la Inteligencia verdadera, como saben, llo
ran y se lamentan los eruditos de esta sagrada facultad, especialmeu-"
te sobre las profesias.
SEGUNDO REPARO.
TERCER REPARO,*
Pocos años ha salio á luz en italiano una obra intitulada: La se
gunda época de la Iglesia, cuyo autor se llama Enodio Papiá. Como
en la obra presente, cuyo título es: La venida del Mesías en gloria
y magestad; se len cosas muy semejantes á las que se leen en aquella,
[aunque propuestas y seguidas de otro modo diverso] es muy
de temer que ambas tengan una misma suerte; esto es, que es
ta última sea puesta lluego como lo fue aquella en el ¡ndice romano.
Por tanto sería lo mas acertado obviar con tiempo á este inconvenien
te, oprimiéndola en la cuna, y haciendola pasar de utero ad tumulum
sin discrecion ni misericordia.
RESPUESTA.
Los que así discurren ó pueden discurrir, me parece, salva honorí-
ficentia quae ipsis debeutr, que ó no han leido la primera obra de que
hablamos, ó no han leido la segunda, ó lo que parece mas probable rio
han leido ni la una ni la otra, sino que hablan al ayre y se meten á
juzgar, non reclum judicium, sin conocimiento alguno de causa. La
razon que tengo para esta sospecha, es la misma variedad de senten
cias que han llegado a mis oidos sobre este asunto casi por los J2'^)
' rumbos j porque ya me acusan de plagiario, como que he tomado mis (
ideas de Enodio Papiá: ya que sigo en la substancia el mismo sistema:
ya que me conformo con él en los principios y en los fines, diferen
ciándome solamente en los medios: ya en suma, por abreviar, que aun
que disconvengo de este autor en casi todo; pero á lo menos conven
go con él en el modo audaz de pretender desatar el nudo sagradoi é
indisoluble del cap. 20 del Apocalipsis; como si no fuesen reos de este
mismo delito todos cuantos han intentado explicar el mismo Apocalipsis.
Ahora para satisfacer en breve á tantas y tan diversas acusacio
nes, me parece que puede bastar una respuesta general. Primeramente,
yo protesto in veritate coram Deo, et hominibus, que de esta obra
de que hablamos, ni he tomado ni he podido tomar la mas mínima es
pecie. La razon es única; pero decisiva: á saber, porque no he leido
tal obra, ni la he visto aun por de fuera, ni tampoco he oido jamás
hablar de ella, á persona que la haya leido. Lo único que he leido de
este mismo autor, es la exposicion del Apocalipsis, en la cual se re
mire algu'nas veces á otra segunda obra que promete, esto es, á la se
gunda época de la ^Iglesia, Mas esta exposicion del Apocalipsis, lejojj
XI
de contentarme, me desagradó tanto, y aun mas, que cuanto l¡e leido
de diversos autores: porque aunque apunta algunas cr.sas buenas en sí
mismas, no las funda sólidamente, sino que las presenta informes, y
aun disformes sin explicacion ni prueba: algunas otras parecen duras.
é indigestibles: otras extravagantes: otras no poco groseras y aun
ridiculas: por ejemplo, todo lo que dice sobre la batalla de S. Miguel
con el dragon del cap. 12 Scc, á lo que se añade aquel error [que
por tal lo tengo] de poner tres venidas de Cristo, cuando todasNas
escrituras del antiguo y nuevo Testamento, el Símbolo Apostólico no
nos hablan sino de dos solas: una que ya sucedio en carne pasible,
otra que debe suceder en gloria y magestad, que los Apóstoles S.
Pedro y S. Pablo llaman frecuentemente la revelacion ó manifestacion
de Jesucristo. De estos y otros defectos que he hallado en la expo
sicion del Apocalipsis de este autor, infiero bien que podrá haber
otros, ó iguales ó mayores en segunda obra, á que algunas veces
se remite.
Aunque esta segunda obra ciertamente no la he leido, 'como
protesté poco ha, mas por un breve extracto de ella que me acaba
de enviar un amigo, cuatro dias ha, comprendo bastante bien, que
así el sistema general de este autor, como su modo de discurrir, distan
tanto del mio cuanto dista el Oriente del Ocaso. Exceptuándo tal
cual extravagancia, su sistema general, me parece el mismo que pro
puso el siglo pasado el sábio Jesuita Antonio Viey'ra en una obra
que intituló de regno Christi in terris consumato. Asi como este, sis
tema, me parece el mismo en substancia que el de muchos Santos
Padres y otros Doctores, que cita, y tambien de otros que han
escrito despues. Todos los cuales suponen como curto, que algun dia
todo el mundo, y todos los pueblos y naciones, y aun todos sus
individuos se han de convertir á Cristo y entrar en la Iglesia, y
cuando esto sucediere, añaden, entonces entrarán tambien los ju
dios para que se verique aquello de S. rabio [t]: quia ce-
citas ex parte contingit in Israel, donee plenitudo gir.tinm iu/ra-
ret, et sic omnis Israel salvas fieret: sicut scriptum es¿: y aquello
del Evangelio, et erit unum avile et ¡mus pastor. Por consiguiente
suponen que ha de haber otro estado de la Iglesia mucho Hm per
fecto que el presente, en que todos los habitadores de la tierra han de
ser verdaderos fieles, y en que ha de haber en la Iglesia una grande
paz y justicia, y observancia de las divinas leyes &c.
La diferencia que hay entre el sentimiento de los Doctores sobre
este punto, no es otra quantum capto, sino que unos ponen este es
tado feliz mucho antes del Aníicristo; pues diceii que el Anticristo
vendrá á perturbar esta paz. Otros, y creo que ios mas lo ponen des-
DIsCURso PRELIMINAR,
CAPITULO I.
[ ¡ ] Eccles. c. i. f, J,
2
la que me vale para hallar en este Sacramento el sustento y la vida del
alma.
Esta reflexion , que sin duda es el mayor y el mas sólido con
suelo, la extiendo sin temor alguno á todas cuantas cosas leo en las
santas Escrituras: y lleno de confianza y seguridad, me propongo á'
mí mismo este simple discurso. Dios es en todo infinito y yo soy en
todo pequeño: Dios puede hacer con suma facilidad infinito mas de
lo que yo soy capaz de concebir; luego será un despropósito infinito
que yo piense poder medirlo por la pequenez de mis ideas: luego
cuando él habla, y yo estoy cierto de que habla, deberé cautivar mi-
entendimiento y mi razon in obsequiutu fidei: luego deberé creer
al punto cuanto me dice, y esto no del modo con que á mí se me
figura, sino precisamente de aquel modo, y con todas aquellas circuns
tancias, que él se ha dignado de revelarme, pueda ó no pueda yo
¿omprehcnderlas; porque mi fe es la que se me piíe, no mi inteligen
cia. Con este. discurso, no meónos óptimo que sencillo, yo siento, ami
go, que se me dilata el corazon, mi fe se aviva, mi esperanza se forti
fica, y siento en suma otros efectos conocidamente buenos que no
hay para que decirlos.
Mas como el deseo de entender, es natural al hombre, y muchas
veces laudabilísimo, si se contiene en sus justos límites, busco la inte
ligencia de aquellas cosas que ya creo, y de que solo hablo: tsto es,
las pertenecientes á la segunda venida del Mesías, que en lo demás
no me meto: busco, digo, la inteligencia de estas en los intérpretes
de la- Escritura. ;Y que sucede? Os parecerá increible, y como un so
lemne despropo?ito loque voy á decir: ecce coram Deo quia non
mentior [ t ], A poco que he registrado los autores sobre los puntos
de que hablo, siento desaparecer casi del toda, cuanto habia leido,
y creido en las Escrituras, quedando mi entendimiento tan obscure
cido, mi corazon tan frio y toda el alma tan dtsgustada, que ha me
nester mucho tiendo y muchos esfuerzos para volver en sí.
Como esto me sucedia muchas veces, ó por decirlo con mas'pro-
piedad, siempre que leia los intérpretes sobre los puntos arriba dichos;
cansado un dia de tanto disgusto, comencé a pensar entre mí, que me
podría ser un trabajo útil, el aplicarme todo á nn examen atento v
prolijo de las explicaciones é inteligencias que hallaba en los interpre
tes, confrontándolas una por una con la Escritura mismt, 'digo, con
el texto explicado, y con todo su contexto, sin espantarme mas de lo
que es justo y debido del argumento, ab áuctorit.tte. Esto que leo
con mis ojos, decia. .yo, teniendo en las manos la Biblia sagrada, es
cierto y de fe divina. Dios mismo e« el que aquí habla, et intfo-
*
sil'Ue est mentfri Deum\i-]. Lo que leo en títfos libros', sean los
que sean, ni es,.-de fe, ni ío puede ser: ya porque eu ellos habla él
hombre, y r-p Dios: y porque tmos me dicen una cosa,' y otros otra:
unos explican de una manera, y otros' de otra: ya en fin porque me
dicen cosas muy distantes, muy' agenos, y tal vez muy contrarias á
las que me dice clara . y expresamente la Biblia sagrada. Hallando
pues -entre Dios y el hombre, entre Dios que habla, y el hombre que
interpreta, una. grande diferencia y aun contrariedad; ¿á quien de los
dos deberé creer? ¿ al hombre, dejando á Dios, ó á Dios, dejando a!
hembreí Direis sin duda lo que dicen y predican frecuentemente 'los
mjsmos intérprete.1; esto es, que debo creer al uno y al' otro: á Dios
que habla, y al hombre que interpreta: es decir, á Dios que habla,
mas no en aquel sentido literal, sencillo y claro que muestra la letra,
y en que parece que habla; sino en otro sentido recóndito y sublime,
que el intérprete descubre y en que explica lo que Dios ha hablado.
Y esto só pena de inminente peligro, so pena de caer en grandes
errores como. ha sucedido, dicen, á tantos hereges, y á tantos otros
que no eran hereges, sino católicos y pios. -'"'
; Poco á poco, amigo, paremos aqui un momento: ¿os parece, ha
blando formalmente, que puede haber algun peligro real en creer con
sencillez y fidelidad lo que se lee tan claro en la divina Escritura?
Pienso que no os atrevierais á decir tanto de los escritos ds S. Ge
rónimo, ó de algun otro célebre doctor. ¿Peligro en la divina Escri
tura? ¿ peligro. en entenderla, como se entiende y creé á cualquier es
critor? ¿peligro en creer á Dios infinitamente veráz, santo y fiel, irt
ómnibus verbis suis [ 2 1 sin pedir licencia al hombre escaso y limi
tado? No ignoro el ejemplar tan comun y decantado con que se pre
tende probar este peligro: es á saber: que la Escritura divina habla
frecuentemente de Dios, como si realmente tuviese ojos, oidos, boca,
manos y pies, diestra y siniestra 5te. ; todo lo cual no puede enten-
_d.ers.e lit eral mente, sea juxta Htteretm: pues siendo Dios un espíritu
puro, .nada de esto le puede competer. Mas, ¿por qué no le debe com
peter?. ¿por qué no puede entenderse todo esto propiamente segun la
Ierra? ¡Que error hay en creer y afirmar, que Dios" tiene realmente
ojos, oidos, boca, manos, &c. ! Cualquiera que lee la Escritura, sabe
facilmente por ella misma, si es que no lo sabia de antemano, como
lo deben saber todos los cristianos, que el verdadero Dios á quien
adora, es un espíritu puro y simplícimo, sin mezcla de cuerpo ó de
materia. Si esto sabe, esto solo le basta, aunque sea de tenuísimo in
genio para. concluir al punto y comprehender con evidencia, que los
ojos, oidos, boca y manos que la Escritura atribuye 3. Dios, no pue^
f /] E(tq, c. 4j. f. f.
sistema: ;'y qué «ucedia? Sucedia, y es bien" fácil
facil qné
qne suceda así,
que ó hallaban en la Escritura algun texto, con tal cual al viso favo-
rabie, ó ellos rnismv lej hacian%erza abierta para que se pusiese de
su parte, ya quitando, ya añadiendo, ya separando el texto de todo
su contexto, para que dijese por fuerza lo que realmente no decia.
Los Maniquéos, por ejemplo, defendian sus dos principios, o dos
dioses uno bueno, y otro malo: uno causa de todo el bien que' hay
ch el mundo; otro causa de. todos los males así físicos como morales
que afligen y perturban á los hijos de Adan. Habiendo registrado«
para esto con sumo cuidado y diligencia toda la divina Esdritura? ha
llaron finalmente aquellas palabras de Cristo [i]: otrinis drbar bona
fructus bonos facit : mala autem arbór malo: fructus facit: non
jiotest arbór buna malos fructus facere, ñeque arbor malit bonot
fructus facere. El gozo de un hallazgo tan importante ,' debio ser"'
tan grande para estos sábios, apenas racionales, que no les dio lugar /
para leer otra línea mas, que inmediatamente se sigue en grande des
honor de su segun principio:] o mnis arbor qu¡e non 'facit fructunt
bohum excidetur, et in ignem míttetur. Este segundo principio, po
dian. Haber discurrido, siempre hace males, y nunca "bienes: luego
alguna vez excidetur, et in "ignem mittetur. Luego no puede ser ni
llamarse Dios, ni principio con propiedad alguna:- luego no puede
haber mas que un solo y verdadero Dios, principio y fin de "todas
las cosas, infinitamente bueno, benéfico, sábio y santo: luego no pue*
de haber otro principio, ú otro origen del mal que el mismo hombre,
con el maL uso de su libre alvedrio.: don inestimable que le dio el
criador para que pudiese merecer su eterna felicidad; pnes no era
cosa digna dé Dios, llevar por fuerza á su reino piedras frias, duras,
inertes, sin movimiento y sin vida. Todo esto podrian haber concluido
aquellos doctc-res del mismo texto, que alegaban, si lo hubieran leido
rodó con buenos ojos: mas como estos ojos estaban tan viciados, era
consecuencia necesaria que todo se viciase [2] . Si oculus tuus fnerit
sittopiex, totum corpas tuum lúcidum erit : si autem nequam' fuerit,
etiam Corpus tuum tenebrosum erit.
Asi te cumplio entonces á la letra en estos hereges,' y se hs
cumplido, se cumple y cumplirá siempre lo que dice la Escritura:
qui quurit legem replebitur ab ea : et qui insidiose agit: scanda-
Lisabitur in ea [3]. Leyendo la Escritura con tan malos ojos, ó con
intenciones tan torcidas, tqué maravilla es que en lugar de la verdad,
que no buscan, hallen el error y el escándalo que buscan? ¿Qué mara
villa es que hallado lo que buscan [4], od suam ipsorum perditionem>
CAPÍTULO III.
[/] Fenom. 4.
.21
público todo lo bueno y lo malo de cada uno, justificada en esto la
Causa de Dios, dará el juez la sentencia final, á unos de vida, á otros
de muerte eterna. Se ejecutará al punto la sentencia, arrojando al in
fierno á 'íodos los malos junto con los demonios, y Jesucristo se vol
verá otra vez al Cielo, llevándose consigo á todos los buenos.
Esto es en suma todo lo que ha¡lamos en los libros; mas si mira-
iros con alguna mediana atencion lo que nos dicen y predican todas
las Escrituras, es fácil conocer que aqui faltan muchas cosas bien subs
tanciales, y que las que hay, aunque verdaderas en parte, estan fuera
de su legítimo lugar. Si esto es así, ó no, parece imposible aclarar, y
y decidir en poco tiempo, porque no solo deben producir las pruebas,
sino desenredar muchos enredos, y desarar y romper muchos nudos.
§ 3 Todos saben con solos los principios de la luz natural, que
el modo mas facil y seguro, diremos mejor, el modo único de conocer
la bondad, y verdad de un sistema en cualquier asunto que sea, es ver
y experimentar, si se explican bien todas las cosas particulares, que le
pertenecen. Si se explican, digo, de un modo natural, claro, seguido,
verisimil, y si se explican, todas, sin que queden algunas que se opon
gan claramente, y no puedan reducirse sin violencia al mismo sistema.
Pongamos un ejemplo.
Yo quiero saber de cierto, si es bueno 6 no, el sistema celeste
antiguo, que vulgarmente se llama de Tholomeo. No tengo que hacer
otra coía, sino ver si se explica bien, de un modo físico, natural, facil
y perceptible, todos los movimientos y fenómenos, que yo observo,
riara y distintamente en los cuerpos celestes. Yo observo clara y
constantemente, sin mudanza ni variacion alguna, que un planeta v.
g. Marte, aparece á mis ojos, sin comparacion, mayor cuando está en
oposicion con el Sol, que cuando está en sus cuadraturas: observo en
este mismo planeta, que no siempre sigue su carrera natural, sino que
algunas veces, en determinado tiempo, se queda muchos dias inmóvil,
y como clavado en un mismo lugar del cielo: observo con la misma
claridad al planeta Venus, unas veces encima del Sol, otras dejabo en
tre el Sol y la tierra: observo á Júpiter rodeado de otros planetas, que
lo tienen por centro; y por consiguiente ya están mas altos, ya mas
bajop, ya en un lado, ya en otro,&c. A este modo observo otras cien
cosas bien faciles de observar, las cuales, aunque ignoro como serán, no
por eso puedo dudar que son.
Quiero, pues, explicar estas y otras cosas en el sistema antiguo
de Tholomeo. Pido esta explicacion á ios Filósofos y Astrónomos mas
celebrados: á los Egipcios, Griegos, Arabes y latinos. Veo los esfuer-
>zos inótiles que hacen para darles alguna explicacion: oigo las suposi
ciones que procuran establecer, todas arbitrarias, inverisimiles é in
creibles. Contemplo con admiracion los excéntricos y los epiciclos, á
donde se acogen por último refugio. Despues de todo, certificado en
22
£n, de que en realidad nada explican, de que todo es una confusion
inaclarable, y una algarabia ininteligible, con esto solo quedo en ver
dadero derecho para pronunciar mi sentencia definitiva, la mas jnefa
que en todos asuntos de pura Física se ha dado jamas, diciendo que
el sistema no puede subsistir: que es conocidamente falso, que se debe
proscribir, y desterrar para siempre de la compañía de los sábios: rs-
ga pues los defensores ó patronos que tuviere, sean tantos cuacos-
sábios han florecido en dos ó tres mil años: citense autoridades á mi
llares de todas las librerías del mundo; yo estoy en derecho de man
tener mi conclusion, cierto y seguro de que el sistema es falso, que
nada explica, y los mismos fenómenos lo destruyen.
Si en lugar de este sistema sale otro, el cual despues de bien exa-
.minado, y confrontado con los fenómenos celestes, se ve que los ex
plica bien deun modo claro.y natural, que satisface á todas las difi
cultades, y esto sin violencia, sin confusion, sin suposiciones arbitra
rias &c. , aunque este nuevo sistema no tenga mas patron que su pro
pio autor, ni mas autoridad que las pruebas que trae consigo, esta sola
autoridad pesará mas en una balanza fiel, que todos los volúmenes
por gruesos que sean, y que todos los sábios que los escribieron: y
cualquier hombre sensato, que llegue á tener suficiente conocimiento
.de causa, los abandonará al punto á todos con el dolor y corteja que
.por otros títulos se merecen: admitiendo de buena fe la escusa justa y
racional de que al fin en su tiempo no habia otro sistema; y asi tra-
•ba/aron sobre él, en la suposicion de sil bondad. No olvideis, amigo,
iesta especie de parábola.
, § 4. Sin apartarnos mucho de aquella propiedad que pide una seme
janza, podemos considerar á toda la Biblia sagrada como un cielo gran
de y hermosísimo, adornado por el espíritu de Dios con tanta variedad
y magnificencia, que parece imposible abrir los ojos, sin que quede al>
-rebatada la atencion. Esta vista primera, asi en general y en coafuso,
excita naturalmente la curiosidad ó el deseo de saber: ¿qué cosas son
-aquellas que significan, cómo se entienden, qué conexion ó enlace tie
nen las unas con las otras, y á qué fin determinado se encaminan to
adas 2. Excitada esa curiosidad, lo primero que se ofrece naturalmente
•es ir á buscar en los libros lo que han pensado y enseñado los doc
tores:- cómo han explicado aquellas cosas, y qué luces nos han dejado
para su verdadera inteligencia.
Si despues de muchos años de estudio formal en esta especie de
ilibros: si despues de haberles pedido una explicacion natural y clara
-de algunos fenómenos particulares que nos parecen de suma impor
tancia, si despues de confrontadas estas' explicaciones con los fenóme
nos mismo?, observados con toda exactitud, no hallamos otra cosa que
•suposiciones, ty acomodaciones arbitrarias; y estas las mas veces vlo-
•leutas, confuías, iuconexaf y visiblemente fuera del caso: ¿qué quierea
23 .
que hagamos, «íno buscar otro senda mas recta aiinqne ao sea faa
trillada? Buscar, digo, otro sistema en que las cosas vayan mejor; esto
es, lo que voy luego á proponer [*] á vuestra consideracion. Acaso
me direis, que para proponer otro nuevo sistema, habia de haber im
pugnado el antiguo en toda forma, y demostrado su insuficiencia. Ya
tambien lo habia pensado asi; roas despues me ha parecido mejor to
mar otro camino mas corto, y sin comparacion menos molesto. Quiero
decir: propuestos los dos sistemas, y quitados algunos embarazos al
segundo, entrar desde luego á la observacion de algunos fenómenos
particulares, pidiendo á el uno y á el otro, una observacion justa yr
clara. Así se ahorrará mucho trabajo, y al mismo tiempo se podrá
ver de una sola ojeada, cual de los dos sistemas es el mejor, ó cual
debe ser el único; porque es cosa clara, que aquel sistema será el me
jor, que explique mejor los fenómenos, aquel deberá mirarse como
único, en donde unicamente se pudiesen bien explicar.
[*] Uno de los mayores sabios del siglo pasado, cuyo ingenio^
erudicion y piedad, es bien conocido por sus admirables sermones,
intentó hacer lo mismo que yo, aunque por otro rumbo diversísimo.
Despues de treinta años de meditacion y de estudio en toda suerte
de escritores eclesiásticos, dice él mismo, que le sucedio puntualmen
te lo que á la paloma de Noé, qua; cum non invenisset, ubi requies-
ceret pes ejus, reversa est ad eum in arcam. Ha hallando en los in
térpretes, en puntos de profecías, cosa alguna en que poder asentar
el pie con seguridad, pues solo ha explicado la Escritura, prosigue
diciendo, en sentidos morales, figurados, acomodaticios, &c. Se vió
precisado á volver á la misma Escritura para buscar en ella el
sentido propio y literal en que descansar. Así lo procuró hacer en
una obra, que no condujo, y que por eso, y tal vez por otras razo
nes no ha salido á luz. Yo no he leido de esta insigne obra sino un
breve extracto, por el cual es fácil compre/tender así el sistema,
como sus fundamentos. El sistema tiene algunos visos de nuevo, mas
en la substancia, me parece el mismo que el antiguo, con tal cual
novedad á mi parecer improbable. Ati se ve precisado á suponer
cosas, que debia probar, 6 recurrir A otros sentidos bien distantes
del literal; y tambien á citar algunos textos sin hacer mucho caso
de su contexto. Su sistema es, que la Iglesia presente á quien lla
ma regnum Christi in terris, se extenderá en los tiempos futuros por
toda la tierra, abarcando dentro de sí á todos los individuos del
linage humano, sin que quede uno solo fuera de ella. En est; tiempo
feliz, que supone muy anterior al Anticristo, llegará toda la Iglesia
con todos sus individuos A un estado tan garande de santidad y per
feccion, que en ella se podrán verificar plenamente todas las profecias
que hablan del reino del Mesias, Por la cual intitula iu obra de
CAHTUIO IV.
Se propone otro nuevo sistema.
Lntes de proponer este sistema, Cristófilo amigo, deseo en vuestro
ánimo un poco de quietud, no sea que ocasione algun susto repen
tino , y sin hacer la debida reflexion, deis voces contra un enemigo
imaginario haciendo tocar una falsa alarma. El sistema, aunque pro
puesto, y seguido con novedad, no es tan nuevo, como sin duda
pensaréis; antes os aseguro formalmente, que en la substancia es m'*
cho mas antiguo que el ordinario: de modo, que cuando esie sa
empezó á hacer comun, que fué hácia los fines del si^Io cuarto de la
Iglesia, y principios del quinto, ya el otro contaba mas de trescientos
años de antiguedad. No obstante, atendiendo á vuestra flaqueza ó á
- vuestra preocupacion, no lo propongo de un modo asertivo, sino co
mo una mera hipótesis ó suposicion. Si . esta es arbitraria, ó no, lo
iremos viendo mas adelante, que por ahora es imponible decMo. Maí
sea como fuere, esto es permitido sin dificultad, aun en si' temas x
primera vista los mas disparatados; porque en esta permision se
arriesga poco, y se puede abanzar mucho en el descubrimiento de
la verdad.
SISTEMA GENERAL.
Jesucristo volverá del Cielo á la tierra, cuando llegue su tiempo,
cuando lleguen aquellos tiempos y momentos , qu<e Pater posuit 'm
sita potestate ¡_i> Vendrá acompañado, no solamente de sus Angeles,
sino tambien de sus Santos ya resucitados: de aquellos digo, qui
digni habcbumur sáculo tilo, et resurrectione ex mortuit \ik E/ce
venit Dominas in sanctis millibus suis 13 |. Vendrá no tan de prisa,
eino mas despacio de lo que se piensa. Vendrá á juzgar no solamen
te á.los muertoí, si.io tambien y en primer lugar á tos vivos. Por
consiguiente este jukio de vivos y muertos, no puede ser uno sulo,
ARTÍCULO I.
ARTÍCULO II.
/
4? » « . -
Euera de estos cuatro Santos Padres que acabamos de ver ciía-i
dos contra los Milenarios en general, hallamos todavia otro en la di
sertacion de Natal Alejandro [i J esto es, á S. Basilio. ¿Y que dice
5. Basilio? Se queja de los despropósitos de Apolinar, y nada mas;
sus palabras son estas: scripsit et de resurrectione quadam fabulosé,
*5V» judaicé composit a, in quibus dicit, nos iterum ttd cultum in
lege prcescriptum reversuros, ita ut iterum et circumiidamur, et
sabbatum observemus, et cibis in lege prohibitis absíineamus, sa-
crifici.ique Domino offeramus, et in templo Jerusalem adoremus,
atque prorsus ex ckriítianis judai reddamur, quibus quidnam po
te) it ridiculum magis, imo aliennm ab Evangelica dogmatd dicil
Esta queja de S. Basilio es bien fundada y justa. Mas no sola
mente S. Berilio, sino tambien S. Justino, S. Irinéo, S, Victorino,
S. Sul-picio Severo: Tertuliano, Lactancio, y otra gran muchedumbre
de Doctores católicos y santos que fueron Milenarios, podian quejarse,
y con mucha razon por lo que tocaba á ellos mismos de Apolinar, de
Nepos, y de todos sus secuaces: pues los despropósitos, que estos
añadieron, fueron la ocasion ó la causa, mucho mas que las groserias
de Cerinto, de que al fin todo se confundiese y que por castigar y
aniquilar á los culpados, no se reparase en tantos inocentes que con
ellos comunicaban únicamente en el asunto genera!, como á veces ha
sucedido que por impugnar con demasiado ardor un extremo, han caido
algunos en el otro, siendo asi que la verdad estaba en el medio.
En efecto: estas dos legiones de Milenarios judayzantes, partida
rios de Nepos y de Apolinar, y los libros que salieron contra ellos asi
de S. Dionisio, como de S. Epifanio &c, parece, que forman la época
precita de la mudanza entera y total de ideas sobre la venida del
Señor en la gloria y magestad- * Hasta entonces se habia entendido
la Escritura divina como suena, segun su sentido propio obvio y lite
ral: por consiguiente se habian creido fiel y sencillamente todas las
cosas, que sobre esia venida del Señor nos dice y anuncia la misma Es
critura divina. Y si habia habido algunas disputas, estas no tanto ha
bian sido sobre las cosas mismas, sino sobre el modo indecente y
mundano con que hablaban de ellas los hereges y los judios. Mas ha
biendo llegado despues de estos las legiones de los judayzantes, que
tomaban mucho de los unos y de los otros, y que eran mucho
mas doctos, ó mas disputadores que ellos, todo se empezó luego á des
ordenar, á obscurecer y confundir la verdad con el error, las Escri
turas mudaron entonces de semblante. Las cosas claras y limpias que
antes se leian en ellas con -placer, y que se entendian sin dificultad,
ahora ya no se entendian, ni se conocian con la debida claridad, por-
ARTÍCULO III.
-,
La explicacion que se pretende dar al capítulo 20 del
Apocalipsis.
CAPITULO VI. - :
5 1, ;>
jL^n fin, Cristófilo hemos salido con vida de entre aquella nnoa
densa y tenebrosa, cujus uspectus erat hvrribilis, donde tuvimos
el valor ó la temeridad de entrar, y donde nos hemos detenido tal
•vez mucho mas de lo que era menester. Hemos examinado de cer-
ca las materias diversas de que se componía. Hemos separado coa
gran trabajo las unas de las otras, certificados de que en esta mez- -
cía y union consistía unicamente su obscuridad, y su semblante ter
rible. No hay para que temerla ahora. Ella se irá desvaneciendo,
tanto mas presto, cuanto mas de cerca la fuéremos mirando, y cuan
to la miráremos con menos miedo.
Nos queda ahora que practicar las mismas diligencias con otra
nube semejante, que tiene con esta una grande relacion, comunica
con ella por varias partes, le ayuda la sostiene, y es reciprocamente
sostenida y ayudada: acrecentandose notablemente con esta union la
ob curidad y el error. Esta es la resurreccion de la carne timul, et
semel. Perque si es cierto y averiguado que la resurreccion de la
carne que creemos y esperamos todos los cristianos como un artí
culo esencial y fundamental de nuestra santa religion, ha de suce
der en todos los individuos del linage humano, simal et semel, es
decir una sola vez, y en un mismo instante y momento: con esto
solo quedan convencidos de error formal todos los antiguos Mile
narios, sin distincion alguna: todos sin distincion se pueden y deben
condenar, y á ninguno de ellos se puede dar en conciencia el nom
bre de inocuo. Con esto solo debe mirarse con gran rezelo, co
mo una pieza engañosa y peligrosísima, el capitulo 20 del Apo
calipsis. Y con esto solo nuestro sistema cae al punto á tierra,
á lo menos por una de sus partes: y abierta esta brecha, es ya
facilísimo saquearlo, y arruinarlo del todo. Pero ¿será esto cierto?
¿Será tan cierto tan seguro tan induvitable que un hombre católico
timorato y pio, capaz de hacer algunas reflexiones, no pueda pru- :
dentemente dudarlo, ni at'n siquiera examinarlo á la luz de las Es
crituras ? Esto es lo que voy ya á proponer á vuestra consideracion.
Sé que los Teólogos que tocan este puuto [que no son todos
ni creo que muchos j están por la parte aíirmativa: mas tambien sé
©4
ifcOíTla míítfta eertidumore, qne no lo prneban: á lo menm fe ex
plican poquísimo y esto muy de prisa sobre el punto particular
ee timul, et semel. Algunos dicen ó suponen sin probarlo, que es
ta asercion es una consecuencia de fe. Otros mas animosos aña
den resueltamente que es un artículo de fe. Si les preguntamos
en que se fundan para sacar solidamente una consecuencia de fe
que no hallamos en nuestro símbolo, nos responden con una gran
-muchedumbre de lugares de la Escritura santa, de los cuales las
dos partes prueban claramente que ha de haber resurreccion de ia
carne, y nada mas, y la otra tercera parte prueba contra su propia
asercion. Si os pareciere que miento, ó que pondero, bien facil
cosaos será salir de la duda registrando los Teólogo* que os pa
reciere. En cualquiera Biblioteca hallareis con que satisfacer vuestra
curiosidad Los principales lugares de la Escritura que se akjan á
favor, son los siguientes, [ 1 l Homo cum dormierit non resurget
tionec arteratur Ccelum... In novissimo die de terra surrecturus
tum [2 1 Vivent mortui tui , ituerfecti mei returgent: expergis-
€imhti, et laudate qui habitatis in pulvere . f 3 J De resurrec-
tione autem mortuorum non legistis quod dictum est á Deo dicen-
te- vobis* (4] Amen-,- amen dko vobis, quia ven'rt hora, et nunc esi,
guando mortui audient voctm Filii Dci: et qui audierint, vi
vent... Omnet qui in monumentis sunt, audient vocem Filii Den
tt procedent qui bona fai-srunt, in resurrectionem virte, qui -vera
mala egerunt in re.turrectionem judicii... Resurget frater tuus
-Dicit ei Martha: Seto quia resurget in resurrectioní in novissimo
fiít . Toda la vision de los huesos del capitulo 37 de lize-
quiel. [{] Los muertos qae. resucitaron Elias, y Eiiseo. [6] Idea
tton resurgent impii in judicia. Los muertos que resucitó el Se
ñor. [ 7 ] Eí mismo Se.áor que resucitó como primitia dormien-
tium (de quien dijo David ] non dabis sanetum tuum videre cor-
yuptiottem, \.8 1 I« momento, in ictu oculi, in novissima taba; ca
nee enim tuba, et wjrtui rcsurgeut incorrupti.. [8 1
r Este último lugar tiene alguna aparieacia; á so tiempo veremo*
qne es solo apariencia, examinando todo el contexto.
De estos lugares de la Escritura se pudieran citar sin gran tra
bajo cuando menos un par de centenares: lo bueno y admirable es
que habiendo citado estos y otros lugares samejantes, concluyen con
grao satisfaccion, que la resurreccion, de la carne simal ct semel &
«2
67
.. ¡ Bueno fuera que entre Tos resucitados de aquel dia y hora
contásemos tambien á la Santísima Virgen Maria nuestra Señora t:
de quien ha creido y cree toda la Iglesia, que resucitó aun antes
que su. santo cuerpo pudiese ver la corruccion, y que la bicie—,
semos volver á morir, para poder resucitar en aquel dia ¿ Bueno-
fuera que entre los resucitados en aquel dia y hora, contasemos
tambien á aquellos muchos Santos, de quienes nos dice el Evan—.
gelio, [ i ] multa corpora sanciarum qui dormierant, surrexeruntt
Es verdad que no han faltado Doctores, y no pocos , que no$-
aseguran con razones fardadas sobre el ayre, que estos Santos
que resucitaron con Cmto, volvieron luego. á morir, pues solo.
resuciiaron [ añaden ex cathtdra-] para dar testimonio de la resur
reccion de Cristo , y tambien de la resurreccion de la carne *
mas esto ¿de donde lo supieron ?.¿ Quis enin cagnovit scnsum ,
Dominé, aut quis concilliarius ejus fuisl El Evangelio dice cia-,
ramente, que resucitaron, no cierto en apariencia, sino en realidad^
que por ese usa la expresion, multa cerpora , y no dice que..
Toivieron á morir: ¿porqué, pues, se asegura que volvieron á,
morir? ¿Será sin duda porqué, habiendo roto la corteza de la,
almendra, hallaron el tesoro escondido l r. Bueno fuera que entre '
los resucitados de aquel dia y hora, contasemos tambien aquellos
dos Profetas ó testigos, d? cuya muerte , resurreccion y subida á
los Cielos, se habla clarísimamente en el capítulo once del Apoca^
lipsis, y esto mucho antes de aquel dia y hora , por confesioa
precisa de todos los intérpretes ! i
Verisímilmente rcpoaderus , que todos esos resucitados , de
quienes acabamos de hablar, no resucitarán en aquel dia y hora; -
pues nos consta y tenemos por cosa certísima, que ya resucita
ron y los dos uliimos resucitarán á su tiempo antes de la general
resurreccion; ¿y de donde sabemos e.-to pregunto yo? Lo sabemos,
decis , de nuestra Señora la Madre de Dios , porque es una .
tradicion antiquísima y universal: lo ha creido y lo cree toda la
Iglesia, sin contradicion alguna razonable: Lo sabemos de muchos .
Santos que resucitaron con Cristo, porque asi lo dice clara y ex-
pvesamcate el Evangelio: Y lo sabemos de dos últimos Profetas, t
porque asi lo . anuncia el Apóstol San Juan en su Apocalipsis,;
que es ten canónico y tan de fe divina como el Evangelio. Todo
esto me parece nn modo de hablar religioso y justo, en que van
acordes de revelacion con la razon. Mas, yo quisiera ahora saber.» -
CAPITULO VI r.
% I-
gracia
Bada mas: esto e.s, que el mitmo Señor ha de venir en persona»
cuando sea su tiempo, á juzgar á los vivos y i Ins muertos •
Óptimamente: con- que segun esto, senemos ettas dos proposkio*
»es ambas verdaderas, eir su santido obvio y titeral.
filatera, Jesucristo ha de veBit del Cielo á la tierra » á'
9*
juzgar á los vivos y a los muertos.
Segunda. Al venir Jesucristo del Cielo á la tierra sucederá
en esta la resurreccion de todos los hijos, de Adan.
Paréceme, Señor mio, que todos los dialecticos juntos, des
pues de haber anido toda la fuerza de sus ingenios no son ca
paces de conciliar estas dos proposiciones de modo que no peleen
entre sí, y que no se destruyan mutuamente.. Vedlo claro.
Jesucristo ha de venir del Cielo á la tierra á juzgar i los
vivos y á los muertos. Esta es la primera proposicion, y esta es
la verdad que contiene claramente. De aquí se sigue esta conse
cuencia forzosa y evidente: luego despues que Jesucristo venga .i
la tierra, no solo ha ds juagar á los muertos, sino tambien á
los vivos, pues á esto viene: luego despues que venga á. la.tierra,
no solo ha de hallar muertos, sino tambien vivos á quienes juz
gar. Si halla vivos á quienes juzgar , y en efecto los juzga des
pues de su venida , pues viene á juzgarlos , pues estos vivos no
pudieron resucitar á su venida , pues se suponen vivos , y no
muertos, y solo los muertos pueden resucitar. Sino resucitaron,
ni pudieron resucitar á su venida: luego es evidentemente falsa la se
gunda proposicion; pues afirma que todos los hijos de Adan , mb
excepcion, han de resucitar á la venida del Señor: ad cujus ad~
vtntum omnes homines resurgtre habtnt.
Y si quereis, que esta sea la verdadera , luego es evidentemente
falsa la segunda proposicion: pues afirma, que el mismo Señor ha
de venir 4 la tierra á juzgar á los vivos y á los muertos :
trtde venturas est judieari' vivos et mortuos: lo que no puede ser,
por haber muerto todos á su venida: y por consiguiente por haber
muerto todos, &in quedar nno solo vivo antes de su venida.
No pudiendo, pues, conciliarse entre si estas dos Jproposi-
' clones enemigas: no pudiendo ser ambas verdaderas en su sentid*
' obvio y literal , es necesario é inevitable , que algnua ceda el
'puesto Y en este caso, ¿cual de las dos deberá ceder ? Os pa-
* rece decente, os parece tolerable, que por defender la expresion,
''' ad cujus adventum, que ni la pusieron los Apóstoles, ni tampoco
la ha puesto algun Coaciiio general, se haga ceder el puesto á
un artículo de fe , claro y expreso en el Símbolo Apostólico
Símbolo que la Iglesia cristiana recibio inmediatamente de sus
primeros maestros, que desde- entonces hasta hoy dia ha conser
vado siempre intemerato, y que pone en las manos á sus hijos,
Inego que tienen uso de razon l Pues, ¿ qué sentido razonable>,
."que no sea violento, sino propio,- obvio y literal , le daremos ?
' Amigo, aquel sentido de que es capaz y que solo pu^ie admitir ,
aquel que solo se confotma con su propio contexto: inde yeniurus
*-' - ' -.. - .:• •- ....'' ' ;'
93 . • *~ i - - í
rst judicare vivos, et mortuos, ad cujas actventum omites ho
rnbles &c. Jesucristo ha de venir del Cielo á la tierra á juzgar
á los vivos y á los muertos: á cuya venida ó con ocasion de'
su venida ; como una condicion íine qua non , resucitarán
todos los hombres: unos luego al punto in momento.., in ictu
ociuIí, que son todos aquellos Santos , de quienes hemos hablado
en la disertacion presedente , y los demas á su tiempo,, cuando
tambien oyeren la voz del hijo de Dios . Si este sentido no o»
contentare mucho, como es facil de. creerlo, pensad otro que os
sea mas obvio y literal, eos tal que sea compatible,. ó no des
truya la verdad de la primera proposicion ^ la. que en todo caso,
y á todo costo, se debe salvar aunque sea. con ja propia vida.
§ 3. No ignoro, Señor, lo que á esto me podeis respon
der, y vuestros pensamientos en este punto particular, no iob
tan ocultos, que no puedan adivinarse. Paréceme, pues, que os veo
actualmente con algun poco de inquietud, pensativo algunos ins
tantes, y otros muy afanado en revolver Teólogo* y registrar cate
cismos, para saber lo que dicen soUre el .- juicio de vivos y muer
tos . No hay duda que esta diligencia es buena y laudable , y
deberemos esperar,- que halleis por este medio alguna honesta com
posicion entre aquellas dos proposiciones enemigas. Si quereis no
obstante ahorrar algun trabajo, y serviros del que yo he prac
ticado, veis aqui:cn breve lo que se halla sobre el asunto en los
mejores Teólogos, y lo qae. de ello* han tomado los catecismi*j.
(a dificultad debe ser muy grande , pues para resolverla se han
dividido en cuatro opiniones ó modos de pensarv. , Todas cuarr»
diversas entre sí, pero qae convienen y se reunen perfectamente
en un solo punto: esto es , en. negar á nuestro artículo de fe ,
[por lo que dice de vivos] su sentido obvio, propio y literal : en
hacerle la mayor violencia para que ceda el puesto a su sistemas
y si rae es lícito hablar así, en no admitir dicho artículo de fe,,
sino cede, sino se inclina, sino- se dexa acomodar al mismo sis
tema. Os parecerá esto algun hipérbole, y no. obstante lo vais á
ver.
La primera sentencia , y la mas plausible por su ingenioso
inventor, aunqne no por esto la han: seguido muchos, dice, que
fot vivos se entienden todos los que actualmente vivían, .ea^ej
mundo cuando los Apóstoles ordenaron, el Símbolo de fe; y por
muertos los que ya lo eran desde ¡Abel hasta aqnel tiempo . .1?
como este Símbolo se habia de decir en, la Iglesia ea todos fot
SMglos, años y dias, que durase el- mundot siempre se ha dicho ¿
y siempre se dirá con verdad, que Jesucristo lu. de venir á }uat*.
gar á los que han vivido , viven y vivirán , y á los que ante*
de estos hubiesen muerto, por consigutente á lo» vivg* y á los.
54
muertos. Me parece, qne' esta sentencia, mirada atentamente, lo que
quiere decir en buenos terminos, es esto solo: que la palabra vivos.
que pusieron los Apóstoles, llenos del Espíritu Santo, es una pala
bra del todo inútil, que pudiera haberle omitido sin que hiciese
falta: que bastaba haber puesto la palabra muertos ; pues con ella
sola estaba dicho todo, y con mucha mayor claridad y brevedad.-
Supongamos por un momento, que los Apóstoles hubiesen omitido
la palabra vivos y puesto solamente la palabra muertos. En este caso
segun el discurso de este- Doctor, nos quedaba entero y perfecto
nuestro artículo de fe, del mismo modo que ahora lo tenemos, solo
con este simple discurso . Jesucristo ha de venir del Cielo á la
tierra á juzgar solamente á lo* muertos , Estos muertos fueron
en algun tiempo vivos, pues sin esto no pudieran ser, ni llamars*
muertos: luego Jesucristo ha de. venir del Cielo á la tierra á juz
gar á los vivo* y á los muertos. [ t }.
La segunda sentencia. dice, que por vives se entienden, ó como;-
dice el Cardenal Balarmino en su catecismo grande, se pueden tam
bien entender, todos aquellos que aetualmente se hallaren vivos cuan
do veuga el Señor, los cuales morirán luego consumidos con el di-
hrvio de fuego, que debe, preceder á su venida. Óptimamente ¿y,
este es el juicio de vivos qué nos enseñan los Apóstoles? Si señore
en esta sentencia este es el juicio de vivos, y no hay aqui otro,
misterio que esperar: íhde venturusest ju eticare vivos. Vendrá del
Cielo á la tíetra á juzgar los vivos, ros dicen los Apostoles y. y esta^
sentencia, nos pone y nos supone muertos á todos los hombres, y
hechos polvo y ceniza antes que el Señor llegue á la tierra. Si cuan
do llega á la tierra los halla muertos á todos, lnego no halla vivos::
luego no viene á juagar á ios vivos pues ya no hay tales vivos quo:
puedan ser fusgados: luego la palabra vivos, es una palabra no* solo -
inútil, sino >incomoda y perjudicial. Y los Apóstoles hubieran techa
un ^ran servicio al sistema de los Doctores, omitiendo esta palabra,,
que no es sino una verdadera espina y bien aguda.. La tercera sen
tencia indigpa. á mi parecer de ser recibida de. otro modo,, que ó.
con risa ó con iindignacion, dice, que por vivos se entienden las;
alm«s, y por muertos los cuerpos: así Jesucristo ha de venir cteV
Ciclo ala tierra á juzgar- A los vivos y- a les muertos, no quiere
decir otra cosa; sino que ha • de venir á juzgar á las almas y á los .
cuerpos, Y como cuando venga ya: halla resucitados á todos los-
kombres, y por consecuencia, unidas todas las almas con sus cuec*-
CAPÍTULO VIII .
V
Cuarta dificultad.— Un texto del Evangelio.
ati
MS.1S9ÍP ^e una parábola. Es á saber no la se me ¡anea ir. isor. a de
que se usa, sino aquel objeto ó aquel fin particular, y determinad»
*
á que. se endereza. Este objeto o fin ptrtícufar, es evidentemente
el mismo en estas tres parábolas: y tal vez por esto las pone el
Evangelista, seguidas y unidas en un mismo capítulo, sin decirnos
'una sola palabra que indique alguna diferencia, como que todas
'tres se encaminan al mismo tin, y contienen en substancia la mis-
ína doctrina: esto es exortar á todos los creyentes , en especial
á les Pastores^ á las obras de caridad, á la vigilancia, al fervor^
-á la práctica constante de las máximas, de los preceptos y de
.los consejos. Evangélicos, proponiendo psra esto en general. y
brevísimamente , así las recompensas , como ios castigos, qoe cuando,
vuelva á la tierra, ha de dar á cada uno segun- sus obras.
Así , aunque ea estas tres parábolas , y en algosas otras ;
habla el Señor de sn venida: aunque habla, y parece qee habla
en algunas del jaicio universal, mas no es este su objeto directa.
é inmediato: no pretende directamente • referir su venida ¿ ni las
circunstancias de ella, ai el modo can que se ha de hacer ei
juicio universal &c. Estas cosas las toca de paso, y «olo indi*
rectamente,. en cuanto conducen á la doctrina , que es su fin
principal. De lo demas que ha de acompañar, y seguir su venida t
Ísrescinde el Señor en este lugar, así como prescinde en toda»,
as otras parábolas, diciendo solamente, ta que basta- para el fin qué
directamente pretende, que es la doctrirra .En todas las psrá^-
1 bolas, donde indirectamente habla de su veiíida en gloria y mages*»
tad, es fácil reparar, que na siempre habla deV mismo modo j.
unas veces concluye el discurso de un modo, otras de otro: unas veces.
osa de una similitud, otras de otra: unas veces, aanque pocas, parece4,.
que solo habla del juicio universal^ como sino tuviese ; otra cosa que
hacer despues de tu venida; otras, y son hs mas Ó'casí todas, parece*.
que habla de personas '¡no muertas, sino vivas, ni resucitada?, sino via^-
' doras, que hallará cuando venga, especialmente aquellas á qnienes dejó,
encomendada su familia o grey , Reparad' entre otras parábolas',,
en la de las diez Vírgenes, la de lt)s t-aientos, el ' d*¡ los siervos.
cae deben velar para abrir prontamente la " puvrta i íu Señor',,
a cualquiera hora que llegáre,. puet no saben á^qBe.fi ora RegsM-.
"Todas estas parábolas se concluyen sin dejarnos- idea'-'a'g'üfs;'' ex*--
presa y clara del juicio universal. v '*-
En el Evangelio de San Lucas [i,} se • liar' •ñtí.íf.'-pa.rííbo'a-
' endereaada á aquéllos que pensaban 'que 'llegando 'cPSeftor á' T:ertjí--
salen, í donde actualmente iba ¿padecer, hiego %rrfuríWi jj§ mimi-
.testaria el reino da. Dios: jo qiios issei• fropé'tf&fa<ntWfófa
III ' I ~ .. i >' . .' ' " ' "" !■' ' '—' "''''?' 1 H
. ' 1 • • t. •-.'-''-' í •- • -'. ' > •--- t--J Ji -.
TOS
txirtímarent quód eonfertim regnnm Dei menifesiaretur . A
estos pnes Les dijo el Señor:, homo quídam nobilis abiit in regio-'
uem longinquam accipere sibi regnnm, et reverth vecaris autem
dtcem servís suis , dedil eis decem minas, et ait ad illos \
ttegotiamini dum. venia. Cines autem ejus oderjnt eum, et mise-
runt leg.ttioneot j>est illum, dicentes:. nolumus hunc regnare super
tios'- et faclum est ut rediret accepto regno &c. Ved ahora Io>
que hace este Rey, cuand» vueWa, atepio regue, y do hallareis
idea alguna del juicio universal. Lo primero que hace, es pre
miar ó los siervos que negociaron con el talento de diez Ciu
dades, y á otr» de cinco: castigar á uno de ellos que lo tuve ocioso,,
eunque no lo perdiu, quitándoselo, y de.spucs de esto, mandar
«raer y matar en so. presencia á aqudios enemigos suyos, que no lo
babian qnerido por Rey . Ventnlamen inimicos; meas illos , qui
noluerunt vte regnare supe* se, adducite huc>. et interficite ante
me, ¿Halláis en. todo est» alguna idea de resurreccion de muertos»
>ü de juicio universal? ¿No. halláis por el contrario «tro idea in
finitamente diversa .* ¿ Cómo ka de dar á sus ciervos el gobierno
de cinco ú de diez Ciudades es el juicio universal, cuando todas
Jas Ciudades del mundo estan ya reducidas á. ceniza ? ¿ Cómo h»
de matar á sus enemigos,, que no lo quisieron por Rey, cuando
estos enemigos, como todos los demas hijos de Adan, han muerto*
*baa. resucitado y. ya. se bailan en estado de inmortalidad? Direis.
sin dada , que todo esto es hablar en parábolas ó semejanzas, la»
cuates, para que k> sean, no es necesario que corran en todo*
sin» solo, en aquel, particular á que se enderezan. Y yo confe
sando que teseis razon, os pido la misma advertencia para el
lng3r del Evangelio de qae- hablamos: Cum V/íUaru JFiüus hami-
nis, tune 6-r.
§. 3.. Si quereis . no obstante que este lugar del Evangelio
no. sea una verdadera parábola?, si quqrtia qu,e sea. uno pro-écíafc
«na noticia, ana ..de.seni ptdon, así. de la venida del. Señer, como*
-del juicio universal; yo estoy muy lejos, de emperrarme mucho*,
»or la pacte contraria : Esto, seria entrar en nr.a- disputa em~
-barazosa y de poquísima 6 ninguna utilidad- Si Vo la llamo pará--.
bola, es porque la, hallo puerta entre otras parábolas , y porque*
kido. el texto cea todo su contexto, me pare.ca todo dicho, per-
-ti'wtiiitudme*t, non pee propietatemi oi paripe «troíigtjl,. que et
juicio universal se baya de reducir- á • aqualio poto que aquü
•dios et .Suñoe,. ni qoe toctos los buena» por, una pane, y todos*
i)es ' malos - p»í otra, hayaB dt; see juzgado») y sentenciados sr.la-
'p*K- i» rasan que allí se apunta: aí tampoco que los uros,, y
ís* «tros hayan de decir en. realidad aquellas, paiibrasr Dowhup
- qnánd*- ¿&- niditfua. esMxkr.tcnfy. tt siiüniew. fe-<,j -% quet el S.t¿áa#
io3
les baya de responder: quamditl uni e# mtnimis pteis feeistis t
mihi feeistis, et quamdiú non feeistis, mihi non feeistis. • *.
Con todo eso yo estoy pronto á concederos sobre esta
punto particular todo cuanto quisiereis. No sea esto una parábola
sino una profecia que anuncia directamente la renida del Señor,
y el juicio universal. Aun con esta concesion gratuita y liberal,
;que cosa se puede adelantar ? Jesucristo dice, que cuando ven
ga, - ctt-mt venerit, entonces tune, se sentará en el trono de ma
gostad: entonces se congregarán delante de él, las gentes: enton*
ees ieparará los buenos de los malos, poniendo aquellos á su dies
tra, y estos á su siniestra: entonces alabará á los unos , y los
llamará á la vida eterna, y reprehenderá á los otros, condenán
dolos al fnego eterno. Bien: todo esto es cierto, y todo se con*
eede sin dificultad. Mas, ¿ que consecuencia pensais sacar de aqui ?
¿Luego cuando venga Jesucristo en gloria, y magestad , suce
derán luego al punto todas estas cosas? ¿Luego en aquel dia [que
los Profetas, San Pedro y San Pablo , llaman el dia del Señor ,
y que segun vuestra extraña inteligencia deberá ser un dia ordi
nario de diez, ú doce horas ] luego en este dia no habrá que
hacer otras cosas sino solo estas ? ¿ Y las que anuncian muchos ,
y tal vez los mas de los Salmos ? ¿Y las que anuncia el Apo
calipsis en los tres últimos capítulos? i Estas deberán ser escluidas
por kt palabra tune ! Cierto que es esta una consecuencia ó un
modo de discurrir bien singular. • •
Como si dixeramos: mil lugares de la Escritura anuncian, clara
y expresamente mil cosas grandes y admirables, que deben suceder
en el dia del Señor despues que venga á la tierra en gloria y
magestad. Ahora entre estos lugares hay uno que hablando de
la venida del Señor, pone luego el juicio universal, sin hacer men
cion de otra cosa intermedia; pues dice , cum venerit tune to-c ,
luego despues que venga el Señor no hay otra que hacer, sino
el juicio universal: luego esas mil cosas que anuncian esos mil
lugares de la Escritura , por' claras y expresas que parezcan..,
deberán echarse. á otros sentidos, por impropios y violentos que
sean; pues no hay tiempo para que sucedan despues de la ve
nida del Señor. Por consiguiente la palabra tune, deberá expli
car mil lugares claros de la Escritura, y no str explicada por
ellos. Consecuencia durísima y despótica, contra que claman y daa
gritos todas las leyes de -la justicia.
Pues, i qué sentido pr&pio, verdadero y conforme á las Escri
turas, le podremos dar á la palabra tune , y á todo el. texts
del Evangelio ? Para responder en breve á esta pregunta, no me
ocurre otro modo mas fácil - que el uso de alguna semejanza á
ejemplo, que: suele váler mucho mas que .uns pxolixo discuto.
.-"... . . . . »°4
Leed el capítulo nueve del Génesis, y hallareis allí í versiccío veinte!
que cuando Noc' salio dd Arca despues del diluvio comenzó á
íabrar la tierra y plantó una viña, y bebiendo el vino se embriagó.
Catpit Noé vir agrícola exercíre terram , et plantavit vineam ,
bibensqne vinum irubriasus est. Oid ahora mi bella inteligencia
de estas palabras. Noé salio del Arca al amanecer del dia 27 de
Abril, y junto con él todos sus prisioneros, y habiendo en pri
mer lagar adorado á Dios ofreciendole su sacrificio, se puso luego
á labrar la tierra por no estar ocioso: aquella misma mañana ',
ayudado de sus tres hi¡os, plantó ana riña, U la tarde hizo su
vendimia , y antes de anochecer ya estaba borracho. ¿Qué os
parece, amigo, de mi inteligencia? Consideradlo.
Yo no negaré que es bien reprehensible, por íofiniranu-nts
grosera. Caalquiera que lee seguidamente este lugar del Gi.xsi-,
conoce al punto que el historiador sagrado va á referir direc
tamente y de propósito, lo que sucedio por ocasion de la em
briaguez de Noé: esto es, las bendiciones y maldiciones [ o por
hablar con mas propiedad] las predicciones y profecias que pro
nunció, ya en pro, ya en contra de su posteridad, á liivor de
sus dos hi¡os, Sen, Japher, y en contra de Can, y mucho mas
de su "nieto Cainan. Para referir todo esto de un modo claro y
circunstanciado, como buen historiador, era necesario decir pri«¿
mero en breve que el justo Noé en cierta ocasion ie propasó
inocentemente en la bebida, y realmente se embriagó. Sí. rundo,
que ya en aquel tiempo habia vino en el mundo: tercero, que
tambien habia viña: cuarto, que esta viña no era de las antedi
luvianas, sino que el mismo Noé la habia plantado por sus maJ
nos. D.e todo esto era necesario hacer mencion y como en Un bre
vísimo compesdio, para referir lo que el mismo Ncé habló irf
profería, luego que despertó de m sueño. Ap¡iquemos ahora la
semejanza: Jesucristo en esta especie de parábola va directamenj
te á dar una doctrina: va á c-xortar á los hembres á Iss ohras
de misericordia con sus próximos: .Este es su asunto principal.'
Para que esta exortacion tenga mejor electo, les da una idta ^e-'
iieral del juicio universal, propoméndoles con suma viveza y na
turalidad, asi el premio como el castigo que deben esperar, les1
que hacen ó no hacen obras de misericordia . Mas para dar esta
idea general del juicio universal, para contraer ísta id;n gene
ral á su intento particular, le era necesaria alguna piepunubn:;
le era necesario decir en breve, y como de pa>o, qtre ql n:is*
H)o habia de venir otra vez á la tierra en gloria y majestad,
que' cuando viniese, entonces se habia de senrr.r en el 'o¡io der
su magestad, que habia de congregar todas las gentes in su pre
sencia &c Mas todo esto - qee aqui - apukta- d Señor brevemente
1*5
tsucederá luego al' ponto que llegue á la tierra? ¿Todo se eje
cutará en el espacio de doce ú de veinte y cuatro horas? 1Qtt0-
wod? ergo imptebuntur scriptur^e prophetaruml ¿Como se po
drán verificar tantas otras cosas c.ue hay en la Escritura, reser
vadas visiblemente para aquel mismo dia o tiempo, que debe co
menzar en la venida del Señor? ¿Estas tambien no son dictadas
por el mismo espíritu de verdad?
En suma: todas las expresiones y palabras del texto del Evan
gelio, de que hablamos, son verdaderas, son propias, ¡ion natura
les y perfectamente acomodadas á su fin. Cuta venerit, tune se-
devit, tune congregabuntur, tune separabit, tune dicet frc. Del
mismo modo son verdaderos, y deben verificarse en aquel mis
mo dia todes los anuncios de los profetas, y todas cuantas cosas
hay en el antiguo y nuevo testamento, claramente reservadas para
este dia. Para concordar ahora unas cosas con otras, para enten
derlas todas con gran facilidad, y para darles á todas, y i ca
da una de ellas, el logar que les pertenece, solo falta una cosa,
segun parece, del todo necesaria: Es á saber, que no estreche
mos tanto el dia del Señor, como lo hace ti sistema ordinario,
sino que le demos, sin temor alguno, toda aquella grandeza y
extension que le es tan debida, seezñdum scripturas. Coa, esto
solo tendremos tiempo para todo.'
ULTIMA DIFICULTAD .
ADICCIOtf.
Por lo que acabamos de decir no pretendemos Regar qne
liaya de haber fuego del Cielo en la venida misma del Señor; pue«
asi lo hallamos expreso en algunos lugares de la Escritura, es—
pecialmecse en el Salmo 96 ignis ante ipsum praecedet, eí.in—,
jtanimabit - in circuitu tuimicos ejus: illuxerunt fulgura ejns orbt
terrae, vidit *t commota est ierra: montes, sien l cera Jluxerunt
d /ocie Domini, á faeie Domini omnis terra, &c, E'-te texto e«
especia!, las últimas palabras parece que suenan á un diluvio uni
versal de fuego, que debe preceder inmediatamente á la venida
del Señor; mas es bien advertir lo primero, que estas últimas pa
labras á faeie Domini omnis terra, que son las que tienen mac
apariensia, no se leen asi en las otras versiones, sino omnis ierran
y asi tienen otro sentido diverso; no es toda la tierra la que
fluye como cera, á la vista y presencia del Señor: sino los mon
tes son los que fluyen en presencia del Señor de toda la tierra;
á presentía Domini dumlnatoris omnis terrat, dice la parafrasis
Caldea. A consfectu faciei Domini terrae totiusx dice la anti
quísima version Arabiga, Fuera de que. esta es conocidamente un»
expresion figurada como la del Salmo siguiente: fiumina plaudent
man», simnl montes exultaúunt: á conspectu Domini quoniam
•uenit judieare terram? y la del Salmo 113, montes exultastit
sicut arietes, et calles, sicut agni ovium-
DEL MESÍAS
EN GLORIA Y MAGESTAD.
Tomo primero.
PARTE SEGUNDA.
i > ¿-.'-vJL
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>. ;r.»\, -nn oWiir.wJj
KN GLoRIA Y MA.GEsTA.D
FENÓxMENO 1.
- - ; '• ••'• ••--- '-•i *-./. • • ,\ vi!.. •.'' :-,, '
Xa Estatua de cuatro metales del capituló segundo de JDa—
niel. Preparacion.
$ X.
í *
[ t ] Job. e. 4. ]r\ U
-del todo. Pienso, que apenas entendere!? lo que acabo de dec¡;r
7
arias no tardaíé macho en explicarme. "-
Otra cosa quisiera deciros eñ el asunto, muy semejante á ua
enigma, Paréceme, que nuestros Doctores han contado los cnarro
reinos, «¡ue figura la Estarna, en esta forma: primero, cuarto, ter
cero, segunda. Explicome: en el primer reino no bay dificultad-
ni tampoco ínteres de consideracion: claramente lo señala el l'ro-
xeta,,,y es el üuico que señala por . sa propio nombre, diciendo,
qué es á\juel. reioo -celeberrimo fundado por Nabuco, y de quien
ét mismo era actualmente la cabeza: tu es ergo caput aurium,
Conocido este primer reino, antes de conocer perfectamente los
pos siguientes, parece, que les arrebató toda la atencion, lo que
de dice del coarto, frgurándosc - que era, sin duda alguna, ci i¡n-
sérló Romirto, a-;? portal cual seña equívoca que pudieron aco
modarle, como por la persuasion eh que estaban [ falsa á la ver—•
dad ] de que el imperio Romano habia de durar hasta el fm del
mundo. Creyendo pues buenamente que ya tienen conocidos dos
reinos, esto es, el primero y el cuarto, faltaba conocer los dos
intermedios: mas como entre el imperio Romano, y el que fundó
Ñabnco, no se hallaba otro claro y cierto que el de los Griegos»
^atectó' uní. botín' espadieme - dividir';el primero por d»s partes bien
desiguafes, llamado M3 parte menor' del reino de los Babilonios ó'
Caldeos. Asi se 'empezó á hacer en el siglo de Teodosio el gran
de, cuando el imperio Romano esiaba en tanta grandeza y ex-
plendor, que parecia incorruptible y eterno, y a-i ha corrido ha;t3
íiueitros tiempos pór 'las rrazoues qie fuego veremos. Coa lo cual
íále bíeV lá'íue'ntai'énigmínea: ur.o* cufitto, tres, dos,
' Consideremos ahora breverh;níe el órde?i de estos cuatro reinos
Como se 'tilla en los Doctores, trias- *in perder de visra el texto
¡íe la profecia. El pámer reino, dicen, es el de los Babilonios ó
Caldeos, cuyo fundidor, fiía Nsbnco á quien sucedió Eviitr.crc-
ílacj/ y á esté Baltasar,"en -; quien el reino tuvo fin.- Lo más c»
ixíUr? el tbnfdnJif. i '^IimerddÉrí: eorf' Baltasar, ' haciendo de ' los
fios tfi?a/ sola! pérsq'ia; V; en; caso 'íiue' esto sea verdad, iVae pare»
[i] i Mackab. c. I.
10
rmn miscerl non potest test*. In dicbus autent regnorum illoruni
suscitaba Deas Caeli regnum, quod in dttemum non dissipa—
bitur, et regnum ejus alteri popula non tradetur: comminuet au—
temíet cemumet universa regna hita et ipsum stabit in xtemum%
Secundum quod vidisti , quod de monte abscissus est Lipis sin?
manibus, et comminuit testam, et ferrum, et as, et argentum, et
aurum. Deus magtus ostendit re$i quae ventura sunt postea, et.
.serum est somuium, et fidelis interpretatia ejus.
§ 3. Sí pr apone otro 61 den y otra explicacion de ettos cua
tro repiss. Aunque el orden que voy á proponer, y la explica
cion que voy á dar, me parece justa en todas sus partes, como
enteramente conforme con la profecia, y con la historia, todavia»
porque no tengo razon alguna para fiarme de mi dictámen, lo
sugeto de buena fe á cualquier examen por rígido que sea con tal
que no pase de aquellos limites justos que prescribe la verdadera
critica. Esto misma protesto y deseo que tenga por dicho, respecta
*de todos, y de cada uno de los puntos que he tratado y pien-
ío tratar en toda esta obra* lo cual supuesto y no olvidado, en
tremos en materia..
PRIMER REINO.
SEGUNDO REINO.
Ji] t M,tch. c. i f /. et 9.
*4r
ticular. De esta suerte se verificó plenamente el distintivo que señala
el Profeta al segundo reino, diciendo que sería mer.or que el pri
mero, como loes ia plata respecto del oro, minus te argentum>
Este reino ó imperio que empezo en Selauco, es propia
mente el reino de los Griegos, absolutamente diverso del pri
mero en extension, en gente, en riquezas, en leyest en costum
bres , en dioses , y aun en la lengua misma que en toda el
Asia, como el Egipto, se empezó luego á hacer comun la dé
los nuevos dominantes. ,.
TERCER REINO.
CUARTO REINO.
PRIMER DISTINTIVO.
SEGUNDO DISTINTIVO«
TERCER DISTINTIVO.
CUARTO DISTINTIVO.
PRIMARA DIFICULTAD.
SEGUNDA DIFICULTAD.
EXAMEN DE LA PIEDRA.
t- it l . t lt lt l nl mt m——»»jt
*—
CONCLUSIÓN,
*~
'. . ..:.:._ í .
rk
tjl misterio de estas enatro bestias,. dicen todos los intérprete»
«e la Escritura, que es el mismo que el de la Estatua: represen
tando solamente por diversos Simbolos c figuras. En esta suposi—
«ion, que les parece cierta, no tienen qne hacer aqui otra dili
gencia, que procurar acomodar del modo posible á los cuatro reinos
celebres de la Estatua tbdo lo que dice de . las cuatro bestias.
Con esta sola diferencia, bien digna de particular a'cndon: á sa
ber, que este último misterio, no obstante de ser el mbmo que el
de la Estatua, segun dicen no lo concluyen como el primero, en
la primera venida del Me,siasi; así les fuera de algun modo peíibie,
sfrio que pasan muy adelante, y lo llevan hasta la segunda: lie-
yando por consiguiente hasta aquel tiempo su imperio Romano, ba
jado de la Luna, ó resucitado. Este imperio Romano, prosiguen
-<
II.
$ 4-
SEGUNDA BESTIA
'"'"-• ¿
i oq ,oí 17« . -
* .
Post hue aspteiebam in visione] noctis: et ecee bestia quat>^
Va terribilis, atque mirabilis , et 'fortis nimis , dentes ferreos
Aabebat magnos, comedens atque cómminuens, et reliqua pedi-
-bus suis comulcans: dissimilis aútem erat rateris bestiis, quas
wideram ante. eam, et habebat cornua decem &e.
Os considero, amigo, con gran curiosidad de saber quien es
•esta bestia , ó que es lo que a.qui. se nos anuncia. Si las tres
primeras be^ias, os oig» decir, simbolizan tres falsas religiones ,
esto es: idolatria, míaometismo y falso cristianismo; ¿ que reÜgioh
I -V1- - —
SEGUNDA PARTE
de;, LA PROFECIA.
§ 8.
CONCLUSIÓN.
FENÓMENO HL
hasta lo fresente .
§ 2.
ARTÍCULO i.
¡^s debe suponer como una verdad , per Te neta , que nirgun
hombre puede saber el origen del Anric-risto sin revelacion expresa
de Dios, asi como niDguno pudiera saber que ha de haber el
Auticristo, si Dios no se hubiera dignado de revelarlo Los au
tores mismos que hacen venir al Antioristo de los Jodios, y de
4b Tribu de Dan, se hacen cargo tácitamentc de la verdad de esta
69
suposicion. Asi , no satisfechos con la mera autoridad extrínseca
que en estos asuntos nada prueba señalan el fundamento de la
revelacion divina, citando tres lugares de la Escritura, los únicos
que han podido hallar.
El primero es el capítulo cuarenta y nueve del Génesis, en
que bendiciendo Jacob á sus hijos y llegando á Dan le diue estas
palabras: | versículo diez y seis] Dan judieabit populum suum ,
sicút et alia tribus in Israel: fiat Dan coluber ir vía, cerastes
in semita mardens ungulas eqmi, ut cadat ascensor ejus retro :
salutare ntum expectabo Domine, De esta profecia de Jacob se
sigue legítimamente esta consecuencia. Luego ha de ser Judio ó
Hebreo. Si alguno se atreviese á negar una consecuencia tan justa
¿qué se hará con él ? Se le mostrara, dicen la autoridad de los
Santos Padres que entendieron unanimemente esta profecia del
Anticristo y al Anticristo la acomodaron¿ y esto deberá bastar,
aunque el texto no lo diga tan claramente: bien. Pero si en este
punto no hay tal consentimiento unánime de los Santos Padres,
si solo algurtos pocos tocaron este punto: si entre estos pocos ,-
algunos entendieron la profecia de otro modo: si aquellos mismos
que la acomodaron al Anticristo , ni hablaron asertivamente sino
por modo de mera congetura, en este caso , ¿ no será lícito ne
gar aquella consecuencia i Pues, Señor mio , asi es . Los Padres
que tocaron este punto congeturaron dos cosas diversas sin em
peñarse mucho por la una, ni por la otra parte. Unos sospecharon,
que se hablaba del Anticristo: otros mas literalmente pensaron que
se hablaba de Sanson; San Gerónimo es uno de estos últimos,
á- quien han seguido muchísimos intérpretes , entre ellos Lira , el
Tostado, Pereira, Delrio &c . ;
Ahora, si se mira el texto con algnna atencion particular ,
demás de hallarse obscurísimo [ como casi todas las profecias del
Santo Patriarca, enderezadas á sus otros hijos, las cuales, tal ver
no han tenido hasta ahora su perfecto cumplimiento, mas lo tendrán á
su tiempoj sise mira el texto, digo, con particular atencion, se concibe
mucha menor dificultad en acomodarlo á Sanson, que en acomodarlo al
Anticristo, porque al fin sabemos de cierto por la misma Escritura
que Sanson, aquel hombre tan singular, tan extraordinario, can único,
fue de la Tribu de Dan; sabemos que juzgó á su Pueblo , corrio
anuncia la profecia: judicabit poptilum suum : sabemos en suma,
otros sucesos particulares de la vida de Sanson, que tienen gran seme
janza con lo. que dice la profecia . Siendo ctto así , ¿ qué necesidad te
nimos de recurrir para el cumplimiento de la profecia á otra futura ,
infinitamente- incierta, de la que aliunde nsda consta, como es el
origen del Anticristo?
El segundo lugar de la Escritura que se alega para probar íl
»ngeh del Anticrisro de la Tribu de Dan, y por constgutente de
los Judíos, es el capuulo ocho de Jeremías, en donde se leet»
estas palabras: versículo 1 6 á Dan auditus est fremitus equorum
ejus, d voee hinnitaum pugnatorum ejus, commota est omnis ter
ra. Et venerunt, et devoraverunt terram, et plenituctinem ejus:
urbem, et habitatores ejus. Yo combido á cualquiera que sepa
leer, á que lea este capítulo ocho de Jeremías Despues que io
haya leido, con mediana atencion, le preguntaré j de qué misterio
se habla en él ? Y al puntome responderá sin que le queds duda, ni
aun sospecha de duda, que se habla manifiestamente de la venida de
Nabuco contra Jerusalen; se dice, que desde Dan se oye el relincho
de los «aballos, y la voz , y estrépito formidable de armas y de Sol
dados : porque la ciudad de Dan, qua priús Lat's dicebatur, fue con
quistada de seiscientos hombres de la Tribu de Dan, que le pudieron
el nombre de su padre y habitaron en ella, usque ad diem captivitaiif
sute. [ t ] Y esta ciudad de Dan era la primera hácia el Norte,
por donde debia entrar necesariamente el ejército Caldeo. Este es'
todo el misterio de esta profecia, daro y palpable. Los expo
sitores mismos lo entienden asi en sn propio lugar : aunque no
dejan muchos de añadir [ no se sabe para que ] que en sentido
alegórico se entiende, ó puede entenderse todo esto del Anticristo;-
con la cual advertencia parece, que pretenden una de dos cosa*
[ si acaso no son las dos á un mismo tiempo ] ó que el origen
del Antieristó de la Tribu de Dan, es una verdad bien com-.
probada por otra parre: ó que el sentido alegórico, es un sentida
á discreccion: de modo que con cualquier texto de la Escritura'
se puede probar cualqniera cosa que se quiera, con solo decir,
que aquel texto, tomado en sentido alegórico lo dice así
Ya que tocamos este punto, no perdamos la ocasion de decir
sobre él una palabra. Nos importa muchísimo para nuestro go
bierno entender bien, y tener bien presente lo que quiere decir
sentido alegórico. Si esta advertencia es inutil respecto de muchos,
pudiera no serlo respecto de algunos, á quienes tambien somos
deudores. Como alegoría y figura son dos palabras de dos len
guas que significan una misma cosa; asi sentido alegórico, no es
otra cosa que sentido figurado. Por lo cual, quien dice: esto se
entiende alegóricamente de aquello: lo que quiere decir es, esto es
una figura, ó una sombra de aquello Ahora: para poder defir
con verdad esto, se requiere entre otras condiciones, una absolu
tamente necesaria é indispensable. Es á saber: qus la cosa figura-
tfe los Judias como su verdadero Mesias: por cuyo motivo pasa
E> ¿sta noticia creida y recibida como verdadera entre los inter
pretes' de ia Escritura, ¿qué fundamento puede tener? ¿ Qnal po
drá ser su verdadero origen? ¿Habrá iobre elio a'gcna cosa en
la revelacion? No os canseis, Señot, inutilmente en revolver pa
ra esto tada la Biblia sagrada , Tampoco os canseis en pregun
tar á los mismos intérpretes- porque no hallareis otro fundamento
que una suposicion, sobre la cual, como si fuese indubitable, pro-'
ceden ya con gran seguridad. ¿ Que es esta suposicion La que
queda ya examinada y negada en el artículo primero: esto es ,.
que el Anticristo ha de ser un judio ó hebreo de la Tribu de .
L}an . En esta suposicion mirada como cierta , es ya facilísimo
seguir adelante con la historia. Las consecuencias son naturales ,
que por sí mismas se van presentando nna tras otra á ia imagi
nacion. Vedlas aqui .
íEl Articristo Judio! Luego por los judios deberá comen
zar: luego para hacer entre ellos una gran figura, deberá per-
suadirles en primer lugar, que él es el verdadero Mesías , que
ellos esperan f.segun sus escrituras] y deberá tambien ocultar
les, digo yo, debajo del mas profundo secreto , su origen de la
Tribu de Dan, porque si esto se llega á saber ó sospechar, se
habrá errado el tiro, y quedará todo perdido sin esperanza de
remedio; pues 'no hay judio alguno, aun entre la mas ínfima
plebe, que no sepa y crea que su Mesias ha de venir da la
Tribu de Judea, y de la familia de David; mas este secreto se
guardará fielmente. Prosigamos con nuestras consecuencias,>.
íEl Anticristo Judio, creido Mesias, y reconocido por tal
d« los Judios! Luego todos los. millares . ó millones de judios,
que estan esparcidos entre todas las naciones del mundo, vola
rán al punto á buscarlo, y unirse con el. íEl Anricristo judio,
creido Mesias, escoltado de millares ó millones de soldados volnn-
ürios, llenos todos de corage y -.di celo! Luego su primer pen
* 0
7fl
sarniento y sn primera expedicion deberá ser la conquista de la
tierra de sus padres, para evacuarla de sus usurpadores y volver
á establecer en ella á todas las Tribus de Jacob. En suma: ¡el
Aniicristo Judio, creido y reconocido por Mesias, conquistador,
y vtcino ds ia Palestina 1 Luego es naturalísimo que se oivide de
Babilonia, y ponga su Corte en ¡Jerusalen, donde estubo en tiem
po de David, de Salomon y de todos los Reyes sus sucesores.
Luego esta ciudad, arruinada primero por los Caldeos, y despu
es por los Romanos, volvera á edificarse de nuevo con mayor
grandeza y magm'ñcencia, por el trabajo, celo y furor de todas
las Tribus, ayudadas de todas las legiones del angel de guarda
del mismo Aniicristo: esto es, de Satanás ¡Qué consecuencias
tan naturales! Mas si por desgracia se halla falsa, y cae como
tal aquella suposicion sobre la cual se ha edificado coi> tan ni
mia confianza, ¡ no será tambien una consecuencia naturalísima, que
caiga sobre ella todo el edificio?
Este temor, que no es facil disimular, ha obligado á algunos
Doctores graves á buscaren la Escritura divina algunos otros funda
mentos , ó siquiera algunos pilares, con que sostener un edificio
tan vasto, y almismo tiempo tampoco fundado. Los que se han hallado
hasta ahora despues de infinitas diligencias, se miran comunmente por
insuficientes sino para asegurar el edificio, á lo menot para suplicar
por algu tiempo mientras se discurre otra cosa mejor. Veamoslos .
Dos puntos principales contiene toda esta noticia de que ha
blamos. Primero, que los Judios creerán, y recibirán por su ver
dadero Mesias al Anticristo. Segundo; que el Anticristo recibido
de los Judios por Mesias , pondrá la Corte de su Imperio en
Jerusalen. El primer punto se pretende sostener con aquellas pala
bras del Señor que se leen en el Evangelio de San Juan: ego
veni in nomine Patris meii le dice á los Judios ] et non acce-
fistis me: si alius venerit in nomine suo illum accipietitt [ i J
las cuales palabras, nos dicen, aunque no nombran- expresamente
al Anticristo, se entiende bien que hablan de él y' lo que anun
cian es, que los Judios recibirán al Anticristo, por su Mesias en
castigo de no haber querido recibir á Cristo.
Optimamente: y si estas palabras , d esta profecia del Señor
ha tenido ya su perfecto cumplimiento, ¿será bien en este caso
dejar lo cierto, por lo incierto, lo que sabemos, por lo que igno
ramos, lo que ya sucedio, por loque puede suceder ? ¿Será bien disi
mular el cumplimiento real y verdadero de la profecia, y esperar
.MONARQUÍA UNIVERSAL.
Bel Anticristo,
P. nes este hombre tan singular, este mísero jadio, este mago,
este seductor Insigne, viendose en el trono de Israel recibido poc
Mesias, amado y adorado de todas las Tribus, entrará luego en
los pensamientos de sujetar á su dominacion, no solamente la»
naciones circunvecinas, sino todos los reinos; principados y seño
rios; todos los pueblos, tribus y lenguas de todo el orbe de la.
tierra; sin duda para verificar en sí mismo aquellas profecias
que anuncian esta grandeza del verdadero Mesias, hijo de David.
Para poner en ejecucion un proyecto como este , deberá embiar
por todas las partes del mundo, ya predicadores, llenos de celo;
ya ejércitos innumerables y tortísimos, acompañados y sostenidos
por todas las legiones de Satanás : que unos con persuasiones,
otros con milagros estupendos, otros coa amenazas otros con fuerza
abierta, obligarán en fin á todo el línage humano á sujetarse y recibir
el yugo. El mismo Rey de Israel, acompañado de su Pseudo Profeta,
y. de su Angel de guarda Satanás, no dejará de andar como un ra-.
yo de una parte á otra: unas veces hácia el Oriente basta las
*ostas de la India y de la China, sin perdonar una sola de
las muchas islas de aquellos mare$: otras veces hacia el Norte
y Norueste contra los soberanos de la Europa ; otras hacia el
medio dia contra todas las naciones del Africa hasta el cabe de
Buenaesperanza: otras hácia el Occidente contra toda la América &c.
y siempre con tan feliz suceso, que en pocos años tendrá con
chuda y perfeccionada la grande empresa, y se verá servido,
honrado y aun adorado como Dios de todos los pueblos de la
tierra.
Ahora bien; y de toda esta historia ú de la substancia de
elia, ¿quien sale por fiador? ¿ De que arch.itos publicos é secretos
se han sacado unas noticias tan marabillosas? Se supone que no
hay ni puede haber otras que la revelacion, porque es historia
de lo futuro. ; Qnal es, pues, esta rebelacion? Examinémosla de
cerca v coa formalidad. .. ' s
Dos lugares de la divina Escritura se alegan, comunmente
para probar esta monarquía universal del Anticristo. EI primero .
8t
es el capítulo siete de Daniel en el cual nos señalan, y nos hacen
observar, no . ya, la quartg bestia terrible, y admirable• [porque
esta quieren que sea el imperio Romano J íino uno de los
cuernos que tiene esta bestia en su cabeza, que es el maror
de todos, de quien se dice y anuncia cosas nada ordinarias,
]¡iías despues. de. Ieido y considerando .todo lo que se anuncia,
de este cuerno ' terrible , asi como no hallamos vestiglo alguno
por donde poder' siquiera sospechar, que el cuerno instgne.. 6
ésta potencia, o este Rey haya de ser judio, ni ¡falso Mesías;
asi tampoco lo hallamos para creer ni sospechar su monarquía
universal- Lo que hallamos únicamente es, que esta potencia ú
este Rey será mayor que los otros diez que estan como el etV
la cabeza de la terrible bestia y' le 'sirven de cuernos ú de
arma* ítem: que humillará tres de estos dkz reyes [ de los oiros
siete nada ,se dice, ni los que quedan en lo restante de la tier
ra . 1 ítem, que lleno de altivez , orgullo y soberbia [hablará
blasfemias' contra el Altísimo y perseguirá á sus santos, En suma,.
que su presuncion será tan grande, que le parecerá posible y fa
cil mudar los tiempos y las leyes &c, para todo lo cual se da
ra licencia por algun tiempo. Esto es todp lo que se kc de
esta potencia n de este Rey en el capítulo siete de. Daniel. To-:
do lo cual asi como puede suceder en Asia, ó en Africa [don
de efectivamente lo ponen muchos interpretes, .señalando tambien.
los tres reyes que han de ser humillados: esto es el, de Ltbia,
el de Egipto y el de Etiopia] asi. puede suceder et\ Europa,
ó en América, sin ser necesario hacer á.este Rey. sea quien
fuere, monarca universal de todo el Orbe. De.ma* de esto, ¿c>--
rito se prueba que este cuerno insigne; que nace, crece y se
fortifica en la cabeza de la bestia, es propiamente el Anticristo
que esperamos, y no la bestia misma? Pero de esto hablare-,
stlos mas adelante. -.'.-:. .....
El segundo lugar que se alega es el cap. t\ di Apo
calipsis en ei cual se habla, manifiestamente,; del AntLn'to de
bajo de la metáfora de una bestia terrible de siete cabezas y.
diez cuerno?. Aqui pues, se dice que á esta bestia se le ¿:,.-i'
potestad, in omnem tribum et populum, et linguamet gttstev:, y
que la adorarán todos los habitadores de 4a tierra et üujrav:v.. ¡t
eam omnes qui inhavitant terram: yo creo firmemente. !o. que.,.
anuncia esta profecia, que en el asunto . de que hablamos me.
parece clarísima. Mas del; mismo modo me parecen cinmirnos^
dos equívocos que se -ven en su explicacion Primero: el t-xn>;
np dice que la potestad in omnem tribum et linguam et /io- ■,
puium et gentemj se le dara á un- Rey- ó á u¿ hombre ír.-.
c::o ca,a# ¿i3i> vtáic-4 ,.siw vo¿/.ii Oioiíst l»i> '-.u.i tastÁ¿ :.t3d...i
divida» y singular, qne es lo que se intenta probar. Solo di
ce, que ésta potestad se le dará á la bestia de que se va ha
blando; y esta bestia por todas sus señas y contraseñas está infi
nitamente distante de simbolizar nu Rey, una persona singular ó*
una cabeza de monarquia. Segando equívoco' el texto no dice
que todos los habitadores de la tierra adorarán á esta bestia con
adoracion •formal de latria como á Dios: solo dice simplemente
que la adorarán: et adoraverunt eam: y todos sabemos qne es licito
adorar á una criatura, mas no es lícito adorarla como á Dios. Nues
tro Padre Abrahan, por ejemplo, adoró á los Jueces de la Ciudad
de Heth; surrexit Ábramt et adoravit populum terne, filius vide-
ticet Heth; ¡ó cuan lejos estubo el Padre de ; todos los creyentes
de adorar otro Dios que al Dios de Ábranan! Éste punto lo to
camos ahora con tanta brevedad, asi por ser facilísimo de com
prenderse solo con insinuarlo, como porqae luego hemos de volver
á el, epando consideremos la bestia del Apocalipsis.
Entre tanto para no creer esta monarquia universal qne no
•consta de la revelacion, nos puede ayudar mucho otra cosa que:
consta de la misma revelacion: es decir, la Estatua de cuatro me
tales que. dejamos observada en el fenómeno primero: allí seha-
t>la de solas cuatro monarquias; ó reinos ó imperios célebres qne^
labrá en nuestra tierra, y el ultimo de todos se lleva hasta la
caida de la piedra, ó hasta la venida segunda del Mesias, como
allí probamos, Ahora, si fiíera de estos cuatro impertes, hubiese'
de haber otro, y este mayor que todos los cuatro, no solo
divididos, sino juntos, parece natural, que se dijese de él alguna
palabra, y no se pasase tan en silencio un suceso tan maravilloso.
Demás de esto, la piedra debe caer directa é indirectamente so
bre los pies y dedos de la grande Estatua, es decir, sobre el cuarto-
y óltimo reino dividido en muchos, y convertirlo en polvo junta
con toda la Estatua. Con que este cuarto reíno deberá estar exis
tente y entero cuando venga el Señor, porque de otra suerte la.
piedra errará el golpe, y la profecia no podrá cumplirse. Si este'
yeino esta exhtente y entero hasta la venida del Señor,, ¿a. donde'
reinará el Anticristo? ¿Como podrá ser monarca universal de toda
Ja tierra? Dicen, $ue todos los Reyes de la tierra, sin dejar'
de serlo se le sujetarán á su votntad, ó él los sujetará por fuerxn,
y le servirán con todo srj poder. Para lo cual alegan el capital»
37 del Apocalipsis, donde hablandose de diea Reyes» se dice:
fii anum concilium habent, et vtrintem. ei potestatem suam bes-'
il<e tradent .. . . Deus emm dedil. in carde eorum, ut dent rrgnunt
stutvi Mettice. Mas esta bestia de que se nabla, á quien los Reyes
darán su potestad, no por fuerza., sino voluntariamente, como se
infiere claramente del mismo texto, uta be;,:», 4 seta «caso oua
»3
Rey como elfos, ó aTgcn hombre individuo y singular?
Esto era necesario que se probase antes con buenas razo
nes.- y esta debia ser como basa fundamental, para poder elevar
seguramente en edificio tan baste, como es uní monarquía univer
sal: iu omnem tribum, et populum, et Intguam, et gentcm. Porque
si el Anticristo con qne estamos amenazados,. no ha de ser un
hombre individuo y singular sino otra cosa muy divena con esto
solo desaparece la monarquia universal, con esto solo quedan fal
sificadas todas las noticias de qne hemos hablado, y con esto so
lo se desvanece enteramente nuestro fantasma.
del Anticrista t
*3-
j] Isaice. c. 14.
2] Ezeq. 28. et 38. -- ' t" '"' ; < •s
.j] Daniel c. 8- et c. tz. '
4] Zacar. c. tj.
lamente de íos venideros tino quiza tambien de los presentes:
busquemos otro sistema y procuremos asentar otro principio, con
el cual puedan acordarse bien¡, y fundarse solidamente las noti
cias que "nos da la revelacion; proponiendolo en cualidad de una
merai. consulta, al examen y juicio de los
. - . ," • i • i • i
interesados,
SISTEMA. -
Segun todas las señas y contraseñas qne nos dan las san-
tas Escrituras, y otras nada equívocas que nos ofrece el tiempo,
que suele ser el mejor intérprete de las profecias, el Anticnsto
ó el Contra-Cristo , de que estamos tan amenazados , para los
tiempos inmediatos á la venida del Señor, no es otra cosa que
un cuerpo moral, compuesto de. innumerables individuos, diversos
y- distantes' entre sí; pero todos unidos moralmente, y animados
de ,un mismo; espíritu, advcrtiís Dominum^ tt adversas Cristum
'ejur. [i] Este cuerpo" moral despiíes que baya crecido cuanto
debe crecer por la agregacion de innumerables individuos ; des
pues que se vea. fuerte, robusto y provisto' con abundancia de
todas las armas necesarias; despues que se vea en estado de no te
mer las potencias dela riera; pot ser ya esras sus partes princi
pales: este cuerpo, digo, en este estado será el verdadero y único
Anticristo que nos anuncia:) las Escrituras. Peleará este cuerpo An
ticristiano con el mayor fureir. y con toda suerte de armas con.
tra el cuerpo místico de Cristo, que en aquellos titmpos se. ha
llará sumamente debilitado: hará en el los moyores.y mas lamen
tables estragos: y sino acaba de destruirlo enteramente, no se?á
por falta de voluntad, ni por falta de empeño, sino por Taita
de tiempo; pues segun la promesa del Señor, breviabin.iur dics
illi.... et nisi breviati fuhsent dies illi, non fieret salva onmís
caro. Por tanto se hallará nuestro Anticristo cuando menos !o
piense en el fin y término de sus dias, y en el principia del dia
del Señor. Se hallará con Cristo mismo que ya baja del Cielo
con aquella grandeza, magestad y potencia terrible y admirable
con que se describe en el captíulo 10 del Apocalipsis. En S3n
Pablo, en el Evangelio, en los Salmos, y en casi todos los Profetas,
como lo veremos en su lugar.
Para examinar este sistema, y asegurarnos de su bondad, no
[ 1 ] Id. 2. ad T/tesal, c. 2.
[2 J Vúe'.'e: i' 87 >,'ST.-'
. euencia se vera mas otara en la observacion que vamos á hacer
de las ideas que nos da la Escritura del Afticrisco mLmo con
fBe nos tiene amenazados.
- i ' • ,
. I3EAS DEL ANTICRISTO , QUE NOS DA
¡a divina Escritura.
S f.
l i ] Apoc. c. i t 7- .
f2
mayore?, Isaías, Jeremías, Ezeqnié! y Daniel: tomando de étits
do solamente los misterios, sino las expresiones, y muchas veees
las pchbras mismas como observaremos en adelante.
Pues como la tribulacion del Anticristo por confesion de
todos debe ser uno de Hos sucesos principalísimas, © el principal
tie todos, que hsu de proceder inmediatamente á la venida ó re
velacion de Jesucristo, es consiguiente que en e<ta admirable pro»
t ceja se recojan todas las 'noticias del Anticristo, que se hallan como
esparcidas en toda la Escritura divina: y en efecto asi es. Aqui *e
recejen todas, y todas se unen como en un punto de vista: aquí
se ordenan, se explican y se aclaran con otras mas individuales,
que no $e halian en otra parts- Siendo esto así, como lo iremos
viendo, y como ninguno se atreve formalmente á negarlo, aunque-
tiren algunos á prescindir de ello; busquemos ya al Anticristo en
esta última profecia.
Casi todos ios intérpretes del Apocalipsis convienen entre sÍ,
como en una verdad general, que la bestia terrible de siete ca
bezas y diez cuernos de que tanto se habla en esta profecia, cuya,
descripcisn en toda forma se lee en el capítulo 13, y cuyo fin
en el 15, es el Anticristo mismo, de quien hemos oida que ven
drá. Pues esta bestia, y todas las cosas particulares que se dice»
de ella ¿como.se podrán acomodar, como se podran concebir,
si se habU de una persona individual y sigular? Consultad sobre
esto los Doctores mas sábios é ingeniosos, que han explicado el
Apocalipsis. En ellos mismos hallareis la praeba mas convincente
de la imposibilidad de esta acomodacion: pues no obstante su in
genio y sabiduría que nadie les disputa, vereis claramente la di—
icultad y embarazo con que proceden , y la gran confusion y
©bscuridad en que nos dejan. La sola descripcion de la bestia t
aunque no se considerase otra cosa, parece incemodable á una
>persona singular. Repárese,
§7-
EL CUERNO UNDÉCIMO,
S 8.
BEFLECIQNES.
$ io.
-F*-
110
gan entre s! ana liga formal* .6 un tratado íolemne. de amistad*,
de uaion, de compañía: cuando esta bestia septiformc aparezca en
el mundo armada de añas de hierro, de dicotes grandes de hierro,
y tambien de diez cuernos terribles, ú de toda la potencia ds
los Reyes: caanda abra so boca horrorosa, in blasfemias ad Deum
blasfemare nomtn (jtts , et taberaaculum ejus, et eos, qui in cala
habitant: cuando en fin, se vea toda esta nube tenebrosa, y es
pantable encaminarse directamente adversas Dominum, et aaver-
sus Cristum ejus, con intencion determinada, con firmísima reso
lucion de no dexar en toda la tierra vestigio alguno, ni memoria
de Cristo &c. íQué tempestad! i Qué temor ! i Qué tribulacion ! Nías
es esto para considerarse, que para ponderarse can palabras.
No obstante, yo me atrevo á decir, sia que me qnede duda,
que si todo el Anticristo que esperamos, y conque estamos ame
nazados, quedase solamente en la potencia, y en el furor de esta
•fcestia terrible, no habría ciertamente porque temerla: no nos pudiera
hacer tanto daño como está profetizado: co hubiera nececidad de
abreviar aquellos dias: y él cuerpo de Cristo lejos de padecer algun
detrimento real: por eso mismo creciera mas, se fortificará mas, y
adquiriera nuevos grados de perfeccion. El gran trabajo es, que el
Aotictisto que nos anuncian las Escrituras no et solamente la bes
tia de diez cabezas, y diez caernos. Le falta á esta bestia, ó á
esta máquina para su total complemento uaa pieza importante, y
esencial, sin la cual la gran maquina quedara sin efecto, y no tar
dara mucho en disolverse Esta pieza importante necesita una obser
vacion particular.
en todas las cuatro partes del mundo, que los idolatras renuncien
á sus. ídolos, los Malvemetanos á su Mahoma; los Judios al Dios de
AhabráD, y los cristianos á Cristo, Este íique es fervor, y espí
ritu mas que apostólico. Les doce Apóstoles de Cricto lleuos del
-.S*ti>M-w.'Wi'iw-t->-.»---
[ J ] 2. a.i "Thesal. c. 2.
[aj] M.st, c. 24- f, tí. et 2.4.
"3
tos seductores, será sin duda en aquellos tiempos infinitamente mas
perjudicial, que toda la primera bestia, computa ta de siete cabezas,
y" armada con diez cuernos todos coronados, No espantará tan
to al cuerpo, ó al rebañ» de Cristo la nnerte, los tormentos, ios
terrores y amenazas de la primera bestia, cuanto el mal ejem
plo, la persuasion, la mentira, las órdenes, las insinuaciones di
lectas ó indirectas, y todo con ayre de piedad y máuiata de
religion: todo confirmado con fingidos milagros que el ccn.un de
los fieles no es capaa de distinguir de los verdaderos. -
(j^T Es mas que visible á cualquiera que se aplique á con*
siderar seriamente esta bestia metafórica, que toda ella es;una pro
fecia formal y clarísima del estado miserable en que estará en
aquellos tiempos la Iglesia cristiana, y del peligro en que se ha
llarán aun los mas de los fieles, aun los mas inocentes, y aun los
mas justos. Considerad, amigo, con alguna atencion :todas . iai:co-
sas generales y particulares que nos dice San Juan de cstai. bes
tia terrible, y me parece que no tendreis dificultad. en encender ío
que realmente significa, y lo que será ó podrá ser en - aquellos
tiempos de que hablamos, la bestia de dos cuernos. JE I te'pecto
y" veneracion con que miro, y debemos mirar todos tios, .rieles
cristianos á nuestro sacerdocio , me obliga á .andar con. «seos
rodees, y cierto que no me atreviera á tocar este pumo-, sirwj
estuviese plenamente persuadido de su verdad, de su importancia
y aun de su extrema necesidad.
Si, amigo mio, nuestro sacerdocio: este es, y no otra cosa
él que viene aqui significando, y anudando para los últimos
tiempos debajo de la metáfora de una be^ lia con dos cuernos
semejantes á tos del corde-4.v Nuestro sacerdocio, que como ,bue.a
pastor, y no mercenario debia defender «I rebaño de Cristo^ jr,
poner por ¿I su- propia vida, será en aquellos tiempos su, ma
yor ' escándalo, y su mayor y mas próximo peltgro. ¿ Qué -te
neis qu'e estrañar esta proposicion? ¿Ignorais acat.o la historia h
¿Ignorais los principaJes y mas - ruidosos escándalos del iacerdo--
cio hebreo? ¿Quién perdio enteramente á .-los judios sieo >usa-f
cerdocio? Este fué el que reshtio de todos modos al Medias
murro;' rio obstante que lo tenia á la vista, oía su voz, y 30-
miraba sus obras prodigiosas. líste fué el que cerrando sus ojos.
ala luz, se Opuso obstinadamente á los deseos y clamores de
toda la nacion que estaba prontísim.r á recibirlo, y lo aclamaba
á gritos, por hijo de David, y Rey de Israel. Este tué el que
á todos le s' cerró los ojos con miedos, con amenazas, co:tt perrs
secuciones, con calumnias groseras, para que no viesen lo mismo
que tenían delante, para que—desconocitseu á u esperar.*» deis*;
H4 , -.>
faél, para que olvidasen enteramente sus virtudes, sa doctrina, nft
beneficios, sus miiagros, de qne todos eran testigos oculares. Es-
te tn fia les ab/io la boca, para que fet negasen, y reprobasen
1-túblicameme, y {a pidtesen á grandes voces para el soplido de
a cruz.
Ahora digo yo* ¿este sacerdocio fo era acaso cte atguo ídolo
é de 3¡./,ur.a t.llka religion ? ;, II bia aposnllado formalmente de fa
verdadera religion que profesaba? ¿Habia perdido la te de sus
escrituras y la esperanza d; su Mesías? ¿No tenia en sus maros
las Escrituras?- ¿No. podia mirar en ellas como en un espejo cia
r'¡Hjao la verdadera imagen de su Mesias, y cotejarla con el ori
ginal que tenia presente? SI: todo es verdad: mas en aquel tí-m—
po y circunstancias, todo t:to no bastaba, ni podia bastar. ¿Por
qu4? Porque la iniquidad de aquel sacerdocio, generalmente ha—
blando,. habia llegado á lo sumo. Eraba viciado por la mayor*
y ntaxi-tto parte: estnba Heno, de malicia, de dolo, de hipocre
sía, de avaricia, de ambicion: y po» consiguiente lteua tambien
de temores y respetos puramente humanos, qae son los que se?
llaman ea la Etcrnura prudenn* capuU, et amkhia hujus mun~
di, incompatible con ia amistad de Dtos. Esta fué la vetdade—
aa causa de la reprobacion del Mesias, y de todas sus funesta*
consecuencias.* la cual no se abergomó aquel inicuo sacerdocio de
producir en pleno concilio: itic huma, multa tigna facit: si- di—-
otirtimus ewn sic, onurts ctedeni in eum,. tt uenünt Romani^
«t tallenf. noslrum lóeum, et gentil*. [1}
¿Qué tenemos pues, que maravillarnos de que el sacerdocio
«ristiano. pueda en algun tiempo imitar en grao parte la iniqui-
dadV.4el sacerdocio hebrea? ¿Qué tenemos que maravillarnos de
que x sea el únicanunoe simbolizado en esta bestia de dos cuennosí
Los que ahora se admiren de esto, á se escandalizaren de oirlo^
ó lo tuvieren po? un despropósito increíble, es muy de temer„
que llegada, la ocasion, sean los primeros presos en el laso. Pot
lo mismo que tendrán por increible tanta iniquidad en personan
Jan sagradas, terdráa tambien por buena la misma iniquidad. ¿Qr:é
Itay que maravillarse despues de tantas experiencias? Asi como
eo todos tiempos han salido del sacerdocio cristiano bienes ver--
tfedero*, é- ines.timaHes, «,t»•* han edificada y consolado la Iglrsi*
de Crí.to, ari han saJtdo innumerables y gravísimos males, que le
han escandalizado- y afligida. ¿ No gimio todo el Qrbe cristia
no- en tiempo de los Árdanos? ¿No se admiró de verse Ari*
§12.
i Teytau . . * s Gigas,.
3 Lamperas , « 2 Lucens.
3 Lateynus . . » 3 Intimas*
4 Pichetes « - . 4 Víctor.
j| Evantas . . * 5 Floridns.
íí Kafcos odeges .,. o Parvus drtx?.
7 Aletes blabqros. 7 Vere boxíus.
8 Palebuscuuos ... ¿ Dies ¡ovidos..
9 Amnos adikos . 9 Agnns injustas*
10 Oculpios . . « 10 Trajanr».
REFLEXIÓN.
§ 13.
[1 ] Mich. c. 2. f. 11.
fcij Lue. c, 19. t. 8,
*7
130 • ,,
<Jcsde ahora, no digo ya como ciertas é indubitables , sino á t*
menos como verosíroil«. Preparados con ellas, y habiendo entrado
siquiera en alguna sospecha, les fuera ya bien facil estudiar los tiempos,
confrontarlos con las Escrituras, advertir el verdadero peligro, y por
consiguiente no perecer _en di. No se perdieran tantos como ya se
se pierden, y como ciertamente se han de perder; estuvieran en mayor
vigilancia conira los faUos profetas, qai veniunt in vestimeníis ovium,
iatrinuius autem sunt lupi rapaces. Sobre todo, se llegaran mas
á Jesus: se unieran mas estrechamente con Jesas: procuráran asegu
rarse mas con Jesus, ciertos de que nan est in alio aliquo salus.
Se aplicaran, en fin, mas seriamente á redoblar y fortificar siempre
mas aquella cuerda tan necesaria y nm precisa, en que consiste
el ser cristianos; sin la cual, imposibiU est &c. Mas el trabajo
es, que no siendo estas las ideas del Anticristo que se hallan es
los Doctores, no tenemos gran fundamento para prometernos este
bien¡.
Este temor parece, sin duda', mas bien fundado respecto dfe
aquellos Doctores que ya habian tomado su partido sobre la inte"
ligencia general del Apocalipsis. Por ejemplo, los que hubieren adop
tado como bueno aquel sistema que propuso con su sólida elocuen
cia Monseñor Bosuet, á quien siguio el Padre Calmet, buscando,
como él dice, el sentido literal de esta profecia. Estos Doctores*
por tantos títulos grandes y respetables, pretenden con grande apa
rato de eredacion, que dicha profecia se verificó ya toda ó casi
toda en las antiguas persecuciones de la Iglesia y en sos perse
guidores. Especialmente todo cuanto se dice desde el capítulo 12
hasta el 20 inclusive. Esto es la iuuger vestida del Sol, los misterios
de la bestia, tantos y tan grandes: las Phialas : la meretrix : la
venida del Rey de los Reyes coa todos los ejércitos del Cielo:
Ja rnyna entera de la bestia: la prision del diablo: la vida y reino
íie los degollados per annos milte é-c, todo esto, dicen, se verificó
en la última persecucion de Diocleciano, y en Diocleciano mismo.
Este Emperador, prosiguen diciendo, es el que viene aqui signi
ficado, y anunciado en una bestia terrible de siete cabezas y diez
cuernos.
Si preguntamos, ¿qué significan en nn mismo Emperador siete
cabezas? Nos responden, que significan siete Emperadores, que ya
juntamente con Dioclesiano, ya despues de su muerte, persiguieron
á la Iglesia de Cristo, continuando la misma persecucion . Estos
fueron Diocleciano, Maximiano, Galerio Maximino, Severo, Maxencio
y Licinio. Reparad aqui dos cosas importantes, Primera: que en
esta lista falta Constancio Cloro, el cual fue Emperador juntamente
con Diocleciano, Maxímiano, y Galerio: y dominó en las provin
cias mas occidentales del imperio, esto és, España, Francia, logia
terra &c. ¿Porqué* pneí, se omite este Emperador ? ¿ Acaso por
que no quiso admitir el Edicto de persecucion formal, y declarada?
Si amigo, por esto: porque esto no puede componerse bien con lo
que dice el texto sagrado de la bestia: et data est ei poltstas in
omnem populum, et tribum, et linguam, et gentem, et ndoraverunt
tttm omues qui inhabitant trrram . Segundo reparo: si las siete.
cabezas de la bestia significan los siete Emperadores que persigáis roa
á la Igle'-ia junto con Diocleciano, y despues de Diocleciano con
tinuando la persecucion: luego doró muchisimo mal de lo que amm-
cia expresamente la profecia, que dice de la bestia: et data est
ei potestas facere rmnses quadraginta duos: y la persecucion
de ios tiranos duró cerca de veinte años. Luego nada se con
cluye coo probarlos con tanta erudicion que los Edictos publico»
de persecucion, solo duraron cuarenta y dos meses. Si la perse
cucion duró veinte años ; qué importa que los Edictos no durasen
tanto ? ¿ Es creib e que la profecia tubiese por objeto lo material de
los Edictos, y no lo formal de la persecucion?
Prosigamos: los diez cuernos de la bestia, tqué sigfican en
este sistema? Aquí se topa con Otro embarazo mucho mayor, y
mas insuperable. El texto 'dice claramente que significan diez Re
yes , que darán á la bestia toda su potestad ; et fotestatem
suam bestia tradent. Y este sistema lo que dice es, que signifi
can ó pueden significar las naciones bárbaras, que destruyeron
el imperio romano , las cuales , como afirman moches autores ,
fueron diez. ¿ Mas estas naciones destruyeron , ó acometieron al
imperio Romano en tiempo de Diocleciano? ¿Estas naciones le dieron
á Diocleciano, y á sus seis compañeros toda su potestad t ¿Estas
naciones que aparecieron despues de Diocleciano, le pudieron servir
como sirven á una bestia sus cuernos ? ¿ Mas la bestia de dos cuernos
que hace tanto ruido en la profecia , qué significa? Significa , ó
puede significar, ya la filosofía, ó los filósofos que eo aquellos
tiempos escribieron contra los cristianos é impugnaron el cristia
nismo: ya tambien, y mas propiamente significa , ó simboliza á
Juliano Apóstata, el cual con voz de dragon, esto et: con artificio,
y dolo obligó á los cristianos á tomar el carácter de la prirrtera
bestia: id est: suscitó la persecucion, y en este sentido hizo ocluel
gran milagro de curar la cabeza herida de muerte: y d¿ Juliano
se puede entender el otro enigma, et ipsa octava est, et de septem
est: porque fue el octavo respecto de los siete Emperadores arriba
dichos, que persiguieron la Iglesia, mas en cuamo perseguidor se
puede contar por uno de los siete 8tc. Últimamente el enigma pro
puesto en el número 666 no contiene otro misterio, en este sis
tema, que el nombre de Diocleciano, añadiendole Augustus , que
parece lo mismo que decir: r i cor-tcter de siete Emperadores, que
y a con Oíocletiano, ya despees de el, persiguieron á la Iglesia fue
el nombre del mismo Diockciano.
No hace á mi proprsito una enervacion mas prolija de este
sistema. Cualquiera que lea estos autores, y cor-fronte lo que dicen
con el texto de la profecia, será imposible, á mi parecer, que no
repare casi á cada pa'O la impropiedad suma de las acomodaciones!
Ja fuerza, que tal vez es menester hacer: la omision total de muchas
circunstancias bien notables: la ligereza en fin con que apenas se
tocan algunos puntos, dejandolos. luego al instante siguiente para
yoner á otros, como >si ya quedasen suficientemente explicados-
Dt-mas de esto, jo hago esta breve reflexion. Todos los misterios
de la bestia del Apocalipsis re verificaron, segun este sistema, en
la persecucion de Üiocleciano: y con todo eso ninguno los entendio
en aquel tiempo, ni aun en el siglo siguiente que fue tan fecundo
de Doctoras, El enigma de que lumos hablado, no contenia otra
cosa, que el nonbre del Príncipe perseguidor, sin duda para que
los fieles lo conociesen, y con e;ta noticia se preparasen y ani
masen, para no desfallecer en aquella gran tribulacion: y con todo
eso los fieles no supieron en aquel tiempo lo que contenía el enigma,
y tal vez no tuvieron noticia de tal enigma, el cual solo se vino
Á entender mas de mil y trescientos años despues de la necesidad,
cuando su inteligencia no paede ya ser de provecho alguno, ¿ Ejs
esto verosímil ?< Es esto creible ? ¿Es esto digno de la grandeza
de Dios, de su sabiduría, de su bondad, de su providencia ?
El sapientísimo autor de este sistema , se hace cargo en sil
profecia de esta dificultad, de lo cual procura desembarazarse, dici
endo brevemente, que puede muy bien verificarse una profecia, sin
que por entonces se entienda que se ha verificado, sino que está
venga á entenderse mucho tiempo despues, Y como si esta pro
posicion general I y para el asunto obscurísima 1 se la negase alguno,
la'pruebacon un hecho: esto es, que cuando Cristo entró en Jerusalen,
sedens super pullum asime, se verificó la profecia de Zacarías ,
f t i que asi lo tenia anunciado; y no obstante dice el Evangelista
San Juan; i 2 1 heec non cognoverunt discipuli ejus primumj sed
quando glorificatus est Jetus, tune recordati sunt, quia hac erant
scrifta de eo, ei htee fecerunt et Bien. Y porque los disícpulos que
[ 1 1 Zachar. c $; f. 9.
[1] Juan* c, 12, f. 16,
. simples
•tran ltombres v . no conocieron por entonces
é ignorantes . «3
que,
aquellas .osas estaban escritas del Mesías, ¿ por eso no lo conocieron,
'6 no debian haberlo conocido los sacerdotes, los sábios y Doctores
de la ley? ¿ No sabían estos, ó no debian saber, que aquel ruidoso
suceso que acababan de ver por sus ojos de Ulo scriputm erat ?
' i No debia ser para ellos este mismo sticeso, una prueba mas entre
tantas otras, de que aquel era el Mesías? ¿No les dijo el mismo
Señor en este dia, cuando pretendian que hiciese callar á la lru-
chedumbre, que á gritos lo aclamaba por hijo de David y Rey
de Israel: dico vobis, quia si isti tacuissent, lapides duntabnnt'i
'[¿7 ¿Como pues, podremos con verdad decir, que se veriíicó esta
'profecia de Zacarías, sin que ninguno la entendiese ?
¿Asi podremos tambien decir, que se veriftcó la reprobacion
del Mesías, su muerte , su resurreccion &.c. de que hablan ios
iprofetas y salmos, sia que ninguno lo entendiese r Mas esta falta
de inteligencia [asi se puede llamar '! fue una de lab culpas pra
vísimas del sacerdocio, el cual teniendo en sus manos las Esiri
turas [en este asunto clarísimas, no enigmáticas ni metáforicas ]
y pudiendo confrontarlas con lo que tenían delante de sus ojos,
no quisieron hacerlo, porque los cegó su maüiia, é iniquidad,
excecavit enim eos malitia corum. Esta iniquidad y malicia, jun
tamente con las falsas ideas tambien culpable* que tenían de su Medias,
fueron la verdadera causa, y para no que advirtiesen el cumpltmiento
'pleno de muchas profecias en aquella persona admirable que ttnian pre
sente. Todo esto que acabamos de decir, patece claro que no compete
á los cristianos en tiempo de la persecucion de Dioclecisno, res
pecto de la inteligencia de las metáforas y enigmas, de que está
lleno el Apocalipsis al tiempo que florecian tamos Doctores san
tísimos y sapientísimos Fuera de que aun hablando de solos los
discipulos, no se puede decir que se verificó la profecia sin que
estos la conociesen á tiempo: pues aunque no lo conoci-. ron iído
dos meses despues, entonces era puntualmente cuando intpcrtaba
e*ta noticia para confirmar mas su predicacion mostrando á les
judios, asi la profecia, como su pleno cumplimiento de que teda
Jerusalen era testigo.
El mismo autor como tan sabio y tan sensato, no solamente
penetró bien la disparidad, sino que tuvo la bondad de no disi-
Tmolarlo, haciéndonos el gran bien de confesar ingenuamtnte jus
verdaderos sentimientos. Asi dice aqui, y io repite tres ó cuatro
veces en otras partes, que la inteligencia ó sentido que el procura
dar al Apocalipsis en su sistema, no impide ni se opone au sens
saché, no se opone á otro sentido escoadido y oculto, que pue.de
*34
tener toda la profecia: en el cual »?ntldo se verificará cuando sea
su riímao. Esta confesion, digna curtamente de un verdadero sabio,
le haca un grande honor al gran Bosuet, y ni Apocalipsis un ser—
vicio de suma importancia Esta profecia admirable se verificará toda
a su tiempo en este sentido escondido: dans ce sens caché. Por
eo.iiguiente así el sentido en que ta explica este mismo sabio, co-
m ) el seitilo en que se ha explicado basta aqci no son verda
deros sentidos, sino acomodaticias, ni pueden impedir que se veri-
íque dnts le sens caihé esto es, en sa propio y natural sentido.
La reflexion general que acabamos de hacer sobre este sis-
temí, la podeis aplicar con mucha mayor razon al extraño sistema
del doctísimo Arduino, el cual con no menor aparato de erudicion
y de ingenio, pretende acomodar todo el Apocalipsis á la des-
truccion de Jerusalen por los romanos. Y esta misma reflexion
general la podeis extender con gran facilidad á cualquiera otro
sisiema que reconozca en el Apocalipsis una profecia enderezada
inmediatamente i la segunda venida del Señor, comprehendidas
las otras principales que la han de preceder, acompañar y seguir
«o mi lo persuaden eficazmente todas las señales, las notas las cir
cunstancias, las tocuciones y alusiones de la misma profecia, desde
el principio hasta el fin, y como lo reconocen y confiesan, á
lo menos en la mayor parte, casi todos los Doctores ,
Por último [ y esto es lo principal á que debemos atender "].
.J Qué fruto real y sólido, podremos esperar de todas estas aco
modaciones ? Yo no dudo de la optima intencion de sus autores,
y comprehendiJos bien el fin honesto, religioso y pío, que pro
pusieron contra el abuso enorme que hacian del Apocalipsis algunos
-liereges de su tiempo. Mas con todas estas buenas y optimas in
tenciones, las resulias puedeo ser muy perjudiciales . Si las cosa»
tan grandes que se nos anuncian en esta profecia, tan conformes
eon los Evangelios, y con otras muchas Escrituras: si estas cosas
grandes, capaces por sí solas de infundir en quien las cree y con-
sidera, un santo y religioso temor: si estas cosas ya se verificaron
ti los primeros siglos de la Iglesia; luego ya nada tenemos que
temer; luego podremos vivir sin cuidado, respecto de otros anun
cios tristes; luego podremos dormir seguramente ; luego ya no
fcaVÁ en adelante cosa de consideracion que pueda interrumpir
too *s tro reposo; luego. ...¡ Qué consecuencias! Estas parecerán todavü*
toa* funestas por lo que vamos á obaetvar.
-ni
XA MtJGER SOBRE LA BESTIA.
1 1] Ezeq> c. 33.?. 6,
i3<S
sino dar solamente nna ligera idea mas suficiente para muchos dias
de meditacion-. - - - - «. r
Dos cosas principales debemos conocer aquu Primera { Quien
es eua muger sentada sobre la bestia? Segunda. ¿ De qué tiempos
se habla en la profecia, si ya. paiados, respecto de nosotros , ó*
todavia futuros ? Cuanto á lo primero, convienen todos los Docto
re?, sin que haya alguno que lo dude, á lo menos con fundamento
razonable, que la muger deque aqui se habla es la ciudad misma
de Roma, capital en otros tiempos del mayor imperio del mundo*
y capital ahora, y centro de unidad de la verdadera Iglesia cris
tiana. En este primer punto como indubitable no hay para que
detenernos. Cuanto á lo segundo hallamos solas dos opiniones en
que se dividen los Doctores cristianos. La primera sostiene, que
la profecia se cumplio ya toda en los siglos pasados en la Roma
idólatra y pagana. La segunda confiesa, que no se ha cumplido hasta
ahora plenamente; y afirma que se cumplirá en los tiempos del
Anticristo en «tra Roma dicen, todavia futata, pero muy diversa de
3a presente, como veremos luego.
Consideradas atentaminte ambas opiniones, y el modo obscuro
y embarazoso, con que se explican sus autores, no es muy difícil
averiguar el fin honesto que se propusieron, ni la verdadera causa
de su embarazo, ni tampoco sus pias intenciones de que no pode
mos dudar El punto es el mas delicado y crítico que puede imagi-
írnase. Por una parte, la profecia es bastantemente terrible y admi
rable por todas sus circunstancias, Asi los delitos de la muger ,
que claramente se rebelan, como el castigo, que por ellos se anuncia
son innegables. Por otra parte, el respeto, el amor, la ternura,
el buen concepto y estimaciou con que siempre ha estado esta
misma muger, abolida la idolatria, respecto de sus hijos y sub
dito?, hace increibte é inverosimil, que de ella se hable, ó que
en ella puedan jamás verificarse tales delitos ni tal castigo. Pues
en esta constitucion tan crítica, ¿qué pattido se podrá tomar ?
Salvar la verdad de la profecia es necesario; pues nadie duda de
su autenticidad. Mas tambien parece necesario salvar el honor de
la grande Reyna, y calmar todos sus temores. Como ella nb ignora,
quod expresum est in scriptura veritatis: como esto que está ex
preso c¡ la Escritura de la verdad, la debe ó la puede poner en
grandes inquietudes, ha parecido conveniente á sus fieles vasallos
librarla enteramente de este cuidado. Por tanto, le han dicho unos
por ui lado, que no hay que temer, porque la terrible profecia
ya se verificó plenamente muchos siglos há en la Roma idólatra
y pagana, contra quien hablaba. Otros no pudiendo entrar en
esta idea, que no repugna al texto y al contexto, le han dicho
no obstaste, por otro lado, que por eto no hay mucho que temer;
r37
pnes annqne la profecía Se endereza visiblemente á otros tiempos
todavia futuros; mas no se verificara en la Roma presente, en
la Rama cristiana, en la Roma cabeza de la Iglesia de Crino ,
tino en otra Roma infinitamente diversa, en otra Roma, com
puesta entonces de idólatras é infieles, los cuales se habíán hecho
dueños de Roma, echando fuera á el sumo Sacerdote, y junto roa
él i toda sn Corte, y á todos los cristianos. En esta Roma así
considerada se verificarán (^concluyen llenos de confianza] los delitos,
y el castigo anunciado en esta profecia. Exáminemos brevemente
estas dos opiniones, ó estas dos consolatorias, confrontándolas con
el texto de la profecia.
PRIMERA OPJNIOiJ.
PRIMERA DIFICULTAD .
SEGUNDA OPINIÓN.
w Mich. c (T,
Psaim 44»,
t¿] M*u f. i% (t j«
-r % 'Ci
T47
¿ellcado, esta fornicacion metaforica debia explicarse en primer
lugar, como que es el delito principal y la raíz de rodos los
otro'¡ delitos, de que la muger es acusada. Por este dcliio se lo
da el nombre de fornicaria, meretriz y prostituta; y por este
delito se le anuncia un castigo tan púbiico y ruidoso. En e-te
punto tan substancial de la profecia es clarísimo el equívoco <í
«orhma con que se huye de la din ultaJ, sin duda por suma de
licadeza, dejando encubierta la verdad. La fornicacion en frase de
la Escritura [ nos dicen todos, como que van: muy de prisa, y no
{Hieden detenerse en estas menudencias j no es otra cosa que la
Jolatria De esta idolatria con nombre de fornicacion reprehenden
frecuentemente los profetas á Jerusalen, y por ella la llaman me-,
ri-tnz, fornicária y prostituta. Con que el acusar de fornicacion
á Roma futura, concluyen seguramente, no es otra cosa que darle
en cara con su antigua idolatria, y anunciarle,, para otrqs ^ícbW
pos «tra nuera , y por una y otra el mismo castigo, - . ,i;_> /. . \
¿Mas será creible, digo yo, será posible, qae los , que así
discurren aunque vayan de prisa, no vean ellos mismos la sama
diferencia entre una y otra acusacion? ¿Será posible que siquiera
Do reparen en la diferencia de cómplices, que tan claramente se
ijombran en los profetas y en el Apocalipsis? La fornicacion de
Jerusalen, dicen los profetas, era con los Reyes de palo y de ,p¡e«
dra. La fornicacion de Roma, dice el Apocalipsis , será con lnte
reyes de la tierra: et fornicata est cum l.tpide , et ligno—iutn,
im fornican sunt Reges terra. ¿Es lo mismo Dioses ó idolos
de palo y de piedra, que Reyes de la tierra? La fornicacion de
Jerusalen no era ciertamente otra co a que la idolatria. ¿Y la for
nicacion de Roma cual será ? Será, si a.i quiere llamarse, alguna
«''tra especie de idolatria; mas r.o u minada en, dioses falsos de
palo y de piedra, sino en Reyes de la tierra vives, y verdaderos;,
pues estos son los • qómplices clara y «presamente nombrados»;
¿A qué viene, pues, aqui la idolatria?, ¿Y la, idolatria en frase,
de la Escritura; y en el sentido en que la enticr.de todo el mundo?,
¿No es. este un equivoco y sofisma claro y manifiesto ? ¿ No es.
del mismo nodo. manifiesto y claro el motivo que tiimn ios Doc
tores para no «xpiicarse en este punto? ¿V no, es asi ns.iima,"
claro y palpabte el daño gravísimo, y las pelmas consecuencia!.]
que pueden venir de aqui? Mientras la, . Rey na no viere denrrai
de sí idolo alguno, le parecerá que está segurísima, que rada hay.
que temer, que todo camina optimamente, porque asi se lo dicen
sus Doctores con optima intencion, y dirá co: fiadamente; in corde
tfio:. sedea^ Regina* et vidua, MOXk.. suni, et Jiunim non videbo^uet,
I* ¿dolama antigua de Roma es un dciiio-ya*inu/ pasado, y tuii-
148 - •- 's
cientemente purgado ' Comolaía en estas reflexione* , parece mny
posible y muy facil, que se descuide en algun tiempo, y que res
friada la cattdad, dé lugar á pensamientos indignos de su dignidad,
ni haga mu.ho escrúpulo en cometer aquellos miamos excesos de
qne el texto habla, no teniendo por fornicacion, lo ¡que lo es eo.
realidad i Oh que consecuencia ! -
La idolatría de Jerusalen que fue la principal causa de so
ruina- en tiempo de Sabtno; es certísimo que la llaman fornica*
cion Jos' proRtás de Dios: mas, ¿porqué razon le dan este nom
bre? ¿Acaso precisamentei porque adoraba los ídolos? Parece que no*
porqué Tos mismos protetas hablando muchas veces de la idolatría
•te otras ciudades de las gentes, jamás le dan el nombre de forni
cacion. Solamente en el profeta Njuut capítulo 3. se halla esta'
palabra hablando de Ninive, á quieo llama meretrix speciosa, et
traia: mas por todo el contéxro se conoce claramente , que las
fornicaciones de esta meretriz, no se toman aqui por el cuito de
los ídolos', sino en otro sen-ido muy diverso: esto es, por los
atractivos, las gracias, los artificios, el dolo y engaño con que
Ninive se hacia mirar y almiar de otras naciones circunvecinas:
con que las atraía así, les daba la ley, las sujetaba á su dominacion,
y las trataba despues con suma crueldad. A todo esto llama et
profeta las fornicaciones de Nintve: propter multitudinem forni-.
cationum meretHis spec>osje , et qrat-e , et habentis maleficia i
ftlie vendit gentes in fornirationitus suis , 6-c Mas la idolatría-
de Jerusalen, y de todo I>r> el, tu ía una circunstancia gravísima
que la hacia mudar de especie; y por esra circunstancia merecia el
nombre de fornicacion , ú ce adulterio, que de ambos nombres
osan indiferentemente los profetas.
Uri autor gravísimo * pretende defender á Roma por otro
Camino bien singular. Dice que la profecia. no puede hablar de
Roma cristiana, y lo prueba con esta única razon: si la profecia
hablara de Roma cristiana, no la llam.ua meretriz, ni prostituta, ni
fornicária, sino solamente adúltera, que es el nombre que merece
una muger casada inftel Asi como añade ( y esto es lo mas dig
no de reparo I así como Cuando los profetas hablan de la idola
tría de Jerusalen,'-que era muger ca ada, no menos que Roma le
dan el nombre de adulterio, y á ella el de adultera. Este sábio
digno por tantos títulos de toda vereracion, parece que aqui no
consideró bien lo que abanzaba. Es cierto que á la idolatría de Je-
rusaten, Esposa de Dios, le dan los profttas algunas veces el nora—
[t ] l'asi(B c. 3. f. 12.
[ú] aJ Ron. u tííir.iZji .. .. /_ í\_ ,i
i>3
gado suficientemente. Demas de esto, el culto externo, ó el ejer
cicio externo de ia religion estaba corriente; juge sacrificium, la.
¿racion y sus ¡tiempos, los ayunos prescripto?, las fiestas solemnes,
«1 sábado &c. todo se observaba escrupulosamente, tanto que algu
«as observaciones pasaban al extremo de nimiedad: habia, en ella
muchos justos de que hacen mencion los Evangelios, toda la ciu
dad en suma, era y se llamaba con propiedad la Santa Ciudad:
pues este nombre le da el Santo Evang lio aun despues de la
muerte del Mesias [ijcon todo eso, Jerusalen estaba entonces
en tan mal estado en los ojos de Dios , que el Mesias mismo
fievit siiper Mam} y uo swlamente ia hallo digna de sus lagri
mas, sino tambien de aquel terrible anatema que fulminó contra
elia en forma de profecia: venient dies in te , et iirtundabunt
te inimici íui vallo et circumiabunt te , et coangustabunt te
undique: et ad terram prosternent te et filias tuos, qui in te
sunt, et non relmquent in te lapidem super lapidem. [ 2 ]
Esta profecia del hijo de Dios se verificó plenamente pocos
años despues, ni fue necesario para su perfecío cumplimiento que
Ja ciudad volviese á la antigua idolatria: ni que fuese tomada por
algunos príncipes Emicos , que desterrasen de ella la verdadera
religion, y subsitituyesen el culto de los idolos. Nada de esto fue
necesario. Jerusalen fue castigada, no por idólatra, sino por inicua: no
por sus antiguos delitos, sino por aquellos mismos que ei¡ Señor la
habia reprehendido máximente en su Sacerdocio: los cuales se pue
den ver. en los Evangelios que bien claros están. La semejanza ,
pues, corre libremente por todas partes sin embarazo alguno, y la
explicacion por si misma se manifiesta.
del Anticristo.
de la dificultad.
-. .. .«--.£
£-í] Gen, c, <T. '/; { .-.'
i<6
hablando con cada uno de elfo* en singular, tes anuncia so snerte
futura: v. g. lssachar asinus fortis: Benjamín lupus rapax: Neftalí
eervus emissus é-c . ¡_ i ] ¿ Quien dirá que Moy-es habla con la
persona singular de su padre Jacob, cuando dice en sus libros
frecuentemente: audi Israel, observa Israel, Deum, qui te genuit
dereliquisti, et oblitus es r Cuando dice en singular que Dios en
tregó en su? manos ai Cananeo, y que él lo mató ; tradidit
Cananenm quem Ule interfecit, b-c ¿Quirn dirá que David habla
de ua hombre individuo, cuando dice en singular: exurge Domine
non tonfortetur hamo: zznon timebo quidfaciat mihi homo: =. quo~
xidm con íul1 avit me homo: = pam m Angelorum manducabit homo!
Quien dirá que Laias habia de algun hombre individuo, llamado
Egipto, cuando dice: [ ¿¡ l Egiptus homo et non Deus* é-c. De
estos ejemplares pudiera citar con poco traba¡o material dos á
íres' mulares, porque Cue es un modo propio de hablar en toda
suerte de Escrituras sagradas y' profanas, cuando se habla de mucho*
que moralmente componen un todo-
" El' mismo San Pablo { j ] habló ciertamente con todas faí
gentes critianas entonce? presantes y futuras, y no obstante casi
siempre les habla en singular, como si hablase con un solo indi
vidua v . g. tu autem cuín oleaster esses insertus in illis et
tocius raaicis , et pinguedinis oliva fattut es t noli gloriari
adversas ramos: quod si gloriaris non tu radicem portas , sed
radix- te- Tu autem fi.de ttasi noli altum iapere, sed timr%.
Supongámos ahora por un momento que el Anticristo ha de set
íhn cuerpo moral, como lo hemos considerado: en este caso, ¿ no>
serian verdaderas y propísirrras las expresiones de San Pablo? ¿No>
'le convendrias perfectamente bien á este cuerpo moral los nombre*
de ftomó peccati,filius perditionis, Ule iniquus, qui' extollitur 6-r?
Parece que si, y mucho mas que si se hablase en plural, diciendo
'¿omines peccati, filii perditionis. Aunque las piedras que formar*
on palacio, ó ui> templo, consideradas en sí mismas sean muebífi
simas, y se hable de ellas en plural j mas despues que se vea
tmidas entre sí: despues que se ven "puestas en aquel órden á
*?ue estan destinadas, ya no se habla de elras en plural, sino er»
singular: ya no *se habla de ellas sino como se habla de un indi
viduo: ya todo aquel conjunto, ó agregado se llama propiamente
\m palacio, ó un templo- Del mismo modo* aunque todos lo*
[ i"! ítem. c. 4^
[2} Gen. c . 31 . L "-' .
[Si £j?. *d Rom, c. »ír* *
, . ; . ... ... **¡7
Individuos qné deben componer el Ántlcrísto considerados en sí mis
mos stan innumerables; mas considerados en union, en cuerpo, en aque
lla especie de orden, necesario para tomar teda la traquina anticris
tiana, en este aspecto, digo, que todos aquellos individuos son un
todo, son un cuerpo, son un Anticristo, ó Contra- Cristo: y ya
se puede h.tblar de todos ellos, como se habla de una petsona,
dando á todo aquel conjunto el nombre que le da el Apóstol,
humo ficcati, filius perditionis, &c. En todo esto, lejos de ta
llarse impropiedad alguna, digna de reparo, se halla por el contrarlo
una suma propiedad, ni se concibe de' qué modo, mas pstural. ni
mas propio se podia hablar de un agrégi.do anticristiano, de muchos
individuos unidos entré sí, y animados de un mi mo espíritu, de
un mismo interes, de unas mismas intenciones De este modo se
habla con propiedad de una Religion, y de una República, de
una Monarquía: y de est? modo se habla del cuerpo místico de
'Cristo, que son todos los fieles unidos entre. sí' y animados del
espíritu mismo de Cristo. Si en este cuerpo falta la unidad, ¿ qué
'bien podremos esperar ?
Fuera de esto: si se consideran atentamente las circunstancias,
y el tiempo en\ que San Pablo hsbla del Anticritto, me atrevo
á decir, que se vé con los ojos, y se toca con las manos , la
razon que tuvo para no explicarse plenamente en este asunto :
para hablar con alguna obscuridad: para usar de palabras y expli
caciones igualmente acomodables á una individua persona, que á
un cuerpo moral, compuesto de muchas. San Pablo.era el Aposto!,
el Doctor, el Maestro propio de las gentes: era en aqueücs rri«
meros tiempos como una verdadera madre llera de amor, y de
ternura, y al mismo tiempo llena de discrecion, y de prudencia,
'que' dí % sus hijos el riecesario, y conveniente alimento ,. y les
esconde de afgun modo 'lo que por entonces no fes conviene, Él
mismo dice de sí, que, los sustentaba con leche, como á párv¿]os,
'porque todavía no eran capaces de manjares mas fuertes: tánquam
yarvulis in Chrisio lac "vohis potunt dedi non escam , nondum
enim poter.ttis: sed nec tiutic quidem pottslis. [/] En muchí
simas partes de sus Epístolas se observa esta contemplacion, ó esta
^sondad, y ternura de .madre con que trata á tos nuevos .cristianos.
:Áunqne siempre lei dice la 'verdad, aunque nacía les oculta de' íp
que les importa saber; mas algunas verdades, '.¿uya noticia 1cie r¿
é individual no íes era t.án ^necesaria' por entonces , se las dice
con grande economía, mostrandoles claramente ionecesário, y como
ocultándoles de als,un modo lo menos necesario, que pudiera oca-
de la dificultad.
Entre las cosas particulares que dice San Pablo del hombre
de pecado, del hijo de iniquidad, ó del Anticristo, una es, que
no solo se opondrá, sino que se elevará supra omne quod dicitur
Deus, et colitur: de tal modo, que se sentará en el Templo de
Dios, mostrándose como si fuese Dios: ita ut in Templo Domini í
sedeat osten.iens 'se tamquam sit Deus. Este sentarse en el,
Temp.o de Dios, mostrándose como si fuese Dios, solamente puede
competir á una persona individua y singular; luego el hombre
de pecado, el hijo de iniquidad, ó el Anticristo debe ser, segun
San Pabio, un hombre individuo ó persona singular. A este solo
punto de apoyo se reduce el fundamento de la opinion comun* ,
Ahora pregunto yo: esta parte del texto de San Pablo, ó esta noticia
particular, ita ut in Templo Dei sedeat estendens se tamquam
rit Deus. ¿es clara ó inteligible en todas sus partes, ó no lo es ?
Si no es perfectamente clara é inteligible, no puede servir de apoyo,
ni ser fundamento para afirmar una cosa tan grande, tan repug
nante al sentido comun, y tan opuesta á todas las ideas, que en
tantas otras partes nos da del Anticristo la divina Escritura, Mucho
mmos podrá ser suficiente fundamento para fundar esta sola noticia
un dogma, ó una verdad de fe, corno pretenden. ó suponen algunos
Teólogos insignes, aliunde, diciendo, sin mas razon que esta, que
la persona individua y singular del Anticristo es una asercion no
solamente probable sino infi.de certa. Mas ¿ como ? ¿ In fia'e certa,
una proposicion fundada únicamente sobre un texto obscuro , y -
no explicado por el comun sentir de los padres y teologos, ni.
menos definido por la Iglesia? No es obscuro, responden, sino claro ¡
y perceptible á todos, ni admite otro sentido literal y obvio, que
el de una persona singular. Lot otros lugares que se hallan en la
Escritura, y que parece hablan de muchas personas, estos si son
obscuros, y muchos de, ellos puras metáforas, cuyo verdadero
sentido es reservado á Dios. .
Ahora bien: ¡con qué el texto de San Pablo que ahora con-
flideiainos, es claro y petceotible á todos I SL es claro y perccp>
. j6t
ttbie 5 todos, deberá ser clara y perceptible la explicacion. En este
«upuesto: se pregunta en primer lugar, ¿de qué templo de Dios
habla San Pablo? ¿O -habla de templo solo espiritual, figurado y
metafórico, ó habla de algun templo material y manufacto? Et.tre
estos dos templos no parece que hay medio. Si habla en el primer
sentido, el texto nada prueba en favor, antes prueba en contra ;
pues en el mismo sentido en que se tomase la paUbra templo, se
deberá tomar el homo peccati, que se sienta en él, y tambien el
asiento mismo, y la accion de sentarse &c. Si se habla de templo
material, y manufacto, se vuelve á preguntar ¿qué templo será este?
Resuelven que sera el templo mismo de Jerusalen: pues en tiempo
de San Pablo no habia en toda la tierra otro templo material de
Dios. Se debe suponer antes de pasar á otra reflexion, que San
Pablo no habla aqui de aquel mismo individuo templo que existía
en su tiempo; pues en este caso hubiera sido mal profeta: ni San
Pablo podia ignorar, que aquel individuo templo de Dios , debía
destruirse en breve, asi por la profecia de Daniel capítulo 9 que
es bien clara, como por la profecia clarísima del mismo Cttsto
que dijo, hablando del templo : non relinyuetur kic lapis super
Ltpidem, qui non destruatur [ /]. Con que si el Apóstol habla del
templo de Jerusalen, es preciso que hable de otro templo todavía
futuro. ¿Cual es este? Es, dicen con gran formalidad, el que edi
ficará el mismo Anticristo cuando ponga su corte en Jerusalen .
Óptimamente, ¿Y esta noticia es cierta y ssgura ? ¿ Se ha sacado
de algun público- archivo conocido por infalible? Sabemos que no
hay otro archivo de donde sacar noticias de futuro, que la revelacion
contenida en la Biblia sagrada. ¿Cual es, pues, la revelacion sobre
esta noticia particular? ¿Será acaso este mismo logar de San Pablo,
despues de entendido y acomodado al intento ? Increible parece,
mas la verdad es, que no se señala otro ni parece posible* señalarlo:
porque no lo hay en toda la Biblia sagrada; antes hay no pocos
para afirmar todo lo contrario. Ved aqui uno que vale per tr.il, V.l
profeta Daniel capítulo 9 hablando de la muerte del Metías y de
sus resulas, dice asi: eccidetur Cn'stus, et non erit rjus pupu/us,
qui eum negaturus tst, et civilatem, et sanctuarium disttpalit
fopuius cum Duce venturo, et fmis ejus vnst:t<ts, et post fh.,m
Ihelli statuta desmintio ... et usque ad consumalionem , et -Jmem
f>t" stverabit desolatio. Si la desolacion de Jerusalen, y de ;u
tentplo d.be perseverar batta la coosuntaeion, ) hasta ti fin. '. itn
DOS ANOTACIONES,
RESPUESTA.
En varias partes de este Fenómeno hemos advertido, que la
expresion sAvere Jesum, no solamente la tomamos en sentido pa
sivo, sino tambien y principalmente en sentido activo. El solvere
Jesum, en sentido pasivo será como el fondo del Anticristo, y
como Ia primera ditigencia necesaria, para que sobre este fondo se
forme todo el Amiento: mas despues de formado enteramente,
despues de unidas en un cuerpo todas sus diferentes piezas, el sol-
veri Jesum ser* principalmente en sentido activo, procurando
desatarlo da tojos cuantos se bailaren en el mundo atados de
algnu modo con él, y haciendo para esto una guerra viva al cuer
po del cristianismo y á Cristo mismo, lor eso San Pablo pone
pri¡n:ra'nente el iiscesio, y despues la revelacion del homo pec
c.iti. cuno que la apostasia es el primer paso neces&rio para que
•el Auticristo se forme enteramente y se revele, ó declare púbiiV
1*9
camente, Ahora: para hacer esta guerra á Cristo con buen mceso
'en todas las partes del mundo, le será absolutamente necesario al
cuerpo de apóstatas, fuera de las cinco cabezas qua ex noiis pro-
dierunt, y ya están unidas, unir tambien otras dos mss: esm es,
muchísimos individuos principales, que pertenecen al Mahometismo
y á la idolatria. Estos, aunque no se verifique en ellos el solvere
Jesum passivé: mas lo verificarán activé, pues tambien desatarán
á Jesus, ó procurarán desatarlo, respecto de muchísimos cristianos
que entonces se hallarán entre ellos. Asi la definicion general pa
rece justa.
SEGUNDA ANOTACIÓN,
RESPUESTA. ;'
;
])?«m dare illi calicem víni indignationis ejus. [ 1 1 En este c&<*
pím'.o digo ¿quereis que las cabezas de la bestia signifiquen siete
montes, y siete R.-yes? Otras dificultades que pueden. ocurrira de»
bunos esperar que no faltará quien las resuelva. *
FENÓMENO IV.
.
PARÁBOLA.
1 • i 2.
* 1 *
.meros siglos ,de , la. iglesia ' se pensaba, y cr¿ia bdenarmnte lo pri.
mero: que la persona ádmirable ' de que aquí se habla no era, ñi
podia ser otra que eí mismo Jesucristo hijo de Dios, é hijo de
.la^ .Vixgeij, , ¿n s^ propia persona, y magestad Se pensaba y
•^cre^a. J^segund^o: , que {¿'da está Vision tan magnifica, representa»-
da con tantos símbolos', y "figuras- admirables tra *uria profecia cis
ura,. era ¡una .pintura .vivísima, era una descripcion exacra y'cir'-
,cim:tanciad¡a . d$ já ' vemda/ del cielo á la tierra^ del mismo Jesu
cristo: la cual venida en 'su propia persona, y en snma gloria
y magestad, nos predican todas las Escrituras del anticuo y r.ue-
. yo. testamento, y ¡tenemos expresa en ' nuestro simbolo dd la fe.
Se .pensaba y creia lór' tercero: que /viniendoí aquel personagé t&l
_ cielo á la tierra .coa tanto. , aparato, '_ y "encaminándose 'todo dl-
,. recta eé inmediatamente conti'a la bestia^ y contra él Anricristo:
este. Ant¡cri;to y todo cuanto se compréhertde' debajo ' de este
nombre, debia fenecer en aquel dia, y quedar enteramente des-
, truido.,^ . aniquilado con la venida del Señor: por consiguiente,
^.áue.Jai.tenf^a.misroadql Señor, habia' de 'ser la ruina,,: y • el fia
...dsl .¡Affuq^stp'." \" ••"',íi
.Xa -razon! y fundamento para todo esto, parecia 'entonetes
evidentje. y, clarísimo. Fuera'de lá persona adorable del 'híwbre
Dios', decian enronces, no hay, ni puede haber en él cielo, ni
_ erí la -tiecra, persona alguna á quien puedan competirlos nombres,
ó títu|osy ..que se dan á' esta _ persona, ni las señales, y «ircuns-
-ít.aric'iaiít^n¡ : partíqtilares, /coa ''que se' describe su veniJa y °su i-x-
.pedipj'on.¡ Xys nombres o títulos', 'son: el I ¡el por «trcia: él Ve-
ra?,\/f £/;/,'j¡ízg4.', y pelea .con'justicia: el ' verba de Dios: el
Rey de los Reyes: el Señor de ios Señores. L¿s cuas' :irndes
y circunstancias, son Jas mochas coronas que trae en ta caluza:
.r6u vestido ; rociado con sangre, como se ve" d mismo Cristo en
./•.el capítulo.. 6j :de_ La'iai, adohde-- alude ' visiblemente todo esié pa
so det ,A pbbalTpsis , \q\uare 'rabrum' esr induiriei,-tr.nt-tiYmtet vts-
_: timenta tua sicut calcantiuni in torcütarit Sus' cijos u.mo ;oos
. llamas de fuego/del mismo modo que se dcscribv'-él ir,\ -mo tris-
. to en. ti capuulo primero del Apocalipsis, eteciüi ejnsíampiam
fiaínma ígnis: la espada de dos fi ios in^iu r.cks. ceevo i&mbiio.
«...¿S dC-Sefib/ CD_JEL .?JU^2. ^y'1"'0 l'i'iuuro: et de ore ijus ¿la
#*#*.- ííí; atraque farte acuttis txibat: el ítr esta persona ttJrs>
roa la que ha de rigir, y goberrar las gtt tis, /» «r^a ferrea,
como se lo promete su divino Padre- en d ialmo 2, r/^r/ eoH
in virga ferrea, et iamquam vas jiguli conj"íinges eos: El ser es
ta persona la que ha de calcar metafóricamente el lugar metafo
rico del tído de la jra, é indignacion de Dios Omnipotente, como
lo dice el mismo Cristo: [ti toriular talmvi iolus ealcavi eos
in furore meo, et comul avi eos in ira mea, et aspersus est san*
.guis etrum super' vestimenta mea, et omnia indumenta mea in-*
.-guin.rvt. dies enim uhionis in corde meo, amias redsmptionie
atea venit .
No obstaste todos estos nombres, y todas estas circunstan
cias tan claras, tan individuales, tan propias y peculiares de sola
la persona de Cristo, y tan agenas, tan distantes de cualquiera otra
pura criatura: no obstante de hallarse todas estas expresiones, ó las
mas de ellas en otros muchos lugares de la Escritura, en los cua
les por confesion expresa de todos los Doctores, se habla cierta
mente de Cristo: mas llegando á este capítulo 19 del Apocalip
sis sí nota en ellos, no sé que grande novedad. Como si viesen
ya de cerca un escollo inminente, y un proximo peligro, se les
ve aferrar velas coa sama prisa, y como ea un grande alboroto,
turbacion y temor. No hay duda que su temor es justo y bien
fundado. El escollo aunque desde alguna distancia es casi imper
ceptible á los ojos mas linces: mas en la realidad es ua verda
dero escollo, y de pé imas consecuencia». Es necesario' evitarlo
del modo posible, cueste lo que costare, ó perecer en él. No
tardará mucho en explicarme mas .
Llegando pues á este lugar del Apocalipsis, nos dicen y ase
guran resueltamente [<Y que otra cosa les es posible en su sis--
aema?] Que Ru £e habla aqui de la. venida de Cristo en gloria
y magestad, que todos creemos como un artículo de fe. Por con-
siguiente que el personage admirable que viene sentado sobre un
caballo blanco con una espada de dos filos en la boca, con mu-
enísimas coronas en la cabeza, con .... aunque es un símbolo pro
pio de Jesucristo, mas no es Jesucristo mismo, y si lo es, sola
mente lo es en su virtud, en so potestad, en su persona in vir—
tute, in prestate, non in persona. Quieren decir, segun todo lo
que yo puedo comprehender, que por todos estos símbolos y fi
guras, se representan admirablemente toda la virtud, la grandeva,
la omnipotencia de Cristo rnhmo, el cual embia al Arcangel Sari
MMt*
y
- i86 ...
ticular, lo que hace ahora á nuestro propósito es una circunstancia
notable que se lee expresa en esta profecia. Esto es, que suce«r>
dida la muerte de Gog* y la ruina total de toda su infinita mu
chedumbre en la tien a, y montes de Israel , los judios contra
quienes habian venido injr.stísimamente, quedaron ricos con los des
pojos de este ejército terrible, y una de sus principales riquezas
será la leña. Por espacio de siete años, dice la profecia, no ten
drán el trabajo de cortar arboles en sus bosques, ni buscar leña
por otras partes, porque la tendrán con abundancia solo con las
armas del ejército de Gog: et egredientur habttírtores de civitatibut
Jsrtí?l, et succendent, et comburent arma clypeum, et /¡astas,
arcum, et tagittas, et baculos m.muum, et cantas, et succendent
e.z iqni, septem annis, et non portabunt ligna. de regionibus, neque
succtdent de salubus, quoniam arma succendent ignh et depru-
dabuntur eos, quibus prcedcefuerant, et diripient vastatores suosi
íiit Dommus Deus. Segun tsto, tenemos despues del Anticiisto,
y aun despues de Gog, amigo y capitan suyo, vengador de so,
muerte, un espacio de siete años, cuando menos; digo cuando menos:
porque no es creible que acabada la leña del ejército de Gog,
se acaba con ella tambien el mundo. De esto parece se hacen
cargo no pccos Doctores graves con San Geronimo: los cuales
son de parecer, que estos siete años de que habla este profeta
significan indeterminadamente muchos años: lo caal lejos de negarlo,
lo aprobamos de buena fe, y lo recibimos con buena voluntad:
concluyendo esto mismo, que despues de la muerte del Anticristo
es preciso conceder un espacio de tiempo bien considerable, que
á lo menos no sea mas breve que siete años determinados, pero,
que puede ser de siete años indeterminados: esto es, de mucho o
muchísimo tiempo, seguu pareciere necesario para colocar en este
tiempo, lo que no es posible colocar en otro segun las Escrituras .
Supuesto esto, en que vemos convenir unicamente á todos los
Doctores, de aqui mismo sacaremos UDa consecuencia £ que es la
fmal ] terrible y durísima; pero legítima y necesaria, y de facil
demostracion. Es esta: que este rr.hmo espacio de tiempo, sea cuan
to fuere, que se concede despues del Anticristo, se debe conce
der despues de la venida de Cristo que creemos, y esperamos en
gloria y rnagestad. t Por qué ? Porque estando á toda la divina
Escritura, y hablando seriamente como pide un Síunto tan gra
ve, no hay razon alguna para separar el fin del Anticristo, de la
venida' de Cristo: pues la Escritura divina, que es ja única luz
X^ que debemos seguir en cosas de futuro, no separa jamás estas dos
cosas sino que las une. Esto es lo que ahora debemos observar. No
v que olvidar lo que queda observado en el párrafo autecsdeute;
t87
!o cual parece tan claro, y tan evidente, qne acnque no hubiese
otro lugar en toda la Escritura, este solo bastaba si se mirase
sin preocupacion, y sin empeño declarado. Mas no es solamente
el cap. íjí del Apocalipsis el i;ue t:ne estrechamente el fin del An-
ticristo con la venida de Cristo. Hay ibera de este, otros muchos
lugares, que se explican en el asunto con la mi:ma, ó con m.iyor
claridad, que los nitérpretes mírmos cuando llegan á elios y cuando
miran todavia muy distantes, ó talvez no miran la terrible conse
cuencia no dejan de reconocerlo. ¡ O cuanto importaba squi que
Duestro Critófilo estuviese medianamente versado en la leccion de
cst¡a especie de libros! . '
del Apocalipsis:
[ i ] ad Tesal. i, c. 2. f. 8.
#
i88
cuencia parece buena, y lo fuera en otro cualquier asunto de me
nos inttres; mas en el presente parece imposible que se le de lugar
i Por qué razon? ¿ Para qué hemos de repetir la verdadera razon,
que está saltando á los ojos ?
Si Jesucristo mismo destruye al Anticristo con la ilustracion
de su venida, quien concede un espacio de tiempo despues de
la destruccion del Anticristo, lo debe conceder forzosamente des—
¡pues de la venida de Cristo. Esto no se puede conceder sin des
truir y aniquilar el sistema, luego es necesario una de dos cosas;
ó que ceda el texto: ó que ceda el sistema. Del sistema no hay
que pensarlo: luego deberá ceder el textoi y para <jue ceda con
alguna especie de honor, ved aquí lo que se ha discurrido.
El Apóstol dice que el Señor Jesus destruirá al Anticristo
con la illustracion de su venida: et destrnet ilum illustr atione
adventui sui: mas esto no quiere decir que el Señor mismo ven
drá en su propia persona á destruir al Anticristo, porque esto no
es necesario: sino que lo destruirá sin moverse de su cielo, ya
con ti espíritu de su boca¡ id est,jussu suo: ya con la ilustra
cion de su venida id est, con la aurora, 6 crepúsculos del dia
grande de su veoida. Si preguntais ahora, que aurora, que cre
púsculos son estos del dia del Señor, os responden, que no son
otros que la venida gloriosa del Arcangel S. Miguel con todos
los ejércitos qui tunt incoelo: el cual matará al Anticristo y des
truirá todo su impvrio universal, por érden y mandato expreso
del mismo Jesucristo, que lo embia al mundo revestido de todj
su autoridad, y de toda su omnipotencia, Lo mas admirable es,
que como si esta explicacion fuese la mas natural, la mas ge-
nuina, y la mas clara, como sino quedase otra dificultad algu
na, pasan luego algunos ' Doctores graves á hacer sobre esto una
reflexion, ó ponderacion, ó no se como llamarla Si la aurora,
dicen. si los crepúsculos solo del dia del Señor han de ser tan
luminosos, ¿que será del dia mismo? Es decir: si la venida al mun
do del principe San Miguel, que no es mas que un Ministro de
Cristo, ha de ser tan terrible contra el Anticristo, y contra to
do su imperio universal, tqué será el dia de la venida del mis
mo Cristo, cuando el venga del Cielo á la tierra, con toda su
gloria y magestad ? f O á lo que puede obligar una mala causa,
aun á los hombres mas sábios y mas cuerdos!
El segundo lugar que tenemos que examinar, es el cap. 24 del
Evangelio de San Mateo, en el que hablando el Señor de propó
sito de la tribulacion del Anticristo, la cual será necesario abreviar
por amor de los escogidos &c. concluye asi. Staiim autem post /r/-
jwlationem dierum illarum. SW obscurabitur, et Luna non dabit
'.•men suíim, tt stella cadent de c«7o, et vktutes cmUorum commove
...•:.. J?9.
buntun et , tune ptrab.it signun filii homiuis tn cuelo, et tune plak
¿ent omnes tribus terra: et videbunt filium hominis venientem
sn nubibus cceli cum virtute multa, et mayestate, &c. De modo
que concluida la tribulacion de aquellos dias, sucederá inmediata
mente todo lo que .se sigue: el Sol y la Luna se obscureceran,
y por este se perderán de vista como piensan unos, ó porque
caerán á la tierra .muchísimas centellas, ó exaladones encendidas
que parecerán estrellas, como piensan los mas con S, Agustín y S.
Gerónimo.' Las virtudes, ó los quicios, ó los fundamentos de los
.cielos, se conmovjeráp, .parecerá en el cielo la señal, ó el Es
tandarte raal del hijo del hombre: llorarán á vista de todo esto,
todas las tribus de la tierra. Y en fin lo que hace mas al caso
verán todos venir en las nubes del cielo al mismo hijo del hom
bre, Jesucristo en su propia' persona con gran virtud y mages-
tad: et videbunt. filium hominis venientem in nubibus cali cum
virtute multa et majestate: las cuales palabras corresponden per
fectamente á aquellas con que empieza el Apocalipsis: ecce ventt
cum nubibus, et videbit eum cmnis eculus. Todas estas cosas,
dice el mismo Señor, que sucederán ttatim post tribulañonem die-
rum illorum.
Ahora: antes , de pasar adelante, seria conveniertírimo el sa-
*ber de cierto la .verdadera y propia significacion de la palabra
statim: á lo menos saber de. cierto siesta palabra tiene alguna
.vez otra signiíicacion diversa de aquella ordinaria, que todos sa
bemos, y que tenenos por única. Digo que seria bnena esta no
ticia en el punto preseme, porque \n diversis diversa legi. En
algunos utores, especialmente en aquellos que no expone toda la
.Escritura, sino,, solamente los E*angelios y que por consiguiente
no tienen que atender,. a,, otras cqnsecnencias, se halla la palabra
statini, en su sentido natural sin novedad alguna. Conceden franes—
mente. que todo lo qoe contiene el texto citado, incluido en ello
la venida misma del Señor, sucederá infaliblemente ttatim post
tribulationem dierum ilTcrum. Mas otros Doctores mas edvertidos
divisando bien el inconveniente, no son tan liberales con la pakbra
statim la cual se halla en ellos con mas novedad de lo que pa
rece á primera vista. Es verdad que. la dejan pasar; mas con nuiha
.discrecion y cconomia,. ¿«avisándola primero, de modo que no ri,c«-
da hacer mucho daño. Asi pues, la palabta statim, segun so exp:i-a—
siop no se debe encender. con tanto rigor, sino en sentido mas lato.
ó mas benigno, como si dijera: en breve presto, no mucho despues:.
brebiter, cito non multo pos/. .
. - Yo estoy muy lejos .de contradecir esta pequeña violencia. n¡
de formar disputa sobre palabras. . El sentido que aqui se ie da
á la paiabra statim, fuera bastante natural y obvia, iino se supiese
J£i3
por medio de un gravísimo ínteres: si 1 "lo menos nos declaran
los Doctores un poco mas su mente: si dos dijesen que es lo qne
realmente pretenden con esta economía: sisa expresion no mucht
despues, es absoluta, 6 solamente respectiva ; si signiíca pocos días,
ó pocas horas despaes, absoluramente hablando, o significa poco
tiempo, comparado con otro mucho mayor, v. g. de mil ó dos mil
años, porque en la realidad nos dejan en esta incertidumbre , y
sa poco tiempo nos parece muy equívoco, y por eso no poco sos
pechoso. Para que podamos conocer mejor este equívoco, y al mismo
tiempo el misterio de esta expresion equívoca, consideremos aten
tamente estas dos proposiciones, y' veamos si puede ••feaberénfte
ellas alguna diferiencia notable, Primera: Cristus t/enlurus est [sta-
tim] post tribulati>fucnt ciierum illcrum. Segunda: Christut ven
turus est ( non multo post ] tribulutinnem dierum illorum.
No perdamos tiempo en consultar, sobre ella á fo? dialécticos
3í! problema no es tan dificil, que; 'no baste para resolverlo la
(dialéctica natural, ó la sola lumbre de la razon, 'Primeramente se
concibe bien, que bs dos' proposiciones [ moralmente hablando ]
pueden ser verdaderas, y significar una misma cosa: no se ve en
tre ellas oposicion alguna substancial: no se destruyen mutuamen
te: pueden facilmente acordarse., Con todo esto, si atendidas bien
Ias circunstancias, buscarnos .eri ambas propd'siones squel' sentido,
sencillo y claro, que. nos prescribe el Evangelio': sit aútem strm
•vester es t. est, non, non, del cap. 5 de San Mateo: es facil divi
sar no se que diferiencia, la cuál va creciencrb, -mientras mas de
cerca se va mirando. La prim?ra proposicion se ve clara, y ss-
entiende al punto sio otra reflexion: la segunda ho tanto La pri
mera no admire equivoco ni soíistería, la segunda puede muy
bien admitiría, si se la quieren dar. La primera nos da una idea
sencilla y natural, que no ha de mediar entre el fin de aquella
tribulaclon y la venida del Señor, algun espacio considerable de
tiempo: por consiguiente, que entre estas dos cosas no ha de ha
ber algunos sucesos grandes y extraordinarios, qne pidan {tiempo
considerable. para verificarse: sino que concluidos aquellos dias de
tribulacion^ Inego al punto, ó físicamente ó materialmente, ó á lo
trlenos moralítenre; sucederá la venida /de} Señor con todas las
cosas que fu dtben acompañar, y están expresas en el texto.
Mas en la secunda proposicion no se ve esta idea tan ino
cente, tan sencilla, tan natural, antes por el contrario nos deja
en una grande confuston, sin poder saber determinadamente la ver
dadera significacion de las palabras non multo post: pues aunque
la intencion sea extenderla á, cuanto tiempo se quiera, ó se haya
tnencSíer, v. g:. á tres ó cuatro siglos siempre queda el efugio la-
Cilj de¡}ue tresnó cuatro siglos es un espacio de tiempo casi W"
, ***
sensible, respecto de cuatro ó,, cinco mll: mucho
, mas respecto di
la eternidad. Asi que, la primera proposicion cierra enreramen-
.te la puerta á todo suceso, y á todo espacio considerable de
.tiempo; mas la segunda no es asi. Parece que tambkn ia cierra;
pero es innegable que no la cierra bien: es innegable que la de
ja como entre abierta; y quedando en este estado, es cora bien
íacil irla abriendo mas cuanto fuere necesario, y hacer entrar in
sensiblemente y sin ruido, todos los sucesos que se quhjere, j or
grandes que 'sean. En efecto, esto es lo que se pretende, y este
es, segun parece, todo el misterio. Y 'sino, ¿ por que fin re corr-
vierte la palabra statim, que es tan clara, en las palabras, no tan
claras, breviter-, ctto, non multo postt El espacio de tiempo qua
deben significar estas palabras, no puede ser tan corto, en la in
tencion de los Doctores, que no sea suftciente pata abarcar có
modamente los muchos y grandes sucesos, que pretenden colocar
en el. Ved aqui algunos de los principales, fuera de ios que que
dan apuntados eu el párrafo antecedente
Ha de haber tiempo, dicen, lo primero, psra que muchísi
mos cristianos, utriusque sexus] de todas clases y condiciones,
que ya por flaqueza, ya por temor, ya por ignorancia, ya por
seduccion, habian renunciado á Cristo, y adorado al Antkristo,
reconozcan su culpa, hagarr frutos dignos de penitencia, y sean
otra vez admitidos al gremio de la Iglesia, y á la comunion
Je los Santos. lía de haber tiempo, lo segundo, para que ios
Obispos de todo el orbe, que en tiempo de la gran tribulacion
habian huido al desierto, y escondidose en los montes y cuevas
£ que esto quieren que signifique la huida al desierto de acuetla
celebre muger, vestida del Sol, del cap. 12 del Apocalipsis, co
mo veremos en su lugar] tengan noticia cierta jde la rr,Lene, del
Atuicristo, y ruina total de su imperio .universal.. Ha de l:aber
tiempo, lo rercero, para que estos Obispos vuelvan á sus iglesias,
recojan las reliquias de su antiguo rebaño, curen sus llagas, las
exorten, las enseñen de nueve, y les den todo el pasto necesa
rios y conveniente en aquellas circunstancias. Ha de heber tiem
po, lo cuarto, para tquelios sucesos de que ya hablamos: esto
es, para que se conviertan los judíos, para que tcan instruidos,
bautizados, arreglados &c. ; y umbien para que se recejan, v
cosuman tedas las armas del ejercito de Gog; lo cu::! no rue
den hacer en menos de siete cños, segun la profecií: y si cs:os
siete srxs significan un número gtcnde de añes indrttrmiraco, tcn-
to mejor; mucho mas tiempo será necesario conceder. \ veis oüui
Señor mio, descifra Jo todo el misterio. Veis aqui en io tít.e vie
ne finalmente á ratür el statim el trcvitrr, 1it:;'rai nnJro tott.
2¿ua parece que es la rezon "verdadera -y única qcc ha cth¿a¿o
*9»
á convertir las palabras claras y cencillas del. Apóstol: el Señor
Jesus destruirá al Anticristo con la ilustracion de su vmida,
en las palabras sumamente obscuras y poco sinceras, lo destruirá
con la aurora, con los crepúsculos de su venida: dando el nombre
de aurora, ó crepúsculos del dia del Señor, á uaa venida imagi
naria de S Miguel, para huir de este modo la dificultad. Esta es,
en íin, la razon verdadera y única que los ha obligado á con
vertir en el príncipe San Miguel aquel grande y admirable per-
ionsge del cap 19 del Apocalipsis: esto es» al Rey de los ¿re-
yes, y al verbo de Dios.
> i-
la t] Zacar. c. t,
l») Marc, i. /j-
w* ....
rabies, no fue ni podo ser tan grande, qne 'pasase todo» los límites
de la discrecion, y aun de la revelacion, ¿ Qué límites son estot?
Son, amigo, el statim del Evangelio, y tambien el brebitet, cito,
non multo post de vuestra misma explicacion. Segun vos mismo,
la venida del. Señor in virtute multa, et majestate, debe estar'
ya tan cerca, que la pedimos y aun debemos esperar por días
© • per horas. Todos los que hemos quedado vivos despues del Anti
cristo estamos en esta expectacion. Todos sabemos que el Señor'
lta de venir ó luego ai punto, si esto significa la palabra statim, ó
á lo mrnos no mucho despues de la gran tribulacion que hemos
tvisto y experimentado en los dias del Anticristo. Esto nos euseñau
como un punto de suma importancia nuestros Obispos venidos del
desierto, y nuestros Misioneros llenos del Espíritu Santo: ya casi
ajo hay persona aignna que no lo sepa: todos en fin estamos eo
Vela quia nescunus qua hura Domimts noster venturus est.
Esto supuesto, decidme ahora mi buen Cristófiio: ¿Os parece
Greible, ni posible, que cu tan corto espacio de tiempo, no solo
se hayan podido hacer en todo el mundo cosas tan gloriosas, sino
que el miimo mundo se haya otra vez pervertido como en tiempo
del Anticristo ? Qué se Inya olvidado tan presto de la venida de
San Miauel? ¿De su espanto y terror en el castigo de tanta
mOch-dumHre ? ; Dt su llanto, de su penitencia, y tambien del»
cercanía del dia dd Señor? cQr.é otro Anticristo ha venido de.
nuevo, mayor que el que acaba de marar San Míaud? Eo este
tiempo en que ahora nos hallamos vemos muerto al Anticristo,
con su falo prof.ta: los Reyes de la. tierra que tarno le ay adatan,
muertos todos con sm ejércitos;- ía muchecktatbre de Gog, muerta:
el re'ucitado imperio romano con ' su corte idólatra y? sanguinaria,
muerto: todos los Capitanes, Gobernadores y ísotdados, secuaces,
del Anticristo, muertos por Sun Miguel,- y devorados por toaas,
las ave? del Cielo ;rPor otra parte, los Obhpcn fugitivos bsu vuelto
á sus Iglesias, las Ovejas á sus patores: los que estaban fuera ae-
]a Iglesia han entrado en ella, yshán sido . recibidos consuma can-!
dad, y >la misma Iglesia se haila en mia •grande paz sin- ^enemigos:
que la perturben ni dentro ni fuara ¿kc. ,
Y no obstante todo esto, Jesucristo que ya viene, que ya esta
cari á la puerta, ¿ha de hallar toda la tierra tan olvidada de Dios*
tan corr^mjtfdn, tan. inicua-i tifia bt diebus Isoe •? ¿Jesucristo .que
va viene á p.n:ts ha ds hallar en toda la tierra tIgun vestigio de
fe? i Putas invenid fidem in terra'i Jesucristo que ya vi;ne;M
cí5 co^er de- improviso á todos los -hahitedore* de la titrra¡ W
dia de su venida iíue ya iarta l ha de ser repentina dies Hiit> 7
como un lazo supsr omnes qui sedent super faciew omnisterrx-
Si vos, Señor, ó aigun otro ingenio sublime, .puede concebir «tas
:eos¡K, y concederlas cnfre sí, yo- coi-fíeso francamente mí pequenez:
no hallo como, ni pop donde salir de este taberinto: ni se lo que
hubieran respondido los Doctores mismos, si hubiese habido en su
tiempo quien les propusiese estas dudas, y les pidiese una res-
ptK-sra categórica. Veis aqni, pues, las consecuencias que natural
mente se sigilen del espacio de tiempo que pretendeis entre el fin
del Anticristo, y la venida • de Ciisto.
No ignorais que de estas consecuencias os 'pudiera representar
muchísimas, sin otro trabajo que copiar -otros muchos legares de
las Escrituras; mas esta diligencia seria tan ¡sutil, como encender
muchas lámparas para añadir con ellas mas claridad al' dia mas sereno.
No obstante, parece que no será dil tedo inútil, ni fuera de pro-
posi.o representaros brevemente otra' buena consecuencia, que infa--
liblemente se seguiria, si el fm iiil Aaticristo sucediese de otro mcd#
que con la venida mLma de Cíiíto eu gloria 'j magestad.
OTRA CONSECUENCIA,
RESUMEN Y CONCLUSIÓN.
• * 7'
-
t í: :. . . .
Deseára, Señor, si esto fuese porible, que cnediiemos de
acuerdo, ó que á lo n.énos nos formásemos ura iota clara y
precisa de todas las cosas que acabamos de observaren este fe(tipntt-r,o.
Nuestra disputa, segun parece, no consiste tn la substancia de
la cosa mi ma, sino solamente en una circunstancia, que se crve
gravísima por una y otra parte; y en efecto lo ts tat 10, que
• elja soia basta para decidir y terminar el pU)to. fcsuttjós per
fectamente de acuerdo en la substancia: esto *ls, eu el espa
da
201
cio de ti?mpo, que.segon la» Escrituras. ba de haber d^pnes
del Anticristo; [ sea este Anticristo lo que quisiereis que sea )
' este ecpacio de tiempo os lo he concedido, y os lo concedo'
de nuevo sin límite alguno. Coníieso que teneis gran razon en•'
pídirle, pnrque es innegable. Con que la discordia está solamen
te en una circunMancia: es á saber, si el rspacio de tiimpo de
be ser decpues del Anticristo, muerto y destruido por el prín
cipe- S. Miguel, ántes de la venida de Cristo; ó muerto y des--
truido por Crito mismo, en el dia grande de so venida en
gloria y roagestnd. Vos decis lo primero, yo digo lo segundo.
Con esta soia diferencia, que vos decis lo primero libremente
sin fundamento alguno; pues no al; gah, oi es posible alegar la
autoridad divina, que es la que únicamente nos puede valer ' en
asunto de futuro Al contrario, yo digo lo segundo, fundado en
esra autoridad di >ina de que me dan testimonio claro 6 indu
bitable las santas Escritura*:, de quienes yo creo firmemente. que
Spiritu Sáneto inspiran locuti tuni Saruti Dei homines. Segun
estas santas Escrituras, me parece imposible separar el fin del
Anticristo, de la venida d'rl Señor que estamos esperando.
Lo habeis visto claro, con circunstancias las mas individua
les, en el capítulo 19 del Apocalipsis. Lo habeis visto claramen
te confírmalo por el Apostol de las gentes, el cual dice expre
samente. que el mi^mo Señor Je*us destruirá al Antivristo con
Ja ilustracion de su venida; et detirurt illustratior.e advemu«
*ui. Lo habeis visto claramente eq el Evangelio, en que declara
e¡ mismo Señor que su venida del cielo á la tierra: in virtute
multa et m majestute, sucederá statim post tribulationem diermn
ülorum la cual palabra stiUim, se halla en las cuatro versiones
sin alteracion alguna: esto es, en la Siriaca, en la de Arias Mon
tano, y en la de Erasmo. Despues de todo esto, lo habeis visto
todavia mas cl.ro, por las consecuencias intolerables que se
seguirian legítimamente, si se separase ei fin del Anticristo de la
venida de Cristo, como queda observado en el parrafo 5 y 6.
Por otra parte, los sucesos que habeis imaginado, con los cuales
quereis llenar este espacio de tiempo, son evidentemente incom
patibles, coa los que nos anuncia con tanta claridad el mismo
Señor.
Despues del Anticristo, y antes de la vemda de Cristo, sn-
poneis á todos los hombres [ y esto sin prueba alguna ] no so
lamente atónitos y espautados, de lo que acaba de suceder en
el mundo con la venida de S. Miguel, y del castigo del An
ticristo con todos los Reyes, Principes y Grandes de su cor
te, y de todo su imperio universal; sino tambien compungidos
y llorosos, finutienta Rectora sua, haüeado penitencia; y pi»
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Qtcnio misericordia: pues para esto en primer Ingar, segun vos
mismo, se concederá este espacio de tiempo. Suponeis del
mtsmo modo, sin prueba alguna, á todos lot Obispos que se
habian escondido en los. montes y cuevas, restituidos á sus Igle
sias, y recibidos de sus antiguas ovejas con lágrimas de de
voción y de ternura. Suponeis todo el mundo desengañado,
iluminado, y arrepentido; sin excluir de este gran bien á los
duros y obstinados jadios. Suponeis en fin, asi á estos, como
á todo el residuo de los hombres, esperando por momentos
la venida del Señor, en su,propia persona y magestad; !a cual
debe ser presto, en bteve. no mucho despues, segun vos mis
mo, y segun el Evangelio, statim. Ahora, si una vez admi
timos estas ideas ¿ cómo podremos componerlas con las que ha
llamos en los Evangelios? ¿Como será posible en estas supo
siciones, que el dia grande de la venida del Señor, que ya'
insta, halle á todo el mundo tan descuidado y tan inicuo,
sicut in diebus Nuel ¿Cómo será posible que lo halle ente
ramente sin fe? ¿Cómo será posible que aquel dia ^ea para
todos los habitadores de la tierra, repennna dies, y como un lazo
imprevisto, en que queden prendidos, tamquam laqueas enim
supervenid in omnes, qui sedent super faciem terral Amigo, mio,
consideradlo bien, poniendo á parte por un monento toda preocu
pacion. Entre tanto, la conclusion sea, que segun todas las Escrituras,
parece todavia mucho mas dificil, que separar el fin de la notho
dtl principio del dia.
No pudiendo, pues, de modo alguno hacerse esta separacion,
l qné se sigue? Me parece que se sigue? al punto inevitable
mente la dura y terrible consecuencia luego si se concede y
aun se pide un espacio de tiempo despues del fin del Anticristo,
se debe forzosamente conceder, y pedir despues de la venida de
Cristo. Luego si despues del fin del Anticristo hadé haber tiem
po suficiente para que puedan verificarse comodamente los muchos
y grades sucesos que pretenden los Doctores, lo deberá haber ne
cesariamente despues de la venida de Cristo.
Y veis aqui con esto solo arruinado a fundamentas todo el
sistema Veis aqui con esto solo solo solo, claro manifiesto y
concedido por los mismos Doctores, aunque contra su vo. untad,
a.juel espacio de tiempo, que son tantos temores, temblores y re
celos propusimos al principio [ t ] solo como una mera hipótesi ó
l t j Pari, t caj>, 4.
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suposicion. Veis aquí ya ma'¡ de cerca los mil anos de San
Juan, y tooos los misterios nuevos y admirables del cap 20 dei
Apocalipsis. Veis aqui el juicio de los vivos separado enteramente
del de los muertos. En suma, ".eis aqui con esto so!o abiertas
todas las puertas, y tambien todas las ventanas, corridas las cor
tinas, y alzados todos los vilos, para ver y entender innumera-
bles prok-cia, que sin esto nos parecen no sola mente obscuras
sino ta misma obscuridad.
APENDICE.
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los dias que debe dorar la gran tribulacion como se dicí en el
capítulo siguiente, et data est ei yotestas facere menses quadra-
ginta duos [42 meses, y 1260 dias es io mismo]. De todo lo
cual se concluye evidentemente, que la batalla át S. Miguel coa
el dragon debe suceder antes de los 41 meses de tribulacion: por
consiguiente, antes de la revelacion del Aniicristo. Luego no puede
ser contra el Anticristo: luego la venida de San Miguel á destruir
al Anticristo es puramente inaginaria: luego el personage admirable
que se describe en el capítulo ro del Apocalipsis con todas las
señales y circunstancias de que tanto hemos hablado, no puede ser
el príncipe San Miguel, sino el mismo Jesucristo, hijo de Dios,
é hijo de la Virgen, en su propia persona: luego &c
Esta expedicion del principe grande San Miguel, de que se
habla en Daniel, y en el Apocalipsis, con todos los misterios nuevos
y admirables de la muger vestida del Sol &c. , pide una obser
vacion muy particular y muy prolija: la cual deberemos hacer cuando
sea so tiempo. Os la prometo, queriendo Dios, para el fenómeno
8, despues que hayamos observado los tres siguientesi, no solo
interesantes en sí, sino necesarios para que este pueda entenderte.
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